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AEROSMITH (Album, 1973)

Artista: Aerosmith (D+)

Fecha de Grabación: Oct de 1972

Fecha de Lanzamiento: 5 de Enero de 1973, USA

Discográfica: Columbia

Productor: Adrian Barber

Calificación: 8

Era: Hard Rock (1968-???)

Subgénero: Hard Rock

Mejor Canción: Dream On y Mama Kin

Canciones: 1) Make It; 2) Somebody; 3) Dream On; 4) One Way Street; 5) Mama Kin; 6) Write Me A Letter; 7) Movin' Out; 8) Walkin' The Dog.

Quién hubiera dicho que estos mozalbetes desaliñados en una portada de álbum de 3 pesos se iban a convertir en uno de los pesos pesados del Hard Rock? Pelo largo, camisas desabotonadas, y esa actitud de malotes en sus caras tratando de impresionar a quien se dejara. Supongo que no muchos lo hicieron por esa foto, sobre todo con el cielo azul y las nubecitas rodeándolos, pero más de alguno se debió llevar una buena sorpresa al poner el acetato por primera vez. Es un disco muy simple, con un sonido que raya en la crudeza, una producción muy básica, y ese brillo de juventud y frescura que hace algunos debuts tan buenos. Casi puedes oír las botellas de cerveza al fondo, y sabes que se están divirtiendo. No es definitivamente su obra maestra, pero aunque a la banda le falta aún madurar algunos elementos de su sonido, hay algunos pro’s que jamás volveremos a escuchar, como el que Steven Tyler aún no se convirtiera en un vocalista sobreactuado que satura las canciones con gritos. Aquí suena mesurado, aún con algún respeto por su tráquea, y me recuerda a ese Plant más sobrio en los primeros discos de Zep. Además es el que tiene más bases blueseras en todo el catálogo de los de Boston (ehrr… salvo por el disco de covers de blues, claro), con las notables influencias de los Stones y los Yardbirds. Y finalmente, se siente ya una especie de magia, una gran compenetración en el grupo a raíz de tocar ya algún tiempo juntos. El álbum no tiene una gran producción, algo que cambiará cuando inicien su sociedad con Jack Douglas en el Get Your Wings. Pero quién quiere sonidos brillantes cuando tienes “Dream On” y “Mamma Kin” en el disco? La palabra clave es actitud, y este disco rebosa de ella, en el buen sentido. Años más tarde el ego aplastaría por completo esta verdadera, auténtica actitud Aerosmithiana…

En 1964, en New Hempshire, con apenas 16 años, Steven Tyler formó su primer banda, The Strangeurs, que luego se llamaría Chain Rection, donde tocaba batería, hacía coros y eventualmente tenía algún lead vocal. Poco después, Joe Perry y Tom Hamilton formaban The Jam Band, y se mudarían a Boston Massachusetts en 1969. Ahí conocieron al batería Joey Krammer, que por entonces estudiaba música en Berklee, y renunció a la escuela para unirse a The Jam Band. En 1970, les tocó compartir escenario con Chain Reaction. Krammer ya conocía a Steven Tyler y le parecía desaprovechado como batería y pensó que quedaría mejor su estilo con el Blues hardrockero que tocaba junto a Perry y Hamilton. Lanzaron la propuesta y Tyler aceptó unirse a ellos con la condición de que dejaría por completo la batería para dedicarse a ser el frontman. Así, el cuarteto se mudó a una casa donde empezaron a ensayar, emborracharse y pasar el tiempo. A Steven no le gustaba el nombre de la banda, por lo que empezaron a buscar otras opciones, entre las que estuvieron The Hookers y Spike Jones. Krammer fue el que salió con el nombre definitivo, tras escuchar un disco de Harry Nilsson llamado Aerial Ballet. La idea de algo aéreo le llamó la atención, pero los demás  no estaban convencidos, porque escucharon mal y creyeron que se refería a un libro de Sinclair Lewis que por entonces tenían que leer los chicos de secundaria, Arrowsmith. El baterista tuvo que aclararles “A-E-R-O… Aerosmith”. Y así surgió el nombre de la banda.

Poco después reclutaron a Ray Tabano, amigo de la infancia de Steven, como segundo guitarrista. La banda tuvo su primer tocada el 6 de Noviembre de 1970 en una escuela preparatoria de Boston. Ray no logró acoplarse, y en 1971 lo reemplazaron con Brad Withford. Los dos guitarristas se complementaron muy bien, con Perry llevando la guitarra líder y Withford la rítmica, pero sin problemas para intercalar papeles durante pasajes o rolas enteras, creando una base muy potente que les empezó a dar cierta notoriedad en la ciudad. En 1972 firmaron con David Krebs y Steve Lieber como managers, y aprovecharon una serie de conciertos en Nueva York para invitar a gente de Columbia y Atlantic Records a escucharlos en el club Max’s Kansas City. Aerosmith no estaban programados para ese día, pero como era la única fecha que Clive Davis, entonces presidente de Columbia, tenía para escucharlos, terminaron pagando al dueño del club para que los dejara tocar. Valió la pena, porque terminaron firmando con Columbia con un contrato por $125,000 y comenzarían a preparar su álbum debut.

Columbia les asignó a Adrian Barber como productor y se metieron a los Intermedia Studios de Massachusets. La producción resultó bastante árida, y la banda se quejaría posteriormente de que Barber apenas y opinaba sobre los resultados. Aunado a que era su primer experiencia en estudio y que estaban bastante nerviosos, el resultado no los dejaría demasiado satisfechos. Sonaban MUY distintos a como lo hacían en directo, y la mayor diferencia fue la voz de Steven, a quien se le exigió sonar más como un cantante de Blues que en su forma natural. No estoy seguro si ya había desarrollado entonces su típico estilo gritado, pero ciertamente aquí suena lejano cómo le conocemos… y a mi francamente no me parece tan mal! Perry criticaría duramente a Barber en su autobiografía reconociendo que sonaban demasiado planos, pero que no quería opinar al ser un novato en temas de grabación. Y Tom Hamilton por su parte, dice que apenas recuerda las grabaciones al haber ocurrido todo muy rápido. Comparado con los discos que vendrían, éste debut suena muy básico, pero insisto en que esto no es necesariamente algo malo. Es corto, con apenas 8 temas que abarcan unos 35 minutos, y uno de ellos es un cover. Pero no hay realmente algún relleno malo y dejan ya claras las bases de lo que será su sonido (guitarras afiladas, riffs, batería muy dinámica, y el bravo fraseo de Tyler), aún por perfeccionar.

El disco arranca con “Make It”, que abre la enorme discografía con la apropiadísima línea “Good evening people, welcome to the show, got something here I want you all to know”. Una intro con batería galopante, un riff poderoso y seco, con Power Chords, que se asienta para dar pie a los versos. El estribillo “Make it! Don't break it” es pegajoso, con guitarras en tonos ascendientes (contrastando con el riff principal), cargado de actitud, y en el que se supone que Steven nos anima a seguir nuestros sueños y no rendirnos, pensando en parte la dinámica que tenían en ese momento de tocar en 3 clubes por noche para sobrevivir. Al 1:45, después del puente, viene  un solo de Perry algo desorganizado y chirriante, entrecortado por la dinámica de la canción. Al 2:20 parecen parar, pero Krammer vuelve a impulsar con las baquetas para un buen regreso. Steven escribió la canción en un viaje de New Hampshire a Boston. Se preguntaba cuál sería la mejor letra para cantarle a un público si Aerosmith le estuviera abriendo a… los Stones! Bueno, desde entonces pensaban en grande! El tema es bueno a secas, con energía, y nos da muestra lo que se viene.

Continuamos con “Somebody”, con un riff crujiente y juguetón. La misma rola es más desenfadada que la anterior, un Blues Rocker en la que Steven nos cuenta las características de la mujer perfecta a la que busca, no físicamente sino intelectualmente. En base blues, con un riff rasguñado y luego una escala ascendente, contagia buena vibra. La banda muestra ya una gran carburación con los parones y arrancones que mantienen el tema vivo y sin hacerlo cansino, a pesar de tener pocas variantes. El estribillo es pegajoso, algo más acelerado y con necesarios cambios de tonos. No les recuerda vagamente el estilo de AC/DC en sus primeros discos australianos? Aunque bueno, la idea se esfuma al 1:50 cuando viene el solo de Perry, que recuerda de inicio más a los Yardbirds, para después entrar Steven a hacer un formidable pasaje en el que espejea la guitarra un rato.

Viene el plato fuerte del disco, la baladísima “Dream On”. Es irónico que sea quizá el tema más emblemático de Aerosmith y el que menos representa su sonido. Es la canción en la que Tyler suena menos como él mismo, con una voz más limpia y no intentando sonar como cantante de Soul. Inicia con esa preciosa escala de guitarra, con un sintetizador de fondo. Nunca han ocultado que era “su versión de Staiway”, iniciando con esos ascendentes lentos, y construyendo meticulosamente la tensión, y letras que intentan ser profundas y filosóficas:

“Every time I look in the mirror

All these lines on my face getting clearer

The past is gone

It went by like dusk to dawn”

Para luego lanzarnos al puente con los baquetazos, y con guitarras más distorsionadas, haciendo escalas descendentes: “Yeah, I know nobody knows, Where it comes and where it goes…” Al finalizar, vuelven a bajar la intensidad, y Perry se lanza una arañita fantástica en el momento preciso, antes de que Tyler regrese con los siguientes versos. Steven sigue manejando la intensidad con la voz, y lanza la canción a otro breve clímax a puro pulmón. Luego viene un puente instrumental en el que Bradford y Perry se intercalan con preciosas y agudas arañitas con el piano tintineando de fondo. De la nada, regresan al puente, y esta vez estallan en el poderosísimo estribillo, en el que Steven repite el título, alternándose con licks de Perry hasta alcanzar ese tono casi imposible al 3:30, dando la impresión de que ahí termina la canción (de hecho, en la edición de radio ahí se difumina), pero regresan para otra cataclísmica vuelta, hasta terminar con la guitarra difuminándose entre 2 tonos como de sirena tras un gong. Sí, está sobreradiada y tiene trillones de haters (el Joe Perry de entonces 23 años era uno de ellos), pero siendo Aerosmith una banda asociada a Power Ballads, hay que admitir que ésta es la mejor de ellas. Siendo un intento de crear su propia “Stairway”, no se siente un plagio, tiene frescura y ambición de una banda joven, tiene atmósfera, una increíble interpretación de Steven (que ya nunca le ha salido como entonces), letras decentes, tiene esos formidables crescendos y explosiones, y sobre todo, un gran poder emocional. La canción la escribió Steven, tratando de recordar una escala de piano que le tocaba su padre cuando tenía 3 años. Escrita originalmente en piano, las dos guitarras intentan hacer los arreglos que Steven hacía con cada mano. La canción saldría como single principal del disco, con “Make It” como lado B, y la radio de inmediato empezaría a ponerla a todas horas. Alcanzaría el nada despreciable lugar 59 en los charts, y el número 5 en su natal Boston. Nada mal para una banda que debutaba…

Si “Dream On” está basada en “Stairway”, “One Way Street” tiene sus bases en “Midnight Rambler”. La rola más bluesera del disco, con una intro de guitarras descuidadas medio jazzies y soñolientas, hasta que entra en un tiempo formidable al :25 (noten el arreglo de Hamilton al bajo para impulsar y acelerar la rola), con la armónica desaforada a cargo de Steven. Tyler canta con mucha actitud, en un tono amenazante, que va de la mano con la instrumentación en constante tensión. El puente es muy bueno, con cambios de tiempo, y Steven rematando casi a capella “And I gotta go the other way”, sonando todo lo negro que puede sonar. El resto es repetir la secuencia con algunas variantes. Me gusta ese quiebre de armónica al 2:15 en el que Steven grita You know what I'm talkin' about, baby como si fuera Slim Harpo. Bueno, no es el mejor armonicista del mundo, pero se defiende bien. La banda regresa para los siguientes versos con ese fraseo descarrilado y la rola se va extendiendo. Al 3:30 tenemos el solo de Perry, no deslumbrante, pero de buena manufactura para este blues. Quizá la canción debió terminar alrededor del minuto 4, pero se van alargando con un jam que no siempre es interesante. A Joe le falta maestría para que solos tan largos resulten buenos, y la banda en sí ya no agrega nuevos recursos, salvo más y más gritos de Steven en una extensa improvisación que llega hasta el minuto 7, haciendo de esta una de sus canciones más largas durante los 70’s.

“Mama Kin” sería el otro hit del disco, y uno de los temas que no pueden faltar en vivo desde entonces. Es un divertido rocker, una especie de “Make It” más acelerado, y con metals muy al estilo de los Stones de la época. Arranca con ese fantástico riff (que el mismo Perry acepta que se pirateó de una canción de Blodwyn Pig), sobre el que la banda se pone a juguetear durante un minuto, cambiando la intensidad, agregando metales, requintos (ésta vez más inspirados)… Es hasta pasado el minuto cuando Steven entra con su fraseo, y la banda entra en esa dinámica de parones y arrancones. Joe armó el riff con una guitarra que se había encontrado en un basurero y a la cual sólo le pudo poner 4 cuerdas, ya que estaba muy vencida. La figura básicamente se repite toda la canción, salvo en los acelerones de los puentes. La canción se alarga hasta los 4:30, y funciona por la energía que imprime la banda, aunque realmente no tiene demasiadas variantes. Se convertiría en uno de los clásicos que aparecen en casi todos los recopilatorios, y Guns N’ Roses harían su versión, aceptando la influencia que tuvo en ellos Aerosmith.

“Write Me a Letter” es otro blues rocker, con todo y armónica. Originalmente se llamaría “Bite Me”, y estuvieron ensayándola unos seis meses, pero sin animarse a presentarla en vivo porque no les convencía, hasta la dejaron de lado. Un día, Joey hizo un ritmo como de can-can, y Perry le pidió que siguiera, metió el riff de “Bite Me” y surgió este tema. Inicia con la batería desordenada, que luego se cuadra a ese beat marchoso y al que se le unen la guitarra y bajo con ese riff divertido. Steven entra y el tema deriva en una especie de Blues algo genérico. Incluso el break de harmónica al 1:35 suena algo desangelado. Nuevamente se escucha la sombra de los Yardbirds al fondo, pero sin ser una canción mala, no está al nivel de las demás.

“Movin' Out” es la joya oculta del disco, arrancando con Steve casi a capella, recordándome algún tema de Queen de sus primeros discos. Suenan de nuevo oscuros y amenazantes sin sonar forzados. Krammer lleva el tiempo con el bombo, creando tensión que revienta al minuto con el grito de Tyler y la banda entera entrando en ritmo. Las guitarras se  combinan en tremendos arpegios, y en realidad hacen un interplay delicioso a lo largo de toda la rola, siendo el primer double lead de Perry Withford. Además, es también la primer composición de Tyler-Perry, y cuando la tocan en vivo, la presentan como la primer verdadera composición de Aerosmith. Crea una sensación claustrofóbica (en el buen sentido) con ese medio tiempo, y los Power Chords alrededor del minuto 2 son espectaculares y preparan el solo de Joe. No es un Page, pero hace la mejor labor de guitarra en el disco durante este pasaje, sonando experimental e incendiario a la vez. Luego regresa Steven con los versos y juguetean con variaciones del riff encendiendo y apagando la canción hasta acabar al minuto 5. A esto me refiero cuando digo que no tienen demasiada variedad, Perry es creador de montones de riffs de gran manufactura, pero se le dificulta poner más de 2 en cada tema, y eso los vuelve algo pesados.

El disco cierra con “Walkin’ The Dog” de Rufus Thomas, que los Rolling Stones también versionaron en su debut 10 años antes. Tienen el cuidado de no hacer una versión idéntica, sino de darle su toque, me parece que de forma atinada. Hacen una intro con Power Chords y sonidos como de flautas al fondo, hasta que al :30 entran con ese riff desarrapado, más rápido y afilado, y con el remate mucho más acelerado, en escala descendiente. Musicalmente suena mejor, más agresiva, aunque hay que notar que 10 años atrás los Stones la tocaron todo lo  pesado que les permitía el R&B de la época. Por otro lado, en el aspecto vocal, Steven se siente incómodo y forzado, y en cambio a Jagger le viene como anillo al dedo. Con todo, es una buena versión, un cierre espectacular, y un buen gesto hacia los Stones.

Aerosmith desplegaba sus alas con un buen debut. No es pateatraseros ni despampanante, pero es un disco que no le pedía nada al montón de bandas Hardrockeras norteamericanas que pululaban la medianía en los charts por ese entonces.

Si bien no fue un bombazo, se vendió bien y tuvo buenas críticas, lo que motivó a la banda a enfrascarse en una gira por todo el país. Cuando al fin obtuvieron la gloria en 1975 con el Toys in the Attic, Columbia relanzaría “Dream On”, que llegaría al top 6, alcanzando ahora sí el aura mítica que le rodea hasta la fecha. El disco también sería relanzado, con una portada ligeramente cambiada, con el logo de las alas y con el letrero “Featuring Dream On” como gancho, regresando a los charts.

Insisto en que no es perfecto, pero aunque tiene momentos repetitivos, es un disco sólido, con buenos riffs, la actitud correcta, y la banda aún asentándose en el estudio. Una vez embarcados en la descomunal gira, en la que tomaron más experiencia y fueron encontrándose a públicos cada vez más amplios, ya nada los pararía.

Aero on...

Por Corvan

18/nov/2017

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