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TARKUS (Emerson, Lake & Palmer,1971)

Artista: Emerson Lake & Palmer (C)

Fecha de Grabación: Ene ‘71

Fecha de Lanzamiento: 14 de Junio de 1971, UK

Discográfica: Island

Productor: Greg Lake

Calificación: 10 (MUST HAVE)

   

Era: Progresivo (1968-???)

Subgénero: Progresivo 

Mejor Canción: Tarkus

Canciones: 1) Tarkus (Eruption; Stones of Years; Iconoclast; Mass; Manticore; Battelfield; Aquatarkus); 2) Jeremy Bender; 3) Bitches Crystal; 4) The Only Way; 5) Infinite Space; 6) A Time And Place; 7) Are You Ready Eddy.

Hehe, look Beavies, an Armadillo-Tank! – Hehe – Hehehe – Cool Butthead. – Yeah!

Qué portada!!! Y qué historia!!!!! Después de que el debut epónimo fuera un trancazo, seguramente se les subió la fama, les alcanzó para comprar alguna que otra sustancia exótica, y Greg salió con la idea de una suite con una imaginería extraña, rayando en lo bizarro y absurdo. Una historia que podría estar bien para un niño de 4 años con mucha imaginación, pero para un genio Prog? Bueno la premisa de la historia épica es la siguiente: Tarkus es un armadillo-tanque, un acorazado gigante que nace en un volcán, armado literalmente hasta los dientes. El armadillo se va topando con creaturas con las que lucha y a las que va derrotando una a una, desde un saltamontes gigante con una cosa metálica en lugar de cabeza, un pterodáctilo con afiladas alas de acero y finalmente contra una mantícora, que es como un león con cara de mono muy feo (o humano, aún más feo) y cola de escorpión, y quien finalmente lo vence en batalla. Después de ser derrotado, nuestro héroe acorazado se va a un lugar pacífico junto al río para descansar y recuperarse.

La historia es digna de un loco, y ni siquiera tiene realmente qué ver con la letra! Esto se infiere en gran medida por las imágenes psicóticas del arte al interior del álbum. Qué clase de ácido tomaría Greg para hacer una historia tan rara??? JA! Ahí está la trampa. Recuerdan como la gente usualmente ataca el Tommy por la historia simplista y ridícula de un genio del Pinball? La verdad es que el Tarkus, igual que el Tommy, esconde mucho, pero mucho más de lo que su aparentemente infantil historia encierra.

No es pues un mero disco cool con una historia loca digna de Beavis & Butthead. Como todas las obras verdaderamente geniales, esconde bajo ese disfraz mucho más de lo que se percibe a simple vista (u oída), pero no es fácil llegar a ese trasfondo. El Tarkus es un disco complejo, completísimo, en el que la música quizá no es cohesiva y hay muchas variantes, sobre todo en las piezas de la segunda cara. Pero eso es quizá lo que lo hace fascinante. ELP logran aquí crear un pináculo del Prog, no sólo de ELP, sino tomando elementos de muchas bandas Progresivas: Hay algo de Rush (aunque a esas alturas aun no existían como tal) en la furia y virtuosismo con que atacan sus instrumentos; hay mucho de los primeros discos de King Crimson, evidentemente por la forma de cantar de Greg, pero también por la manera de conjugar las multipartes, en esa aura majestuosa, con cierta tristeza y oscuridad de la suite que recuerda mucho los mejores momentos de los discos en los que participó Lake como vocalista en Crimson; Y también hay una parte de Genesis, sobre todo en el aspecto cínico y crítico de las letras, en las que ya ahondaremos, pero son en realidad una dura crítica a la Guerra, al sistema religioso, al racismo, a la política beligerante… Lake logra captar esa maestría lírica de Peter Gabriel incluso en las partes aparentemente más ligeras y cómicas, agregando una gran carga de ironía y sarcasmo, como en “Jeremy Blender” o en la parodia “Are You Ready Eddy?”. En este aspecto, es cierto que no luce homogéneo y sombrío como en la suite, pero también atinan a balancearlo con piezas más ligeras y que no dejan de ser divertidas. Y lo más sorprendente de todo, es que logran aglutinar todas estas influencias de manera acertada, fluida y sin perder identidad, sin dejar de sonar un instante  a Emerson, Lake & Palmer.

Instrumentalmente es increíble. ELP nació como una banda madura debido a que ya traían experiencia de sus grupos previos, por lo que no tuvieron que pasar esa curva de aprendizaje tanto en vivo como en estudio. En este disco los tres son una máquina poderosísima, tanto individualmente como colectivo, perfectamente ensamblada, sin dejar un solo resquicio, logrando atmósferas sobrecogedoras. La batería de Carl Palmer, con sus influencias jazz, es lo que dan una gran fluidez al disco, conjuntando las multipartes y haciendo que los cambios y transiciones no se noten. Él lleva el voltaje, es quien genera las explosiones, quien baja la intensidad y quien hace esos complejísimos cambios de tiempo. Greg Lake está en su punto vocal y creativo más alto, superando incluso lo que hizo con Crimson. La manera en que canta en los tres fragmentos líricos de “Tarkus” y en “The Only Way” es  descomunal, con una gran versatilidad vocal, y capaz de ser tremendamente emotivo, encajando precisamente la emoción que pretende. En cuanto a bajo, también es tremendo, síganlo en la suite y en “Bitches Crystal”, en las que hace líneas rapidísimas y complejas. Y Emerson está mucho más centrado después de que Lake lo regañara poco después del debut, diciéndole que si quería hacer más pasajes clásicos, que los metiera en su propio disco solista. Aquí Emerson se destapa con mucha mayor creatividad en pianos, teclados, melotrones, órganos y cualquier cosa con teclas que se le ponga enfrente, llevando las líneas líderes de las canciones y vistiéndolas a la perfección.

Ahora, regresando a las letras, este es un disco muy crítico, en ocasiones de manera muy metafórica, en otras rozando el cinismo y en otras de plano burlándose descaradamente. Por ejemplo, la sección “Battlefield” de la suite hacer un recuento de los costos de la guerra a pesar de la victoria. De hecho, toda la suite es una representación simbólica, en la que el armadillo significa toda la maldita maquinaria bélica. Hay muchas referencias religiosas, y todo está en un contexto más o menos medievalizado, pero esa dualidad de Guerra-Religión quizá también fuera por el contexto histórico, y las guerras israelí-árabes que hubo desde el ’67 hasta el ’71, aunque aquí van más enfocadas al cristianismo. Por esta razón, la banda evitó interpretar la parte de “Mass” en vivo, para evitar herir susceptibilidades, jeje.

 

Toda la primera cara del LP es abarcada por “Tarkus”. Ésta es una suite o sinfonía. No creo que alcance para llamarla una ópera Rock, se queda algo corta, pero es una gran pieza conceptual de 20 minutos dividida en 7 secciones: Eruption, Stones of Years,  Iconoclast, Mass, Manticore, Battelfield y Aquatarkus, cada una representada por el arte al interior del disco, y que da una explicación más clara del sentido de cada pieza que la letra en sí. Arrancamos con “Eruption” y los sonidos cuasi angelicales de Emerson en fade in, hasta que inicia un complejo riff de bajo y un intrincado beat que conforman el “tema principal”, por así decirlo. Emerson hace deslumbrantes arreglos alternando efectos y tonos, mientras Palmer se encarga de los cambios de ritmo. Esta parte simboliza el violento nacimiento de Tarkus desde las entrañas de un volcán (alguna referencia a los viejos dioses de la guerra, que nunca faltaron en ninguna civilización antigua, justificándola y evadiendo así la responsabilidad de la misma?).

Luego está “Stones of Years”, con un ambiente más tranquilo y pausado. Greg hace una gran melodía vocal, muy expresiva, recordando las baladas de KC. Letras filosóficas, cuestionando los motivos de la guerra que se cierne: “Have the days made you so unwise?” o “How can you know where you've been? In time you'll see the sign, And realize your sin”. En la parte media viene un solo de Keith, con el teclado con un efecto entrecortado, Aquí mas bien hay que seguir a Carl, que hace un formidable despliegue de recursos con las baquetas sin hacer que reviente la canción, manteniendo una tensa calma hasta que el teclado comienza a elevar la tensión y regresamos nuevamente a esa voz calmada, hipnótica, y Lake cierra con una contundente frase: “You can't hear anything at all” cargada de eco, y cerrando de golpe. Esta sección dura unos 3:40.

Luego viene “Iconoclast”, un instrumental con un brutal tamboreo que recuerda vagamente la sección media de “A Saucerful of Secrets”, y que con esa especie de violencia musical, esa agresividad en cada uno de los instrumentos, refleja muy bien la imagen del armadillo volando en pedazos todo lo que encuentra a su paso, incluyendo al saltamontes con casco metálico. Notan como a pesar de ser una pieza menor o transicional, tiene un carácter muy propio? Dura apenas 1:15. Luego entra un riff con un tiempo totalmente distinto, y arrancamos con “Mass”, en la que Greg espejea el riff de guitarra/teclado que crea ese efecto tan cool. La voz es más aguerrida y directa a pesar de tener un ligero eco. Pero la letra es lo más relevante, haciendo un repaso de las figuras religiosas llamando a la guerra al pueblo, la carne de cañón, mientras los curas, ministros y cardenales “sufren” bendiciendo los cadáveres y rezando para que sus heroicas almas lleguen al cielo. Es corta, pero muy directa, y hay una especie de rabia o sarcasmo en la voz de Lake. Palmer nuevamente está que no cree en nadie.

“Manticore” es otro instrumental aguerrido, retomando elementos de “Iconoclast”, en la que se representa la batalla contra la Mantícora y su cola de escorpión. Después llamarían así a su propia disquera, jeje. El tema progresa a un tiempo más complejo, con Emerson haciendo arreglos rapidísimos para “Battlefield”, con un tiempo vertiginoso en el que la batería nos hace casi ver el choque metálico de los dos colosos. Luego un arreglo descendente de teclados que da a entender la derrota de Tarkus, y regresamos al tema principal. Enseguida regresa Lake con voz solemne, haciendo un recuento de las bajas en el campo de batalla, y el precio de la guerra, incluso para los triunfadores. Por momentos canta de forma desgarradora, con una magnificente línea vocal: “Clear the battlefield and let me see, All the profit from our victory…” o “Know the leaves of sorrow turned their face, Scattered on the ashes of disgrace…”, luego una serie de solos, de teclado y guitarra. Prefiero la guitarra de Lake, al menos aquí, haciéndola llorar en un tremendo requinto que al final se va multiplicando mientras la rola va subiendo varios tonos. Ahhh, la guitarra de Lake, ese recurso siempre tan olvidado! Mátenme, pero aquí me recuerda el estilo que alcanzará Dave Gilmour unos 2 o 3 años más tarde. Esta sección apenas dura unos 4 minutos, pero es mi parte favorita de la suite.

Y cerramos con “Aquatarkus”, un instrumentalito muy curioso, con divertidos efectos de teclado y cambios de tiempo, aunque Palmer mantiene un ritmo militar muy solemne. Se supone que representa a Tarkus retirándose vencido. No queda claro si se va a un río a recuperarse plácidamente mientras recobra fuerzas para atacar de nuevo, o si pasa la estafeta a otro armadillo acuático (de ahí el nombre?) para que continúe con su guerra de mejor manera. Cuando parece que la canción se difumina, regresamos al tema principal de “Eruption”, dando una especie de sentido cíclico: la Guerra que nunca acaba, que tiene distintos nombres, distintos protagonistas, distintos pretextos y víctimas, pero que a fin de cuentas es la misma desde el comienzo de los tiempos… Uff! Tremenda. No me canso de oírla. Una sinfonía Rock Conceptual Épica. LA rola Prog por excelencia.

El lado B del disco inicia con “Jeremy Bender”. Qué manera de generar contraste con la solemnidad de la suite. En CD o MP3, cuando no hay que voltear el acetato, el shock con el cambio de mood entre “Tarkus” y “Jeremy” es como un baldazo de agua fría. Muchos la atacan diciendo que es un tema ligero, tonto y blando. Lo es, pero además es muy disfrutable, y supongo que la pusieron con toda la intensión de generar contraste, como diciendo: “Hey, no todo es seriedad en nosotros, también tenemos sentido del humor”. Y es eso se basa esta pequeña pieza, un boogie-saloon (casi me imagino a Ringo cantándola), con el piano limpio de Keith haciendo divertidas figuras. Greg canta desenfadado con una melodía pegajosa y haciendo el tonto, cantando sobre un tipo que decide convertirse en monja. Carl hace una buena batería a pesar de que el ritmo es simple. En fin, los mismos críticos que disfrutan con “Don’t Pass Me By” y “Rocky Racoon” del White Album, acribillaron esta divertida canción, cuando a mi gusto, es más divertida, aunque igual de inofensiva. La letra la podemos dejar en lo anecdótico o rascarle y preguntarnos sobre el estricto rol de géneros dentro de la Iglesia… Pero eso le quitaría lo bobo y divertido a la canción, con todo y el final inesperado.

Sigue “Bitches Crystal”, con lo que regresa la seriedad y complejidad después del lapsus. De hecho, parece un outtake de “Tarkus”. Inicia con un fade in lentísimo, un piano dramático que va subiendo hasta que al :25 revienta ese riff conformado por batería-teclado-bajo, agresivísimo, recordando bastante la misma combinación en “Eruption”. La cuestión es que ésta es más compleja. Emerson agrega efectos espaciales que dan vuelta por los auriculares, y luego, cuando más embobados estamos en el espídico y despiadado ritmo, mete un solo de piano boogie que encaja apenas de milagro. Inicia a toda velocidad, luego baja el ritmo y cuando entra la voz cambia a melotrón para volver después a otro solo de piano a mil por hora en lo que la sección rítmica se desbarata al fondo. Y cuando estamos en un ambiente apocalíptico, Keith vuelve a sorprender agregando un teclado lindo y minimalista como canción de cuna o cajita musical, haciendo un contraste entre ese ritmo de avalancha y la delicadeza sin previo aviso. Lake canta colosal, con una furia inusitada, más bien gritando. A veces resultan desconcertantes, pero uno termina tomándole aprecio al sentido del humor de este trío. La letra nuevamente tiene tintes religiosos, hablando con excesiva dureza (evidentemente desde la postura cristiana), de gitanos, lectoras de cartas y de esferas de cristal, espiritistas, brujas,  y todo lo que el Vaticano no toleraba y mandaba directito a la hoguera. La línea central es “Evil learning, People burning, Savage casting, No one lasting”, en la que e l mal disfrazado, quema todo aquello que no entiende o que amenaza su poder…

Luego tenemos “The Only Way”, en la que Emerson vuelve a sacar sus influencias clásicas, esta vez más evidentemente de Handel y Bach, con un órgano casi litúrgico, oscuro, impresionista. Lake canta también de manera religiosa, como si fuese un himno. De hecho, se podría interpretar esta canción en cualquier catedral o misa papal de no ser por la letra, en la que Lake se pregunta cínicamente cómo es que a Dios se le perdieron 6 millones de judíos. Me encanta esa manera en que enfrenta a Dios y le dice “You must believe in the human raaaaaaaaaaaace…”. Piezas cómo ésta y “Mass” nunca van a estar en los charts, evidentemente, pero no dejan de ser geniales por ese formato de forma y fondo que constituye la perfecta ironía.

“Infinite Space” es una especie de continuidad de “The Only Way”, arrancando con Emerson haciendo rapidísimas escalas con los dedos revoloteando rápidamente por todo el piano, mientras Lake hace un magistral bajeo siguiéndolo a toda velocidad (los 10 primeros segundo de Lake son deslumbrantes!). Carl hace una batería más discreta y jazzera, dejando que sus compañeros luzcan.  La melodía vocal es la misma que el track anterior, pero notan como Greg le da un giro radical con la entonación? Al 1:25 cambian a un ritmo más aguerrido y Prog, con Emerson haciendo un extenso solo de piano, cambiando tonos y haciendo un extenso jam, que hacia el final se vuelve un poco repetitivo. Uno esperaría que cambiara un poco la figura. Con todo y la pieza es buena. Me encanta el final, haciendo un último remate como burlándose de sí mismo.

Con “A Time And Place” regresan a ese estilo serio y más virtuoso, que es el que más nos gusta de estos tres. Una entrada Apocalíptica, con Lake metiéndole turbo al bajo antes de arrancar con el riff principal. “There is a place, a time in the space, tust no one can trace…” Palmer está como loco, golpeando su batería con una furia inusitada, que combinada con la precisión, crea un efecto increíble. Una gran melodía vocal, y los coros explosivas, en los que Lake grita y Palmer acelera hasta un gran redoble, derivando en el solo de teclado en la sección media. No sé cómo se las ingenia Emerson para hacer que un teclado suene violento, pero lo logra. Alrededor del 2 cambia a un melotrón con efecto de trompetas para una atmósfera magnificente antes de volver a los aguerridos sintetizadores. Siguen las combinaciones hasta el Apocalíptico final, alargando la última nota, y elevando el tono mientras la sección rítmica termina a no sé cuantos beats por segundo. Letras crípticas, que al final dan a entender que ese único lugar en que se está a salvo y se puede descansar realmente es la muerte…

El disco cierra con “Are You Ready Eddie”, que es evidentemente una parodia divertidísima de “Ready Teddy” de Little Richard, con un estilo Rock-Boggie, en el que se nota que todos se divierten a mares, pero sobre todo Emerson, que se quita esa formalidad de “yo soy músico clásico” para divertirse con un boogie comiquísimo, metiendo disonancias y parodiando todos los clichés del estilo. Greg canta y los demás responden desafinados, parodiando el estilo Rockabily. Al final ya es un reverendo desmadre, Emerson grita en agudos y apenas alcanzan a cerrar a un tiempo. No sé porqué la odian tanto los ELPfans, es una muestra del lado ligero y divertido de la banda. Evidentemente no está a la altura de “Rock & Roll” de Zeppelin, pero nació de la misma forma.

En fin, un gran disco. El álbum es redondo. A pesar de su complejidad, el trío se las ingenia para hacer fascinantes arreglos que mantienen al oyente al filo del asiento. De las 7 piezas de la suite, sólo 3 llevan letra, pero las partes instrumentales son cortas, sirven de transición a pesar de tener carácter propio, y a pesar de los 20 minutos, no resulta enfadosa, a diferencia de muchas piezas épicas de otras bandas Prog. El disco suena fresco, potente, con ese tono artsy y virtuoso en ejecución. Creo que es la diferencia perfecta entre un álbum ambicioso y bien logrado, y uno pretencioso y soberbio, ya que aquí logran conjugar complejidad con simpleza, seriedad con humor, y el disco no se vuelve pesado en ningún instante. Creo que podrá haber polémica sobre cuál es el mejor disco de ELP, pero casi todos debemos coincidir en que “Tarkus” es su mejor canción, la que mejor resume el sonido de ELP y en general de todo el movimiento Prog. Un Must Have y el mejor lugar para empezar a conocer a Emerson, Lake & Palmer si aún no lo has hecho.

Por Corvan 

24/Sep/2012

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