top of page

THE DOORS (Álbum, 1967)

Artista: The Doors (B+)
Año de grabación: 1966
Fecha de Lanzamiento: 4 de Enero de 1967, USA
Discográfica: Electra
Productor: Paul Rotchild
Calificación: 
10 (DISCO ICÓNICO, MUST HAVE)
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: La Psicodelia (1966-1969)

Subgénero: Acid Rock

Mejor Canción: Light My Fire o The End

Canciones: 1) Break On Through (To The Other Side); 2) Soul Kitchen; 3) The Crystal Ship; 4) Twentieth Centur Fox; 5) Alabama Song (Whiskey Bar); 6) Light My Fire; 7) Back Door Man; 8 ) I Looked At You; 9) End Of The Night; 10) Take It As It Comes; 11) The End.

 

Hubo muchos discos que precedieron y sentaron las bases para el gigantesco Verano del Amor. El Highway 61 Revisited de Dylan, el Aftermath de los Rolling, el homónimo de los Mamas and the Papas, el Revolver de los Beatles, el Pet Sounds de los Beach Boys, entre otros, todos ellos del ’66. La psicodelia y la explosión creativa del año ’67 se comenzaron a gestar unos meses antes con excelentes discos que transicionaban la inocencia de inicios de la década con la furia y colorido psicodélico que revolucionaría el rock para siempre. Pero el primer disco de ese mítico ’67 que encajaría perfectamente en el espíritu y atmósfera de ese año y esa generación, fue precisamente The Doors, inaugurando con el año nuevo toda una época, un Verano Del Amor que duró en realidad 24 meses.

El disco debut de los Doors fue un revulsivo, un álbum revolucionario por si mismo y que creó un género que no se ha podido igualar en más de 40 años. Oscuro, descarado, psicodélico, lleno de genialidad y atrevimientos, rompiendo barreras y tabúes, y un debut que ya quisieran muchas bandas consagradas. Sobra decir que desde el mismo lanzamiento, el LP lanzó sin escalas a Morrison y a compañía directo al estrellato.

Los Doors ya habían pasado prácticamente los doce meses del ’66 conformándose y consolidándose como banda. La tremenda voz y oscura poesía de Jim, la genialidad y colorido de Ray en los teclados, la guitarra bluesera de Robbie y la batería jazzera de Densmore los catapultaron rápidamente en la escena nocturna de L.A. donde destacaron en presentaciones en el club Whiskey-A-Go-Go. Poco a poco Jim superó su inicial temor al público (aunque ud. no lo crea, al inicio Morrison cantaba de espaldas al público por pánico escénico, el mismo que terminó con problemas legales por masturbarse en un estadio de Miami, para Ripley!). Cuando finalmente se atrevió a dar la cara, los Doors se volvieron una aplanadora en escena y no tardaron mucho en ser firmados por Electra para su primer disco. Entraron al estudio en Noviembre de 1966 para grabar los temas que más destacaban en vivo y el resultado es el mítico The Doors, lanzado casi recién iniciado el ’67.

 

El disco abre con un monstruo que se ha vuelto un clásico: "Break On Through". Un rocker lleno de energía pero con matices tremendamente oscuros. Aquí el mérito se lo lleva Krieger con un riff y arreglos de guitarra que no atinan a ser ni tonos mayores ni menores, sino unos extraños medios que dan un matiz lleno de dinamismo y negrura a la vez a la canción, algo que se volvería una marca personal. Alguna vez escuché a alguien decir que la psicodelia era como un arcoiris, y que esta canción era como una mancha de aceite en el suelo, refractando oscuramente los colores del espectro: Un arcoiris muerto. Lo cierto es que tiene una energía tremenda, la voz de Jim demuestra desde el primer tono la potencia y profundidad que puede lograr. Los riffs son deliciosos, la batería es cadente, delicada cuando debe serlo y demoledora cuando amerita, y Ray se lanza con unos solos que comienzan a imprimir un sello personal a toda una generación. Nadie, absolutamente nadie había hecho nada así antes. La primera vez que escuché esta canción en un compilado, el riff inicial me impresionó por lo fresco, potente, pegajoso y sesentero. Se me figuraba sacado del soundtrack de alguna mala película gringa grabada en Acapulco. Hoy, evidentemente le doy mucha más seriedad, pero los adjetivos imputados no han cambiado con el paso del tiempo.

Sigue "Soul Kitchen". Quizá no sea la mejor canción de su repertorio, pero sin duda es todo un clásico doorsesco. La canción se volvió un himno en concierto donde siempre era interpretado con mucha mayor furia, y en ocasiones alterando las letras para quejarse de la policía. Pero concentrándonos en la versión de estudio, se trata de una canción de velocidad media, donde inician los juegos de tensión para alcanzar clímax no tan potentes. El sello de los Doors comienza a mostrarse en esta canción. No es débil en absoluto, mas no destaca particularmente ni la batería ni el teclado, por lo que el riff y arreglos de Krieger se vuelven indispensables para mantener con vida la canción. También entran en escena los juegos de voces de Morrison, donde se oyen dos o tres Jims cantando a un tiempo.

Sigue una de las canciones místicas: "Crystal Ship". Una de las obras destacadas del disco tanto por su letra poética y encriptada, ambientes oscuros, los excelentes trabajos en teclados por parte de Ray y por las complejísimas estructuras armónicas. Sobresale Ray no solo en el trabajo de teclados, sino en el bajo de su Fender Rhodes en el que hace arreglos imposibles de lograr en un bajo estándar. Quizá en esta canción se inaugura la era electrónica con ese bajo secuenciado tan característico de la banda. No sobra ni falta una sola nota, no se exceden en tiempo, la atmósfera es densa, profunda, la voz es la precisa para colocar el mensaje que pretenden. Los Doors logran transmitir sensaciones oníricas con la suavidad melódica, los suaves pianos de Ray incluyendo un solo gigante que demuestra que no necesariamente deben ser de más de 5 minutos para ser buenos. En fin, es una perfección musical que ni Duran Duran logró alcanzar con su gran cover, y esta se ha vuelto una de mis canciones favoritas de la banda con el paso de los años.

El LP continúa con una canción un tanto floja: "Twentieth Century Fox". Ray y Robbie se esmeran en intentar crear riffs que den soporte, pero francamente son muy débiles, incluyendo el solo de guitarra a mitad de la canción. Quizá lo más destacado sea el juego de palabras que logra Jim con el título de la canción, en una doble referencia a la típica chica zorra de siglo 20 y a la empresa productora y distribuidora de películas homónima a la canción. Nada memorable, pero tampoco es ofensivo al oído.

Después viene "Alabama Song", un cover a una vieja canción de Broadway escrita por los 40’s. La adaptación que logran es simplemente exquisita. Uno que no está sumergido en el universo doorsesco podría jurar que se trata de una original de la banda. Desde un inicio el grupo nos sumerge en un ambiente entre carnavalesco y circense, pero con matices oscuros. Jim suena perfecto en ese “Oh show me the way to the next whisky bar…” parece que se la hubieran escrito ad hoc, y uno termina convencido de cada línea que recita. Los Doors hicieron suya esta canción de la misma manera que los Beatles hicieron suya "Twist & Shout". Un deleite de principio a fin, con cambios en las tesituras de los teclados de Manzarek, cambios de ritmo, una guitarra que por momentos suena a mandolina estroboscópica, el bajo que suena a trombón… Particularmente me encanta el puente de Ray en el minuto 2:25 que precede la entrada a un doble solo de teclados y guitarra. Fenomenal.

La banda no deja caer el ánimo e inmediatamente después de las últimas notas de "Alabama Song", viene un tarolazo y esa intro psicodélica que ya está dentro del inconsciente colectivo de todo ser humano que se dice rockero. "Light My Fire" es un clásico de todos los tiempos, y si no es su mejor canción, al menos es la que más representa a los Doors aquí y en China. Desde la misma intro Ray comienza a hacer una secuencia de acordes armónicamente muy compleja, pero deliciosa, psicodélica, con ese sonido de su teclado Farfisa que también se convertiría en marca de la banda. Sin duda alguna es uno de los riffs de teclado mas complejos, pero de los más identificables en la historia del rock, y siempre celebrado en cualquier bar en el que se escuche aún hoy día. La canción baja de intensidad para rozar la delicadeza durante los versos. Luego vienen los coros de “C’mon baby Light My Fire” para dar pie al solo de teclado. A pesar de ser una canción épica que rebasa los siete minutos, los solos tanto de teclado como de guitarra, no aburren un solo segundo. Aunque están armados en apenas dos tonos que se repiten una y otra vez, y a pesar de que para mi es un soporífero tocar la parte del bajo tan repetitivo durante tanto tiempo, los arreglos que logra Ray son tremendos. Uno llega a memorizarse cada nota del Farfisa, subiendo y bajando de intensidad, creando tensión, dando color aquí, dando oscuridad allá, desvaneciéndose pasado el tercer minuto para que entre Robbie y su magia. Las primeras notas de Krieger son también ya clásicas, y uno puede ubicarlas en cualquier guitarrista amateur que las intente. El resto del solo no es tan sencillo, pero siempre de la mano con la atmósfera de la canción y dando muestra del virtuosismo de Robbie, hasta ese clímax inmenso en que todo explota en un orgasmo musical para regresar a la intro de teclado, la repetición de los versos y la voz de Jim ahora sí explotando como un rugido de jaguar. Mas de 7 minutos, pero esta canción se ha convertido en un monstruo del rock gracias a la complejidad armónica con que inicia, la capacidad de Jim para dar potencia o delicadeza según corresponda, la sencillez armónica de los solos conjugados con la genialidad con que se interpretan, la creación de tensión y el cierre tremendo que tiene.

Después de tal descarga de potencia, viene "Backdoor Man", el segundo cover del disco (original de Willie Dixon), y otro de los platos fuertes. La canción inicia lenta con el punteo del bajo, pero Jim se encarga de avisar que no será una canción de cuna. Entran el teclado y la guitarra con todo, y la canción comienza a subir de intensidad sin que uno se dé cuenta. Jim interpreta magistralmente la canción, llevándose el protagónico por encima de cualquier instrumento. Es un blues puro, lleno de ácido y arreglos que inauguran la era del blues-psicodélico. Bueno, ya lo había hecho Clapton con Cream unos meses antes, pero su banda no contaba con ningún teclado de esos tamaños. La figura de Jim Morrison tiene muchos detractores, pero el hecho de que no pudiera tomar en sus manos ningún instrumento queda en segundo plano con entregas vocales de este calibre. La gente que lo ataca con tanta vehemencia, definitivamente no ha escuchado esta canción, que definitivamente ayuda a posicionar Jim como uno de los mejores vocalistas de la historia del rock.

El disco empieza a bajar un poco. Viene luego “I Looked at You”, una canción sin demasiado chiste. Lleva un buen ritmo medio. No hay riffs ni solos a destacar, pero Jim nuevamente se discute con la voz lanzando gritos perfectamente afinados y furiosos. Uno termina por tararear la canción y divertirse mientras la escucha, pero en cuanto termina es totalmente olvidable. La mejor parte es quizá el falso final que hacen en el minuto 1:50 para empezar nuevamente con la canción de la nada y finalizar ahora si con un pequeña coda de “Too late, too late, too late…”

"End Of the Night" es otra de las canciones más débiles del disco. Intenta lograr el misticismo de Crystal Ship, pero se queda a mitad del camino. Jim no se esfuerza demasiado en dar una voz que impacte, y los músicos tampoco hacen gran cosa memorable salvo algunas disonancias de Robbie y Ray que destacan eventualmente, pero nada para recordar. Muy lenta a mi gusto. Pudieron haber hecho arreglos que funcionaran un poco más o adecuarla más a la voz de Jim para que no sonara tan baja y sosa. Lo mejor de ella es sin duda la letra, nuevamente poética e intentando una profundidad que caracteriza a la pluma de Jim.

El final del disco sube un poco de ritmo con “Take It As It Comes”. Sin ser uno de los monstruos de los Doors, al menos sirve para despertarnos un poco. Basada en una secuencia de tres tonos que se suceden sin interrupción hasta el final (literalmente y en todos los sentidos, jeje), la canción tiene un buen trabajo por parte de los músicos y el vocal, pero no está muy bien concebida desde un inicio. Siendo pegajosa mientras se escucha, es otra de las que se olvidan en cuanto han sido escuchadas. Falta magia, aunque en cuanto a profesionalismo no queda a deber nadie. Sobresale la parte en que queda sólo el bajo y un atisbo de batería soportando la voz susurrada de Jim para explotar nuevamente antes del final de la canción.

El cierre del disco es bestial. "The End" es otra canción épica que dura eternidades, pero a mi punto de vista es un cierre fenomenal para este álbum. La pieza más psicodélica del disco empieza con un slide lento de guitarra con aires de sitar. Robbie comienza a tejer la telaraña de sonidos, una lenta corriente de notas que van envolviendo a uno como una serpiente. Las atmósferas orientales van envolviéndonos en un sopor delicioso, la poesía de Jim llena todo con un aire psicótico, las notas de Ray dan el toque de psicodelia sin salirse del tono hindú. Pero Densmore... Densmore se lleva las palmas en esta rola. Siguiendo fiel a su estilo bluesero, se echa en hombros toda la canción creando la atmósfera necesaria, dando redobles cuando uno está a punto de perderse en imágenes oníricas, dando cadencia y tiempos, aletargando, dando espacios para que Robbie haga sus arañas, Ray sus ríos lentos de notas ácidas y Jim sus letanías con todo y complejo de Edipo. Por cierto, llegamos a un aparte en que Morrison más que cantar se encuentra recitando. Unos podrán decir que esta sección sale sobrando porque alraga demasiado la canción, pero bien visto, no hay otra manera de llegar a ese miniorgasmo edípico en que Jim grita “Mother… I want to Waahhha lieeewaaaaaaaa kaaaaaaa”. La rola baja entonces casi hasta el silencio, mantenida apenas por los “C’mon baby take a chance with us” y lentamente vuelve a subir de intensidad guiados por la batería que va dando estructura y forma. Crece la tensión a través de la guitarra (ya lo he dicho, los Doors son los masters en esto) y cuando uno menos lo piensa, la canción ya es un caos musical que termina en redobles platillazos de Densmore. Volvemos a la secuencia principal, y la instrumentación lentamente se va apagando hasta dejar a Jim solo con una pandereta en el clásico: “This is the EeeeeeEeeeend”. Los que tengan tornamesa lo confirmarán viendo como se levanta la aguja.

Un disco enorme, clásico y revolucionario. El álbum The Doors rompió tabúes en cuanto a letras, en cuanto a la alineación de una banda (al no incluir bajista), en cuanto a fusionar tres o cuatro estilos individuales prácticamente opuestos y al presentar una propuesta de psicodelia oscura, delicada, salvaje… Genial. Los Doors se superarían con su siguiente disco, pero ya no harían demasiados cambios a la fórmula presentada en este LP. Gracias a este disco y al tremendo trancazo que significó, tenemos otras bandas como Velvet Underground, Jefferson’s Airplane, Love, etc. Son grupos muy disímiles y en definitiva, muy distintos e inferiores a los Doors, pero las disqueras les abrieron las puertas gracias al éxito que los sonidos psicodélicos de este disco. Un clásico. Y hasta 1967, el mejor debut que cualquier banda de rock hubiera tenido.

Por Corvan  

3/Ago/2008

 

 

Letras de El Traductor De Rock

 

Si el C-Box no te permite agregar comentarios, haz click AQUÍ

bottom of page