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BAYOU COUNTRY (Creedence 1969)

Artista: Creedence Clearwater Revival (B)
Fecha de Grabación: Nov - Dic 1968
Fecha de Lanzamiento: Enero 05, 1969
Discográfica: Fantasy Records
Productor: John Fogerty
Calificación: 
8.5

Era: Country, Country Rock y Sureño

Subgénero: Southern Rock  

Mejor Canción: Penthouse Pauper o Proud Mary

Canciones: 1) Born On The Bayou; 2) Bootleg; 3) Graveyard Train; 4) Good Golly Miss Molly; 5) Penthouse Pauper; 6) Proud Mary; 7) Keep On Chooglin'.

 

Ah, los imposibles-de-odiar Creedence comienzan su mítico 1969 con esta buena entrega, el Bayou Country, iniciando con todo ese año que los consagraría como leyendas del rock. Ese año lanzarían 3 discos de gran tamaño, que irán mejorando uno a uno a hasta llegar a su mejor nivel para 1970. Estos tres discos son cortos, de pocos temas y en algunas ocasiones presentan jams innecesariamente largos y aburridos como “Graveyard Train”, pero en general John va mejorando sustancialmente sus habilidades como escritor, y sus referencias líricas a ese sur missisippiano y pantanoso suena cada vez mejor respaldado por esa magistral aura musical que van perfeccionando.

Los muchachos suenan aquí más confiados y seguros de lo que están haciendo, y se atreven a hacer temas mucho más rápidos que los del primer álbum. Más rápidos y más alejados del blues tradicional en sus composiciones propias. No es que se olviden de meter una fuerte carga de blues en sus canciones, sino que ya no lo hacen de manera simple, usando el librito para copiar las estructuras simples, como lo hicieran en su debut con “Working Man”, por ejemplo, sino que se diversifica coqueteando con sonidos ácidos y con el pop. Este disco es además un caso curiosísimo en la historia del rock, ya que 4 de las canciones están prácticamente en un solo tono, pero tres de ellas salen perfectamente libradas por la cantidad de recursos e imaginación que utiliza la banda para hacerlas entretenidas de una manera bastante inteligente. Ya lo habíamos comentado, la inteligencia es la marca de Creedence, haciendo que las canciones suenen básicas y sencillas sin que necesariamente lo sean. Y estas cuatro canciones son quizá el mayor acercamiento que el protopunk haya tenido jamás con el Delta Blues. No me malentiendan, esto no tiene nada que ver con los Sex Pistols y su sonido, simplemente quiero recalcar que no cualquier banda tiene ese trato con canciones de estructura TAN básica y sale tan bien librada. Además, el trato experimental que dan a estas canciones, ingeniándoselas para colocar ganchos, riffs, solos, estribillos pegajosos, arpegios y redobles, es simplemente maravilloso. Hacía apenas poco tiempo que Lennon había maravillado al mundo con “Tomorrow Never Knows”, y de repente salen con cuatro canciones sin demasiadas variaciones y que no dejan de sonar sencillas y directas Y sin tanto rebuscamiento.

Este disco contiene apenas 7 canciones, algunas de las cuales se alargan innecesariamente (Graveyard Train) o fascinantemente (Born On The Bayou), en teoría porque la pluma de John no era tan rápida como pudiéramos pensar y no tenía demasiadas canciones escritas por la monumental gira en que se enfrascaron. Ignoro si Fantasy Recors los presionó para lanzar tres álbumes en un solo año, pero la verdad es que a pesar de que no haya demasiadas canciones y se vean obligados a extender algunas tomas en jams impresionantes, el blues que logran, en una extraña mezcla del sonido básico de Nueva Orleáns con el aura experimental y psicodélica de San Francisco, es algo irrepetible y maravilloso. Además en esta segunda entrega no recurren tanto a covers, aunque en el que podemos encontrar los Creedence siguen mejorando en su trato a canciones ajenas, apropiándosela, dándole un baño de lodo, revolcándola con puercos y gallinas, metiéndole mucha más energía, riffs bestiales y una voz apasionada para terminar adueñándose de un rock & roll clásico de Little Richard y convirtiéndolo en un Hard Rock sucio y con todo el espíritu de Creedence.

 

El disco abre con “Born On The Bayou” una canción lenta, con un arpegio en un Mi disminuido que es reconocible desde las primeras notas. Este arpegio viene tomando el papel de riff en la canción. El guitarreo y la sección rítmica son deliciosos, llevándonos en un ritmo semilento, pero potente. Doug “Cosmo” Clifford tiene un papel destacadísimo en la batería, metiendo arreglos al por mayor, evitando dejar caer la canción en el aburrimiento. Sin tener las cualidades jazzeras de Densmore, me recuerda mucho la astucia y dinamismo del baterista de los Doors en esta canción. La voz está cargada de ese espíritu de Fogerty, enérgica, áspera, viril, potente. Hay alguien en este planeta que no lo escuche y se convenza de que nación en un pantano? Los requintos al 1:25 y 3:15 son también muy efectivos; sin ser de un virtuoso, tiene siempre identidad propia y logran ajustarse perfectamente al ritmo de la canción, aunque no he logrado encontrar demasiadas diferencias en ambos. Como dato, La Revolución de Emiliano Zapata haría un plagio para su canción más famosa, “Nasty Sex”, “tomando prestado” esa especie de riff y el guitarreo de esta canción, incluso la secuencia de notas en los pocos cambios. Alguna vez alguien de los Blue Jeans me comentó que estaba presente cuando La Revo empezó a componer “Nasty Sex”… palomeando “Born On The Bayou”. Sea o no cierto, el parecido es innegable.

Sigue "Bootleg", una canción más acústica y rítmica, con un riff chillante y muy básico, pero que te termina poniendo de buenas. Se han fijado que la mayoría de las canciones de Creedence, por más oscuras que sean, terminan poniendo a uno de buen humor? Quizá por eso es tan fácil escuchar toda su discografía de un porrazo. En fin, la canción es ligera, pero el ritmo acústico interactúa a la perfección con la guitarra eléctrica y con la sección rítmica. Esta es otra de las canciones que se basan en un solo tono. No es maravillosa esa sencillez con que se las ingenian para que no se note?

La tercer canción es “Graveyard Train” que no sale tan bien librada. Este es un blues lento, lentíiiiiiiiiiiiisimo, que podría matar por su pachorra a los mismos Mazzy Star y Sigur Ros. Se trata de un riff de bajo que se repite hasta el cansancio durante 8 minutos, imitando a la perfección el ambiente festivo que se debe vivir en un cementerio de trenes. Ni siquiera la voz logra salvarla, ya que no se presta a que la voz de John explote en ningún momento; al contrario, la línea vocal suena monótona y cansada, sin variaciones. La guitarra tampoco luce demasiado creativa al lidiar con un único tono esta vez. Lo único decente es el solo de harmónicas al 3:50, donde comienzan a intercalarse una, dos y tres harmónicas, aunque el arreglo es prácticamente el mismo en las tres, y tampoco es algo fuera de este mundo. CCR pudo bien agregado un par de canciones cortas y más rápidas en lugar de este tren pesado y moribundo, aunque hay gente a la que le gusta y para mi sorpresa está considerado como uno de los clásicos de la banda y generalmente aparece en las colecciones de éxitos. PFFFFFFFFFFFT!!

Seguimos con una canción mucho más movida y festiva, él único cover de este disco: “Good Golly Miss Molly” mejor conocido en español como “La Plaga”. Esta versión, de entre toda la infinidad de covers que existen a lo largo y ancho del mundo y en cualquier variedad imaginable de idiomas, es sin duda la mejor. Fogerty suena furioso, tanto en la voz como en la guitarra, sin tratar de imitar al “Pequeño Ricardito”, sino arreglando la canción para acomodarla a su estilo vocal e instrumental, dándole su tratamiento de “Creedencialización” que ya mencionábamos para que termine sonando como un Hard Rock turbio fangoso, salvaje y cargado a cual más de energía. La sección rítmica es también muy buena, con el riff de bajo y de segunda guitarra, que le permiten a John una vertiginosidad en los arreglos de la guitarra líder. Después de 1969, los covers de esta rola serían más una copia de la de Creedence que de la original. Ahhh… nuevamente un saludo a los Blue Jeans, y a esa manera salvaje en que usaban estos mismos arreglos toscos cantando: “Ahí Viene la PLAAAAAAAAAGA!”

La quinta canción es “Penthouse Pauper” que es un blues arrasador, fuerte, con un impresionante diálogo de voz y guitarra, que ya quisieran Page y Plant en sus mejores momentos. Un Blues Rock poderoso que no entiendo cómo es que no llegó a los clásicos eternos de la banda. Fogerty trata a su guitarra con furia, sacándole rugidos perfectos entre cada verso. Tomemos en cuenta de que aquí se trata de una sola persona y no un par que tiene tiempo de calcular la respuesta a los sonidos del compañero. John no es un maestro de la guitarra, es un tipo muy calculador, pero la verdad, en esta ocasión me deja dudando sobre si realmente menospreciamos a este tipo y no estamos ante un auténtico virtuoso. Un blues de los grandes, del que no se puede destacar un solo de guitarra porque la canción en sí es un solo de guitarra sublime, y donde nuevamente con un gran trabajo de batería de Doug.

“Proud Mary” es el coqueteo más descarado que tiene Creedence con el pop hasta ese momento. La verdad que es una canción encantadora, muy rítmica, donde la armonía vocal se lleva por completo la canción. El solo al 1:27 es sencillo y rústico, pero tremendamente pegajoso, quizá el que más se recuerda de todo el catálogo. El riff, ese cambio de DO-DO-LA-LA es la cosa más simple del universo, pero a ello debemos buena parte del encanto de esta canción. Esta es una de las canciones del disco que se volvieron infaltables en cualquier concierto de Creedence: “Born On The Bayou” era generalmente utilizada para arrancar los conciertos, mientras que ésta era de las favoritas para finalizar. Está de más decir que es de las más covereadas del grupo, incluso con versiones infames en banda y norteño. Al contrario que “Good Molly…” ésta pierde el encanto cuando se canta en español: “Mary, Mary, Mary la orgulloooooooosa…!” Puaj!

Ya para cerrar el disco viene otro blues, “Keep On Chooglin” que es un cierre muy rítmico, pero que se siente un poco débil porque no tiene riff y es otra de las que no tiene variación de tono. La guitarra se siente un poco falta de imaginación ya que el diálogo que se establece con la voz esta vez es más repetitivo. El solo tampoco es muy impresionante, pero no es una canción realmente mala ni ofensiva al oído. Un cierre decente a secas.

 

En general me parece que el sonido de este álbum es una mejora con respecto al debut. Tenemos 7 canciones, 4 unitonales, 4 clásicos (si contamos “Graveyard…” a mi pesar), 2 jams largos, 1 cover y un impresionante diálogo de John Fogerty con su propia guitarra. Este no es el Cosmos Factory ni el pendulum, pero es un paso a la madurez de la banda, a sonidos más pulidos y arreglos más complejos. Buenas canciones con buenas melodías que no puede faltar en la audioteca de cualquier fan de Creedence, ya que este es un disco de transición hacia sonidos más arriesgados e interesantes, pero que no es difícil de escuchar. Después de todo, aunque nos ataquen con jams aburridos como el que nos presentan aquí, es imposible intentar siquiera odiar a Creedence, aunque dicha canción sea lo que separe un 8.5 de un 10.

 

Por Corvan  

23/Mar/2009

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