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STICKY FINGERS (The Rolling Stones, 1971)

Artista: The Rolling Stones (A)

Fecha de Grabación: Feb ’70 - Ene ‘71

Fecha de Lanzamiento: 23 de Abril de 1971

Discográfica: Rolling Stones

Productor: Jimmy Miller

Calificación: 10 (DISCO ICÓNICO) (MUST HAVE)

                 

Era: Hard Rock (1968-???)

Subgénero: Hard Rock

Mejor Canción: Brown Sugar, seguido por Sister Morphine y Wild Horses

Canciones: 1) Brown Sugar; 2) Sway; 3) Wild Horses; 4) Can't You Hear Me Knocking; 5) You Gotta Move; 6) Bitch; 7) I Got The Blues; 8) Sister Morphine; 9) Dead Flowers; 10) Moonlight Mile.

 

Debo insistir en que con los Rolling Stones todo son casualidades. Precisamente cuando comenzaba la preparación de la reseña de este disco, primero donde tiene un rol estelar y comienza su papel de “sexto Rolling Stone”, murió Bobby Keys, el maestro de los metales de “La Banda Más Grande Del Mundo”.

Para muchos, el Sticky Fingers es el mejor álbum de los Stones. No vamos a entrar en la eterna discusión, pero hay que reconocer que es enorme y el primero en muchos aspectos: Los Beatles habían dejado de existir, y Bob Dylan parecía tratar de esconderse del mundo, por lo que los reflectores se volcaron al quinteto. Es el primer disco tras la finalización del contrato con Decca y el primero bajo el sello propio que había creado la banda; por lo tanto, el primero con ese logo tan mono de la lengua, que se volvería un sinónimo de la misma banda (algo que ni Prince pudo lograr, Ja!). Es el primer disco de estudio sin Brian, y el primero con Taylor en todos los temas. El primero donde la banda deja de ser un quinteto, para convertirse prácticamente, en un grupo de 8 piezas en vivo, si contamos los metales que dirigiría Bobby Keys desde entonces, y los teclados de Hopkins. El primero donde Keith ya está hundido en la heroína (y empieza a notarse en sus notas) y comienza  a dejarle el control de la banda a Jagger. El primero donde las letras pasan de una provocativa misógina a la descarada obscenidad. El primero donde se rompe ese “círculo interno”, tras la salida de Marianne Faithful de la vida de Mick, y éste se volvió una diva del Jet Set. El primero donde parecieran haberse creído el rol de chicos malos que les habían enjaretado los medios en los 60’s, y hubieran decidido jugar el rol, pero como una especie de caricatura de sí mismos. Es además el primero de una serie de discos en el que los Stones se convirtieron en una banda de baladas (“Wild Horses”, “Angie”, “Fool to Cry”, “Beast of Burden”, “Waiting on a Friend”) al menos para la radio… de hecho, los Rolling Stones son básicamente una banda nueva, una muy distinta a aquélla de los 60’s. Era una nueva década, y los Rolling quizá se dieron cuenta que había que reinventarse para sobrevivir los cambios, aunque mi idea es que… sí, todo fue un cúmulo de casualidades.

El Sticky Fingers de alguna forma representa un sonido más maduro, más moderno, más agresivo y sofisticado a la vez… No deja de sonar similar al Beggar’s o al Bleed en sus raíces Country-Blues, pero a la vez se nota un gran cambio. No es únicamente la presencia de Mick Taylor, que le dio un toque artístico con esa guitarra entre bluesera y jazzy. Con este disco, los Rolling ganaron en sofisticación musical, sin duda. Pero ya no podemos decir que el Sticky Fingers es un álbum Hard Rock, o Blues o Country, como los dos previos. Los Rolling comenzaban a asimilar otros sonidos de la década, como matices Glam, Funk, Power Pop, posteriormente Reggae, Disco, Punk… Es verdad, hay que adaptarse, no estancarse, abarcar otros géneros. Pero de alguna forma, siento que dejaron atrás toda una era, y desde entonces se dedicaron durante siglos a defender estoicamente (a veces con éxito), su mote de “La Banda de Rock Más Grande Del Mundo”.

La verdad es que los Rolling Stones de los 70’s estaban rotos. Pero qué fue lo que los quebró? La muerte de Brian? No, o al menos no del todo; tenían al menos la excusa de que no fue su culpa. Para entender la metamorfosis de los Rolling y la esencia de este disco, primero es necesario echarnos un clavado en Altamont. “El Pearl Harbor de la Nación de Woodstock”, como dijera Stephen Davis. Pero además el punto de quiebre de los Stones.

Altamont fue un festival de Rock gratuito, programado para Diciembre del ’69, lo que lo convertía en el último de la década. Mick y Keith no se habían perdonado el perderse todos los grandes Festivales de Rock, desde Monterey hasta Woodstock, por culpa de Brian Jones y sus líos legales.

Originalmente el festival sería en un parque cercano al Golden Gate de San Francisco. Sin embargo, hubo cuestiones políticas y legales que impidieron que se llevara a cabo ahí, y terminaron moviéndolo de último minuto a Altamont, un paraje en medio de colinas sin árboles a 80 kilómetros al sur de Oakland. El Festival tenía la intensión de ser un “Woodstock de la Costa Este”, y en el cartel estaban Santana, los Flying Burrito Brothers (con el aún amiguísimo de Keith, Gram Parsons), Jefferson Airplane, Crosby, Stills, Nash & Young, y los Grateful Dead. Los Grateful de hecho, fueron en un inicio los principales promotores del festival, pero los Stones prácticamente se robaron el control. Fueron ellos quienes decidieron que no querían líos con los polis estadounidenses (con quienes ya traían alguna rencilla), e impusieron a la banda de bikers Hell Angels, que ya les había ayudado a cuidar la seguridad de algunos conciertos en Inglaterra y además estaban dispuestos a hacerlo sólo por cerveza. Dos puntos, el primero es que los Hell Angels gringos eran mucho más violentos que los británicos. Y segundo, le vas a pagar a tu grupo de seguridad con un cargamento de cerveza para que se la beban ahí mismo? REALLY??? Los Rolling previamente habían tenido una minigira por USA, y en muchas ocasiones habían surgido brotes de violencia, principalmente por retrasos de la banda, que podía saltar al escenario hasta 8 horas después del horario estipulado. En Memphis, unos días antes del festival, los Stones comenzaron a grabar unas maquetas en el estudio Muscle Shoals. Una era “Black Pussy”, en honor a Claudia Linnear, “querida” de Jagger por entonces, y renombrada después “Brown Sugar”, como también se conocía la heroína sin refinar del sudeste asiático. Otro fue “”Cocsucker Blues”, que nunca vio la luz. Y finalmente una que Mick le obligó a escribir a Keith. Richards estaba seco, extrañando horrores a Anita y a su hijo Marlon, por lo que llevaba semanas sin escribir nada. Mick le exigió que le entregara una pieza de rock acorde al profundo sur en el que se encontraban. Al día siguiente Keith apareció con una canción llamada “Wild Horses”, dedicada a su hijo. 2 días después volaron a San Francisco.

El 6 de Diciembre, 300,000 personas colmaban las Colinas frente al escenario. Santana fue el primero e hizo todo perfecto, como se esperaba. Sin embargo, Carlos logró atisbar peleas con navajas cerca del escenario, que tan solo tenía 1.20 m de altura. Luego Gram Parsons se lució con sus Flying Burrito Brothers, pero en cierto momento los Hell Angels comenzaron a golpear a las chicas que se acercaban a ver al guapo Gram, y la música paró. Los Stones llegaron en helicóptero por la tarde, sin Bill que perdió el vuelo. Mick bajó del helicóptero, recogió unas flores, y luego un tipo volado en ácido le atestó un puñetazo. Eran demasiados avisos! Gram le comentó a Keith lo que había visto: “Esto no está bien, chico.” Siguieron los Jefferson, con Grace Slick llamando a la calma. Un Hell Angel comenzó a golpear salvajemente a un chico negro en la cara, y Marty Balin saltó del escenario tratando de separarlos, pero fue noqueado por el biker de un solo golpe. Cuando aterrizaron los Grateful Dead, Michael Shrieve, baterista de Santana, le platicó alarmado a Jerry García lo que sucedía, y Jerry se negó a tocar, alegando que “había demasiada mala vibra, algo abrasivo en el ambiente”. CSN&Y trataron de calmar las aguas con sus tranquilas armonías, pero los Angels habían estacionado sus Harleys junto al escenario y traían ya tacos de billar, con los que se seguían despachando gente. No había ningún policía a la redonda, los alcoholizados Hell Angels se suponía que eran los que cuidaban el orden! Las cámaras registraban todo! Tras CSN&Y, hubo una larga pausa para la salida de los Stones, esperando que las cosas se calmaran. Bill Wyman llegó cuando ya había oscurecido. A las 7 pm se volvieron a encender los focos del escenario y brincaron los Stones (con una de sus últimas formaciones de quinteto en vivo) en una de las mejores actuaciones de esa gira americana, empezando con “Jumpin’ Jack Flash”, luego “Carol” y “Sympathy”, con la que nuevamente comenzaron las peleas por todos lados. Keith dejó de tocar y los demás lo fueron siguiendo. “Porque pelean? Porque peleamos? Siempre pasa algo raro cuando tocamos esta canción” dijo Mick. Comenzaron a volar botellas de vidrio y los Hell Angels retiraron al séquito de mujeres de los Stones de atrás del escenario. Keith sugirió tocar algo tranquilo y empezaron “The Sun Is Shining”, luego “Stray Cat Blues” y “Love In Vain” con un solo inspirado de Taylor. Luego Bill empezó la línea de “Under My Thumb”…

Ya todos sabemos lo que pasó. Un chico negro, llamado Meredith Hunter, había estado fastidiando a los Angels toda la noche. A la mitad de “Thumb” logró acercarse al templete, sacar una pistola de su chaqueta verde, y apuntar al escenario. Un Hell Angel se le dejó ir y lo apuñaló en la cabeza. Lo arrastró fuera de vista y lo apuñaló en la espalda. Un montón de Angels le cayeron encima para rematarlo a patadas. La leyenda dice que sus últimas palabras fueron “No iba a disparar”.

Ese fue el fin de la inocencia de la era hippie. El punto de inflexión, el “Dream Is Over” que anunciaría Lennon un año después. Los Rolling ni siquiera se enteraron. Terminando la rola, acababan el programa, pero el joven Taylor traía la adrenalina a tope y sugirió estrenar “Brown Sugar”. Keith sonrió y volvió a enchufar la guitarra. La multitud pareció calmarse, los Stones no sabían que era por el rumor de que habían matado a alguien, así que, pensando que por fin todo estaba tranquilo, se siguieron con “Midnight Rambler” y cerraron con “Street Fighting Man”. Dos Hell Angels arrojaron pétalos de rosa sobre la multitud y los Stones se largaron en helicóptero.

El 7 de Diciembre se reunieron a primera hora en la habitación de Keith. Todos estaban incrédulos al enterarse de lo que había pasado. Mick Jagger estaba al borde de un ataque de histeria de pensar que le hubieran apuntado a él. Decidieron dejar la ciudad ese mismo día y dejar un vocero para tratar de culpar a los Hell Angels, que en algún momento pusieron precio a la cabeza de Mick.

Lo cierto es que el 6 de Diciembre de 1969, en Altamont, murió la inocencia de la generación hippie y del rock. Los Airplane y CSN&Y decidirían no tocar en vivo por mucho tiempo. La prensa de alguna forma fue más benévola de lo esperado con ellos. Pero ese día también murió algo dentro de los Rolling Stones, que no creo que se hayan podido sacar la culpa. Bill Wyman escribiría en sus memorias que Mick dijo después “After all, that Flower Power thing was just bullshit, uh?” Ahí, AHÍ es cuando los Rolling Stones se quebraron en mil pedazos: Keith se hundiría durante una década en la heroína, en un estado cuasicatatónico; Mick Jagger se volvería una diva frívola de Jet Set; el otro Mick derrocharía virtuosismo, pero jamás llegaría a encajar realmente. Y quizá Altamont no fue definitivo en esto, pero creo que darse cuenta de lo que pasó le creó una barrera aún más grande con el resto del grupo. Bill no le dirigiría la palabra a Keith hasta 1981. Y Charlie… Charlie siempre fue el más normal y centrado de la banda. Stanley Booth, quien había estado en la gira del grupo en el ’69, escribió: “Después de Altamont, los Stones quisieron dar un giro hacia la comedia por razones de autoconservación.” Lo que les pasó después, en mi humilde opinión,  fue mera consecuencia del trauma de Altamont.

Keith, al regresar a Londres, por fin a los brazos de Anita Pallenberg y su hijo Marlon (nacido en Julio), encontró que ella se había hecho adicta a la heroína, justificándose en la depresión post-parto y en la soledad. En lugar de rehabilitarla, se unió a ella en la adicción, pasando en brazos de Morfeo toda la década de los 70’s. Quizá fue por ello que Bill, al único que no consumía drogas, le dejó de hablar en esas fechas en que empezaron a trabajar los nuevos temas. Empezaron a ensayar en la casa de campo de Jagger. En las sesiones, comenzó a estar presente Bobby Keys, de 27 años, que después se traería a su amigo Jim Price para completar la nueva sección de metales. Un palomazo entre Taylor, Watts y Keys terminó convirtiéndose en “Bitch”, y no se acreditó al joven Mick aunque el riff era suyo. “Japanese Thing” de Keith evolucionaría a “Moonlight Mile”. En esa sesión volvieron a gravar “Cocksucker Blues”, básicamente el viejo Mick y la guitarra de Keith; la primera versión de “Tumblin’ Dice” y su versión de “Stop Breaking Down”. En esas sesiones, Keith desempolvó las cintas con Ry Cooder y regrabó unas partes para “Sister Morphine”. Retocaron las maquetas de la gira americana y salieron versiones más cercanas de “Wild Horses” (que se dice que está basada en una grabación inédita de Parsons), “Brown Sugar” y “You Gotta Move”.

Poco después Mick dejó a Marianne. Ella se había vuelto una junkie de tiempo completo, y la heroína la había vuelto insoportable. Se le había metido en la cabeza que merecía un destino miserable de drogadicta en el Soho, hizo sus maletas, enrolló una alfombra persa y se largó a alcanzar ese destino. Mick le suplicó que se quedara e incluso le juró que “él” había compuesto “Wild Horses” para ella y se la cantó. Pero Marianne se fue con su pequeño hijo (de su matrimonio anterior), y engordó para que Mick no la buscara. Al parecer le funcionó, porque en realidad Mick al poco tiempo ya estaba saliendo con Marsha Hunt. Faithful salió así del círculo interno de los Stones.

 

Luego pasaron 2 cosas casi al mismo tiempo. Primero, acabó su contrato con Decca. Bueno, casi. Tenían que entregar un último sencillo, así que enviaron “Cocksucker Blues”, que no es malo, Mick suena casi negro, pero tiene líneas como “Where do I get my cock sucked? Where do I get my ass fucked”. Decca nunca la publicaría (pero la maqueta está en la red y en el bootleg “Unplugged”) y lanzó en su lugar “Street Fighting Man” para cerrar el contrato. La banda lanzaría así su Rolling Stones Records, con la lengua provocativa como símbolo, diseñada por Jagger. Al tener total control, sin nadie que los censurara, las letras de Mick rompieron ese límite provocativo, pero inteligentemente ambiguo, para ser directo, arrabalero, soez. Y a mi gusto esto es un truco barato para causar polémica y vender más. Esto les permitió también no limitar las portadas, que en este caso sería un pantalón con un bultote y con un zipper que se podía abrir. Les hubiera tomado eternidades el diseño de Warhol, pero lo tenían planeado desde el “Let It Bleed”, así que alcanzó a estar lista para el nuevo álbum.

Lo segundo fue que, con el fin de contrato con Decca, también terminaba al fin el contrato con Allen Klein, que de momento andaba distraído con los líos legales por la demanda de Paul McCartney a John, George y Ringo. Lo malo es que, en cuanto contrataron un nuevo apoderado financiero, éste descubrió que Klein había dejado de pagar millones de libras al fisco, tenían una deuda monumental, cada uno, y tenían hasta el 1 de Abril de 1971, fin del año fiscal británico, para pagar, o para exiliarse, de otra forma irían a la cárcel. La otra cuestión es que no tenían para pagar porque Klein los había limpiado por completo. Estaban quebrados, y el nuevo disco tenía que resultar sí o sí o de lo contrario estarían en la calle. De forma que aprovecharon el poco tiempo que tenían para juntar plata y armaron una gira europea. Fue la primer gira con Bobby Keys y Jim Price como sección de vientos. Keys y Richards se hicieron muy buenos amigos, básicamente porque Bobby también era Junkie y le podía conseguir heroína a Keith en cualquier ciudad en la que se pararan, de forma que Keith se hundió más y más.

Por si fuera poco, el 22 de Septiembre de 1970, tras el concierto en el Olimpia de París, Mick conoció a una chica nicaragüense de 21 años, llamada Bianca Pérez. En mi muy particular opinión, la Yoko Ono de los Stones, con la diferencia de que era algo más guapa y pertenecía al jet set europeo y neoyorkino. Mick se enamoró totalmente de ella, Bianca dejó a su novio, siguió a los Stones en la gira, se mudó con Mick en Londres, y a las pocas semanas, ya estaba embarazada. En Noviembre, Marsha Hunt daría a luz a la primer hija (reconocida) de Mick, llamada Karis, y Bianca tenía 2 meses de embarazo.

Bianca jugó a la perfección el rol de Yoko. Representaba todo lo que Keith odiaba. Era de una familia muy rica, con contactos políticos y sociales por todo el mundo, una socialité profesional, menuda, delicada, pretenciosa, nada rockera y que no se guardaba sus groserías para Keith y Anita, que no la soportaba. El 18 de Diciembre Keith celebró su cumpleaños 27 e invitó a la crema y nata del rock británico. Clapton, Keys, Al Kooper y los Stones grabaron una improvisada versión de “Brown Sugar” tan buena, que estuvo a punto de lanzarse en el Sticky Fingers, también disponible en la red hoy en día. Si me preguntan, mejor que la versión de estudio.

1971 empezó con los Stones apuntando irremediablemente al exilio en el sur de Francia. Keith, preocupado por no poder abastecerse de heroína cuando estuvieran en Francia, se desintoxicó con apomorfina durante 4 días de gritos. Quedó limpio… hasta que llegó Gram Parsons de vacaciones 3 días después. En Marzo, iniciaron una gira británica para juntar más libras antes de partir. Dicen que fue una de las peores de los Stones, con Jagger desconcentrado por Bianca y Keith tocando horrible. Richards es quien siempre ha llevado los tiempos en los Stones, pero si Keith no está bien el grupo no carbura y Charly no puede tomar el tiempo. Había noches en que tardaba uno o dos temas, a veces a mitad del concierto; pero en esta gira, Keith simplemente nunca arrancó. Además perdía trenes y aviones y las presentaciones arrancaban hasta con 5 horas de retraso, y la gira en sí tenía que estar cronometrada en base a los horarios del pequeño Marlon. El 30 de marzo dieron una fiesta de despedida en Londres, horas más tarde se subían al avión con prácticamente una mudanza, y atravesaban el canal rumbo a la Costa Azul de Francia para comenzar su exilio, pero esa es ya otra historia.

 

El disco arranca con “Brown Sugar”, tremendísimo rocker, que es como una descarga de adrenalina desde el inicio, con ese monumental riff de Richards en combinación con Taylor. Posiblemente la única de los 70’s que tiene un lugar asegurado en mi top ten de los Stones. Es de sus básicas en concierto, y un símbolo mismo de los Rolling. De alguna forma, no sólo representa el mood del disco – sucio, valemadres, fiestero, más rocker, descarado y con letras escandalosas -  sino de la misma banda en la naciente década. “Satisfaction” es a los 60’s lo que “Brown Sugar” a los 70’s. Musicalmente tiene una energía descomunal, todo está en su lugar, las guitarras interactúan como almas gemelas para el armado del riff y esa escala ascendente, con algo brutal y primitivo y oscuro en la secuencia, justo antes de que entre Mick con una actitud arrolladora. Canta en verdad como si se supiera un Dios. Los estribillos son pegajosos como chicles, con Keith armonizando el grito de guerra. El sax de Keys está presente casi toda la rola, escondido en la mezcla, pero brilla con ganas al 1:40 en un magistral solo, quizá el mejor de su vida, y que justifica que figurones de la talla de Richards y Taylor no hagan requinto. El tema parece volverse más espídico cuando Keith se une a Mick en la voz, se agrega el piano de Ian Stewart, alguien hace sonar las maracas, y sin darnos cuenta estamos en una de sus míticas fiestas, con Mick gritando a todo pulmón “Yeah, yeah, YEAH, WOOO”. Las letras… bueno Mick se justificaría tratando de decir que era en contra de la esclavitud, pero terminó aceptando hace poco que hoy no escribiría nada parecido. Está dedicada a Claudia Linnear con quien Mick salió un tiempo, pero Jagger se voló la barda al hacer referencia a la esclavitud, sexo interracial (que entonces aún era tabú), cunnilingus, sadomasoquismo, pérdida de virginidad adolescente y heroína, entre otras chuladas. Pero con todo, es imposible no gritar el estribillo: “Brown sugar how come you taste so good, now? Brown sugar just like a young girl should, now”. El término también alude a la heroína sin refinar del sudeste de Asia que se pondría de moda toda la década. Pero a pesar de lo criticable de las letras (y eso que saben que no soy un mojigato), “Brown Sugar” se convertiría en un himno, en una especie de grito de guerra con la que los Stones abren o cierran conciertos, un tema con un Groove aplastante, con uno de los mejores riffs del RiffMaster y que aún hoy en día se sigue escuchando en la radio.

Sigue “Sway”, que no es un mal tema, pero tuvo la mala fortuna de quedar de sándwich entre dos de las mejores piezas de los Stones, que la eclipsan. También es cierto que es ligeramente repetitiva, una balada-blues en círculo, con la oscilante melodía de Mick. Como curiosidad, es el primer tema de toda la discografía en que Jagger toca la guitarra rítmica, y Richards, de hecho, brilla por su ausencia, salvo por las voces en el estribillo que agregó después. Al 1:30 Taylor se discute con un buen solo slide, y uno más salvaje para la emotiva coda, acompañado por una sección de cuerdas en arreglo de Paul Buckmaster. Charlie hace un gran papel, agregando más fills de lo acostumbrado. Acreeditada a Jagger/Richards, Taylor argumentaría que Keith no estaba en Stargrooves cuando comenzaron a componerla, y que fue él quien agregó las figuras de guitarra. La letra nuevamente hace sugerencia a ciertos “demonios”, y parece ser una alegoría a la heroína en que estaba sumido Richards, o quizá Marianne.

“Wild Horses” es una delas grandes baladas de la historia del Rock. Emotiva, con cierta oscuridad o amargura, pero con un dejo de esperanza al fondo. Presumiblemente fue el tema con que salió Keith después de que Mick lo obligara a escribir algo después de semanas o meses de no hacerlo. Estando en las entrañas Country de Estados Unidos, Alabama, la rola no deja de tener una cierta influencia. El tema es endiabladamente emocional, ya que todos lo hacen muy bien. Desde Mick, que canta con verdadero dolor, quizá apersonándose de las letras que pudieran ser dedicadas a Faithful, en plena espiral autodestructiva, pero Mick aquí canta casi al borde de las lágrimas y en un descuido puede resultar contagioso. El joven Taylor toca la guitarra acústica, también de una forma pausada que conmueve, y da pie al principio a que Keith haga sus licks con la guitarra eléctrica, y posteriormente las lágrimas de slide que nos regala. Ian se encontraba en el estudio, pero ya que no le gustaba tocar tonos menores, se negó a tocar, y su lugar lo tomó el sesionista Jim Dickinson, que aporta a la melancolía desde que entra al 2:45, dando además un toque de elegancia. Al minuto 3, Richards hace un sencillo pero perfecto requinto slide, en una especie de puente instrumental que cambia a tonos mayores para contrastar con el resto. La letra es magnífica. Keith estaba aplastado extrañando a Anita y a Marlon, y de repente salió con los primeros versos, en los que además destapa su corazón y sensibilidad de ser padre: “I know I dreamed you a sin and a lie, I have my freedom but I don't have much time”, quizá en referencia a sus constantes abusos con las drogas. Mick agregaría líneas, más dirigidas a Marianne: “I watched you suffer a dull aching pain, Now you decided to show me the same”. Casi cerrando con una línea que deja una luz: “Faith has been broken, tears must be cried, Let's do some living after we die”. Una canción preciosa, emotiva, con guitarras que parecen llorar, y que sigue siendo de las imprescindibles de su catálogo. La versión de Josh Krajcik, a puro piano, dedicada a su hijo, me hizo un nudote en la garganta.

Regresamos al lado rockero con “Can’t You Hear Me Knocking”, que a pesar de ser muy movida, sigue siendo tremendamente oscura. Surgió cuando Keith estaba jugueteando con el riff afilado y de tintes heroínicos en Stargrooves, y Charlie se le unió con el ritmo. La rola tiene muchos aires de rock Chicano, con aparente influencia de Santana, en la cuestión de los repetitivos riffs, y en la tremenda fiesta que se lanzan al final. Es curioso, se supone que no estaba planeado así, la rola era muy simple, sólo los versos y estribillos, no sabían que más agregarle. De alguna forma Ricky Dijon comenzó un solo de congas que en el tema se insertó al 2:45, Taylor se discutió con otros riffs santanescos, y Bobby Keys entró en dicho break con un solo de matices latin jazz. Taylor desparrama su virtuosismo con sus licks jazzeros que van agregando tensión. Al 4:40 Taylor le quita el lugar protagónico a Keys e inicia un enorme requinto, nuevamente con figuras repetidas que van creciendo en intensidad. Lo curioso es que no sabían que seguían grabando. El jam entero, que se extiende más de 7 minutos, es simplemente espectacular, rematando con esa increíble escala ascendente (nuevamente con la marca de Carlos), con la que termina la rola. Uno de los jams más increíbles que se hayan grabado.

“You Gotta Move” cierra la Cara A. Es un blues espiritual negro, de las profundidades de Alabama, compuesta por Fred McDowell y Gary Davis. Keith toca el slide, y las voces suenan con un filtro que lo hace sonar antiguo y lejano. Watts se agrega con el bombo que le da ese toque como de procesión espiritual. Mick imposta el acento sureño para cantar esas letras. Es una gran versión, respetando el estilo original y agregando ese peligroso filo stoniano, pero no alcanza a brillar en el disco.

Luego está “Bitch”, que reenciende la energía con ese demoledor riff, que se supone fue de Taylor, jugueteando en estudio, al cual se le agregó Charlie y posteriormente Keys, para crear un mood sensacional. Nuevamente el joven Mick no fue acreditado. Es incluso más rápida que  “Sugar”, más sencilla, con ese riff adictivo como base, pero es tan bueno que basta para armar toda la canción. Jagger desgraciadamente la arruina un poco con esas letras y el título. De cualquier forma es imposible no sentir la intensidad de las guitarras y la voz. Y la combinación con los metales de Keys y Price es un levantamuertos. Al 2:15 tenemos un gran solo de Taylor, y al final se le agrega Keith, con los remates de sax y los gritos de Mick “Hey hey HEEEEY!” que terminan la fiesta en un fade out. La rola es enorme, pero insisto en que los Stones no tenían necesidad de rebajarse a tales letras. Eran mejores cuando metaforizaban inteligentemente su misoginia, y no cuando te escupen directo a la cara letras como “Yeah when you call my name, I salivate like a Pavlov dog, Yeah when you lay me out, My heart is beating louder than a big bass drum, alright”.  Con todo, es un pedazo de canción, una bomba hecha música.

Continuamos con “I Got The Blues”. Ciertamente es un blues, pero más tendiente a la balada, como algún viejo tema de Ottis Redding, con cierto aire góspel proporcionado por los vientos. No es mala en absoluto, pero no parece sincera, y quizá hubiera quedado mejor en el 12 X 5 o el Now!, más poperos. Aquí parece algo fuera de lugar, y lo más destacable es quizá el solo de Hammond de Billy Preston. No es mala, pero creo que es la más débil del álbum.

Con “Sister Morphine” recuperan el plan grande, monumental. Éste sí es un blues, uno de esos que muerden y te dejan sangrando, con las navajas de la Steel guitar de Ry Cooder. El tema data de 1969, compuesta con Marianne Faithful, quien la lanzó como lado B de su single “Something Better”. La letra era mayormente de ella, terrorífica. Es desde la perspectiva de un soldado herido en la Primera Guerra Mundial, que ruega a la monja-enfermera que le ponga más morfina para mitigar su dolor mientras muere: “The scream of the ambulance is sounding in my ears, Tell me, Sister Morphine, how long have I been lying here?, What am I doing in this place? Why does the doctor have no face?” Supuestamente la escribió después de un intento de rehabilitación que no prosperó, en el que los médicos tratan de mitigar el dolor de la abstinencia de drogas usando morfina. En esta versión Mick canta casi con desesperación, pero sin duda el protagónico se lo lleva Ry Cooder con esa prodigiosa guitarra slide, que resulta dolorosa, haciendo prácticamente un solo de toda la canción. El guitarreo de Keith es magnífico, Jack Nitzche tocó el piano, y hacia el final se enfrasca en un salvaje duelo con Cooder para un cierre brutal. En lanzamiento del Sticky Fingers, los Stones no acreditarían en absoluto a Marianne, pero después de un litigio, tuvieron que incluirla. “Please, Sister Morphine, turn my nightmares into dreams”. Una canción terrorífica, una pesadilla hecha música.

“Dead Flowers” es un Country ligero e inofensivo. Sirve para hacer notar la cuidadosa selección del orden de los temas, creando constantes contrastes entre temas rápidos y lentos, entre alegres y sombríos, aunque en casi todos hay un dejo oscuro. Tentativamente “Dead Flowers” sería otra de las que Keith se pirateó de Gram Parsons. En Dead Flowers Mick de nuevo hace su alusión a la heroína, la flama, la aguja, la cuchara y la despedida de Suzy con sus flores muertas.

El disco cierra con “Moonlight Mile”, que tiene ciertas texturas orientales. Es una canción de Keith, que en sesiones se llamaba “Japanese Thing”, pero que dejaron de lado. Taylor la retomó en el estudio y la retrabajó con Jagger, armando la mayoría de los preciosos adornos de guitarra. La intro es bella, delicada, con evidente referencia japonesa. La melodía es como una lenta marea, con beat hipnótico en un gran trabajo de Watts, y el piano de Jim Price, quien usualmente tocaba trompeta; ignoró porqué tocó él, pero lo hizo muy bien. Nuevamente hacen referencia a la cocaína: “When the wind blows and the rain feels cold, With a head full of snow”, pero de alguna forma Jagger lo disfraza mejor con las metáforas tristonas, sobre la desolación de andar meses en el camino. A la mitad se incorpora una estela de cuerdas, que va haciendo vaivenes orientales y ganando protagonismo en el espectacular crescendo a partir del 3:45. La canción termina en una larga coda de ensueño, bajando la intensidad tras el último lamento de Jagger. Preciosa canción, una de las baladas más menospreciadas de los Rolling Stones.  

 

El Sticky Fingers, afortunadamente, les funcionó muy bien, llegando al #1 y colocando a los Stones como una de las bandas pesadas que lograban transicionar de los 60’s a los 70’s con renovada energía y un nuevo sonido. Dominaban Led Zeppelin, Grand Funk, Alice Cooper, Deep Purple, Humble Pie, T.Rex y David Bowie. Era una escena totalmente nueva, y de alguna forma, con este disco, los mismos Stones son una banda nueva, con otra actitud y otro sonido, dejando atrás el fantasma de Brian Jones, aunque no el de Altamont.

Es imposible poner en duda la calidad del álbum, Taylor brilla de principio a fin, es muy variado para tener sólo diez temas, aunque predominan los tonos sombríos, y las constantes referencias a las drogas, que si bien en los 60’s colorearon la música, en los 70’s parecieron oscurecer el ambiente. El único pero son las letras. Fue una época de muchos, muchos cambios, con la banda en la cuerda floja por cuestiones financieras y el círculo interno rompiéndose por las drogas, la salida de Marianne, la presencia de Bianca y la incursión de Jagger en el Jet Set. Si sobrevivieron esto, podrían sobrevivir todo, como ya se ha visto. El Sticky Fingers salvó a los Stones, se volvió un disco icónico, aclamado por la prensa y fans, base de sus conciertos hasta la fecha; pero mientras significaba el comienzo de una nueva era, era a la vez el inicio de ese descenso que lleva más de 40 años.

Por Corvan

19/Dic/2014

Letras de El Traductor De Rock

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