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SUEÑO STEREO (Soda Stereo, 1995)

Artista: Soda Stereo (C+)

Fecha de Grabación:  1995

Fecha de Lanzamiento: 29 de Junio de 1995, ARG

Discográfica: Ariola

Productor: Gustavo Cerati / Zeta Bosio

Calificación: 7.5

Era: 90's Rock En Ñ: La Era de Oro

Subgénero: 90's Rock En Ñ: La Era de Oro

Mejor Canción: Ella Usó Mi Cabeza Como Un Revolver, por mucho.

Canciones: 1) Ella Usó Mi Cabeza Como Un Revolver; 2) Disco Eterno; 3) Zoom; 4) Ojo de la Tormenta; 5) Efecto Doppler; 6) Paseando Por Roma; 7) Pasos; 8) Ángel Eléctrico; 9) Crema de Estrellas; 10) Planta; 11) X-Playo; 12) Moiré.

 

Este es el canto del cisne de Soda Stereo. Ehm… NOT!

Se podría decir que este es un disco maduro de Soda. Se podría decir también que está tan maduro que ya se siente aguado, pasado, algo fermentado. El mismo Gustavo llegó a decir que “sería ilógico considerar este álbum la obra maestra de Soda Stereo”.

No es catastrófico tampoco. De hecho es de fácil escucha, mucho más fácil que el complejísimo Dynamo. Por ello supongo que alcanzó buenas ventas. Por ello y por “Ella Usó Mi Cabeza Como Un Revolver” y “Zoom”, videos que pasaban mañana tarde y noche. Incluso yo que soy abiertamente anti-video, debo aceptar que es absolutamente encantador y sencillísimo ese concepto de todo mundo besándose en un parque. O los sombrerudos con bocinas. Nunca tuve MTV en los 90’s, en esa época en que medianamente valía la pena, pero aún estuve expuesto a esas canciones. Tanto las pasaban! Bueno, el caso es que a pesar de ser un disco flojo, hay dos o tres canciones de muy alto nivel que lograron que el disco quedara fijo en la memoria colectiva como algo más redondo y logrado, a comparación del Dynamo. Esto es falso, por supuesto, el Dynamo es una de las obras maestras de grupo, pero su misma complejidad y texturas, así como los problemas con las disqueras, hicieron que no tuviera mucho éxito comercial.

El Sueño Stereo se fue a la cima y mostró a un Soda tratando de evolucionar hacia la ola alternativa, por un lado. Y es donde el disco logra funcionar. El problema es la otra parte…

Pero antes veamos en dónde tomó a la banda. A pesar de que el Dynamo no fue muy apreciado por la gente que esperaba otro Canción Animal, la gira del disco fue una de las más impresionantes de una banda de Rock en Español. Soda estaba convertido en amo y señor del continente, presentándose en prácticamente todo Latinoamérica y llenando estadios por doquier, a pesar de que la competencia empezaba a apretar, en esa maravillosa época de Oro del Rock en Español. Bandas como los Fabulosos Cadillacs, Caifanes, Héroes del Silencio, Aterciopeladas, Los Tres, Café Tacuba, los Paralamas… grupos de todos los rincones de Latinoamérica y La Madre Patria lanzaban por esas fechas sus mejores trabajos con sus mejores canciones. El Rock en español evolucionó de la simplicidad ochentera a un sonido maduro, alternativo, complejo y melódico, sin olvidar sus raíces locales, lo cual lo hizo entrar en una etapa en la que le competía de tú por tú al Rock Anglosajón, que también pasaba por un momento espectacular!!! Las canciones de calidad parecían ser la regla y no la excepción, por primera y única vez en la historia del Rock en nuestro idioma. Pero Soda parecía estar siempre un paso delante de todos. Para dicho tour, había incluso fechas planeadas para USA, España y otros países europeos, pero a finales del ’93 el trío decidió que necesitaban un descanso después de casi una década sin parar.

1994 fue catastrófico en el plano personal. El 4 de Julio murió Tobías, el hijo de Zeta, en un accidente automovilístico. Bosio quedó devastado, y los planes de reunirse para comenzar el séptimo disco se tuvieron que aplazar. Gustavo ya tenía material suficiente para un disco de Soda, y no quería retrasarse. Hubo algunas fricciones, pero finalmente Cerati le dio su espacio de duelo a Bosio y se metió al estudio con el material que tenía, para grabar su primer disco solista, Amor Amarillo lanzado en Noviembre. El primer disco solista de Cerati sonaría más a Soda Stereo que el mismo Dynamo, y que el Sueño Stereo, precisamente porque estaba destinado a ser un disco de Soda. Zeta, un tanto dolido, comenzó proyectos de producción a otras bandas como Peligrosos Gorriones. Y Charly se desapareció del mapa para dedicarse a su familia. Los rumores de la ruptura no se hicieron esperar. El trío los negó, pero no se apresuró a volver al estudio ni al escenario.

Fue hasta 1995 que se reunieron en el estudio Supersónico de Buenos Aires para la grabación del séptimo, y a la larga, último disco de estudio de Soda Stereo. Gustavo diría que entraron sin presiones. Sabían que no podían superar el Canción Animal ni el Dynamo, por lo que intentaron relajarse y disfrutar el proceso. La verdad es que hubo fricciones, no sólo al interior del grupo, sino con la nueva disquera. Cerati quería un disco más alternativo y roquero, siguiendo un poco la pauta del Amor Amarillo. Zeta quería un disco más experimental, con sonidos electrónicos, entre el House, Ambient y el Prog. El Sueño Stereo fue concebido originalmente como un álbum doble, y Zeta y Gustavo finalmente lograron coordinarse y empezar a trabajar en temas más atmosféricos que conformarían el segundo disco. Pero Ariola les puso un alto diciendo que era muy arriesgado comercialmente. No querían arriesgarse a otro Dynamo, por lo que presionaron a que fuera más “digerible”, para crispación del trío. Esa especie de suite de los 3 temas finales, “Planta”, “X-Playo” y “Moiré”, serían los vestigios de esa parte del proyecto. Algunas de las ideas quedarían plasmadas en el segundo disco solista de Gustavo. Sonoman, que fue descartada, terminaría siendo incluida en el “Comfort y Música Para Volar”, y me hace preguntarme si debo mandar una carta de agradecimiento a los ejecutivos de Ariola por no haber dejado salir el disco dos de esta placa.

El resultado final no es malo. No del todo. Soda trata de modernizarse con sonidos alternativos y neopsicodélicos. “Zoom” y “Revólver”, a pesar de su exagerada sobrerradiación, no dejan de ser temazos. Pero en el resto de los temas no estoy seguro que hayan logrado modernizarse tan bien. Por primera vez empiezan a verse repetitivos. “Disco Eterno” tiene un buen riff, pero lo repiten haciendo honor al título de la rola. Otras canciones no tienen momentos memorables en absoluto. Gustavo sigue experimentando con los efectos de su guitarra, overdrive, phasers, y delays, y junto con los efectos electrónicos, y orquestaciones, logran su cometido atmosférico, pero muchas canciones son muy planas en el aspecto compositivo. Son disfrutables, es un disco muy relax. La producción es impecable, el disco con más claridad sónica de Soda, pero nada de eso ayuda a que las canciones sean memorables como en las 6 anteriores placas. Gustavo está además mermado vocalmente. No sé si a propósito, pero aquí susurra en tonos más graves que medios, sin arriesgarse a esos impresionantes agudos que solía alcanzar. Las letras son más ambiguas que nunca, pero esta vez las imágenes no dejan ese sabor sexoso y transgresor de antes. No hay ganchos, ni ímpetu, ni adrenalina, no hay pasión. Y ESO es lo verdaderamente preocupante. “Ángel Eléctrico” es otro tema que se salva y alcanza a destacar, pero por sus texturas, parece más un descarte del Dynamo, un remake de cualquiera de los temas de ese disco.

En general, creo que la gente lo recibió con bastante tolerancia. En parte por la transmisión mañana tarde y noche que le dio MTV a las rolas estelares. Rolling Stone (por entonces ya en plena complicidad con MTV), lo rankearía en un absurdo 4to lugar en la historia del Rock Latino, por encima no solo del Dynamo, sino del Canción Animal! Además el hecho de ser un disco flojo fue maquillado por el lanzamiento del semidesconectado “Comfort y Música Para Volar” en 1996, y posteriormente por el anuncio de la disolución del trío en el ’97 y el mítico Último Concierto en el estadio de River, lo cual hizo que Soda no dejara de sonar en la radio ni en la tele.

El disco arranca con “Ella Usó Mi Cabeza Como Un Revolver”, creando la falsa ilusión que el disco será otro festín sónico. No sólo es la mejor canción a la redonda, sino que es de las destacadas de la discografía Sodiana, y en sí, vale la compra del disco. Retomando la frase con que inicié la reseña, sí, ÉSTE tema es el canto del cisne de Soda. Desde la intro aérea, con acordes fluyendo entre efectos cósmicos, y luego ese exquisito riff, sublime, majestuoso, psicodélico, en la que se combinan oleadas del cuarteto de cuerdas (dos violines, una viola y un chelo, con arreglos de Janos Morel), con la poderosa guitarra descendente de Gustavo y los teclados alucinógenos. Crea una sensación hipnótica, envolvente circular, poderosa y frágil a la vez. Ese riff es más efectivo y memorable que todo el resto de las canciones del disco juntas, excepto “Zoom”, claro. La melodía es potente y pegajosa, igualmente en vaivenes que se alternan con los del riff principal, con Gustavo haciendo su performance más emotivo y poderoso del disco, sonando desesperado, incrédulo, fatalista, vivo! Baja de intensidad conforme se requiere, y en los puentes susurra casi al borde del llanto, cambiando a un efecto ligeramente lejano y opaco, hasta estallar en los precoros “Pasa el tiempo y ahora creo que…” con una decisión demoledora. No se exige en tonos agudos, pero Gustavo suena magnífico en este tema. Líricamente es también una joya. Da pie al resto del disco, siendo un tema ambiguo, cifrado. Pero las imágenes que logra son demoledoras, efectivas, taladros directos al cerebro. Uno no puede aterrizar esa abstracción de cómo alguien puede usar la cabeza de alguien como un revólver (título tomado de la canción “Planet Queen” de T.Rex). Pero va dando latigazos que arman el rompecabezas metafórico. Gustavo habla de una relación masoquista en la que se hacen cosas absurdas por alguien… “ella”, o algo. La letra está sujeta a múltiples interpretaciones, y nunca dio pistas del verdadero significado, pero uno lo puede aplicar a la media naranja (yo se la dedicaba a mi hoy esposa, este era de los temas de Rock en mi época errante en cafés, ya en solitario). Líneas como “Me vi llegando tarde, tarde a todo” son imputables a cualquier fémina del mundo. Pero también se podría considerar una alusión a las drogas, por la desesperación de algunas líneas (No creerías las cosas que he hecho por ella, cobardemente, pero sin vergüenza), o el video hace la sugerencia de que “ella” es la misma banda, Soda, que absorbió por completo la vida de Gustavo. Como sea, líneas como “e incendió mi conciencia con sus demonios”, o “Pasa el tiempo y ahora creo que, el vacío es un lugar normal” son para levantarle un monumento. Todo funciona, la letra, las melodías, los riffs, las orquestaciones, la sección rítmica, en la que Charly y Zeta hacen complejos cambios de tiempos. Una verdadera joya que está en mi top ten de la banda. En el semi-Unplugged harán una versión aún más poderosa (irónicamente), y con la intro cambiada a una secuencia descendente de guitarra.

Sigue “Disco Eterno” que no está mal. Tiene un chisporroteante riff, algo complejo, que se va repitiendo, luego se sale del patrón, regresa. Tiene algo de pulpo. Después de varias vueltas, Gustavo hace guitarra rítmica, y comienza a cantar, de forma pausada. Otra guitarra se agrega con un efecto de wha y reverb dando una sensación etérea y psicodélica, mientas Zeta y Charly van con una semilenta pero implacable sección rítmica. La melodía vocal es agradable, Gustavo canta muy relax, cantando las últimas dos líneas de cada estrofa un poco más alto. Las imágenes nuevamente son abstractas, esta vez sin dar demasiadas pistas, y las imágenes no estoy seguro de que funcionen tan bien como otras veces: “Entre los dos, pasa un meridiano, latitud, de vidas paralelas, abrir el sueño Stereo, crear la dimensión”. El problema tal vez es que dura demasiado. El beat no cambia un instante, Charly se nos empieza a anquilosar también. Y el riff principal es usado constantemente, incluso derivando en un breve requinto que nos e despega demasiado de la figura. La duración da una sensación demasiado repetitiva y circular. No es mala, y en un buen día se podría tintar de rojo, pero desde que la oí por primera vez ese lejano 1995 me dio la impresión de que algo estaba dejando de funcionar en el trío.

Después llega “Zoom”, para terminar de redondear esa aura psicodélica del inicio del álbum. Arranca con ese patrón de batería muy pegajoso, con algunos destiempos, y no sé si Charly agregó algún efecto o empalmó dos o más baterías para cierto efecto de desfase muy cool. Es un beat absolutamente memorable, que de puro arranque, ya sabes de qué rola se trata. Por si fuera apoco, de inmediato entra ese arreglo de dos tonos oscilantes, que nunca he sabido a bien si es guitarra o el teclado del Tweety. Un bajeo que juega con los tiempos al estar estacionado casi siempre en el mismo tono, una guitarra eléctrica haciendo, ehmm… “zooms” agudos (no sabría expresarlo de otro modo) que recorren todo el brazo, un cálido guitarreo acústico, y violá, tenemos otro riff espectacular y que ha quedado tatuado en la memoria colectiva latinoamericana. La voz de Gustavo entra hasta el :30, con una suavidad de terciopelo, pero con un todo sugestivo, sexoso, seductor que no puede con sí mismo. Sigue eludiendo los agudos, pero canta de tal forma que realmente no es necesario. Una melodía suave, aterciopelada, que encaja con esa aura extrañamente sexual de la canción. Las letras son la última joya lírica del Gustavo con el trío, retomando ese velo que oculta la silueta femenina al fondo, letras ambiguas, pero de una fuerte carga sexual con excelentes imágenes esculpidas con extremo cuidado “Entre tus labios de plata, y mi acero inolvidable, quiero un looOOooop, protagónicoOOoo”. Las inflecciones que hace Gustavo son ganchos precisos, acentuando ciertas vocales y haciendo la melodía adictiva.”Pruebame y verás que todos somos adictos, a estos juegos de artificio…” y luego una línea que me obligaba a ver de reojo a Hiz cada que tocaba esta canción (también parte de mi repertorio solista) en los cafés: “Voy a hacerte un macro porno intenso, lo que seduce nunca suele estar… donde se piensaAAAAAAAA” en un maravilloso falsetto. Luego nos quedamos con zaeta haciendo una nota extendida de armónica para arrancar después el requinto con fuzz y efectos lentos y caleidoscópicos. Todo funciona en este tema. Un gran trabajo, y aunque el papel de Charly es crucial para el efecto de la rola, todos colaboran para el armado de un tema espectacular, pegajoso, con buena vibra, y que quedó como el último de los grandes temas de Soda Stereo. Desgraciadamente lo mejor del Sueño Stereo se difumina con los últimos beats de “Zoom”.

“Ojo de la Tormenta” tiene un riff semilento a adormecido y una atmósfera de hueva de la que nunca se puede desprender. Gustavo canta como si llevara 6 días sin dormir, con una modorra contagiosa. El estribillo cambia poco o nada, la instrumentación se mantiene plana. Al 2:30 hay un puente instrumental con un piano jazzy haciendo unas escalas discretas, pero aplastado por el guitarreo incisivo. Lo mejor acaso es el puente que le sigue, con una guitarra más potente “en esta hiperhistoria, todos quieren un flash, y pocos algo para ver”, pero se nota también el bache compositivo al verse forzado Gustavo a romper la métrica para que el verso encaje. No es mala del todo, pero me parece un tema TAN apático…

“Efecto Doppler” es una balada donde Charly sobresale con el tamboreo oscuro con destiempo. Es hipnótico. Pero Gustavo otra vez canta medio dormido. Se siente algo de tensión, la guitarra hace un slide al fondo que podría sugerir el título, parece que la canción va a reventar y explotar en cualquier momento, pero no lo hace. Al 2:20, después de que Gustavo canta “Cuando te alejas de mi” y lanza un acorde marcado y se hace un silencio, parecería que van a volver con todo, pero se mantienen con los arreglos de cuerdas y ese tenor flojo, somnoliento. El problema no es que sea una balada y no reviente, “Té ParaTres” usa una fórmula similar y más minimalista incluso, pero se nota poca intensidad, poca creatividad, sin momentos cumbres, y un desperdicio de recursos como las cuerdas y el Piano Rhodes que aparecen en el tema.

“Paseando Por Roma” nos levanta del letargo con el redoble de Charly, y un riff más rockero enlazado a una tremenda línea de bajo. La rola tiene ciertos vestigios de Brit Pop, mezcla ese beat bailable y alegre con las letras melancólicas y más oscuras. Se siente cierta influencia de Blur, pero a la vez una especie de regreso a los orígenes del trío. Tenemos metales beatlescos a  cargo de Flavio Etcheto, y sintetizador analógico para esos sonidos computarizados, pero el tema se siente más orgánico y fluye al menos un poco mejor. Se siente un soda como el de los ochentas, más centrados en lo que puede hacer el trío y el poder con el que pueden empujar la canción por sí mismos, incluso el solo remite inmediatamente al riff de “Prófugos”. La letra es más directa y anecdótica, sin rebuscamientos, y la melodía al menos es pegajosa. Zeta se termina llevando la rola con ese tremendo y complejísimo bajeo. No alcanza por supuesto alturas como los temas clásicos de los ochentas, pero es otro tema salvable aunque se sienta algo fuera de lugar (y época).

Continuamos con “Pasos” que es un tema supervisionario que presagia la exquisita experimentación electrónica del Kid A de Radiohead. NOT! En realidad es de los temas infumables del Sueño Stereo. De los temas experimentales que pudieron estar dirigidos al segundo disco, donde un guitarreo insulso y una melodía más desabrida, está condimentada con sonidos computarizados y supuestamente futuristas. Parecen más bien efectos de Los Supersónicos. Lo destacable acaso sea la guitarra slide harrisoniana del 2:40, pero no es suficiente. La canción se pierde entre los sintetizadores los dos acordes repetidos infinitas veces junto al estribillo “prefiero seguir tus pasos” cantada desde la peor de las crudas de Gustavo.

Después viene “Ángel Eléctrico” con una atmósfera cargada por la distorsión y el beat semilento. La canción lleva un estilo showgazing que encaja mucho más en el del disco previo. Buena melodía, excelente trabajo de guitarra, sobre todo de los efectos, en el que Gustavo vuelve a hacer patente que puede hacer cosas buenas sin riffs rebuscados. El bajeo es elástico, separado de la línea de guitarra, dando profundidad y dimensión a la canción. Líricamente Cerati también se recupera, haciendo juegos de palabras con la electricidad del título, logrando buenas imágenes sobre la metida de pata (literal) y reconciliación en una relación: “hoy caí al dejarte sola, ya pague por quebrar la calma”. Me gusta el final y la forma en que la guitarra se desvanece y queda sólo la línea de Zeta y el intrincado beat de Alberti en lento fade out. No es de las mejores de la discografía, y no estoy seguro si destacaría por si misma entre las joyas del Dynamo, pero aquí sin duda es lo mejor después de los dos temas  protagónicos.

Luego llega “Crema de Estrellas”, otra balada que se pierde entre efectos de sintetizador y arreglos de cuerdas. Es linda. Pero… no sé. Con las metáforas astrales me parece que Gustavo cae por primera vez en el límite de la cursilería. No tiene momentos climáticos, y la letra no logra crear una conexión. Lo mejor acaso es el final de tintes orientales. Pero me parece que Gustavo retrabajaría mucho mejor el tema, haciéndolo más rápido para “Jugo De Luna”, ya de solista. Y eso que ése es un tema mucho más pop!

Después tenemos esa trilogía tan polémica… “Planta” al menos es el mejor tema de las tres con que cierra el álbum. Los fans del disco alegan que es un tema progresivo. Ehm bueno quizá. Tiene un buen crescendo que estalla después de una larga intro muy atmosférica en la que Gustavo narra su crecimiento desde la perspectiva de  una planta. Al minuto 2 hay un puente con violines y un falsetto hasta que entra la banda con más potencia al tema en sí. La melodía mejora aquí y la guitarra hace lindos arreglos con las texturas etéreas del sintetizador. La letra, aunque se supone que habla desde la perspectiva de una planta, también se dice que hace referencia a las sensaciones causadas por drogas alucinógenas, por la referencia en la segunda línea a “Oro de Acapulco”. No me fascina, no me parece tampoco que alcance alturas floydianas, pero el cierre es agradable.

El problema viene con la experimentación de “X-Playo”, ligada al anterior por el sampleo. Entiendo que quieran experimentar con otros géneros y con el electrónico. Paul McCartney lo hizo. El detalle es que Macca se tomó la molestia de ponerse el pseudónimo de The Fireman para hacer sus debrayes e intentos de DJ con la computadora y tornamesa, dándonos su lugar a los que somos fanses suyos por el Rock que hace. Aquí Soda nos receta bajo el nombre de Soda un soporífero collage de más de 4 minutos con un montón de rechinidos y sonidos procesados, repetitivos hasta el hartazgo. Si pretendían “transmitir” lo interesante que es ser una planta… supongo que lo logran. Yo realmente no puedo escuchar este tema. Quizá los fans del ambient y electrónico me puedan decir si hay algún mérito, pero no es realmente mi estilo.

Nuevamente el loop se enlaza con “Moiré”, que supongo que es un punto medio entre los dos temas previos. Se supone que es el punto en que la planta muere y trata de representar esas sensaciones desconocidas. A mi me parece ya redundante y no aporta gran cosa a lo ya ehrrr… “demostrado” en las dos canciones anteriores. Iba a decir una broma cruel. Pero no. Yo sería incapaz de decir que quizá esta minisuite pseudo prog y pseudo electrónica fue un Deja Vu de Gustavo a su estado actual. Sería incapaz de decir que los bips agudos del tema y los sonidos electrónicos y líquidos con que cierra son una premonición a lo que escucha actualmente. No lo diré, ni lo leerán jamás de mí.

En fin. No es tampoco desastroso. Pero creo que está (o en su momento estuvo) demasiado inflado. Gracias MTV y Rolling Stone! Soda está dando el último empujón creativo. Se nota que hay problemas personales e internos, y que ya los tres vértices están jalando cada quien para su lado. Pero cuando se conjugan y explotan todo su talento, logran un triángulo perfecto y equilibrado, capaz aún de lanzar joyas como “Ella Usó Mi Cabeza” y “Zoom”, que a pesar de la sobreexposición a la que nos sometieron, no dejan de ser la últimas dos joyas del trío. Poco atrás se quedan “Disco Eterno” y “Ángel Eléctrico”. Pero en el resto de los temas Soda ya se nota desinflado, sin mucha motivación, o experimentando de más sin preocuparse por la composición. No arriesgan del todo como hiciera Cafeta con el Revés, y pareciera que se quedan a medio camino entre lo que querían ellos, lo que quería la disquera, y lo que quería el público. Por eso parece un disco hecho a medio gas, y eso es imperdonable en una banda del tamaño de Soda. Por ello la nota, que podrá parecerles exagerada e incluso ofensiva a algunos. Podrás tener discos malos por la inexperiencia, como el disco debut del ya lejano ’84, pero un disco malo por apatía y falta de pasión significa la muerte de una banda. Ellos mismos lo reconocerían un par de años después…

No me voy aún con el final de Soda porque a pesar de terminar con éste los discos de estudio, aún nos faltan dos en vivos necesarios para cerrar el ciclo del trío argentino.

 

Por Corvan

11/Oct/2013

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