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CREEDENCE CLEARWATER REVIVAL (Álbum, 1968)

Artista: Creedence Clearwater Revival (B)
Año de Grabación: Oct 1967 – Feb 1968
Fecha de Lanzamiento: 05 de Julio de 1968
Discográfica: Fantasy
Productor: Saul Saentz
Calificación:
 9 (MUST HAVE) 

Era: Country, Country Rock y Sureño

Subgénero: Southern Rock 

Mejor Canción: Suzie Q o I Put A Spell On You, o Walk on the Water

Canciones: 1) I Put A Spell On You; 2) The Working Man; 3) Suzie Q; 4) Ninety-Nine And A Half (Just Won't Do); 5) Get Down Woman; 6) Porterville; 7) Gloomy; 8) Walk On The Water.

 

Los Creedence ya tenían 8 años curtiéndose en la música cuando grabaron este disco. Por ello, si bien este no es el mejor de su discografía, si manejan ya un sonido tremendamente maduro, con su estilo característico: tosco, lleno de blues, aparentemente básico y campirano, pero muy melódico e inteligente. Mientras muchas bandas firmaron rápidamente un contrato y tardaron 2 o 3 discos en llegar a su madurez, los Creedence dan la impresión de haber salido llenos de grandeza de la nada, pero vaya que les costó mucho esfuerzo y tiempo lograr este debut. Afortunadamente el clímax del periodo psicodélico ya estaba pasando, y aunque no son ajenos a cierta influencia hippie, su sonido se muestra totalmente innovador al mostrar un delicado equilibrio entre Blues, Country y riffs monstruosos muy cercanos al Hard Rock.

John Fogerty tardará aún un poco en mostrar sus cualidades como compositor. No es que lo haga del todo mal aquí, pero las mejores canciones en su mayoría son covers y las canciones propias de gran calidad vendrán en los próximos discos. Aún así, el manejo que estos tipos dan a los covers es excelso, adueñándoselos por completo y dándoles una personalidad totalmente propia, al grado que hoy día pocos saben que no son de la banda.

Si bien Jonh Fogerty aún no hace explotar del todo su pluma como compositor, si inicia desde ya deslumbrando con su tremenda voz, áspera, furiosa, expresiva, alcanzando tonos altísimos, perfectamente afinada e imposible de confundir en cualquier rincón del planeta. Particularmente su interpretación vocal en Ninety-Nine and a Half me eriza la piel. Hay algo amenazante en esa amanera tan perfecta de cantar. Y a pesar de la aspereza de su voz, nunca se vuelve pesado y exagerado como por ejemplo los berridos de Alex Lora.

Su trabajo en la guitarra también es magnífico. John nunca ha sido considerado como un guitarrista virtuoso, y no pretendo ponerlo a la altura de Clapton o Beck, pero hay que reconocer que es bastante astuto y estudia cada detalle de los solos y arreglos que agrega a las canciones, disfrazándolos de falsas improvisaciones. Este tipo es tan frío y calculador como el Gilmour de los 70’s, haciendo los sonidos exactos en su guitarra para no romper ese equilibrio entre géneros del que hablábamos. Hay que añadir que hacer lo que él hace y llevar a la vez el liderazgo vocal de la manera en que lo hacía no es cualquier cosa. Y en este aspecto vocal sobrepasa con mucho al buen David.

 

En fin. El disco en acetato tiene un Lado A absolutamente espectacular, el cual fue básicamente el que los llevó al estrellato de la noche a la mañana. "I Put a Spell On You" abre el disco de manera magistral. Este es un cover de la canción de soul de Jay Hawkins al que le renovaron totalmente el sonido para hacerla más sombría, alargándola y llenándola de arreglos que vuelan la tapa de los sesos. A pesar de llevar un tiempo lento y cadencioso, no deja de sonar poderosa, ya sea por la fuerza que imprime la voz durante los versos o por los solos bestiales. Me encanta esa parte entre verso y verso en que grita Yeaaaaaaaaaaaaaaah!!!!!!!!! Como agarrando vuelo para llegar a la siguiente línea. Además Fogerty da muestra de su mejor guitarra de todo el álbum, dándole fuerza y textura a una canción que no tiene demasiados tonos y que en manos de cualquier otro sonaría plana y repetitiva. Nada de eso hay aquí, la canción te mantiene prendado desde el inicio y los 4 minutos y medio se van volando, dando la impresión de que algo lento pero muy poderoso te ha pasado por encima. No, no es metal. Ni siquiera es Hard Rock. Tampoco Country, ni Blues.

Sin dar un respiro, seguimos con "The Working Man", la única canción propia de la Cara A del disco. La intro es muy buena, el ritmo ligeramente más rápido y la voz menos gritada. Las letras hablan sobre las penurias de ser de la clase obrera, tratando de involucrarse un poco políticamente. No está quizá muy bien lograda, pero se les aplaude este primer esfuerzo lírico de crear conciencia. A lo que hay que poner atención aquí es a la guitarra, que desde el riff inicial va escalado octavas para hacer arreglos impresionantes. Esta es otra demostración de que no hay que tener un relámpago en los dedos, sino un cerebro muy vivo para ser un buen guitarrista. Si los arreglos a lo largo y ancho de los versos son buenos, espérense al solo al minuto 1. Esto es una delicia casi tóxica, y sin ser una aplanadora como la que abre el disco, sigue dejándonos sin aliento.

Luego llega la batería de Doug Clifford en un fade in, al que se le va a agregando primero el riff principal, y luego la guitarra rítmica y el bajo. Ahí tenemos la estructura principal de "Suzie Q", tantas veces interpretada por tantos artistas antes que ellos, incluyendo a los Rolling Stones que hasta ese día habían logrado el mejor cover. Creedence les quitó ese honor e incluso se adueñó totalmente de la canción. Entra la voz limpia de John. La canción suena básica, pero con un sonido más oscuro y denso que las versiones anteriores. Luego viene el primer solo, y ahí es donde estos tipos se empiezan a adueñar de la rola. Fogerty se las ingenia para ir haciendo arreglos y riffs cada vez distintos, llevando la canción hacia arriba imperceptiblemente. Al segundo verso la voz suena opaca y lejana, con un John jugando con efectos para no sonar repetitivo. Lo increíble es que lo logra, en ningún instante esta canción suena pesada, y salen con diversos trucos y ganchos para mantener la canción siempre viva. Después del segundo solo hacen unos coros muy curiosos: “Huuuuuuuu, huuuuuh, huuuuuuuu…” suenan escalofriantes. Para el 3:30 la voz ya suena un poco más gritada y rasgada y da pie a un tercer solo lleno de efectos medio psicodélicos que no hacen sino acrecentar el sonido denso y oscuro, que a mi me hace sentir como en la noche a mitad de un bosque pantanoso y embrujado del centro de Estados Unidos.

El Lado B del disco es un ligero bajón. Quien los manda a poner todos los éxitos en fila en la primer cara? No es que sean canciones malas, sino que no les llegan a los monstruos con que abren el LP. Las más destacadas son las que abren y cierran este lado. "Ninety-Nine and a Half" es un cover de excelsa manufactura que casi muestra la misma potencia. Aquí a destacar está la voz que suena furiosa como nunca, al menos en este disco, demostrándonos que este vocalista iba bastante en serio. Esa técnica de Fogerty definitivamente no la perfeccionó de la noche a la mañana, llevaba años trabajándola, y ese es quizá el ejemplo más claro de ello. A james Hetfield le tomó al menos 10 años, y 4 discos a lo largo de toda la década delos 80’s, lograr un sonido más o menos similar. El bajo por parte de Stu Cock también sobresale, llevando el ritmo en esas escaleras de tonos que no descansan un solo instante, y dotando a la canción de una mayor profundidad y encadenamiento musical.

Seguimos con "Get Down Woman", un tema propioque suena a un blues bastante regular. Esta canción ya pierde algo de fuerza y no hay bastantes cosas a destacar. Tiene un buen requinto a secas, pero al perder el sonido pantanoso se pierde algo de esencia Creedence y parece quedar un poco a deber. Incluso John no parece esforzarse demasiado en la voz.

"Porterville" también es una canción original, aunque escrita cuando la banda aún se llamaba The Golliwogs. En esta suben un poco a un ritmo medio, pero se nota un menor esfuerzo que en la anterior. Suena un tanto repetitiva y denota falta de creatividad tanto en el riff principal como en los “I Don’t Care, I Don’t Care” que se repiten constantemente. No es tampoco que esta canción sea un desastre universal, pero es quizá la canción más floja del disco. Me gusta el sonido de producción que los hace lucir como si estuvieran tocando adentro de una caverna.

Sigue "Gloomy", en el que destaca el trabajo de batería de Clifford, cambiando ritmos e incluso dando algunos matices medio jazzeros intercalados con pequeños redobles. La canción es en sí oscura pero sin demasiados ganchos, pero incluye algunos efectos raros como de caballos al galope y algo que tal vez sea una guitarra al revés alrededor del minuto 1 y a partir del 1:50. El último solo mejora un poco, pero nada a comparación de la brillantez matemática de la primer cara.

"Walk On The Water" es otra gran canción, casi disputando con "The Working Man" el puesto de mejor canción original. Aquí resalta el ambiente que logran crear, ya que no es un riff lo que va marcando la métrica de la canción, sino un ritmo marcado de todos los instrumentos, cambiando apenas de tonos. La verdad es que para no tener un riff, tiene claramente el estilo Creedence. La armonía vocal es una joya, y un 80% de lo que hace funcionar esta canción. Me encanta la parte de esa especie de coro donde John canta “I Don’t Wanna Go”. Incluso el requinto es demasiado tosco y carece en un inicio de esos tonos agudos fogertinianos, pero nuevamente nos muestra su astucia al manejar sonidos bajos y algunos trucos con las escalas y rasgueos que hacen un pre-solo bastante bueno, incluso mejor que el mismo solo, donde por cierto nos muestra un arreglo con técnica de punteo de tres dedos. En este final la batería vuelve a destacarse mientras todos van subiendo el ritmo frenéticamente hasta los guitarrazos que marcan el final. Un buen cierre muy por encima del promedio de este lado.

 

En este disco ya tenemos el sonido Creedence tal cual lo conocemos, aunque aún les falta pulirlo y perfeccionarlo un poco. Aún así este debut es más que recomendable, no hay canciones que lleguen a lastimar los oídos, y a diferencia de mucha música country, tampoco daña al cerebro. Es más, por la mezcla de sonidos y géneros resulta hasta un estimulante. Podemos encontrar además algunos clásicos de la discografía de Creedence, pero sobre todo su valor reside en la tremenda inteligencia que nos muestran Fogerty y compañía al hacer música, tomando cosas simples, acomodándolas con extremo cuidado, y haciendo algo totalmente innovador y lleno de ganchos, bastante accesible para todo mundo pero sin tratar al escucha de idiota. Que esperan? Corran a bajarlo y a comprarlo una vez que lo comprueben!!!

Por Corvan  

26/Sep/2008

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