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MODERN LIFE IS RUBBISH (Blur, 1993)

Artista: Blur (C)
Fecha de Grabación: Oct ‘91 – Mar ‘93
Fecha de Lanzamiento: 10 de mayo de 1993, UK
Discográfica: Food / SBK
Productor: Blur, John Smith, Steve Lovell, Stephen Street

Calificación: 8.5

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: Brit Rock (1991-???)

Subgénero: Brit Rock (1991-1998) 

Mejor Canción: For Tomorrow

Canciones: 1) For Tomorrow; 2) Advert; 3) Colin Zeal; 4) Pressure On Julian; 5) Star Shaped; 6) Blue Jeans; 7) Chemical World; 8) Sunday Sunday; 9) Oily Water; 10) Miss America; 11) Villa Rosie; 12) Coping; 13) Turn It Up; 14) Resigned.

 

Una mejora respecto al Leisure. Un muy buen disco donde la banda empieza su transición hacia un sonido más maduro. Aún se muestran un poco verdes, pero definitivamente se nota una banda más arriesgada y comprometida, retomando bases de rock y mezclando con algunas tendencias nuevas para no quedarse estancados en un mismo sonido. Por ello es un disco de transición, que fue arriesgado en su momento y les significó un ligero retroceso comercial respecto a su debut, e incluso perder el posicionamiento que tenían contra bandas como Suede, pero visto en retrospectiva, el riesgo valió perfectamente la pena. Hoy seguimos reconociendo a Blur y ya pocos se acuerdan a Suede, no?

En este disco, la banda decidió conciliar dos posturas opuestas. Por un lado el tradicionalismo y localismo del Brit Pop de los sesentas, siendo su mayor influencia los Kinks y Ray Davies como letrista. Y por otro lado el sonido sucio y de guitarras distorsionadas que predominaba en USA a través de grunge, trasladando ese sonido sesentero a la década de los 90’s, dando una mayor profundidad al sonido y sobre todo a las letras, que se volvieron bastante cínicas. La música está llena de las virtudes que mostraran en el Leisure: música pop de excelente manufactura, ganchos de guitarra a diestra y siniestra, encantadoras melodías vocales, y mucha inteligencia en los detalles. Sólo que esta vez la música suena más fina; a pesar de que sigue siendo un sonido sucio, con mucha de la actitud (ojo actitud, no sonido) de The Who, ya no suena a música hueca y de mero desmadre como el Leisure. 

El debut colocó a la banda en una muy buena posición en el Reino Unido, a la cabeza del movimiento Madchester. El problema es que, a pesar del relativo éxito, los malos manejos de su manager dejaron a la banda con una deuda de 60,000 libras, para sorpresa de los chicos, que de inmediato lo corrieron y lo sustituyeron por Chris Morrison. Intentaron reunir el dinero que debían lanzando otro sencillo, pero pronto vieron que debían emprender una gira por Estados Unidos para hacerlo rápido, por lo que la disquera los mandó a un tour que cambiaría para siempre el sonido de la banda.

La gira duró mes y medio, pero fue un caos desde el principio. La banda llegaba totalmente borracha al escenario, lo que ocasionaba constantes equivocaciones, olvidos y que las canciones sonaran mal. Además en 1993 Estados Unidos estaba en plena efervescencia grungera, lo que aunado al sonido más británico de la banda, ocasionaba que el público no se conectara con la música, generando enfrentamientos verbales, más decepción de los chicos, más alcohol, tensiones entre los mismos miembros de la banda que casi llegan a los golpes y un círculo vicioso nefasto. Los Blur estaban hartos de Estados Unidos y comenzaron a revalorar las tradiciones y “cosas simples (ajá) de Inglaterra”. Un día Albarn y Coxon escucharon el The Village Green Preservation Society de los Kinks y decidieron que esa era la dirección que debería tomar el grupo.

Cuando la banda regreso a Inglaterra era otra que la que se había ido mes y medio antes. En primer lugar, regresaron con la firme intención de regresar a las bases del Brit Pop y rescatar las tradiciones líricas británicas. En segundo, y de la mano, tenían un tremendo desprecio por todo lo que sonara estadounidense, y querían alejarse de ese sonido. Y tercero e irónico, debido a que para complacer al público americano tuvieron que subir la distorsión para que algunas canciones tuvieran un cierto aire grungero y al menos llamar la atención de la gente, regresaron a la isla con este sonido sucio y potente. Otra cuestión es que al bajar del avión se dieron cuenta de que Suede los había desplazado como la banda británica del momento, para molestia de Albarn que los consideraba unos rivales fastidiosos. Jeje, aún no conocían a los Gallagher.

La rivalidad con Suede hizo que el grupo se centrara en crear un disco que le patearía el trasero a lo grande. Este comentario se hizo público, a los que Albarn lo confirmó y añadió además que sería el renacimiento del Brit Rock. Todo mundo vio estas declaraciones sumamente arriesgadas, y el dueño de la disquera le pidió personalmente a la banda que no hicieran cambio de sonido e imagen, pero terminaron convenciéndolo con algunos temas que habían comenzado a componer durante su estadía americana. Así se metieron al estudio con Andy Partridge como productor, quien ya había trabajado con XTC (quizá por eso canciones como “Chemical World” suenan tanto a XTC), pero las sesiones terminaron siendo un desastre y Food Records se comenzó a desesperar. La banda cambió de productor eligiendo a Stephen Street, con quien ya habían trabajado, retomando material posterior al lanzamiento del Leisure, pero ajustándolo al sonido Brit Rock que querían. Se sintieron más cómodos y entregaron el disco en diciembre del ‘92, pero el dueño de la disquera dijo que estaban cometiendo suicidio con eso. Así el grupo grabó otros temas como potenciales sencillos, que fueron los más apresurados, pero curiosamente los que más destacan, como “For Tomorrow” y “Chemichal World”. Ésta última fue hecha por presión de la filial americana, que quería una canción que hiciera más click con el público estadounidense ante el marcado anglocentrismo del disco.

El resultado, si no es perfecto, es muy bueno, y el tiempo terminaría dándole la razón a Blur por el riesgo que tomaron. Las guitarras son sucias y distorsionadas por grandes lapsos, dándole una actitud muy retro a la banda. Las letras son directas, con mucha carga de cinismo, y en general hacen una excelente adaptación del Brit Pop de los 60’s a esta vida moderna que vale m/&%$)&. El álbum además tiene bastante más diversidad y atmósferas, desde rockers potentes, algunas canciones en medio tiempo, baladitas, algunas que son más ambientales, todas con riffs bien construidos y pegajosos. Además, en las partes donde deciden no cargar demasiado a las guitarras, agregan arreglos muy buenos de metales, pianos, cuerdas que sin sonar clásicos, complementan muy bien el sonido, le dan variedad y fluidez al disco para que los 60 minutos que dura se vayan volando.

El disco abre con “For Tomorrow”, una canción a medio tiempo que da la impresión de ser acústica en los primeros instantes, pero a la que se agrega una guitarra marcada y crujiente y una batería adormilada que hace de vez en vez unos remates estupendos. Las melodías vocales de los versos son deliciosas, delicadas, casi infantiles, contrastando con la tremenda amargura de las letras. Por cierto que esos “He's a twentieth century boy/girl”, recuerda vagamente a los Kinks con “Dedicated Follower of Fashion” o “Well Respected Man” en cuanto a la actitud, más que a la música. El coro es pegajosísimo, uno puede pasar semanas sin sacarse esos La-laaaa la-la-láaaaaaa por semanas. Y podrían parecer muy vanales, pero vienen a darle el tono perfecto de sarcasmo al resto de la letra. Un contraste simplemente perfecto. Los arreglos de cuerdas y metales al fondo apenas y se notan, pero le dan cierta elegancia y visten la canción sin darnos cuenta, hasta que al 2:10 toman un rol más protagónico haciendo una especie de solo. El final es perfecto con Damon casi recitando los últimos versos mientras el resto de la banda continua con los La La La’s para una buena coda. Excelente canción para iniciar, y creo que lo más cercano a un clásico que dejó este incomprendido álbum. 

Sigue “Advert”, que inicia con un tecladito muy juguetón, gracioso, y a toda velocidad. De inmediato entran las guitarras, esta vez bastante distorsionadas y creando una pared de sonido con un riff simple y potente. La voz contrasta con un ritmo semilento en medio de tanto aparente caos, pero Albar tiene es amagia para hacer inflexiones y darle vida a una canción por sí mismo. La mayoría de los ganchos aquí son vocales, incluyendo ese divertido remate “Say Something, Say Something ELSE!”. De pronto suena un sirena al fondo. Las letras nuevamente hablan del hartazgo de la vida cotidiana, de la eterna necesidad británica de irse de vacaciones a algún lugar soleado, y no desaprovecha para tirarle a la publicidad y a los tiempos compartidos. Lo cual parece quedar muy bien con el ritmo frenético y sin descanso de la canción. Buena rola. 

Continuamos con “Colin Zeal” que tiene un riff impresionante, de los mejores de Coxon a mi gusto. Va conjugando un guitarreo con punteos muy potentes que lo remarcan. Esto conjugado con el denso beat de la batería de Rowntree le da un aire colosal. La canción se aligera después con el coro mucho más pegajoso y luminoso, pero por momentos ese riff inicial es realmente perturbador y fascinante. La letra, al más puro estilo de Davies, critica el conformismo de la clase media británica, esta vez con más dureza que cinismo. 

Después de un inicio tan bueno, “Pressure On Julian” baja el ritmo, y la banda se enfoca más en crear una atmósfera agridulce con un riff agudo, cíclicoy muy cool, con una batería que casi suena a industrial y una melodía vocal más oscura. Alrededor del 2:20, cuando estamos sumidos en un como trance por ese riff, el tiempo se va acelerando, las guitarras crujen y llegan a una especie de estallido para volver al ritmo original. No es mala, pero es un ritmo un poco cansino y no tiene tantos ganchos.

Sigue “Star Shaped”, con ritmo suave al que se le intercalan flashazos eléctricos que después de un rato terminan dominado. Damon intercala falsettos con tonos medios. El guitarreo es muy marcado y va de la mano con el ritmo de la voz, pero en esta ocasión hacen un derroche de artilugios para hacerla funcionar desde coros aflautados al fondo, arreglos de metales (es un oboe???) que se intercalan con solos de guitarras, otra vez los La-la-la´s. Para acabar, el grupo termina la música y queda como suspendida con unos arpegios y unos arreglos de eso que suena a oboe y se va difuminando. Esta, sin ser una canción tremenda, es una muestra de la gran inteligencia del grupo al momento de construir las canciones. 

“Blue Jeans” es más ambiental, centrada en recrear una atmósfera somnolienta con ese sonido peculiar que no atino a saber si es una especie de melotrón o un efecto raro de la guitarra. En dado caso, es más simple, pero linda, y termina funcionando con los ganchos que tiene, sin necesidad de más parafernalia que las deliciosas melodías vocales. 

“Chemical World” es otra vez cargada y más rockera, empezando con una intro bombástica que se detiene en seco para un arreglo muy dulce de la guitarra de Coxon, para luego unirse todo. La voz está ligeramente distorsionada dando un efecto metálico, y se crea el efecto de un diálogo entre la parte grave y la respuesta en una octava más alta. Al 2:15 hay un falso final para arrancar de nuevo con toda la densidad de la canción. Lo curioso es que a pesar de la potencia y la distorsión no deja de sonar a ana perfecta obra de rock pop. Alrededor del minuto 4 hay otro falso final, para empezar ahora con una magnánima coda dirigida por un pianito bastante gracioso, muy británico. Este cierre es muy entretenido, se va volviendo cada vez más complejo, con efectos al fondo, y le van subiendo el tiempo hasta que termina siendo un final realmente espídico. La letra es sobresaliente, esta vez haciendo una durísima crítica a la sociedad americana, ya que esta canción fue por encargo de la filial estadounidense para manejarla como sencillo en USA, y el grupo no perdió la oportunidad para dar cachetada con guante blanco. 

La octava canción es “Sunday Sunday”, muy rítmica y otra donde más se nota la influencia de los Kinks (Desde el título, quien no recuerda “Sunday Afternoon”?). El arreglo de metales también remite a los 60’s, y en sí toda la atmósfera tiene ese aire británico de la psicodelia hasta el 1:20, cuando un arreglo de teclado y los slides le dan un aire mucho más moderno y esquizo. Buena canción, muy retro y divertida. 

“Oily Water” tiene una intro tremolada, que da la impresión de que los guitarreos están entrecortados. La voz suena demasiado lejana y pastosa y de repente parece que esta vez exageraron con la densidad. Rescatan los quiebres con los “uuuuuuuh” mucho más tranquilos que le vienen a dar un buen respiro para que después Coxon repita el riff algunas veces. El final es una especie de caos experimental. No funciona tan bien como los recursos que usarán después en el 13, pero no se puede decir que sea una mala canción. 

“Miss America” es en cambio más simple aunque continua con ese aire experimental, muy atmosférico, con efectos cristalinos, y Dave apenas usando las baquetas para marcar el ritmo mientras Graham hace un arreglo minimalista pero bello con su guitarra. En sí crean un buen ambiente de campiña, relajado, aunque insisto, aún a años luz del 13. 

Con “Villa Rosie” hacen lo contrario que habían estado haciendo hasta ahora, hacen una intro que parece descomunal para un tremendo rocker y finalmente salen con un ritmo medio y una tonada Brit Rock, inofensiva y divertida. La canción está llena de ganchos, y esos “uh-HUUUUUU” se pueden volver adictivos. 

Continuamos con “Coping”, que tiene un riff muy rockero, mejores melodías y una construcción muy detallada. Me encanta por ejemplo el suspenso en que queda la canción después del primer verso, al :48, para que luego la guitarra acústica haga el riff en agudo y enseguida la eléctrica repita el riff con más potencia. Además el solo de sintetizador al 1:30 es muy divertido. 

“Turn It Up” es el penúltimo track, con una intro más larga y elaborada que lo normal. Tiene buenas melodías y un gran trabajo de batería. Otro gran ejemplo de que incluso para canciones menores el grupo no descuida los detalles. 

“Resigned” se encarga de cerrar el disco. Esta es otra canción donde se enfocan más en crear atmósferas, las guitarras de nuevo suenan tremoladas y Damon usa un tono inusualmente bajo. La canción es linda, y funciona por sí misma, pero parece una copia al carbón, al menos en cuanto a los efectos y la atmósfera a “Blue Jeans”. Al final, cuando parece que el álbum ha terminado alrededor del 5:15, hace otra coda que no tiene nada que ver con la canción, muy acelerada y con base de piano. La parte principal de la canción me gusta, al menos es relajante, pero esta coda me parece totalmente innecesaria y rompe un poco el buen efecto del cierre del disco.

En fin, el Modern Life Is Rubbish no es una obra maestra, pero es un buen disco, que marcaría la transición hacia el sonido maduro de la banda y sus mejores trabajos a mediados de la década. Le hace falta acaso una pulida, un poco menos de distorsión, pero en general tiene buenas canciones, muy fluídas, llenas de ganchos, con una maestría y astucia endemoniada por parte de Damon para crear ganchos vocales y de Graham para hacer riffs.

A fin de cuentas, termina siendo una pieza de Brit Pop ligera, casi inofensiva (de no ser por la mordacidad lírica), y arriesgada, ya que el Brit Rock tenía tiempo sepultado. Es entretenido, con cuidado en los detalles, con canciones que van desde la adrenalina pura hasta atmósferas lindas y delicadas. Sin embargo creo que es un disco más importante por sus efectos que por su música en sí, ya que junto con el Parklife marcarían la tendencia de las bandas británicas y sería una enorme, enormísima influencia para las agrupaciones que poco después integrarían el movimiento de Brit Rock noventero en respuesta el grunge americano. Ni Suede, ni Oasis, ni Elastica, ni Pulp ni Sleeper ni Supergrass, entre los más importantes, escaparían a la influencia de este “Modern Life Is Rubbish”.

 

 

Por Corvan

13/Ago/2010

Letras de El Traductor De Rock

 

 

 

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