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THE VELVET UNDERGROUND (The Velvet Underground, 1969)

Artista: Velvet Underground (D+)
Fecha de Grabación:  Nov –Dic ‘68
Fecha de Lanzamiento: Marzo  de 1969, USA
Discográfica: MGM
Productor: Velvet Underground
Calificación: 
9.5 (MUST HAVE)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: La Psicodelia (1966-1969) 

Subgénero: Art Rock

Mejor Canción: Candy Says o Pale Blue Eyes

Canciones: 1) Candy Says; 2) What Goes On; 3) Some Kinda Love; 4) Pale Blue Eyes; 5) Jesus; 6) Beginning To See The Light; 7) I'm Set Free; 8) That's The Story Of My Life; 9) The Murder Mystery; 10) After Hours.

 

Después del catastrófico rugido del White Light/White Heat pasaron muchas cosas dentro de la Velvet. En primer lugar, la disquera Verve casi los mandó a volar porque eran una banda muy arriesgada y el disco había sido un fracaso miserable, tanto con la crítica como con los fans. Muchas de las canciones ni siquiera podían ser interpretadas en directo. Lou Reed estaba harto de las tendencias experimentales y quería ganar aunque fuera un poco de dinero. La banda necesitaba plata urgentemente y no se podían dar el lujo de otro fracaso. Así que necesariamente tenían que dar un giro. El problema era que John Cale, quien sin duda era el motor experimental del grupo, no tenía la más mínima intención de hacer algún cambio. Insistía en que el grupo debía sacrificar ventas en torno a la experimentación artística. La tensión creció. Obvio que si eres el que toca la viola en un grupo de Rock, no hay manera de incluir el instrumento sin que suene raro. Bueno, sí, pero Cale no era del tipo que encajaba sus sonidos de manera sutil. Pronto fue claro que Sterling Morrison y Mo Tucker apoyaban la idea de Lou de hacer sonidos más convencionales y alejarse lo más posible del ruido blanco del WH/WH.

Así pues, John Cale salió de la banda y fue reemplazado por Doug Yule, que había sido bajista en Grass Menagerie. MGM que era la disquera a la que pertenecía la subsidiaria Verve, se decidió a darles otra oportunidad, esta vez lanzándoles el disco directamente. Así, se metieron a grabar produciéndose ellos mismos, y dirigidos esta vez enteramente por Lou Reed. El sonido es evidentemente distinto. Se fueron los ruidos, las guitarras rugientes, las violas distorsionadas y la experimentación masiva, salvo en “The Murder Mystery”. El resultado es un sonido más limpio, gentil, cálido, amable, con tendencias Folk, y más cercano a lo que haría Reed durante su carrera en solitario. Es el disco más tranquilo del grupo, con canciones que semejan canciones de cuna. Ya todos sabemos que Lou tiene una tendencia a manejar secuencias de tres tonos que resultan hipnóticos y en este disco explota la fórmula para hacer este tipo de canciones, lentas, sublimes, letárgicas y delicadas, pero en absoluto aburridas.

Otro de los factores importantes fue que los amplificadores Vox y las cajas de pedales de Fuzz les fueron robados en un aeropuerto mientras estaban de gira, poco antes de entrar a grabar. Lou y Sterling compraron guitarras Fender de 12 cuerdas, con un sonido más limpio y cristalino, y los nuevos amplificadores no tenían un sonido tan agresivo como los previos.

A pesar de que Reed domina en la parte compositiva, quiso dar un toque democrático al disco. Yule cantó “Candy Says” por insistencia de Reed, y la verdad es que hace un papel inmejorable, con una voz delicada y sublime. Mo canta “After Hours”, de manera casi ridícula, pero funciona de manera milagrosa. Reed insistió en que ella debía cantarla porque la inocencia de la canción le impedía hacerlo él mismo. Cosas curiosas. El caso es que ciertamente Maureen suena casi infantil y eso ayuda a ese aire inocente y puro de la canción.

Las grabaciones fueron fluidas y muy divertidas a decir de Yule. Sin la tensión de John Cale, las sesiones fluyeron rápido. El disco es minimalista, muy rítmico, con las guitarras entretejiéndose sutilmente, con arpegios dulces. Yule hace líneas de bajo simples y cómodas al oído, sin irse a la experimentación arriesgada que hacía Cale. Mo también luce muy sobria, con beats sencillos que mecen las canciones.  Parece como si la banda estuviera palomeando en la sala, de la manera más desenfadada posible, como en la portada del disco. Por cierto, la foto fue tomada por Billy Name en 1967, cuando la banda aún estaba en The Factory de Warhol. La portada parece ser la única reminiscencia que queda de Andy y su Factory. Bueno, y “Candy Says” que estuvo inspirada por uno de los protegidos de Warhol, el transexual Candy Darling.

El disco es hermoso. Es sencillo, honesto, fluido, minimalista pero con fuerza, con canciones sorpresivas como “Jesus”, las baladas son los puntos fuertes, aunque también hay algunos rockers como “What Goes On” y “Beginning To See The Light” e incluso un pequeño toque experimental que funcionaría de no ser tan largo. A mi gusto está al menos al mismo nivel que el debut, e incluso es más consistente, sin un “Black Angel’s” o un “European Son”, o al menos sin un track TAN ofensivo.

El disco abre con “Candy Says”, una canción hermosísima y delicada, casi una canción de cuna. Yule la canta con una voz suave y una melodía aterciopelada, en un vaivén hipnótico que te va llevando a un viaje exquisito. Guitarras arpegiadas y de una suavidad elegante. Mo apenas llevando el ritmo, todo se conjuga en una cadencia cálida, acogedora, que te hace sonreír y dejarte llevar hacia ese relax cósmico. El grupo funciona de maravilla en este tema minimalista. La canción está dedicada a Candy Darling, un transexual protegido de Andy Warhol, a quien Reed también le dedicaría “Walk On The Wild Side” en 1972. Sip, ni en sus momentos más tiernos Reed deja de ser subversivo, jajaja. Una lírica destacada, con imágenes fuertes pero poéticas. Al final el grupo se enlaza con una bella armonía vocal para la coda. De las mejores baladas del grupo y a mi gusto la mejor canción del disco.

Sigue “What Goes On”, en la que Lou retoma el liderazgo vocal. Este es un rocker con un guitarreo desenfrenado y adictivo. La guitarra rítmica se lleva las palmas conduciendo la canción en esa secuencia de 3 acordes. El estribillo es inusualmente optimista y pegajoso: “Let it be good, and do what you should, you know it'll work alright”. Al 1:10 tenemos un solo de Lou, estridente y todo, con un efecto extraño, pero sigue sin haber una pizca de la agresión que se notaba en discos previos. No hay nada oscuro ni amenazante, sino un colorido triunfal en cada nota del requinto. Yule hace el órgano del fondo que sirve de muralla colorida, y con un tono de órgano de Iglesia,  pero que dista de la experimentación de Cale. Hacia el 2:40 hace un extenso solo y la guitarra rítmica acelera, extendiendo esta parte instrumental hasta que la rola termina, al 4:50. Quizá es el único detalle. Es una canción con muy buen mood y excelentes combinaciones, pero se alarga un poquito al final.

“Some Kinda Love” es otra linda balada, con las guitarras de 12 cuerdas resonando alegremente y entrelazándose en sus arreglos de manera muy relajada. Bueno, más que balada es un tema muy sencillo, si batería, ya que Mo se contenta con tocar un cencerro o algo parecido y el riff se repite y se repite. Lo divertido son las letras, en las que Reed usa un cinismo exquisito. Después de todo son los Velvet Underground, y si no hicieran letras sobre sexo como ésta, dejarían de tener esa chispa: “cause a bore is a straight line that finds a wealth in division, and some kinds of love, are mistaken for visionary”. Hacia el final hay ligeras variantes en la secuencia de tonos y Reed cierra con un irónico: “I don't know just what it's all about, but put on your red pajamas and find out”. No lo aman? La canción es simple y repetitiva, pero la letra y el tono en que la canta Reed la convierten en un tema destacado y que te planta una sonrisa.

Luego está “Pale Blue Eyes”, de una belleza abrumadora. Lou Reed es la muestra de que menos es más. Una canción casi desnuda, con la guitarra de Sterling  haciendo tímidos arreglos, Yule tocando un discreto órgano, Mo con el pandero y Lou hipnotizándonos con una melodía perfecta. Al 2:50 tenemos un solo delicado y cristalino, que recuerda un poco a Jerry García. La letra  es un poema de amor inmortal: “If I could make the world as pure and strange as what I see, I'd put you in the mirror, I put in front of me.” Reed está en un momento creativo impresionante. Y cuando uno piensa que se la podríamos dedicar a la amada, Reed nos sale con ese twist inevitable: “The fact that you are married, Only proves, you're my best friend, But it's truly, truly a sin”. Ahh otra canción maravillosa! Lou la escribió para su musa Shelly Albin, quien de hecho tenía ojos azules, y de hecho… estaba casada.

“Jesus” es quizá la canción más sorpresiva del disco. Velvet Underground haciendo un himno religioso? No sólo eso, sino uno realmente bueno, y que suena honesto, y que te conmueve? El acompañamiento de la guitarra es grandioso, encajando con la letra: tranquila en los versos y un poco más intensa cuando la voz hace esa plegaria casi suplicante. Hay excelentes armonías vocales, e incluso se quedan a capella unos instantes a mitad de la canción. Después de esto hay un pequeño interludio instrumental. Y luego siguen con la fórmula de versotranquilo-corointenso. La letra se repite una y otra vez. Los versos son “Jesus, Jesus, help me find my proper place” y los estribillos son conmovedores: “Help me in my weakness, 'Cos I'm falling out of grace”. Eso es toda la rola. Lo increíble NO es que The Velvet Underground, que usualmente hace canciones de sexo, drogas, transexuales y de ahí para arriba, haga una canción sobre Jesús. Lo increíble es que lo haga de manera tan convincente y emocional. Uno se conmueve con esta canción. Tiene algo que te toca, suenan mucho más honestos que muchas bandas de supuesto Rock Cristiano. Cómo hacen para que algo TAN simple suene tan bien? No tengo idea.

Enseguida llega “Beginning To See The Light”, un rocker con el que suben los ánimos. Sin ser explosivo, es una canción con un gran rítmo acústico y una excelente línea de bajo que se roba los reflectores. Simple pero efectiva. En el estribillo bajan la intensidad y se queda ese guitarreo mientras la banda entera canta “Here we go again, playing the fool again…” una oda a la despreocupación, no sin cierta dosis de sarcasmo. Lou canta en esa forma en que sólo él sabe hacerlo, casi al borde de la carcajada e improvisando inflexiones y ganchos vocales por todos lados. Al final todos se unen para el “How does it feel to be loved”. Se nota que se divirtieron horrores grabándola, y logran contagiar ese buen humor y buena vibra.

Después está “I'm Set Free”, con un aire majestuoso que me recuerda un poco las atmósferas del VU&Nico. No sé si es mi imaginación, pero me parece que es una especie de Soul con vestimenta Velvet. Me encanta la manera en que van armando tensión, Mo golpea los tums que retumban y dan un aire solemne, y de repente la canción revienta con los coros, repitiendo el título. Las guitarras tienen algún aire oriental. Al 2:10 hay un requinto cargadísimo de eco, sencillo, pero con una buena línea principal, y que también se va cargando de tensión poco a poco. No sé. Me parece mágica la manera en que hacen tanto con tan poco.

Luego tenemos “That's The Story Of My Life”, otra canción alegre y optimista, donde destacan esas percusiones extrañas a destiempos que van a lo largo de la rola. El requinto es más elaborado de lo normal, juguetón y bluesero, a dos cuerdas (!!!), y con unos juegos melódicos hermosos.  Una alegre rolita inofensiva.

La herencia de John Cale al disco epónimo de Velvet Underground es “The Murder Mystery”. No porque la haya escrito él, sino porque es por mucho, la más bizarra y experimental del disco, con todos los miembros colaborando en la parte vocal y haciendo collages extraños y a veces chocantes. Arranca con un riff descendente y una batería tribal y desbocada. Luego se tranquiliza y el teclado de Yule domina. Básicamente estas dos secciones se alternan durante los casi 9 minutos de la rola, sólo que posteriormente en la parte “tribal”, Yule y Morrison recitan líneas rapidísimas e inteligibles, mientras que en la parte “tranquila o mística”, Lou y Mo se intercalan con dos melodías distintas pero más suaves. El contraste que logran es apabullante. Nunca he intentado descifrar qué diablos dicen, uno se pierde en las 4 líneas. La canción no es mala. Siendo experimental, es mucho más accesible que otras piezas previas como “European Son” y le da ese toque bizarro que necesita todo disco de VU. El problema es que dura casi 9 minutos, y eso es un maratón tormentoso considerando que son apenas dos secciones, que son muy contrastantes y que la canción es imposible de seguir. Además por momentos parece que Yule está asesinando su teclado. Si durara la mitad (o la mitad de la mitad) sería mucho más soportable, pero la duración me obliga a marcarla en azul. Casi siempre termino crispado con esta, sobre todo al final, con el órgano grabado al revés y ese esquizofrénico piano.

Afortunadamente cerramos con “After Hours”, una de las canciones más tiernas y puras del catálogo de los Velvet. Maureen, que hizo su debut vocal en la canción previa, se avienta ésta vez el liderazgo vocal, ya que Lou decía que la canción era tan inocente que no la podía interpretar él. Mo es todavía peor vocalista que baterista. Por más que se esfuerza en sonar afinada, suena como mi hijo de 3 años cantando alguna canción del kínder. Pero adivinen qué??? En eso consiste la magia de la canción!!! Mo canta con una pureza e inocencia que realmente parece infantil. Suena tierna y conmovedora. El bajeo es simple, punteando las notas, y con la guitarra rasgueando burdamente. Es la antítesis total del track previo, con una chispa conmovedora y con una letra agridulce, que aparenta ser infantil, pero con un twist amargo: “All the people are dancing, and they're having such fun… I wish it could happen to MEEEEEEE”. Brillante. Paul McCartney intentó lo mismo con “All Together Now” del Yellow Submarine sin éxito alguno.


Un tremendo disco. Muchos intentarían imitar el simplismo de Reed. La verdad es que cualquier idiota puede hacer canciones sencillas, pero sólo un genio puede hacer canciones tan simples, hermosas, y que suenen tan bien, con la instrumentación exacta, con líricas poderosas, con un aire divertido,  pero a la vez profundo. Es un disco muy fuerte y consistente, pero le falta un pelo, acaso la frialdad de Nico o un toque de la chispa experimental y sofisticada de Cale (quien te entiende Covan????). No es tan Psicodélico como el VU&Nico, y no tan Pop como el Loaded. Un perfecto punto medio.  Desgraciadamente, fue otro de los fracasos comerciales de la banda, esta vez, de manera inexplicable, y MGM esta vez no se los perdonaría. Históricamente ha ido ganando el reconocimiento y aclamación que merecía, pero en su momento, el fracaso, comenzó a desgastar al grupo y a gestar su ruptura. Puede haber polémica si este o el VU&Nico son el mejor de la discografía de los Velvet, pero sin duda creo que éste es la mejor opción para comenzar a descubrir a ésta mítica banda si aún no lo has hecho. Un Must Have.

Por Corvan 

10/Feb/2012

Letras de El Traductor De Rock

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