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AMNESIAC (Radiohead, 2001)

Artista: Radiohead (B)
Fecha de Grabación: Ene ’99 – Mar ‘00
Fecha de Lanzamiento:5 de Junio del 2001, UK
Discográfica: Parlophone
Productor: Nigel Godrich
Calificación: 8

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: La Dispersión (2000-???)

Subgénero: Alternativo

Mejor Canción: Pyramid Song o Knives Out

Canciones: 1) Packt Like Sardines in a Crushd Tin Box; 2) Pyramid Song; 3) Pulk/Pull Revolving Doors; 4) You and Whose Army?; 5) I Might Be Wrong; 6) Knives Out; 7) Morning Bell/Amnesiac; 8) Dollars and Cents; 9) Hunting Bears; 10) Like Spinning Plates; 11) Life in a Glasshouse.

 

El Amnesiac es como el hermano gemelo malvado del Kid A. De hecho fue grabado en su mayoría durante las mismas sesiones, por lo que el estilo es indiscutiblemente el mismo. No es que hayan sido descartes propiamente, no son lados B, (o en su caso es la mejor colección de Lados B y descartes de la historia!), sino que la banda no quiso arriesgarse a hacer un disco doble porque consideró que sería agobiante, excesivo y ciertamente tenían razón. Por sí mismos estos discos gemelos son pesadísimos, por su abstracción, las difíciles texturas, los ambientes electrónicos, y hacer un disco doble con esta música hubiera sido inhumano. La banda además consideraba que se anularían uno al otro. Están relacionados, indiscutiblemente, pero fueron pensados más o menos como obras separadas. Éste es mucho más denso. Es cierto, hay más presencia de guitarras, pero las canciones abstractas son más difíciles y asfixiantes. La sensación de claustrofobia aquí es mucho mayor que en su predecesor, y me parece que toma más escuchadas para poderse digerir. Por otro lado hay temas más amigables y que de hecho salieron como sencillos, caso de “I Might Be Wrong” y “Knives Out”, que nos acercan un poco al lado más “humano” de Radiohead.

 

Mientras que podemos iniciar otra guerra mundial con la pregunta de cuál disco de Radiohead es el mejor, creo que hay dos cosas en las que podemos concordar casi universalmente: El Kid A y el Amnesiac son los discos más emparentados de la banda, por eso menciono medio en broma que son gemelos. No sólo porque se cocinaron al mismo tiempo, sino por que los sonidos, las líricas y esa sensación de extrañeza abstracta que deja son muy, pero muy similares. Pero igual que los gemelos, no podemos decir que sean iguales.  Este no es el Kid B, definitivamente. Sin ahondar demasiado en las letras y las atmósferas, ambos discos tienen personalidades distintas, que se perciben a simple oída. Uno sabe que están relacionados sin saber precisamente cómo. En realidad aún no me explico ése cómo, es un algo intangible, un nexo extraño, quizá en la experimentación, en las atmósferas abrasivas, en la sensación de angustia que queda, esa aura desolada y apocalíptica que comparten.

Thom Yorke dijo: “Están separados porque no podían estar juntos, se cancelan uno al otro como obras terminadas…” “De alguna manera creo que Amnesiac le da a Kid A otra explicación; algo traumático ha está ocurriendo en Kid A… esto es mirar atrás, tratar de unir las piezas y encontrar eso que ha ocurrido.” Y no lo podría definir mejor, el Amnesiac es un rompecabezas sonoro, de una dificultad extrema, que está armándose constantemente y que no sé si tenga final. Es uno de esos laberintos eternos sobre los que escribía Borges.

Sobre las diferencias entre los discos, el mismo Yorke lo explica mucho mejor de lo que podría hacerlo yo: “Creo que el  arte de la portada es la mejor manera de explicarlo. El de Kid A es todo a distancia. El fuego está ocurriendo en el otro lado de la colina. Con Amnesiac, estás de hecho dentro del bosque mientras el incendio está ocurriendo.” Es difícil explicarlo, no quedo del todo satisfecho con la idea de los incendios, pero debo concordar con Yorke y es quizá la mejor manera de ponerlo en palabras. Ambos son álbumes apocalípticos, desoladores, que reflejan de algún modo el vacío de esta sociedad del nuevo milenio. Pero el Amnesiac es más angustiante, con atmósferas más bizarras, arenosas, abstractas. Todas las sensaciones del Kid A se potencian y magnifican para dejarnos con esa sensación de paranoia, de cuerda alrededor del cuello, de un inevitable fin. Mientras que en el Kid A hay un dejo de esperanza, en el Amnesiac no. Esas notas de jazz con las que cierra el disco dejan con la sensación de máxima impotencia, de que Yorke está ahogado en whisky, en algún bar jazzy de Londres, o de Nueva Orleáns… de que todo está perdido.

Las letras son más crípticas y minimalistas que en su predecesor. Yorke parece o estar lanzando ideas a lo estúpido y sin sentido real o ser un maldito genio que juega ajedrez con nuestra mente. Por los trabajos líricos en los demás discos, es obvio que no está improvisando. Yorke, es pues, capaz de lanzarnos en apenas unas líneas, poemas devastadores: “"I jumped in the river, what did I see? Black eyed angels swam with me," o "We are going to crack you're little souls" o “Cut the kids in half” en el contexto de un devastador divorcio. En fin, la letra es más minimalista, pero quizá más expresiva que en el Kid A. Yoke tiene esa capacidad genial de exorcizar sus demonios e involucrarnos y reflejarnos a todos mientras lo hace. Se abre el alma con la suficiente fuerza como para representar al mundo entero, y muy pocos letristas son capaces de ello.

Ahora, la principal diferencia entre los discos, y la principal razón por la que el Amnesiac no alcanza el mismo nivel de genialidad que el Kid A, es porque no fluye del mismo modo. Mientras el Kid A logra un flujo constante de energía entre canción y canción y el disco se siente como un producto único, al que no se le puede mover nada, no pasa lo mismo con Amnesiac. En el Kid A hay transiciones excelentes: como “Optimistic-In Limbo”, que hace que los cambios sean sutiles y cómodos. En el Amnesiac no hay nada de eso. Los cambios entre tracks son bruscos y hasta incómodos, con cierta sensación forzada. Estamos en una canción electrónica como “Packt” y de repente cambiamos a una canción de piano como “Pyramid”, y luego nos vamos a un extremo experimental y abstracto como “Pulk”, o estamos en una canción a pura guitarra como “Hunting Bears”  y brincamos a la abstracción electrónica para cerrar con Jazz. Es decir, el disco es variado, acaso más que el Kid A, pero el manejo de los temas y atmósferas, así como sus transiciones lo hacen mucho, pero mucho más difícil, más transgresor. Una pesadilla electrónica. Pero les ha pasado que a pesar de la angustia, quieren regresar a esa pesadilla porque les queda algo pendiente? El Amnesiac es esa pesadilla. Hay algo que se olvida siempre. Y hay que regresar a resolverlo.

 

El disco abre con “Packt Like Sardines in a Crushd Tin Box”, que de inmediato nos lanza el mensaje de que este va a ser un viaje más bizarro que el Kid A. Una atmósfera sombría, electrónica, casi robótica. Thom canta de una manera brutalmente insensible, carente de emociones, eso es quizá lo más aterrador y extraño de la canción. Lo demás es una ambientación electrónica, como si nos metiéramos al procesador de una supercomputadora a escuchar sus pensamientos. Las letras empiezan con esa contundencia que puede tener Yorke en apenas unas palabras: “After years of waiting nothing came, As your life flashed before your eyes”. Después los 4 minutos que dura la letra se resume a incontables repeticiones de “I'm a reasonable man, Get off my case, Get off my case…” de manera casi obsesiva, mientras al fondo los efectos electrónicos crujen, tintinean, el beat se detiene y reinicia, y los teclados resultan ser lo más coherente del tema, no sin cierto aire gélido y también impersonal. El twist del track está en su título. La atmósfera impersonal refleja ese mundo en el que somos un número, una sardina más en un autobús o un metro atiborrado en el que no somos nada. Un tema escalofriante y mucho más poderoso de lo que aparenta.

Enseguida nos vamos a “Pyramid Song”, una hermosa balada donde predomina el piano minimalista de Thom, cantando con una voz nostálgica, mucho más emocional que en el primer track. De hecho es el extremo opuesto, y la banda no se molesta en crear matices. Por un lado es una buena sorpresa, pero también el contraste puede ser muy pesado. Bueno, el caso es que “Pyramid Song” es una rolota, fuerte contendiente a ser la mejor del disco, y una de las poquísimas del Amnesiac que la banda toca regularmente en vivo. Yorke canta con ese pesimismo que nos pone al borde del llanto, y con líneas impresionantes como “I jumped into the river, Black-eyed angels swam with me” o “There was nothing to fear and nothing to doubt”. Letras crípticas, que unos dicen que se inspiran en la divina comedia, otros en el Libro Tibetano de los Muertos, que si habla de la muerte, de un suicidio, que Yorke transporta al escucha al momento en que se ahoga en un río…  lo cierto es que es conmovedora, sujeta a un trillón de interpretaciones y que es un prisma musical, que cambia de color dependiendo del estado de ánimo con que la escuches. El tema data de 1999, año en que Yorke la interpretó en vivo por primera vez, pero no había encontrado su versión definitiva hasta el Amnesiac. Una absoluta maravilla, con un fantástico crescendo de violines,  y un trabajo complejo de Phil Selway en la batería a partir del minuto 2, aunque por momentos recuerda un poco a “How To Disappear Completely”.

“Pulk/Pull Revolving Doors” me parece el tema más asfixiante del disco. Y es otra muestra del cambio radical de texturas en el disco. Un tema totalmente electrónico, con todos los sonidos procesados, incluyendo la voz de Thom que suena extrañísima. Las letras son inteligibles, por lo que hay que buscarlas para leerlas, y aún así siguen siendo incomprensibles, jajaja. Hablan sobre puertas, con mayor intensión de lo que aparentan: “There are doors that let you in and out, But never open, But they are trapdoors, That you can't come back from”. Y échele la cantidad de interpretaciones que quiera: drogas, las frías relaciones interpersonales del cambio de milenio, las elecciones y decisiones que tomamos en nuestra vida, internet, etc, etc, etc. Un tema árido, sin melodía, que es como escuchar un ir y venir de bits con ese sonido que viene a oleadas. Entiendo perfectamente la idea experimental y me resulta admirable, pero ciertamente sobrepasa mis límites y me parece excesiva, sobre todo por sus 4 minutos de duración.

Después está “You And Whose Army?”, otro temita minimalista en que Thom inicia cantando prácticamente a capella, con una voz lejana y etérea, una guitarra muy sutil y una melodía remota, que en conjunto no sé por qué siempre hacen que me parezca una canción sacada de los 20’s. la banda entra hasta el 1:45, trayéndonos de regreso con un espectacular crescendo y dando un fascinante twist a la canción. Pianos y batería, no es mucho, pero es suficiente para que Thom imprima mayor intensidad a la canción y haga un cierre impresionante. La letra, de nueva cuenta es un gran signo de interrogación: “You think you drive me crazy, Come on, come on, You and whose army?” para cerrar con “We ride tonight Ghost horses”. Una mezcla de jazz, balada, electrónico, rock experimental… Todo funciona muy bien, y esa parte a la mitad en que la canción cambia de ser Thom Yorke a la entrada de toda la banda es uno de esos momentos climáticos y orgásmicos que Radiohead logra al menos una vez en cada disco.

Luego llega “I Might Be Wrong”. Johnny Greenwood ataca desde el principio con un riff infeccioso y poderoso, algo primitivo y malévolo, pero que a la larga se volverá un poco repetitivo. Su hermano Colin hace también una destacada figura de bajo al fondo, aunque queda un poco opacada por el volumen de la guitarra. Sobre este riff y el beat también repetitivo, Yorke se encarga de crear las atmósferas y subir y bajar la intensidad sin sonar tan bizarro como otros tracks. Al 3:55 tenemos un falso final, cuando parece que la rola termina, Jonny hace unos simples pero lindos arreglos a guitarra y agregan un loop para el cierre definitivo. Líricamente es una incógnita. Entre las líneas que destacan: “I used to think, There is no future left at all” o “Let's go down the waterfall, Think about the good times, And never look back…” Ninguna de las letras de Radiohead son al azar, pero muchas dejan un gran signo de interrogación. Esta sobre todo es una de esos pasillos indescifrables del rompecabezas llamado Amnesiac. Cuando la tocan en vivo la canción mejora notablemente, sonando más humana y con mucho mayor poder.

Enseguida viene “Knifes Out” un tema similar al anterior en el sentido de que lleva mucha más guitarra y es en cierta forma más accesible. No son temas pop, siguen siendo experimentales y con aires paranoicos, pero siguen el formato más tradicional de una banda y recuerdan un poco más los sonidos del OK que del Kid A. En fin, es bueno oír guitarras de nuevo, sobre todo se Id O’Brien hace un trabajo tan bueno y creativo a lo largo de la canción. La progresión de acordes tiene cierto lejano parecido a “Paranoid Android”. Líricamente se supone que se divide en tres partes, una sobre el canibalismo, otra sobre un hombre que se aleja de su esposa e hijos con la idea de nunca volver y la tercera sobre una mirada “de 100 metros”, de cuando alguien te mira a los ojos desde cierta distancia, con intenciones asesinas, según Yorke. Una mejora respecto a “I Might Be Wrong” que suena más plana y repetitiva. Aquí Yorke y O’Brien muestran muchos más recursos y variaciones para enriquecer el tema.

Luego tenemos “Morning Bell/Amnesiac”, que es otra dulce pesadilla. Por momentos muy saturada, también asfixiante, pero con algo dulce o inocente en los pianos y xilófonos ( la “campana matutina que tintinea durante toda la canción”, pero hay también algo extraño y bizarro, y no sé cual es la fachada y cual el trasfondo. La melodía también es suave e hipnótica, recuerda vagamente a “No Surprises” pero mientras aquélla era una hermosísima balada sin mayores pretensiones, esta es experimental e inquietante. La letra es abrasiva, hablando sobre un divorcio y dividirse todo, incluso los niños. La campana de la que no se puede deshacer desde que despierta, la petición desesperante de liberación…

El octavo tema es “Dollars And Cents” con un beat rápido e incisivo, un buen riff de bajo y unas oleadas sónicas que no estoy seguro si con teclados, melotrones o una orquesta. La banda hace esta vez combinaciones espectaculares para, sobre el mismo esqueleto y con el mismo ritmo, generar tensión y hacer explosiones increíbles, como al minuto 2, cuando más y más Thom Yorkes empiezan a sumarse, y la banda hace una especie de mini clímax para luego regresar a donde empezaron, bajando la intensidad. La letra es una durísima crítica al ritmo de vida actual y en general al liberalismo económico: “You don't like living in a business world, You don't have goals and you never stay, There are no more goals in our liberal world, Living in times when I could stand it”. Una canción angustiante, donde se combinan las guitarras con los teclados para crear texturas densas, no tan electrónicas, pero que igualmente crean esa sensación claustrofóbica.

Sigue “Hunting Bears” un temita instrumental en el que Jonny Greenwood hace prácticamente todo, entretejiendo notas de su guitarra con cierta influencia de blues, y con una carga de melancolía que realmente no necesita letra o la voz de Thom para ponernos al borde de las lágrimas. La carga de eco es perfecta, y es un claro ejemplo de que los silencios valen tanto o más que las notas, ya que las pausas que hace, alargando las notas, son precisamente lo que le da ese tono gris y dramático. Una gran demostración de la capacidad técnica de Jonny en apenas 2 minutos.

Después está “Like Spinning Plates”, regresando al lado más experimental de Radiohead. Esta es la melodía al revés de “I Will”, tema que saldría hasta el 2003 en Hail To The Thief. La primera mitad es este extraño experimento sonoro, y da la impresión de que es un tema instrumental abstracto, hasta que al 1:45 entra al fin la voz. Como la estructura principal estaba al revés, Thom no se sentía cómodo cantando “normal” por lo que buscaron a un compositor que les ayudó a “voltear” la melodía y Thom la cantó enteramente al revés. Por ello suena más extraño de lo normal. Jajaja. Y no lo hace mal, en partes incluso se entiende, sobre todo en el dramático coro. La canción se vuelve bastante más interesante a partir de la entrada de la voz, aunque este fragmento es más bien corto. Pero este es un ejemplo de que cuando experimentan con inteligencia pueden hacer cosas bastante impresionantes, y no sólo un montón de ruidos.

El disco cierra con “Life In A Glass House” que arranca con un cascabeleo extraño y ecos que dan la impresión de otro tema abstracto. Pero en seguida inicia un pianito juguetón, una sección de vientos y un oboe para crear una atmósfera de jazz desolador al más puro estilo de Nueva Orleáns. Humphrey Lyttelton se encargó de arreglar y dirigir la sección de vientos que por momentos parece estar improvisando de manera exquisita. Yorke canta con desolación, se vuelve emoción pura y casi me lo puedo imaginar con la cara sobre la mesa y la botella de whiskey en una mano, cantando sin esperanza alguna mientras el grupo de jazz toca al fondo, a las 3 de la madrugada. Las letras reflejan a la perfección esta desesperación: “Once again, I'm in trouble with my only friend”  o “Well of course I'd like to sit around and chat, But someone's listening in” o “Once again, we are hungry for a lynching ,That's a strange mistake to make”. El caos que se genera ya hacia el final es increíble, y es otro de los puntos climáticos del disco. Una pieza absolutamente brillante y exquisita, de las más brutalmente menospreciadas del grupo. Entiendo la dificultad de interpretarla en vivo, pero eso no quita que sea una de las joyas más injustamente olvidadas en el repertorio de Radiohead y una manera realmente sorpresiva para terminar el disco.

 

Uno termina sin saber qué rayos ha pasado. Cierta sensación de algo majestuoso, pero también de pesadilla, de rompecabezas inconcluso, de más preguntas que respuestas a cada escucha. La experimentación está a tope: La abstracción de “Packt”, la extrañísima y bizarra “Pulk/Pull”, la agridulce “Morning Bell/Amnesiac” la guitarresca “Hunting Bears”, la computarizada “Like Spinning Plates”, la sorpresita jazzera “life In A Glasshouse”, la emotiva “Pyramid Song” e incluso las más canciones más estándar como “I Might Be Wrong” o “Knives Out”, que a estas alturas una canción más estándar era sorpresivo viniendo de esta banda, jeje. Todo esto es un terreno desconocido. Ya habíamos dado un atisbo en el Kid A, pero aquí es más complejo, más asfixiante, más abstracto y más profundo. Aquí estamos en el incendio mismo que antes sólo veíamos desde fuera, estamos quemándonos vivos y no hay nada que podamos hacer. No hay manera de resolver este puzzle. Es angustiante. Pero es adictivo. Y eso solo puede ser una señal de que su autor es un maldito genio. En este caso, un genio de 5 cabezas.

Independientemente de la polémica que pueda generarse sobre si “Pulk/Pull Revolving Doors” es buena o no, creo que el Amnesiac no fluye tan bien como el Kid A, y por lo mismo no alcanza la misma maestría. Es por ello más que nada que no le doy la nota perfecta. Aún así es un disco muy consistente, muy fuerte y si se quiere, con más personalidad que el Kid A, aunque no es el mejor disco para empezar a descubrir a Radiohead. retomando la idea de los hermanos gemelos, el Kid A es el hermano mayor más lindo, simpático, encantador y algo alocado. Pero el Amnesiac es el más inteligente, astuto, impredecible y con un dejo de malicia.

 

Por Corvan

11/Ene/2012

Letras de El Traductor de Rock

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