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LED ZEPPELIN III (Álbum, 1970)

Artista: Led Zeppelin (B+)
Fecha de Grabación: 1970
Fecha de Lanzamiento: Oct 05, 1970 UK
Discográfica: Atlantic Records
Productor: Jimmy Page
Calificación: 
8

 

 

 

 

 

 

 

Categoría: Blues, Hard Rock, y Raíces (1968-1975) 

Mejor Canción: Since I’ve Been Loving You

Canciones: 1) Immigrant Song; 2) Friends; 3) Celebration Day; 4) Since I've Been Loving You; 5) Out On The Tiles; 6) Gallows Pole; 7) Tangerine; 8) That's The Way; 9) Bron-Y-Aur Stomp; 10) Hats Off To (Roy) Harper.

 

Después del trancazo que significó el II, el cual aún tenía tambaleando al mundo, la crítica y los fans esperaban el disco más pesado de la historia, algo que le pateara el trasero al par de discos que Black Sabbath había sacado durante ese mismo año… Sin embargo, Page y Plant habían quedado sofocados y exhaustos después del éxito y la gira mundial del II, por lo que se retiraron a inicios del ’70 a una granjita llamada Bron-Y-Aur para tomar oxígeno y desintoxicarse de la fama por un momento. Esto explica el carácter tan tranquilo y místico de éste disco. Bron-Y-Aur fue el equivalente de la India de los Beatles, permitiendo a la banda a componer varios temas acústicos que reflejaban la paz que estaban buscando. Después de tener material suficiente, grabaron parte de las canciones en Headley Grange (Hampshire), en el estudio rodante de los Rolling Stones, lejos del bullicio de Londres. Es por ello que este es el álbum más acústico e impregnado de Folk de la banda, lo cual lo convirtió en un favorito de los fans de hueso colorado y les abrió la puerta a fanáticos de música más progresiva y folkish. Sin embargo los fans y los medios que esperaban algo semejante a la potencia de los dos discos anteriores quedaron decepcionados, e Incluso la Rolling Stone fue despiadada en sus críticas, acusándolo imitación chafa a Crosby Stills and Nash (&Y), de un triste acercamiento a Dylan (!!!???), de ruido acrítico y demás, pero dichas críticas fueron borradas de los archivos ya que el álbum se volvió un histórico con el paso del tiempo.

El I, II y IV son discos fáciles de escuchar y digerir. El Houses of the Holy es un poco más difícil. Y el Physical Graffity y este son todavía más. El Led Zeppelin III, pues, no creo que sea una decepción, pero si una ligera baja respecto a sus antecesores, ya que su naturaleza es distinta, muchas canciones son muy melódicas, pero carecen de esa “magia”, quedándose como buenas a secas. Tampoco es el mejor disco de Zeppelin como muchos dicen, pero tiene su encanto, que va aflorando tras varias oídas. Entre los puntos a favor, tenemos que es el primer disco con material completamente original (y sin plagios!!) de la banda, y sobre todo, que tiene letras ligeramente más maduras, sin ningún hobbit ni orco a la vista. Page muestra sus habilidades con la guitarra acústica, y sin duda el álbum está impregnado de “Babe I’m Gonna Leave You” a lo largo y ancho, sólo que dividido en dos caras. El Lado A en el LP tiene el material eléctrico, poderoso y aplastante, con la canción más “metalera” de todo el repertorio de Zep, “Immigrant Song” y la que a mi gusto es la mejor canción que hizo Led, “Since I’ve Been Lovig You”, ambas clásicos eternos de la historia del rock.

El lado B, por su parte tiene puro material acústico o con base acústica, algunas canciones muy melódicas y monas como “Tangerine” o “That’s The Way”, que funcionan muy bien y están muy bien terminadas, pero ninguna de esta cara alcanza la intensidad de “Babe I’m Gonna Leave You”. El disco pues, fue acribillado injustamente por un lado y por otro, está sobrevalorado por un sector de fans. Yo me voy por un punto medio, no es ni el mejor ni el peor, simplemente una ligera baja, pero digno de esa gran tetralogía inicial de Zep. Ni siquiera es TAN acústico como muchos gritan desgarrándose las ropas, simplemente hicieron el experimento de separar un lado eléctrico y otro acústico, pero Jimmy Page desde el primer disco mostró su interés por desarrollar su talento con la guitarra española; no es nada nuevo, solo que resalta más por el formato y porque esta vez superan en cantidad al material eléctrico.

 

El disco abre con “Immigrant Song” una canción brutalmente poderosa y salvaje, la más pesada del repertorio de Zeppelin, que continuaba la tradición de la banda de abrir los discos con la mayor potencia posible y que por sí sola debía haber dejado satisfechos a aquéllos que querían ver a Led pateándole el trasero a Sabbath. Si alguna canción de Led Zeppelin debe ser considerada metal, es ésta. A ver, esos críticos que dicen que este es un disco blando y Folk, qué diablos tiene que ver esto con James Taylor o Joan Baez? La canción inicia con ese riff asesino, rápido y devastador, con uno de los mejores y más agresivos momentos al bajo de John Paul Jones y una voz desgarradora de Plant, con ese ya clásico “ahhAHHHahhh… AHHH!!!” que es parte del histrionismo vocal de Robert, pero que en esta ocasión aporta enormidades a la rola. La letra es la primera de reminiscencias vikingas, cantada desde la perspectiva de los guerreros remando en mares gélidos, y por ello la voz suena cautivante con ese efecto frío, oscuro, lleno de ecos y salvaje, haciendo referencias a los dioses y a Leif Erickson. El verso “The hammer of the gods will drive our ships to new lands" provocó que muchos llamaran a la música de Zeppelin “El martillo de los dioses”. Además sirvió para abrir los conciertos hasta 1972. Musicalmente, poco más puedo agregar. Es una obra de arte, con una estructura simple pero demoledora, donde hay un trabajo en equipo perfectamente balanceado y todos y cada uno de los integrantes aportan mucho para un resultando tan perfecto, y cierra de manera magistral con esos “uhhhh uhhhh uhhhh…” a manera de viento silbando en las tierras congeladas, dando más oscuridad a la rola. La única queja es que dure apenas 2:20, pero ha habido tardes en que paso escuchando únicamente esta canción por horas sin ningún problema.

Seguimos con “Friends”, que es la más acústica de este primer lado. Contiene un riff decente y espectaculares arreglos de cuerdas por parte de Jones (a quien por cierto no le dieron crédito a pesar de que estos efectos hacen la mitad de la rola), que dan un aire majestuoso, entre oriental y gótico y bizarro. Bonzo toca su batería a manera de tabla hindú para aportar más a ese sonido. La canción no rockea en el sentido habitual, pero no es tampoco una balada tierna, por lo que me parece que su lugar está bien de este lado. Plant hace una gran demostración de su rango vocaly su melodía es divertida, aunque aquí a veces suena enfadoso y exagerado. Ya hacia el final se comienza a sentir una como tensión o angustia mientras el sintetizador moog comienza a subir de volumen para quedar flotando cuando los demás instrumentos callan para enlazarse con la siguiente canción. Por cierto, la voz del manager, Peter Grant, puede oírse al fondo durante el inicio, antes de que Plant comience a cantar.

Después llega otro rocker, “Celebration Day”, con un sonido como paranoico y embrollado por las guitarras sobrepuestas y uno de los riffs más complejos e impredecibles de Page. Después de su grabación, la rola casi no entra al disco porque se perdieron las cintas donde estaban los primeros compases de batería, pero la salvaron agregándole al inicio una extensión de sintetizador moog con que termina “Friends”. El efecto raro en las guitarra se debe a que son dos sobrepuestas, una con afinación normal y otra afinada en La, aunque era tocada por Page en vivo con una guitarra de 12 cuerdas. Las letras se refieren a Nueva York, y no son una obra literaria, pero son decentes, aunque poco se le entiende a Plant con ese fraseo endiablado. No es lo mejor del catálogo completo de Zep, pero es una buena canción en general, rápida, divertida, con interesantes juegos de guitarra y un algo sexoso en la manera en que Plant canta ese "MAA-MAA-MAA-MAA I'M SO HAAPPY!"

La cuarta canción es inmortal, y por ella vale la pena tener todo el disco. “Since I’ve Been Loving You” es un blues leeeeeeeeeento, épico, cadente y orgásmico. Esta fue grabada en 1969 para las sesiones del II, pero al final fue reemplazada por “Whole Lotta Love”. La canción fue interpretada prácticamente en vivo en el estudio, con John Paul Jones haciendo los espectaculares arreglos de teclado en un Hammond y al mismo tiempo una excelsa línea de bajo con un bass pedals. Aunque la canción estaba ya estructurada, buena parte de los requintos fue improvisada al momento de la grabación, lo cual le da un toque incendiario y único. Según varios críticos, se supone que tiene influencias de “Double Trouble” de Otis Rush y de “Never” de Moby Grape, además de tomar la intro de “New York City Blues” de los Yardbirds, el anterior grupo de Page. Salvo ésta última, las primeras acusaciones me aprecen muy subjetivas e infundadas. Después de todo este es un blues genérico en base Do menor, lo que difiere son los espectaculares arreglos de guitarra, cargada de fuzz, con cambios de ritmo en pleno solo, y que va llevando la canción a través de diferentes clímax mediante una infinidad de recursos y una técnica impresionante, hasta el apocalíptico final. La música es difícilmente descriptible, es algo que hay que escuchar, un sube-y-baja emocional en la que los instrumentos van jugando a crear tensión y hacerla explotar constantemente, de una manera deliciosa. Con Hiz aprendí que esta rola es sólo descriptible como una experiencia sexual. La carga erótica de la música va muy de la mano con los cambios de ritmo, y créanme que esta es de una de las mejores canciones para hacer el amor que jamás se hayan escrito. Inicia lenta, casi tímida, al segundo 45 hay de súbito un breve explosión y vuelve a bajar; al minuto 2 sube ligeramente la intensidad sin explotar y empieza un sutil crescendo hasta el 2:45 cuando Plant la lleva al límite, como paseándose por el filo, hasta el 3:15 cuando por fin los instrumentos estallan en el primer orgasmo musical pleno de la rola. Al 3:35 inicia un solo de guitarra rapidísimo e incendiario, que después va tomando más la estructura y cadencia del blues y nos demuestra porqué Page es uno de los 3 mejores guitarristas del Rock. A estas alturas la guitarra ha ido aumentando la intensidad y al 4:50 hace un parón para un espectacular grito de Plant, y al 5:10 vuelve a haber un orgasmo pleno con los tremendos redobles de Bonzo. De ahí la canción va lentamente hacia arriba, al 5:55 Bonham vuelve a darle la vuelta a todos sus tambores y al 6:15 explota la voz para llevar la canción al tercer orgasmo pleno, con un espectacular juego de instrumentos al fondo. Al 6:40 Plant promete “One more, just once more…” y de tal manera jala aire para una última explosión al 6:45. De ahí la canción baja el ritmo, como ese adormecimiento después de, para terminar al 7:20. Ufff! Insisto, esto es algo que se debe escuchar. Sin duda, mi canción favorita for ever and ever de Led Zeppelin. Como nota, esta es también la mayor interpretación vocal que jamás tendría Plant, alcanzando notas altísimas y elevando aún una octava para la última vuelta. Abusa a ratos de sus repeticiones y monosílabos, pero no desentonan del todo con los cambios de intensidad y por esta ocasión son soportables.

Sigue “Out On The Tiles” que lleva un ritmo frenético y un riff complejísimo, pero a pesar de llevar un tiempo más acelerado que la anterior, parece una bocanada de aire fresco a comparación. No es del todo mala, pero suena muy genérica, del estilo de Nazareth. Por cierto, ya que esta nunca fue una favorita de los fans en los conciertos, la parte inicial del riff lo usarían como intro en Black Dog para dar el tono de entrada a Plant. Me parece que funciona mejor en aquélla canción. En fin no es un vomitivo, pero nunca ha sido de mis favoritas, y como ya mencionaba, tampoco del resto de los fans.

El Lado B del acetato comienza con “Gallows Pole”, que no es más que una canción Folk con una estructura muy simple y que capta la atención por factores secundarios como los arreglos, el canto casi histérico, pero nada más. La verdad es que es muy repetitiva. Lo único destacable es la manera como sube la intensidad al final sin dejar de ser una canción folk, es decir, con una batería que suena seca y desenfrenada, pero sin distorsión ni guitarras eléctricas en absoluto. En lugar de ello suena un banjo y una mandolina que van dando más y más velocidad y Plant pierde la cordura hacia el final, haciendo la canción casi intolerable. Pero en sí, a mi gusto es una canción menor que no llega a ser ofensiva, pero no destaca por nada en particular.

El séptimo track es “Tangerine” una hermosa balada acústica con un buen riff que conjuga un guitarreo de terciopelo con un arpegio raudo haciendo escalas. La canción es linda, con un buen solo con slide en la sección media (y un gran movimiento de bajo a la par) y nunca le quitan su esencia tranquila y sencilla agregando fragmentos innecesarios con distorisión, aunque por momentos si suena un tanto cargada. La melodía es linda, la letra un tanto sentimentalista (la escribió Page cuando era muy joven) y la voz queda quizá en un tono muy bajo para Plant, pero a fin de cuentas es las baladas simples que más lucen, tomando en cuenta que no es el fuerte de Zeppelin.

Sigue “That’s The Way”, una canción que continúa con la atmósfera majestuosa de Tangerine, con una acústica muy mona y un slide que va haciendo adornitos para embellecer la simpleza de la estructura. Y ahí está, sin tantos cambios o trucos como “Tangerine”, logra al menos equipararla en belleza y con letras que parecen más sinceras. Podría haber sido una gran rola hippie del Verano del Amor.

Sigue el tributo al rinconcito donde encontraron la paz y tranquilidad para componer y grabar el disco, “Bron-Y-Aur Stomp”, un tema muy folkie , movido, muy divertido e inofensivo. Nada más noten como van aplaudiendo para llevar el ritmo y se darán cuenta que es una mera broma. Nada grave, viene siendo el equivalente a “All Together Now” de los Beatles, ligera como pluma, y por lo mismo, sin trascendencia real en la discografía de Zeppelin e incluso los mismos fans tienden a olvidarla fácilmente.

El disco tiene un cierre horrendo. “Hats Off To (Roy) Harper”, que difícilmente se pude decir que tenga música, apenas unos slides hirientes como cuchillos, y un Robert Plant gritando como animal herido con una voz de efecto cavernoso y viejo. Se supone que sea un blues o un tributo a Roy Harper, o un insulto quizá? No sé, pero si este disco tiene la mejor canción del repertorio de Zeppelin, desgraciadamente también tiene la peor o una de las peores. Ya hacia el minuto tres, si uno no ha quitado la canción, uno tiene unas peligrosas ganas de romper un espejo y reventarse las venas después de sacarse los tímpanos. Caray, la verdad, qué manera tan lamentable de perder el estilo. Bien pudieron haber agregado un par de minutos al track inicial en vez de esta tortura innecesaria.

Un buen disco a pesar de todo. Haciendo un balance, tenemos dos canciones enormísimas, dos rockers decentes, dos baladas acústicas con ambientes majestuosos y que funcionan bien, tres canciones folk sin pena ni gloria y una mentada de madre musical. El disco es cute, místico y arriesgado, y muestran mayor inteligencia en la elaboración de letras, por lo que habría podido alcanzar al menos un 9 a pesar de que algo del material acústico es intrascendente. Pero esa patada en las bolas del último tema obliga a ponerle, como mucho un 8. Aún así, es más que recomendable, sólo desconecten el stereo antes de llegar al final.

Por Corvan 

11/Ago/2009

Letras de El Traductor de Rock

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