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SENDEROS DE TRAICIÓN (Héroes Del Silencio, 1990)

Artista: Héroes Del Silencio (C+)
Fecha de Grabación: Septiembre de 1990.
Fecha de Lanzamiento: Diciembre de 1990, ESP.
Discográfica: EMI
Productor: Phil Manzanera
Calificación: 
10 (MUST HAVE)

Era: 90's Rock En Ñ: La Era de Oro

Subgénero: 90's Rock En Ñ: La Era de Oro

Mejor Canción: Entre Dos Tierras y Maldito Duende.

Canciones: 1) Entre Dos Tierras; 2) Maldito Duende; 3) La Carta; 4) Malas Intenciones; 5) Sal + Senda; 6) Hechizo; 7) Oración; 8) Despertar; 9) Decadencia; 10) Nombre de Guerra; 11) El Cuadro II.

 

Cuando un disco está por cumplir 20 años y suena TAN vigente, sólido y poderoso como el día en que fue lanzado, eso quiere decir que es un gran disco. Y el Senderos de Traición lo es, sin duda alguna, ya que catapultó a Héroes como una banda de primer nivel en toda Europa y comenzó a darlos a conocer fuertemente en América, aunque sería El Espíritu del Vino el que los mandaría al superestrellato definitivo y colocaría a la banda en la trinidad en Ñ completada por Soda Stereo y Caifanes.

Aunque sigo considerando El Espíritu del Vino como el mejor disco de la banda, no hay motivos para no darle un 10 redondito a Senderos de Traición. Puede haber canciones ligeramente más débiles, pero ni una sola que pueda considerarse relleno. La misma banda ha dicho que éste es su disco favorito, aunque yo me inclino más por la tremenda potencia del Espíritu Del Vino, ya que es más experimental y cargado de Hard Rock, además de que tiene más canciones, por lo que hubiera sido más fácil que se deslizara algún relleno. Aún así el nivel es casi semejante, y el Senderos de Traición nos muestra ya a Héroes completamente maduros, dominando el sonido que comenzaran a buscar un par de años antes en su debut, con los arpegios y guitarrazos de Valdivia perfeccionados, la batería de Andreu con una potencia impresionante y sin los ecos ochenteros de los tums del debut; y un bajeo incisivo de parte de Cardiel que hace estructuras cada vez más arriesgadas que permiten sostener la canción mientras la guitarra se luce.

Por su parte, Bunbury ya es Bunbury. Es decir, su estilo vocal está maduro y plenamente desarrollado, y no suena como en Héroe de Leyenda, que a pesar de ser una rolotototota, suena un tanto chistosa con la voz aún un poco verde. Aquí Enrique está en su mejor momento vocal, alcanzando gran potencia y tonos medios-altos con ese estilo inimitable del que incluso le sería difícil despegarse ya como solista, además de que el nivel de composición es impresionante. El trabajo de Bunbury en las letras es de destacarse, siguiendo la ruta iniciada en El Mar No Cesa, con una pluma críptica, literaria, cargada de imágenes fuertes y simbólicas, rayando en lo onírico. Sólo que aquí y en el siguiente disco alcanzan su mayor nivel. En sí, el trabajo del grupo es bestial, se nota una conjunción enorme y cada quien aporta su gran talento para hacer uno de los discos más redondos del rock en español, capaz de competirle a cualquiera de gran nivel en inglés.

Aparentemente Europa se dio cuenta de ello, ya que si bien los Héroes del Silencio se habían convertido en un trancazo en España con su disco debut, éste los obligó a olvidarse de los clubes pequeños de manera definitiva, e incluso los llevó a su primer gira europea por Alemania, Suiza, Francia y Bélgica, con un éxito inédito para una banda española. EMI se vio forzada a lanzar el disco en Alemania tras la gran demanda que tuvieron.

El disco, curiosamente, no fue concebido como una unidad. Es decir, no se dio en un proceso específico de composición para grabar este disco, sino que varias canciones, particularmente “Entre Dos Tierras” y “Maldito Duende” que son las mejores del álbum, databan del ’87. “El Cuadro II” y “Decadencia”, incluso son más antiguas. Ignoro el porqué no integraron el primer material, quizá deseaban madurar el sonido, lo cual se agradece, ya que el resultado es inmenso. Otras rolas fueron saliendo durante la gira del Mar No Cesa, añadiendo las rolas inéditas al repertorio, lo cual sirvió para irlas puliendo en vivo. Esta energía que transmitían en escenario causó que Phil Manzanera, exRoxy Music, quedara impresionado con estos tipos españoles, por lo que de inmediato se presentó y se apuntó para producirles el siguiente trabajo. La entrada al estudio Kinos de Madrid fue hasta Septiembre del ’90, y poco después se traladaron al Metropolis de Londres, grabando todo de manera muy rápida, ya que las rolas estaban prácticamente pulidas por las presentaciones en conciertos. Tanto el nuevo productor como la banda deseaban encontrar un sonido más crudo, con la energía de las presentaciones en vivo, por lo que parte de las pistas, particularmente de la sección rítmica, fueron grabadas en vivo dentro del estudio.

El resultado es un disco de 10, sin reproche alguno. Los Héroes del Silencio lograron sonar como deseaban según ellos mismos. Y por medio de esa mezcla de en vivo-estudio, suenan más rockeros, eléctricos, potentes, menos ochenteros (este disco tiene un sonido absolutamente atemporal y aún en la última gira, pocos cambios hicieron al sonido o a las canciones), en fin, más maduros. El Mar No Cesa suena demasiado cristalino y casi tímido en relación a esta obra. Y no es que este disco no suene cristalino (particularmente la ecualización de la batería es limpísima e impecable), pero Valdivia se atreve a subirle por fin a su distorsionador y a soltarse con la guitarra. La voz de Bunbury está ecualizada por encima de las guitarras, pero es algo que se entiende ya que ese estilo particular que por fin ha encontrado se vuelve en parte fundamental del sonido, logra darle mayor potencia e intensidad a las canciones, demostrando que no es necesario alcanzar tonos agudísimos tipo rompecristales para hacer canciones cargadas de potencia, sino tener una enorme astucia vocal, que es la mayor característica de Enrique.

Antes de adentrarme, quiero mencionar que la banda, a pesar de su potencia, y de que ya he mencionado que en ocasiones acariciaba el metal, siempre se caracterizó por hacer canciones melódicas y con juegos de tonos, generalmente de no más de 4 o 5 minutos. Esto quiere decir que no deseaban encasillarse como banda de metal; no hay solos kilométricos e innecesarios, no buscan hacer multipartes complejísimas tipo progresivo, sino que en general se van por el sistema de verso, coro, estribillo. Su sonido sin duda es complejo y muy inteligente, pero a la vez simple y accesible, y en ello radica su genialidad y éxito. Es decir, no se dedican a ser impresionistas, sino a crear canciones, que aún hoy día se pueden oír desde en los 40 Principales hasta en radios de metal.

El disco abre con “Entre Dos Tierras”, una enormísima canción, quizá la obra que cambió en definitiva el rumbo de Héroes. Esta es la excepción del álbum de esa barrera de 4 o 5 minutos, ya que dura unos 6. La Intro es bestial, y solían empezar los conciertos con esta rola, por lo que el sonido de la guitarra cargadísima de delay, dando una sensación aérea, cobrando cada vez más fuerza, debía volver locos a los que los vieron en concierto. El escuchar el efecto de los primeros acordes dando vueltas en los audífonos es además excepcional. Al medio minuto exacto se incorpora la batería para dar mayor potencia, y al :55 Valdivia cambia los guitarreos por un rápido arpegio que prepara durante unos 10 segundos la entrada de la voz. Es una de las intros más largas de Héroes, pero de verdad, es impresionante la manera tan sencilla y poderosa con que la confeccionan. Enrique entra con una seguridad demoledora, cantando a todo pulmón para dar mayor potencia a la voz, con esa técnica de no-apagar-velas que aquí ya está perfeccionada. Posteriormente cantará más usando la garganta o exhalando más aire, dando un ambiente más personal que enérgico, pero este estilo “seco” con Héroes, a mi gusto es el mejor que ha desarrollado en su carrera. La canción es perfecta, la banda suena como una unidad exacta, y van dando los tiempos e intensidad necesarios, usando los recursos que ya son marca de la casa: los arpegios rapidísimos, punteos, power chords, un fraseo fuerte por parte de Enrique (pepepepepepero olvídame…), que sirve para darle más potencia a la voz y llenar prácticamente todos los huecos con uhhs… con oh uh oh’s o versos con métricas distintas que de otra forma no encajarían (Y si te piensas echar atrás…). Los versos son potentes y cargados de energía, los puentes y coros marcan un cambio melódico y de tiempo, pero encajan perfecto y mantienen una intensidad brutal. La canción está construída de tal manera que mantiene la adrenalina a tope en toda la rola, generando tensión en un inicio y no dando tregua una vez que explota la intro, pero tiene juegos melódicos tan bien confeccionados que no cansa ni se siente pesada un solo instante. De hecho los 6 minutos se sienten poco. El requinto al 4:10 es soberbio, no solo uno de los mejores de Héroes, sino del Rock en español, cambiando intensidades, jugando con ritmos y tiempos, yendo de graves a agudos con un sonido distorsionado y desgarrado, fuerte, pero sin los impresionismos de los requintos del metal. El solo dura poco más de un minuto y la banda regresa solo para cerrar con puente y coro y un impresionante grito de Bunbury con el que cierra la rola. Las letras podrían aplicarse a un montón de cosas, son de las más crípticas de Héroes y yo en un inicio creí que tenían una fuerte carga de crítica política, pero parece que es una referencia a las drogas y estar atrapado “Entre Dos Tierras” es una alegoría a la adicción.

Inmediatamente después empieza el arpegio característico de “Maldito Duende”, una canción igual de tremenda. Ligeramente menos potente y más pausada, con guitarras más limpias. Aún así la energía se siente desde la intro como una carga eléctrica. La voz de Bunbury es lenta, pero firme, empieza el primer verso casi como suspiro y va llenando de ganchos, como esos “wowowowOOOOOh…” de los puentes y la manera en que recalca durante los coros “AmaNEce TAN prontoooo…” o el efecto casi histérico con que remata cuando canta “te sientes tan fuerte, que piensaaaas QUE NADIE TE PUEDE TOCAR…”. Tras el coro en el verso de “Las distancias se hacen cortas…” vuelve a cantar como suspirando con rabia, y la guitarra también parece sonar más íntima, mientras el bajo va punteando. Como curiosidad, me parece raro que el bajo suene tan bajo (valga la redundancia, y no es sólo en esta canción) mientras la batería suena tan nítida. Al 2:40 hacen un parón para el solo, que no es más que Juan haciendo algunos de los arpegios y arañitas que ha estado haciendo en toda la rola mientras Andreu sostiene el ritmo sólo con sus tums. Ya para entrar a la coda vuelven a repetir el truco en un lapso menor y usando sólo el bombo. Enorme rola, otra de mis 5 favoritas de Héroes. No entiendo porqué la critican tanto por el simple hecho de que Raphael hizo un cover. Se me hace igual de estúpido que se demeritáramos “Light My Fire” porque José Feliciano la versionó. En fin.

Sigue “La Carta”, con la que bajamos un poquito la intensidad de este bestial arranque de disco. La rola empieza con un beat rápido, pero la voz es más grave al principio, lo cual la hace lucir menos agresiva. Enrique irá haciendo modulaciones para subirle intensidad, sobre todo en los coros. La letra es más íntima, personal y ligeramente más directa, hablando de la distancia y la fractura que causa. Juan va haciendo arañitas a lo largo de la canción, con un buen papel, pero nada destacado, mientras que cuando hace los guitarreos carga el delay de modo que parece un teclado sostenido. Me gusta en particular el final en que van haciendo una escala hacia abajo. Es una buena canción, pero parece que le hace falta explotar definitivamente y queda ensombrecida un poco por el tamaño de las dos anteriores.

“Malas Intenciones” es más juguetona y luminosa en los arpegios iniciales, aunque Enrique se encarga de dotarle oscuridad desde que abre la boca. Otra canción de desamor con letras muy bien logradas. La canción tiene excelentes juegos melódicos, sobre todo en los coros. Los cambios de intensidad funcionan muy bien y la técnica de Valdivia para mantener esos arpegios a tal velocidad durante toda la rola llama la atención. Otra buena canción que en cualquier disco promedio hubiera destacado, pero en este parece estar fuera de las mejores.

Luego llega “Sal” que es solamente esta palabra con sonidos muy etéreos de fondo y apenas unos 15 segundos en lo que se difumina el efecto, para dar pie a “Senda”, otra rolota, que entra con un punteo magnífico, una batería que va dando pauta con el bombo, generando tensión para arrancar con ritmo al :33. El riff arpegiado que se repite en los versos es oscuro y denso, y nuevamente sorprende por la capacidad de tener tanta energía con un sonido tan puro. La tensión creada en los versos explota al inicio de los coros: “Por una vez…” con la banda haciendo fondos en estas palabras. La estructura del coro es compleja, cargada de oscuridad y cambios tonales arriesgados al final, pero a la vez muy pegajoso y efectivo. El solo es simple, esta vez alcanzando notas más agudas, pero sin ser excesivo, al contrario, minimalista para los estándares de Juan. Una de las canciones destacadas del disco, con excelente atmósfera, en el que el único pero es el rápido fade out con que termina.

Con “Hechizo” me pasa algo muy curioso. Reconozco que no es una mala canción, pero en un concierto de Cuca salieron de teloneros Catupecu Machu, cuyo estilo nunca me ha fascinado, e hicieron un cover de esta rola. Realmente no le hicieron muchos cambios, pero desde entonces esta canción no me gusta mucho. Insisto, no es mala, tiene grandes letras sobre todo, con referencias a las drogas y el "hechizo" que tiene sobre el que las toma. El coro es sólido y el requinto es de muy buena manufactura, pero los versos me resultan un tanto cansinos. La parte de la cuenta regresiva al final cobra sentido al representar la ansiedad de ver la jeringa vaciándose en las venas, vertiendo la heroína, y con la espera casi eterna de sentir ese rush que ocasiona una vez en la sangre. Debo decir que antes esta parte del 5, 4, 3... me resultaba muy bobo, pero me explicaron su significado y no sólo cobró sentido el final, sino toda la canción. Agradezco nuevamente a quien me hizo ver este error de apreciación.

“Oración” es otra canción relativamente tranquila y muy melódica. Héroes tiene como característica que sus baladas no son precisamente baladas, si acaso “La Chispa Adecuada”. En este caso, la canción es más bien de un tiempo medio, y los arpegios y arañas de Valdivia son más pausados y emocionales, para ir acorde al aire entre místico, filosófico y espiritual de las letras. El momento más intenso es al 2:23 en que la guitarra se carga de distorsión para un solo sencillo pero poderoso, que a pesar de ello, encaja muy bien con la atmósfera de la canción. A pesar de que quizá no es una bomba como las otras marcadas en rojo, también la destaco porque logran dar la atmósfera precisa que deseaban, con grandes letras, es una canción que transmite y a la que no le falta ni sobra absolutamente nada.

Con “Despertar” regresamos al lado luminoso y optimista de la banda. Quizá la rolita más comercial del disco, pero aún así es buena, con ganchos efectivos, como los uhhhh’s al final de los coros. La batería hace un excelente papel, llevando un ritmo veloz y sostenido a pesar de redobles y arreglillos con que experimenta. El requinto inicia al 1:53 y me parece de los más luminosos de Valdivia, pero un poco flojo. Afortunadamente dura apenas 2:50, por lo que no llega a empalagar o cansar. Buena canción de todos modos, aunque no es una que llegue a destacar en el álbum.

Después está “Decadencia” con lo que regresamos al máximo nivel de la banda. Una de esas intros que van de menos a más, generando tensión con los consabidos arpegios y el bombo de batería, hasta que hace erupción de manera colosal al :40. Al ver la forma en que Valdivia usa tantos arpegios sin repetirse jamás ni sonar reciclado, uno comienza a sospechar que es un genio. La voz entra en escena cuando la rola está ya desbocada, y a pesar de que en un inicio Bunbury parece dar una calma, inmediatamente lanza gritos que vuelven a llevar a la rola a su plenitud. Cuando digo que Héroes roza por momentos al metal, me refiero a rolas como ésta. Sin embargo, a pesar de la potencia, jamás usan ritmos demasiado cansinos ni los clichés del género negro. Al 2:.35 la banda hace un parón y se queda Cardiel haciendo un breve solo de bajo (aquí uno se da cuenta otra vez del mínimo volumen que tiene) para de nuevo reventar con el excelente solo de guitarra. El trabajo grupal es notable, aportando todos y cada uno para ir tejiendo la estructura de la canción, dándole respiros, pero en general llevando un enormísimo nivel de energía. Otra de las clásicas, sin duda.

La penúltima canción es “Nombre de Guerra”, muy rítmica y melódica, con una magnífica línea vocal. Es casi como un valsecito, ligero, sencillo, pero con una letra muy buena, demasiado personal, que me recuerda lo que hará Enrique ya como solista en cuanto a la creación de imágenes y tono intimista. Al 2:40 Juan se lanza un solo engañoso, que inicia con una escala rapidisísima, y luego suena como dos guitarras distintas dialogando y alternándose en los audífonos, creando un efecto muy dulce. Esa es la palabra para la atmósfera de la rola: “Dulce”, y contrario a lo que pudiera parecer, le resulta muy bien a la banda.

El cierre del disco corre a cuenta de “El Cuadro II”, que para sorpresa inicia con clavicordio muy barroco, aunque de inmediato regresa la guitarra típica, que entre verso y verso hace un punteo inusualmente agudo, que me recuerda vagamente el riff de “Maquillaje” de Mecano. Luego regresa el clavicordio para alternarse con guitarras. La estructura es compleja, con varios pasajes instrumentales en que se hacen pausas para que los teclados luzcan y regresando a la intensidad con el resto de la banda. Es buena canción, pero el beat esta vez resulta un poco cansado y sin variantes a pesar de que los demás integrantes se esfuerzan en añadirle detalles y hacerla un poco experimental. Buen cierre a secas, aunque tampoco destaca mucho.

 

En fin, tremendo disco, que evidentemente tiene canciones muy destacadas y otras que no son tan poderosas, pero mantienen un buen nivel en el álbum. Ya he dicho que prefiero ligeramente El Espíritu del Vino, pero este disco sería el más importante y definitivo en la carrera de la banda ya que los comenzaría a catapultar a nivel global. Además, el grupo consiguió el sonido duro que estaba buscando, distanciándose del sonido ochentero del debut y mostrando un nivel individual impresionante. El grupo, pues, abrió las puertas a un sonido más denso, pero inteligente y elegante que el promedio de bandas en español que habían conseguido éxito, demostrando que podían conseguir sonidos que no les pedían nada a los grupos anglosajones de primer nivel. Con este disco y el siguiente sería suficiente para que Héroes pasara a la inmortalidad y, junto a Soda y Caifanes, fijaran estándares altísimos en la elaboración de discos, lo cual generó un boom de Rock en Ñ a inicios de los 90’s. Un disco de 10, y un Must Have para todo amante del Rock.

Por Corvan 

14/Ene/2010

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