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THE PIPER AT THE GATES OF DAWN (Pink Floyd, 1967)

Artista: Pink Floyd (B+)
Año de Grabación: 1967
Fecha de Lanzamiento: 5 de Agosto de 1967, UK
Discográfica: Columbia/EMI
Productor: Norman Smith
Calificación: 
9

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: La Psicodelia (1966-1969)

Subgénero: La Psicodelia 

Mejor canción: Astronomy Domine o Interstellar Overdrive 

Canciones: 1) Astronomy Domine; 2) Lucifer Sam; 3) Matilda Mother; 4) Flaming; 5) Pow r. Toc h.; 6) Take Up Thy Stethoscope And Walk; 7) Interstellar Overdrive; 8) The Gnome; 9) Chapter 24; 10) Scarecrow; 11) Bike.

 

El Piper At The Gates Of Dawn es un disco inquietante, estresante, denso, MUY difícil de digerir a la primer oída. Difícilmente un fan de Floyd se hace tal por escuchar este álbum en primer lugar... Pero eventualmente todos terminamos llegando a él. Y ahí es donde se diferencian los verdaderos fans de Floyd y los wannabes que se quedan en el camino ignorándolo. Este disco, por su misma textura, densidad, sonidos psicodélicos, referencias espaciales y locura en general, es un referente de todos los tiempos. Ya lo había dicho: Es uno de los diez mejores discos de 1967, un año que se caracterizó por ser el más generoso en cuanto a calidad y cantidad de sonidos en toda la historia del rock. Y eso es mucho decir.

El PATGOD es un disco donde irradia la locura de Barret, rozando el límite de la genialidad. Uno necesita muchas, pero muchas oídas para descifrar esto. Syd es un guitarrista tremendamente limitado en cuanto a técnica, pero la locura que le provocaron los ácidos lo convierten en un guitarro sin límite alguno, un ventaja que solo comparte con Hendrix,sólo que el de Washington SI que tenía técnica. Ahí radica la magia de este disco, y la diferencia abismal con el matematicismo de Gilmour, que trajo a los Floyd perdidos durante unos 4 o 5 años tratando de igualar el sonido hasta que se decidieron a seguir por rumbos más progresivos que psicodélicos y cortarse definitivamente el cordón umbilical de Syd con el Meddle.

En fin, como dato, este disco fue grabado en los míticos estudios Abbey Road mientras los Beatles grababan el Sgt. Peppers y los Pretty Things grababan el primer rock ópera de la historia, el S.F. Sorrow en un cuarto contiguo. Cuenta la leyenda que Paul McCartney los escuchó alguna vez en el UFO durante el ’66 y quedó tan impresionado con la fuerza estroboscópica que los recomendó dentro de EMI para su primera grabación, y que incluso se encargó de manera underground de la producción de su primer disco y de ellos se tomaron ciertas influencias para el terminado del Sgt. Peppers... Francamente nunca he encontrado información que respalde esto, pero lo cierto es que Floyd y lo Beatles grabaron sendos discos en cuartos apenas separados por una pared, y está demostrado que más de una vez se cruzaron en los pasillos de Abbey Road.

A fin de cuentas, todo eso no importa. Los Floyd dieron un primer paso gigantesco, que les costaría varios años alcanzar. El Piper es un disco potente, con sonidos ácidos, lidereados siempre por la guitarra y voz de Barret, pero siempre soportado por un bajeo incisivo, uno teclado que destacaba por sobre los demás instrumentos y una batería que sabía dar poder y cadencia a cada canción. Hacía apenas un año los Floyd se caracterizaban por hacer medianos covers de surf. Esto no es del todo increíble si tomamos en cuenta las canciones más poderosas del álbum, que se basan en gran medida en un surf tremendamente psicodélico y complejo.

El PATGOD influenció a infinidad de bandas. Sin demeritarlo en absoluto, el disco debut de los Doors muestra una genialidad en todas sus filas, matizado con oscuridad. El debut de Floyd está guiado en su totalidad por la locura de Barret (que no es lo mismo que genialidad). Pero al resto de la banda le tomaría muchos años convertirse en virtuosos, si acaso Rick Wright comienza a destacarse desde ya con los teclados y Mason da algunos avisos. El caso es que, sin ser uno de los mejores discos de Floyd, termina siendo un disco representativo de la época. Un referente para lo que pasó ese Verano del ’67. Si Floyd se hubiese separado antes del ’71, como infinidad de bandas psicodélicas hicieron, este hubiera sido el mejor disco de la banda. Y en definitiva, mucho mejor que los que los Velvet, los Love, los Jefferson’s, los Zombies y demás pretendían hacer por las mismas fechas. Mientras los discos de estos grupos se fueron por el lado místico y colorido de la psicodelia, el Pipers está basado en un aura cósmica y esquizofrénica. Por eso es diferente a TODO lo que se lanzó ese mismo año y a lo que la misma banda intentó alcanzar durante los años siguientes.

El disco comienza transportándonos al espacio desde antes de los primeros tonos de guitarra con ese micrófono estelar. "Astronomy Domine" es con mucho la mejor canción del disco y lo mejor que Pink Floyd grabaría en unos 4 años. La canción no crea tensión, es tensión pura desde el inicio mismo. Sonidos estelares, magníficos, un surf llevado a extremos jamás sospechados ni igualados, los juegos de sonido que logran en la versión Stereo… uno lleva a preguntarse cómo es que se lograron dichos sonidos en pleno ‘67. Y es que ciertamente, este disco suena absolutamente revolucionario en un año en que todo lo que se hacía era revolucionario, dejando incluso a Sgt. Peppers en segundo plano en cuanto a efectos y con mucho menos plata. Escuchen la versión stereo con audífonos y me creerán. Una Delicia! Mason logra un papel estelar en la canción junto con Barret. Una canción oscura, pero no oscura como las atmósferas de los Doors, sino por traslucir una genialidad insana, adelantada, aparentemente absurda y viciada… No fake! Ni siquierea Gilmour pudo darle jamás la misma intensidad a las versiones en vivo.

Sin bajar la intensidad, el disco sigue con "Lucifer Sam". Otro tema basado en estructuras Surfers. Más depurado en cuanto a guitarra, pero quizá con la misma intensión y resultado que Astronomy. Sin ser una canción cósmica, sigue evocándonos galaxias y estrellas con esa guitarra demente, sin parar un solo segundo. El riff es delicioso, el mejor que Syd compuso jamás. La canción es plenamente soportada por el resto de los músicos, y los efectos no defraudan un solo segundo aunque nunca son sobreexplotados como en la canción que abre el disco. Sin duda, otro de los puntos fuertes del LP.

Sigue "Matilda Mother". Una canción más lenta, que remonta a la infancia de Syd. Pronto la canción sube de intensidad y Waters se discute con unas escalas simplemente deliciosas en el bajo. Lugo viene un puente psicodélico a cual más, con los teclados orientales de Wright sirviendo de fondo al Shhhh Ahhhhh de Barret. Para ser la primera canción sin influencia Surf en el disco, no está nada mal. De hecho, es otro de los puntos destacados del álbum. Las atmósferas no dejan de desencajar con las primeras canciones.

Los tonos bajos y aullidos que anteceden la cuarta canción nos dejan a la expectativa. Sin embrago, "Flaming" baja un poco respecto a las anteriores. Con un poco más de armonía, la guitarra no destaca demasiado y quizá ese es el problema. Pero Wright hace un papel destacado desde que empiezan a sonar los teclados. La canción es floja, pero tampoco es una aberración que duela a los oídos. Al contrario, con el tiempo uno llega a disfrutarla cada vez más, pero reconociendo sus limitantes.

"Pow R. Toc H." empieza con un gancho formidable que se repetirá eventualmente en la canción: el Shhhht Shhhht atrapa desde el primer segundo, y desde ahí, Barret dirige a la banda haciendo sonidos demenciales. Luego Wright inicia un solo que suena exquisitamente jazzero, lento, a puro piano, como raras veces se le escucha. Luego todo se aloca un poco y Syd comienza un solo de guitarra angustiante, que a poco se va fusionando con un teclado que deja toda cordura para seguir el espíritu de la guitarra. Una pieza instrumental que regresa a la influencia Surf, pero basada esta vez en teclados y no en guitarra, resultando en un sonido ligeramente distinto pero sin dejar de sonar a una psicodelia demente.

Viene luego "Take Up Thy Stethoscope And Walk". Esta es una composición de Waters… Y uno de los puntos más bajos del disco. Definitivamente a Roger le faltaba muchísimo camino que recorrer como autor. Básicamente la canción tiene un par de notas como armonía y el resto es una improvisación en la que los Floyd no salieron en su mejor día. Nuevamente Wright se lleva las palmas, esta vez incluso por encima de Barret. Por lo demás, nada memorable.

Afortunadamente viene luego otra canción surfy: "Interestellar Overdrive", que bien pudo haber dado nombre al disco. Esta es otra canción instrumental con riff potente, variaciones en cuanto a partes, experimentación en todos los instrumentos… La canción va degradándose hasta llegar a un ruido informe por ahí del minuto 1:40 hasta caer casi al silencio en el 2:20. Insisto, no es manejo de tensión, sino que la banda crea prácticamente el mismo nivel de tensión desde el inicio y solo juega con él a lo largo de las canciones. Este es el mejor ejemplo. En medio del caos musical sin aparente sentido, todo parece sacado del soundtrack de una nefasta película de Capulina contra el Dr. Mefisto que se alarga por mucho,muuuucho tiempo cuando finalmente al minuto 8:40 un redoble de platillos regresa a todo al riff inicial con un efecto tremendo cambiando de una auricular o una bocina a otra. El caos de la parte media es un tanto excesivo, sobre todo por el tiempo que Syd y compañía nos hacen pasar escuchando sus experimentaciones. Pero a fin de cuentas, tremendo riff y efectos con las bocinas, terminan valiendo la pena y colocando a esta canción como un referente cósmico del álbum.

Siguen con "The Gnome". Waters hace algunos arreglitos interesantes. Salvo esto y que nadie jamás había echo una canción sobre gnomos, la canción es totalmente olvidable. Armonías lindas.

No más. 

 

"Chapter 24" es aun peor. Las armonías son debíles y ni si quiera hay batería. No tengo nada contra las canciones SIN batería, pero creo firmemente que a esta le hubiera ayudado enormidades. La letra es quizá lo más rescatable, pero de baja calidad para un tipo como Barret. Ni los juegos de voces del final rescatan la canción.

En "Scarecrow" logran al menos su cometido de dar un aire medio oriental. Wright se echa de nuevo el peso de la banda en los hombros. Mason hace un raro juego de sonidos con sus palillos sin tocar siquiera los platos. Waters brilla por su ausencia hasta los 2 minutos. Prácticamente en la coda. Ni mal ni bien…

El disco debut de Pink Floyd termina con "Bike", otra canción psicodélica, llena de brillo y sin sonidos cósmicos, lo cual ya hubiera sido abuso. Laspalmas van a las letras y a la armonía compleja. Las letras son aniñadas, simples, con rimas sencillas y pero muy pegajosas, así como la armonía principal. Si no fuera por el final estridente, raro y atónico, con ese sonido como de gansos en manifestación en periférico, ésta sería incluso una canción linda. No sé si para tanto como para dormir a un bebé, pero sería linda.

Gran disco, sin duda. De los mejores de ese mítico 1967. Si tiene un 9 es sólo por los límites que la misma banda rompería unos año después tras finalmente superar la separación de Syd Barret. Pero sin duda es un referente de su época y jamás pudo ser igualado por cantidad de imitadores que le salieron… Incluyendo a los Floyd.

Por Corvan 

9/Ago/2008

 

 

Letras de El Traductor de Rock

 

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