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INXS (Álbum, 1980)

Artista: INXS (C)

Fecha de Grabación: 1979-1980

Fecha de Lanzamiento: 13 de octubre de 1980

Discográfica: Deluxe Records

Productor: Duncan McGuire

Calificación: 8

Era: New Wave (1976-???) 

Subgénero: New Wave (1976-1990)  

Mejor canción: On A Bus

Canciones: 1) On A Bus; 2) Doctor; 3) Just Keep Walking; 4) Learn To Smile; 5) Jumping; 6) In Vain; 7) Roller Skating; 8) Body Language; 9); Newsreel Babies; 10) Wishy Washy.

BONUS TRACK: 11) Simple Simon

 

La vez pasada, en el intro de esta banda, planteaba al final la siguiente interrogante: ¿podría llegar a ser demasiado subjetivo a la hora de escribir sobre ellos? Pues bien, quisiera advertir que de todos los discos de estos australianos, ESTE primer disco suyo es definitivamente en donde corro más riesgo de valorarlos más de la cuenta.

¿La razón? Es un disco polarizante. De entrada, te puede gustar o, en el caso contrario, provocarte repulsión casi al instante. Así de sencillo.  Si eres de aquellos que aborrecen las producciones ochenteras y el uso excesivo de teclados y sintetizadores, este trabajo definitivamente no es para ti, pues dichos instrumentos son los que toman mayor protagonismo durante prácticamente todas las canciones y pesan más que, por ejemplo, las guitarras de Andrew y Tim Farris, y la parte rítmica al mando de Garry Gary Beers y Jon Farris.

Quisiera aclarar también que estos 33 minutos de música tuvieron (y siguen teniendo) un gran significado para quien escribe. De entrada, la ilustración de la portada del disco (una portada bella y genial, a mi humilde parecer) es una imagen que se halla grabada a fuego en lo más profundo de mi subconsciente; es un punto de referencia y de partida, un símbolo con connotaciones que van mucho más allá de las meramente musicales y se extiende hasta lo más personal y biográfico.

Se trata de uno de los primeros LPs —si no es que el primero, si la memoria no me falla— por el cual brotó mi interés por esta banda y la música en general. Y a pesar de que no lo considero el mejor de todos los tiempos ni nada parecido, sí juega un papel muy importante en mi desarrollo como melómano e intento de músico.

Ahora bien, como mencionaba líneas más arriba, el uso —y abuso— de los teclados en este álbum es prominente, descarado, pero no necesariamente desagradable. Pero más allá de eso, INXS (el disco) contiene varias canciones excelentes y bastante infravaloradas que desafortunadamente hasta los mismos INXS ignorarían por completo con el pasar de los años.

En aquél 1980, previo al lanzamiento del disco, habían lanzado ya su primer sencillo:Simple Simon con We Are The Vegetables como lado B. Un par de temas pueriles y bastante sosos, de aquellos que te hacen sonrojar al escucharlos a volumen alto, aunque con coros muy pegajosos e ideas interesantes que remotamente vislumbraban el talento compositivo de estos jovencitos que rondaban apenas los 20 años. Simple Simon sería incluido solamente en la primera edición del disco, la cual únicamente se publicaría en  Australia bajo el sello independiente Deluxe.

En ese año, la banda había trabajado durísimo día y noche, literalmente. En ocasiones llegaban a tocar siete días a la semana presentándose hasta dos veces el mismo día en distintos pubs de Sydney y Perth. Esto haría que sus habilidades como intérpretes crecieran enormidades en poco tiempo y desarrollaran un estilo sobre el escenario, aunque aún no completamente, pues Michael Hutchence reflejaba cierta timidez tras el micrófono y realizaba movimientos erráticos y bizarros con brazos y piernas (como se puede apreciar en el videoclip de Just Keep Walking), que por fortuna abandonaría poco tiempo después. Por aquél entonces la banda era una máquina imparable, pues por si no fuera suficiente, durante la madrugada, después de las tocadas, entraban al estudio de grabación para  conformar poco a poco su ópera prima.

Lo que destaca inmediatamente de este conjunto de canciones es su tremenda frescura y energía. Logran transmitir a la perfección que se trata de un grupo de seis veinteañeros divirtiéndose como nunca dentro del estudio. Son canciones sencillas y despreocupadas, carentes de cualquier pretensión o grandilocuencia, y es quizá lo que más se agradece de este disco: es un trabajo honesto y genuino.

Puede notarse también cómo la banda batalla por definir su sonido y un estilo musical concreto. Por un lado Kirk Pengilly y Garry Beers dictan desde el saxofón y el bajo ritmos y arreglos netamente Ska (¿?), mientras el resto de la banda propone un sonido mucho más New Wave y Pop Rock. Pueden detectarse las más diversas influencias, desde sus contemporáneos XTC y The Cars hasta los Doors y los Stones, pero con un sonido mucho más adolescente y menos bluesero. El resultado es extraño, por decir lo menos, pero también interesante.

La primera parte del disco es brutal, y la apertura es nada más y nada menos que On A Bus, la cual entra sin problemas en mi top 5 de la banda. Posee un ritmo sencillo, un inolvidable riff de apenas cuatro notas, un bajeo exquisito por parte de Beers y arreglos de teclado que, a diferencia de otros cortes del disco, nunca resultan demasiado intrusivos. Pero lo mejor de ella es su espontaneidad y sus escasas y más bien nulas pretensiones. Es decir, en ningún momento trata de ser un himno o un hitazo radial, simplemente es una una gran canción por derecho propio y la cual la banda se dio el lujo de nunca lanzar como single. La letra no se queda atrás, y es un agudo comentario social en el que Michael recrea una deprimente escena urbana en la que se halla a bordo de un autobús público, mientras el resto de los pasajeros se hallan ensimismados en sus pensamientos, sin dirigirse ni una palabra entre sí (¿les suena familiar? ¡Y eso que faltaban décadas para que llegara el iPod y los smartphones!). Aquello le resulta espeluznante, pero al final del estribillo, el sinvergüenza de Hutchence da un giro inesperado y nos suelta un: “todas estas cosas me sientan bien, es hipnotizante”…

 ¿Conocen la historia de John Peel y la rola Teenage Kicks de los Undertones? Pues se trata de una canción de la era post-punk con estridentes guitarras y una gran melodía. Peel la llegó a programar hasta dos veces seguidas durante su programa de radio, le calificó con un total de 28 estrellas —cuando la cantidad de cinco era su máximo estándar— y aseguró que se trataba de su canción favorita de todos los tiempos, al grado de que pidió que las líneas “Teenage dreams, so hard to beat” fueran grabadas en su tumba. Pues bien, On A Bus es quizá (insisto, QUIZÁ) mi Teenage Kicks, es decir, una canción pop perfecta, de aquellas que puedo escuchar dos, cinco, diez veces y no cansarme nunca. Infaltable dentro de mi soundtrack de vida.

En el segundo track, Doctor, Beers y Pengilly arrancan con un cadencioso intro con bajo y saxofón sincronizados, el menor de los Farris se les une en la batería y al poco tiempo aceleran el paso para entregar un entretenido ritmo Ska en el que el barítono de Hutchence adopta un fraseo parecido al de Mick Jagger (su influencia en Michael siempre sería notoria) “Pude haber sido doctor. Pude haber sido abogado. Pude haber sido científico. Pude haber sido normal…”, nos asegura.

Just Keep Walking, el único sencillo que se desprendió de este disco, raya en los terrenos del Hard-Rock al más puro estilo Steppenwolf (de los cuales incluso grabarían más tarde un cover a, cómo no, Born To Be Wild). La voz de Hutchence resuena poderosa con su muy particular timbre, mientras Tim Farris remata con riffs secos y potentes. A mitad del corte meten un jam instrumental muy forzado que no lleva a ninguna parte, pero que no llega a arruinar el tema del todo.

Learn To Smile es lo más cercano a una balada que hay en el disco. Lleva un ritmo apacible y una buena melodía con repentinas explosiones —lo cual no le permite ser una balada tal cual—, pero lo que nuevamente arruina un poco el tema es el insulso intermedio instrumental en el que los teclados insisten en tomar protagonismo.

Jumping es otro de esos temas netamente Ska que seguramente resultará desagradable para más de uno, pero en lo personal me parece bastante divertida. La letra es completamente carente de sentido o relevancia, especialmente durante los descerebrados coros, pero es precisamente lo que la vuelve tan entretenida, y haciendo honor a su nombre, te hace querer saltar al instante con su pegajoso ritmo.

Love In Vain inicia de manera bastante dramática y misteriosa con un teclado que suena a ese New Wave caducadísimo tan característico de la época. No está mal, pero nuevamente insisten en esos repentinos y forzados pasajes instrumentales que no llevan a ningún parte. La melodía no es gran cosa y es ciertamente de las más flojitas del álbum.

 

Continuamos con ese bajón cualitativo en Roller Skating, probablemente el tema más soso de toda su etapa primeriza. Contiene algunos ganchitos melódicos rescatables, pero la cosa se viene abajo con esos ingenuos coros que básicamente consisten en el diptongo “EO” que la hacen sonar bastante ingenua, además de que la boba letra no ayuda para nada.

Body Language arranca con un saltarín ritmo de Ska con ciertos tintes de The Clash, el cual puede resultar entretenido o, por el contrario, bastante soso según sea el estado de ánimo. Lleva consigo una letra con marcadas connotaciones sexuales (un tópico frecuente en las líricas de Hutchence), pero lo que más disfruto son los remates de Pengilly con el saxofón después de cada verso.

 

Por otra parte, Newsreel Babies es la definición misma de New-Wave ochentero, en mayor parte debido a la atmósfera agridulce creada por Andrew Farris detrás de los sintetizadores, los cuales parecen ir en una dirección por completo distinta al ritmo del bajo y la melodía vocal.   

Por último, Wishy Washy se aleja completamente al resto de los temas y ofrece un estilo mucho más guitarrero; resulta un poco extraño la manera en como finaliza el recorrido de manera tan abrupta y galopando a toda marcha. Sus riffs punkys y crudos la vuelven una de las más interesantes, e incluso los hace parecer una banda distinta.

Como podrán notar, es un trabajo bastante difuso en cuanto a influencias y géneros, y por lo tanto, único en su tipo. Ni ellos mismos volverían a grabar algo parecido, pues sus siguientes trabajos seguirían una línea mucho más definida que se apegaría más que nada al Pop-rock y el Funk. Es una bocanada de aire fresco y una ráfaga de espontaneidad, pues su inexperiencia como compositores, sus letras adolescentes y su poca seriedad es lo que irónicamente le otorga un sonido tan original y difícil de encasillar, además de que varios de sus temas —especialmente en la primera mitad— son de los mejores y más infravalorados de toda su discografía. Y es por dichas razones que lo considero su único trabajo verdaderamente imprescindible de su primera etapa.

 

“I’m always using you when I’m out of cash”

 

Por el Hombre Mojón

29/May/2014

 

 

 

 

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