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THE VILLAGE GREEN PRESERVATION SOCIETY (The Kinks, 1968)

Artista: The Kinks (C)

Fecha de Grabación: Nov ’66 – Oct ‘68

Fecha de Lanzamiento: 22 de Noviembre de 1968, UK

Discográfica: Pye Records / Reprise Records

Productor: Ray Davies

Calificación: 10 (MUST HAVE)

Era: La Psicodelia (1966-1969)

Subgénero: La Psicodelia

Mejor Canción: Picture Book o The Village Green Preservation Society

Canciones: 1) The Village Green Preservation Society; 2) Do You Remember Walter?; 3) Picture Book; 4) Johnny Thunder; 5) The Last Of The Steam Powered Trains; 6) Big Sky; 7) Sitting By The Riverside; 8) Animal Farm; 9) Village Green; 10) Starstruck; 11) Phenomenal Cat; 12) All My Friends Were There; 13) Wicked Annabella; 14) Monica; 15) People Take Pictures Of Each Other.

No sé si todos lo hayan tenido o no. Generalmente, los que somos mayores de 30 años tuvimos en nuestra niñez un lugar especial, un punto en el que podíamos escapar del mundo entero y recargar energías. El mío estaba en Mazamitla, el pueblo de mi madre al que íbamos casi cada fin de semana a visitar a los abuelos, tíos y primos. Cuando me sentía harto del mundo, me escapaba y me iba caminando solo a la cascada El Salto, como a una hora caminando del centro del – entonces tranquilo – pueblo. Ahí me podía pasar horas. Un poco más grande, cuando el pueblo se empezó a volver más turístico y la cascada estaba ya llena de gente, cambié mi ruta, empacaba algún lonche, agua, y me iba por el sendero de 2 horas que subía a la punta del Cerro del Tigre, el más alto de la región, desde donde se tenía una vista espléndida y una soledad total con olor a pinos. Con el tiempo, el pueblo se volvió uno de los principales destinos turísticos de esta monstruosa ciudad. Abrieron hoteles por doquier, se demolió el viejo mercado para construir uno más moderno y amplio, se pusieron semáforos porque el tráfico ya no se daba abasto, y casi todas las viejas casonas de adobe y tejas cercanas al centro fueron convertidas en algún comercio. Los abuelos murieron, los primos crecieron y tuvieron hijos y mi remanso de tranquilidad fue convertido en un lindo, tradicional y conglomerado carnaval en el que es imposible estacionarse a menos de 5 minutos de tu propia casa. Así que a esas alturas, ya entrado en la adolescencia, mi lugar favorito se convirtió en la guitarra y dejé de ir. Todo había cambiado. No es queja, es simplemente la ley de la vida, pero recuerdo con nostalgia ese lugar que era en mi niñez y que desapareció para siempre en aras de la modernidad y prosperidad.

Eso exactamente le pasó a Ray Davies. Sólo que “su lugar” era un viejo campo de futbol en Fortis Green, en las afueras de Londres, donde se juntaba con sus amigos de la infancia a hacer lo que se les ocurriera. Ahí iba también cuando quería estar solo y pensar un rato cuando sabía que nadie más estaría ahí, y su hermano Dave sabía perfectamente donde encontrarlo cuando andaba melancólico y tardaba en volver a casa. Así pues, la idea de Village Green no es un lugar en específico, sino una referencia a ese espacio protector, un lugar en la memoria donde todo es cálido, menos hostil que este mundo ultramoderno. De alguna forma, es una metáfora a la niñez: “Todo tiempo pasado es mejor” dicen por ahí.

El Village Green Preservation Society parte de esta premisa. Una de las lecturas del disco trata sobre la conservación de los valores tradicionales británicos, pero el disco va mucho más allá de ello, y por ello quise detenerme un poco. Porqué un hippie de mediados de los 60’s se detenía a pedir que no se perdieran los valores y tradiciones de sus antepasados? Bueno, el buen Ray en realidad está tratando de salvar su infancia, todo eso que en su memoria es mejor que en la actualidad. La premisa base, pues parece ridícula, pero revisada a fondo, todos añoramos y sentimos nostalgia por esos días que ya quedaron atrás, o no? La música era mejor, las caricaturas que veía de niño eran mejores, se podía jugar en las calles, todo era más simple… si has pensado algo parecido, entonces estás de acuerdo con Ray. Bienvenido al Village Green Preservation Society!

El disco inició prácticamente en 1967, con “Village Green”, tema que se grabó en las sesiones del Something Else, pero quedó descartado porque Ray comenzó a planear la idea de un concepto más ambicioso alrededor de ella. Se rumoró mucho que Ray Davies lanzaría un disco solista, e incluso Dave comentó en alguna entrevista que el álbum de su hermano se lanzaría para Septiembre del ’67. Sin embargo, el tan esperado disco de Ray nunca llegó. Los Kinks entraron con al estudio a inicios de 1968 para grabar la canción “Wonderboy”. Por estas fechas, Ray atravesaba problemas familiares y legales y el hecho de que éste fuera el primer single de los Kinks en no alcanzar el Top 30, deprimió un poco más a Ray. Recordemos que los Kinks aún tenían un veto de 4 años de la Federación Estadounidense de Músicos desde 1965, tras un concierto en el que Avory le lanzó un platillo a Dave y lo descalabró. Esto los dejó sin oportunidad de promocionarse en el mayor mercado del mundo, y a pesar de las buenas críticas, las ventas cada vez venían a menos. En Mayo, lanzaron el precioso sencillo “Days”, que alcanzó el puesto #14 en las listas y le dio nueva confianza.

Ray por ese entonces estaba en un estado mental muy difícil. Cansado, harto de que los Kinks no pudieran despuntar a pesar de los esfuerzos, consideraba que la vida moderna era una máquina que lo estaba devorando y se expandió más la idea de añoranza por un lugar de protección, donde pudiera escapar del mundo. Por otro lado, otra de las lecturas del disco, al ser tan anglocentrista, es que es indirectamente una patada al mercado estadounidense que los ignoraba casi totalmente al no poder presentarse en directo. Estados Unidos es pues la modernidad, que devora el pasado y las buenas costumbres tradicionales británicas.

En Julio, la formación original entró al estudio para dedicarse de lleno al Village Green. Sería la última vez, ya que Pete Quaife renunciaría a la banda a inicios de 1969. De alguna manera, no estaban tan equivocados los que esperaban un disco solista de Ray. Aunque Dave, Mick Avory y Peter Quaife tocan en el álbum, es básicamente un concepto entero de Ray, en el que no dejó espacio a la democracia y le dejó el lead vocal sólo en un tema a su hermano, dirigiendo todo de manera obsesiva y perfeccionista, como Brian Wilson con el Pet Sounds. Así pues, tenemos no sólo los instrumentos tradicionales de los Kinks, sino teclados, armónica, sax, trompetas, panderos, acordeones, flautas, oboes, y el efecto orquestal del melotrón. Por cierto, Nicky Hopkins también participó, y más tarde se quejaría de que a pesar de que hizo un 75% de los teclados y todo el melotrón del disco, no fue acreditado. A Dave se le escapó en una entrevista el título y comentó que se trataba sobre un pueblito y su gente.

El disco de 12 tracks fue entregado a Pye Records el 12 de Agosto, y se programó su lanzamiento para el 27 de Septiembre. Sin embargo, Ray pidió que lo pospusieran para retrabajar algunos temas y agregar otros, y luego salió con que quería que fuera un álbum doble. La disquera se negó a la doble placa, pero le dio tiempo para agregar 3 temas más para completar esta versión de 15, y fue lanzado el 22 de Noviembre, con tal tino que coincidió con el día en que los Beatles lanzaban su White Album...

El disco es una joya. El Brit Pop que había comenzado a desarrollar Ray Davies en el Face to Face y el Something Else alcanza su perfección en éste álbum. Insisto, en mi opinión, causado directa o indirectamente por esa restricción a tocar en suelo estadounidense. Las melodías son exquisitas, cálidas, llenas de añoranza, y cada una es un pequeño retrato de un momento en particular. En ese aspecto, otra de las lecturas del álbum hace referencia a “Picture Book” y tenemos en cada tema una perfecta fotografía, cada una única e importante, que queriéndolo o no, se entrelazan para conformar un todo. Tenemos pues un disco entrañable que atrapa desde los primeros acordes. La base es acústica, pero los instrumentos crean una sensación orquestal formidable, muy íntima, que te hace sentir como si estuvieras un otoño en la sala de los Davies, con fuego en la chimenea, mientras te van mostrando ese “Picture Book” y contando anécdotas. Ray se ha convertido en  un maestro de los ganchos, (esos “scooby doobie doo” en Picture Book son simplemente geniales), y mientras que en el “Something Else” se nota cierta niebla perezosa, aquí, a pesar de que los temas mantienen el mismo mood, el álbum se siente mucho más dinámico y fluido, más luminoso.

Sin embargo, el mayor mérito es el lírico. Aunque el disco no fue pensado propiamente como un álbum conceptual, casi todos los temas giran alrededor de la nostalgia, recordando pasajes, lugares y amigos de la infancia, la vida tranquila de la campiña inglesa, las tradiciones, y con velados ataque al ritmo de vida de la sociedad moderna.

Ray se las ingenia para crear maravillosas postales atemporales. Se entiende que habla de los viejos tiempos, pero no se siente un disco “Victoriano” como el Arthur, aunque de alguna forma sienta las bases para éste. Así pues, es fácil que cualquiera se identifique con esas letras sutiles, pero a la vez poderosas. El álbum no es en sí sobre lo maravilloso que el pasado era, no es sobre tomar el té a las 5 de la tarde, sino cómo el presente se ha deteriorado en comparación: “Because you're a victim of bright city lights, And your mind is not right, You think the world's at your feet…” canta Ray. Los amigos también han envejecido, han engordado, han renunciado a sus sueños de la infancia. Decía Mafalda: “Si no te apuras a cambiar el mundo, el mundo es el que termina por cambiarlo a uno. Y por ello el Village Green se mantiene tan vigente.

El álbum inicia con el tema titular, “The Village Green Preservation Society”. El tema tiene una melodía para derretirse, y desde la primer línea dan ganas de ponerse a cantar ese tono festivo con Ray. Todo es encantador, el ritmo, la pegajosa métrica, y esos ganchos con guitarra al final de cada verso, las dulces armonías, el precioso teclado, la compleja batería de Avory, y los Uhh UUU uhhh’s de en falsetto de Dave al final. Cada detalle está cuidado, incluyendo ese cambio de tono al 1:10. La canción, si se fijan, no varía mucho, ni siquiera en el estribillo, pero se las ingenia para no ser cansina en sus casi 3 minutos de duración. Es también el manifiesto del disco entero:

“We are the Village Green Preservation Society

God save Donald Duck, Vaudeville and Variety

We are the Desperate Dan Appreciation Society

God save strawberry jam and all the different varieties”

Qué diablos tiene que ver el Pato Donald y el Vaudeville francés con las tradiciones inglesas que hay que cuidar? NADA! Son de hecho cuestiones extranjeras, y eso da pie a que hay que tener cuidado con las letras y leer entrelíneas. Ray canta enseguida en lo más cercano a un estribillo:

“Preserving the old ways from being abused

Protecting the new ways for me and for you

What more can we do”

Es pues una burla? Se debe tomar en serio cuando dice “God save little shops, china cups and virginity”? No. no es una burla. Definitivamente no es lo que un Ray Davies de 1967 piensa, sino lo que un Ray Davies de 1957 pensaba… El tema es magnífico, quizá el más simple del álbum pero el que se te queda pegado después de escucharlo todo, y es imposible no terminar cantando con ellos el título.

Sigue “Do You Remember Walter?”, con una base de piano machacón y una intro con una escala de guitarra melancólica. Mick hace una espectacular labor de batería; de hecho en todo el disco, pero aquí destaca con los cambios de ritmo y los fills, dando esa sensación vertiginosa al tema. Quaife se limita a seguir los cambios tonales del teclado, pero luce efectivo a las 4 cuerdas. La melodía de nuevo es para levantarle un monumento a Ray. El tema hace referencia a un amigo dela infancia, sobre lo que pasa cuando crecen y se vuelven aburridos, pero en tu memoria siguen teniendo la misma edad por siempre:

“Walter, isn't it a shame the way our little world has changed?

Do you remember, Walter, how we said we'd fight the world so we'd be free”

Todos tenemos un Walter, alguien con el que intentamos jugar cricket – o en su defecto, jai alai, borrachos – y terminamos rompiendo una ventana e inundando un estudio a desnivel (no me pregunten cómo) …Alguien con quien te fumaste tus primeros cigarrillos. “Yes people often change, but memories of people can remain”. La pregunta quizá va en dos sentidos: Quién es tu Walter? Y por otro lado, para quién te has convertido en un Walter, gordo, flojo y aburrido?

“Picture Book” es quizá hoy en día la canción más conocida del disco, gracias en parte a la campaña comercial de impresoras HP de hace algunos años. Tiene un riff de guitarra en sube y baja intoxicante y adictivo, con una melodía celestial en armonías. Pero lo mejor de la canción es el estribillo, cadencioso y lleno de ganchos, con falsetto, la guitarra acústica de 12 cuerdas y Dave jugueteando al fondo con esos “AHHH lara lalá”, para cerrar con los “Naaa nana naraná” y volver a ese riff increíble. Los Davies se arman una pequeña fiesta en la que es imposible no sonreír y terminar cantando tontamente. La letra es boba, sobre tomar fotos para preservar el presente para el futuro, sin mayores pretensiones:

"Picture book, pictures of your mama,

taken by your papa a long time ago.

Picture book, of people with each other,

to prove they love each other a long ago"

El tema es encantador, y otro de los ejemplos de la capacidad de ray para hacer cosas aparentemente tontas y volverlas disfrutables. Es una cátedra de ganchos, desde el riff (que 30 años más tarde “inspiraría” a Billy Joe Armstrong para “Warning”), pasando por los falsettos, y esos ingeniosos “scooby dooby doo” ya hacia el final. Es mi canción favorita del disco, y hubiera sido un single perfecto, pero fue simplemente el Lado B de “Starstruck” en USA. Sólo en Australia fue lado A y ahí le fue relativamente bien, pero prácticamente pasó desapercibida en el resto del mundo, siendo que es tremendamente pegadiza y tenía todo lo necesario para volverse un hit. Curiosamente, sería hasta 2004 cuando la campaña de impresoras de HP la revivió. “Fue perfecto” diría Ray. “Sabía que tarde o temprano, la canción tendría su momento, y finalmente llegó.

Con “Johnny Thunder” mantienen ese guitarreo acústico de 12 cuerdas que suena entre perezoso y otoñal. Es una canción más cadenciosa, con otra melodía para derretirse en la que empieza alargando las sílabas y termina un poco más rápido y gritado: “Johnnyyyyyy Thunder lives oooooooooon water, feeds-on-lightning!”. Al fondo, los coros hacen un extraño “baaaa ra ba ba ba ba baa”, y que se mezclan con la melodía de Ray en los puentes “PAAA parara papará Johnny Thunder!” la letra es una postal de algún amigo o conocido de la infancia de Davies que conducía moto y era una especie de rebelde sin causa. Los cambios de tono la mantienen en todo momento interesante, y Avory hace otro buen despliegue con los fills. Pete Townshend ya había aceptado la influencia de The Kinks al aceptar que “I Can’t Explain” estaba hecha para sonar como ellos, pero al parecer éste tema le fascinó, y más tarde diría que se basó en el riff para crear “Overture” y “Go to the Mirror” del Tommy.

Seguimos con “The Last Of The Steam Powered Trains”, que hace una doble referencia al pasado. La primera, por el título y letra, que habla sobre un tren de vapor, último en su tipo: “I'm the last of the good old renegades, All my friends are all middle class and grey, But I live in a museum, so I'm okay”. En segunda, al ser una especie de tribute al tema “Smokestack Lightning” de Howlin’ Wolf, un R&B de 1956 que toda Buena banda de la primer oleada de la Invasión Británica debía tocar, incluyendo los Kinks, aunque la mejor versión fue la de los Yardbirds. En fin, el caso es que de alguna manera, se las ingenia para hacer una analogía entre un tren de vapor ya en desuso por la velocidad de los trenes modernos, y el Blues, que quedaba atrás ante el Pop. Además de esta metáfora, el tema es increíble en su construcción. La armónica del principio emula el silbato de un tren, y el ritmo inicia lento, como tardando en poner en marcha las toneladas de acero del tren. La banda poco a poco va construyendo un crescendo, agregando más y más armónicas, arreglos con las guitarras, fills de batería, palmas, y acelerando ligeramente, hasta que al 2:30, Quaife hace una gran línea de bajo y da la sensación de andar a toda marcha. Tenemos un falso final, para regresar a un par de vueltas más. Con este tema parecen regresar al estilo de sus orígenes, un poco más bluesy y garaje, siendo de los temas más rockers del disco, pero sin desentonar lo más mínimo con el mood nostálgico del resto. Este sería de los últimos tracks en grabarse, ya que la versión de 12 había sido terminada.

“Big Sky” es en cambio la canción más cercana a la psicodelia del álbum, que recuerda vagamente a “Lazy Old Sun”.  Con una secuencia de 3 acordes iniciales como base, una guitarra con efecto de mandolina, y otra con efecto de sitar, coros celestiales de fondo, y un Ray recitando los primeros versos con exagerado acento inglés. Quizá esta es la mayor crítica al tema, pero a mí me parece fenomenal, parte del encanto del tema. Y hablando de influencias, pregúntenle a Damon Albarn con “Parklife”. Cuando entra la melodía, es igualmente maravillosa, sutil, con varios overdubs que crean una atmósfera de ensueño. Además de que ese pequeño riff de guitarra-bajo que une los versos me deja sin palabras. La letra es rarísima, sobre el gran cielo mirando abajo, hacia todas las personas que miran el gran cielo: “People lift up their hands and they look up to the Big Sky, But Big Sky is too big to sympathize”. Una velada crítica religiosa? 

El maravilloso Village Green, que arranca con 6 temas de primerísimo nivel, por fin da un respiro con “Sitting By The Riverside”, un temita menor, muy mono, con los ondulantes teclados de Hopkins llevándose los reflectores. Los acordes y la delicada melodía le dan un aire afrancesado. Lo mejor acaso son los puentes instrumentales en el que se suman más y más instrumentos para crear una pequeña disonancia y la canción se vuelve ligeramente amenazadora, recordando de lejos el crescendo orquestal de “A Day In The Life”, aunque dura mucho menos. La canción es eso, simplemente, Ray recordando un apacible día de pesca a la orilla de algún río cuando tenía 8 años.

“Animal Farm” abre la segunda cara del LP, e influenciaría a Roger Waters para… naaaaaaaaa, no es cierto! Este tema no tiene nada Orwelliano! Es simplemete Ray con la idea loca de que todos somos animales, viviendo de manera simple en una granja, mientras le escribe a su chica, en algún lugar lejano. De nuevo, Hopkins se luce en los teclados, haciendo arreglos de piano, clavicordio y los arreglos de cuerdas con el melotrón, que crean una vestimenta más cargada que en el resto del disco. Avory también tiene bastante más reverb en los platillos. La melodía es curiosa, iniciando lenta y acelerándose, mientras Ray canta un poco sobreactuado y de manera hilarante, llegando al límite de su rango con ese “And the sky is wide”. No es el mejor tema del disco, pero aún así tiene su encanto.  

Sigue “Village Green”, que no es un reprise, sino un tema totalmente independiente del track titular. Fue grabada en las sesiones del Something Else, y quizá por ello tiene aires un poco más barrocos, con ese clavicordio tintineando elegantemente como base de todo el tema. Además, aquí no hay melotrón, sino una verdadera orquesta haciendo los arreglos. La melodía es vagamente similar a Harry Rag, melancólica, oscura y entrecortada, hasta que se vuelve más fluida en el estribillo. La letra es muy buena, complementando la otra Village Green inicial, y quizá más directa en su intensión. Habla sobre su pueblo natal, del que salió en busca de fama, y que ahora extraña enormidades en medio del ruido citadino. Las imagenes que Davies logra aquí son simplemente hermosas:

“I miss the village green,

And all the simple people.

I miss the village green,

The church, the clock, the steeple.

I miss the morning dew, fresh air and Sunday school”

Y hasta le alcanza para burlarse de los estadounidenses en un par de líneas. Es inevitable no contagiarse de cierta tristeza y añoranza, sobre todo si tu propio Village Green también se llenó de turistas que arruinaron todo…

Después llega “Starstruck”, uno de los temas más movidos, y que es guiada por la impecable melodía vocal de Ray. Aunque tiene un montón de ganchos, como esas escalas descendentes, los impresionantes coros en los estribillos y esos “Papa parará” al minuto, de alguna forma parece algo más débil. La letra es lo más destacada, quizá ligándose al tema anterior, y criticando al tipo que dejó el pueblo y regresa creyéndose la gran cosa, encandilado con las luces de la ciudad. El tema sería el primer single en USA, sin lograr demasiado éxito. Insisto, no es mala en absoluto, pero tenían canciones mucho mejores para escoger en este disco.

Continuamos con “Phenomenal Cat”, que me recuerda a algún tema del Oddessey & Oracle, otro disco ignorado del ’68. El tema está inspirado en alguna historieta o caricatura de los 50’s, y por ello Hopkins hace esa curiosa intro de melotrón con efecto de flauta. La letra habla de ese gato gordo y sus aventuras. La melodía es curiosa, con apenas unos acordes haciendo arreglos y Avory machacando con los tums. Para el puente tenemos unos coros extraños con una voz como de ardilla (de gato??): “Fum, fum, diddle-um di, La la la la, la-la la la”. No destaca, pero tampoco es mala, sobre todo si recuerda a The Zombies.

“All of My Friends Were There” es muy extraña. Más porque está basada en un hecho real. Ray canta con voz exageradamente inglesa y aguda sus desventuras, cuando iba a tocar en un concierto de R&B siendo adolescente, pero tenía fiebre. Intentó cancelar, pero por contrato lo obligaron, así que se emborrachó para que no le importara. Sin embargo, al abrirse las cortinas, vio a todos sus amigos en primera fila. El concierto fue un fracaso estrepitoso y trató de esconderse, dejarse el bigote y peinarse distinto para evitar la vergüenza, hasta que en la siguiente tocada se reivindicó y se dio cuenta que a nadie le importó el primero. El ritmo cómico, rápido y cabaretesco de los versos contrasta con la cadencia del estribillo. Originalmente se iba a descartar, pero cuando le dieron luz verde para incluir tres temas más, esta fue de las que alcanzaron a entrar en la versión final.

Dave tiene su único lead vocal con “Wicked Annabella”, el tema más rocker del disco, y uno de los más raros. Con un riff oscuro y lleno de fuzz, y el increíble manejo de tums de Mick. Igual que Phenomenal Cat, trata sobre historietas o cuentos de niños, esta vez sobre una bruja que se lleva a los niños que no se duermen temprano. Dave canta con un tono siniestro, como si de verdad quisiera espantar a todos los niños de la cuadra con alguna historia de Halloween. Los estribillos cambian, rompiendo la tendencia descendente delos versos a tonos mayores y ascendentes: “I, I've felt her eyes burning my suol, Twisting MY MIND!!!” tras lo cual tenemos un buen arreglo de bajo. Hacia el final tenemos disonancias y un pequeño caos calculado, mientras Dave termina con un mantra “Chapcha, Chaaaap Chaapcha”. Un buen día la podría marcar en rojo.

Con “Monica”, tenemos ritmos con matices latinos y de calypso, con maracas, marimbas y congas. Una melodía en vaivén que remata en el pegajoso estribillo: “ai-ai shall die, ai-ai shall die if I should lose Monicaaaaaaaa”. La letra habla sobre la prostituta del pueblo, del que el narrador estaba enamorado: “And every guy think he can buy her love, But money can't buy sweet loving from Monica”. Ray estaba orgulloso de esta canción porque deja clara el oficio de Mónica sin decirlo directamente, ya que por esos tiempos hubiera causado censura no sólo del tema, sino del disco entero.

El disco cierra con “People Take Pictures of Each Other”, un tema más festivo, que recupera el buen nivel de la seguidilla con que abre el Village Green. Un ritmo raudo y carnavalesco, con el piano haciendo espejo dela melodía vocal y la guitarra de 12 cuerdas con un rasgueo frenético y el bajo galopante. Ray canta: “People take pictures of each other, Just to prove that they really existed”, que podría ser parte de alguna otra nueva campaña del Sprout de HP, aprovechando eso del selfie tan de moda. “Me tomo foto, luego existo”. La canción es genial, con una melodía alucinante y con los típicos Lalalás de fondo, y hay quien dice que es una crítica a la idea errónea que se tenía en los 60’s sobre la Inglaterra Victoriana sólo por unas fotografías viejas. Un buen cierre de disco.

En fin, un álbum precioso y redondo. A pesar de que no se mantiene en la segunda mitad, lo único feo en él es la portada. Quizá yo hubiera hecho algunas modificaciones en el orden para reforzar la idea central, arrancando con "Village Green", siguiendo con "Picture Book", y terminando con el tema titular. El disco terminó vendiendo unas apenas 100,000 copias, un tremendo fracaso comercial. En parte porque nadie lo entendió y en parte por el bloqueo estadounidense. Lo cierto es que en ese 1968 estaba compitiendo contra un White Album, un Beggar’s Banquet, un Wheels of Fire y un Electric Ladyland. El mundo en 1968 volteaba hacia el pasado, pero en otra dirección, hacia un Blues chisporroteante y no hacia los preciosos temas tradicionalistas de Ray. Es curioso que McCartney atravesaba una etapa similar, regresando a raíces y al Music Hall con temas más flojos, pero con mayor éxito que Ray. En cualquier caso, no es sorprendente que no haya vendido mucho: estaba muy alejado de lo que estaba sucediendo en su momento. Pero al igual que el Pet Sounds, tomaría su lugar con el paso del tiempo. Poco a poco, otros músicos comenzarían a reconocer su influencia, como Pete Townshend, que lo comparó al Sgt. Peppers y aceptó que tomó algunas cosas prestadas. Y aunque no la reconocieran… Es innegable que este disco tuvo algún impacto en Peter Gabriel para la composición del Selling England By The Pound, y que mucho después, sería la piedra angular de todo el Brit Pop de los 90’s y de algún tema Punk. A la larga, ha sido reconocido casi universalmente como el mejor disco de los Kinks, y ha ocupado su lugar en la historia. Como comenta atinadamente Persy: “No por nada Ray Davies describió a The Village Green como el fracaso más exitoso de todos los tiempos”. No lo marco icónico precisamente porque en su momento pasó desapercibido y creo que ese lugar lo ocupa el Lola, con el que al fin conquistaron USA, ya de regreso a los escenarios. Pero eso sí, éste disco en un Must Have, una menospreciadísima joya de Ray Davies y compañía.

Por Corvan

31/Jul/2017

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