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PENDULUM (Creedence, 1970)

Artista: Creedence Clearwater Revival (B)

Fecha de Grabación: Nov del ‘70

Fecha de Lanzamiento: 15 de Diciembre de 1970

Discográfica: Fantasy

Productor: John Fogerty

Calificación: 7.5

Era: Country, Country Rock y Sureño

Subgénero: Southern Rock 

Mejor Canción: Have You Ever Seen The Rain? o Pagan Baby

Canciones: 1) Pagan Baby; 2) Sailor's Lament; 3) Chameleon; 4) Have You Ever Seen The Rain; 5) (Wish I Could) Hide Away; 6) Born To Move; 7) Hey Tonight; 8) It's Just A Thought; 9) Molina; 10) Rude Awakening Number Two.

 

6 discos en 3 años no es poca cosa. Y aquí es donde Creedence se empieza a hundir en el pantano. No de manera catastrófica como 2 años después, pero Fogerty decide dar un cambio estilístico después de que recibiera críticas de que CCR era una banda muy “rupestre”. Y así empieza a girar hacia canciones más pop, más ligeras, con presencia dominante de teclados y metales, y quitándole esa energía oscura y pantanosa del Country-Blues que resultaba irresistible y mágica. Además alargan las canciones más de lo debido. Eso se justifica cuando te avientas un solo pateatraseros sin desperdicio como en los discos previos, pero aquí, de las rolas largas, sólo “Pagan Baby” argumenta su extensión. Como sea, no es un mal disco. Digamos que solo se embarraron las botas, e incluso el Willy & The Poorboys me parece inferior. Comparando, en el Mardi Grass se hundirían hasta el sombrero.

 

Después del exitazo del Cosmo’s Factory, la banda se enfrascó en un enorme Tour Europeo que empezó a desgastar aún más la relación al interior del grupo. En la grabación de Cosmo’s, John había tomado un control dictatorial de la banda, ya no sólo en el aspecto creativo, sino que incluso en el nivel financiero. John era virtualmente el manager, decidía donde tocaban, e incluso un buen día decidió que no darían encores en sus conciertos, para frustración de Tom, Stu y Cosmo.

Para fines de Octubre del ’70 se metieron de nuevo a casa de Cosmo (The Factory) a preparar el nuevo disco. Por las críticas que decían que Creedence era incapaz de evolucionar y superar ese sonido tosco, decidió dar un giro más pop, bajarle los decibeles y presencia de guitarra, agregar teclados, sax y un ligero tono psicodélico que para 1970 sonaba totalmente pasado de moda. Resulta que ese año habían tenido a Booker T and The MG's, como teloneros en algunas fechas y John había quedado embelesado con el sonido del teclado, por lo que quería experimentar más con este instrumento siendo figura principal en vez de la guitarra. Desgraciadamente,  parece que en este planeta sólo Pete Townshend puede dominar ambos instrumentos más o menos al mismo nivel. Creedence se pasó todo el mes de Noviembre grabando el Pendulum en los Wally Heider Studios de San Francisco, y hubieran tardado menos, ya que las maquetas fueron grabadas con los 4 tocando en vivo sus instrumentos tradicionales en apenas un par de semanas. Pero John se aferró en que él mismo haría los metales y los teclados, así como los overdubs para los coros, y toooooooooda la labor de producción. Y bueno, aunque en “Born To Move” el jam de teclado al final no es malo, John Fogerty es guitarrista… GUI-TA-RRIS-TA!

El disco no es malo, pero suena muy suave para lo que estamos acostumbrados. “Pagan Baby” es el único rocker pateatraseros al viejo estilo, con John demostrando que aún era un mago de la guitarra, que no había perdido la magia, simplemente se había hartado.    

Y así, sin ser malo, ni falto de inspiración como el Poorboys, el Pendulum es un disco complaciente y mucho más ligero, hecho así con total intensión. Sin conocer la historia de Creedence, uno diría que éste fue su debut. Siendo una banda que se fue más por el Roots Rock en lugar de la Psicodelia cuando era el género de moda, resulta extraño que hayan hecho un disco suave y colorido precisamente cuando la Psicodelia era cosa del pasado. Y para no decir que no eran experimentales, John además incluyó como cierre un track instrumental que termina siendo un collage avant-garde nauseabundo sólo superado por “Revolution #9” en cuanto a pestilencia.

Durante la grabación, Tom tuvo numerosos roces con su hermano, y se supone que abandonaba la banda, pero luego regresaba y seguía como si nada. Sin embargo, dos meses después del lanzamiento del Pendulum, los hermanos Fogerty tuvieron una épica discusión digna de los Gallagher y Tom renunció. Esta vez definitivamente.

CCR siguió como trío. John, considerando que su hermano tal vez tenía “algo de razón”, decidió que grabarían otro disco, si y sólo sí, era un disco democrático en el que Stu Cook y Cosmo Clifford también aportaran rolas, pero esa es ya otra historia. Una tristísima y lamentable.

Creedence no tuvo capacidad para reinventarse, y esta es la prueba de ello. Quizá hubieran podido seguir haciendo discos melódicos, complacientes, lindos. Pero todos estamos de acuerdo que lo que hizo grande a CCR fue esa mezcla de Country Blues oscuro, agresivo, amenazante, con olor a pantano, un estilo único e irrepetible en el que se volvieron inmortales, pero de la que no pudieron escapar. La fórmula estaba agotada, y creo que esta hubiera sido una excelente despedida, un canto de cisne decente.

 

El disco abre con “Pagan Baby”, que de entrada crea el espejismo de que estamos ante una continuación del Cosmo’s Factory, con una brillante intro tintineante, y luego la entrada de esas guitarras sucias y perfectas que son el sello de Creedence. John entra cantando en tonos imposibles, llegando al límite de su altísimo rango. Es muy simple, pero después de todo, casi todas las rolas épicas y geniales de estos tipos son simplísimas. El chiste es cómo lo hacen, sin complicarse, alternando apenas los versos con esas escalas arpegiadas de la intro para dar dinamismo a la canción, haciendo pequeñas variaciones, como apagar la batería y luego acelerar, agregar panderos, y en general, agregando ligeros detalles que hacen que un riff muy simple no asfixie la canción. Al 2:50 inicia el requinto, repitiendo las figuras en un principio y desbocándose a partir del 3:30 en un tremendo jam de Blues-Rock que demuestra que John era un verdadero genio en la guitarra. En esta enorme coda prácticamente no cambian de tono, y sin embargo te engancha, te mantiene al filo del asiento esperando a ver qué van a hacer, y casi te puedes imaginar a John tocando su guitarra con toda la naturalidad y facilidad del mundo. La sección rítmica luce eficiente, con Clifford y Cook haciendo ligeras variaciones y acelerando cuando John se aloca, para hacer un cierre apocalíptico. Una verdadera joya, la última con el verdadero sello y feeling del grupo, que de algún modo, creo que está algo subestimada dentro de la discografía de CCR.

Cuando uno se está preparando para otro mastodóntico country-blues-rocker, vienen las primeras notas de “Sailor's Lament”, con ese tecladito mono y aflautado, y uno dice WTF???? No me malentiendan. No es mala, es simplemente que es un tremendo giro respecto al estilo de Creedence. John Fogerty era un gran compositor y él lo sabía. Sabía que si dejaba a los demás meter sus narices en las canciones, pasaría lo que pasó en el Mardi Grass. El punto es que, aún dando un giro estilístico, metiendo coros femeninos y haciendo un Soft Rock con todo y solo de sax que lo acerca a música de elevador o de recepción de consultorio médico, la canción es linda. Te engancha con ese vaivén de dos tonos, los coros, el toque esta vez nasal de la voz de John, y ese aire sereno y cálido.

“Chamaleon” es un poco más rápida, pero de nuevo los metales dominan desde la entrada, para luego dar paso a un piano eléctrico y la guitarra queda en un papel meramente decorativo al fondo, incluso desapareciendo cuando regresan esas murallas sónicas de los metales. John vuelve a cantar con ese tono rasposo, y en los versos vuelve a sonar ligeramente amenazante. Pero no sé. Suenan blandos. Me recuerda a Janis en el Kozmic Blues. Me hace pensar que hubieran seguido teniendo éxito en los 70’s, pero ya no al lado de bandas como The Who o Deep Purple, sino en estaciones de radio  junto a Air Supply o Al Stewart.

Viene otro de los grandes temas de la discografía de Creedence. “Have You Ever Seen The Rain” fue la primer rola que escuché de CCR, interpretada por los Blue Jeans cuando yo era un púber al que dejaban entrar a sus ensayos, y me dejó tan impresionado que al día siguiente fui corriendo a comprarme el Chronicle. Fue la primer rola de ellos que saqué a guitarra, y con la que me obligué a aprender a hacer cejilla, ya que la secuencia de tonos inicial me obligaba a ello con el Fa. Fue también de las primeras que saqué la línea de bajo cuando hice cambio a dicho instrumento, y con la que me di cuenta que Stu Cook no es una ráfaga, pero hace líneas muy creativas, sin las cuales las rolas podrían caerse. Y fue la primer canción de Creedence a la que estuve tan expuesto, que me llegó a hartar por un tiempo, ya que también era sobreradiada en algunas estaciones retro. Sin embargo, eso no quita que sea una chulada de canción y una de las que aún tiene un mayor significado emocional. Muchos la menosprecian al tener el mismo mood que “Who’ll Stop The Rain”, otra hermosa balada acústica previa a ésta. Sin embargo, aunque parece que todos valoran más “Who’ll Stop” a mi me parece superior “Have You Ever”, aunque debo reconocer que hay mucho valor sentimental en ello. Siempre me facinó esa breve intro acústica, rematada con el bajo. Me parece cantada de una forma más emocional, sobre todo esos “I Know!” de los versos pares. El coro es melódico y encantador, absolutamente pegajoso. Los teclados son usados de una forma sutil que encajan a la perfección, y la línea de bajo es una de mis favoritas for ever and ever. Insisto, no es una línea complicada, pero sin una guitarra eléctrica líder, ese suave bamboleo de Cook (sin que suene a albur) termina siendo crucial para la canción. La letra mucho tiempo se especuló si era otra referencia a Vietnam. No, esa es “Who’ll Stop”. John Fogerty reconocería en los 90’s que aquí trata sobre las fracturas y desmantelamiento de CCR en esas fechas, y la inminente salida de su hermano, y se entiende entonces esa manera casi dolorosa de cantar el estribillo y las imágenes agridulces. No sé si sea mi canción favorita de Creedence. En dado caso, es mi balada favorita, y me trae el olor a lluvia de ese verano en que aprendí mi ABC del Rock en el cuarto de ensayo de los Blue Jeans.

Sigue “(Wish I Could) Hide Away”, que es otra balada, pero esta vez con tintes más Soul. El órgano domina de principio a fin, desde esa intro dramática que va desacelerando para quedar en un tiempo lento. Es una de las entregas vocales más raras de John, arrancando con ese tono rasposo, altísimo e inimitable, y bajando a una media voz para los estribillos, los cuales remata con un falsetto, básicamente recorriendo todo su rango vocal. Es linda. Me gustan esos contrastes entre lo dramático y amargo de los versos y la dulce calma de los estribillos. La letra es una despedida, pero bien vista, no hacia una chica. Mhh, hacia un amigo? O hacia un hermano? Lo dicho, es linda, pero dista mucho de ser de las mejores del grupo.

Regresamos a los temas alegres con “Born To Move”, y ese riff descendente armado por los metales y la guitarra. Es un rocker de la vieja escuela, o más que un rocker, un Soul movido a la James Brown a inicios de los 60’s (incluso la figura de bajo al 2:30 es un franco tributo). Salvo el riff descendente, no hay muchos recursos, pero la banda se da cuenta de que sólo tienen para 1:40 sin enlodarse, y a partir de ahí hacen un quiebre instrumental que arranca con el bajo aumentando intensidad casi desde el silencio, junto con la batería, para luego dar entrada a un teclado psicodélico que esta vez intenta hacer tributo al estilo de Booker T and The MG's, con tintes jazzy y liderando el crescendo y la coda. No suena mal, sobre todo considerando que es el mismo John quien se avienta todo el solo, pero ya queda algo fechado para ser 1970. Luego regresan a la escala descendente y hubiera estado perfecto si la terminan ahí alrededor del minuto 4 con un fade out, pero alargan el jam 2 minutos más, ya sin demasiada dirección.

“Hey Tonight” es otra rolita retro, de muy buen mood y de esas que te pintan una sonrisa en la cara, te ponen a moverte y que es imposible odiar. La guitarra vuelve a ser dominante, con una gran entrada, sucia y de aires pantanosos. No alcanza un nivel de tensión amenazante porque la rola no tiene esa intensión, pero alcanza el estilo clásico de la banda. Buenos cambios de ritmo en los puentes, un coro pegajoso, un piano discreto y efectivo. La canción destaca aquí, pero coincido en que en otros discos anteriores hubiera quedado apenas entre los temas promedio. Aún así aquí es un buen regreso al estilo anterior, si bien es algo más ligera y complaciente.

Con “It's Just A Thought” volvemos a las baladitas con el órgano como instrumento líder. Nuevamente una sensación soul y gospeliana. El órgano de hecho es lo que la hace funcionar, pero de nuevo me da la idea de que Creedence hubiera terminado en esto, haciendo baladitas con un órgano setentero muy fechado. La letra posiblemente también esté dedicada a Tom. No es mala, y de hecho hubiera sido un cierre de disco muy decente considerando que sus discos anteriores tenían la duración de lo que llevamos aquí. Pero tampoco es memorable, y es una de las melodías más flojas de John.

Y llegamos a “Molina”, que personalmente es una de las pocas canciones melódicas de Creedence que no soporto. Me parece que aquí es el máximo coqueteo de John con un pop idiota y complaciente. Desde el pianito boogie, el solo de sax, los estribillos un tanto estúpidos, y la letra un mucho. La estructura es demasiado simple, y todo lo que funcionó en “Good Golly Miss Molly” se va al caño en esta especie de plagio. Creo que es de las pocas rolas en que tratan de idiotas al oyente con el montón de clichés, pero también es cierto que no te sacas el coro de la cabeza durante una semana.

El décimo track es un preludio del Mardi Grass. De hecho, “Rude Awakening #2” empieza bien, con una guitarrita acústica haciendo adornos muy monos, y luego la banda agregándose para hacer una melodía cálida, sencilla y fluida. Al 1:46 entra una guitarra eléctrica para dar un efecto dramático en tonos menores y queda un sonido continuo de sintetizador. Bien pudo quedar ahí como un instrumentalito inofensivo de 2 minutos. Pero luego no sé qué diablos estaban pensando para extenderse y empezar a agregar ruidos a lo loco, con grabaciones al revés, gaitas, flautas, silbatos, maracas y demás parafernalia que resulta realmente crispante. Una especie de mezcla entre “Revolution #9” y el disco dos del Ummagumma, alargándose casi hasta los 6:30. Un collage sin sentido, ya fuera de tiempo, y que viene a poner en duda la cordura de la banda a estas alturas. No es un despertar violento. Es una pesadilla en la calle del infierno. En qué diablos estaban pensando?

Sólo Dios sabe, como dijera Brian Wilson. La cuestión es que Creedence Clearwater Revival ya nunca se recuperaría. Tom saldría de la banda dos meses después del lanzamiento y John se las ingenió para convencer al otro par de continuar como trío. Aunque al Pendulum no le fue mal en ventas y un par de sencillos pegaron fuerte, el giro dado desconcertó a propios y extraños. Fue un cambio demasiado radical frente a la obra maestra llamada Cosmo’s Factory lanzada apenas 6 meses antes.

En fin. 3 canciones buenas, 5 que no son malas pero le tiran al promedio y a la poca memorabilidad, y un par realmente feas, y lo peor es que son metidas de pata hechas a propósito, como no se habían visto en discos anteriores de este grupo. Pero aún vale la pena. Creo que la salida de Tom los debió disuadir de terminar la banda aún con la frente en alto, pero se mantuvieron durante un par de años como banda en vivo, girando aquí y allá, con John haciendo alarde de paciencia en lo que el par de compañeros completaban sus canciones para un último disco que jamás debió ser y que terminó siendo el mayor “Se los dije” de la historia del Rock...

Por Corvan

15/Abr/2013

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