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SINO (Café Tacuba, 2007)

Artista: Café Tacuba (C)

Fecha de Grabación: 2007

Fecha de Lanzamiento: 9 de Octubre del 2007, MEX

Discográfica: Universal Music

Productor: Gustavo Santaolalla

Calificación: 10 (MUST HAVE)

Era: 2000 Rock En Ñ: La Dispersión

Subgénero: Alternativo

Mejor Canción: Esta Vez

Canciones: 1) Seguir Siendo; 2) Tengo Todo; 3) 53100; 4) El Outsider; 5) Volver a Comenzar; 6) Arrullo; 7) Vámonos; 8) Cierto o Falso; 9) Esta Vez; 10) De Acuerdo; 11) Abandonado; 12) Y Es Que…; 13) Quiero Ver; 14) Agua; 15) Gracias.

Por fin llegamos al enorme Sino, un momento que esperaba desde hace unos 10 años… De entrada, debo remarcar que en su momento no me sonó sorprendente. No había un “Eres” a la redonda y en las primeras escuchas me pareció un disco más de Cafeta; bueno, pero nada del otro mundo. Sin embargo, es de esos discos que van creciendo con cada oída, sobre todo al escucharlo completo.

Hay que remarcar que, mientras casi toda esa oleada de bandas mexicanas de inicios de los 90’s se habían desintegrado y varias estaban incluso en proceso de reagrupación, los Tacubos nos salían con esta subestimada joya, su sexto disco de estudio. Sexto ya? Sí; bueno, con Café Tacuba su discografía es algo engañosa, ya que muchos no consideran el Avalancha de Éxitos por ser covers (pero qué covers), o el Revés/Yo Soy por ser demasiado experimental, y yo mismo no hago cuenta del Vale Callampa por ser un EP, aunque ya esté reseñado. La cuestión es que, de alguna forma u otra, los Tacubos se habían mantenido vigentes prácticamente desde 1992, pero tras el Cuatro Caminos del 2003, pasarían 4 años antes de su siguiente álbum, el más largo periodo entre discos hasta entonces.

El Cuatro Caminos y el montón de Grammys que les dio, les trajo muchísima exposición, y habían estado de gira casi constantemente, por lo que era de esperarse que se tomaran un receso, pero de repente fue extraño en 2006 y la mayor parte del 2007 no saber nada de ellos. Uno se preguntaba si también habrían sucumbido al cambio de milenio y no faltaron rumores de una inminente desintegración. En absoluto! Los Cafetos preparaban un enorme disco, que da cierta continuidad al Cuatro Caminos en el sentido de que vuelve a ser más rockero, alejado de las fusiones de los 90’s, y vuelven a usar una batería en lugar de caja de ritmos. Sin embargo, es mucho más arriesgado y logrado que su antecesor. No es extraño que hayan escogido como productor a Gustavo Santaolalla de nueva cuenta. Lo que sí es novedad es que la mezcla de sonido esta vez es monumental, dando mayor nitidez a los instrumentos y gran preponderancia a la sección rítmica.

El Sino fue lanzado en Octubre del 2007, dividiendo opiniones. Aquí no van a encontrar un sencillo pegajoso tipo “Eres” o “Cero y Uno”. Después de que la banda fue el centro del mundo por un momento, este disco dejó a más de uno desconcertado. Por un lado, los fans esperaban que siguieran por esos terrenos más pop y digeribles del Cuatro Caminos. Y por otro lado, los críticos y los fans más acérrimos se quejaban de que la banda había terminado por venderse, que se les había terminado la creatividad y que habían traicionado las arriesgadas fusiones que los caracterizaran en sus primeros discos. Es curioso que hay poquísimas reseñas del disco (la mayoría de los grandes críticos lo ignoraron) y de esas pocas, la mayoría son negativas. Supongo que aún había quien esperaba que salieran con temas transgresores como  “Chica Banda” o “Ingrata”, pero los Tacubos habían madurado. No les puedes pedir que hablen de la chica de pelos parados de la secundaria cuando ya están teniendo hijos y están en otra etapa en sus vidas. Y musical!

Aunque los sonidos respetan la formación de una banda de Rock (batería incluida), el Sino es muy distinto al álbum previo. El grupo suena más acoplado al sonido Indie preponderante. Se adaptaron a lo que ocurría en el mundo, pero de ninguna forma dejan de sonar a sí mismos, ni parecen traicionarse. Al contrario, yo diría que éste es el verdadero sonido de Café Tacuba como una banda de Rock.

Entonces, Corvan, porqué lo consideras tan bueno? Viene aquí mi comentario polémico, así que agárrense a sus sillas: Mucho se dice que el Re es el Álbum Blanco de los Cafetos; pero para mí, el Sino es su Abbey Road.

Silencio.

Pasmo.

Abucheos.

Gritos.

Antorchas prendidas.

Intento de linchamiento.

Y aquí es donde digo la obviedad de “salvando distancias”. El Sino es un disco redondo. Aquí no hay un sencillo obvio, ni temas que sobresalgan demasiado de los demás. Es una unidad, las canciones funcionan mucho más si se escucha el disco completo, y aunque no es conceptual ni mucho menos, todo el álbum trata temas más o menos filosóficos y es un retrato de la vida, de cómo madurar. Algunos temas están hilados, pero incluso aunque la mayoría no lo estén, el álbum fluye canción con canción. Y no es que los Cafetos sean unos virtuosos en sus instrumentos, pero aquí destacan en nivel individual, tiene mayor presencia de guitarras, el teclado es preponderante, las líneas de bajo son sublimes y hasta el baterista de cabecera de los Tacubos, Luis Ledezma, “El Children”, además de sonar espectacular, se da tiempo para un solo de batería. Notan los paralelismos? Finalmente, es de los discos más democráticos de la banda, con Joselo y Meme cantando un mayor porcentaje de temas que el que usualmente tienen por disco, y llevando a Rubén a tocar más guitarra de lo que acostumbra.

Por cierto, para este disco Rubén escogió el nombre en náhuatl de Ixaya Mazatzin Tleyotl, que se abrevia como “Ixxi Xoo”. Pero no me crean a mí, vámonos canción por canción!

El disco arranca con “Seguir Siendo”, que es una especie de introducción al álbum entero y con uno de los crescendos más sublimes que he escuchado. Meme arranca con notas delicadas de teclado que cambia a un piano lejano. Ixxi Xoo, ósea Rubén, entra con voz apenas susurrada, retomando el tema de “Cero y Uno”, pero de manera opuesta, más profunda:

“Soy, el que nunca miras

Soy el que nunca escuchas

siempre estoy detrás

de lo que ves”

Al minuto inicia la guitarra de Quique, dando toques agridulces. La banda juega con el volumen para agregar intensidad e ir armando un lento crescendo, con sube y bajas. La letra es una declaración de principios. No, ya no esperen escuchar aquí una “Raratonga”. Aquí estamos en plan profundo. Quién Soy? Quizá es más fácil decir Quién NO soy: “nunca fui un ganador, el señor interventor no estaba, para validar mi triunfo”, una frase tanto kafkiana como populachera. Eso es fuerte viniendo de la banda más mediática de México! Y en pleno 2007 es una cachetada en guante blanco a la generación que necesita Likes para ser: Lo que SOY no le incumbe a nadie. No necesito aprobación de alguien para SER:

“Así estoy mejor

ese sin renombre

solo soy este hombre”

Y con estos versos de entrada ya notamos que están en otro nivel. Los Cafetos siempre han sido muy celosos de su vida privada, y han sido muy cautos en filtrar cuestiones personales. Separan muy bien el personaje público del privado, y una prueba de ello son los cambios de nombre de Rubén. Él tuvo un hijo en 2006, pero poco se supo de ello. Mi teoría es que “Eres” fue escrita por Meme para su hija, pero tampoco lo he podido comprobar. Esta canción, con toda su simpleza, retrata el mundo de mejor forma que el Kid A: Quién soy? Lo que los demás ven de mi con un clic? Quién soy yo offline? Qué era yo antes de la era del internet?

“Un día lo perdí todo y lo recuperé

y podría volver a hacerlo

una y otra veeeeeeeeez”

La canción revienta aquí. Tenemos bajo, Rubén gritando de manera angustiosa, las guitarras haciendo rasgueos dramáticos y la sensación de que éste es un disco existencialista.

La canción se empalma con “Tengo Todo”, cantada por Meme, que viene siendo el clímax del tema anterior. La tensión se revienta con ese guitarreo rítmico y cálido. Emanuel entra con ese mantra que se repite una y otra vez:

“Cuando no deseo nada, tengo todo.

Cuando no deseo nada, tengo más”

Quique inicia ese riff cristalino y etéreo de notas que suben y bajan. Rubén canta coros al fondo: “Lo mío no es mío si sólo es mío”. 4 notas. CUATRO notas requieren en esta canción para decirlo todo. Noten la línea de bajo de Joselo! Simple pero magistral en esa escala. De las críticas que he leído, dicen que caen en el simplismo, que es un tema repetitivo. Bueno, sí. De la misma forma que lo es “I Want You (She’s So Heavy”), que tiene incluso menos letra. Sin embargo, esas pocas líneas resumen todo el espíritu Harrisoniano… La riqueza está dentro de uno. Puedes tener todos los millones del mundo (Y estoy seguro que a los Cafetos no les falta $$$), pero si está mirando sólo alrededor y comparándote, jamás va a ser suficiente. La frase “Lo mío no es mío si sólo es mío” me lleva nuevamente a pensar en los hijos, en una época en que son un lujo, un accidente, un “para qué los traigo a este mundo?”. E igualmente reflejan eso en la música. Dan matices psicodélicos en los paseos entre esas 4 notas, con coros, cambios de intensidad, teclados, guitarras, y una melodicidad que te agarra como chicle. Hacia el final estamos en una muralla sónica digna de Phil Spector, y si el mensaje no te ha llegado directo al mesencéfalo, es porque simplemente no mereces recibir el mensaje.

 

“53100” es el código postal de Ciudad Satélite, la colonia al norte de Ciudad de México en la que vivían los Cafetos y en la que aún vive la mayor de mis tías maternas. Sí, esa que en la intro de la banda mencionaba que iba de vacaciones y el taquero a 5 metros de su casa me contaba anécdotas de los Cafetos, que pasaban por ahí. No, nunca me ha tocado verlos, pero con esta canción (y Google Maps) sospecho que estuve muy, pero MUY cerca. La canción inicia con Meme haciendo una gran secuencia de teclados, y Quique sonando más roquero que nunca con sus guitarrazos. La pura Intro ya valió la pena. Luis Ledezma se desbarata en la batería, teniendo su primer momento estelar. Meme es de nueva cuenta el vocalista, y retomamos los temas filosóficos:

“Cuando miro mi vida para atrás

me descubro viviendo en espiral

no te extrañe, si digo que crecí

en circuitos nunca me perdí”

La vida en espiral… Quién no ha tenido esa sensación después de los 30 años? A partir de cierta edad vivimos al vida a través de la de nuestros hijos???? La frase final es una joya. Joselo participa constantemente en revistas electrónicas dando siempre comentarios atinados sobre rock y nuevas bandas. Pero Meme y los demás parecen tener una vida mucho más discreta en la red. La secuencia de notas es muy simple pero de nueva cuenta se las arreglan para hacer un tema de tintes psicodélicos y que te mantiene al borde del asiento. Cuál es la verdadera vida? La electrónica o la que teníamos antes de?

“Sube al auto, me lo prestaron ya

tómate algo, quién tiene de fumar?

Por la cinta del disco que grabé

ese solo, es lo mejor que escuche”

ESO era vida! Al 2:30 tenemos un falso final y un regreso a base de guitarrazos dignos de The Who. La intensa coda es magistral, en una octava más aguda. Meme grita al borde de su límite: “El circuito es dando vueltas yo te encontré, El circuito es dando vueltas yo te besé” y me hace sonreír porque siendo irónicamente un tipo que en 2004 era antitecnología, me recuerda la manera en que conocí a mi hoy esposa: por circuitos. La canción es eso. No podemos pasar el resto de la vida añorando la era pre-internet. Ha tenido ciertamente sus ventajas. No sé en qué zanja estaría pudriéndome de no haber conocido a mi esposa, y eso no hubiera sido posible sin internet. Lo reconozco. Pero tampoco es válido renegar de la vida antes de eso. Fue lo que nos definió: el primer grupo de amigos, el primer cigarro, el primer disco, la primera novia, el primer viaje en carro. Yo no sería lo que soy sin esa era.

Sigue “El Outsider”, que es la rola que más recuerda a los Cafeta de sus inicios en este disco. Debo decirlo, de inicio es el tema que más choca de todo el álbum, y hace algunos años la hubiera marcado en azul. Sin embargo, es un guiño necesario. Tanto un respiro para las cuestiones filosóficas con las que habíamos iniciado, como un encadenamiento a las últimas estrofas de “53100”. Café Tacuba eran unos “Outsiders” en sus inicios. Pero mientras que antes eran una especie de anarco-punks, aquí muestran una visión no tan visceral, un personaje con el que se podrían identificar los millenials: Radicalizado, pero que jamás tomarán las cadenas y el aerosol para salir a la calle:

“No atiendo a la escuela,

No tengo patrones,

No acepto impuestos…”

Es pues, a la vez un tema ligero pero crítico. En ésta era muchos nos creemos “rebeldes” por quejarnos en internet, mentar madres, postear y publicar notas en contra del gobierno. Pero cuando es momento de salir a las calles, muchos se echan para atrás y ponen mil justificaciones. Por ello el tono irónico de la canción, a la que tardé de hallarle cuadratura. “Buscaban al caos, pues hallaron al caos!”. No, mi pobre criaturita, el caos no es eso. El caos es amarártelos para gritarle en la cara a un antimotines. Lo que haces puede ser borrado de tajo por una ley que silencie tus bits, y a ver entonces qué tan Outsider eres. La canción lleva un ritmo muy extraño, como una mezcla de tango con rap. La batería es incisiva. Guitarra y teclado se van alternando el protagonismo, pero siempre dejando a Rubén los reflectores con ese endemoniado fraseo. Al final el tema le hace honor a su nombre, pero es un tema que también crece con las escuchas y se vuelve necesario en el álbum.

Con “Volver a Comenzar” retoman ese aire disco de “El Baile y el Salón”, aunque con una atmósfera más ochentera gracias a los satinados sintetizadores de Meme y el machacón bajeo de Joselo, que nos pone a brincar desde el inicio. Este es el tema medular del disco, con casi 8 minutos de duración. Es una especie de Medley, que recuerda la segunda cara del Swan Song de los Beatles: Rubén comienza cantando esa  primera parte que nos pone a bailar:

“Si volviera a comenzar,

no tendría tiempo de reparar,

El agua derramada está

la sed que siento me sanará”

Luego Meme lleva la batuta en las excelsas melodías vocales que van del 3:35, con los teclados haciendo delicados y ensoñadores arreglos durante un minuto, hasta que entra la tercera parte, con Joselo llevando el lead vocal con una pegajosa melodía:

 

“¿Cuánto espacio más quiero ocupar?

¿Cuántas cosas me puedo llevar?

dulce tentación,

de dejarlo todo”

La canción va tomando aires épicos y majestuosos, rindiendo tributo tanto  la psicodelia, como a la música dance, al dream pop, y en general, al Rock Clásico. Líricamente es una joya. Un tema de desapego: Si pudiera regresar el tiempo y reparar mis errores, no cambiaría nada, simplemente pediría perdón. No tendría tiempo suficiente para arreglar todo lo que he hecho mal, y posiblemente lo que haría, también terminaría estando mal. Así que mejor me reconcilio con mi pasado, es lo que me ha traído hasta este preciso momento. “El agua derramada está, la sed que siento me sanará…” Si esta frase no les cala hasta el tuétano, entonces merecen considerar esta una obra menor de Café Tacuba e irse a adorar a Mon Laferte. Tras la parte de Joselo, tenemos una guitarra machacona con la que regresamos a la parte dance de Rubén, para un par de minutos de coda intensos, incluyendo un último estribillo, para después combinar de manera magistral los versos con los coros de Meme y sus teclados para un espectacular cierre.

 

El sexto track es “Arrullo”, en el que Joselo toma por primera vez en el disco en Contrabajo para iniciar con una secuencia paranoica y nocturna. No es una canción de cuna. Aquí juegan a los opuestos de “No Surprises” para hacer una canción densísima musicalmente, llena de texturas y cambios tonales que podrían aterrorizar a un pequeño, pero cuya letra es la canción de cuna más preciosa que se haya escuchado (salvo por “Eres”). Este además, parece dedicado a un hijo… o de un hijo a un padre... muerto? Una doble alegoría a cruzar el umbral hacia la vida y viceversa?

“Arrullo que juega con brisa

la música es tu sonrisa,

mi alimento, tu pecho tu vida un instante una luz la partida”

la canción la escribió Rubén, a su madre que acababa de morir. Es pues, una canción de cuna, pero desde la perspectiva de un hijo que se despide, y que agradece ese arrullo en su infancia, y que quisá replicaron en papeles inversos en un lecho de muerte. No pueden esperar que la banda siga escribiendo de revistas de cómics descontinuadas o a ciudades cubiertas de caca de paloma, cuando están viviendo cosas mucho más trascendentales.

Continuamos con “Vámonos”, tema de Meme en el que lleva de nueva cuenta el lead vocal. Es una canción más movida y luminosa, con una base de guitarras acústicas y eléctricas con delay, que entablan delicioso diálogo con la voz. La melodía es deliciosa, lenta y cadenciosa, con bellas armonías por parte del resto del grupo. La estructura de nuevo es simplísima pero efectiva, y los instrumentos se conjugan para crear una muralla sónica que nunca suena demasiado saturada. La letra tiene una doble lectura. Por una parte, desde la perspectiva del grupo, un llamado a no estarse quietos, a seguirse moviendo y reinventando. Y dentro de la dinámica del disco, me parece que Meme retoma el tema de “Eres”. Su hija ya tiene al menos unos 4 años entonces, y el tema va dedicado de nueva cuenta a ella, y es por ello que tiene tantos matices inocentes: “Ponte tu casco y tu traje espacial, la carretera no puede esperar”, o con ternureces como:

“En este camino no hay nadie más

tu eres la reina y yo soy el rey

En esta arena te hice un collar

es de conchitas duras de Carey”

El puente al 2:45, con tonos menores, tiene sonidos de gaviotas al fondo, para luego regresar al ritmo desenfrenado, y terminar con ese “Tu TuruTu TururuTururururu” y guitarrazos Townshendianos. Perdón que insista con los críticos, pero si no tienen hijos y jamás los han subido al auto sin un plan fijo, jamás podrán entender la profundidad, belleza y simpleza de este track. Pueden echar el disco a la basura y seguir en su búsqueda de followers en Instagram.

“Cierto o Falso” es más rockero y movido, pero esos “Aoaoaoooo, aoaoaoooo, aoaoaHOOOO” parecieran un remake de “Eo” del disco anterior. E incluso la letra parece retomar el tema. Esas dudas existenciales quedan peor paradas en este track… Qué es la realidad? Qué es mera percepción? Una es excluyente de la otra? Dejando de lado la letra, la música es de gran nivel, con todos tocando a toda máquina. Joselo casi no se escucha en una de las pocas fallas de la mezcla, pero hace líneas rapidísimas y espectaculares, mientras que la batería de nueva cuenta se lleva los reflectores, aunque por momentos aplasta al resto. Meme hace el puente con sus “Parapapapapappapa’s”. Al final, al igual que en “Eo”, lo importante es que nos deja con la interrogante ¿Qué es cierto y qué es falso? Nuestro yo o nuestra imagen (super-yo)? La vida real o la que reflejamos dentro de unos bits? CUÁL ES MÁS IMPORTANTE?

Seguimos con “Esta Vez”, que viene a dar una necesaria pausa. Al menos al inicio. La canción arranca con arpegios delicados y Rubén cantando de manera casi desolada:

“De pronto ya no sé que pasa en mi

De pronto ya no sé quién soy

De pronto ya no reconozco nada

De lo que un día fui”

La historia de nuestras vidas, y eso que aún mwe queda trecho para la crisis de los 40’s. Alrededor del 1:20 entra el contrabajo de Joselo, justo antes de que reviente el tema con guitarras radioheadeanas y teclados agridulces. La canción va deambulando entre intensas explosiones y fragmentos minimalistas en el que Rubén canta casi a capella. Al minuto 3, tenemos un espectacular redoble antes de irnos a algunas vueltas que hacen ás que un guiño a “Eres”, para todos esos que no podían perdonar que no hubiera una canción del tipo. Al 3:45 nos desfasamos de la secuencia para que Meme haga revolotear su teclado de manera psicodélica antes del guitarrazo final. Las últimas líneas parecieran dar un sentido romántico a la canción, o más que romántico, de perdón. Sin embargo, por la primera estrofa yo diría que Rubén se canta a sí mismo. No le suplica una oportunidad a alguien más, SINO a sí: “Ésta vez y más yo tratare de hacerlo bien, si la vida me regala… otra oportunidad”.

Llega “De Acuerdo”, y creo que no es casualidad que la potencia con que termina “Esta Vez” se ligue con éste Pseudopunk. Recuerda también los tiempos del Re, deambulando en 2 tonos con un tercero eventual, más el cambio en el estribillo: “Estemos de acuerdo, en no estar de acuerdo…”. Imagino que aquí incluso Meme tomó la guitarra, ya que el teclado brilla por su ausencia. Rubén medio rapea las letras, mostrando las diversas dualidades que los medios imponen: Amas una moda pero odias la otra? Musicalmente es de los temas menores, pero líricamente tiene bastante fuerza: Eres negro o blanco? Te defines por lo que NO eres? Eso es lo que el mundo impone. No hay lugar para los tonos grises. Y si eso era en el 2007, no me quiero imaginar ahora. Un mundo cada vez más radicalizado, sensible en el mal sentido, ofendiéndose por cualquier cosa. Esta canción se podría ilustrar con el meme (sin parentesco con Meme) del cavernícola diciendo “y pensar que antes cazábamos mamuts…”. Nuevamente hay que recalcar la labor del “Children” Ledezma en la batería. Sé que no es miembro fundador, pero ojalá algún día le den un puesto oficial en la banda.

Seguimos con “Abandonado”, un tema en medio tiempo cantado por Rubén (es el único disco en el que tengo que aclarar esto). Las capas de guitarras acústicas dominan, dando matices cálidos que contrastan con la letra agridulce: 

“Abandonado estoy de mis dios, ese soy

Abandonado de mí, a mi suerte voy

Yo huí de los míos, a los que pertenezco

si alguna vez, pertenecí...

si alguna vez estuve allí....”

Vivimos en una época en que la tecnología acerca a los que estamos lejos y aleja a los que tenemos cerca. Los teclados de Meme destellan, sobre todo al final. Si debo ser sincero, debo reconocer que veo más seguido a mis amigos que se han mudado de ciudad (Montreal, Ciudad de México, Timbuctú, Nueva York) que a los que viven en mi ciudad. Y eso es triste. Qué tanto la tecnología nos hace abandonarnos a nosotros mismos y a los que pertenecimos? Esos teclados del puente… Al 1:30 Rubén queda apenas con acompañamiento de guitarras, justo antes de que el resto de la banda se reincorpore. Es parte de crecer. Me gustaría seguir con cualquiera de mis antiguas bandas, pero hoy los demás están en otros proyectos, trabajos, ciudades, vidas... Madurar es eso? Que te duelan el pasado y las raíces? Que cada vez sea más complicado verte con tus verdaderos amigos, porque ellos están tan ocupados con su vida como tú con la tuya?  Bueno, siempre puedes dar un like a alguna foto, mandar un mensaje e cumpleaños porque FB te lo recordó…

“Y Es Que” es cantado por Quique (Su primer lead vocal en toda la discografía, gracias a LuisGerardo por la corrección!), con las guitarras dominando, y la banda entrando de lleno hasta el :45, cuando la voz termina la primer estrofa, con el órgano de viento de Meme regresando en plan estelar. Este en particular es un tema muy simple, de apenas 2 tonos base, pero que cuaja muy bien. Quique no tiene una voz celestial (ni Rubén, de hecho, Meme es quien tiene la mejor voz en la banda!), pero aquí canta con una actitud demoledora. La temática sigue con cuestiones filosóficas:

“desde otra generación,

una forma de pensaaaarrr,

fuimos tan solo una opción”

Y con esto muestran que no se toman demasiado en serio. Todo el disco es muy Zen, muy aterrizado, sobre todo viniendo de 4 tipos que acababan de pasar por un huracán de fama que conllevaba 4 Grammys, uno de ellos en las “Grandes Ligas” y no en el remedo “Latino”. En cualquier caso, es de los temas menores del Sino, aunque no desentona en absoluto ni musical, ni líricamente.

Llega “Quiero Ver”, otro de los temas de Meme. Y si me quedaba alguna duda de que “Eres” era para una pequeña por nacer, aquí se disipan por completo. La canción inicia casi a capella, con apenas acordes resonando al fondo. No, no se confundan, no es una canción romántica. No es dedicada a su pareja. Si algo he aprendido es que cuando uno va creciendo, cuando uno encuentra a su media naranja, las canciones dedicadas a ELLA, así con mayúsculas, quedan en privado. No se comparten. Se la cantas a ella, pero si en verdad te importa, no la publicas. Este tema no es para la esposa de Meme, sino para su hija. No me queda duda, y jamás había tenido una sonrisa tan grande al escribir una reseña. La clave está en el verso: “El peine que desnuda tu esplendor”, y todo padre de una pequeña me entenderá. Uno no peina a su media naranja, ellas se las arreglan solas en esos menesteres, pero invariablemente uno termina peinando o cepillando a su hija. La canción entera se redimensiona. Querían una “Eres”? bueno, ésta es, 4 años después, con gafete de kínder y todo. Invariablemente de que con la letra se me metan basuritas a los ojos, la música es descomunal. Un beat bailable, alegre, casi infantil. Guitarreos, teclados acampanados, una batería juguetona, un solo tremolado de Quique al 2:35. Esta canción es una promesa, que se resume en la última línea: “prometo regalarte sin reparo mi corazón...”

Sigue “Agua”, cantada una parte por Rubén y otra por Meme. El tema es más desenfadado y juguetón, derrochando optimismo. Un bajeo simple, pero que termina echándose la canción encima. La guitarra acústica y la eléctrica se alternan coreando una atmósfera festiva, y un teclado de efecto curioso haciendo escalas descendentes. La letra hace alegoría del agua para romper con el pasado y hacer un borrón y cuenta nueva. Al 2:35 queda solo la sección rítmica por unos instantes, entablando un diálogo con las guitarras para un gran efecto, luego hacen arpegios para cerrar la canción. Es un tema más simple, pero bien logrado y que no desentona en absoluto.

 El disco cierra con “Gracias”. Inicia con un riff con slide muy mono sobre una base de guitarras acústicas. Meme lleva el lead vocal, pero Rubén armoniza casi toda la canción. Toda la primera parte lleva un aire folk minimalista con tintes de Dream Pop. La letra lleva una fuerte dosis de sarcasmo:

“Gracias por la libertad

gracias por la democracia

por el estado de derecho

a quien debo tanta gracia

erradicar, fraude y cohecho

libres hacia la verdad...”

Comparando con hoy, en 2007 en México estábamos en la gloria. Apenas iniciaba la guerra con el narco y al menos teníamos una ilusión de democracia. Sin embargo, distábamos mucho de estar en un país perfecto. Siguen ironizando mientras se agregan percusiones que parecen electrónicas, hasta que descubren la sátira con las últimas líneas:

“No me dejes despertar

déjame seguir soñando…”

Es pues, lo más cercano a una canción de protesta en el disco. Al 1:35 entra la segunda parte de la canción, con una sección rítmica desbocada. La batería recorre todos los tums y platillos, mientras Joselo hace una especie de solo melódico. Luego regresa el riff en slide y se van sobreponiendo capa tras capa para crear una fiesta sonora. Sigue el turno a los teclados, que dan un aire aún más psicodélico y de ensueño. Al 3:10 el resto de los instrumentos callan para dejar solo a Ledezma en la batería, que se discute con un gran solo durante casi un minuto. El primer solo de batería en forma en un disco de los Cafetos!!! La banda regresa con esa fiesta sonora para una coda de ensueño en un tema que pareciera sacado del mismísimo 1969. Alrededor del minuto 5 dan un guitarrazo en lo que parece ser el final, dejando que el tono se vaya difuminando lentamente a la manera del piano en “A Day in the Life”, pero luego regresa una guitarra muy lejana con el guitarreo por unos instantes más, para ahora sí cerrar la canción y el disco.

En fin, el disco es magnífico de principio a fin, sin rellenos, con casi todas las rolas de un gran nivel y manteniendo el álbum cohesionado y fluido. Como ya lo dije, quizá a primera escucha no deslumbre, pero es de ésos álbumes que se van filtrando de a poco, revelando a cada escucha sus múltiples capas y simbolismos, que sin ser demasiado rebuscados, son profundos y conmovedores. Musicalmente es un disco tendiente al Rock Pop, con matices Indie y mucha carga psicodélica. Recuerda los sonidos de finales de los 60’s e inicios de los 70’s, aunque no deja de sonar actual (a pesar de que ya cumplió 10 años!) La estructura de las canciones es simple, pero los Cafetos prestaron especial cuidado en este disco en el más mínimo detalle: cada arpegio, cada ecualización de teclado está minuciosamente calculado, y la producción ayuda a escuchar nítidamente cada instrumento. Los temas nos llevan a esa encrucijada de la vida en que estás a medio camino y hay que hacer un balance para no estancarse en el pasado ni anquilosarse ante el futuro. De ahí el título del disco, que se refiere al destino, pero también a la dualidad de la palabra compuesta: Sí y No. Ustedes deciden…

 

Por  Corvan

22-dic-2017

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