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AVALANCHA DE ÉXITOS (Café Tacuba, 1996)

Artista: Café Tacuba (C)
Fecha de Grabación: Otoño del ‘96
Fecha de Lanzamiento: 5 de Noviembre de 1996, MEX
Discográfica: Warner Music
Productor: Gustavo Santaolalla,
Calificación: 
8

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: 90's Rock En Ñ: La Era de Oro

Subgénero: Covers

Mejor Canción: Alármala de Tos u Ojalá…

Canciones: 1) Chilanga Banda; 2) Metamorfosis; 3) No Controles; 4) No Me Comprendes; 5) Alármala de Tos; 6) Perfidia; 7) Ojalá Que Llueva Café; 8) Cómo te Extraño Mi Amor.

 

Este es otro disco al que estaba dispuesto a darle un 7, pero después de escucharlo a detalle, me parece que lo tenía un poco menospreciado. El disco es corto, cierto, pero hay que considerar que se trata de puros covers. Uno podría pensar que fue un agotamiento creativo después del magnífico Re, pero la verdad es que a esas alturas los Cafetos ya tenían material nuevo como para llenar unos 3 discos, mucho del cual después incluirían en el Revés/Yo Soy. La banda no logró decidirse entre tanto material disponible para lanzar un solo disco, y no deseaban por el momento otro álbum doble, por lo que optaron por arrancar de cero y grabar un disco enteramente de covers. Fue un riesgo enorme, pero a fin de cuentas el experimento les resultó muy bien.

Café Tacuba no hizo, pues, un disco de covers por desidia o falta de creatividad, sino como un reto para enfrentar canciones de los más diversos artistas latinoamericanos, desde Juan Luis Guerra, hasta Botellita de Jerez, pasando por Flans (original de Olé Olé) y Leo Dan. No se limitaron a un estilo en las canciones originales, sino que escogieron músicos de todo el continente y exponentes de los más diversos géneros, de manera que si hiciéramos un recopilatorio con las canciones originales, tendríamos un disco sin unidad y sin pies ni cabeza, y para públicos tan heterogéneos que lo más seguro es que naufragaría comercialmente. Sin embargo los Cafetos demostraron de nuevo su genialidad al apropiarse enteramente de las canciones, desmenuzarlas, hacer un examen musical, retrabajarlas, y ofrecer una canción totalmente nueva, que de no ser por las letras, serían tomadas por originales. Los Tacubos se colocarían desde entonces como unos de los mejores covereadores del rock en español por el trato y fusión que darían a los temas, después confirmado con el EP Vale Callampa. De manera que Café Tacuba seguía rompiendo esquemas sin repetirse a sí mismos, colocaron un disco corto, pero muy exitoso en ventas y con excelentes críticas y de paso rindieron homenaje a sus artistas favoritos. Todo en un mismo paquete, qué tal?

Sobre si los temas son mejores o peores que los originales, es una cuestión delicada y polémica. La mayoría de las rolas son del conocimiento popular en Latinoamérica. Es decir, no importa que seas metalero, alguna vez escuchaste a Juan Luis Guerra, y posiblemente no te hayas puesto a bailar, pero lo más seguro es que te haya gustado. Lo mismo con Perfidia, una canción de bolero que viene con nuestro paquete de genes latinos. Los demás quizá son más locales, pero lograron expandir su sonido, de forma que los argentinos supieron qué era un chilango, los mexicanos conocimos a Leo Dan, a los Venezolanos conocieron a Bola de Nieve, y así. Y ese es otro mérito.

El disco es pues, corto, pero variado y bien trabajado, con propuestas interesantes, y todas las canciones con el sello de Cafeta pesar de ser de géneros tan distintos. Además, al menos 5 de los 8 temas lograron un tremendo éxito en el radio y pueden ser considerados clásicos del grupo. Con todo, las canciones no alcanzan la grandeza de los temas del Re como conjunto, y sigue siendo extremadamente corto en duración, por lo que no sé si hubiera sido mejor lanzarlo como EP, como lo hicieron acertadamente con el Vale Callampa.

El disco inicia con “Chilanga Banda”, una canción original de Jaime López, que había salido apenas un año antes, en 1995, en el disco Odio Fonky, de López y José Manuel Aguilera. La canción es una jerga “chilanga”, que es como llamamos a los nacidos en la Ciudad de México. El ingenio de la canción es básicamente por el énfasis y la cantidad de palabras que incluyen la “Ch”, haciendo un retrato urbano, callejero, muy peculiar y divertido. No sé si la letra sea entendible fuera del país… una vez un gringo me dijo que no entendía ni media palabra, pero le gustaba la canción. Sin embargo es una muestra de dominio del lenguaje popular, una cátedra de urbanismo, y, entre líneas, una crítica social. La canción tiene un bajeo profundo y elástico, algunos loops, un estribillo pegajosísimo con los coros del resto de la banda y un aire muy groove y subterráneo. La inmensa mayoría no ha escuchado la original que es prácticamente a capella, con el acento y ritmo chilango mucho más marcado, y la instrumentación más… mhhh… arrabalera? El disco de López no vendió nada, pero se convirtió en una obra de culto instantáneo entre los músicos mexicanos. Los Cafetos rescataron esta ingeniosa canción y le dieron su toque, agregando más instrumentos, haciéndola sonar más electrónica y sofisticada. Rubén Albarrán (que entonces se hacía llamar Anónimo), no marca tanto el acento, la hace más suave y rítmica, a pesar de que en un inicio la canción le chocó a la gente fresa. Las dos versiones son buenas, con pros y contras. La de Cafeta, que nos ocupa hoy, es más accesible, con más adornos y recursos, un nivel de producción superior y la canción, combinando las ocurrencias de su autor y el pulido de sus nuevos intérpretes, terminaría siendo un trancazo comercial, dándole a Jaime López, algo del reconocimiento que anteriormente merecía.

Sigue “Metamorfosis” original del grupo Axis, de 1984. La original, mundialmente desconocida, inicia con un sintetizador ochenterísimo y algunos arpegios cargados de eco que dan forma a una balada pop melódica, muy característica de los grupos pop de los 80’s. Parece que vamos a oir una balada tipo Menudo o Timbiriche, pero al minuto, la canción se acelera y cobra una intensidad casi metalera, con la voz una octava más aguda y la guitarra con un distorsionador impresionante. Los Cafetos la reinventan desde sus bases, prendiéndole fuego y armándola de la nada, con un tamboreo tribal de inicio, la voz más delicada en esa parte en que narra a la chica perfecta, natural, sin pretensiones y auténtica. Parece realmente llorar mientras la recuerda. Luego vienen arreglos de piano, un bajeo juguetón y una orquestación que va apareciendo, como en vaivenes. La canción no es tan dramática como la original, está más suavizada, sin cambios tan radicales. La instrumentación está muy bien cuidada, y al minuto 2 Rubén se queda básicamente solo cantando la manera en que ella cambia, en apenas un susurro. Luego un estupendo puente instrumental y la chica ya se ha vuelto frívola e interesada, para acabar en un crescendo de violines espectacular. Café Tacuba le da muy buen trato. Se pierde esa esencia ochenterísima de la original, y en cambio le dan más universalidad, de manera que esta versión sigue sonando fresca y vigente. La excelente letra, claro, es mérito de estos pequeños de Axis, pero la reinterpretan de manera convincente y dolorida. Se la adueñan pues, de manera que muchos aun piensan que es de los Tacubos.

“No Controles” fue conocida de un lado del Atlántico a través de Olé Olé, sus intérpretes originales, en 1983, y de este lado por Flans en 1985. La canción fue compuesta por Nacho Cano, aunque Mecano nunca la interpretó. Estas piezas ochenteras son piezas de pop bailable, con mucho toque de la movida madrileña, muy rítmicas y con un sintetizador muy peculiar que va llevando la canción a través de su pegajoso arreglo. La versión de Café Tacuba es el extremo opuesto, violento, oscuro, con un beat abrasivo, guitarras acústicas espinosas y con una atmósfera que se acerca más al metal industrial. La melodía vocal es más marcada, y de repente en los versos se une otra voz muy peculiar, que parece otro Rubén doblado, pero en realidad es David Byrne. La canción se vuelve, con exactamente la misma letra, pero con distinto tono, en una sátira a las modas y la superficialidad, lo contrario a su propósito original. Las armonías vocales que logran combinando las voces del grupo y Byrne suenan bizarras, caricaturizadas a propósito, y de repente ese martilleo de las guitarras rompen con la canción de tajo, para arrancar de nuevo con el beat machacón del principio. La canción es muy extraña. Sé que ÉSE es exactamente su propósito, caricaturizar y poner evidencia la frivolidad de la original, pero me sigue pareciendo el tema más flojo del disco, al que de no ser por Flans u Olé Olé, nadie le habría hecho mucho caso.

Luego está “No Me Comprendes”, original del excelente pianista cubano Bola De Nieve, bajo el título “Pero Tú Nunca me Comprenderás”. La versión original es a puro piano y con un magistral performance vocal en el que el cubano va bajando y subiendo la intensidad y el ritmo, desde el secreto más confidencial, la más grande amargura, hasta una especie de rabia inmensa… Los Tacubos mantienen ese ritmo tropical y la base del piano como instrumento principal. Suena un tololoche y unas percusiones suaves y azucaradas acompañando. Al 1:45 hay un pequeño solo con una guitarra eléctrica cargada de delay, manteniendo la atmósfera suave de la canción y transformándola en un viaje onírico, terso y delicado, con los sintetizadores que se incorporan. Las letras hablan de un amor no correspondido y ahí les va el giro de tuerca de esta canción: Ignacio Jacinto Villa, Bola de Nieve, era uno de los músicos más prominentes durante el régimen castrista, defensor de la dictadura y de del régimen socialista de la Isla, al ser uno de los pianistas más reconocidos de Latinoamérica en los 60’s, fue un importante aliado de Fidel, y por ello fue uno de los que escapó a la persecución a pesar de haberse declarado abiertamente homosexual, a diferencia del trato a otras figuras como Reinaldo Arenas. Se dice incluso que, tras bambalinas, era una de las figuras más poderosas del partido comunista cubano. En fin, a lo que iba es que con esto se obtiene una mejor perspectiva la letra de se amor incomprendido. Y quizá entendemos también porqué Rubén la escogió para entrar en el disco.

“Alármala de Tos” es otra de las que sufrió cambios radicales. La original es de Botellita de Jerez, banda de culto mexicana de un estilo informal y chacotero que ellos mismos llaman “Guacarock”. Las letras narran como La Lola era obligada a mendigar en las calles, era violada y explotada por su padre hasta que se hartó y lo mató. Luego pidió ayuda a un policía, que en vez de protegerla también la violó. La historia es crudísima, una fuerte crítica social que refleja el problema de los niños de la calle, mucho más frecuente de lo que imaginamos. A pesar de la lírica tan dramática, Botellita de Jerez la toca con un ambiente festivo, con coros muy alegres y en general MUY contrastante con el mensaje. Los Tacubos desnudan la canción y le ponen una vestidura desgarrada, oscura, casi gótica, con mucha carga electrónica y pesadísimas guitarras haciendo feedback. En general, la nueva instrumentación es mucho más congruente con el mensaje, y hace que la intensidad de la historia resalte. La fusión que logran es excelente, desde la batería electrónica, las guitarras pesadas, los violines que suenan por instantes, los loops, la explosión de color que suena en el coro que es como el hilo de luz y esperanza al que se aferra La Lola… Me encanta Botellita, que es una banda de culto en México, aún underground, pero esta versión me parece que gana con mucho y es como si Tacuba le hubiera puesto la música adecuada para que fuera redonda, perfecta, absolutamente conmovedora en la tragedia que relata. La canción tuvo cierto éxito, pero aún así me parece que no alcanzó el reconocimiento que merecía y debe ser uno de los mejores remakes en español de una canción.

“Perfidia” es un cortecito instrumental, que originalmente es un bolero compuesto por Alberto Domínguez, un tema muy común y conocido en todo el continente. Aquí la banda lo retoma para hacer una versión sin voz, con fuertes toques experimentales, un aura oscura a través de los juegos electrónicos. El teclado cargado de delay, la batería electrónica, y ese tono grave omnipresente al fondo que le da cierta oscuridad y melancolía. Al 1:50 hay un pequeño puente, que inicia con violines, unos acordes de guitarra acústica más cristalina, y luego un crescendo de violines. No es de las más destacadas, pero es un buen ejemplo de las inquietudes experimentales de la banda, y no es demasiado larga.

Otro de los clásicos eternos que tenemos aquí es “Ojalá Que Llueva Café”, original de Juan Luis Guerra en una versión merengue, muy sabrosa, y creo, por todos conocida. Pues bien, aquí se vuelan la barda, cambiando ese merengue a un huapango perfecto, con la ayuda del bravísimo violín del maestro Alejandro Flores. La canción parece otra. No es que la original no te arranque una sonrisa o no te ponga a bailar, pero esta es mucho más luminosa, con una alegría inmensa. La banda le mete picardía y encanto, con falsettos, solos impresionantes de violín, los clásicos diálogos en que la voz principal canta o pregunta y el grupo contesta a coro. En fin, todo funciona en esta estupenda versión, por demás arriesgada, y la canción que tiene arreglos más tradicionalistas. Es decir, es un huapango de la Huasteca potosina en un disco de Rock? No sé cuántos artistas hayan logrado que una canción de un género tan local haya escalado tanto en las listas de radio del rock en todo el continente! De verdad es notable la transformación y el trato que le dieron a la canción, de manera que es casi irreconocible. No sólo eso, sino que se nota que se divirtieron a mares en la grabación, y se les adivina la sonrisa tras las voces. Contagia el grupo entero la alegría, el entusiasmo por la música, su pasión. Pocas bandas son tan capaces en este sentido como Café Tacuba.

El álbum cierra con “Cómo te Extraño Mi Amor”, original del argentino Leo Dan. Ésta fue la que de momento ganó más fuerza comercialmente y resultó ser la punta de lanza del disco. Y es que es una de las que menos cambios sufrió al permanecer como una pieza pop, sólo que más actualizada y con una instrumentación inteligente. La melodía vocal permanece, pero agregan un guitarreo muy rítmico, un excelnte bajeo que hila la canción y se lleva os reflectores y arreglitos de piano y teclado. El estribillo es igualmente pegajoso, con cierta carga de melancolía, y sigue siendo imposible no cantar con Rubén ese “Ay amooooooooooor divino…” La mayor diferencia es ese puente instrumental alrededor del minuto 2, muy festivo, después pausado con un sax muy rico para después regresar al coro. Buena canción, con el que los Cafetos muestran también su versatilidad y respeto al pop de los sesentas y se arriesgan actualizando una pieza que había gozado de bastante éxito en su momento. No es mi favorita, pero hay que reconocer que está muy bien hecha, y se entiende porqué fue de las canciones más radiadas del disco.

Eso es todo. El disco es, como ven sustancial, pero corto. Con éxitos y clásicos, pero sin dejar de experimentar. Y esa siempre ha sido una cualidad de Café Tacuba. Nunca se estancan en un sonido, siempre andan husmeando, haciendo cosas propositivas e innovadoras. El hecho de hacer un disco de covers es algo común para las bandas principiantes, no para las que ya están confirmadas como grandes y que acaban de colocar uno de los 5º 10 mejores discos del Rock en español, como el Re. Si hay canciones más comerciales, las hay, pero también viene un huapango, y eso es para quitarse el sombrero. Es un disco sobresaliente considerando que en el ’96 el boom del Rock en Ñ comenzaba un acelerado retroceso

Porqué el 8 entonces? No me malentiendan; el disco me gusta mucho. Es evidente que sería imposible alcanzar el nivel del Re, pero además me parece que carece de personalidad propia. No deja de sonar a Café Tacuba, pero como disco, como unidad, suena más difuso que los dos previos, o que el Revés/Yo Soy. Sé que lo hicieron como un tributo Y como un reto a sí mismos, un reto que lograron sin duda con el buen trato que dieron a canciones ajenas, pero de vez en cuando me pregunto si no lo lanzaron simplemente para no perder vigencia… Generalmente me respondo que no, pero el simple hecho de cuestionármelo es algo grave en una banda como Café Tacuba. Con todo y las dudas que su servidor pueda tener, la calidad del disco es suficiente para recomendarlo en el remoto caso de que no lo tengan; Estoy seguro que se llevarán una grata sorpresa.

Por Corvan  

30/Jun/2011

 

 

 

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