top of page

ULTRAMEGA OK (Soundgarden, 1988)

Artista: Soundgarden (D+)
Fecha de Grabación: Abr -  Jun del  ‘88
Fecha de Lanzamiento: 31 de Octubre de 1988, USA
Discográfica: SST
Productor: Drew Canulette
Calificación: 

                   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: Grunge (1989-???)

Subgénero:  Grunge (1989-1997)

Mejor Canción: Flower o Beyond The Wheel

Canciones: 1) Flower; 2) All Your Lies; 3) 665; 4) Beyond The Wheel; 5) 667; 6) Mood For Trouble; 7) Circle Of Power; 8) He Didn’t; 9) Smokestack Lightning; 10) Nazi Driver; 11) Head Injury; 12) Incessant Mace; 13) One Minute of Silence.

 

Este es el disco debut de Soundgarden. Posiblemente el primer disco de Grunge en forma de toda la historia, un año antes de que Nirvana lanzara su Bleach. No digo que no hubiera música por el estilo mucho antes, ya estaban los Melvins, Butthole Surfers, Meat Puppets, Flipper, Green River, etc., haciendo este tipo de música en los círculos subterraneos de Seattle. Mientras el Hardcore se debilitaba en California, un nuevo movimiento con influencias Punk, pero con canciones más pesadas y lentas, comenzaba a conformarse más al norte. 

Soundgarden pertenece a esta primer oleada de bandas. Si bien este disco data del ’88, Chris Cornell y el guitarrista Kim Thayil tenían desde inicios de la década armando bandas, hasta que en 1984 conformaron Soundgarden con Hiro Yamamoto al bajo, y poteriormente Matt Cameron se uniría en la batería. Soundgarden fue una banda que estuvo años picando piedra en el semianonimato de los bares oscuros de Seattle, y creo firmemente que el Ultramega OK es el eslabón perdido entre esta generación de bandas que no alcanzó el estrellato pero sentaron las bases, y lo que posteriormente sería conocido como Grunge.

Soundgarden se nutrió de todos estos grupos para conformar su debut. Ellos mismos aceptan las influencias. Pero mientras el resto de las bandas eran muy básicas y con mucha influencia Punk, Kim Thayil parece estar a años luz en el dominio de la guitarra y el uso que hace de ella. Por ello no se la piensa en tomar también ciertas influencias de Black Sabbath y Led Zeppelin para conformar los mejores temas del disco. Y bueno, el Grunge es básicamente ese balance entre Punk-Hard Rock y a veces Metal, que tampoco escatima Thayil. La diferencia entre este disco y todo lo hecho con anterioridad, es que Soundgarden son mejores escritores, hacen mejores riffs, mejores ganchos y le dan un aura oscura pero inteligente a sus canciones. Por ello creo que este es un disco en el que Soundgarden inicia la evolución de PostPunk hacia el Grunge, aunque sin duda hay muchas canciones, rápidas, repetitivas y muy básicas, posiblemente escritas en los primeros años de la banda, que tienen bastante más influencia Punk y de las bandas antes mencionadas. 

Cabe mencionar que el álbum fue lanzado con STT, pero anteriormente habían ayudado a la formación de Sub Pop. Un año antes, el DJ de Rock llamado Jon Poneman los escuchó y quedó encantado con ellos, ya que esa mezcla de metal-rock-punk era para él la definición misma de lo que debía ser el Rock. De inmediato los contactó y se ofreció a lanzarlos al estrellato, pero Thayil le respondió que si quería ayudarlos, contactara a Bruce Pavitt, quien estaba con planes de iniciar una disquera. Poneman le dio 20 mil dólares a Pavitt, con los cuales finalmente pudo lanzar la mítica Sub-Pop. Soundgarden publicó con este sello sus primeros sencillos y los EP’s Screaming Life y Fopp. Con estos pequeños discos comenzaron a llamar mucho la atención y se colocaron como uno de los grupos líderes del movimiento de Seattle, por lo que varias disqueras pesadas comenzaron a merodearlos, pero prefirieron firmar con STT, que se supone que les daría más libertad al no ser tan poderosa y enfocarse a grupos underground de Punk. Así, no lanzaron su disco con Sub Pop, pero dejaron las bases de esta disquera que básicamente se convertiría en semillero del resto de las bandas de Seattle.

En el verano del ’88 se metieron al estudio a preparar este disco debut, de la mano del productor Drew Canulette, impuesto por la disquera, lo cual fue un error porque el sonido del disco no le sienta nada al que buscaba la banda. Canulette no tenía idea de lo que estaba pasando en Seattle y les depuró y limpió el sonido, con un balance pésimo y que los hace sonar como Poison. La banda se lamentaría del resultado alegando que no sonaba como ellos, no era fresco ni con esa potencia que tenían en directo,  y que en lugar de uno de sus mejores discos, resultó un freno en su carrera porque no los representaba realmente. 

Con todo y todo el disco es relativamente bueno. No es una joya, pero alcanza a mostrarnos lo que era Soundgarden en sus inicios y nos muestra que era ya una banda más evolucionada que las que la rodeaban. Una atmósfera oscura, sucia, zumbante. Cornell nos muestra ya sus afiladas letras, y aunque no es su mejor interpretación vocal, ya hace lo suficiente como para dejarnos con la boca abierta con algunas de las notas más altas de su carrera, como en el clímax de “Smokestack Lightning”. El disco sirve para mostrar el potencial de la banda y me gustaría creerle a Cornell en lo de que Canulette arruinó varias de las canciones. Al menos “Flower”, “Beyond The Wheel” e “Incessant Mace” son de gran nivel, y de mantenerlo (a pesar del productor) el álbum hubiera sido un verdadero trancazo. Pero otros temas son muy promedio, tirando a malos, particularmente los más tendientes al Punk. El cover de Howlin’ Wolf es un buen intento de transportar un viejo Blues al Grunge, pero un poco largo y repetitivo. Y las experimentaciones que intentaron con tracks como “665”, “667” y “One Minute of Silence”, cover (jeje, cover, jejejeje) de John Lennon, realmente no tienen sentido, son rellenos pseudoeperimentales y sólo debilitan el disco.

 

El disco abre con "Flower", la mejor rola del álbum y por mucho. Por ello es quizá la más conocida. Inicia con un sonido extraño, como ráfagas de viento en un sitar. Se trata de Kim soplando sobre las cuerdas de su guitarra durante los primeros 20 segundos para hacer esa entrada psicodélica. El bluesman Blind Lemon Pledge ya lo había hecho chorromil años antes, pero es la primera vez de este efecto en un disco de Rock. Luego inicia un redoble que nos mete ahora sí a la canción, con un medio tiempo formidable, Kim haciendo intercalando acordes oscuros y secos con unos más luminosos y llenos de eco, mientras Matt Cameron hace una espectacular labor de batería. Al :40 Chris grita un “Huh”” y entra en sí el riff principal, totalmente oscuro y demoledor. La letra habla sobre una chica de 17, endiabladamente bella, que “se quema muy pronto”: “Along her vain parade, Along her veins”. Una lírica negra y amarga a la que le sienta muy bien ese riff crepitante en el que se enalzan Kim y Hiro. Alrededor de 1:20 no sé si es un error de edición o de Matt, pero soy yo o se detiene un instante la batería? Chris mantiene un tono medio rasposo, fuera del estilo que le conocemos, pero por momentos sube a tonos altísimos como al  2:10, tras lo cual regresan a la cadenciosa intro. En fin, el bajeo es simple, espejeando la guitarra, pero luce mucho, y es la base de la rola. Al 2:25 de hecho se queda Hiro sosteniendo la rola con el riff profundo para que los demás instrumentos se vayan agregando y hacer un último verso. En general todo se engrana para hacer una canción poderosa y sobrecogedora.  

Sigue “All Your Lies”, una canción rara, de mucha influencia Punk, posiblemente de las primeras composiciones del grupo, y con tres partes que se repiten una y otra vez. La primera es rapídisima, con una batería a toda máquina, un riff rapidísimo, rematado por un tono chirriante y Chris cantando demencialmente “All your fears are lies”. Luego un puente instrumental con tonos ascendientes en medio tiempo al :40. La tercera parte que hace un brutal cambio de tiempo, lento, muy lento casi hasta el silencio, con el bajo y la batería apenas sosteniendo los susurros de Cornell, para después de meter de lleno la instrumentación, elevar la voz una octava y de nuevo acelerar a 1000 por hora. Los cambios alcanzan a funcionar, aunque a la larga parecen un poco repetitivos. Al 2:25 hay un solo muy rápido de Thayil, con cierta influencia de las bandas metaleros de los 80’s. Buena canción, aunque un poco repetitiva y larga. De entre las promedio, de las mejores, aunque no me parece como para marcarla en rojo. La batería de Matt es monumental. Además el sonido limpio no le queda a esta canción, que debió sonar más “garage”. 

Después está “665”. Se supone que se inspiraron en los Butthole Surfers. Ehrm… se supone que como el 666 es satánico, Chris Creía que los números que lo rodean también debían tener cierta maldad y por eso metió dos temas horribles con dichos números. Creo que escuchó demasiado el “Life With Lions” de Lennon. La música es horrible. HO-RRI-BLE. Y la letra está grabada al revés, por lo que no se entiende ni madres. Para los que tienen duda sobre si es un mensaje satánico, en realidad Chris confiesa su amor por Santa. No, no Satán, Santa (Claus), el rey de la Navidad-CocaCola. Un taladro sónico, que como broma, es muy mala. 

Luego está “Beyond The Wheel”, que es otra de los puntos enormes del álbum. La influencia de Black Sabbath es innegable, sobre todo al principio, con esa voz oscura y lenta sobre la guitarra distorsionada y otra que mantiene un tono continuo como de sitar con fuzz, jeje. Para la segunda vuelta, el mismo Cornell agrega otra voz en una tercera más arriba del tono para un efecto alucinante. Y apara la siguiente ronda la rola explota con la voz octavada en tonos casi imposibles, al límite,  y la guitarra más potente, oscura, salvaje y siniestra. Al 2:35 Thayil se las ingenia para hacer un puente instrumental poderosísimo que pareciera que trae una orqueta entera detrás, pero sólo es él, y supongo que la guitarra de Chris. Las letras son muy buenas, hablando de cómo la sociedad, “The Wheel” nos come y deshumaniza. La batería es apocalíptica. Es de los pocos aciertos de producción del álbum, y por momentos me recuerda las atmósferas que lograrán 10 años más tarde Tool o Godsmack. El solo al 3:15 es punto y aparte. Desordenado, ruidoso y todo, pero hay una especie de caos calculado que me encanta. Thayil dice que es el mejor solo que jamás hizo, y le creo. Por mi vida que esto no es Grunge. Es Metal, y del bueno! 

El siguiente track es “667” que es otro relleno sin sentido, continuación de “665”, solo que con las letras “al derecho”, aunque igualmente inteligible, y de apenas un minuto. Basura. 

“Mood For Trouble” inicia muy promisoria, con un guitarreo acústico al que luego se le agrega una potentísima guitarra que me recuerda mucho a The Outlaws. La voz está muy llena de eco, y parece ir demasiado lenta, desfasada para la velocidad que llevan los instrumentos. Luego la música se vuelve letárgica y la voz baja aún más el ritmo, y en este punto Chris suena como si estuviera en una caverna, con tanto eco que no se entiende. Luego regresa la parte espídica. Parece como si hubieran sobrepuesto dos canciones a la fuerza, y el resultado no cuaja. En fin, pudieron explotar el guitarreo acústico, o la sección más lenta, pero al combinar todo parece demasiado desorden... 

Luego está “Circle of Power” que de las canciones reales, es la peor del álbum. Un Punk sin sentido, lo más rápido posible. Hiro Yamamoto es quien canta, y realmente lo hace de manera lamentable, como si quisiera a propósito sabotear la canción con aullidos y todo. A veces realmente imposible de oír. Lo único bueno es que Chris no arruinó su reputación intentando cantar esta cosa incantable. 

Después viene “He Didn’t” con un riff venenoso, ácido, que hace sube-y-bajas y otra gran interpretación vocal de Cornell. Al 1:20 hay un solo con puros armónicos, y bueno, luego viene el solo en forma, que no sé si es a 2 o 3 guitarras. La batería es tremenda, quizá lo más destacado de la rola, con Cameron multiplicándose para no dejar un solo resquicio, pero ni así evita que sea algo repetitiva. 

Sigue “Smokestack Lighting”, el único cover del disco, cuyo original es de… Howlin’ Wolf!!! Sip, este es un blues de la vieja guardia hecha blues. La única parte reconocible además de las letras es el falsetto típico de Wolf. La versión tiene una parte de “Death Valley 69” de Sonic Youth. El riff es bueno, modificado, pero se llega a hacer tedioso después de tantas repeticiones. Lo destacado es la voz, en la que muestra de nuevo su increíble rango, sobre todo al final, en el que Chris sube una octava sin hacer falsetto! Un buen intento, en el que respeto la valentía que tuvieron. Me gustaría que más bandas se atrevieran a hacer versiones modernas de canciones de blues. 

Enseguida está “Nazi Driver” con un beat muy cool, y un buen riff, pero que a la larga también se volverá repetitivo. Chris intenta subir la intensidad con su voz, pero realmente son muy pocas las variantes que hay. La letra es sobre matar nazis (…) A veces no entiendo el humor negro de Cornell. Otra rola en que Matt se lleva las palmas. 

“Head Injury” es una versión más rara de la rola anterior. No me gusta cuando Soundgarden tiende más al Punk.  Incluso llega un momento al 1:10 en que Chris canta “hep-hep-hep-headinjuryyyyyyyyy”. Tantas repeticiones del título me marean. Luego hacen un puente en el que susurra no sé que diablos para hacer después un clímax cantando al límite. Pero no. Muy Punkish y repetitiva. Pueden dar mucho más que esto. 

Luego está “Incesant Mace”, otra buena canción con gran influencia en los riffs de Tony Iommy. Es la canción más larga del disco, con 6:30, pero la banda usa muy bien los recursos. Inicia en un medio tiempo, una voz a medio tono, no muy forzada, la guitarra con ese riff demoledor y un buen bajeo que va llevando la canción, un tanto oculto por errores de Canulette. Al 1:35 tenemos el primer requinto, de buena manufactura, con cambios de ritmo y buena técnica. La voz es escalofriante. Casi me puedo imaginar a Ozzy cantándola, al menos la primera parte, jeje. Hacia el 2:40 Chris empieza a subir una octava, dando mayor dramatismo, y nuevamente mostrándonos esa joya que tiene en la garganta. Otro solo impresionante al 3:30. Al 4:20 la canción parece apagarse, la voz se vuelve un susurro y luego explota. No solo eso, sino que repiten el truco con éxito, y luego comienzan a crear el clímax para la coda, en la que Chris termina cantando esos “MACE” de manera gloriosa, después del último solo de Thayil. 

El disco termina con “One Minute of Silence”. Debe ser una burla. Se supone que es un cover de “Two Minutes of Silence” del Life With Lions de Lennon. Really? Lo peor es que ni siquiera es silencio, es estática y se alcanza a escuchar a la banda bromeando al fondo: “where’s my fucking watch? – I think is on the sink”. Me gustaría ver que la “tocaran” en vivo ahora que están de regreso. No, esperen, son capaces. Me gustaría ver que la “tocaran” y que la gente aplaudiera. Eso pasa cuando escuchas demasiado a un genio como Lennon, quien no por ser un genio estuvo exento de hacer basura en nombre del “avant garde”.

  

No es definitivamente el disco para empezar a descubrir a Soundgarden. Tiene buenos temas, sin duda. Los tres en rojo más un par más son de buena calidad y muestran ya la promesa que se volvería realidad unos años más tarde. Pero entre la pésima producción, los temas más punketos e inmaduros y los “chistes conceptuales” que rompen la continuidad, terminan haciendo de este un disco difícil y al que le falta mucho por mejorar. Lo harán, con el tiempo. De aquí todo sería cuesta arriba. Y el disco no es TAN malo si logró aglutinar a bandas nuevas en torno a esta música, que tomaba elementos de las bandas fundadoras, pero a las que le añadía un sonido del Hard Rock y Metal de los 70’s. Esas bandas serían las que la romperían en los 90’s. El valor musical del Ultramega OK es cuestionable, pero su valor histórico no.

 

Por Corvan

28/Ene/2012

 

Letras de El Traductor de Rock

 

 

Si el C-Box no te permite agregar comentarios, haz click AQUÍ

bottom of page