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REVÉS / YO SOY (Café Tacuba, 1999)

Artista: Café Tacuba (C)

Fecha de Grabación: 1998- 1999

Fecha de Lanzamiento: 20 de Julio de 1999, MEX

Discográfica: Warner Music México

Productor: Gustavo Santaolalla

Calificación: 9

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: 90's Rock En Ñ: La Era de Oro

Subgénero: Alternativo

Mejor Canción: 13, El Río o Dos Niños

Canciones: Revés:  1) 11; 2) 2; 3) 9; 4) 5; 5) 3; 6) 8; 7)10; 8) 5.1; 9) 13; 10) M.C.; 11) 6; 12) 7; 13) …

Yo Soy: 1) El Padre; 2) La Locomotora; 3) El Río; 4) El Polen; 5) Dos Niños; 6) La Muerte Chiquita; 7) El Espacio; 8) Guerra; 9) Sin Título; 10) El Hombre Impasible; 11) El Ave; 12) Esperando; 13) Árboles Frutales; 14) Bicicleta; 15) Lento.

 

Este debe ser el disco más difícil de reseñar con que me haya topado en los 211 discos que llevo a la fecha. Ayer mismo le tenía puesto un 7. Y en algún momento lo consideré un Must Have. La verdad es que es un disco experimental, con muchas texturas, que explora límites a los que jamás una banda latinoamericana se había acercado siquiera, al menos no las que estaban dentro del Mainstream y gozaban de cierta popularidad. Es un disco rarísimo, que cambia a cada escucha y como tal, cambia tu percepción del mismo con cada tocada. Así hay gente que lo considera una obra maestra, y hay otros que lo consideran un disco de rellenos, que no soportan la mitad instrumental, y gustan de apenas 2 o 3 temas. La cuestión es que es uno de esos discos metamórficos, que no entra a la primer escucha, y aún después de varias oídas es difícil, uno tiene que estar en cierto mood especial.

Los Tacubos se animaron a otro disco doble, después del excelso Re, que ya era de por sí una jugada experimental que les resultó muy bien. Con la presión de Warner (malditas disqueras) se vieron un tanto apresurados y forzados a lanzar el Avalancha de Éxitos, con el que de alguna manera salieron bien librados tanto con la crítica como en lo comercial, después de la gigantesca expectativa generada por el Re. Después de la gira, regresaron con la idea de hacer algo aún más radical. Pero qué diablos podía ser más experimental que el Re? Bueno, pues un disco instrumental, eliminando la voz de Rubén que era el único sello distintivo del grupo, con influencia folclórica, pero además bastante carga electrónica, un tanto abstracto, centrado en la elaboración de atmósferas, con intervención de artistas invitados (como Kronos Quartet o la Compañía de Danza Folklórica) y un aire de improvisación, de experimentación con sonidos e instrumentos nuevos a ver qué salía, nuevamente con Gustavo Santaolalla como su productor de cabecera.

Así surgió Revés. Un disco prácticamente instrumental, rarísimo, que repasa una tremenda cantidad de géneros, desde el folclórico, el sinfónico, el new age, electrónico, industrial, combina temas grabados al revés… y explora igual número de atmósferas y emociones, haciendo temas tranquilos, violentos, tristes, nostálgicos, claustrofóbicos, negros, esperanzadores…  Incluso los temas tienen títulos inusuales, al ser casi todos números, que no necesariamente van en orden, o ni siquiera son enteros, lo que causa aún más confusión y rareza, y hace los temas difíciles de ubicar de manera individual. A posteriori sería comparado con el Kid A de Radiohead, pero en su momento fue una apuesta arriesgadísima.

Así lo vieron los ejecutivos de Warner, que al enterarse detuvieron en seco el proyecto. La banda y su manager estuvieron negociando bastante tiempo, pero el lanzamiento que estaba programado para fines del ’98 se retrasó. Al final llegaron a un acuerdo, Warner cedería comercializando el disco sin ediciones, y los Cafetos cederían dándole a Warner un segundo disco, con letras, y más comercializable. Y todos contentos (malditos corporativos!).

Quizá fue lo mejor. Quizá no. El caso es que así surgió Yo Soy, la segunda parte de este doble. En el Yo Soy (cuyo título se escogió por ser un palíndroma), los Tacubos usaron un montón de descartes que les habían quedado del Re y temas más recientes, más convencionales y de fácil escucha para los fans. El disco doble se terminó poniendo a la venta al precio de uno sencillo, y así quedaron contentos la disquera, la banda y los fans.

No sé. Yo conforme más lo escucho me convenzo de que los rellenos y las partes difíciles del disco no están en la mitad instrumental.

En el Revés es increíble esa capacidad de expresar sensaciones, atmósferas y emociones sin palabras. Sin embargo se cae un poco en los tracks con más predominancia electrónica, y ciertamente es imposible saber quién diablos está haciendo esa música si no fuera por el nombre en el disco (de hecho en varios temas no participan los Tacubos en absoluto). Falta la voz de Rubén, y creo que recortando un poco la maleza, metiendo 4 o 5 de los mejores tracks del Yo Soy, y cediendo un poco y agregando voz en algunos cortes (como sí lo hicieron en 5) para complementar el excelente manejo atmosférico de algunas canciones, hubieran logrado realmente un disco de antología.

El Yo Soy es mucho más amigable. Es como si hubieran dicho: “Quieren un disco comercial??? Pues ahí les va”. Es diametralmente opuesto al Revés. De entrada se escucha accesible y lindo, pero conforme pasan las escuchas se va volviendo más evidente su ligereza, su fuerte carga pop, y 15 temas con casi 50 minutos parecen excesivos. Algunos temas son decentes, y hay dos o tres de buena calidad que se volverían clásicos de la banda, o que bien pudieron entrar en el Re, pero en general el Yo Soy no me parece un avance respecto al Avalancha de Exitos (salvo que son temas propios), y mucho menos respecto al Re. Los dos discos tienen sus altibajos, sus contrastes, sus pros y sus contras, y eso es lo que hace este disco tan variable…

Como curiosidad, en el Revés, Rubén aparece cono Nrü, mientras en el Yo Soy se hace llamar Amparo Tonto Medardo In La Kech. Sólo por si eso les quitaba el sueño, jajajaja.

El Revés inicia con “11”. La numeración y los títulos desordenados son realmente un caos, pero trataremos de sobrellevarlo. “11” es un tema con el que de entrada, dejan claro que esta no es una continuación del Re. Una marcada batería electrónica con ritmo disco, bits de teclados juguetones, un algo pop muy electrónico, experimental, con sonidos raros aquí y allá, que de entrada pudieron significar un shock a los que esperaban oír algo parecido a “María” o “Las Flores”. La banda va incorporando un montón de ritmos e instrumentos, siempre girando a una especie de “tema principal” que retrabajan de una y mil formas. Por momentos alegre y de apariencia ligera, pero conforme avanza se va volviendo más densa e inquietante…

“2” es el único tema en el que coinciden título y lugar en el disco. Un beat procesado, y luego sintetizadores con efecto de chelos que crean deliciosas oleadas para el tema principal. Luego otros más agudos y juguetones, van alternando partes etéreas y suaves con otras secas y abstractas. Lo demás es jugar con efectos, alternar partes, agregar detalles, guitarras, instrumentos contestándose, teclados silbando y una extraña base crujiente al fondo. Mantiene una vibra ligera y  muy dinámica, experimental pero accesible a la vez. De los temas más electrónicos sin duda es el que más me gusta.

Seguimos con “9” que en un inicio nos muestra un lejano beat industrial que después se mezcla con algo como silbatos prehispánicos. Al :30 queda una guitarra acústica llevando el ritmo y otra eléctrica jugueteando con slides tristísimos. Esta parte es agradable, aunque queda claro que Joselo no es Ry Cooder. Al 1:45 entra un beat más agresivo y un enajenante sonido de fondo, además de efectos de violines, que condensan la atmósfera y la vuelven amenazante y paranoica. Un minuto después se hace casi un silencio y apenas un punteo de guitarra y bajo a la Misión Imposible, mantienen el efecto de rareza… y en fin, siguen jugando son los cambios de instrumentos e intensidades, hasta ese final de Apocalipsis Maya..

Con “5” vuelve el predominio de guitarras. Una hace una figura cíclica, melancólica con un efecto como de violín. Otra guitarra acústica y con sonido limpísimo, hace un requinto para cortarse las venas, que recuerda los tríos de boleros de los 50’s, y un chelo también con algún efecto suena al fondo. Al 1:10 entra un sonido como de estática fantasmal y notas grabadas al revés que siempre me dan escalofríos. Luego regresamos a la secuencia de guitarras por un momento para dar paso a una sección de vientos, con flautas y oboes que da un efecto magnificente, y remontan al México de los años 20’s. Se siguen alternando distintas secuencias. Al 2:40 somos arrancados brutalmente del ensueño con una caótica batería electrónica, entrecortada y desesperante, para luego cerrar con Meme tarareando una bellísima melodía de forma etérea. Uno se termina preguntando si realmente Thom no habrá escuchado por casualidad este disco…

La pregunta regresa con “3”, quizá la más abstracta y difícil del disco, hecha totalmente por computadora hasta la guitarra y contrabajo están procesados. No les da una vaga sensación en la primera parte a “Idioteque”? Difíciles beats y bits, experimental, densa, bizarra, asfixiante, claustrofóbica, con disonancias... Entiendo que es exactamente las sensaciones que pretenden causar, pero igual que “Idioteque”, no me fascina, aunque entiendo que haya gente a la que sí. Yo la considero la pieza más débil del Revés.

Luego está “8”, con una atmósfera de ensueño, que transporta a un mundo de fantasía donde todo es extraño, onírico. La guitarra hace un circulito muy mono sobre la que arman todo el resto de la estructura. Es juguetona, pero no deja de tener algo inquietante, como si el cuento de hadas de pronto se fuera a convertir en uno de terror. Es difícil de explicar. Ah, y me recuerda mucho a lo que harían los Liquits poco después, en particular con el tema “Chicharos Mágicos”. No se puede decir que hayan plagiado a los Cafetos, pero sin duda 8 fue una gran influencia.

“10” Es un track rarísimo. Es simplemente una grabación de la Compañía Nacional de Danza Folclórica del INBA bailando rabiosamente. Este es el tremendo y furibundo zapateo que producen. Lo curioso es que es un ritmo contagioso, que transmite mucha energía, y casi te imaginas  a las chicas bailando a toda velocidad. Meme haría una ligera edición para establecer el patrón del ritmo y hacer ligeros procesamientos en los sonidos que se perciben sobre todo al final.

Luego tenemos “5.1” un soberbio tema interpretado por el Cuarteto de Clarinetes Arghül. Ignoro si Meme o Joselo habrán hecho los arreglos o si simplemente hicieron la melodía y dejaron que el cuarteto hiciera lo que quisiera, pero es realmente hermoso, con los 4 instrumentos entrelazándose con dulce y melancólica cadencia, que nuevamente nos transportan al México de inicios del siglo XX.

Después llega la pieza central del Revés. “13” de hecho es conocida con el título del disco, ya que es el único tema con letra en forma. Es básicamente un loop de dos acordes de guitarra muy rítmicos, con algunas curiosas adiciones de piano eléctrico, y así van creando una atmósfera enrarecida hasta que entran las letras aún más enigmáticas: “Excepcional se ve Revés, Excepcional que Revés se ve…”. Luego un magnífico requinto de guitarra, que me sigue pareciendo de los trabajos más increíbles de Joselo Rangel. Luego agregan las pistas de la misma canción al revés para un efecto de vértigo, y regresamos en una ráfaga al loop “al derecho”. La canción cierra con la banda cantando alegremente: “Este ritmo se baila al Revés, Este ritmo está-al Revés” y queda ese sonido giratorio difuminándose lentamente con loops de radio o T.V. haciendo un collage. Éste sería el sencillo del Revés al ser el tema más “standard” del disco. Ciertamente causó un choque entre los fans más light del grupo, pero creo que los verdaderos seguidores de Cafeta supieron apreciar la complejidad, genialidad y experimentación del corte. En mi opinión es el mejor del disco (de los dos, de hecho), y uno de los clásicos de la banda. Lo único malo, es que siempre me ha dejado la espina de que las demás canciones pudieron mejorar con algo de voz, con lo que el disco hubiera alcanzado proporciones épicas.

“M.C.” es una versión instrumental a cuarteto de cuerdas de “La Muerte Chiquita”, supongo que de ahí que sea el único tema que tiene un nombre no numérico y haga referencia a las iniciales. Está interpretado por el Chronos Quartet, con un dramatismo enorme, haciendo un arreglo bellísimo, delicado, replicando la melodía vocal de Rubén, haciendo formidables crescendos, y combinando los instrumentos de una manera que uno se queda sin palabras. Supongo que primero fue “Muerte Chiquita” y luego “M.C.”, por lo que este sería el único tema del Revés que fue grabado después del Yo Soy.

“6” es un tema ecléctico, de predominancia electrónica. Inicia con pinceladas de sintetizadores, creando una atmósfera abstracta, casi robótica, que me parece como si dos C3PO’s estuvieran platicando alegremente. Luego se incorporan sonidos más densos, que no atino a saber si es una guitarra con mucha distorsión o con algún efecto procesado del sintetizador. Alrededor del minuto entra una batería electrónica, que aumenta más esa atmósfera artificial. Ya después del 1:30 parece un jam electrónico muy bizarro, que se alarga demasiado a mi gusto, llegando casi hasta los 4 minutos. Lo de la batería electrónica fue en su momento también comparado con el Kid A, pero en realidad era un elemento que los Tacubos ya habían usado previamente al no contar con baterista oficial, sólo que no sonaba tan abstracta. Un tema… interesante.

Cerramos con “7” en la que regresa la predominancia de un hermoso arreglo acústico, con dulces arpegios, supongo que de Joselo, aunque en este disco adoptaron la postura de intercambiar instrumentos (algo que también haría Radiohead) para aumentar el grado de dificultad. No sé de hecho si es una guitarra o vihuela, tiene un delicado eco que la vuelve muy nostálgica, mientras otras 2 guitarras y un contrabajo llevan el ritmo al fondo, con una base de son jarocho. Me encanta en particular como Joselo utiliza una figura principal, pero sin repetirse, y va usando el arpegio en distintas variaciones, pequeñas, mínimas, pero que son lo que enganchan y le dan ese aire majestuosos, remoto y tristísimo al tema, y los cambios se van haciendo más rápidos hacia el final. Una gran capacidad para colorearte de azul el alma sin una sola palabra. Y sin perder el sonido tradicional, tiene un algo modernista y osado. No es algo que uno esperaría oír de un arpero en una plaza de Veracruz. Es de mis favoritas del disco.

Ah, bueno y oficialmente sigue “…”, un track fantasma al final del disco, que se reconoce en los reproductores como pista 13, aunque es puro silencio.

 

 

El Yo Soy inicia con “El Padre” y la voz a capella de Rubén, con ese tono tan característico, como si quisieran dejar en claro que son ellos mismos, que ahí está la voz, la escencia de los Cafeta, que se reafirma con el juguetón ritmo de jarana que entra al medio minuto. La ambientación es muy folclórica, pero a diferencia del Re, aquí hay matices más electrónicos, con una batería o caja de ritmos más abstracta que hace contraste, y eventuales guitarras con fuerte distorsión, que también chocan con los punteos limpios de guitarras que hacen escalitas muy monas. En sí el tema es muy simple, con una buena melodía y arreglos, de momento enrareciendo un poco la atmósfera como al minuto 2. Lo más destacado acaso sea la letra, hablando de ese personaje universal que teme repetir los errores de su padre y que termina repitiendo los mismos patrones irremediablemente: Fue ese día que despertó, cuando se dio cuenta que se convirtió, en lo que más a él le molestaba…”

“La Locomotora” es un tema más moderno, con marcado bajeo, y Amparo Tonto Medardo In La Kech cantando con su habitual desfachatez, casi rapeando los versos, y haciendo una voz más limpia y melódica para los estribillos. Los coros por cierto son bastante más fluidos, con una gran guitarra y una especie de tensión muy agradable. Después un puente instrumental con base piano y regresamos a los versos. Los instrumentos se van alternando de gran manera, guitarras, pianos, bajos, van cediéndose lugar para dominar por fragmentos, lo que hace que la rola no sea repetitiva. La letra es rara, pero básicamente se cuestiona el papel universal de cada persona, de cada cosa, en una vaga referencia al efecto mariposa, así como cuestionando un poco el papel del músico (o artista en general) como portavoz de la naturaleza. Hacia el 2:25 hay un puente en el que Meme se agrega en las voces, y ahí se descifra en parte el título, al preguntarse “quién conduce el gran locomotor?”. Y digo en parte porque no queda claro si la respuesta es el hombre o si se refieren a algo más espiritual… Buen tema, más del estilo de los Cafetos, con mucha inteligencia en el manejo instrumental y letras por demás interesantes.

Sigue “El Río”, un tema tranquilísimo, muy zen. Una guitarra hace un melancólico rasgueo y Rubén canta con su voz más limpia y emocional, por momentos cantando de forma casi desesperada “y me miro al espejo y ahí estoy yo”. El estribillo es más luminoso, aún tranquilo, pero es como si escampara y entraran los primeros rayos de luz después de la tormenta: “Y llovía del cielo sobre árboles y mares, y yo vi a las plantas crecer como animales”. Un tema que se balancea entre emociones, de la angustia y el egoísmo del yo, hasta el desprendimiento y la calma de la naturaleza, hasta cerrar con esa pregunta “¿porqué siempre llueve cuando me levanto?”, que aún no termina cuando ya están iniciando las notas de piano del siguiente tema. “El Río” es un tema muy relajado, muy tranquilo, con un hermoso trabajo de guitarra y letras mucho más profundas de lo que parecen. De mis favoritas de este doble.

Continuamos con “El Polen”, cuyo juguetón riff de piano inicia desde el tema anterior, siguiendo un tenor pausado y relajado. Meme es quien canta ésta vez, dando un matiz distinto, con el piano y la voz en lo-fi, sonando lejana y profunda, acentuando la carga melancólica.  La letra es aún más enigmática que “El Río”, pero dando cuenta de cómo un grano de polvo puede convertirse en algo magnificente, en vida nueva… Básicamente la gran manera de cantar de Meme y la dulce ejecución de piano es lo que hacen toda la canción. Un buen par de baladas, muy de la mano una de la otra, complementándose y dejándonos un sabor de boca dulce y reflexivo.

Con “Dos Niños” regresamos al Cafeta más convencional, con un tamboreo marcado. Rubén canta en un curioso falsetto, quizá evocando esa voz infantil, y luego Meme hace otro verso en un tono más grave. De nuevo un gran trabajo instrumental, escalonando el beat como figura principal, luego los pianos, el marcado bajeo de Quique, y eventuales arreglos de guitarra de Joselo, logrando una gran labor de equipo y logrando un tremendo balance musical. Pero la letra es lo que se lleva de nuevo todo. Va narrando esa transformación de una manera casi abrumadora de tan tierna e inocente: “había todo un mundo para descubrir”, “El cuarto es pequeño”, “Nuestro cuerpo cambia cada día mas, los mejores juegos en la inmensidad”. Me llena de una gran carga de añoranza. Hace cuanto era yo un pequeño de 4 años jugando en el suelo a los indios y vaqueros? Hace cuanto los días eran eternos, y todas las cosas demasiado grandes, y el mundo era simple y feliz? Se le va a ir la infancia tan rápido a mis hijos? En qué momento se vuelve todo tan terriblemente complejo? En qué momento los días se van tan rápido? No sé si sea la intensión de la canción, pero generalmente este tema me deja un nudo en la garganta. No porque sienta que la vida, o mi vida, sea un desperdicio, sino porque realmente la infancia se va muy rápido. Demasiado. Y a esa edad no estamos conscientes de que será la única época con verdadero potencial para ser felices al 100% antes de que la complejidad del mundo nos trague. No sé si incluso se mete en cuestiones personales más delicadas de Rubén… En fin, ya me puse filosófico. Simplemente remarcar que la letra es muchísimo más profunda que lo que aparenta a simple oída.

“La Muerte Chiquita” fue otro de los pocos temas que lograron colarse en el gusto del público, y que ayudó un poco al disco en ventas. Nuevamente hacen una magnífica mezcla entre la música tradicional mexicana y el electrónico. Inicia de hecho con una guitarra con una gran carga de wha, haciendo un efecto tristón y moderno, con un beat semilento de batería. Para la segunda vuelta se agrega una guitarra acústica haciendo un ritmo de son o huapango, que junto con el wha, logra un magnífico efecto donde se conjugan pasado y futuro. Al 1:10 se queda pura instrumentación folclórica, arpas, pianos y guitarras, dando una vuelta, hasta que inicia un nuevo verso enteramente eléctrico/electrónico. Notan como van jugando con la instrumentación, alternándolas o combinándolas? Hacia el final un teclado da un aire fantasmal, y cerramos con un pequeño solo de teclado con efecto de flauta.  La rola entera tiene un algo espectral. Me recuerda algo de “La Llorona” de Caifanes, y no sé si tiene cierta inspiración en Pedro Páramo. Cada que la escucho no puedo evitar pensar en esa joya de Rulfo, pero no hay una referencia directa. La letra, o al menos el título, es una referencia al orgasmo, al que se le compara con una pequeña muerte. Creo que con este tema, Cafeta alcanzó la cúspide al mezclar sonidos tradicionales con elementos electrónicos que entonces aún eran de avanzada. Un clasicazo.

Desgraciadamente creo que el Yo Soy se empieza a caer un poco a partir de aquí. El inicio de disco es monumental, pero no se mantiene al mismo nivel, y algunos temas comienzan a parecer inacabados. “El Espacio” me da esa sensación. No es mala canción, pero la banda parece confiarse demasiado en la melodía vocal que alternan Rubén y Meme. Musicalmente es minimalista, con predominancia electrónica y con el piano eléctrico llevando la pauta. Líricamente nos muestra de nuevo la gran influencia literaria de los Tacubos. O eso creo. En la Uni leí un libro llamado “El Hacedor de Estrellas” de Olaf Stapledon. Me marcó tanto en mi visión cosmológica que pasé 10 años buscándolo. 10 años! Ni siquiera en la FIL de Guadalajara, que es la segunda más grande del mundo, di con él. Lo encontré arrumbado en una feria municipal de libros usados por el equivalente a un dólar. Casi lloro. Actualmente está entre mi top ten de libros que he leído. La cuestión es que podría jurar que los Tacubos se basaron en esta obra para escribir las letras. Se quedan cortas, pero refleja un poco la esencia de esa obra maestra. Quizá por ello no la marco en rojo, porque se queda algo corta como Soundtrack de tan magnífico libro, pero en sí la canción no es mala, sólo que, independientemente del libro, hubiera esperado algo un poco más majestuoso… (no me preguntes).

“Guerra” es un tema que hubiera encajado más en el Revés. O en el basurero. En la primera mitad es casi instrumental, con una violencia inusitada en los Cafetos (excepto por “El Borrego”), mucha distorsión guitarreos puercos, un beat incisivo, el bajeo haciendo escalas en círculos que dan cierta claustrofobia. Luego un puente en que bajan la intensidad y hacia el 2:30 entran las voces… gritando a coro como Molotov. Como Molotov? Really? Es decir, por ese entonces estaban muy de moda, y los respeto y todo, pero Tacuba no tenía porqué ponerse a copiar estilos. No sé si era la intensión, pero sienta fatal La letra sin ton ni son, careciendo por completo de significado, igual que el resto de la canción. Una metidota de pata. Realmente me parece insoportable y por lo general me la salto.

“Sin Título” es un simple arpegio de 3 notas que va recorriendo una escalita durante 1:50 y se va a pagando lentamente hasta quedar unos 10 segundos de silencio. Y ya. No es ofensiva, y hasta resulta un respiro después de “Guerra”, pero aceptémoslo es un simple relleno. Ni siquiera se molestaron en ponerle nombre.

Continuamos con “El Hombre Impasible”. No me gusta. No sé si es la melodía que me resulta empalagosa, o se es ese intento de juego de palabras del estribillo “Soy el imposible hombre impasible” que suena forzado a cual más.

“El Ave” es un tema muy pop. Demasiado. Empezando con un “Dap-dá, dara darám”, que suena a copia barata de “El Baile y El Salón”. Rubén y Meme se alternan con las voces, pero la melodía nuevamente es floja y poco memorable. La letra es bien intensionada, pero termina siendo un sermón. Y como si se dieran cuenta de que es demasiado pop, le enjaretan erróneamente unos acordes mastodónticos de guitarras a toda distorsión que terminan por dar al traste la rola. Parece que la hubieran hecho con una flojera creativa enorme. Y conste que Tacuba tiene te3mas pop muy buenos, pero este no es el caso. Una canción olvidable.

“Esperando” es una broma kitsch. Creo que es Quique quien la canta, tocando el contrabajo y dando las instrucciones para llegar a su casa. 41 segundos. Al menos tiene mejor melodía que “El Hombre Impasible”

“Árboles Frutales” también me resulta una incógnita. Nuevamente se aferran a un retazo de melodía vocal para armar la canción alrededor. Y la letra, aunque da la impresión de querer ser una crítica social, esta vez no deja clara ni la intensión ni la dirección. Lenta, con demasiados pasajes instrumentales y una sensación de modorra que no se quita de principio a fin.

“Bicicleta” al menos nos despierta con su ritmo rápido y una melodía más alegre y desfachatada. La letra es sencilla, sin dobles intensiones más que el paseo en bici, pero es ingeniosa y al menos las rimas resultan divertidas y naturales. Y esa voz como de ardilla (niño aprendiendo a andar en bici?) en el puente “Por favor...no dejes que me detenga... Tampoco me dejes caer...” siempre termina arrancándome una sonrisa. Y el falso final. Siempre me engaña, siempre creo que ya terminó y regresan con el espídico beat. Linda canción, divertida.

Continuando con el cierre digno del disco, sigue “Lento”, con un gran trabajo de guitarra. Joselo lleva el liderazgo vocal, y la banda va armando cambios de ritmo que van de mano con la letra. Es una especie de continuación de “Dos Niños”, retomando esa idea de que de chicos los días son lentos, alcanzaba el tiempo para todo, las cosas eran simples, y el ver una oruga en una hoja podía ser el evento más fascinante del día. Ya adultos los días se pasan rápido, con una sensación de vértigo. La canción no logra el efecto cautivante y conmovedor de “Dos Niños”, pero las sigo viendo como dos caras de la misma moneda, y resulta en un buen cierre de disco después del enorme bajón que había tenido.

En fin. En estos momentos ya no sé si debería mantenerle el 9. Así de volátil es este disco. En ocasiones algunas que quedan en blanco las podrías subir a rojo o bajarlas a azul. Entiendo que algunos me dirán, “te faltó ésta o yo no pondría ésta”, pero al momento de acabar la reseña así queda mi apreciación del disco. En los dos álbums hay temas buenos, muy buenos, menospreciados por la gente, y que dicen mucho más de lo que aparentan. Pero lo cierto es que también hay otros muy irregulares, flojos, inacabados, o con una pereza creativa indigna de Cafeta. Curiosamente, me parece mejor, o al menos más consistente el Revés, que mucha gente menosprecia injustamente. Dividiendo discos, tendría que darle un 9.5 al Revés y un 8.5 al Yo Soy, que nos daría la nota actual.

Desgraciadamente el disco fue un fracaso comercial, lo cual llevó al rompimiento entre Café Tacuba y Universal. En las reediciones posteriores, la disquera sacó arteramente el Revés del mercado, lanzando únicamente el Yo Soy, por lo que actualmente es muy difícil de encontrar. Curiosamente, hoy es un disco de culto. En su momento la crítica quedó dividida. Algunos lo acusaron de demasiado pretencioso, otros de una traición a sus raíces folclóricas. Lo cierto es que fue una apuesta arriesgada del grupo, que funcionó en lo musical, más no en lo comercial. Pero después de todo, la banda siguió su tradición de no estancarse, reinventándose disco a disco. A fin de cuentas, las comparaciones posteriores con el Kid A, ya las quisiera cualquier banda.

Hay algo importante y desapercibido en el Revés/Yo Soy. Independientemente de que te guste o no, marcó el fin de una época y el inicio de otra. En 1999 ya no había Soda Stereo, ni Héroes del Silencio, ni Caifanes, y casi todas las bandas que habían marcado huella en la década, en esa Era de oro del Rock en Español, estaban rotas o en declive. Café Tacuba fue de las pocas que supo sobrevivir con éxito. El Revés/Yo Soy pudo ser un fracaso comercial, pero a fin de cuentas la apuesta fue un triunfo. En pocos meses, todas las bandas latinoamericanas terminarían por perderle el miedo a la experimentación electrónica y la incorporarían a sus sonidos. Para bien o para mal. No sé si sea el primero, pero al menos el Revés/Yo Soy fue uno de los discos latinoamericanos más influyentes de ese año, que marcarían el inicio de una nueva etapa en el Rock en Español.

Por Corvan  

25/Oct/2012

 

 

 

 

 

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