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FACELIFT (Alice In Chains, 1990)

Artista: Alice In Chains (C+)
Fecha de Grabación: Dic 1989 – Abr 1990
Fecha de Lanzamiento: Agosto 21 de 1990, USA
Discográfica: Columbia Records
Productor: Dave Jerden
Calificación: 
9.5

Era: Grunge (1989-???)

Subgénero: Grunge (1989-1997)

Mejor Canción: Man In The Box

Canciones: 1) We Die Young; 2) Man In The Box; 3) Sea Of Sorrow; 4) Bleed The Freak; 5) I Can't Remember; 6) Love Hate Love; 7) It Ain't Like That; 8) Sunshine; 9) Put You Down; 10) Confusion; 11) I Know Somethin' ('Bout You); 12) Real Thing.

 

Alice In Chains comenzó como una banda que tipos-que-se-ven-como-tipas con harto maquillaje y el patetismo típico del glam metal. Uno hubiera creído nomás de verlos que eran unos clones de Guns N’ Roses mezclados con Twisted Sister queriendo tocar como Armored Saint y recién escapados de algún circo. O manicomio. O centro de rehabilitación.

Esperen, hablamos de la misma banda? Alice In Chains? Sip. Entonces, cómo una bandita de wannabe speedmetaleros se convirtió en un ícono infravalorado del grunge, definiendo el sonido que “debería” tener el género en este disco como Nirvana jamás lo logró? Sencillo: Lograron una combinación de sonidos tremendamente potentes, con mucha influencia del metal y mucha influencia de los riffs oscuros y maravillosos a la Tommy Iommi, e hicieron un álbum que habla sobre muerte, pesadillas, drogas, rehabilitaciones frustradas, drogas, vacío juvenil en medio de una sociedad que no les dejaba espacio alguno (hey, que esto no define la llamada generación X?), muerte, sufrimiento, drogas, muerte… Ah, y drogas y muerte. Y otras cosas lindas por el estilo.

Además el vocalista canta como si supiera de lo que está hablando. Quizá sea porque realmente SABÍA de lo que estaba hablando; aquí no hay poses, no es un emo que amenaza con matarse para llamar la atención (Layne terminaría muriendo en 2002 de la única manera posible, por sobredosis), es un tipo que retrata de la manera más cruda y sincera posible su tremenda angustia existencial, que compartían millones de jóvenes de inicios de los 90’s. Si a eso le añadimos la gran instrumentación, el cuidado de armonías, los riffs mostruosos, distorsionadores a 4000 decibeles y una producción minimalista, tenemos como resultado el primer disco de grunge que llegó a los primeros lugares del Billboard, que le abrió las puertas al mega estrellato al Nevermind de Nirvana con un año de anticipación, que tuvo nominación al grammy, y que a mi muy particular gusto, resume la verdadera esencia de esa cosa que llamamos Grunge como si supiéramos qué significa, pero que en realidad nadie ha podido definir.

Layne Staley ya estaba formando bandas desde inicios de los 80’s en Seattle y sus alrededores. Para 1986, su banda Sleeze se separó y decide formar un nuevo grupo llamado Alice N’ Chainz, que en su primera formación no tenía ninguno de los demás integrantes conocidos y era una banda básicamente de speed metal. Por esas fechas Staley conoció a Jerry Cantrell, quien tenía una banda Diamond Lie y se hicieron buenos amigos. La banda de Staley terminó separándose por problemas personales y económicos y el cantante se pasó temporalmente a una bandita de funk, donde necesitaban también un guitarrista. Como Staley no era muy hábil con la guitarra pero admiraba la manera de tocar de Jerry, lo invitó al proyecto informal. Cantrell aceptó con la condición de que Layne lo acompañara también con sus Diamond Lie. En dicha banda ya estaban Mike Starr en el bajo y Sean Kinney en la batería. Layne pronto se daría cuenta que la banda a la que le debía dar prioridad y donde había algún futuro era esta, así que ambos dejaron el proyecto funky y terminaron por cambiarle el nombre al grupo en 1987, adaptando ese que tanto le gustaba a Staley: Alice In Chains, que ya hacía referencia los sonidos densos, pesados y oscuros que buscaban.

Las presentaciones de la banda pronto dieron de qué hablar al extender hasta una hora material que daba para unos 15 minutos, y pronto los intentos de speed metal fueron volviéndose más lentos, más técnicos, más depurados. Randy Houser, un promotor local, les grabaría su primer demo llamado “The Treehouse Tapes”, que de alguna manera llegó a Columbia Records, en donde Nick Terzo quedó anonadado por la potencia y fue a convencer personalmente al presidente de Columbia. Así, en 1989, la poderosa disquera firmó a los desconocidos Alice In Chains, y dado que ese sonido novedoso se estaba convirtiendo en un boom en Seattle, grabarles el primer disco se convirtió en prioridad para la disquera. Se tenía plena confianza en la banda, pero aún así se decidió lanzar primero un EP llamado “We Die Young”, en Julio de 1990. El disco fue un trancazo absoluto en las estaciones de radio metaleras de todo el país, y ante el buen resultado, el lanzamiento del LP “Facelift” que estaba prácticamente terminado, fue sólo cuestión de semanas.

Y el resto es historia… Ah! Qué frase tan predecible! Bueno, el caso es que este es el disco más crudo y salvaje de AIC, quizá porque realmente se consideraban a sí mismos una banda metalera más que grungera, y ya posteriormente, cuando se asentó un poco más la definición del género tras los éxitos del Nevermind de Nirvana y el Ten de Pearl Jam, ajustaron ligeramente su sonido sin perder la esencia. Aún hay quien dice que esto es metal. Voy a aclarar: el metal está cargado de sexo, tiene fuertes referencias a la muerte, en muchos casos referencias diabólicas, a monstruos, criaturas de la noche y cuestiones fantásticas; el metal utiliza solos kilométricos y muchas veces tiene estructuras bastante elaboradas, y corre el riesgo de que si sus integrantes no son lo suficientemente inteligentes como para sacarle el jugo que pretenden a sus instrumentos, queden expuestos como verdaderos idiotas. El Grunge, sin que esto sea una definición, generalmente carece de referencias sexuales, contiene referencias a las drogas y a la muerte, pero en un sentido más real y menos mitológico que el metal, algunas veces tiene carga política derivada de la influencia del post punk, y su elaboración armónica y creación de solos va más de la mano al punk o a las bandas de Hard Rock setenteras que al progresivo o la velocidad del metal. Además corres el riesgo de que si no tienes suficiente talento para sacarle más de tres acordes a una guitarra, quedes encasillado como dios absoluto de una generación.

El disco abre con “We Die Young”. Que inicio tan salvaje! La guitarra realmente parece la de un dios consagrado del metal durante los primeros segundos y ese gruñido de Staley al inicio le da una oscuridad tremenda a la intro de por si densa. Esta es la canción perfecta para inaugurar la etapa dorada del grunge. El riff se acerca a la gran intensidad de los mejores de Metallica, pero sin el pretensionismo; esta canción es realmente una pesadilla echa sonido, y no lo digo en un sentido negativo en absoluto. Además es absolutamente pegajosa, el riff se queda campaneando dentro de la cabeza por horas sin ser algo comercial o prefabricado. El requinto del 1:35 no es tan elaborado, pero está cargado de feedback y, cambiando el tono de la guitarra, sigue en el tenor salvaje y negro. Además, por la manera en que Layne canta el coro, parece realmente vérsele retorciéndose en el suelo con el alma deshecha. El manejo de tonos bajos, medios y altos es exquisitos, pasando respectivamente de una amargura susurrada a una desesperación gritada en cuestión de segundos sin forzar nada. “And we die young / faster we run…” eh ahí un tipo prediciendo su muerte. Y a diferencia de Jorge Luis Borges, lo cumplió.

Viene luego “Man In The Box”, que baja ligeramente en ritmo, pero no en la intensidad o potencia de la rola. El riff sincopado de guitarra es de lo más simple y por lo mismo delicioso. En realidad la magia de esta rola es esa manera en que se conjuga el gemido de Layne con el pedal wha-wha de Cantrell haciendo el verdadero riff de la canción: “Naaaaa nara naaaaa naranahhh…”. La armonía de la voz es perfecta. Lenta, desolada en los versos. Luego sube ligeramente el ritmo en el puente “Won´t you come and save me” para explotar finalmente en los coros donde Jerry hace un juego de voces de fondo que quedan perfectos. El requinto al 3:15 se une al tenor de angustia de la rola, es algo relativamente simple pero muy bien hecho que demuestra un tanto el divorcio con el metal y un acercamiento al Hard Rock de los 70’s, más simple pero calculado. La batería de Kinney es simplemente demoledora de principio a fin. Impresionante. A pesar de que este no es mi disco favorito de AIC, esta es mi rola favorita de la banda por mucho, e inconscientemente, termino poniéndola por lo menos una vez a la semana…

El tercer track es “Sea of Sorrow” que inicia con un arreglo lento de piano acompañado de piano para iniciar con todos los instrumentos al segundo 20, aun con un ritmo espeso, y explotar al :55 ahora si de manera más vertiginosa. Aquí hace falta un poco más de trabajo en los riffs, ya que al ser una canción de casi 6 minutos, se siente un poco repetitiva, pero los coros son muy buenos, otra vez muy melódicos y pegajosos. Al terminar el coro a un ritmo más o menos fuerte, la banda deja sólo a Cantrell con el arreglo del inicio por un instante y luego de la nada la canción se prende en llamas de nuevo. Kinney muestra algunos redobles bien hechos y el solo de guitarra esta vez es más rápido e incendiario. Quizá si le hubieran cortado al 4:50 hubiera quedado perfecta, pero parece que hacerla una épica extendiéndola hasta el 5:40 con pocos cambios resulta algo excesivo.

Viene luego “Bleed The Freak” con una intro arpegiada y aplastante, muy a la Hammet. Al :40 la canción estalla, con efectos de guitarra alucinantes, semejantes a los de “We Die Young” pero con mejor técnica. Los arreglos de voces que preceden los coros son formidables, y esa como tercera voz que agrega Cantrell ya entrados en el coro se convertirán en la marca personal de AIC en los próximos discos. Quién dijo que el grunge es simple? Quién dijo que no puede tener armonías vocales? Kurt? Pues esta canción es un auténtico pateatraseros, incluyendo el de Kurt. Al minuto 2 tenemos in requinto salvaje y breve que da pie al arpegio inicial, con Layne haciendo sonidos susurrados y risas realmente espeluznantes (Por esto digo que AIC realmente puede lograr inspirar miedo, no como Ozzy o Kiss o Alice Cooper). Al 3:20 Staley hace un aullido impresionante con el que regresa la potencia de la sección rítmica. Las letras mencionan a Satán, pero no en el sentido en que generalmente lo mencionan los death metaleros. Aquí también mencionan a Dios. Y creo que la parte del coro que dice “name your God and bleed the freak” los contiene a ambos, por lo que estos versos van más en un sentido autodestructivo que las clásicas rolas “diabólicas”. Y queda perfecto con el aura de la música.

“I Can’t Remember” inicia también con un arpegio, pero agregan powerchords para diferenciar un poco. El bajo contribuye bastante en las primeras líneas en espesar el sonido. La canción se mueve entre estos arpegios y un ritmo medio con bastante distorsionador. El riff está bien hecho, pero de alguna manera se siente que la banda repite algunos trucos de canciones anteriores, y a pesar de estar bien hecha, no llega a explotar en ningún momento.

“Love Hate Love” baja aún más de ritmo, y con ello también el estado de ánimo. Sin embargo esta es la intensión de la rola, un reflejo de la relación de odio-amor que mantenía desde entonces Layne con las drogas y que queda manifestada con la atmósfera más angustiante del álbum. Tonos bajos, un buen riff, la voz desgarrada en esa especie de coro… Este es un descenso al infierno interior de Layne, y por eso es una canción escalofriante.

La séptima rola es “I Ain’t Like That” donde hay un poco más de ritmo. El arreglo de guitarra es más potente, al principio como un subeybaja, luego con un punteo más rítmico. Esa guitarra punzante es lo que debió escuchar Layne taladrando en su cabeza con el síndrome de abstinencia, ya que esta rola habla de las desintoxicaciones frustradas, de las que dice con honestidad que no le gustaron. Otra canción terrorífica en que las letras hacen perfecto equilibrio con la música. TV Azteca y Televisa: Déjense de los anuncios cursis y mamones contra las drogas, si quieren alejar de veras a la juventud de ellas, pónganles esta canción con subtítulos para que sepan lo que es estar sumergidos en ese mundo y no poder escapar.

“Sunshine” nos engaña al inicio con un riff un poco más luminoso y cargado de vibratto, pero después la voz nos regresa a su abismo pesimista. En los versos hay una pequeña aceleración de la melodía, para después hacer el coro de manera ultralenta, resaltando el “I don’t care no more” para convertir esta canción en una oda a la desesperanza total. Por momentos las armonías vocales son maravillosas, y tras el bajón, el regreso al ritmo inicial parece apocalíptico.

“Put You Down” es una de las canciones más rápidas del álbum, con un aura más funky y desenfadada que demuestra que AIC de hecho, sabía tocar algunos otros estilos además del de Iommi. La rola es movida y el ritmo incluso te obliga por momentos a mover la cabeza y los pies sin perder potencia. Esa parte en que se repite infinitas veces el título a partir del 2:25, con un eco en la voz, es simplemente irresistible. Las letras siguen siendo pesimistas, pero es de las canciones más alegres del disco. Hey! Es incluso de las canciones más alegres de todo el repertorio de este grupo!

“Confusion” es el punto flaco del álbum. La canción retumba en los oídos con ese arpegio ácido. Sin embargo esta vez si faltan más cambios y la rola termina por volverse demasiado monótona. Notan como la guitarra solamente cambia de un efecto depurado a un distorsionador fuerte, pero la batería apenas y tiene variaciones de ritmo en toda la canción? Insisto, no es mala, pero para ser otra de las más largas del álbum, tiene muy pocas variaciones y termina matando de monotonía.

“I Know Something (About You)” es otra rolita bastante funky y movida. Hasta recuerda por momentos a los Red Hot por esa línea de bajo inicial. Por cierto el guitarreo inicial no les suena demasiado parecido a “The Crunge” de Led Zeppelin? No suena parecido, de hecho suena IDÉNTICO! Cuando entra la voz nos recuerda que es AIC, pero incluso Layne suena entusiasmado aquí. El coro es donde más suena a Alice de nuevo, con voces de fondo haciendo juegos melódicos y armonías amargosas. Aún así, la canción está llena de energía y esta vez no te hace querer subirte al edificio más a la mano y brincar de la azotea.

El disco cierra con “Real Thing” donde tenemos nuevamente un riff endemoniadamente cool y un aura de nuevo oscura y cargada de poder, que es lo mejor que sabe hacer AIC. Es un buen cierre, chequen el trabajo de Sean en la batería. Por alguna razón se me figura que en esta querían copiar parte del estilo de Guns N’ Roses, no sé si por la manera de cantar o por ese final medio axlrosiano que hace Layne, pero esto nunca ha evitado que me guste esta rolita.

Este debut de Alice In Chains es tremendo, cargado de brutalidad lírica, siendo quizá la banda que más explora el terreno de las drogas y la muerte desde una perspectiva realista y no fanfarroneando. Sin embargo también encontramos aquí las canciones más “optimistas y brillosas” de su catalogo, lo cual no es malo en absoluto, y que ya no se repetirán en futuras producciones (A menos que la mala broma de Love Song de SAP, que nunca puedo terminar de oír por el asco que me produce). Riffs potentes, buena construcción de armonías, empieza el juego vocal entre Jerry y Layne…

Así pues, AIC fue la primer banda en establecer sin querer la frontera entre metal y grunge, con la auténtica desesperación de Layne Staley y su excelente voz conjugadas con la tremenda y poderosa guitarra de Cantrell. Dentro de su corta discografía, este es su LP más sincero. Pero aún les falta un poco en la elaboración de riffs y la armonía vocal se perfeccionará en los siguientes discos. Generalmente no soy fan de tanta potencia, pero Alice In Chains se ha convertido en mi banda favorita del grunge por el tremendo respeto que tienen por la música, y sin duda son enormes creadores que definieron sin querer el movimiento musical más trascendente de los 90’s, por lo que me atrevo a recomendarlos. Cabe mencionar que siempre fueron aplaudidos por la crítica, pero injustamente menospreciados por el público. Un disco debut revolucionario y poderoso... Mucho mejor que el debut de Nirvana.

Por Corvan 

11/May/2009

 

Letras de El Traductor de Rock 

 

 

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