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LED ZEPPELIN IV (Album, 1971)

Artista: Led Zeppelin (B+)
Fecha de Grabación: Dic ‘70 –Mar ‘71
Fecha de Lanzamiento: 8 de Noviembre de 1971, UK
Discográfica: Atlantic
Productor: Jimmi Page
Calificación: 
10 (DISCO ICÓNICO) 

 

 

 

 

 

 

Era: Hard Rock (1968-???)

Subgénero:  Hard Rock

Mejor Canción: Uff, usted escoja, cualquiera de las de rojo puede tener ese honor, incluyendo, claro, la de la escalerita.

Canciones: 1) Black Dog; 2) Rock And Roll; 3) The Battle Of Evermore; 4) Stairway To Heaven; 5) Misty Mountain Hop; 6) Four Sticks; 7) Going To California; 8) When The Levee Breaks.

 

La pregunta es trillada, muy trillada, pero aún así obligada… Qué se puede decir de este disco que no se haya dicho ya? Creo que la grandeza de éste álbum es indiscutible. Si se le pregunta a la mayoría de la gente cuál es el mejor disco de Zeppelin, la respuesta por abrumadora mayoría siempre será el IV. Porqué? Porque ahí viene “Stairway To Heaven”, que sin duda será también la rola favorita en el catálogo del Dirigible de Plomo, y además, una seria contendiente a la mejor (cof cof, más popular, cof cof) canción de la historia. Sin duda, en términos de popularidad, ésta placa ocupa un lugar en la historia del Rock junto al Sgt. Peppers, el Dark Side Of The Moon, A Night At The Opera y el OK Computer, entre los más populares, aclamados, vendidos e influyentes de todos los tiempos. PEEEEEEEEEERO, (aquí viene Corvan a joder), al igual que estos discos, el que sean los más populares no necesariamente implica que sean los mejores de las respectivas bandas, y por lo tanto, de la historia del Rock. Son buenos discos, pero ya se verá en cada caso el porqué de esta apreciación.

En cuanto al Led Zeppelin IV, es tremendo, cargado de energía, enormes riffs, quizá los mejores requintos en la vida de Jimmi, una producción impecable, gran equilibrio en las canciones, tremendas melodías, ningún relleno y diseñado específicamente por Page y el resto de la banda para tapar bocas (y vaya que lo hicieron), por las críticas vertidas al sonido blando del III. La banda se propuso hacer un disco histórico, y lo logró, y ése es quizá la cuestión que lo pone por debajo del debut. En el primer álbum la banda suena fresca, sin pretensiones, sin obsesiones, sin mezclar fantasía en las letras, las guitarras logran su máxima potencia y equilibrio, Plant aún no abusa de su histrionismo vocal y aunque no todo el material es propio, los covers son perfectos y destructivos. En el IV ya aparecen los excesos de Robert al saturar las canciones y llenarlas de fantasía Tolkeniana, y el disco, a pesar de ser enorme, es la cosa más pretenciosa que jamás hicieron como banda.

El IV, como ya dijimos, fue concebido específicamente para ser un disco gigantesco y tapar bocas de los críticos. Lo que hay que resaltar es que Jimmi Page insistió en que el LP saliera sin el nombre de la banda, sin título, sin nada que hiciera alusión a quién pertenecía. O acaso hay algo en ese preciado disco que debes de tener por ahí que haga constar que es de Led Zeppelin? No? Ni siquiera tiene título!!! El Led Zeppelin IV es un nombre puesto por vox populi porque lo lógico era seguir con la numeración de los previos, pero ese disco no tiene nombre y no es de ninguna banda!!! Page sabía por supuesto, que a pesar de ello iba a ser un hit (quizá no tenía idea de que sería el tercer disco de rock más vendido de la historia), pero era un plan premeditado para demostrar que Led Zeppelin era un grupo enorme y no sólo músicos famosos dormidos en sus laureles, como afirmaron los críticos. Es decir, el Sr. Page estaba tan dolido que no sólo quería callar bocas haciendo un disco gigantesco, sino patearles el trasero demostrando que podía hacer un disco y convertirlo en un éxito sin un solo nombre en la tapa.

La banda pues, se metió en Diciembre del ’70 a los recién estrenados estudios Basing Street, propiedad de Island records, y donde Jethro Tull también estaba grabando, nada más y nada menos que su Aqualung. Tras algunas sesiones, decidieron mudarse para evitar conflictos de horarios, y se fueron a una mansión victoriana en East Hempshire (éste es uno de los pocos discos míticos que no tienen nada que ver con Abbey Road), donde se llevaron el estudio móvil de los Rolling Stones. El ambiente tranquilo del campo y el estar alejados de los medios les sirvió para relajarse y concentrarse en la música, acabando las sesiones con relativa rapidez. Sin embargo, no estuvieron muy contentos con las mezclas de audio, por lo que el lanzamiento se fue retrasando varios meses hasta que estuvieron 100% contentos. Y es de agradecer, ya que el sonido de todo el disco es impecable, cristalino a pesar del enorme poder de algunos cortes. Finalmente el álbum fue lanzado casi un año después de que empezara su grabación.

Otra de las cuestiones que retrasaron el lanzamiento fue la insistencia de Page de omitir título o nombre en la tapa. La disquera estaba horrorizada con la idea… Cómo iba a vender algo que no tenía carta de presentación? Sobre todo tomando en cuenta que Led Zeppelin era en ese entonces la banda con más cartel que tenían, como no aprovechar ese par de palabras que por sí solas eran una mina de oro?

 

A lo más que accedió Jimmi fue a poner 4 símbolos que representaran a cada uno de los integrantes de la banda y que se volverían tan representativos como el dirigible en llamas o el Ícaro cayendo. El de Page fueron las letras Zoso, que diseñó él mismo y hasta la fecha no ha dicho ni media palabra de su significado. Algunos dicen que está relacionado con un símbolo medieval que representa a Saturno, pero Page insiste en que es un símbolo más que una palabra. Ante la falta de nombre del disco, la gente se dio al juego de “póngale nombre al álbum” y además de los obvios The Fourth Album, Untitled, The Hermit, Runes, etc, se conoció también como Zoso, y Four Symbols.

El De John Paul Jones es un círculo con un triquetra en medio, es decir, un círculo partido en tres partes y unido en sentido inverso dentro de otro. El de Bonham son tres círculos que se entrelazan y el de Plant es una pluma en medio de un anillo. La disquera se agarró de lo único que tenía para hacer publicidad y pronto estos 4 símbolos estaban en manos de la prensa y en todos los carteles que se pudieron pegar en cada rincón de las islas británicas. En realidad no era necesario, y Page demostró no sólo que tenía razón, sino que el miedo de fracaso por parte de Atlantic era infundado. Aunque no hubiera nombres ni títulos, el primer verso de la primer canción no dejaba dudas de que se trataba de Robert Plant, y el colosal riff que le sigue tampoco daba margen de error sobre los virtuosos que lo hacían. Jimmi Page no sólo realizó tremendo álbum junto a sus compañeros y calló cantidad de bocas, sino que demostró que la marca de Led Zeppelin no está en un nombre o en unos símbolos, sino en la música misma.

 

El disco abre con “Black Dog”, que continúa con esa gran tradición Zeppelineana de empezar los discos con un rocker-pateatraseros de enorme calidad. El riff es intoxicante, y como ya mencionaba, el disco pudo haber salido bajo el nombre de Don Gato y Su Pandilla, pero el sonido de la banda es inconfundible desde el primer instante. Hay comparaciones de esta canción con “Oh Well” de Fleetwood Mac y “Young Man Blues” en versión de The Who, más que por el complejo riff que parece que se alarga y se acorta y se revuelve y cobra vida propia, y básicamente es el que da forma a toda la canción, por las constantes entradas y apagones. Por cierto, el riff esta vez fue de John Paul Jones. Salvo eso, yo no veo parecido, y por el contrario, la estructura del riff es mucho más elaborada y las entradas son más explosivas y juegan con cambios de tiempos, que no siempre son 4/4, por lo que era una canción muy difícil de interpretar en vivo igual que en estudio (si suben el volumen, alcanzarán a escuchar a Bonzo marcando el tiempo con los platillos para poder entrar sincronizados tras los versos a capella). Además la banda está en plena forma, con un sonido oscuro, amenazante, llena de ganchos, con puentes para romper la pesadez del riff (hey baby, pretty baby…”) y hasta los “ah-ah… Ah-ah ah-ahhh… Ah-ah-AHHHHHHH” de Plant suenan bien esta ocasión. No sólo eso, sino que al 3:49 alcanza la nota más aguda en toda la discografía de Zeppelin (y me parece que de cualquier disco en solitario) en un grito desgarrador que alcanza el tono LA5. Los solos de Page son de otra galaxia, con una guitarra dual durante la coda que inicia al 3:35. Bonzo y Jones se las arreglan para que la sección rítmica suene arrasadora, como bombas que fueran cayendo del cielo y quedaran retumbando. Uno de los grandes, grandes clásicos de la banda y básica en vivo, pero tuvieron que arreglarla ligeramente para no perderse en los cambios de tiempo y las entradas. Por cierto, el título es basado en un perro negro vagabundo que los merodeaba durante las sesiones; no, no era una aparición diabólica de ojos rojos, sino un perro callejero que adoptaron durante un tiempo y que no estoy seguro si al final alguno se llevó a casa. Aprovecho para remarcar si no lo he dicho, que bastantes de las canciones de Zeppelin no tienen absolutamente nada que ver con las letras, y parecen sacadas de la manga, onda “Póngale el título más absurdo a la rola” jeje.

Sigue “Rock And Roll”, que le hace tremendo honor a su título. La canción es un tributo expreso al Rock & Roll de los 50’s, específicamente a Little Richard, héroe e inspiración de Page, y se tomó el tremendo beat de “Keep A Knocking” para empezar la canción de una manera incendiaria. La canción es simple en apariencia, con la estructura básica de un rockanrolito. Sin embargo el riff de guitarra es complejo y jamás un R&R había sonado tan poderoso, explosivo y oscuro. La canción salió de un jam después de intentar sin éxito el final de “Four Sticks”. Bonzo inició la batería de “Keep A Knocking” y Page se unió a palomear para descansar un poco de la rola en turno, saliendo el riff que todos conocemos, y en cosa de un rato, la base estuvo lista. Les gustó tanto el palomazo que no dudaron un segundo en trabajarla para incluirla en el LP. El bajeo es un punteo más sencillo y separado al de la guitarra, pero a toda máquina, siguiendo el tiempo de la batería, y Ian Stewart (tecladista de los Stones) hace una pequeña aportación con un pianito cincuentero para redondear la atmósfera. El solo al 1:25 es gigantesco, empezando con un nuevo riff y agarrando después una velocidad cada vez mayor, con Page inspiradísimo para uno de sus mejores requintos. El balance además es impecable, sin que domine un instrumento sobre otro, lo cual hace que la canción luzca mucho más. Insisto, es una de las canciones más simples de Zep, pero el aire retro y la combinación de la base de Rock & Roll con la gigantesca guitarra, la hace magnética e intoxicante. Ah! Y chequen el redoble de Bonzo hacia el final!!! Que enrome inicio de disco!

Continua “The Battle of Evermore” donde Page decide sacarse el estigma de no experimentar con otros instrumentos y toma la mandolina para hacer una canción muy pretenciosa, pero que resulta bien y viene a dar un nuevo sonido a la banda. Claro que no es tan buena como las dos primeras, pero tampoco es mala. No hay distorsión por supuesto, Page estaba curioseando simplemente con una mandolina de John Paul y nunca en su vida había agarrado una, así que simplemente estaba jugueteando y salieron los acordes; Page se le unió y le agregó esas letras Tolkenianas y cargadísimas de fantasía. Las letras son ridículas, por supuesto, pero hay que reconocer que quedan más al mood de este tipo de canciones que a rolas pesadas. Además Page sobreabusa de los lamentos y gritos, y cuenta con la cantante folk Sandy Denny para apoyarlo en la segunda voz (apenas una mujer para alcanzar el registro). La canción pues, no es mala y logra por momentos un aire majestuoso y remoto que intenta, pero eso no le quita el enorme pretencionismo. Apenas OK, por refrescar el sonido del grupo, pero me parece que desentona un poco con el resto del material y Plant por momentos suena insoportable, por lo que hay que estar en cierto modo para disfrutarla.

Y viene la canción que todos esperaban. “Stairway To Heaven” es una canción enorme, y hay que reconocerlo. Y también es quizá la rola más sobrevalorada y sobreradiada del universo, tanto que a veces ya no la puedo escuchar. Ésta canción la teníamos en el repertorio de mi primer banda (Moby Dick), y sirvió de encore en nuestra presentación con Toncho Pilatos, con lo que con ella nos ganamos definitivamente la admiración de su durísimo público, pero la verdad es que llegó un punto en que nos hartó y la sacamos del repertorio. Me recuerda la escena de “Wayne’s World” en que en una tienda de guitarras hay un cartel que prohíbe tocar esta rola. Qué más se puede decir de esta obra? Pues lo típico, el trabajo acústico de Page es sobresaliente, haciendo un celestial arreglo arpegiado en un lento crescendo y con inserciones perfectas por parte de Jonesy (la intro de teclado-flautas es como nadar entre ángeles), hasta que se da el cambio a la guitarra eléctrica en medio de cambios de ritmos y estructuras que van progresando. La batería entra hasta el 4:10, de manera más bien discreta, acompañando sutilmente hasta que al 5:30 se dan esos apagones para el cambio a un sonido más potente y el requinto de la coda. Muchas veces escuché que esta era la mejor canción de metal de todos los tiempos, lo cual me parece absurdo ya que ni siquiera es una canción de metal… pero lo cierto es que debe ser una seria contendiente a la canción con uno de los mejores requintos de la historia. En la parte potente, el requinto que abre es incendiario, memorable, nos lleva al paraíso, sin siquiera una velocidad apantallante, pero una secuencia de notas muy melódica… histórica. A diferencia de las anteriores, esta canción fue escrita en distintas épocas (cada sección en una distinta) empezando durante las sesiones de grabación del III, pero fue hasta esta ocasión cuando lograron unir todos los fragmentos, siendo el solo del final el único improvisado, metiéndose Page al estudio a grabar distintas tomas y ésta fue la que mejor quedó después de infinidad de intentos que no le convencían. La sección rítmica es demoledora aquí, dando sustento al solo sin opacarlo, pero llevando la canción a una intensidad cada vez mayor. Bonzo hace un corto pero enorme redoble justo antes de que entren los últimos versos, y la rola se vuelve una carga de artillería, enorme, mágica, celestial. El final, con esa tranquilidad tan bien preparada después de semejante orgasmo, también es notable y resalta más la canción con que cierra el Lado A. En fin, es de las rolas más sobrevaloradas del universo, pero también hay que reconocer que es grande, muy grande, y muestra que Page es un gran guitarrista no sólo con la eléctrica, sino también con la acústica, y el único reproche que se le puede hacer es que fue el comienzo de las baladas metaleras genéricas. No por nada los Duran Duran lloraron al lado del escenario de la O2 cuando la banda tocó ésta canción en su reunión, creo que yo también lo hubiera hecho.

El Lado B abre con “Misty Mountain Hop”, con mucha más carga de pop en ese riff, y que muchos consideran la canción más débil del disco. Puede ser tal vez la más débil, pero a mi me gusta bastante. El problema no es el riff, que suena genial con esos teclados tan cool que le insteró Jones, sino la melodía vocal, un poco cansina, como mantra oriental: “wal-king in-the-park-jus'-the-o-therday-ba-by..., yeah!”, que junto con las pocas variaciones y los 4:30 de duración la hacen demasiado pesada para un rocker-pop tan denso. Pero no me parece una canción mala en absoluto por la que los Zeps se tengan que disculpar al mundo. Es divertida y tiene buen groove, e incluso las Four Non Blondes se dieron el lujo de hacerla su segunda mejor canción de la historia. Sip, cierto que el riff y la melodía pueden sonar estúpidos para los estándares de Led Zeppelin, pero un trillón de bandas no han podido hacer en sus vidas una canción tan rockera y divertida. Además sería una de las primeras experimentaciones de la banda entre el Hard Rock y otros ritmos más accesibles, que se irían haciendo más notorios en los siguientes discos.

Sigue “Four Sticks”, que tiene un buen riff, pero básicamente la canción le pertenece a Bonham, quien de hecho, toca con 4 baquetas. Esto es debido a que no pudo darle la intensidad que quería en las primeras tomas con solo un par de palillos, por lo que Jones bromeó “Porqué no le agregas otro par?” Para sorpresa de todos, lo hizo y le salió como él deseaba. El ritmo es implacable de principio a fin, es intensa, de repente el riff se detiene para dejar solo a Bonzo con los tambores y luego regresa, aunque no parece en ningún momento alcanzar la intensidad o dramatismo de otras rolas. Además la voz de Plant es muy cansina, manteniendo tonos muy altos durante toda la canción y fraseando demasiado, de manera que es poco lo que se entiende. Bueno, esto no es novedad, jeje. 

Después llega “Going To California” que es una balada que en lo particular, nunca me ha convencido demasiado. Los tonos bajos no le sientan demasiado a Plant, y después de la demostración que hizo en “Stairway to Heaven” y “The Battle of Evermore” me parece que ésta sale sobrando. Aquí Page hace la guitarra acústica y Jones la mandolina (de aquí la tomó Jimmi para juguetear con “The Battle”). Muy folky, de nuevo se exceden con la fantasía Tolkieniana al final, y no es el estilo del grupo, aunque reconozco que tiene su encanto en las melodías y algunos arreglitos de los arpegios, y por ello no la marco en azul.

Afortunadamente el cierre corre a cargo de “When The Levee Brakes”, que, de hecho, suena cataclísmica y arrasadora, como cuando una presa se revienta. La canción es un blues, pero tratado con una intensidad impresionante, y no sé si alguna vez la batería de Bonham sonó tan tremenda, casi haciéndonos saltar con ese bombo profundísimo que grabaron en un sótano, y aquí hay que aplaudir de nuevo la producción. La estructura pues, es la de un blues genérico, pero la instrumentalización no lo es. Tiene pocos cambios, un riff inicial que parece un maremoto y que podría sonar demasiado repetitivo de no ser por el gran trabajo de armónicas a cargo de Robert, que nos sorprende y se anima a aventarse un solo grabado al revés. La voz por su parte fue ecualizada diferente en cada verso, usando efectos de phasing para dar esa sensación de eco y lejanía en medio de la tormenta, mientras que las guitarras suenan punzantes como relámpagos en los diálogos con la armónica. La letra está inspirada en la tormenta de 1927 que desbordó el Mississippi, y realmente logran funcionar esta vez, cargadas de cierta oscuridad y pesimismo que sientan perfectas al aura apocalíptica. Quizá junto con Stairway, la mejor del disco, y podría competir con “Jumpin’ Jack Flash” como la canción con un balance más perfecto entre guitarras, bajo, batería y voz, es decir, un trabajo en equipo impecable, aunque ésta está mucho más producida. Un gran cierre que generalmente está muy subestimado y no es considerado un clásico del grupo. Por cierto, han notado que la batería ha sido sampleada un trillón de veces para canciones de hip hop? Para que vean hasta donde llega la influencia de Zeppelin.

 

Bueno, no importa cuán sobreestimado esté este disco, eso no le quita nada de su grandeza y majestuosidad. Después de todo, para eso fue creado, para ser uno de los discos más grandes de todos los tiempos, y lo logró sin tener un nombre en la tapa. Adentró lo único que venía era la letra de “Stairway to Heaven” y la única pista posible era el nombre de Page como productor. Pero está demostrado que no necesitaban nombres ni publicidad, ya que aún así ha vendido más de 37 millones de copias. El disco lleva el sello de Zeppelin, y al menos 4 de sus mejores canciones, además de otras 4 bastante buenas y con elementos muy interesantes. No, no tiene la frescura del debut, y ya están muy presentes algunos vicios vocales y líricos de Plant, y por ello creo que es apenitas inferior… Pero aún así, es de los pocos que tengo en acetato original, y ello solo puede significar que es un 10 y un Must Have absoluto. 

Por Corvan 

22/Mar/2010

Letras de El Traductor de Rock

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