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GET YER YA YA's OUT (The Rolling Stones, 1970)

Artista: The Rolling Stones (A)

Fecha de Grabación: 26-28 Nov del ‘69

Fecha de Lanzamiento: 4 de Septiembre de 1970, UK

Discográfica: Decca / London

Productor: Rolling Stones & Glynn Jones

Calificación: 10 (DISCO ICÓNICO) (MUST HAVE)

                    

Era: Hard Rock (1968-???)

Subgénero: Live Album

Mejor Canción: Uff! Rambler?

Canciones: 1) Jumpin' Jack Flash; 2) Carol; 3) Stray Cat Blues; 4) Love In Vain; 5) Midnight Rambler; 6) Sympathy For The Devil; 7) Live With Me; 8) Little Queenie; 9) Honky Tonk Women; 10) Street Fighting Man.

 

El mejor disco En Vivo de la historia? Ni siquiera estoy seguro que sea el mejor En Vivo de los Stones!! Jajaja. Ya sé, ya me gasté demasiado ese chiste. La cuestión es que hay discos míticos que logran ese status a pulso. Otros inmerecidamente, están inflados por la crítica o por los fans (cof cof, Nevemind). Y un puñado de casos que en su tiempo fueron una bomba, discos descomunales que merecían dicho status por su calidad o por ciertas condiciones especiales, pero con el tiempo, pudieron llegar discos de otras bandas, o incluso de ellos mismos con características similares y con mejor calidad.

Es el Get Yer Ya Ya’s Out el mejor En Vivo de la historia? No lo sé. Mi favorito es el Leeds de The Who, pero históricamente, la crítica puso este par en pedestales muy altos, y muy cercanos uno de otro. La cuestión con The Who es que no hay otro En Vivo que hayan lanzado que se acerque. El Isle of Wight es básicamente una reedición más cruda y potente, pero no necesariamente mejor. Los Stones tampoco tuvieron durante décadas nada cercano. Y en escenarios, ésta es sin duda su mejor época, cuando Mick Taylor los catapultó a ser, literalmente, una máquina de Rock, y ya sin los Beatles haciendo sombra, a autoproclamarse como “La Más Grande Banda de Rock del Planeta”.

El disco original consta de 10 temas, uno grabado el 26 de Noviembre del ’69 en un concierto en Baltimore, y el resto de las noches del 27 y 28 de Noviembre en el Madison Square Garden de Nueva York. Para estas alturas los Beatles prácticamente habían dejado de existir y sólo hacía falta que Paul lo hiciera oficial. Keith Richards agregaría algunos overdubs vocales durante enero del ’70.

Los conciertos fueron parte del Tour Americano de 1969 que emprendieron los Stones. Recordemos que habían estado imposibilitados para tocar en USA desde 1967 por los líos legales, no sólo de Brian, sino de Keith y Mick. Pero mientras los problemas de Jagger y Richards se solucionaron en 1968, Jones con su estabilidad mental comprometida por las drogas y el asunto de Anita, no hacía más que hundirse más y más en un pantano legal. Los Stones querían rodar, pero no podían. Curiosamente, en los 60’s eran buenos, pero sus directos de esta década no se comparan a los de Hendrix, o The Who. Sabían que tenían el material y el potencial para incendiar los escenarios, pero Brian no podía pisar Estados Unidos, que es donde estaba el dinero. Ya todos sabemos cómo lo corrieron, y menos de un mes después terminaba en el fondo de su piscina. Dos días después de la muerte de Brian, los Rolling Stones hacían su regreso triunfal a los escenarios e iniciaban esa monumental gira en Hyde Park, aún trastornados por la muerte de Jones, y con un Mick Taylor que debutaba con ellos temblando, literalmente. Hyde Park es uno de los peores conciertos que haya visto u oído, pero de alguna forma se volvió también en algo mítico, el Woodstock personal de los Stones. La cuestión es que, después de tan lamentable actuación, después de casi 3 años sin dar conciertos y estrenando formación, nadie esperaba que los Rolling pudieran recobrar la forma tan pronto y alcanzar el nivel que logran en el Ya Ya’s.

La mayoría de los temas son propios y del periodo ’68 –’69, salvo los covers de Berry, de su repertorio inicial. La cuestión es que siguen sonando a las versiones de estudio, pero totalmente redimensionadas. Ya saben que Brian es mi Stone favorito, pero hay que aceptar que lo que hace Mick Taylor aquí es fuera de este mundo. Es como si pasara todas las canciones, de por si buenas, por un filtro de Blues, con solos indescriptibles, entretejiendo su guitarra con la del RiffMeister de una manera simplemente celestial. Hay que aceptarlo, este muchacho, a pesar de que empezó trastabillando, fue crucial para que los Rolling Stones no se anquilosaran en este periodo inicial de los 70’s, y por el contrario, se redefinieran y fueran capaces de competirle a un Zeppelin o unos Who, que por esas fechas estaban alcanzando su madurez. No demerito ni a Jones ni a Richards, son estilos distintos, con virtudes distintas, pero ninguno de ellos es un virtuoso en la guitarra como este mozalbete de entonces apenas 21 años, capaz de competirle al menos, a un Townshend o a un Page.

Aquí se conjuga la exactitud e ímpetu de Taylor con la sed de gira de los demás, que se combinan de forma monumental. Las canciones tienen un algo amenazador. Particularmente “Midnight Rambler” alcanza su versión definitiva, un performance musical en el que casi podemos “ver” a Jagger actuando las letras. El nivel vocal que alcanza en “Love In Vain” es verdaderamente conmovedor, y esto es mucho decir de Jagger, que normalmente se caracteriza por la fuerza que imprime, no por emotividad. Muchas versiones de hecho, son mejores que las de estudio, alcanzando una potencia inusitada, y una combinación instrumental que deja sin aliento. Salvo el Live at Leeds, de The Who, que se había lanzado cuatro meses antes, no se había escuchado nunca nada igual. Es de entender el entusiasmo de la crítica, y que se les quedara a ambas placas el mote de Los Mejores Discos en Vivo de la Historia.

La portada es una genialidad, con Charlie Watts pegando un tremendo brinco al lado de un camino rural, sosteniendo una guitarra en cada mano, y al lado un burro cargado con otra y un bombo batería. Se supone que el burro está basado en las letras de “Visions of Johanna” de Dylan, aunque éstas se refieren a una mula. Pero mi teoría, por el sombrero de Watts, es que también pudo ser alguna broma política a favor de los demócratas estadounidenses, que acababan de perder el poder ante el despótico Nixon. El título es de una canción de Blind Boy Fuller, que tiene un verso que dice “Get your ya ya’s out the door”, notando que en jerga del Mississippi, ya ya’s significa burro, pero también trasero. Es el primer disco en el que Mick Taylor aparece por completo con los Stones, después de que en el Let It Bleed participara apenas en un par de tracks. Y es además el disco con el que cumplirían el contrato con Decca / London, por lo que es el último no compilatorio en salir bajo este sello, antes de que empezaran a lanzar bajo Rolling Stones Records, con la lengua característica. Pero es, más que nada, la transición de los Rolling Stones de los 60’s a esa banda nueva, distinta, que se convertirían en los 70’s.

El mito del Ya Ya’s se extendió, y su trono hubiera sido irrefutable de no ser por el lanzamiento en 2011 del Brussel’s Affair… No, no es un concierto de sus Ancianas Majestades de sus últimas giras, que por más que nos cause admiración la gran forma de estos septuagenarios, no es lo mismo Los Tres Mosqueteros que 30 (o 50) años después. El Brussel’s Affair es un directo grabado en 1973, en Bélgica, pero dirigido al público francés, ya que el gobierno de dicho país les había prohibido hacer conciertos en territorio galo por problemas fiscales. La grabación tomó a los Stones justo en su cúspide como banda en Vivo, apenas antes de iniciar su declive que culminaría con la salida de Taylor. Trae un setlist mucho más amplio, y tomado ya de los discos clásicos de los 70’s, con el Sticky Fingers y el Exile como base, pero trae 4 de los mejores temas del Ya Ya’s. El sonido es mucho más claro, y trae toda esa sobreproducción de metales y coros femeninos que no existía en los 60’s. Siendo frío, debería decir que el Brussel’s es superior. Pero estuvo enlatado casi 40 años!!! Para cuando salió, era difícil quitar esa etiqueta mítica que había quedado del Ya Ya’s. Es como esperar que el Let It Be Naked ocupe de la noche a la mañana el espacio que el Let It Be del ’70 ha ocupado en nuestras mentes, con todo y que es como debió ser… Además, a pesar de ser más corto, el Get Your Ya Ya’s Out es uno de los últimos conciertos en que son verdaderamente los Rolling Stones. Es decir, únicamente los cinco; o los seis, si consideramos a Ian Stewart, que aquí no le pide nada a Nicky Hopkins. En 1970, los Stones comenzarían a expandir su sonido con ese montón de metales, armónicas, coros gospelianos y un montón de trucos con los que intentaban sustituir el genio de Brian. Este álbum marca precisamente esa transición, y lo considero el último de los 60’s, antes de esa metamorfosis más glamorosa y pretenciosa que los convertiría en una banda de Jet Set, con los Glimmer Twins más preocupados por su imagen y por la farándula que por su música. No me malentiendan, no es que el Sticky o el Exile sean malos, pero ya no tienen esa frescura, esa originalidad, esa genialidad de los Stones sesenteros que no necesitaban metales ni coros. Esos quedaron en el fondo de una piscina y fueron rematados a cuchilladas en Altamont, meses después de esta grabación, en el último suspiro de los 60’s…

 

El disco arranca con “Jumpin’ Jack Flash”. Bueno, en realidad es una pequeña intro, que si mi oído no me falla, es la misma intro de Mick Jagger presentando a la banda en 3 voces, lo que me hace suponer que superpusieron las intros de las 3 presentaciones? O son 3 personas distintas? El caso es que es una de las primeras veces en que se menciona “The Biggest Band In The World”, con la que harán alusión a cada una de sus giras desde entonces. Ya saben que “Jumpin’ Jack Flash” es una de mis 3 canciones favoritas for ever and ever de los Stones, e incluso en algún momento quería que mi segunda banda se llamara Crossfire Hurricane. Esta es quizá la mejor versión en vivo que les he escuchado, y sin embargo… no sé, me sigue gustando más la cohesión y elegante poderío de la versión de estudio que me hizo pensar cuando la escuché por primera vez que los Stones debían ser la más perfecta máquina de Rock del Universo. Esta versión no desmerece, y ya con los años le agregarían por aquí, y quitarían por allá,  y la arruinarían. Aquí se apegan a la original de la mejor forma que se puede interpretar en vivo un tema como éste. Se nota que Jagger se está partiendo el alma y hace un gran performance vocal, incluso con más energía que ene estudio. Keith se luce con el riff, ya con la afinación abierta en sol que le da ese timbre tan típico a su guitarra, y Taylor va agregando arañitas blueseras que resaltan la rola. Pero no sé. Es ligeramente más lenta, el bajo, que en estudio es protagónico, se pierde un poco en la mezcla, e incluso Wyman se equivoca en unas notas (al 2:53). Los coros también pierden un poco en esa armonía perfecta y casi diabólica que logran en estudio con overdubs, pero que aquí no alcanzan a lucir igual por obvias razones. Por supuesto que lo prefiero así, un poco crudo, que a las versiones en que los coros son hechos por un coro gospeliano, pero simplemente quiero decir que a pesar de ser la mejor versión en vivo de la rola, se sigue quedando corta respecto al single original. Con todo, que forma de arrancar, prendiéndole fuego al escenario con una de sus rolas más emblemáticas. Al final podemos escuchar el rugido de la gente y a Mick viejo interactuando con ellos.

Luego podemos oír al RiffMeister arrancando con esa versión de “Carol” de Chuck Berry, en la que Mick joven se agrega para un arreglo bluesero en pleno riff de la intro. La canción es mucho más lenta, Keith lleva el lead guitar, supongo que porque con el paso de los años, se hizo maestro en los arreglos de esta canción que venían tocando desde el ’64. Realmente es una especie de jam increíble, con las guitarras intercalándose. Taylor más discreto, y Richards lanzando esas eventuales llamaradas. Ian Stewart con el pianito boogie al fondo, Watts controlando los parones y arrancones que son los que dan vida a la rola, y Bill esta vez muy preciso. AL 1:25 viene uno de esos parones en los que retoman el riff principal y Keith se sigue con un gran solo, sencillo, pero con un tremendo feeling. Se nota además que se están divirtiendo. Bueno quizá Taylor no tanto, pero esta vez su virtuosismo cede paso a los Rockanrolitos que mejor domina Keith.

Luego llegan las primeras notas de “Stray Cat Blues”, modificándola por completo, de ese tono oscuro y amenazante de la versión del Bleed a una más pausada y emotiva. El riff filoso del original es reemplazado por un dulce arpegio, y Mick Jagger cambia la melodía por una que denota más culpa y arrepentimiento en un inicio; suena casi dulce, pero va subiendo la intensidad hasta terminar en una forma más sobrecogedora que en estudio. Taylor lleva esta vez el guitar lead y demuestra porqué los Stones escogieron a un chiquillo desconocido como su guitarrista, dando ese transformación a un blues elegante a una rola que no tenía nada que ver, con arreglos refinados y muy dinámicos, sin perder una sola nota, y catapultando la rola a niveles celestiales. Bill cambia por completo el bajeo y luce con los arreglos, aunque sigue con poco volumen en la mezcla y sigue con ligeras distracciones. Pero me gusta que hayan dejado esos pequeños errores. Incluso se dan el lujo de acortar la versión, y el teclado, que juega un rol importante en estudio, no sé si no tiene volumen o se eliminó, pero con perdón de Ian, no se extraña. Una versión demoledora y totalmente cambiada, en la que como curiosidad, Jagger reduce la edad de la groupie de 15 a 13 años.

Luego está la preciosísima versión de “Love In Vain”, en una versión muy similar a la del Bleed, con Keith retomando el protagonismo con el dulce arpegio. Jagger canta con una gran emotividad, mejorando con cada nota. Me encanta cuando canta “When the Train come to the station” y Taylor hace ese arreglo semejando el pitido de un tren. Luego su guitarra va cobrando más relevancia hasta ese soberbio solo con slides, más emotivo incluso que su tocayo. Esa parte del solo en si vale oro. La versión de estudio es buena, pero la interacción de guitarras y la nueva dimensión que le da Mick joven es notable. Es una elegancia, soltura y facilidad de un bluesman que debe llevar más de 10 años dominando la guitarra. Eleva la canción a un nivel orgásmico, virtuoso, que no le pide nada a un Clapton. Se empieza a notar el toque y la influencia de este chico en la banda, por más que sus compañeros lo menospreciaran.

Enseguida viene “Midnight Rambler” con su riff machacón y la armónica de Mick. El viejo. Se apegan también a la original, pero es interesante ir siguiendo ambas guitarras, la más distorsionada de Keith y la más limpia de Mick (el joven). Al principio no difiere mucho de la versión del Bleed,pero luego empiezan los solos de armónicas, el cambio de rimo y, sobre todo, el solo a doble guitarra que es algo exquisito. No soy particularmente fan de la rola, pero aquí se crece y ese diálogo entre guitarras y armónicas es sublime. Así como creció de intensidad, baja y baja hasta el casi silencio que el público aprovecha para ovacionar. Escuchen las guitarras aquí, lamentándose y contestándose una a otra, hasta que Jagger retoma los versos “Well you heard about the Boston… It’s not one of those”. Charly y Bill se combinan para marcar el beat que se va haciendo más rápido hasta entrar en ritmo y de pronto ya estamos en otro orgasmo musical, que se extiende en toda la parte climática en que Jagger describe el ataque y la violación de una forma escalofriante, casi se puede ver haciendo ese grotesco baile que interpretaba en esta sección. Es una lástima que no haya video de estos conciertos. La canción sigue creciendo, se acelera, las guitarras siguen chisporroteando magia y destilando maestría, hasta el final en el que se escucha el rugido del público reconociéndoles la increíble versión. Esta es de las que se deben escuchar con los ojos cerrados y a todo volumen. Por mucho, mejor que la original, y creo que la mejor de este disco.

Después llega “Symphaty For The Devil”, que también es una gran versión, pero me ocurre algo parecido que con “Jumpin’ Jack Flash”. Aquí, a pesar de que Watts se desbarata para hacer ese intrincado ritmo, suena más bluesera y refinada. No están las congas y maracas que le dan ese aire vudú amenazante, y tampoco me parece que Mick cante con la misma intensidad. Y los “Whoo Hooo’s”, la canción no es la misma sin ellos. El requinto que inicia al minuto 3 casi está a cargo de Richards y hace que uno se olvide de todo esto. Yo soy el primero en subestimar a Mick Taylor, pero hace que me pregunte qué hubiera sido de los Stones sin este chaval en ese momento crítico. Se hubieran anquilosado como lo hicieron en la era Wood? Realmente mucho del mérito de los Stones de la primer mitad de los 70’s recae en las habilidosas manos de Mick Taylor, que se discute con otro solo de blues puro al 4:30, que deja el requinto original de Richards (uno de sus mejores), como un intento infantil. Otra tremendísima versión, pero que no estoy seguro que supere la versión del Beggar’s.

“Live With Me” suena más rápida, más compleja y amenazante. El bajeo es enorme, ligeramente cambiado, o es acaso que luce más elástico y profundo con ésta mayor velocidad? Keith se agrega en las armonías vocales (aunque posiblemente sea de los overdubs que agregó después). En la mezcla, se escucha Keith a la derecha y Taylor a la izquierda. RIchards es quien hace la mayor parte del requinto, y Mick simplemnete agrega algunos licks y remates muy blkueseros. Pero no sé. No es mala versión, alcanza mucha energía, pero no me encanta. Al menos no hay metales aquí.

“Little Queenie” es otro tema de Berry, que aprovecharon para hacer un jam más lento y bluesero. No aparece en los disco previos de los Stones, si mal no recuerdo, pero debió ser parte de su material en vivo a mitad de la década. Ian Stewart vuelve a sonar con su boogie. Las guitarras toman la melodía de pretexto para hacer un formidable diálogo, sobre todo al 2:15, cuando repiten el riff de entrada y se siguen con un solo que mezcla blues y Rock & Roll de la vieja escuela. Un buen tributo al ídolo de Keith.

Luego tenemos ese gigantesco riff inicial de “Honky Tonk Women”, en la versión del single, que gana con la incorporación y arreglos de… si del joven. La versión es ligeramente más lenta y Charlie omite el peculiar cencerro, pero con todo, es más potente, y el blues puro de Taylor aporta enormidades, combinando de manera casi milagrosa con el aire country de la rola. Esta es una muestra clara de lo que hace Mick. De alguna forma se las arregla para dar mayor fluidez, ninguna de sus notas parece forzada, todo lo hace con una naturalidad que da la impresión de que la original es tal cual, pero en realidad va impulsando las rolas con cada nota. En el solo intercalan lugares, pero de alguna forma, elegancia es la palabra que distingue a Taylor, y lucen más sus arreglos que el solo de Keith. Esta será una constante en los próximos discos, y Richards (y más tarde Mick) comenzarán a sentir celos del rol cada vez más preponderante de ese chico que vino a darle una pizca más artística al grupo.

Cerramos con “Street Fighting Man”, en una versión mucho más roquera, sin esos guitarrazos acústicos que hacen mágica la versión del Beggar’s. Ésta es mucho más potente, con las dos guitarras intercalándose y de nuevo el joven Mick opacando a todos con su excepcional desempeño. Bill también se luce con esa fenomenal escala de bajo, y Watts cambia el ritmo, más discreto en el disco, a uno más acorde a la energía desplegada por los demás. La rola gana en intensidad y con los solos afilados, pero pierde un poco de su esencia acústica y callejera que la hace tan especial. Tampoco es que sea mala, al final se escucha el rugido de la gente en oleadas (sabrá Dios que hacía Jagger en el escenario) hasta la ovación con que cierra la rola y el disco. Incluso la marco en rojo, peeeeeeeeeeeero, el riff original se pierde por completo aquí.

 

Estoy de acuerdo en que el chiste de los conciertos no es tocar nota por nota lo que hicieron en estudio y en ese aspecto no se les puede reprochar. Algunas versiones de este concierto superan las originales. Otras versiones de estudio son tan perfectas que resultan insuperables. Otro ejemplo de ello sería “Under My Thumb” que viene en la versión extendida de 3 CD’s lanzada en 2009, en la que Bill tiene que reemplazar a puro bajo las mágicas marimbas que hacía Jones. El disco original, el que pasó a la historia como uno de los mejores En Vivos jamás grabados, es este de 10 temas, cargados de energía y blues, basados en los 2 mejores discos de la banda, con un Taylor resplandeciendo y aun sin el freno de mano que siento que le impondrían los Glimmer Twins, y sobre todo, sin los pomposos metales que se incorporarían en la siguiente gira y discos.

Es el mejor álbum En Vivo de la historia? No lo sé. En lo personal prefiero el Leeds de los Who. Pero el Get Yer Ya Ya’s Out retrata a los Rolling Stones en quizá sus 3 mejores noches de sus 50 años de trayectoria, en el momento exacto, en esa precisa transición a otra banda muy distinta a la que fundara Brian Jones: La Banda Más Grande del Planeta! Un Must Have absoluto.

 

 

Por Corvan

30/Ene/2014

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