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JOHN MAYALL AND THE BLUESBREAKERS WITH ERIC CLAPTON (Eric Clapton, 1966)

Artista: Eric Clapton (C+)

Fecha de Grabación: Abril del ‘66

Fecha de Lanzamiento: 22 de Julio de 1966, UK

Discográfica: Decca/Deram

Productor: Mike Vernon

Calificación: 9

Era: Rock & Roll II, Early Sixties (1960-1966)

Subgénero: Blues Rock

Mejor Canción: All Your Love o Double Crossin' Time

Canciones: 1) All Your Love; 2) Hideaway; 3) Little Girl; 4) Another Man; 5) Double Crossin' Time; 6) What'd I Say; 7) Key To Love; 8) Parchman Farm; 9) Have You Heard; 10) Ramblin' On My Mind; 11) Steppin' Out; 12) It Ain't Right.

 

El John Mayall and the Bluesbreakers with Eric Clapton, es quizá junto con el Disraeli Gears el disco donde tenemos al Clapton más fresco, más explosivo, más innovador y en donde desata por completo todo su potencial. No es que menosprecie el Layla, pero ahí parte del crédito se lo lleva Duane, y en los otros discos de Cream es un trabajo más democrático. Aquí Eric está rodeado de una banda muy profesional, muy sólida, y con tanto amor al blues como el que le profesaba él mismo. John Mayall era una figura respetadísima en la escena del Blues Londinense, aunque en sus inicios estaba algo más orientado al Jazz, haciendo buenas composiciones y mejores covers, y tocando la guitarra rítmica, piano, hammond, armónica y cantando la mayoría de los temas. Hughie Flint es el que mantiene ese toque jazzie en el disco con sus beats rápidos y refinados, mientras John McVie es claro que tiene mucho mayor dominio del bajo que Paul Samwell-Smith. El grupo es bueno, pero es claro que, aunque no fuese su intención, el jovencísimo Eric Clapton es quien brilla con ganas y jala al resto de la banda hacia la dirección que él quiere. Por qué, si no, aparece su nombre en mayúsculas en la portada? No es por demeritar a Mayall, que con sus Bluesbreakers fue un mentor de un montón de músicos de tremenda calidad (el mismo Clapton y Jack Bruce, Peter Green y John McVie de Fleetwood Mac, Mick Taylor de los Stones, Aynsley Dunbar de los Mothers of Invention), pero la banda siempre se movió por terrenos mucho más underground que los grupos de la Invasión Británica, y su momento estelar sería precisamente ésta etapa con Clapton.

 

Pero regresemos un poco. Eran los inicios de 1965 y los Yardbirds comenzaban su despegue con su disco debut, pero Giorgio Gomelski y Keith Relf estaban encandilados con el estrellato de los Beatles y querían alcanzar el mismo éxito, por lo que comenzaron a aparecer cada vez más en televisión y a dar entrevistas, cosa que no le encantaba a Eric. El problema estalló con la selección del siguiente single. Clapton no tenía problema con entrar en las listas, siempre y cuando fuera con una canción de la que pudiera sentirse orgulloso, de forma que llegó con la propuesta de “Your One and Only Man” de Otis Redding para empezar a trabajar, pero Paul Samwell-Smith llegó el mismo día con una canción de Graham Gouldman llamada “For Your Love”, a todas luces, un futuro hit, pero de tintes pop. Clapton grabó de mala gana y con cierta apatía, y como premio de consolación, el lado B fue un tema instrumental suyo, “Got To Hurry”. La cuestión es que se sintió traicionado: “No veía cómo podíamos seguir siendo los mismos tras sacar un sencillo como ése”. No pasaría mucho tiempo antes que su desencanto se formalizara con su salida de la banda, justo cuando el single alcanzaba los primeros puestos. Los Yardbirds se recuperarían con Jeff Beck, pero el joven Eric anduvo perdido un tiempo, pensando que después de todo, el negocio de la música quizá no era lo suyo.

 

Regresó a Ripley con sus padres-abuelos, pero se recuperó pronto al darse cuenta que se había mantenido firme a sus principios. Un día visitó a  un viejo amigo, Ben Palmer, tecladista con quien había compartido escenario en los Roosters. Eric pensaba que podrían hacer un disco de Blues a piano y guitarra, ya que era un reconocido tecladista, pero Ben había abandonado la música desde hacía meses y no estaba interesado. La visita no fue en vano, ya que le ofreció hospedaje a Eric en su departamento y Clapton regresó a Londres. Por ese tiempo iban seguido al Marquee, donde John Mayall And The Bluesbreakers tocaban con frecuencia. Mayall los vio en uno de sus conciertos y se las arregló para conseguir el número de Ben para ofrecerle un puesto a Eric, ya que Roger Dean acababa de dejar la banda. Clapton estaba muy halagado con la propuesta, ya que Mayall era una figura mítica en la escena underground, con un disco en vivo bastante bueno. No le encantaba su manera de cantar (aunque si se fijan bien, Eric terminaría cantando con una entonación MUY parecida a la de Mayall), ni que saliera sin camisa al escenario, pero pensó que podría conducir al grupo de ese Jazz-Blues al Blues de Chicago que él pretendía, de forma que se unió a los Bluesbreakers en Abril de 1965.

Eric se mudó a la casa de John Mayall, donde vivía con su esposa y 2 hijos. Mayall era 12 años mayor y todos lo veían con bastante respeto. No bebía alcohol, era vegetariano, tenía una colección de discos impresionante y un conocimiento musical aún mayor. Era como un maestro, y los chicos veinteañeros constantemente lo retaban para ver hasta dónde llegaban sus límites. La formación la completaba Hughie Flint en la batería y John McVie al bajo. Mayall era además un obsesivo del trabajo. No dejaba que los chicos bebieran antes de tocar (lo cual causaba choces sobre todo con McVie), y pronto tuvieron tocadas cada día de la semana, con doble sesión los domingos, tocando en el club Flamingo como base, más enfocado al Jazz y Blues que al Rock, siendo a la vez mucho más exclusivo. El grupo rápidamente se acopló como una máquina perfecta. Pronto la banda comenzó a hacerse un nombre, sobre todo porque Eric Clapton tocaba ahí, y comenzaron las giras por toda Inglaterra en una furgoneta Ford Transiter. En una de esas giras, a Eric le tocó grabar un tema con Muddy Waters y Ottis Span, dos de sus ídolos. Eric lentamente fue guiando al grupo al terreno del Blues que dominaba, logrando los explosivos sonidos que siempre quiso con los Yardbirds, pero con tipos mucho más profesionales. No era que Eric anduviera brincando por todo el escenario, de hecho él se sentía cómodo en un segundo plano, dejando a Mayall el protagonismo, pero lo que hacía con su guitarra era pirotecnia pura, y eso se fue esparciendo de boca en boca. Por esas fechas fue que apareció el grafitti de “Clapton is God” en una pared de la estación del metro en Islington. Eric intentó no darle importancia, pero en el fondo era una gran satisfacción, porque los Yardbirds la estaban armando en grande con Jeff Beck, pero él estaba logrando reconocimiento por su cuenta, sin aparecer en T.V., y fiel a sus raíces. Por otro lado, un montón de gente estaba descubriendo el Blues negro gracias a él.

En el Verano del ’65, unos amigos armaron una banda de improviso e invitaron a Eric a unirse. Se llamaban The Glands, y se fueron de gira por Bélgica, Francia, hasta llegar a Yugoslavia y Grecia, en un destartalado coche, y básicamente por el placer de rodar y tocar donde pudieran. Apenas le mencionó a Mayall que se iría por un tiempo y lo reemplazó Peter Green en la guitarra de los Bluesbreakers. En Grecia, Eric acabaría tocando con una banda local llamada The Juniors, con la que alternaban tandas de una hora, ya que el guitarrista del grupo había muerto en un accidente de auto. De manera que Eric tocaba su tanda con The Glands, luego con los Juniors, y así se aventaba hasta 6 horas seguidas. Resultó que los Juniors comenzaron a despegar con la guitarra de Clapton y pronto tuvieron más audiencia. La cuestión es que tenían un sonido algo más pop y pronto todo comenzó a parecerle un Deja Vu, por lo que The Glands escaparon de Grecia y regresaron a casa en Octubre del ’65.

A Peter Green no le hizo gracia que regresara Clapton y que Mayall lo recibiera como si nada. No era sorpresivo. Tampoco que aprovechara para correr a McVie por sus problemas con el alcohol. Lo remplazaría un tal Jack Bruce, que se había hecho famoso como bajista de la Graham Bond Organization. “Era el bajista más contundente con el que jamás hubiese tocado. Afrontaba cada actuación como si el bajo fuera el instrumento solista, aunque sin llegar al punto de interponerse, y su comprensión del tempo era fantástica”. La admiración fue mutua, pero Bruce duró solo unas pocas semanas antes de aceptar una invitación para unirse a Manfred Mann. John McVie regresaría a las 4 cuerdas, pero condicionado a un buen comportamiento. Clapton diría más tarde que de no haber salido Jack, posiblemente hubiera durado varios años con Mayall.

A inicios del ’66, el siguiente paso lógico era grabar un nuevo disco. Como la guitarra de Clapton era particularmente incendiaria en escena, y ya tenían discos debuts en vivo (con los Bluesbreakers y con los Yardbirds), intentaron grabar varios de los conciertos, pero el audio era pésimo y se descartó la idea. Finalmente entraron al estudio de Decca en Abril, y en apenas 3 días grabaron básicamente lo mejor del material que traían en vivo. Eric insistió en que pusieran un micrófono exactamente donde quería, para lograr que la guitarra sonara igual que en el escenario, logrando su sonido distintivo durante los 60’s. Esto lo logró con su Les Paul, usando la pastilla del lado del puente (la de los agudos), con los bajos al máximo para que el sonido fuera denso y estuviera al borde de la distorsión, y con los amplis al máximo.

El día de la foto para la portada, Eric estaba molesto y dispuesto a colaborar lo menos posible, por lo que se llevó un ejemplar de Beano, un comic para niños, y se puso a leerlo mientras el fotógrafo trabajaba. Es por ello que el disco es también conocido como The Beano Album.

El disco son principalmente covers de Blues, además de algunos temas compuestos por Mayall, uno de ellos coacreditado a Clapton. Eric se confirma como un maldito Dios de la guitarra, brillando de inicio a fin, pero más con una actitud de líder apasionado que de “eh! Mírenme todos, soy LA Ostia!”. La voz de Mayall, aunque no es divina, suena muy bien para el Blues, y se hace evidente aquí de dónde sacaría Clapton su propio estilo vocal. Mayall además hace un gran despliegue con la armónica y con el teclado. La batería luce elegante, con matices de jazz, llena de fills, dando potencia cuando es necesario. El bajo es sólido y crea una gran sección rítmica, luciendo por momentos y siendo más discreto en otros. Esto es lo que hace un gran disco. Hay un gran balance en todo. A pesar de que Clapton es la estrella, también hay momentos en los que se oculta un poco en las sombras, como en “Parchman Farm”, y nadie está tratando de sobresalir por encima de los demás. Cada uno tiene sus momentos de lucimiento, como el solo de batería de “What I’d Say”, pero básicamente los 4 se complementan y muestran una gran pasión por la música.

El disco, aunque es considerado una joya del Blues y sentaría las bases para la explosión de guitarra que estaba por venir,  tiene pequeños detalles, como en “Another Man”, muy básica y genérica, y “Have You Heard”, que llega a los 6 minutos y se vuelve algo repetitiva, con el sax intentando llamar la atención a toda costa.

El álbum arranca con “All your Love”, original de Otis Rush. Desde el primer segundo se nota que Clapton ha aprendido bastante  desde su salida de los Yardbirds, depurando su técnica, y consiguiendo ese sonido incisivo tan característico de él en la segunda mitad de los sesentas. Su guitarra y la de Mayall se combinan a la perfección, una llevando el riff, otra requinteando desde el inicio, entablando un espectacular diálogo con la voz. Al 1:20 Calpton lanza el primer solo, dejando lagrimear notas de fuego, con el hammond de fondo, para acelerar al 1:50, y posteriormente regresar a los versos con ese ritmo rápido. El tema en general se mantiene fiel al original, pero la guitarra de Eric tiene un tono mucho más agresivo, que le da un tono más oscuro  amenazante. Al minuto 3 regresan al ritmo lento para una coda liderada por Clapton. Una enorme versión que abre de forma espectacular el disco.

“Hideaway”, el primer instrumental, original de Freddie King y Sonny Thompson, reafirma y da nota que Eric había evolucionado bastante en los últimos meses, mostrando este disco como lo que es: una etapa transicional entre los Yardbirds y Cream. Mayall hace un estupendo performance de Hammond al fondo, mientras Clapton se destrampa con solos inspirados, basados ciertamente en la original, pero con mucho más punch y feeling. Va intercalando riffs, cambios de ritmo y requintos brutales que muestran su endiablada técnica. El del 2:05 es particularmente bueno, improvisando y jalando 2 o 3 cuerdas sobre la sólida sección rítmica. McVie suena con poco volumen para dar mayor protagonismo a la guitarra, pero lo que hace al fondo con el bajo es también espectacular!

Tenemos enseguida “Little Girl”, el primer tema original del disco, escrito por Mayall. Note que aunque es base Blues, el ritmo es rápido y hasta bailable. Supongo que John sabía que se había conseguido una mina de oro con Eric, y que debía aprovechar para llegar a un público más amplio, No es un tema pop, propiamente, pero es sin duda un R&B con tintes pop que limita con los estándares aceptables de Clapton. Los riffs solos y licks con que luce suenan brillantes y dan vestimenta a una melodía que podría sonar algo sosa sin la espectacular guitarra. Flint suena desaforado al fondo, con un ritmo brutal y una magistral labor de platillos. Sigan el solo del 1:20, donde Clapton y McVie inician juntos para después despegarse en dos espectaculares solos, aunque obviamente Eric opaca lo que se cruce a su paso. Insisto, parece un Blues genérico, pero cuando Clapton brilla, es capaz de patearle el trasero no solo a Beck, sino a todos los Yardbirds juntos. La cuestión, es que… bueno, no en todo el disco le permiten hacerlo a este nivel.

El ejemplo viene con “Another Man” otro tema original de Mayall, que se va a los mismos orígenes del Blues a finales del siglo XIX, con apenas armónica, una melodía de Blues gospeliano, y palmas llevando el ritmo, por lo que Clapton no está presente (a menos que haya estado aplaudiendo). Sin ser un mal tema, ya que muestra gran dominio de la armónica, es un temita bastante genérico, que se apaga antes de los 2 minutos. Sin embargo noten como da respiro al disco y de alguna manera no se siente pesada.

Afortunadamente sigue “Double Crossing Time”, coescrita entre John y Eric. Es un Blues lento, cadente e incendiario, donde Eric se luce con los mejores solos del disco. Mayall hace un piano arrabalero, que combina a la perfección con la voz cargada de eco y la ambientación arrabalera. Los micrófonos en gran medida ayudaron a que el disco de esa sensación de “falso en vivo”. La sección rítmica es más discreta en este tema, dejando que las guitarras brillen. Clapton, insisto, hace su mejor despliegue, haciendo un solo brutal a partir del 1:10 en el que solo cabe cerrar los ojos y dejarse llevar. Es posible que sólo tuviera 21 años al grabar este tema??? John regresa con los versos, y se hace más evidente que Eric, consciente o inconscientemente lo tomaría como figura a seguir en el aspecto vocal. El tema termina poco después del minuto 3, con un remate muy bluesero. Por cierto, aunque la letra pareciera hablar sobre la infidelidad de pareja, la canción estaba dedicada a Jack Bruce, que dejó a los Bluebreakers para irse con Manfred Mann. Lo irónico es que Clapton estaba ensayando con Bruce y Ginger Baker antes de que el disco fuera lanzado…

Continuamos con “What I’d Say”, de Ray Charles. Si bien el Hammond de John sigue el patrón de la original, tenemos un problema… y es que Mayall no puede cantar ni por asomo como el buen Ray, ni tocar el piano con tanto talento. Clapton intenta cubrir ese hueco, pero esta versión siempre me ha sonado como si le faltara algo. Y es que Clapton luce por muy corto tiempo y no es suficiente para llenar los zapatos de Charles. Al 1:30 tenemos un solo de batería de Flint, bastante sólido, pero que varía muy poco en los compases que dura, metiendo variantes apenas en los primeros compases. En lo particular a mí me gusta y me parece bastante innovador para la época, pero entiendo a los que les parece excesivo al extenderse 2 minutos, justo antes de que Eric regrese con el riff de “Day Tripper”, debidamente acreditado en el disco.

“Key To Love” es otro de los temas relativamente comerciales, escritos por Mayall, que hasta se podrían bailar por esa bandada de fans adolescentes de Eric. Por cierto, éste va agregando licks de guitarra distorsionada al fondo, pero la sección de metales es la protagónica. Aunque el riff de trompetas y sax es bueno, a la larga se vuelve algo repetitivo, e incluso aplasta el buen solo de Eric que inicia al minuto 1 y se extiende unos 30 segundos.

Luego llega “Parchman Farm”, un cover de Mose Allison. Aunque es un buen tema de Blues, aquí es la armónica la que tiene los reflectores, y no sé si Clapton aprovechó para ir por un cigarro o unas cervezas, pero no se escucha ni en guitarra de soporte. Insisto, la armónica es genial, y la sección rítmica es tremenda, con una gran velocidad, pero se nota la ausencia de alguna guitarra, y es bastante olvidable.

Sigue “Have You Heard”, otro original. Es un Blues lento que inicia promisoriamente con unos licks espectaculares de Eric, mientras Mayall va lanzando esas líneas incendiarias. El sax incluso hace muy buenas líneas y solos al principio. El problema viene al 2:30, cuando el sax se agandalla por completo con ese riff circular, que empieza a volverse muy repetitivo, y a opacar las guitarras y la misma voz. Conforme transcurren los minutos, se vuelve una losa muy pesada, que se extiende casi hasta los 6, y aplastando el gran solo de guitarra al 3:25 que se extiende hasta el 4:40. El tema no es malo, pero los metales y la duración lo arruinan. Al menos pudieron haber prescindido de ellos durante el requinto.

“Ramblin´ on my Mind” es el único tema cantado por Clapton (y el primero en el que lleva el lead vocal jamás grabado), un tema acreditado a Robert Johnson. No lo hace mal, y aquí es donde se nota poca diferencia sobre el estilo vocal de su mentor. Mayall, por cierto, lo alentaba a cantar más temas, sabiendo que era la verdadera estrella de los Bluesbreakers, pero Clapton se resistía porque pensaba que no tenía buena voz. Mayall hace un gran arreglo de teclado mientras Eric juguetea con la guitarra en tonos de Blues, y es hasta el 1:40 que deja de cantar y se concentra en un buen solo, sin mucha distorsión… y para ser honestos, sin mucha inspiración.

En “Steppin’ Out” muestra desde la primer nota lo que puede hacer cuando se concentra en la guitarra. Es un tema instrumental original de L.C. Frazier, donde revienta la guitarra espectacularmente, llevando el lead durante grandes lapsos, combinándose con los metales, para luego alternarse con el Hammond de Mayall. Noten también la batería de Flint que luce implacable, y que lleva con precisión milimétrica los cambios de ritmo.

El disco cierra con “It Ain’t Right”, un R&B rápido de Little Walter, con la armónica dominando al principio, y un riff de guitarra acelerado y de aires country. La canción resulta algo genérica, mayormente porque Eric se dedica a hacer ese riff desaforado y no hay momentos de lucimiento verdadero para él, sino que casi todo lo hace John. Y Hughie… la batería es simplemente espectacular de inicio a fin!

En fin, un disco que se merecería ese inmortal epíteto de “Clapton Is God”. Aquí, es él quien lleva las riendas, quien brilla, y quien marca pauta… No al resto de los Bluesbreakers, sino al resto de su generación. Curiosamente el Roger The Engineer de los Yardbirds sería lanzado la misma semana, marcando más la rivalidad entre Beck y Clapton, siendo ambos discos revolucionarios, pero con lapsos en los que ambos guitarristas quedan un poco a la sombra y desaprovechados. El Bluesbreakers & Eric Clapton, como sea es un disco donde ya desparrama su virtuosismo, siendo a la vez un disco accesible para los adolescentes que gustaban de bailar, como para los puristas del Blues, logrando un buen balance y diversidad. La mayoría de los temas mayores están en el lado A, pero en sí el disco se va como agua, no aburre gracias a su dinámica. Después de todo, Clapton brilla, pero se nota a leguas el amor por el Blues de los 4 integrantes!

Como epílogo, el álbum no estaba aún lanzado cuando Ginger Baker buscó a Eric para planetarle formar una banda con formato de trío. Eric de hecho ya traía la idea en mente desde que fuera a un concierto de Freddie King a inicios de año. Eric aceptó con la condición de que el bajista fuera Jack Bruce, ya que además de todas la cualidades ya mencionadas, podía cantar, dejándole a Eric más libertad en la guitarra. Jack y Ginger no habían terminado en buenos términos en la Graham Bond Organization, y la leyenda dice que la última vez que tocaron juntos se habían amenazado con cuchillos. Tras semanas de insistirle, y al ver que Clapton no cambiaría de opinión, Baker accedió, y empezaron a ensayar de manera secreta. Para el otoño del ’66, con el disco de los Bluesbreakers alcanzando su mejor nivel en las listas, a Ginger se fue de boca en una entrevista con Melody Maker e hizo público lo del supergrupo. Los tres tenían por el momento compromisos con otras bandas, lo cual les generó problemas. Clapton tuvo que explicarse con John Mayall, pero finalmente fue despedido del grupo, lo cual precipitó la formalización de Cream… El resto, bueno, ya lo saben!

 

Por Corvan

15-sep-17

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