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THE ANIMALS ON TOUR (The Animals, 1965)

Artista: The Animals (D+)

Fecha de Grabación: Nov – Dic ‘64

Fecha de Lanzamiento: Febrero de 1965, UK

Discográfica: MGM

Productor: Mickie Most

Calificación: 9

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: Rock & Roll II, Early Sixties (1962-1966)

Subgénero: La Invasión Inglesa

 

Mejor Canción: I Believe To My Soul

Canciones: 1) Boom Boom; 2) How You've Changed; 3) Mess Around; 4) Bright Lights Big City; 5) I Believe To My Soul; 6) Worried Life Blues; 7) Let The Good Times Roll; 8) I Ain't Got You; 9) Hallelujah I Love Her So; 10) I'm Crying; 11) Dimples; 12) She Said Yeah.

 

Antes de iniciar debo confesarles algo: Ignoraba de la existencia de este disco. Por completo. Lo juro, lo conseguí para reseñarlo porque estaba preparando la reseña del segundo disco de The Animals, que según yo era el Animal Tracks, cuando me di cuenta que estaba este pequeño bastardo antes. No sólo eso, sino que vi que en general, tenía mejores puntajes que el Tracks, aunque muchas menos reseñas. Así que me lo conseguí y me propuse darle algunas buenas escuchadas antes de poder reseñarlo para poder seguir con la discografía de Eric Burdon y Compañía en estricto orden. Cuando lo escuché, sin fijarme mucho en el título de las canciones, me di cuenta que en realidad SÍ lo había escuchado, pero de diferente forma. Temas del debut, y temas del Animal Tracks, más algunos sencillos. Lo que escuché no me era desconocido: No me había perdido por años de algún clásico inolvidable de esta banda. Fue un alivio, pero a la vez, me di cuenta de porqué en general este segundo álbum tiene mejores opiniones. Al ser más corto excluye algo de la paja del extenso Animal Tracks, y aunque en realidad es un conglomerado de sencillos para el público estadounidense – tal cual, un bastardo americano del tracks, con el cual comparte 8 temas. Esto hace, igual que los primeros discos de los Beatles y de los Stones, y casi de todas las bandas de la Invasión Inglesa, que su discografía inicial sea un reverendo desmadre, con un montón de temas duplicados en las distintas versiones de cada lado del Atlántico.

Seguiré siendo honesto, me pasó por la mente saltármelo y volver a mi plan original de reseñar el Tracks, siguiendo la promesa que había hecho en la reseña del debut. Después de todo, en el Tracks vienen 8 de estas canciones, y técnicamente es el disco “oficial”, al ser británico, aunque lanzado 3 meses después. Pero qué diablos, cuando escribí que no reseñaría discos bastardos no sabía que este disco existía. Bueno, la cuestión es que no sé qué tiene el The Animals On Tour que me gustó bastante más. Quizá que tiene una tercera parte menos de temas y duración. O que no trae pequeños traspiés como “Club A Go-Go”, “Roberta” o “Roadrunner”, que hacen más superficial a su hermano británico. O simplemente el acomodo de las canciones. Y es que los 12 temas del On Tour parecieran mostrar lo mejor del quinteto, que nos son los grandes virtuosos (salvo Burdon, ehrr… y Price), pero que muestran un gran conocimiento y amor por el Rythm & blues, se divierten tocando las canciones del disco, y además se parten el alma haciéndolo. De alguna forma, sé que son los primeros singles que pudieron meter en un acetato para lanzarlo lo más pronto posible en USA, aprovechando la inercia que aún tenían con “The House of The Rising Sun”. Probablemente esto no fue decisión de ellos, sino de MGM, pero el caso es que da la impresión de ser un disco muy cohesionado, con cada tema en su lugar, con tintes oscuros, matices de Jazz, mucha carga de Blues, y una actitud demoledora de cada integrante.

 

El título es tramposo, por supuesto. No hay nada que ni remotamente suene a la banda en vivo. Los 12 temas son cuidadosamente grabados en estudio, en varios, de hecho. Y quizá el título haga más bien referencia a que varios fueron grabados en USA, a fines del ’64, mientras estaban en su primera gira, tras su primer aparición en el Ed Sullivan Show, que los puso apenas un peldaño debajo de los Beatles por un momento. En esta gira, por cierto, Alan Price se dio cuenta del profundo terror que tenía a treparse a un avión, lo cual lo llevaría a desertar de la banda en cuanto el Animal Tracks vio la luz, temiendo una segunda gira y optando por una vida más pedestre. Además, siguiendo los pasos de nuestros liverpoolianos favoritos, habían tenido una participación en la película Get Yourself a College Girl, en la que tocaron “Around and Around”, y en la que compartieron cartel con los Dave Clark Five.

 

Con todo, no necesitaban de esos trucos publicitarios para demostrar que estaban entre la élite del R&B de su época. Sólo hay un original, “Crying’”, pero los covers son interpretados con gran respeto a sus mentores, agregando su propio toque. Hilton Valentine es el punto débil del grupo, ya que es un guitarrista bueno a secas. Aquí destaca que sólo hay un cover de Chuck Berry, lo cual beneficia su labor en la guitarra, ya que definitivamente está a años luz de un Richards o un Harrison. En cambio, alcanza a lucir con los arreglos y arañitas jazzies de los temas más lentos. Para compensar, los Animals tienen en sus filas al mejor cantante y al mejor tecladista del momento, que destilan blues y talento en cada nota. Ambos brillan con ganas en este disco.

El álbum es pues de gran nivel, el mejor con la encarnación original de la banda, con temas densos dominando, creando un aura desoladora, que si bien no carece de temas movidos, da la impresión de ser más ehm… profundo? Bueno, lo que podía considerarse para una banda de rock en 1965.

 

El disco arranca con “Boom Boom”, del maestrazo John Lee Hooker, tema que ya había aparecido en el debut. La banda despliega toda su potencia. Al menos de los 3 miembros principales, aunque Hilton suena cumplidor al llevar el riff al pie de la letra, mientras que Steel lleva muy bien los parones y arrancones del principio. Pero lo importante son los gigantescos arreglos de teclados; chequen ese solo al 1:50 y el gran manejo de tiempos y cambio de ritmo de Price. Chas Chandler se despega de las líneas y hace un complejo arreglo, recorriendo todo el brazo y dándole esa elasticidad jazzy que tanto me gusta. Burdon se vuelve loco, contagiándonos inevitablemente con la gran energía, sobre todo en esa coda en la que el grupo le contesta “Shake it baby!!!” mientras él se desgañita. Luce más como abridora de disco y no me molesta que la hayan repetido. No estaré marcando en rojo las que ya aparecieron en el debut, pero ésta es de gran nivel

 

Luego tenemos “How You've Changed”, de Chuck Berry, que abre esa trilogía devastadora. Esta es una de las baladas de Berry, donde evidentemente invierten los papeles y en el que el teclado lleva un papel dominante sobre la guitarra, aunque tampoco es uno de los incendiarios rockers del viejo Chuck. Price hace con el teclado el tintineo que hace Chuck en la original, mientras la guitarra se contenta con hacer la base bluesera de doble tono. John Steel hace un ritmo adormilado, con elegantes platillos jazzies, mientras que a Eric le sienta el tono grave de la canción incluso mejor que a Berry. Y mientras con él, la canción suena como un Rock & Roll lento, Los Animas se las arreglan para darle una atmósfera totalmente bluesera. Chas hace un gran papel, e insisto en que ecualiza su bajo en un tono muy seco o de plano está usando un contrabajo. Al 1:40, Price se discute con un gran solo de piano, a gran velocidad, y con ese fantástico aire de arrabal y tugurio

 

Luego viene esa total fiesta que es “Mess Around”, para que no digan que todo el disco es lento y pesimista. La canción es original de Ray Charles… bueno, no. En realidad la escribió el mismísimo Ahmet Ertegun, quien fundara la mítica Atlantic Records. Pero fue Ray quien la hizo famosa. El caso es que es una buena versión, respetando la estructura, sobre todo el increíble boogie del principio. Steel toca la batería con más elegancia que la versión de Charles, enfatizando los platillos en lugar de los tums. El piano sobresale más en la mezcla y Alan va a toda velocidad. El solo de piano es muy distinto, y francamente no sé cuál me gusta más, aunque el plus aquí es que es un poco más largo al no haber metales. 

 

Con “Bright Lights Big City”, de Jimmy Reed, retomamos los tonos menores. Price cambia el piano por un órgano de matices prepsicodélicos, haciendo ese genial vaivén entre dos tonos, con el que redimensionan por completo la versión mucho más básica de Reed. Eric canta con una furia inusitada, dando ese perfecto matiz negro, que quizá sólo Van Morrison y Joe Cocker pueden igualar. Al minuto bajan el tiempo para un solo arpegiado de guitarra, que no es espectacular, pero resulta efectivo, para después reventar la rola con el ahora sí incendiario solo de órgano. Hacia el final, mientras Burdon empieza a recitar, guitarra y teclado se separan en líneas diferentes para preparar un último y explosivo estribillo. A pesar de la energía, notan como predominan los tonos menores y se siente como una canción oscura?

 

Pero si hablamos de densidad “I Believe To My Soul” se lleva las palmas, en lo que creo que es la mejor canción del disco, y segunda parte de la “trilogía devastadora”, que habla sobre infidelidad. Es otro tema de Ray Charles, pero Los Animals le dan de nuevo un trato mas Bluesero que la versión Soul del maestro. Una intro delicada, en la escala más aguda del piano, para luego irse al otro extremo, en tonos más graves, que preparan la dramática entrada de Burdon. Ésta debe ser de sus mejores interpretaciones vocales, con versos adoloridos, que bajan a un susurro, para después tomar aire para lanzar ese espectacular rugido del título, quizá más alto que los tonos que alcanza en “The House of the Rising Sun”. El resto de la banda colabora para hacer esa atmósfera demoledora, pero sin demeritarlos, Eric es quien arma la canción a base de pulmón y feeling. Price de nuevo luce a media canción con un gran solo, que por momentos hace sin más acompañamiento, para después irse a toda máquina con el tintineo a dos tonos. Es verdad que Steel parece no salir del mismo beat con los platillos, pero la verdad es que le sienta muy bien a este tipo de canciones, y les da un toque de sofisticación. Un tremendo tema, de mis favoritos de la banda.

 

“Worried Life Blues” completa la desoladora trilogía. Grabada por Big Mace en 1941 y teniendo infinidad de versiones, los Animals le dan ese filo amenazante, con un órgano brillante, y quizá la mejor labor de guitarra de Hilton en el disco, haciendo arañitas jazzies, y unos armónicos que me encantan. Al minuto 2 hace un gran solo, no al nivel de Clapton, pero tiene un gran feeling y esta vez si logra captar el aura bluesera que requiere el tema. Burdon sigue sin creer en nadie, sonando realmente al borde del suicidio y no como un canto de borracho como la original. Hacia el final sube una octava para un cierre que, si no te hace un nudo en la garganta, es porque no tienes alma. La canción se extiende más de los 4 minutos, siendo la más larga del disco. La cara A del LP es simplemente monumental.

 

En contraste “Let The Good Times Roll” no llega a los dos minutos, y además es la canción más alegre y boba del álbum. Pero sirve para nivelar el estado de ánimo, que ya se estaba poniendo demasiado sombrío. El tema lo grabaron por primera vez en 1956 Shirley and Lee. Aquí no hay metales, la batería le mete mucha mayor actitud, pero eso no quita que sea el eslabón más débil del disco. Con todo, es entretenida, y es demasiado corta como para enfadar.

 

Con “I Ain't Got You” recobran la seriedad y el Rythm & Blues, que les sienta mejor. El tema es de Calvin Carter, y ya lo habían versionado los Yardbirds, en una versión más pop, pero con una gran guitarra de Clapton. Aquí Valentine hace lo que puede y suena bien… hasta que llega el solo, donde queda como un amateur respecto a Slowhand. Después viene un segundo solo, ésta vez de Price, que luce y brilla, reemplazando la armónica de los Yardbirds. Me hubiera gustado poner a Alan Price y a Rod Argent de los Zombies en un mano a mano en esa época. Ya ni es necesario notar el nivel de Burdon, que aquí no suena tan solemne, suena fluido con el fraseo y maneja muy bien la intensidad de la voz, dejando a Keith Relf sin saber qué camión lo atropelló.

 

Seguimos con “Hallelujah I Love Her So”, tercer tema de Ray Charles (si contamos “Mess Around”).  Un tema alegre, con un gran tiempo, parones y arrancones, y otra gran labor de batería. Eric suena más teatral, divirtiéndose, interpretando la canción, pero sin descuidar el gran aspecto vocal. El teclado de Price le da brillo y un toque más juvenil, pero me hubiera gustado más con piano para compararlo con el de Ray. Los Beatles la tenían como pieza clave de su repertorio en sus días de Hamburgo y La Caverna, pero la versión del Anthology I y del Star Club tienen muy mala calidad para hacer alguna comparación.

 

El único tema original es “I'm Crying” un rabioso y oscuro R&B, acreditado a Burdon y Price. La canción una base de tres tonos en rápida escala, unos inusuales coros a la Yardbirds, y un desaforado beat de batería a toda marcha. La letra sigue el estilo clásico de las letras del Blues, desde el punto de vista del hombre abandonado a punto de quebrarse. Burdon de nuevo se lleva los reflectores, con ese fraseo negro y los espectaculares gritos que se lanza hacia el final. Este tema sería lanzado como sencillo en Octubre del ’64, tras el trancazo de “The House of the Rising Sun”, y aunque no llegó a la cima, llegó al Top 20 de USA y UK. Sin ser deslumbrante, es un gran paso para la banda, y no desentona en nivel con el resto del disco, al contrario, creo que es el punto fuerte de la Cara B.

 

“Dimples”, de John Lee Hooker, va más al estilo del R&B, con la guitarra llevando el chisporroteante riff principal, y Price esta vez hace un discreto pianito boogie. Chequen la escala blues-jazz de Chandler. Lo malo es que el bajo siempre trae poco volumen, pero entenderán porqué digo que Chas era un genio. Bueno el mérito aquí es totalmente de Burdon. Por primera vez explota todo su potencial al estallar hacia el final de la rola y sostenerla a base del tremendo par de pulmones que tiene. Hacia el 1:20 viene un solo de Hilton Valentine, que no es malo, pero realmente es muy frío, muy genérico, sin salirse del patrón de los solos de los 50’s. Luego entra Burdon nuevamente, con ese salvaje grito lleno de carisma y la rola cierra con todo.

 

El disco cierra con “She Said Yeah”, de Larry Williams que es otro despliegue de energía, con los tremendo parones y arrancones, cambios de ritmo, y Hilton cumpliendo al llevar el riff principal de forma exacta. Sí, en guitarra no supera a Keith Richards, pero chequen el elegante solo de Price al :50, a toda velocidad y sin reducir la energía. Tiene algo jazzy, una técnica increíble y a toda velocidad. Y Eric, nuevamente se hecha a hombros la canción “That’s what I Said Babe!!!”. Por esas fechas sin duda le pateaba el trasero a cualquier otro vocalista de la Invasión, que me perdone Jagger. Estos dos últimos temas ya habían aparecido en el debut, pero de alguna manera encajan mejor en el mood de este disco, en especial “She Said Yeah”, que queda perfecta como cierre. Para la anécdota, es otro tema de los días alemanes de los Beatles, (le encantaba a Paul) y estuvieron a punto de grabarla, pero se les adelantaron los Animals y después los Stones.

 

En fin, el disco, pieza por pieza, no parece espectacular, pero escuchado en conjunto, sorpresivamente suena muy cohesivo y las canciones se crecen. Los Animals aún estaban en su etapa inicial, dependiendo demasiado de covers y más enfocados a un R&B, pero aquí muestran un gran dominio del género, haciendo versiones espectaculares. Además, el noto más oscuro y lento de la cara A lo hace muy diferente al resto de los discos de la época, mostrando o un gran respeto por su público, o lo contrario, haciendo lo que realmente les gustaba sin importarles un bledo qué pensaran. Uno hubiera pensado que este material funcionaría más en su natal Reino Unido, y que el Tracks, cargado con más rockanrolitos superficiales, podría ser dirigido a los estadounidenses. Estoy casi seguro de que no fue de ellos la decisión de lanzar este disco bastardo en América, pero en cualquier caso, el tracklist fue una decisión acertada, y el álbum tendría muy buenas ventas, consolidándolos en la puta de la Invasión Inglesa. 3 meses después vendría el hermano británico, Animal Tracks, que sí pienso reseñar, y posteriormente vendría la salida de Alan Price, con lo que forzosamente tendrían que cambiar la fórmula, pero esa ya es otra historia. Dista de ser un disco icónico, y no sé si sea un Must Have, pero definitivamente es muy recomendable.

 

Por Corvan

23-mar-2018

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