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FIRST IMPRESSIONS OF EARTH (The Strokes, 2006)

Artista: The Strokes (D)

Fecha de Grabación: Ene – May ‘05

Fecha de Lanzamiento: 03 de Enero del 2006

Discográfica: RCA

Productor: David Kahne & Gordon Raphael

Calificación: 9

Era: Indie (2001-???)

Subgénero: Indie Rock (2001-???) 

Mejor Canción: Heart in a Cage o Juicebox o Ize

Canciones: 1) You Only Live Once; 2) Juicebox; 3) Heart in a Cage; 4) Razorblade; 5) On The Other Side; 6) Vision of Division; 7) Ask Me Anything; 8) Electricityscape; 9) Killing Lies; 10) Fear of Sleep; 11) 15 Minutes; 12) Ize of the World; 13) Evening Sun; 14) Red Light.

 

Este es el típico caso del Síndrome del Tercer Disco. Pero inverso. Lo cual es más bien poco típico… Con el First Impressions of the Earth, los Strokes me recuerdan a los chicos bullys de la primaria y  secundaria, que son idiotas, inmaduros, y sólo están buscando la más mínima oportunidad para reventarte la nariz con el único fin de satisfacer su maltrecho ego. Esa etapa serían los dos primeros discos. No es que sean malos, tienen mucha energía, mucho Punch, consistentes, fieros y muy cool, ambos dos. Pero sin demasiada dirección, esa energía parece vista en retrospectiva un poco desperdiciada, y la actitud es básicamente esa, la de un bully a la que le vale madre todo con tal de satisfacer su ego. No voy a decir que el Is This It no fue un tanque de oxígeno al Rock, aunque me sigue pareciendo que llamarlo “El disco que salvó al Rock” es exagerado. El Room on Fire es casi una copia al carbón en cuanto a actitud, prácticamente un gemelo, aunque en lo particular, me parece ligeramente más pulido.

Con el First Impressions of Earth, el Bully creció, maduró un poco, le bajó a su desmadre. Sigue siendo un disco cool, con mucha actitud, pero las rolas están mucho más terminadas, y al menos el inicio del disco es tremendo, con una gran seguidilla de canciones en los que la banda trabaja en serio para evitar los errores cometidos en los discos previos, experimentando, mostrando cierta evolución.

Los Strokes se tomaron su tiempo para grabar el disco. Inicialmente iban a usar a su productor de cabecera, Gordon Raphael. Ya iniciadas las sesiones, Albert Hammond Jr. llevó a David Kahne, quien había trabajado con Paul McCartney, Sublime, Tony Bennet, y quien les podría dar un sonido más pulido (que era lo que Hammond Jr, buscaba, eliminar tanto ruido tanto de las guitarras como de la voz). La idea era que ambos fueran coproductores trabajando en conjunto, pero como era de esperarse, chocaron de un inicio, por lo que Gordon Raphael dio un paso al costado al poco tiempo, por lo que produce muy poco del disco. Y se nota! No es que los discos previos fueran malos, pero hubiera sido desastroso para el grupo lanzar otra copia al carbón de su debut. Así pues, la banda expandió un poco su sonido. No es un cambio radical, el sonido de los Strokes está básicamente ahí. Pero mientras qua otras bandas de esta generación del Indie Rock, el refinamiento y sofisticación en el tercer álbum les sentó pésimo, a Los Strokes no les fue tan mal y el nuevo sonido les funcionó.

Creo que hay mucha polémica al respecto. Para muchos fue un paso atrás y en las reseñas se lee que se les acabó la creatividad y que es el peorcito de entre los primeros 3 álbums. A mi me gusta el cambio. Pero por supuesto ese sonido no entra a la primera. Habrá a quienes les guste más la crudeza y el estilo desgarbado y más Garage del principio, pero a mi me parece que aquí, al menos en la primera mitad, explotan totalmente su potencial. La banda se nota clara, directa, y aunque no es un disco conceptual ni mucho menos, siento que hay cierta unidad en el disco que hace que funcione mejor de forma colectiva que individual. Es decir, ciertamente no hay ningún himnazo tipo “Last Nite”, “Reptilia”,  o “12:51”, pero al menos el espectacular inicio del álbum es mucho más consistente que cualquier seguidilla de los dos anteriores. Desgraciadamente no se mantienen en el mismo nivel, y al hacer un disco ligeramente largo (los dos previos tenían 11 rolas y aquí hay 14 y mucho más largas), pues al final el álbum se cae,  volviendo a los viejos excesos (de energía o de pereza, según se vea). De haberlo hecho algo más corto, o de haber mantenido el mismo nivel del principio, sin duda estaríamos hablando de uno de los mejores discos de la década en vez de estarnos peleando sobre si el Is This It salvó al Rock o no.

Por qué lo considero un avance? Bueno, al menos en la primera mitad se nota tanto una producción distinta como una mayor madurez de la banda. El primer cambio que salta al oído es que Julian Casablancas no grita (tanto) como si lo estuvieran exorcizando, o por el contrario, no canta con una hueva como si llevara 3 días de borrachera ininterrumpida y estuviera más dormido que despierto. Las letras mejoran un poco. En lugar de la eterna fiesta, y sin tampoco volverse filosóficos ni nada, comienzan a madurar. Líneas como "Don't Be a Coconut, God is trying to talk to you", con sarcasmo o no, son una evidente mejora, o "I hate them all, I hate myself for hating them, So I'll drink some more, I'll love them all, I'll drink some more, I'll hate them even more than I did before" son deliciosas en su cinismo y autoparodia. No es Bob Dylan, pero al menos esta vez se está esforzando por pensar un poco. Por otro lado, instrumentalmente crecen. La labor de guitarra de Albert Hammond Jr. y Nick Valensi es espectacular. No son virtuosos, pero aquí se combinan de mucho mejor manera, entretejiendo las intros, los licks los requintos, de forma que son 2 guitarras líderes prácticamente en todo el disco. El nivel de las guitarras y su distorsión están más cuidados, de forma que no resultan tan estridentes como en los discos previos, y se puede apreciar más la técnica y diferenciar cada guitarra. Particularmente la forma en que se entretejen y la explosión en los solos de “Vision of Division” son magníficos. Por otro lado, Nikolai Fraiture, quien pasó puntual pero sin brillo en los discos previos, aquí por momentos eclipsa a sus compañeros con tremendas líneas de bajo. Sobre todo en la primera mitad del disco. Sin ser un virtuoso, se destapa de forma creativa, y los productores atinan a darle mayor volumen y profundidad, de forma que esas grandes líneas de bajo como “Juicebox” u “On The Other Side” destacan sobremanera. Moretti es efectivo en la batería haciendo beats bailables sin demasiadas complicaciones. Es quien parece habérselo tomado con más calma en el disco, salvo en “Electricityscape” y “Juicebox”, donde luce bastante, pero en el resto pero resulta efectivo con beats bailables.

El disco arranca con “You Only Live Once”, un temazo que siempre me toma por sorpresa e independientemente de cuántas veces la haya oído, siempre me voy con la finta de que es “I Want To Break Free” de Queen. Siempre me quedo esperando el grito de Mercury, jeje… La intro es idéntica, con la guitarra punteada y sofocada, el beat a medio tiempo, hasta que la segunda lira hace el riff principal y rompe ese espejismo. De inicio se siente un cambio más experimental y maduro en el sonido. Es decir, en los discos previos la banda te tumbaba con su Garage-Rock desgarbado y sucio. Aquí de primera instancia hacemos una referencia Queenesca!!! Las guitarras se combinan de forma más limpia y técnica, el bajo tiene gran profundidad aunque sigue punteando, despegándose para remarcar las escalas ascendentes y descendentes. La melodía vocal es intoxicante, y aunque Casablancas grita en los coros y truena la métrica, los versos se sienten más ordenados, limpios.  Es como si hubieran bañado, peinado y perfumado a Los Strokes. Jajajajaja! Suenan más sofisticados, sin dejar de ser rockers, pero más modernos que en los discos anteriores. Por otro lado, las letras también evolucionan un poco. Julian sigue hablando de chicas, pero ahora parece una mera justificación para profundizar o ironizar sobre otras cuestiones: “29 different attributes, And only 7 that you like, uh oh, 20 ways to see the world, oh oh, Or 20 ways to start a fight” o el mayor síntoma de cierta madurez: “1000 ways to please your man oh oh, Not even one requires a plan. I know, Countless odd religions too, It doesn't matter which you choose, One stubborn way to turn your back”. No hay ninguna canción como esta en su discografía previa y hay que decirlo, suenan MUY bien! Aunque no es un rocker pateatraseros, me parece una gran elección para arrancar el disco y dar cuenta de que este no es in Is This It III.

Lo dejan aún más claro con “Juicebox”. Otra rolota donde Nikolai Fraiture hace un bajeo ponzoñoso, demoledor con una personalidad aplastante, y que termina llevándose la rola. Las guitarras terminan estando en segundo plano, agregando más potencia, con buenos licks y efectos. Me encanta los efectos tremolados en que se quedan vibrando un rato, y el solo al 1:20 es una verdadera carga de T.N.T. empezando quizá demasiado sucio, pero después se limpia un poco el sonido. Pero el bajeo aquí es clave para el armado completo de la rola, noten precisamente después del solo cuando se queda sosteniendo la rola. Y bueno Moretti tiene uno de los papeles más destacados del disco, dando esa sensación vertiginosa, haciendo una ejecución maestral con los platillos y mezclando un beat que puede ser bailable, pero a la vez suena con algo amenazador en el fondo, con grandes redobles y recorridos por toda la batería. Julian nuevamente grita, pero esta vez sin duda el derroche de energía instrumental lo justifica, y se excede solo en los puentes, haciendo un buen manejo de media voz en los versos y las primeras partes del estribillo, reventándolo de forma estupenda en la última línea “You’re so COOOOOOOOLD!”. En fin, una construcción milimétrica, una sección rítmica imparable que, como pocas veces, opaca por completo al dúo de guitarras (que no hacen mal papel), y un gran desempeño vocal, sin extralimitarse tanto. De las mejores del disco y de mis favoritas en general de los Strokes.

“Heart in a Cage” es lo más cercano a un clasicazo del tamaño de “Last Nite” o “Reptilia”. Sin duda la mejor del disco, continuando con el brutal arranque del mismo. Un tamboreo remoto, pero a toda máquina; la enorme profundidad (y volumen) del bajo, el riff de guitarra, incisivo, ígneo, que parece que estuviera a punto de hacer explosión y que remata con un fade out con feedback… El riff se va repitiendo eventualmente, con variaciones y alargándose en ocasiones casi a manera de requinto. Casablancas inicia con su voz media-baja y va aumentando  intensidad en los versos, pero sin llegar a gritar. Se siente una tensión constante, en base al manejo vocal y al tremendo despliegue instrumental. Al 1:50 hay un puente instrumental en que cambian de ritmo, bajan la intensidad un poco y van construyendo la explosión en base a los platillazos de Nikolai. La melodía y la métrica vocal están más cuidadas. Esta vez Julian no destroza la métrica, lo cual ayuda a que sea una canción mucho más pegadiza, aunque el coro en sí está algo diluido al final de los versos: “Oh the heart beats in its cage”... La letra es una cachetada, un mazazo de amargura. Es Casablancas autocriticándose por todos sus excesos, un abrir los ojos y darse cuenta que la eterna vida de fiesta trae sus consecuencias: la soledad. Creo que de alguna forma el ritmo de vida comenzaba a cobrarles factura, se percibe desde la línea inicial: “Well I don't feel better, When I'm fucking around” o el contundente Puente: “All our friends, they're laughing at us, All of those you loved you mistrust, Help me I'm just not quite myself”.  Una canción con una tremenda carga de energía, pero a la vez algo muy oscuro y amenazador adentro. A pesar del ritmazo, me da la impresión de que ésta es de las que no se podrían bailar. Además lleva complejos cambios de ritmo, un manejo de tensión espectacular y la guitarra haciendo tremendas figuras, sin dar respiro.

Yo sé que a muchos les gusta “Razorblade” e incluso he leído comentarios de que es la favorita del disco. A mi no me gusta. Le viene a romper el ritmo demoledor a este gran arranque. Es una baladita disfrazada y con cierta potencia, pero una balada, y sacarosa, al menos en melodía. Valensi hace una gran labor de guitarra en la Intro, pero la guitarra líder de Hammond Jr. con ese efecto limpio en los versos siempre me irrita. Y la melodía vocal del estribillo, se me hace como plagiada de alguna balada ñoña de los 50’s “Oh Margo… llegaste a mi vida…” (alguien recuerda ese capítulo de los Simpsons cuando aún eran graciosos?). La letra lejos de ser una balada de amor, es todo lo contrario, aunque no estoy seguro si es una parodia: “Oh, the razorblade, that's what I call love, I bet you'd pick it up and mess around with it”, o precisamente el coro, que me resulta chocante: “Oh, no, my feelings are more important than yours, Oh, drop dead, I don't care, I won't worry, There you go”. La única razón para no ponerla en azul es que las guitarras se entretejen de gran manera, esta vez con distintos efectos, escalonándose como 2 guitarras líderes. Ah, y el bajeo en los versos, cuando se despega de las guitarras, es también bastante creativo. Pero no me gusta, para mí es una especie de equivalente a “Starlight” de Muse.

Con “On The Other Side", afortunadamente, regresamos al gran nivel del inicio del disco, más experimental y sólido. Otro gran bajeo de Nikolai, simple, jugando con las octavas, pero que suena espectacular. Moratti hace un beat disco, muy retro, que le sienta muy bien a la rola. Luego se agrega una guitarra espejeando al bajo, mientras la otra vibra al fondo. En conjunto hace una atmósfera densa y oscura, pero sin previo aviso hacen un cambio a tonos mayores, es como si el sol escampara y entra entonces la voz. La melodía es lenta, alargando las sílabas, reproduciendo la pereza y modorra de la letra, que también es una especie de autoparodia: “I hate them all, I hate them all, I hate myself, For hating them, so I'll drink some more, I'll love them all, I'll drink even more, I'll hate them even more than I did before”. Con todo y el ritmo semilento, la banda suena muy cool, y la combinación instrumental sigue en un gran nivel. Guardando sus distancias, me recuerda en mood esa pereza cool de “I’m So Tired” del White Album, que además va creciendo con cada escucha.

Enseguida llega “Vision of Division”, que es buena, pero parecen empezar a caer en los detalles de los discos previos. Es decir, abusan un poco de la estridencia, del volumen las guitarras, de la distorsión. Afortunadamente aquí es en la Intro, en los versos bajan la potencia, pero para el puente nuevamente van subiendo el volumen, hasta que en el coro parece que están haciendo competencias para ver quién es más ruidoso. En el estribillo además Casablancas se desquicia, desgañitándose y repitiendo una y otra vez ese “How long Must I Wait?”. No es mala, insisto, y el requinto de Hammond Jr. Con esas reminiscencias entre españolas y arabescas me encanta, y es de una gran dificultad técnica. La batería es nuevamente compleja y por momentos las líneas de bajo son exquisitas. El problema es que empalmen todo al mismo tiempo, que las dos guitarras traigan fuerte distorsión a la vez (hasta ahora se alternaban distintos efectos), y que parecen caer en los mismitos errores de producción del pasado.  Con todo, si “Razorblade”  la podría pintar de azul cualquier día que amanezca de malas, ésta la podría pintar de rojo cualquier día en que ando de buenas.

“Ask Me Anything” es quizá la mayor sorpresa del disco, regresando a un sonido experimental y radical. Los Strokes con un cuarteto de cuerdas? No! Es un efecto rarísimo en los pedales de Albert Hammond que suenan a chelo? Nooo!!!! Es un Melotrón interpretado por Nick Valensi!!!! Melotrón en pleno siglo XXI!!!??? Pues sí, y suena bien. Estoy seguro que el arreglo comenzó en algún arpegio de guitarra. Suena raro. Pero a la vez el sonido es adictivo. Complejo y simple a la vez. El problema es que Julian abusa  del “I got nothing to say” que por momentos se vuelve hartoso, y el tono que usa en los versos, parece que está monologando con su sombra. Pero bueno, el efecto que logran es sorprendente, y más considerando el instrumento usado, sólo que se extienden un minuto más de lo que deberían. 

El disco empieza a caer con “Electricityscape”. No es que sea malo, pero pierden esa sensación fresca y experimental de la primera mitad. Parecen outtakes que bien pudieron entrar en el Room On Fire, y vuelven a caer en esos detalles de producción. En “Electricityscape” las guitarras se vuelven a empalmar por momentos. La figura principal de Albert es buena, rápida, potente, pero la ecualización y el tono agudo, hacen que tantas repeticiones se vuelvan un poco cansadas, incluso asfixiantes. El requinto también es algo Pop. Es decir, pierden esa sensación de oscuridad y de avanzada que tuvieron en los primeros temas, y regresan a un sonido más básico, por más que la sección rítmica se esfuerce en sonar apocalíptica.

Seguimos de bajada con “Killing Lies”, que es la más floja del disco. Casablancas toca con una hueva que parece que está cantándola melodía mientras bosteza. Las guitarras también muestran gran pereza creativa, haciendo ese “ring” durante toda la rola, y quizá lo más salvable sea el requinto juguetón donde se entrelazan. La batería y bajo tratan de dar cierta potencia, pero son pocos los cambios que pueden hacer y al final también se vuelven demasiado repetitivos. Tache.

Luego tenemos “Fear of Sleep”, que mejora algo. Las guitarras se combinan y escalonan mejor, aunque la sección rítmica pierde protagonismo. La canción es semilenta, y en el coro se alenta aún más, con Fraiture siendo más creativo y protagónico, y van añadiendo más y más tensión hasta que explotan la canción con Julian gritando a todo pulmón. No es mala, me gusta ese aumento de tensión, pero simplemente ya no es nada novedoso, y Casablancas otra vez abusa de la repetición y el grito. Es una especie de Deja Vu, que bien pudo ser incluida en el disco previo. Pareciera que se perdió la magia de la primera mitad, aunque insisto, no es mala, es simplemente que perdieron el nivelazo que traían en la primera mitad.

Enseguida está “15 Minutes”, un vals arpegiado. Hasta pandero tiene. Y bueno, como es de esperarse, es semilento, con una melodía más bien floja. Es hasta el 2:10 cuando hacen un buen cambio de ritmo, acelerando de forma casi Punk y dándole mucho más punch a la rola. Nuevamente mucho ruido, pero de mucho mejor manera que el flojísimo inicio. Al final, Casablancas canta con una furia inusitada (incluso para él). No es espectacular, y realmente no es memorable, pero el cambio de ritmo alcanza a funcionar.

Afortunadamente llega “Ize of the World”, con la que regresamos al tremendo nivel del inicio del disco. Una intro extraña, con un buen riff, pero otra guitarra haciendo extrañísimas disonancias. Los estribillos son más pausados, muy rítmicos, y con otra destacada línea saltarina de Nikolai. Después, la combinación de guitarras sobre todo, es muy buena, haciendo una especie de requinto circular de gran manufactura durante el estribillo, al que le van dando una tensión alucinante. Las dos guitarras hacen cascadas de notas en distintos tonos, por lo que se puede ir oyendo como se van alternando y combinando de manera magistral, hasta esa gran secuencia del estribillo. Aquí la explosión y estridencia se justifican con ese bien ejecutada escala. La canción nunca es lenta, pero esa especie de erupción volcánica en “Young adults to modernize” es increíble. Luego bajan ritmo para un requinto contrastante con efecto casi limpio, muy mono. La letra es durísima, quizá de las más críticas de los Strokes: “How disappointed would (…) be to see such power in our hands all wasted on greed, Am I a prisoner to instincts?, Or do my thoughts just live?” Casablancas se nos pone introspectivo y se pregunta de la razón de ser. Somos libres realmente? Somos un producto? Y lo mejor es que lo hace de una forma sencilla, sin ser demasiado rebuscado. El título supongo que viene de todas las palabra con “ize” en inglés que usa en los estribillos. Todo funciona aquí, desde el gran manejo instrumental, las secuencias de tonos, la melodía agridulce, la creación de tensión, y las letras, una de las más maduras y duras de Julian. Otro punto fuerte del álbum.

“Evening Sun” es otra rola lentona, adormecida…Una especie de antibalada agridulce en que aprovechan para quejarse de las críticas y mala prensa: “They love you or they hate you, But they will never let you be, They thrill you or sedate you, But they will never let you see…” Supongo que era para el Evening Standard, o para la edición vespertina del Sun? Prensa amarillista… Luego no estoy seguro si da un giro romántico. En fin, supongo que Casablancas se estaba desahogando de varias cosas. Por lo demás realmente no trae nada. No es siquiera ofensiva, pero es de esas que se te olvidan en cuanto terminas de escuchar. Si no hubiera existido, nadie la extrañaría.

Cerramos con “Red Light”, en la que Fabrizzio usa exactamente el mismo beat de “Heart In A Cage”. Siempre me quedo esperando que arranque el demoledor riff. Pero no, entran los efectos más agudos y limpios de las dos guitarras, casi lúdicos, casi infantiles, que hacen una especie de armonía en conjunto y luego se separan. De alguna forma no puedo evitar perderme siguiendo el chisporroteo de las liras, y Julian queda como perdido al fondo, con menor volumen de lo acostumbrado y además una melodía flojona, de esas en las que parece estar pensando en voz alta. Creo que hubiera quedado mejor de instrumental, jeje.

 

Después del gigantesco arranque, el disco queda mucho a deber. Las 7 primeras rolas son experimentales y frescas, y algunas son de tremenda manufactura, de lo mejor del catálogo de los Strokes. De haber seguido a ese nivel hubieran hecho un álbum verdaderamente de antología. Desgraciadamente en la segunda mitad se empiezan a volver predecibles, se va apagando la magia, recurren a viejas fórmulas, e incluso hacen rolas planas y aburridas, salvo “Ize” con la que salvan el final del disco. En fin, esto me trae siempre problemas con la calificación. Si al menos hubieran distribuido mejor las rolas buenas. La cuestión es que la primer seguidilla de canciones me parece tremenda, espectacular, son quizá los mejores 25 minutos de los Strokes en toda su discografía, y  de los mejores 25 minutos de ese 2006. Pero en lugar de dejar un gran disco de unos 35 minutos, se extienden hasta casi 55. No todo el relleno es malo, pero daña el disco enormidades se vuelve pesado y enfadoso hacia el final. No es tampoco relleno horrible, pero son canciones semilentas sin ganchos ni melodías suficientes, que incluso en los dos previos no hubieran destacado

Y me pasa que cuando empiezo a escucharlo me dan ganas de colgarle un 9.5. o hasta un 10. Pero a partir de “Electricityscape” y hasta el final me parece que un 8.5 sería muy benevolente. Un 9 es justo? No sé. Es de esos cuya apreciación puede ser cambiante, al menos en mi caso. Creo que el First Impressions of Earth es mejor disco que el Room on Fire, pero tampoco le puedo poner un 9.5. Si pudiera ponerle un 9.25 lo haría, pero creo que para ser más justos, lo redondeamos, aunque aclaro que esta placa trae a mi gusto los mejores 25 o 30 minutos de los Strokes... Retomando lo del inicio, este disco es el chico Bully que se empieza aportar bien, madura, se reforma, hasta parece encantador… y de repente te lo encuentras una tarde y sin razón alguna, te vuelve a poner una paliza. De cualquier forma, es bastante recomendable, y siempre nos podemos saltar la parte de la paliza!

 Por Corvan

25/Feb/2013

Letras de El Traductor De Rock

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