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ONLY BY THE NIGHT (Kings of Leon, 2008)

Artista: Kings of Leon (D)

Fecha de Grabación: Feb – Jun del 2008

Fecha de Lanzamiento: 19 de Septiembre del 2008, USA

Discográfica: RCA

Productor: Jacquire King & Angelo Petraglia

Calificación: 8.5

 

Era: Indie (2001-???)

Subgénero: Indie Rock (2001-???)

Mejor Canción: Crawl o Sex on Fire

Canciones: 1) Closer; 2) Crawl; 3) Sex on Fire; 4) Use Somebody; 5) Manhattan; 6) Revelry; 7) 17; 8) Notion; 9) I Want You; 10) Be Somebody; 11) Cold Desert.

Los Kings of Leon quizá no sean la mejor banda de Indie Rock de inicios de los dosmiles, pero terminarían siendo la más regular de esa generación, lanzando más discos, y además, muy consistentes. Mientras el resto de las bandas se iban desinflando y espaciando cada vez más sus lanzamientos, los KoL parecían ir tomando cada vez más confianza. En este disco se acentúa esa tendencia que ya habían mostrado en el Because of the Times, en el que se mostraban algo más “refinados”, por decirlo de algún modo. Aquí completan esa transformación, alejándose aún más de ese sonido de banda de garaje de los 70’s. No es algo que no se pudiera esperar. Cuando una banda logra sobrevivir la barrera del tercer disco con cierto éxito, se espera que maduren en su sonido, que haya alguna evolución. Esto va también de la mano con su edad. Para el cuarto disco, los integrantes de la mayoría delas bandas ya han pasado los 30, la mayoría se han casado y algunos tendrán hijos. Han cambiado de etapa, tienen otras prioridades. Muchas bandas se quedan en el camino: “se volvieron muy serias”, o peor aún se comercializan para llegar al “Se vendieron”. Esto pasó con varias bandas de esa generación.

Sin embargo, con los Followill no, al menos no del todo. Su sonido cambió, de eso no hay duda. Hay un chiste que dice que con este álbum los Kings of Leon dejaron de ser los Strokes sureños para volverse los U2 sureños. Y en cierta forma es cierto. Dejaron de ser una banda garaje, desaliñada, de sonidos espesos y carrasposos, y que emulaba bandas de los 70’s, para volverse en una banda de estadios, con una tónica mucho más actual. Los ensayos para el cuarto disco empezaron prácticamente cuando el Because of the Times se estaba desempaquetando en las tiendas, aunque estuvieron escribiendo y ensayando temas nuevos hasta sentirse seguros, entrando al estudio hasta Febrero del 2008. Angelo Petraglia repite en la producción de este disco, pero esta vez con la ayuda de Jacquire King. El álbum tiene un sonido casi glamoroso, con sintetizadores, guitarras cargadas de delay y efectos a la The Edge, bajeos incisivos, profundos y con mayor volumen, una batería también con cierto eco. Y Caleb suena muy distinto. No sé si es por la producción o porque decidió cambiar su técnica. Hace un gran performance, y básicamente por primera vez en la historia se le entiende (casi) todo, cambiando los gruñidos a los que nos tenía acostumbrados. La cuestión es que… no sé si eso es bueno o malo. Además, se vuelve la figura a seguir. Mientras en los discos previos, la voz generalmente quedaba enterrada entre la distorsión de Matthew y la batería de Nathan, aquí la voz es quien lleva la batuta, con una mayor noción melódica y definitivamente, mayor volumen.

La banda pues, suena refinada, más madura en el aspecto musical, sin embargo en cuanto a letras y actitud, siguen siendo los mismos tipos desmadrosos e inmaduros. Canciones como “Sex on Fire”, “Use Somebody” o “17” demuestra que siguen con la misma actitud de antes, y creo que ése es el gran encanto de este disco. Mientras presentan un sonido más pulido, más iutuesco, siguen mostrando incluso más descaro, y valemadrismo, algo que el resto de las bandas Indie terminarían perdiendo. Y no es que las letras me parezcan filosóficas (de hecho, parte del encanto de los KoL era que NO se entendieran sus letras), sino que mostraban una actitud mucho más sincera que el resto de las bandas. Cierto, hoy en día ya es poca la censura que se podría esperar de la radio o internet, pero aún así uno no esperaría que una canción llamada “Sex On Fire” pudiera tener éxito. No sólo fue uno de los mayores trancazos de fines de la década, sino que les dio un Grammy.

El disco arranca con “Closer”, que de entrada, da la pauta al sonido del resto del álbum, con gran carga de ecos en batería, un ambiente sombrío y acuoso, pero mucho más elegante y elaborado que en los discos previos. La guitarra de Matt está llena de reverb, dando un efecto espacial e hipnótico, muy a la Tom Morello. La banda se centra en crear la atmósfera de manera lenta, llevando un lento crescendo que nunca revienta, pero que alcanza su máxima tensión para la coda, ya a partir del minuto 3, cuando más guitarras se van sobreponiendo y hacen un pequeño parón para que Caleb repita una última vez el estribillo, haciendo un final apocalíptico. La canción es más elaborada de lo que parece, con tonos modulados, cambios de tiempo, y una gran melodía de Caleb, que insisto, suena más nítido que nunca, y hace una muy buena interpretación vocal, siempre expresivo. Líricamente, bueno, los KoL no son una banda progresiva. Los Followill intentan sonar más profundos con imaginería sureña, comparando una tormenta o tornado que se acerca con un rompimiento, pero de repente sueltan líneas como "She took my heart, I think she took my soul, o “Leaving me stranded in love on my own" que suenan demasiado autocondesencientes. En fin, esto no quita que el tema sea de gran nivel, y que en la primera oída, haya dejado a más de uno con la quijada desencajada.

Con “Crawl” recuperamos ese sonido sucio y pantanoso, que no es de la guitarra, sino de un extraño efecto del bajo de Jared, que hace una compleja línea que se conjuga muy bien con el sonido oxidado. Matt usa efectos más limpios, haciendo potentes arreglos de guitarra tras los puentes, y agregando armónicos y arañas. Al 3:25 lanza un desgarbado solo con bastante distorsión, pero sin mucho orden. Caleb hace otra gran melodía, memorable, llena de ganchos y esas inflexiones tan típicas de él. La canción tiene un gran Groove, y se notan aquí varias influencias. De entrada, el efecto del bajo recuerda a “Bodysnatchers” de Radiohead. La línea de inicio me suena vagamente a “Army of Me” de Björk, y en general, el mood de la canción tiene un aire lejano a “The Seeker” de The Who. No se pude decir que sea un plagio, ni mucho menos, sino que en este álbum han expandido sus influencias. Y bastante! Líricamente, es críptica, pero en sí, se trata de una crítica a la clase política que nos quiere ver arrastrándonos, (recordando la crisis que se vivía en 2008) y que queda muy adhoc a la situación que vivimos a inicios del 2017 en ambos lados del Río Bravo. En cualquier caso, un gran tema, con el más joven de los Followill levándose las palmas con ese gran performance de bajo.

Viene luego “Sex on Fire”, que hay que decirlo, fue el momento definitorio del 2008 y finales de la década, y el último gran tema del Indie Rock. La canción es de lo más simple, con la guitarra haciendo un sencillo riff, el bajo marcando a doble tiempo y Caleb haciendo una melodía intoxicante, de esas que no te dejan por semanas. La banda revienta la tensión en los estribillos, con ese poderoso rugido. Para estas alturas, Jared ya va punteando de corrido, y Matt hace esos increíbles agudos para rematar cada repetición del título, remarcando la sensación de urgencia. Hacia el 2:30 queda sólo la sección rítmica acompañando la voz, bajando la intensidad, hasta que Nathan le da la vuelta a su batería para relanzar la canción. Es muy simple, pero con los ganchos y la magia suficientes para convertirla en un tema rompeestadios. La letra… bueno, el título lo dice todo. Pero en su defensa, cuando surgió era una cosa totalmente distinta. La canción originalmente se llamaba “Set Us On Fire”, pero en una de las mezclas parecía que decía “Sex On Fire” y les encantó la idea, por lo que reescribieron la letra. En broma, Nathan dice que otros títulos fueron “Socks on Fire” y “Cocks on Fire”. A Caleb no le gustaba, y estuvieron a punto de no incluirla en el álbum.

“Use Somebody” sigue con la misma tónica. Una canción con todos los ingredientes para ser un tremendo single. La rola arranca con una intro poderosa, con una batería machacona y un coro al fondo haciendo “Ohh eh-oh, Ohh eh-oh Ohhhhh…”, que se prestaría para poner a cantar a las masas. Al :25 inician los versos minimalistas, con un punteo de guitarra y un sintetizador, para que Caleb inicie de forma casi confidencial, a manera de balada. Se va integrando bajo y batería, añadiendo más tensión, sobre todo en el estribillo, hasta que revienta con el puente y esos coros cargados de eco al fondo y guitarras incisivas. Los chicos manejan muy bien la tensión, y van creando una estupenda montaña rusa, gracias sobre todo al papel destacado de Nathan, que se luce llevando los tiempos con la batería. Al minuto 3 tenemos un sencillo pero emotivo solo de Matt, que se extiende durante la coda. Mientras que “Sex On Fire” llegaría al #1 en casi todo el mundo excepto en USA, este sería el tema del disco que encabezaría los charts norteamericanos.

Tras esta espectacular seguidilla de 4 temas al arranque, el disco decae un poco. “Manhattan” es un tema más lento y modulado. Las guitarras se combinan, una con esa carga de delay al fondo y otra con efectos limpios, mientras que Caleb se desliza por el bajo para crear un buen efecto. La canción tiene un mood algo perezoso, que no me termina de convencer, sobre todo cuando la letra habla de bailar todo el día y toda la noche, muy a la Franz Ferdinand, pero la atmósfera somnolienta no hace match. Me gusta como Caleb revienta con esos furiosos “I SAY!!!”. Al 2:15 tenemos un puente con un cambio de tiempo, que también rescata un poco la canción. No es mala, pero después del inicio del disco, si se siente como un bajón.

Con “Revelry” se hace más evidente. Una atmósfera de ensueño, semilenta, a pesar de que Nathan intenta impulsar con las baquetas. Caleb suena como si estuviera despertando con una resaca asesina. La guitarra con más delay que nunca. Y la letra... entiendo que son letras ligeras, pero líneas como “What a night for a dance, you know I'm a dancing machine, With the fire in my bones, and the sweet taste of kerosene” hacen que nos preguntemos si se están burlando de sí mismos. Los instrumentos no terminan de cuajar, resultando en un tema que resulta en el eslabón más débil del álbum, aunque de alguna forma se las ingenió para escalar en los charts hasta el #31.

“17” arranca con una intro digna de The Killers, muy ochentera, con carga de guitarras, sintetizadores con sonidos acampanados y con una escala descendiente bastante llamativa. En los versos hacen un curioso juego, con Caleb cantando con toda la artillería y luego dejando un espacio entre versos en el que Jared lanza una gran línea de bajo, que funciona a la vez como gancho y pegamento. La melodía no es tan fuerte, pero la manera en que lanza ese “Oh she's only seventeen”, terminando casi en falsetto, es simplemente deliciosa y se convierte en el mayor gancho de la canción. El estribillo tampoco es muy fuerte, algo difuso, pero con una buena combinación de guitarras y sintetizadores sonando como en la intro. La coda es rimbombante, igual que el inicio, con la guitarra marcando agudos como si fuera mandolina, y terminando de golpe y dejando el tema como en suspenso. La letra, polémica, al hablar de manera vaga sobre una relación con una chica de diecisiete años, a la que no aguanta por caprichosa y berrinchuda, pero no deja lugar a dudas sobre la relación con la línea “Oh it's the rolling of her Spanish tongue that made me wanna stay”.

Continuamos con “Notion”, mucho más lograda y cohesiva, retomando esa intensidad, con las guitarras entretejiéndose de gran manera, y el teclado esta vez utilizado de forma más atinada. Caleb canta con intensidad, masticando las palabras, cercano su estilo inicial, pero aún entendible. La melodía, con sube y bajas, está muy bien armada, y el estribillo es pegajosísimo: “So don't knock it, don't knock it, you been here before”, también listo para ser coreado por multitudes. Al 1:30, Matt hace un fenomenal arreglo de guitarra, cargadísimo de distorsión, pero muy melódico. Todo se conjuga de gran manera, bajando la intensidad por momentos para volver a la carga, como suelen hacer, pero siempre manteniendo fuerza y una gran cohesión entre los instrumentos y la voz, que recobra un papel protagónico.

“I Want You” es un tema lento, liderado por el bajo, con una escala de 4 tonos con la que marca la pauta durante toda la rola. Los versos son algo flojos, con ese peculiar fraseo. La batería lleva un beat complejo, pero el resto de instrumentación es minimalista. El estribillo mejora, con más melodía, manteniendo la secuencia de notas para ese “To say I want you, just 'zactly like I used to, 'Cause baby this is oOoOo-Oh-nly bringing me doOoOOwn”. Con todo y que es algo repetitiva, está mejor lograda que los otros temas lentos de la mitad del álbum.

Sigue “Be Somebody”, con un beat desaforado de Nathan. La guitarra suena crujiente y oscura, mientras que Caleb suena también con aires amenazantes, pantanosos. Los versos son espectaculares, y van creando una tensión inusitada. Todo apunta para una tremenda explosión y uno de los mejores temas de la banda, pero de manera increíble, para los estribillos hacen un cambio a tonos mayores y desinflan por completo la tensión, sonando como una copia de Coldplay (que es mucho decir). La explosión que esperábamos llega para la coda, al 3:10, con una guitarra aún más afilada y creando entre todos una atmósfera apocalíptica que pudo haber servido para los estribillos. No es mala, los versos son increíbles, pero parecieran dos canciones muy distintas que forzaron a calzar en una sola.

El disco cierra con “Cold Desert”, una linda balada. La guitarra suena cada vez más etérea, y es difícil diferenciarla de los sintetizadores. Matt se muestra como discípulo de The Edge, o al menos, de su caja de pedales. Caleb hace una gran interpretación vocal, emotiva. La letra es sobre una ruptura, y esta vez se despacha con líneas bastante llegadoras: “You told me you loved me, that I'd never die alone” o “I'm too young to feel this old”. No hay un estribillo propiamente. La banda se centra en la atmósfera, muy iutuesca, y se van alargando, haciendo un falso final con fade out, pero regresando para otro minuto y medio, que si me preguntan, estaba de más. La canción es linda, pero algo larga, y termina resultando algo anticlimática como final de disco.

En fin. Los Followill cambian, evolucionan a un sonido para las masas, que se comprobó que funcionaría. De ser una banda con bases sureñas, con un público relativamente reducido en sus primeros discos a comparación de las otras bandas de su generación, explotaría a la fama con este disco, de manera tardía, pero contundente. 2008 sería el año de los Kings of Leon, ganando Grammys, encabezando los charts, y con una monumental gira que comprobó el propósito de los temas. Todo suena más grande, más expansivo, más pretencioso y por momentos, con aires majestuosos. El disco les daría vigencia mientras las demás bandas de Indie Rock se iban difuminando en proyectos solistas o discos mediocres. No se puede decir que sea perfecto, pero tampoco malo, teniendo tantos temas de gran nivel y apenas un relleno. Sí, todo suena más estilizado y refinado. La cuestión es que, quizá soy de los pocos que prefieren el sonido de los KoL con tierra y mugre, camisas de franela, largas barbas, y melenas setenteras…

Por Corvan

21/Ene/2017

Letras de El Traductor de Rock

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