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TIME AND A WORD (YES, 1970)

Artista: Yes (C)
Fecha de Grabación: Nov ‘69 - Ene ‘70
Fecha de Lanzamiento: 24 de Julio de 1970, UK
Discográfica: Atlantic
Productor: Tony Colton
Calificación: 
8

 

Era: Progresivo (1969-1976+)

Subgénero: Progresivo 

Mejor Canción: Time And A Word

Canciones: 1) No Opportunity Necessary No Experience Needed; 2) Then; 3) Everydays; 4) Sweet Dreams; 5) The Prophet; 6) Clear Days; 7) Astral Traveller; 8) Time And A Word.

Hacer estas reseñas en bloques me ha servido para darme cuenta de algunas cosas que de otra forma se me habrían escapado. Por ejemplo, que para los segundos discos de las bandas Progresivas germinales, quedó en general un regusto de insatisfacción, de que quedaron a deber. No es que sean discos malos, en algunos casos incluso superan al debut, pero por X o Y razón, el nivel del debut pareciera que levantó demasiadas expectativas y los segundos discos quedaron a deber. Supongo que es el precio de la búsqueda de una identidad propia, de estar en transición, de buscar sonidos más Prog, alejarse de los sonidos fáciles con que iniciaban y arriesgar más mientras más se conocían como banda. Sacrificar forma por fondo, hasta que en discos posteriores encontraron un balance entre ambos. Bueno casi todas las bandas salvo ELP, que nació ya madura por obvias razones.

No es pues la excepción de Jon Anderson y compañía. El Time And Word de Yes es un disco de transición en el que no se despegan del todo de esa especie de inocencia, por así decirlo, del debut. Aunque ciertamente buscan hacer cosas más complejas, suena más Prog y despegado de los tintes Pop del debut. Aún así resalta que la mejor pieza (la que titula el disco)  sea un tema de gran carga pop y ligereza estructural, pero a la vez la peor canción también es un temita pop sobreorquestado. El par de covers que eligen aquí están mucho más trabajados que en el disco anterior. En general, el grupo suena más profesional, más serio y las canciones están bien logradas. No hay quejas mayores salvo “Clear Days”, pero tampoco parece haber temas tan fuertes. El tema que titula el disco es absolutamente encantador, pero es más por la tremendísima melodía vocal que por la instrumentación.

Bueno, por algo los dos primeros discos de Yes generalmente no son muy tomados en cuenta, sino hasta que la rompieron con The Yes Album. Y bueno, creo que eso es algo injusto ya que no son malos discos, simplemente aún no alcanzan la madurez y el virtuosísimo de su alineación clásica. De hecho, aquí se mantiene la formación del debut: Anderson/Banks/Squire/Kaye/Bruford. Para este disco, Anderson se consiguió una orquesta de 20 piezas para arreglar las canciones. Esa es otra cuestión, varias de las bandas Prog comenzaron con una mayor carga de influencia psicodélica. Mientras  más se desprendían de ella y se sumergían en influencias Clásicas y Jazzy’s más complejas y Prog sonaban. Aquí comienza a desaparecer el Flower Power, y le enjaretan arreglos orquestales, que a veces funcionan y a veces no. No entiendo realmente porqué criticaron tanto a Yes por meter orquesta. No suena en absoluto como Moody Blues. Además, a esas alturas Genesis y King Crimson estaban haciendo lo mismo, solo que en vez de meter una orquesta, imitaban una con el Melotrón. Entonces, es de buen gusto meter arreglos complejos de un instrumento exótico, pero no del sonido original que pretenden alcanzar? Supongo que Tony Kaye no sabía usar el complejo instrumento, además de que también lleva arreglos de teclados, y eso en cierta forma es una ventaja sobre Crimson y Genesis. Como sea, no volverían a usar orquesta después de este disco. Peter Banks no estaba de acuerdo con esta dirección, sobre todo porque la orquestación lo relegaba a un segundo plano, se peleó con todo mundo y fue despedido después de la grabación del álbum. Tras su salida, entraría Steve Howe, con lo que ganarían bastante en la guitarra. Howe participaría en la gira del álbum, e incluso salió en la portada de la versión estadounidense, aunque no grabó una sola nota del disco.
En general, el disco es bueno, las canciones en sí no son malas, pero resulta olvidable en algunos pasajes como disco, y como canciones, muchas no tienen ese punto de ebullición ni explosiones que las hagan verdaderamente notables y filosas. Como sea, es de esos extraños discos que me parecen injustamente ignorados por la historia, la crítica y los fans, pero que a la vez me deja con la sensación de que la banda quedó a deber…

 

El disco inicia con “No Opportunity Necessary No Experience Needed”, original de Richie Havens. La verdad, no he podido dar con la versión original, pero Havens era famoso por su estilo acústico, entre blues y folk, por lo que el formidable arreglo de cuerdas con que inicia esta versión debió haberlo tumbado de la silla la primera vez que la oyó. Una nota alargada de órgano, luego los violines haciendo raudos arpegios, el bajo entrando de manera majestuosa junto con las trompetas, luego una escala de guitarra-bajo y entramos a los versos. Aquí domina Squire por completo con una crepitante línea de bajo. Anderson canta en un buen tono medio. Imagino que prácticamente tuvo que reconstruir la melodía dado el fraseo de Havens. Y luego ese exquisito coro, con parones y arrancones: “Can tell your momma, She'd only tell ya, That she told you so…” con una segunda voz hacienda armonías decentes. Luego un sencillo pero efectivo solo de guitarra y regresamos a esa vertiginosidad que logran Jon y Chris. Después del segundo coro tenemos otro solo, un poco más largo y con efecto de wah, seguido inmediatamente por la orquesta entera haciendo la misma figura y luego las oleadas majestuosas de la Intro. Ah el bajo, me encanta el bajo crujiente de Squire! (sin albur). La canción es muy buena, lo único malo es el cierre, que resulta muy pomposo.

Sigue “Then”, composición original, donde la banda ya suena más arriesgada que en el disco anterior, mostrando su poderoso arsenal Prog. La rola inicia a tambor batiente, con Bruford masacrando su batería con un ritmo implacable de ferrocarril desbocado. Todos los demás parecen ir en un tiempo distinto, Squire con un destiempo muy Jazzy en el bajo, el teclado comunicándose y alternándose en arreglos con la orquesta, y Jon haciendo una melodía suave y cálida que contrasta con la agresividad musical. Pero de manera milagrosa, no solo funciona el complicado ensamble, sino que lo hace muy bien! Para los coros, se vuelve aún más melódico y todos los instrumentos confluyen en una atmósfera más suave y majestuosa, con las cuerdas dominando bajo la voz de Jon. Por cierto Anderson lo hace muy bien en esta canción. En otros discos alcanza notas muy altas que pueden llegar a resultar molestas, pero aquí en general se mantiene en un rango medio que no roba reflectores y sin descuadrar, manteniendo un perfil bajo. La letra… bueno, Jon no es Peter Gabriel. La intención es buena, pero no deja de ser una letra con imaginería hippiosa. Aunque bien visto, Jon Anderson sigue siendo un hippie hasta nuestros días: “Love is the only answer, hate is the root of cancer then”. Al 2:30, después del Segundo coro, tenemos el largo break instrumental, donde se val sucediendo los solos y cambios de ritmo. La canción se va a pagando y el solo dura hasta el 4:30, y creo que ese es el problema. Tony Kaye es bueno, pero no es precisamente Rick Wakeman, y esta parte se alarga demasiado y sin dirección, hasta que Jon cierra con otra vuelta a los versos con mínima instrumentación. Un buen tema, donde demuestran gran nivel instrumental (sobre todo Bill), pero donde se excede un poco la orquestación y el teclado.

Después está “Everydays”, con la orquesta dominando aún más, siendo la encargada de dar esa atmósfera de tarde gris con llovizna. Bruford hace un cambio radical respecto al track anterior hacienda una batería minimalista, llevando apenas el beat de manera sofisticada. La banda mantiene el feeling Jazzy de la versión original de Buffalo Springfield, pero sin la guitarra psicodélica. Incluso la melodía le queda mejor a la voz de Anderson. La primera parte la hacen incluso más lenta, con una atmósfera más cargada y elegante. Los arreglos de cuerdas esta vez funcionan muy bien, y ayudan a crear ese ambiente nostálgico, haciendo esa especie de puente al 2:15 que es donde termina la versión original. Pero luego la batería entra con ráfagas de contratiempos, y la guitarra y bajo espejean la figura principal de manera agresiva, van creando tensión y más tensión hasta que explotan al 2:50 con un descomunal redoble que conduce a un doble solo, en el que guitarra y bajo casi se espejean. No del todo. Incluso prefiero seguir a Squire que a Banks!  Esta parte es bastante disfrutable, dándole un mayor filo a la canción, pero quizá debieron terminarla al minuto 4. Después de eso la sección de teclado ya suena algo repetitiva y forzada, y terminan de nuevo con el mood lento y triste: “well, well, well, another day…”. Buen tema. No es de los clásicos de la banda, pero por momentos suena muy bien, sobre todo la parte del doble solo. Y además muestra que aprendieron de sus errores tras la pésima selección de covers en el debut.

Continuamos con “Sweet Dreams” que no tiene que ver nada ni con la de Eurythmics ni la posterior versión de Marilyn Manson. Ésta es de hecho muy rítmica, con un buen arreglos de guitarra, al menos al principio, aunque después queda sepultado por el órgano. Luego entra Jon con una melodía lúdica y que va jugando con los tiempos. Para la segunda vuelta tenemos armonías vocales, y en el estribillo, Squire vuelve a brillar con una gran línea de bajo. Qué efecto es ese que mete a su instrumento para que suene siempre tan genial? Mera distorsión? El tema es ligero, alegre, con un mood muy despreocupado, y es un ejemplo de porqué Yes sería una de las bandas Prog con más aceptación en el mainstream y radio comercial, ya que era capaz de hacer temas complejísimos pero también piezas “radio-friendly” como éstas. Al minuto 2 tenemos un solo de guitarra con cierta participación del teclado, pero nada demasiado complejo. Quizá lo más difícil sean los eventuales cambios de tiempo. Una buena rola a secas, aunque al final el estribillo se vuelve algo repetitivo.

Enseguida está “The Prophet”, un tema muy solemne y en el que el grupo se toma demasiado en serio para el ambiente general que manejaban en estos primeros discos. Tiene una larga intro de órgano, con ciertos tintes eclesiásticos y además con aires de la intro de “The Knife” de Genesis (Je, otra ventaja de reseñar en bloque). Demasiado sospechoso a mi gusto. Tony se extiende a placer, al minuto 2 entra el resto del a banda, pero sigue una especie de segunda parte de la Intro en la el teclado domina la mayoría salvo un espacio pequeño de guitarra. Parece que va a ser un instrumental hasta que la voz entra al 2:45 con una melodía blanda. Chris puntea el bajo a toda velocidad, pero son sólo un par de notas. Luego un puente en que bajan el ritmo y entra la sección de cuerdas que no me terminan de cuadrar. Por ratos pareciera la entrada a algún programa de variedades de inicios de los 70’s. No es mala del todo, pero es bastante olvidable, de tintes impresionistas y de letra moralina.

Con “Clear Days” la cuestión empeora. Hasta el momento habían alternado aciertos con desaciertos, y a lo más que nos podíamos quejar es de que hubiera partes aburridas. Aquí tenemos una balada orquestada en la que del grupo solo aparece Jon, y un pianito escondido de Tony, pero los arreglos son cursis a más no poder. Incluso Jon canta con una melodía y en un tono sacarinoso que lo  podría provocar un coma diabético a Paul McCartney. De la letra ni hablar. Un chico de 12 años podría  hacer un poema de amor más maduro. Lo único bueno es que dura apenas 2 minutos. Pero es una metidota de pata.

“Astral Traveller” mejora un poco, con una intro más incisiva en la que ésta vez funciona gracias a la gran línea de bajo, aunque Tony sigue mordiendo por los reflectores. La canción tiene aires espaciales, psicodélicos, que recuerdan algo del PATGOD de Floyd. Tiene un ritmo vertiginoso gracias  la sección rítmica, con una gran labor de Bruford. Kaye hace una labor decente dando ese aire espacial, todo mantiene una atmósfera cargada y algo paranoica… El puente instrumental del 2:10 no tiene razón de ser. Rompe el ritmo y la atmósfera apocalíptica. Si, son buenas y rápidas combinaciones entre teclado y guitarra, pero parece encajada con calzador. La segunda parte del solo al minuto 3 es más oscura y parece encajar mejor, pero el daño ya está hecho. Banks hace también un buen papel en su parte. Un redoble al 4:30 marca el regreso de Jon y tenemos algunos versos más con ese speed y los majestuosos coros antes de finalizar. No es de los temas más memorables, definitivamente, pero aquí ya hay un germen de “Starship Trooper”.

Afortunadamente cierran en plan grande con “Time And A Word”, tema que titula el álbum. Se trata de una excelente balada, y si “Clear Days” podría matar a Macca por cursi, esta lo podría matar de envidia. Es un tema preciosísimo, con una melodía vocal de antología, y en la que por primera vez los arreglos orquestales suenan precisos, cumpliendo su labor de soporte al grupo sin opacarlo, y con una espectacular coda en crescendo que deja a uno con la sensación de estarse elevando al cielo. Como balada es simple, con un guitarreo acústico al inicio, licks sencillos a manera de intro, el profundo bajo que entra acompañando la voz de Jon y entrando al fin en un ritmo suave, que no es complejo ni exige demasiado a nadie. Es en realidad simplísima, y en ello radica su encanto. Los versos son buenos, pero los coros son encantadores, con una melodía increíble, en la que la segunda vuelta se unen los demás para crear armonías. Parece hecha con la intensión de convertirse en un himno, de esos que marcan generaciones y que cantan las multitudes en los estadios. No llegó a tanto, pero si hay algún verdadero clásico de la banda en los primeros discos del grupo es éste, tanto así que Yes la desempolvó en los 90’s y la volvió parte de su repertorio común en concierto. Las letras son graciosas, una mezcla filosófica con tintes proféticos y las dosis hippiescas de Anderson, pero a fin de cuentas sientan bien al preciosismo instrumental.


En fin. Es buen disco a secas. Yes en sus inicios tiene un cierto paralelismo con otras bandas Prog, sobre todo con Genesis. Ambos tuvieron un inicio inocente y con mucha carga pop, pero prometedor. Sus segundos discos no son malos, pero quedan un poco por debajo de las expectativas creadas con los debuts. Sobre todo porque son un poco transicionales y están definiendo su sonido. No hay aquí aun un equilibrio entre forma y fondo, y de repente se van demasiado por las cuestiones técnicas, demasiado pretenciosas, para las que aún no tienen madurez, por lo que algunos pasajes son aburridos, sin demasiada dirección, aunque con buena intensión. Con el Time And A Word, en particular, Yes comete un par de traspiés: permitir tanto protagonismo a Tony Kaye y los excesos en algunos fragmentos con la orquestación. Ambas bandas darán un  paso importante en su tercer disco al hacer cambios importantes en su alineación. Aquí es claro que los virtuosos son Chris Squire y Bill Bruford. Sin tanto agandalle, son quienes salvan el disco. Jon Anderson tiene un buen papel, sin los tonos rompecristales de los discos posteriores, lo que puede ser considerado un pro o un contra, pero siempre haciendo buenas melodías. Peter Banks y Tony Kaye son los que no están a nivel, y en los cambios posteriores, serán reemplazados para una alineación más balanceada, llena de virtuosos, con la que lanzarían sus discos clásicos. 
Éste álbum no es malo, tiene sus momentos, sus altibajos, y las características de los primeros álbums de Prog. Como curiosidad, la portada es excelente. Una foto cuasi dadaísta en blanco y negro de una mujer en una caja sobre un piso de ajedrez, mostrando las piernas con una mariposa en la cadera y el pecho en punto de fuga, con los brazos y la cabeza fuera de la caja. De mis portadas Prog favoritas. Previsiblemente fue censurada en USA, y en su lugar pusieron una foto del grupo, ya con Steve Howe aunque no había tocado una sola nota en el disco. 

Por Corvan 

14/Sept/2012

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