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EL DORADO (Aterciopelados, 1995)

Artista: Aterciopelados (D+)

Fecha de Grabación: Oct - Dic del ‘94

Fecha de Lanzamiento: 12 de Abril de 1995, COL

Discográfica: BMG / Culebra Records

Productor: Federico Lopez

Calificación: 10 (DISCO ICÓNICO, MUST HAVE)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: 90's Rock En Ñ: La Era de Oro

Subgénero: Alternativo

 

Mejor Canción: Florecita Rockera, seguida por Bolero Falaz

Canciones: 1) Florecita Rockera; 2) Sueños del ‘95; 3) Candela; 4) Bolero Falaz; 5) No Futuro; 6) El Dorado; 7) De Tripas Corazón; 8) Colombia Conexión; 9) Las Cosas de la Vida; 10) Pilas!; 11) La Estaca; 12) El Diablo; 13) Si No Se Pudo, Pues No Se Pudo; 14) Siervo Sin Tierra; 15) Errantes; 16) Mujer Gala (Bonus Track).

 

La mitad de los 90’s fue un momento glorioso para la música, pero para los hispanohablantes, fue como estar en el paraíso, ya que además de la explosión del Alternativo y del Rock en Inglés a ambos lados del Atlántico, nos tocó el plus de que el Rock en Español hizo erupción de manera brutal, sacudiéndonos a todos con su intensidad. Soda, Héroes y Caifanes se erigían como el tridente indiscutible que dominaba las ondas sonoras, y básicamente no podías recorrer el FM sin encontrarte una canción de alguno de ellos, a cualquier hora. Pero la influencia de estas bandas hizo que muchas otras empezaran a despuntar también, la mayoría en Argentina, España y México, algunas como La Ley (cuando eran buenos) y Los Tres en Chile… pero del resto de Latinoamérica, poco se escuchaba en esta gran fiesta que se había convertido el Rock en Ñ.

En el Verano de 1995 esto cambió. Una cancioncita pegajosa empezó a sonar en la radio. Recuerdo la primera vez que la escuché en mi habitación. Parecía una balada de esas de los 40’s que escuchaba mi abuelo, pero por la letra era evidente que era algo reciente, y quien cantaba, lo hacía con una tremenda actitud. Además, en ese momento me era imposible detectar si era hombre o mujer, con tonos medios y una letra extraña que hacía más difícil determinar el género. Algo parecido a lo que pasaría con el sonido andrógino de Brian Molko poco después. Por supuesto, se trataba de la versión radiable y censurada de “Bolero Falaz”, que inició tímidamente a circular, y al parecer a todos le causó la misma impresión que a mí, porque en cuestión de semanas, se volvió un reguero de pólvora y no se escuchaba otra cosa, incluso en estaciones de Soft Rock y Pop. Aún hoy en día me acuerdo de la letra entera, y estoy seguro que pasa igual con los que estuvimos ese Verano, en que el “Malo si sí, malo si no, ni preguntes” se convirtió en un mantra.

Bueno, unos “One Hit Wonder”, como algunas otras bandas que sonaban, como Vilma Palma y Los Vampiros… pero entonces en una estación de radio presentaron otra canción de Aterciopelados. Recuerdo que la locutora dijo que, contrario a lo que “Bolero Falaz” pudiera hacer creer, no eran una banda suave, sino más bien muy explosiva, y para muestra la canción que presentaban, “Florecita Rockera”. Poco después estallarían también en el radio “La Estaca” y “El Diablo” y “Mujer Gala”, demostrando que no eran un grupo de un solo tema. Pronto el nombre de Andrea Echeverri se codearía con los Cerati y los Bunbury, y El Dorado se convertiría en uno de los discos más influyentes del Rock en Ñ...

Los Aterciopelados parecían salir de la nada a mediados de 1995 y adueñarse del mundo del Rock en Ñ. Pero como ya vimos en la reseña del disco debut, no aparecieron así nomás, sino que llevaban años picando piedra, desde la época de Delia y los Aminoácidos. Qué cambió entre el Con El Corazón en la Mano y El Dorado?

Varias cosas. Supongo que las más importantes fueron la confianza que les dio el relativo éxito de su disco debut, que si bien no trascendió fuera de las fronteras, en Colombia fue un trancazo, vendiendo 35,000 copias, que en ése entonces era un récord para un grupo local. Y el segundo fueron los cambios de alineación, con la salida de Andrés Giraldo, siendo sustituido en las baquetas por Alejandro Duque. Además, Alejandro Gómez Cáceres se incorporaría en la guitarra, de manera no oficial (hasta 1997), dando mucha mayor libertad a Charly Márquez, quien pudo lucir más con los arreglos, y en conjunto, dando un sonido más alternativo y moderno.

Con esta alineación, entrarían a los estudios Eurovisión de Bogotá a finales de 1994, con la producción de Federico López. Tenían muy claro que NO querían un Con El Corazón En La Mano II. En muy poco tiempo su sonido había evolucionado, y la idea era hacer un disco sin tanta influencia Punk, sino mucho más amplio, incorporando ritmos y sonidos locales como la el bolero, ballenato, reggae, ranchero, sin dejar sus bases Rock del todo.

 

Está de más decir que es un disco redondo, con una perfecta fusión de un montón de géneros. De alguna manera me parece similar a lo que hacía Cafeta en México, y las similitudes no van simplemente por la variedad de estilos. En ambos casos su debut fue más Punk y desgarbado, pero con una tonelada de actitud, dejando ver la calidad. En ambos casos, su segundo disco sería revolucionario y se colocarían como piezas fundamentales de sus respectivos países, siendo hasta la fecha considerados como los mejores de cada banda. La diferencia quizá es que mientras Tacuba tomó elementos folclóricos y los matizaron con Rock, los Aterciopelados hicieron lo opuesto, usando instrumentación tradicional y agregando percusiones e instrumentos locales para darle un giro al sonido. Y la comparación no la hago con el fin de demeritar un disco u otro, simplemente para establecer un parámetro del impacto e influencia que El Dorado tendría en todo Latinoamérica.

Pero, porqué es tan bueno? Bueno, Andrea y Héctor lograron transformar canciones con base Punk en perfectas joyas pop con matices latinos, pero es un gran retrato de la Colombia de los 90’s, cuyas referencias quizá se nos escapen a los que no nacimos ahí.

Para empezar, se debe recalcar que El Dorado representa una Colombia dual, como los son los líderes de la banda. Héctor era un joven del sur de Bogotá, zona trabajadora, de barrios, hijo de una tendera de mercado. Andrea era el extremo opuesto, del más acomodado norte, de educación conservadora, a quién nunca le faltó nada. Ambos crecieron entre la guerrilla, las noticias de las FARC, la sombra de Pablo Escobar que entonces era el poder de facto en el país. De alguna forma, ambos le voltearon la cara a sus respectivos destinos… Héctor el de ser un working class hero en la tienda familiar, y Andrea el de ser una señorita de la alta sociedad, como su apellido lo requería. Se conocerían, jugarían a Romeo y Julieta sin un final TAN trágico, y se escaparían de sus casas para abrir un bar, donde comenzarían a tocar como Delia y los Aminoácidos. El romance no duraría mucho, pero prevalecería la química musical y se reunirían de nuevo para rearmar la banda (historia que replicarían Gwen Stefani y Tony Kanal poco después, curiosamente también vocalista y bajista, respectivamente). La cuestión es que lograron conjugar con sus diferentes raíces no sólo una gran gama de sonidos, sino que las letras también rompen ciertos límites, y hay ciertos guiños a la ruptura. No solo abarcan infinidad de temas, abarcan Bogotá, Colombia, y en cierta manera, todo Hispanoamérica. El disco muestra por un lado una sociedad brillante, incandescente en la modernidad de los 90’s, y a la vez, otra underground, oscura y amenazante. Es un álbum muy inteligente y equilibrado, donde además las letras parecen más simples de lo que en realidad son.

Andrea se vuelve una maestra en las melodías, dominando por completo el disco con esa voz poderosa, que afortunadamente solo es andrógina en “Bolero Falaz”. Canta con una actitud demoledora, y es capaz de ir de la más delicada dulzura a una erupción total en medio segundo. Héctor hace una gran labor al bajo, siendo el líder musical de la banda, aunque las guitarras tienen también un trabajo destacado, entretejiéndose y haciendo arreglos y ganchos sin asfixiar los temas, y dando espacio a instrumentos más tradicionales cuando es necesario.

 

 

El disco arranca con toda su artillería, ya que a mi gusto, “Florecita Rockera” no sólo es el mejor tema del disco, sino de todo su catálogo. Tanto así? Bueno, para empezar, conjugan tres ritmos casi imposibles de alinear. Pero vamos por partes. La canción inicia con vibrante arpegio, que cambia de tiempo con bastante colorido. Viene entonces la dulcísima voz de Andrea Echeverri con esas primeras y aromáticas líneas “Cómo echarte flores, si eres un jardín?” que engancha con su melodía y frescura, dando la falsa impresión de que el tema es una linda balada. Pero no pasa ni medio minuto cuando el estribillo explota con toda furia:

 

“Florecita Rockera, Tú te lo buscaste

Por despertar mi pasión,

Encendiste mi hoguera no tienes perdón

Te pondré en una matera”

 

En esta parte se rompe por completo la suavidad y la tensión, reventando con violencia Punk y las guitarras con el distorsionador a todo, brincando entre tonos mientras Andrea prácticamente ruge. La rola va alternando estas partes hasta un inesperado puente al 1:25 en el que dan un giro al Reggae, con Alejandro Duque metiendo incluso los fills con los tums llenos de eco. Las guitarras van como terciopelo, Buitrago hace una gran línea de bajo, y Andrea cambia diametralmente la melodía, metiendo divertidas líneas como “Y además siempre estás, fresca como una lechuga”, para rematar esta sección con el doble sentido “Soy el picaflor, Que chupará toda tu miel”, que terminaría haciendo época. Al minuto 2, Duque ta un par de tarolazos con el que regresan al violento estribillo, y tenemos un pseudo solo de apenas unos segundos con Alejandro Gómez-Cáceres dándole un efecto de sierra a su guitarra, y difuminando la canción en este tenor. Es increíble que una banda pueda meter tal cantidad de recursos en apenas 3 minutos. La canción sería el segundo sencillo tras el éxito internacional de Bolero Falaz, y consolidaría el tremendo éxito de la banda. Sería además un símbolo del Femme Power, el empoderamiento femenino en Latinoamérica que encabezaría Andrea, y se le quedaría como una especie de pseudónimo. La letra es una joya. Se supone que fue escrita por Héctor cuando aún andaba con Andrea, y aunque la mayoría de las lecturas son acerca de lo difícil que era su relación, (estar con una mujer fuerte e independiente es una maravilla, pero no siempre es fácil), se rumora que tiene un mensaje implícito escondido, hacia los gobiernos de Colombia que atravesaban una difícil situación por el poder del narco, y que habían generado una atmósfera de corrupción y descontento social que tenía a Colombia al borde del estallido. Las primeras líneas, pues, están cargadas de cinismo, y el estribillo es una amenaza implícita del estallido social. Un temazo, que se convertiría en un himno generacional y en el estandarte por excelencia de Aterciopelados.

 

Viene “Sueños del ‘95”, una preciosa balada rítmica en medio tiempo, con guitarras acústicas dominando. En la intro tenemos una caleidoscópica guitarra haciendo un lindo solo. Andrea hace una melodía de ensueño, cantando con su voz dulce, pero cargada de actitud, contagiando su optimismo. Las guitarras van cambiando de acorde constantemente, haciendo raudas transiciones entre tonos, dando una sensación de agilidad, mientras Buitrago puntea alegremente. Para el puente, la guitarra mete algo de distorsión, sin tanta furia como en “Florecita”, pero dando mayor intensidad, preparando ese soleado estribillo:

 

“Sueeeeeños, sueños del 95, sueeeeños

De contenta estoy que brinco,

Sueños para nunca despertarse

Y entre sueños encontrarnos los dos”

 

Andrea se muestra ya en plena madurez al crear ganchos y melodías de antología, jugando con los tiempos, y haciendo preciosas imágenes. Ésta vez el tema no tiene doble filo, es una simple canción de amor, con líneas como “Voltear los ojos y mirarme bien por dentro”. Hacia el final tenemos otra especie de solo, la mayoría prácticamente a un tono, pero al final se nos aloca a la Angus Young, haciendo un cierre muy rockero. Un gran tema, y más para los que nos tocó corearlo precisamente en 1995.

 

Seguimos con Candela, donde el grupo comienza la fusión de ritmos latinoamericanos. Aquí Buitrago es el héroe, llevando prácticamente la canción a puro bajo. La guitarra inicia con un solo cortante a manera de intro, pero después de los 20 segundos, desaparece del tema por un rato, manteniéndose la rola a puro bajo, percusiones y la increíble voz de Andrea. El tema tiene algo de vudú, oscuro, dramático, tenso, una mezcla de cumbia con ritmos caribeños. La guitarra vuelve intermitente a hacer licks, y a dar contundentes golpes con distorsión en los estribillos “Eres Candela, Que Quemaaaa, eres la sangre, que hierve -eeehhhhh”. La canción nuevamente es una crítica al gobierno, cargada de metáforas del calor colombiano. El final es una verdadera fiesta y parece casi una batucada, con los “Eeee Oe Oeeo Aha”, y un final que se antoja demasiado abrupto.

    

“Bolero Falaz” sería la punta de lanza del disco y el responsable directo del éxito inicial del grupo. Inicia como un Bolero de ésos de los 40’s que escuchaban nuestros abuelos, con una guitarra acústica haciendo escalas a doble cuerda, intercalando suaves rasgueos. Se hace un expectante silencio y se escucha a Andrea susurrar “Y dice”, para lanzar ahora sí el tema. La secuencia de tonos es la misma de la Intro, pero ya con instrumentación completa, con la guitarra acústica dominando con esos subeybajas. Andrea luce espectacular, en tonos medios, haciendo una melodía pegajosísima, que logra que a 23 años de su lanzamiento, me la siga sabiendo de memoria, arrancando con ese:

 

“Buscas en mis bolsillos pruebas de otro cariño

Pelos en la solapa, esta sonrisa me delata”

 

El puente es más melódico, con la guitarra tintineando dulcemente y Andrea alargando las sílabas para ajustarse a la métrica, algo en lo que se ha vuelto una maestra con apenas un disco:

 

“Estooooooooy hasta la coronilla,

tú no ereeeeeeeees mi media costilla

Ni la octaaaaaaaaava maravilla”

 

Para irnos luego al mítico estribillo, con overdubs para hacer armonías, y que es imposible no cantar:

 

“Que si vengo, que no voy

Que si estoy, que me pierdo.

Que si tengo, que no doy

Que si estoy, que me vengo”

 

El guitarreo es cálido, y Buitrago arma una discreta pero efectiva línea de bajo que crea matices melódicos muy interesantes. En lo poco escrito sobre la canción, hay versiones que dicen que también hay cierta ironía política, pero esta vez lo veo más como un manifiesto de la ruptura amorosa entre Echeverri y Buitrago. La canción está acreditada a ambos, y la letra está escrita de manera que la primer estrofa es desde la perspectiva masculina y la segunda desde la femenina. Una infidelidad de Héctor causó el rompimiento? No sé si el libro Con El Corazón en la Mano traiga esos detalles, pero no pude encontrar información en la red. La cuestión es que todo resultó en un tema de antología. Ya para la coda, Andrea rompe la solemnidad del tema con ese “Te dije no más y te cagaste de risa” que terminaría censurado en el radio, para otro breve arreglo acústico que prepara el cierre definitivo. “Bolero Falaz” sería de los temas más radiados en 1995 en Hispanoamérica, mandaría a Aterciopelados al estrellato, y sería uno de los himnos de esa generación.

 

“No Futuro” también arranca de manera engañosa, con un rítmico guitarreo acústico de ligeros tintes españoles, e incluso Echeverri canta con ciertos matices Andaluces en la intro, aunque de manera acelerada. Al :35 entra una batería machacona para el puente. Se fijan como el bajeo va creando las distintas atmósferas? Para el estribillo, revientan la tensión, y las guitarras acústicas cambian por una carga de distorsionador que convierte el tema un una especie de Punk, con un  infeccioso “yeieieiii yeieieiii NO FUTURO” como grito de guerra. La letra sigue narrando la ruptura:

 

“La carne es débil mi cielo,

si te vas me convierto en hielo,

 y aunque el amor ya no perdure

anestesiémonos mientras dura

dispárate una de amores

aunque me causes mil dolores”  

 

Al 2:30 tenemos un breve y tenso requinto con aires arabescos, para después regresar al estribillo, que van acelerando cada vez más hasta terminar de golpe.

 

"El Dorado", tema titular del disco, inicia como una bella balada, con arpegios enzarzados de las dos guitarras, dando un efecto psicodélico, mientras Duque da un efecto entre jazzy y militar con las baquetas. Echeverri inicia con una melodía lenta e hipnótica “Lo tengo muy bien guardado, tapado por si las moscas”, y remata cada estrofa con esos dramáticos “Lo cuidareeeee”. Al 1:35 las guitarras suben de distorsión para preparar el coro:

 

“Y violaron, si

Y robaron, si

Y mataron, si”

 

“No lo hallaron, no

Mira que aquí lo tengo”

 

La canción es un tributo a Colombia en sí. Retoma la leyenda de El Dorado, esa ciudad de Oro que nadie sabe porqué se les metió a los conquistadores españoles y portugueses que encontrarían en Colombia, o Brasil o Paraguay, y que les llevó a cometer matanzas de pueblos enteros. Andrea hace una letra preciosa, sin dejar de lado la ironía (“No va y sea el diablo que vuelvan”) y la acusación directa, al decir que el Dorado si existe, pero es intangible, y es la misma identidad colombiana, sus selvas, su café, sus raíces.Para estas alturas, se va notando la tendencia del grupo de armar los temas con 3 partes: Estrofa, Puente y Estribillo. Pero Corvan, si todas las canciones llevan esa estructura. Sí, pero aquí brinca que Aterciopelados le dan prácticamente la misma importancia y tiempo a cada sección, haciendo cada tema como si fueran tres temas distintos embonados, equilibrándose y funcionando a la perfección.

 

Continuamos con “De Tripas Corazón”, que es un retrato de un amor obsesivo, que no deja ir. Más que tomárnoslo en serio, es una especie de burla a la ruptura, y una especie de justificación a que hayan mantenido una relación musical y profesional. La canción termina siendo bastante divertida con las referencias perturbadoras de lo que es capaz de hacer por monopolizar a su viejo amor: Desde sacarle el corazón con un bisturí y usarlo de collar, echarlo a un volcán para fundirse en uno, cortarle los labios, hasta ponerle bozal y sacarlo a pasear como perro. La rola deambula entre una balada rítmica con guitarras acústicas muy cristalinas y monas, mientras Andrea canta de la manera más dulce posible, para después reventar en el furioso estribillo, con una distorsión muy Alternativa, y la misma Echeverri cambia su manera de cantar a una forma mucho más agresiva, quitándose cualquier dulzura. Hacia el minuto 3 tenemos uno de los solos más largos del disco, que sin ser del nivel de Hendrix, es bastante bueno. Esta vez, callándome la boca, la banda omite la “tercera parte”, armando la canción solo con dos estructuras base.

 

Luego llega “Colombia Conexión” retomando la fusión latina. Inicia con algún loop del bambuco “Soy Colombiano” dejando los primeros instantes del tema: “Ay que orgulloso me siento de ser un buen…” La canción es una divertida narración de las tradiciones y la cultura del país, sin faltar el recorrido turístico:

 

“Bañada por dos mares y el Orinoco

Café, café, café y petróleo

ciudades amables, mujeres lindas

te vas, te vas y no la olvidas”

Pero a su vez también fue una de las primeras críticas sociales a la cotidianidad colombiana

 

“Pobre Colombia

irredenta, desnuda, fría y hambrienta

y a diario tan descontenta

con la crisis turbulenta”

 

La canción va alternando un melódico ritmo tropical, con otro más machacón, y enjaretan por ahí un puente entre Cumbia con un pianito merengue, que termina explotando en un brutal Punk para la desaforada coda. La canción es extrañísima, pero me quedo con el tributo que hacen a su amada Colombia.

 

“Las Cosas De La Vida” es una balada acústica con ritmo de vals, ésta vez sin mayor instrumentación, que una eventual armónica hacia el final, con Echeverri armando prácticamente todo con la intensidad de su voz. La letra es increíble, armando una historia entera en menos de 3 minutos (prácticamente 2 si consideramos la coda con armónica). La historia habla sobre un chico problema, que no da una en la escuela, al que terminan pagando psiquiatra y nada de lo que le digan o hhagan sirve para encausarlo. Me suena como una mezcla entre “She’s Leaving Home” y “Las Batallas” de Cafeta. Hacia la mitad cambian el ritmo para esa sección: “Ay ay ay ay, Ay ay ay ay,

Se le advirtió, Y nada valió, Y nada valió”, tras la cual viene la coda con armónica. Un tema muy simple, pero muy bello. Un buen día la podría marcar en rojo.

 

Llega “Pilas!”, el tema más Punk del álbum, y a mi gusto el más débil. La melodía esta vez es repetitiva, y Andrea atropella las letras, de forma que apenas se entiende lo que grita. La letra que trata sobre la delicada situación que se vivía en la Bogotá de los 90’s por la llamada “limpieza social” en los barrios marginales como parte de la lucha contra el narco. Esta canción es la más clara reminiscencia de los inicios del grupo como Delia y los Aminoácidos. La marcaría en azul, pero ando de buenas y le he ido agarrando el gusto, además de que dura apenas poco más de minuto y medio.

 

Después tenemos otro clásico, “La Estaca”, que también se arma con dos partes que se complementan. Uno es una especie de Vals con instrumentación cuasi ranchera, muy folclórica, en el que una guitarra hace el rasgue en tundata y otra va insertando requintos típicos de los boleros. La segunda es mucho más rápida, y aunque lleva base Punk en su aceleración y tiempo, la instrumentación sigue siendo ranchera tipo “corrido”, con una guitarra distorsionada, apenas perceptible al fondo, y recordando en su intensidad a “La Ingrata” de Cafeta. Pero las palmas se las lleva la letra y la actitud de Echeverri al cantarla. Una canción de “antiamor”, en la que le lanza divertidísimas flores al amor perdido en los versos, y en el estribillo, le desea lo mejor:

 

“Adiós, que te vaya bien

que te muerda un perro,

que te lleve el diablo y

Márquez calavera”

 

La canción perfecta para dedicar cuando la relación no termina del todo bien. Vaya colección de joyas que se aventaron este par para subsanar las heridas!

 

Con “El Diablo” mantienen el nivel a tope. Esta canción es más alternativa, arrancando con rápidos y suaves arpegios, pero al :40 cambia a un rocker suave a manera de puente, y de nuevo escalan en los explosivos puentes. Andrea juega con esas leyendas urbanas ultracatólicas “si a la hora del rosario, te da un bostezo ten cuidado”, para relatar cómo después lo conoció y se enamoró del Diablo. Uno podría buscarle muchas explicaciones a esta idea Faustiana. Una es la manera en que se enamoró de Héctor, siendo de tan distintas clases sociales. Otra es la manera en que nos lavan el coco con los conceptos de “bueno y malo” y al final maduramos y terminamos dándonos cuenta que lo que tanto satanizan las costumbres católicas, no es realmente malo. El Rock? Jaja. Me voy más por esta idea, ya que a pesar de que la letra está escrita desde la perspectiva femenina, el autor es Buitrago. La rola es pegajosísima, en sus tres partes, y es imposible no cantar el infeccioso estribillo:

 

“Toda la vida, toda mi vida

He temido al diablo

Toda la vida, toda mi vida

He temido al diablo”

“Si No Se Pudo, Pues No Se Pudo” inicia de forma tristísima, con una guitarra muy melancólica, y Andrea haciendo una especie de copla infantil, jugando con la metáfora de las lágrimas de cocodrilo. Esta parte es conmovedora por la melodía, y creo que pudo dar para una balada entera. Sin embargo, y no es queja, al :40 Duque mete un tarolazo y entra con un ritmo ágil y complejo, con las guitarras haciendo arañitas agridulces. “Ya no te llevo en la cabeza, Y no me pesa ni me molesta, No lloro por ti” canta Andrea, muy seria. El coro cambia diametralmente, de nuevo con overdubs en armonía, para escupir esa sabiduría popular: “Siiiii no se pudo pues no se pudo, No le haceee, no le hace”. Si la estaca es una manera divertida y de autodefensa de minimizar el efecto de la ruptura, ésta es una versión más madura y realista, a pesar del irónico estribillo. “Por mucho que dure esta enfermedad, Por mucho que duela, se acabara”. Sigan a Duque, que hace la mejor labor de batería en todo el disco!

 

Llega “Siervo Sin Tierra”, con un ritmo de joropo, más cercano a los sonidos andinos de la Alta Colombia. Con instrumentación folclórica, tiene una desgarradora letra inspirada en las víctimas del desplazamiento forzado. Habla del pobre, de la soledad del campesino, casi fantasma, condenado a ser explotado, desposeído de sus tierras en aras del liberalismo.  

 

Sigue “Errantes” que también me parece uno de los puntos débiles del disco. Arranca con guitarras con phaser, haciendo sonidos fantasmales. Luego viene un ritmo tropical con muchas percusiones, y unos “uhh-uh-uh UHHH!” muy a la “Symphaty”. La letra habla sobre una leyenda, una historia de amor de una pareja que aún después de muerta se les puede escuchar y ver juntos, para terror de quien se los topa. Sin ser malo, me parece un tema algo plano, y en la que esta vez no logran encajar tan bien las 3 secciones. La mejor, esa parte de la guitarra fantasmal, que reaparece de vez en vez.

 

El álbum cierra con “Mujer Gala” que regrabaron para esta versión, siendo más limpia y con mejor producción, además de que los nuevos integrantes le dan algo más de punch. Por lo demás es idéntica a la versión del debut. Si no me pareció destacada ahí, aquí, rodeada de tremendos temazos, suena a un cierre algo flojo.

 

En fin, a pesar de que la segunda mitad no es tan consistente, en general el álbum es enorme, con una gran cantidad de rolas de gran nivel, se siente dinámico y fluído, y mezcla una gran variedad de estilos. La base sigue siendo el Punk, pero esta vez lo matizan más con pop de gran manufactura, y con elementos folclóricos que lograron que el disco no se sienta como un tributo a Colombia (que lo es) sino a toda Latinoamérica. Quizá por ello la razón de su éxito. Superaría por mucho los números del debut, alcanzando el millón de copias. Poco después Aterciopelados estarían rotando en MTV, alternando en giras con Soda Stereo y posteriormente con Héroes, y Andrea sería invitada al Unplugged de Soda, robándole cámara a Cerati en la versión semiacústica de “En La Ciudad de la Furia”. Pero dicho éxito sería merecido, ya que muestran un nivel enorme, listos para el cambio de estafeta generacional que se estaba gestando. Lo dicho, la ruptura sentimental entre Andrea Echeverri y Héctor Buitrago los dejaría en la lona un rato, pero les serviría a la larga para parir uno de los discos más grandes del Rock en Ñ.

Por Corvan

31-may-2018

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