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SUEDE (Álbum, 1993)

Artista: Suede (D+)

Fecha de Grabación: Nov ’92 – Ene ‘93

Fecha de Lanzamiento: 29 de Marzo de 1993, UK

Discográfica: Nude

Productor: Ed Buller

Calificación: 9.5 (DISCO ICÓNICO)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: Brit Rock (1991-???)

Subgénero: Brit Rock (1991-1998) 

Mejor Canción: Animal Nitrate, seguida por So Young y The Drowners

Canciones: 1) So Young; 2) Animal Nitrate; 3) She’s Not Dead; 4) Moving; 5) Pantomime Horse; 6) The Drowners; 7) Sleeping Pills; 8) Breakdown; 9) Metal Mickey; 10) Animal Lover; 11) The Next Life.

 

El Brit Rock como tal nació en el University College London en 1988, cuando un estudiante de 21 años de planeación urbana, Brett Anderson, conoció a la estudiante de arquitectura y guitarrista Justine Frischmann. Las primeras palabras que Brett le dijo a Justine  fueron “Tienes algo mal en la boca?” Romántico el tipo! En realidad creía que Justine tenía alguna enfermedad o problema. Frischman se desquitaría en sus memorias diciendo que al principio no sabía si él era chico o chica. Traía peinado de casquete, dos aretes y una bolsa de mano. Compartían una o dos clases, pero parecían odiarse mutuamente, hasta que finalmente se presentaron y surgió la química. Alguien le preguntó a Brett a qué se dedicaba su padre y él contestó que era taxista. A Justine, cuyo padre era millonario, le pareció algo romántico por alguna extraña razón. Y a él le pareció divertido, y ya sabemos que del odio al amor…

Comenzaron a ser pareja poco después, y Brett se cambió a Arquitectura. Eran una pareja muy rara. Él tímido, sin un centavo, inseguro. Ella con una rara belleza, divertida, ruidosa, con un carácter muy fuerte, y todo el dinero del mundo. Justine diría que él no tenía confianza en sí mismo por esas fechas y que él le había confesado que “algo había cambiado” cuando se conocieron, porque le hizo recuperar la confianza, de pronto se volvió un tipo con chispa, agudo, vibrante.

Para el invierno del ’88-’89, decidieron rentar un departamento junto con Mat Osman, el mejor amigo desde la infancia de Brett. Frischmann diría que fue una época mágica, un invierno hermoso y frío en el que recorrían todo Londres y era como descubrir de nuevo la ciudad a través de los ojos de Brett. Osman también era guitarrista, y no era raro que la madrugada los sorprendiera a los 3 tocando. Brett y Mat tenían un sueño desde la infancia, en el que escapaban de Lindfield con sus guitarras a la espalda. El tímido Brett se animó a mostrarle a Justine sus primeras composiciones, y surgió la idea de armar un grupo entre los 3, pasándose Mat al bajo. Brett insistía en que no podía cantar, pero finalmente Justine lo convenció de que tenía buena voz. Tanto Brett como Justine sabían que no podían ser requintistas, no tenían técnica,  por lo que pusieron un anuncio en el NME, buscando un guitarra líder con influencia de los Smiths, Bowie, Beatles, Lloyd Cole y Petshop Boys, con la advertencia “No musos, please. Some things are more important than ability”.

Para ese tiempo, ya se habían mudado a diferentes partes de la ciudad. Anderson vivía por Wormwood Scrubs (rentando un departamento con ayuda de su suegro) y Justine había regresado a la mansión familiar en Kensigton, aunque pasaba temporadas con Brett. Un chico de 17 años, Bernard Butler, respondió al anuncio. Butler diría que la pareja eran “las personas más cool que había conocido, y yo no lo era en absoluto”. En su audición, lo hicieron fumar mariguana por primera vez. Podían comprar cerveza, pedir pizza. Eran los tipos más cool que el pobre chico tímido, flaco, aún sin salir de prepa, se había topado en su vida. El los veía mucho mayores, pensaba que se iban a casar, y en un principio no le quedaba claro si Justine estaba en la banda o solo era la pareja de Brett. Pero ella aportaba muchas ideas, corregía letras, hacía de manager, y poco a poco se fue haciendo más presente con la guitarra.

El grupo comenzó a tomar forma. La guitarra de Butler se convirtió en un látigo, tomando su estilo de Johnny Marr, pero con más distorsión y rapidez, con un estilo mucho más agresivo. Las letras de Anderson también empezaron a evolucionar, con un twist sexual, ambiguo. Brett tenía fascinación por el uso de la jerga arcana inglesa y le gustaban los detalles sucios de Londres. Además le dio por cantar con su propio acento, y parecía ir en contra de todos sus contemporáneos. "Queríamos ir contra la corriente", dijo. “Hablamos de lo que era real para mí: el haber nacido en una casa del consejo, hablando de cosas que eran importantes para mi mundo y cómo me criaron. Fuimos la primera banda de nuestra época en hablar de estas cosas.” Muchos tomarían ese anglocentrismo como un retorno a los Kinks, banda de fondo tras las otras bandas del Brit Rock, pero Brett en realidad hablaba de sí mismo, de lo que conocía y en su propia manera, que resultó ser muy similar a la de Davis.

Para el verano del ’90, la banda ya había tomado el nombre de Suede, habían reclutado a Simon Gilbert como baterista, e interpretaban en vivo temas como “The Drowners”, “Moving” y “He’s Dead”. El sonido era MUY distinto, y no lograban llamar la atención a dueños de clubes y periodistas que insistían en buscar shoegazers que sonaran a Madchester. Frischmann se frustraba ante el rechazo, pero Brett tenía una especie de oscuro romanticismo, “adorable”, diría ella, pero yo no podía seguir ahí por siempre, a diferencia de él. Llevaban ya dos años juntos y la luna de miel había terminado. “Estábamos en cierto punto en el que no estábamos seguros si habíamos dicho algunas cosas o las habíamos pensado… creíamos que podíamos ser telépatas…” Diría Justine. “Era una época de renovarse o morir”. A esas Alturas, era obvio que ambos reprobarían el sexto semestre. A Brett se le ocurrió bromear diciendo “Será genial cuando acabemos la universidad, y tú seas arquitecta y yo haga la casa y te espere con la cena lista.” Era una broma, pero Frischmann se horrorizó y cayó en cuanta de que no podían seguir así, sin rumbo fijo, con alguien tan genial pero tan conformista. Así, en Febrero de 1991, aceptó salir con un chico, otro músico, que tenía meses rogándole por una oportunidad. Se llamaba Damon. Damon Albarn.

Se habían conocido en un club en 1990, cuando Suede le abrió un concierto a Blur. Su primer encuentro tampoco fue muy romántico. Ella le pidió un poster de Blur, y Damon le respondió “Fucking buy it!”. Sin embargo, en los conciertos que compartirían meses después, Damon se dio cuenta que no podía quitar los ojos de esa rara segunda guitarrista. Comenzó a buscar más conciertos que pudieran compartir y empezó a buscarla. La llamaba con cualquier pretexto y una vez la acorraló en un camerino diciéndole que ella era la única, y que estaban destinados a casarse y que no había nada que hacer al respecto. La obsesión al principio la asustó, pero luego se sintió halagada… Luego conoció al resto de Blur, Coxon, James y Rowntree. “Eran unos ñoños, pero aún así, tocaban mejor que Suede.” Los compañeros de Albarn estaban anonadados con Justine. No tenían en qué caerse muertos, vivían en un sótano que rentaban con lo que alcanzaban a sacar de las tocadas, mal comían, y ella era millonaria y con ideas extravagantes.

Justine aún no había terminado del todo con Brett. Pensaba que se salían de los convencionalismos y estereotipos (luego Damon retomaría esa idea) para tener una relación inusual y moderna con ambos. No había terminado con Brett, pero tampoco le había dado un sí definitivo a Damon. Para la primavera del ’91, la relación con Anderson finalmente tronó y ella se mudó del departamento que había estado compartiendo con él y con Mat. Por supuesto, ella (su padre) pagaba la renta, por lo que de pronto los chicos se quedaron quebrados, sin la seguridad que habían tenido, sin casa y sin qué comer. En Mayo, el single “There’s No Other Way” de Blur lograba el éxito. Albarn y compañía comenzaron a ganar dinero, sin depender de Justine, pero con ella como motor emocional.

Suede pasó el resto del año en las sombras, con Brett compadeciéndose de sí mismo, pero con el consuelo de que Justine al menos seguía en la banda. Así duraron algunos meses. Algunas de las nuevas canciones eran ataques directos a ella, a su estilo de vida, a la frivolidad con la que lo había mandado al diablo. Para Butler, todo eso era muy raro, es decir, que ella siguiera en la banda, pero fuera novia del líder de otra. Un día llegó tarde a un ensayo y dijo lo peor que pudo decir: “Lo siento, me retrasé porque salí en un video de Blur.” Brett no dijo nada, pero cuando Butler se fue, escuchó gritos de la expareja al doblar la esquina. Al rato Anderson le llamó para avisarle que la había corrido de la banda.

Sorpresivamente, el rompimiento y la salida de Justine benefició a Suede. Habían estado 2 años estancados, con cierto conformismo, en parte porque el padre de ella les solventaba todos los gastos. Así que Brett se quedó en bancarrota y se tuvo que poner las pilas para que funcionara la banda. Y lo hizo. Blur comenzaba a comerles el mandado en Inglaterra, pero en 1992 Suede tuvo presentaciones notables, y llamaron la atención de Saul Galpern, dueño de la disquera independiente Nude Records. Firmaron un contrato para lanzar un par de singles, siendo “The Drowners” el primero y “Metal Mickey” el segundo. Los dos chartearon y llamaron de inmediato la atención de otros peces gordos, como Island y Sony. El Melody Maker los colocó en su portada del 25 de Abril del ’92 con el encabezado “The Best New Band in Britain”, siendo la única banda sin disco en lograr una portada así antes de tener un álbum, e incluso Morrisey habló maravillas de ellos en una entrevista de la época. Muchos fechan el nacimiento del Brit Rock con la aparición de Suede en Melody Maker.

Porqué esto es importante? Más allá de que parece el guión de una melodramática Rock-Movie, esta relación sentó las bases del Brit Rock. La verdadera rivalidad no fue entre Oasis y Blur. Al menos para Albarn, Oasis no era realmente importante. Sin embargo, el pique con Anderson, llevaría al Brit Rock a desplazar al Grunge como género dominante.

La primera vez que Frischmann vio a Suede en vivo después de su salida, se dio cuenta de que habían dado un tremendo salto: “Al fin lo tienen” – dijo. Albarn no pudo sino ponerse verde de celos al ver a su novia brincando con la música de su ex. Ella llegó a decir “Serán los próximos Smiths”. En ese instante surgió una archirivalidad para Damon, y las cosas le empezaron a salir mal a Blur. En Julio, ambos grupos por fin coincidieron en cartel. La batalla ya era enconada, pero Blur ya tenía un par de singles y fue escogida para cerrar, lo cual le dio cierto regocijo y aires de superioridad a Damon. Dave Rowntree los alcanzó por la tarde en el lugar del concierto, y cuando los encontró, Alex, Grahan y Damon estaban bastante borrachos. La cuestión es que Suede dio el concierto de sus vidas, y Blur estaba en un estado tan lamentable que Albarn, al subirse, le dijo al público que podía irse a la mierda porque lo que seguía iba a ser horrible. Y lo fue.  Un amigo mutuo diría que fue como si el exnovio llegara a la boda de su ex y se robara el show, impecable, pulcro, mientras el novio se vomitaba encima en plena fiesta.

A mediados de año, el Grunge estadounidense ya era un fenómeno masivo, incluso en Inglaterra.  Frinschman estaba obsesionada con recuperar un sonido más local con el cual contraatacar, y logró meter la idea en Damon.  Es la hermosa ironía. Aunque Damon niega rotundamente influencia de Suede, es obvio que la idea de Justine venía indirectamente de Anderson. Blur daría un giro anglocentrista para su siguiente disco, el Modern Life is Rubbish, que fue un trancazo. Muchos dirán que fue el triunfo definitivo de Blur sobre Suede. Pero, aunque muchos marcan el nacimiento del Brit Rock con la aparición de Suede en el Melody Maker, muchos afirman que se consolidó como movimiento el día que Blur comenzó a sonar como Suede… quién ganó finalmente? A pesar del éxito del Rubbish, Suede fue ganó el Brit Award por mejor banda del Año en 1993, mientras Elastica, comandada por Frinschman, se llevaba el de Mejor Banda Nueva…

El disco arranca con “So Young”, una batería pausada pero poderosa, y ese Power Chord que hace una entrada simplemente majestuosa para después cambiar a los lentos y ácidos arpegios. Mat hace un bajeo tremendo, con una gran línea, pero verdaderamente la interacción entre la guitarra de Butler, y la cantidad de efectos, desde esos acordes lentos y aplastantes, los arpegios absolutamente melódicos y los agudos en los estribillos, son simplemente celestiales. Pero lo más importante es cómo se complementa con la voz de Brett, que funciona como un instrumento más, demuestra ser un maestro melódico, es expresiva en un tono muy peculiar, y pareciera cambiar de efectos con la misma facilidad con que Bernard aprieta el pedal, desde los murmullos al principio, la tremenda seguridad con la que entra al primer verso, la dulzura con que inicia los estribillos, el switch al falsetto. Anderson da una verdadera cátedra como vocalista en poco más de 3 minutos y medio. La melodicidad no le pide nada a las mejores rolas de McCa, llena de ganchos y pequeños twists… pero insisto, lo mejor es cómo guitarra y voz parecen estar dialogando, se entrealzan, y sube y bajan de intensidad a la par. Ed Buller, el productor, agregaría los arreglos de piano para los puentes, que terminan de redondear la atmósfera agridulce, dejando cierta sensación de devastación cuando termina. Letras ambiguas: “We're so young and so gone, let's chase the dragon from our home!” hace una referencia a una sobredosis de Justine.

Luego tenemos “Animal Nitrate”, si se puede mejor que el tema inicial. Un riff etéreo, incisivo, al que se le agrega una enorme línea de bajo en la segunda vuelta y una poderosa batería en la tercera. Para los versos, la guitarra es más cortada, marcando los tonos. Brett hace otra melodía de antología, adictiva, que mejora cada instante, con un coro simplemente tóxico “oh it turns you on, on, on, now he has gone”. La letra habla sobre el Amyl Nitrate, una especie de droga inhalada, y no deja de hacer sus referencias a su ex. La guitarra de Buller es uno de los momentos más exquisitos de Brit Rock, luciendo agresiva, potente, melódica, remarcando los tonos precisamente en las pausas de Brett, cambiando de afectos para el estribillo, y haciendo un requinto al 1:45 simplemente espectacular, sencillo, (con tritono?) con cierta atonalidad al final para reventar de nuevo en el coro. La sección rítmica tremenda, dando fluidez al tema y yendo en contrapunto con la guitarra. El tema llena de energía, tiene alegría y punch, pero al final queda a la vez un cierto regusto amargo, de soledad, algo oscuro en las letras y los tonos. Es un match perfecto con la letra y la adicción. Escuchando estas canciones uno entiende porqué el Brit Rock  explotaría en la forma en que lo hizo. El tema es simplemente adictivo como su título, uno de mis dos favoritos de Suede, y a mi gusto, uno de los mejores de inicios de los 90’s.

Con “She’s Not Dead” bajamos un poco el ritmo. Un tema más introspectivo y oscuro, con un delicado trabajo de guitarra, un poco más limpia, pero con la batería de Gilbert llevándose las palmas, marcando los tiempos con redobles, luciendo potente, sin perder ese aire íntimo y etéreo. Matt hace un tremendo uso del fasetto, y parece un preámbulo de los temas introspectivos que Damon Albarn empezaría a escribir pronto, e incluso en los arreglos de Butler se nota cierta influencia posterior en Coxon. La letra es oscurísima, y pudiera pensarse que es fantasía o fragmento de alguna novela. Pero Brett está basándose en hechos reales, un romance de una tía suya con un amante furtivo, que terminaría en tragedia. Anderson diría que detalles como la cadena del tobillo fueron reales, son cosas que no se pueden inventar porque sonarían ridículas.

Luego llega “Moving”, un tema rapidísimo, cuasi punk, que mejora bastante cuando bajan el ritmo para el estribillo, con un ambiente opuesto, calmado, nocturno, y Butler haciendo efectos de grillos llenos de ecos. Hay un buen solo a toda velocidad, pero en general las partes rápidas suenan un tanto genéricas y pierden el genial toque de melodicidad que llevaban hasta ahora. Anderson nunca estuvo satisfecho con el tema ya que decía que no se acercaba ni tantito a la fuerza que imprimían en vivo. La letra, supongo que es una cachetada a Justine y Damon: “shame on me, well I had the beast you see, and if he can take it, I can take him home with me, shame on her, she's a lovely little number, and when we go lassoing you get lassoed, all of you, If you can take it, I can take it”.

Con “Pantomime Horse” vuelven a recrear una atmósfera íntima y delicada. Destaca Osman con ese bajeo elástico, casi acuático que logra al hilar las escalas de notas. El wha y delay de Butler aportan para ese inicio líquido y tranquilo, como si estuviéramos oyendo desde el fondo del mar. Los versos inician con un suave guitarreo acústico y recobramos la melodicidad a tope. La canción va creciendo y la guitarra retoma su distorsión y ese efecto agridulce. Al 2:35 hay una escala descendente apocalíptica para un extraordinario puente instrumental, no propiamente un requinto, pero sí un trabajo extraordinario de Bernard que termina valiendo la pena la canción y el contraste con el resto pausado del tema. La letra es un Brett conmiserado: “I was conned by a circus hand, Tragic as the son of a superman, "I would die for the stars" she said, This is what I get for my beautiful head…” pero canta, sobre todo al final, con una honestidad que te enchina la piel. Hay dolor tras las notas. Anderson diría que los artistas lograban sus mejores letras cuando no eran feliuces y esta canción surgió de esa idea. Y de Justine, no nos hagamos.

Luego llega “The Drowners”, de los primeros temas que compusieron como banda y que tuvieron tiempo de perfeccionar, hasta llegar a ser su primer single y una de sus joyas. Nuevamente brillan por la sublime melodicidad y cantidad de ganchos. El perfecto balance entre la distorsión de la guitarra y la elegancia de la ejecución. No escatima en recursos para llenar de variantes, y la guitarra con la que comienza parece una totalmente distinta a la que termina, aunque no nos damos cuenta nunca cuándo cambió. Al 2:25 hace un gran solo, sucio en inicio, rematando con arpegios descendentes, que son pura genialidad. Brett nuevamente se discute como vocal, cantando en un tiempo al parecer distinto al de sus compañeros, pausado, alargando sílabas, como adormecido, pero de forma adictiva. Particularmente el estribillo “And so we drown, sir we drown, stop takin' me over!” Una oda a una generación apática, eternamente aburrida, que parecía contenta con hundirse, aún antes de que se le denominara Generación X. Una verdadera delicia de canción.

“Sleeping Pills” es otra balada, dulce, con cierto aire fantasmal en el eco de la guitarra. Una buena melodía, y Mat nuevamente echándose encima la estructura de las rolas lentas con las 4 cuerdas para el lucimiento de la guitarra. Butler por cierto, no duda en salirse del patrón onírico para machacar con disonancias y ruidos atonales de vez en cuando. Hacia el final incluso hace un punteo de mandolina que milagrosamente suena perfecto, antes de dejar la canción como en puntos suspensivos. La letra es sobre drogas, esta vez Valium, pero en esta ocasión basada en unas amas de casa que Anderson conoció haciendo servicio social. Las  señoras eran totalmente adictas al Valium para poder sobrellevar su “Inventada vida-perfecta-clasemediera”.

Sigue “Breakdown”, que en sí misma no es mala, es una linda baladita, pero parece una copia de los versos de “Sleeping Pills”, sin el excelso trabajo de guitarra. Sale sobrando ya que repite el mood y casi la misma melodía. La letra es una inmersión al estado depresivo en que Brett quedó: “Back where the dogs bark, where still life bleeds the concrete white, try not to go too far inside your mind…” logra buenas imágenes, pero al menos debieron ponerla en otra parte del disco y un estribillo más fuerte. Además dura 6 minutos. Supongo que intentan reflejar el estado depresivo, pero es simplemente demasiado.

Afortunadamente tenemos “Metal Mickey”, que fue el segundo single de la banda. Es quizá el tema más pop, al menos de este primer álbum. La melodía es algo boba, pero hay que reconocerlo, es tremendamente pegadiza. La guitarra es muy buena, nuevamente sin dar respiro, con un fuzz cortante y cierto aire Punk. Bernard Butler de hecho quería darle un aire aun más agresivo para diluir la melodía simplona, pretendía un sonido más metalero y terminar la canción de forma abrupta después del coro, pero Ed Buller la suavizó y la terminó en un fade out con cambio de tono, en lo que representó el primer encontronazo entre el guitarrista y el productor. El tema es mucho más alegre, compuesto cuando aún era novio de Justine, por lo que las letras reflejan lo agridulce de la relación.

Luego tenemos “Animal Lover” con una línea de bajo muy parecida a la de “Jumpin’ Jack Flash”, que es la única similitud con la de los Stones. La labor de guitarra nuevamente es magistral, y la sección rítmica va creciendo hasta que termina hecha un pandemónium, con un complejísimo beat y una desaforada línea de bajo haciendo prácticamente un solo para cuando la guitarra emula una sirena de esas de la Segunda Guerra Mundial. Brett va armando la tensión con su voz, por momentos imitando a Morrisey, y regresando al falsetto y a unos graciosos La-la-la’s en el estribillo (nuevamente hay que mencionar los posteriores trabajos de Blur). Las letras son ambiguas, pero no es difícil suponer que habla de las épocas en que se había conformado ese triángulo amoroso, por lo que el título es una cachetada a Justine, llamándola indirectamente... ehrr, bueno, mejor saquen sus propias conclusiones. Por cierto, el álbum originalmente iba a llevar el nombre de la canción, pero la disquera lo vetó.

El disco cierra con “The Next Life”, una conmovedora pieza en la que Bernard llevó la mayor parte de la composición, e interpreta un piano sencillo, pero precioso. “See you in your next life when we'll fly away for good, stars in our own car we can drive away from here”. La voz de Brett se mezcla con los coros y sintetizadores celestiales, cantando con sentimiento. El tema lo compuso Butler para su madre, recién fallecida, pero también marcaría un precedente que después seguiría Blur.

 

En fin, es un tremendo disco, en el que me entretuve porque detrás de él se entiende mucho de lo que fue el Brit Rock. No es perfecto, tiene sus altibajos y es por ello que a mi pesar no le doy el 10. De repente hay muchas baladas y algunos temas que se parecen. Sin embargo, los temas fuertes son MUY fuertes, sobre todo, aquéllos en los que Brett Anderson y Bernard Butler entablan esos excelsos diálogos y la voz y la guitarra se vuelven uno. Las letras son quizá las más personales, aquéllas que escribió con y para Justine, las que escribió posterior al rompimiento, y las que, sin querer, hablan de temas imples, cotidianas y sentarían las bases para el anglocentrismo del movimiento entero. A través del prisma musical del Suede, se pueden detectar los colores de Blur, de Oasis, de The Verve, y hasta de Placebo. La portada sería elección de Brett, polémica a propósito por las figuras andróginas besándose. A diferencia de lo que muchos creen, no son dos hombres, son dos mujeres, tomadas de un colectivo de arte lésbico. El disco sería un trancazo en Reino Unido, y el mejor vendido del grupo en USA, lo cual los llevaría a enfrascarse en un tour americano. Pero francamente creo que su legado va mucho más allá de lo que haya vendido. Aún hoy en día sigue resonando. A pesar de que no logra el 10, me atrevo a recomendarlo como un Must Have, una pieza indispensable para entender los 90’s. 

 

Por Corvan 

7/Abr/2014

 

 

 

 

 

 

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