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Paul McCartney, On The Run Tour, 2012

Estadio Omnilife
5 de Mayo del 2012

                            

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Paul McCartney vino por primera vez a México en 1993 con el New World Tour. Yo estaba en plena fascinación Beatle con apenas 12 años de edad, pero me tocó todo el revuelo del Off he Ground, y por esas fechas no paraba de cantar “Hope of Deliverance”, que hasta la fecha, sigue siendo una de mis favoritas de McCartney. El detalle es que en mi ciudad, Guadalajara, aún no había infraestructura para conciertos masivos. Apenas se desarrollaron foros adecuados hará unos 6 o 7 años atrás, por lo que los grandes conciertos eran forzosamente en el DF. Para un crío de 12 años era imposible lanzarse solo, y los padres no cedieron ante las súplicas. Posteriormente, en los sucesivos tours, también en el DF, también se complicó por diversas razones. Por ello en cuanto se anunció la fecha en mi ciudad, no lo dudé ni un segundo. Gracias a un amigo, conseguimos boletos 2 días antes de la Preventa oficial. No pregunten, jeje.
Por lo tanto, estuve 19 años esperando ansiosamente ver a Paul. 19 años!!!

Pero no hay día que no llegue. Me fui con un grupo de amigos, entre ellos un par de lo que otrora fuera mi primer banda Moby Dick. Llegamos al estadio Omnilife a las 7:15, con la entrada bastante fluida, aunque ya había bastante gente en los alrededores del estadio. Nunca había visto tantas playeras Beatle en mi vida. De hecho no sólo ese día en el concierto, sino a lo largo de la semana, playeras de los Fab Four por todos lados en la calle en la semana previa. La gente se tomaba fotos en grupos en las afueras, cantaba las rolas del sonido local, se veían banderas británicas… Un ambiente inmejorable. El acceso al estadio fue muy rápido, para mi sorpresa. El Omnilife luce impresionante a pesar de pertenecer al archirival futbolístico de la ciudad. La logística esta vez, hay que reconocerlo, fue impecable.

Adentro también hay un gran ambiente. En el sonido local se escuchan canciones de los Beatles y de Paul con mezclas electrónicas, que aunque las afean un poco, no evitan que muchos canten. Nuevamente, es increíble el diferente público que Paul puede convocar: desde niños de unos 7 u 8 años, adolescentes, veinteañeros, treintañeros como yo, cincuentones que ya llevan a sus hijos, hasta gente ya bastante mayor que debió haber vivido la Beatlemanía en persona… todos unidos por la misma música que ha logrado transpasar generaciones, durante ya 50 años! Lentamente el estadio se va llenando, y mi grupo ocupa una zona ligeramente atrás de lo que sería media cancha. El escenario es enorme, ocupando casi todo lo largo del área, con dos megapantallas a los lados, más altas que anchas. Dan las 9, que es la hora marcada para el comienzo. Se siente una cierta tensión, pero la gente sigue entrando (maldita impuntualidad tapatía) y la luz apenas baja un poco de intensidad para mostrar diapositivas de la historia de Paul. Suenan canciones Beatles en salsa. 9:10 la puntualidad inglesa de Paul se va al traste por la impuntualidad de los asistentes. Para las 9:20 ya hay un lleno total a pesar de que se decía un día antes que aún había boletos.

A las 9:30 en punto cesa la música y se apagan las luces. Un rugido colosal del público, que termina por fin con la espera. Inician los primeros acordes de trompetas sintetizadas de “Magical Mystery Tour” y Paul lanza esa invitación tan significativa “Roll up for the Mystery Tour, step right this way!!!”. El estadio casi se cae. Todos cantan los contagiosos estribillos a todo pulmón, y un enjambre de celulares ilumina el estadio, mientras las imponentes luces del escenario nos llenan de colores psicodélicos. Paul corre de un lado al otro del escenario como si tuviera 20 años, emocionado con el recibimiento y todo sonrisas. Éxtasis total cuando la canción termina. Yo llevo 19 años esperando esto. Hay gente que lleva 50. La vibra es tal que se me hace el primer nudo en la garganta.

La siguiente canción es "Junior's Farm" de Wings. No es de mis canciones favoritas para ser sincero, y en general no es muy conocida por el público, pero ese coro es pegajosísimo e invita a cantarlo: “lets go, let’s go, let’s goooooooo, take me down to junior’s farm…”. Paul ha salido con un traje Mao muy elegante que recuerda la primer etapa de los Beatles, con su peculiar bajo Hofner Violin, ligeramente más oscuro que el que usaba en los 60’s (el rumor dice que este bajo que está usando es aún más viejo que el que le conocimos con los Beatles, el primero del modelo, pero no estoy seguro). Aprovecho para presentar a la banda: En la guitarra, Rusty Anderson, que es el que se encargará de la mayoría de los requintos; Brian Ray, de momento sale como segundo guitarra, pero es multiinstrumentalista y se estará rotando al bajo cuando Paul toma las guitarras o pianos. Paul Wickens en teclados y sintetizadores, hace realmente maravillas por sí mismo, igualando orquestaciones o los delicados arreglos de cuerdas en algunas rolas; y finalmente, en la batería, señoras y señores, nada más y nada menos que Abraham Laboriel Jr.! Así es, tardé en reconocerlo, pero cuando empezó a hacer también su show me quedé anonadado. Es considerado uno de los mejores cesionistas del mundo, así que vine a ver una leyenda y me tocó ver a dos!

Paul saluda al terminar la rola. Para sorpresa de todos, lo hace en español. Un tanto masticado, pero se aprecia sobremanera el detalle. “Hola Guadalajara! Qué onda Guanatos!!! Esta nouche voy a triatar de hablarrr un pouquito de españoul” además se tomó  la molestia de buscar los términos locales, jajaja! Arranca con “All My Loving”, que arranca un grito de sorpresa en la gente que se incorpora de inmediato a los coros. Al fondo aparecen imágenes de la banda en el ’63. El estadio entero palmea el estribillo para rematar con una ovación. Paul agradece “Estamos contentos de estar aquí por primera vez”, y eleva su bajo por todo lo alto.

Sigue “Jet” con esa intro colosal, en la que Abe Laboriel se discute como maestro para lanzar la canción a la estratósfera en medio de una explosión de notas. La gente corea cada Jet como si se nos fuera la vida en ello, y los “uhh’s” retumban en todo el estadio. Un requinto final apocalíptico con Rusty haciendo que la canción tome una energía increíble. Paul está en plena forma, alcanzando notas altísimas sin despeinarse. Al terminar McCartney dice “Feliz 5 de Mayo”. Buen gesto, aunque en todos  lados parecen darle más importancia a esta fecha que en el mismo México. Pareciera que de fuera lo ven como nuestro aniversario de Independencia o algo así. Como sea, es otro buen detalle.

Después llega “Drive My Car”. Todo mundo canta y palmea. Definitivamente una de las favoritas y esperadas. Gran labor de Wickens en los teclados, logrando que resalten más sin hacerle demasiados cambios. Un gran solo de guitarra slide, siguiendo casi nota con nota, con apenas algo más de distorsión. “Beep-beep Mhhh beep-beep YEAH!”. La noche es fresca (a pesar de que ha estado haciendo más de 40 grados en la ciudad los últimos días), pero aún así Paul se quita el saco y se queda en camisa blanca de manga larga y tirantes rojos. “Gracias por la grandiosa bienvenida” exclama.

Sigue “Sing The Changes” que grabó como The Fireman. La verdad desconozco por completo su trabajo electrónico bajo el pseudónimo, y al parecer no soy el único. La cancióbn recibe un frío recibimiento, a pesar de que le dan un toque más rítmico y humano. A pesar de ello no deja de sonreír “Thank you so much, Guanatos” que es como decimos de cariño a Guadalajara. “la siguiente canción es por primera vez en México”.

Y comienza con “The Night Before”, haciendo que el público vuelva a estallar al reconocerla de inmediato. Definitivamente Paul es muy querido, pero son las canciones de los Beatles las que generan mayor alegría. Mas tarde escucharía esta frase: “No vine a ver a Paul, vine a ver a la cuarta parte de los Beatles”. Nuevamente agradece: “You’re a great audience tonight”, luciendo platicador y sonriente.

Macca levanta su bajo con dos dedos, haciendo equilibrio con la cabeza del instrumento, hasta que lo avienta al aire y un miembro del staff lo alcanza a recoger de manera milagrosa. Toma en su lugar una Gibson Les Paul de colores psicodélicos y empiezan con “Let Me Roll It”, iniciando él mismo con la cadencia del riff principal. Brian Ray se cambia al bajo discretamente. El solo de teclado es estroboscópico. Las combinaciones de guitarra suenan maravillosas y Abe Laboriel se lleva la rola hacia el final con un espectacular arreglo de batería.

                              

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Inmediatamente se liga con “Foxy Lady” de Jimi Hendrix. Es sólo la versión instrumental, al estilo del Good Evening New York City, con el poderosísimo riff aplastando todo a su paso, y Paul requinteando lo mejor que puede. La batería nuevamente luce apocalíptica, sin nada que pedirle a Mitchell. No hay voz, pero la canción tiene un punch increíble y es un buen homenaje a Hendrix durante unos 2 o 3 minutos.

Luego Paul cambia a una guitarra Epiphone Casino como la que usara Lennon en la azotea, e inician con “Paperback Writter”. No había comentado que los 4 músicos acompañan a Paul haciendo coros espectaculares, pero es el momento oportuno, ya que hacen unas armonías perfectas en el complicado arreglo vocal de esta canción. El público se une para un estribillo masivo. Paul hace el riff principal y un requinto ligeramente cambiado y más largo. Hacia el final se queda jugando con el feedback y el público nuevamente ovaciona, celebrándole cualquier ocurrencia.

Deja la guitarra y se dirige al fondo del escenario, tras un piano, para comenzar con “The Long And Winding Road”. No es de mis favoritas, pero termino cantándola a todo pulmón, igual que cada uno de los asistentes. Se crea una atmósfera íntima a media luz, y Wickens se las arregla para hacer con dos teclados, todas las orquestaciones hasta el más mínimo detalle. Al final Paul se levanta para recibir otra ovación.

La siguiente es “Nineteen Hundred and Eighty-Five”, de Wings, aprovechando que ya está al piano. El riff es intoxicante y cargadísimo de energía, todo mundo salta y palmea al ritmo de esa tremenda rolota, creando un Groove mágico con esos sube y bajas de las teclas.

Enseguida dice “Esta canción la escribí para mi nueva mujer” y comienza  con “My Valentine”, creando una atmósfera exquisita, muy delicada, a media luz. En las pantallas del fondo se ve el video promocional con Natalie Portman y Johnny Depp. Drama y preciosismo. Un gran solo acústico. A pesar de las críticas al nuevo disco, a mi me encanta esta canción. Paul se levanta de su asiento y hace un signo de corazón con las manos para nosotros y luego hacia alguno de los palcos en los que debe estar Nancy Shevell, que no tiene el carisma ni el cariño que los fans tenían a Linda, pero al menos parece no ser una oportunista como la infame Heather Mills. En fin, una chulada de rola. Como voy a tardar 30 mil años en llegar a este disco, de una vez lo digo, ésta pudo ser uno de los puntos fuertes del White Album, y creo que es la mejor canción que Paul ha hecho desde el Off The Ground.

Luego continúa narrando: “Esta la escribí para Linda” que confirma que la gente se identifica más con ella, y recibe una ovación aún antes de iniciar con los primeros acordes de “Maybe I’m Amazed”. La versión suena mucho más vestida y potente que la original. El requinto es más crudo y distorsionado, sonando aún más rocker. Nuevamente me impresiona lo bien que conserva la voz, al alcanzar perfectamente esos agudos gritos. El segundo solo está más apegado al original. Gran, enormísima canción, que como ya les decía, ha ido creciendo en mí y actualmente era de las que más esperaba escuchar. El concierto marcha ya a toda máquina.

Paul toma una guitarra acústica para comenzar con “I’ve Just Seen a Face” que es otra de las favoritas de la gente. O al menos es una de mis favoritas de la primer época Beatle. Canto hasta quedar afónico. Me encanta ese guitarreo y el solo punteado, y ese aire tibio, country y agradable que tiene toda la canción. Los coros son magníficos, haciendo armonía con sus músicos y apoyado por 60 mil gargantas.

Al terminar dice que la que sigue también  es la primera vez que la toca en México. Continuando con la acústica, inicia con el rítmico guitarreo que combina Do-Lam y entro en una especie de Nirvana. Sí! Es “Hope Of Deliverance”!! HOPE!!! Es quizá mi canción favorita de Paul solista. Tal vez no es una obra de arte, pero fue mi primer contacto directo con Paul cuando el Off The Ground estaba en su auge y esta rola me causa un estado de shock masivo. Quería, deseaba, ansiaba escucharla, pero checando los set lists previos, no tenía mucha esperanza de hacerlo. Canto hasta quedarme sin voz: “When it will be right, I don't know, what it will be like, I don't know, we live in hope of deliverance, from the darkness that surrounds us”. Una preciosidad de canción. Faltan los efectos tropicales de fondo, pero en general es perfecta, con un gran solo acústico y Abe Laboriel metiéndole un feeling muy latino, esta vez con el bajo (este tipo es una caja de sorpresas), mientras Brian Ray está en las congas y percusiones. Ya me puedo morir en paz. Otra vez se me hace un nudo en la garganta al viajar en el tiempo a 1993.

Siguiendo con el mood acústico, empieza “And I Love Her” con ese aire romántico y delicado. El riff con las cuerdas graves, el guitarreo, la hermosa melodía vocal. Todos cantan. El estadio se convierte en una constelación de celulares, y la gigantesca luna comienza a asomarse sobre la cúpula del Omnilife. Paul agradece la entrega del público, que empieza a corear “Paul, Paul, Paul, Paul”. “Son a toda madre” responde él, y arranca una carcajada masiva. Es increíble cómo estudia a cada público y sus regionalismos, pocas personas tienen tanto respeto por la gente, de manera que el trato es absolutamente familiar. A estas alturas, nos tiene en una palma, pero no vamos ni a la mitad.

El resto del grupo sale del escenario y queda Paul con una luz tenue para “Blackbird”, que ejecuta con maestría. Es una canción más difícil de ejecutar de lo que parece. La gente acompaña los coros y lleva el ritmo con las palmas. Sublime.

Al terminar confiesa Paul: “This is a conversation with John that we never had”, y comienza con “Here Today”, y ese sentido homenaje a John. El estadio queda mudo. Paul canta casi al borde de las lágrimas, hasta que llega el esperanzador coro y de repente todos estamos como idiotas levantando las manos y moviéndolas de izquierda a derecha como una marea humana, hasta llegar a ese sincerísimo “I love you”, de hermano a hermano. Hace poco leí los verdaderos detalles de la reacción de Paul cuando asesinaron a John. Dice que sólo atinó a decir “It’s a Crap” porque estaba en shock y todo mundo lo malinterpretó. También dijo que no pudo ir al funeral porque se pasó una semana llorando, encerrado con sus hijos. Escuchándolo a punto de quebrarse con esta canción, le creo. De verdad. Sólo Paul y su guitarra, y estoy seguro que no sólo a mi se me puso la piel chinita. La luna más grande del año ya se ve completa en el cielo.

Enseguida Paul toma un instrumento raro. El Ukulele? No, aún no. Es una mandolina para interpretar “Dance Tonight”. Todos palmean y se hace un gran ambiente con la rítmica canción. Se agrega el bajeo y unas sutiles percusiones. Y lentamente se empieza a rearmar la banda sobre el escenario.

Siguiendo el ambiente acústico, nos vamos de largo con “Every Night” del disco debut solista. Rítmica y cadente, demostrando porque McCartney es un maestro de la melodía. “Uhhhhh-Uhhhhh, believe me mama…”. Además de la enorme luna que nos ilumina, otra gigantesca ocupa la pantalla principal tras el escenario. Encantadora.

El siguiente tema es “Mrs. Vandebilt”, que no es de las más conocidas de Wings, pero... bueno sí, pero en realidad no es muy conocida aquí. Aún así el intoxicante coro pone a todos a brincar y a repetir “OH-hey-hop, Oh-hey-hop”. Aquí ocurre algo muy curioso: Wickens hace esa parte que originalmente va con sax, pero con el teclado. Lo raro es que lleva una conexión a la boca que le permite soplar y hacer exactamente las mismas inflexiones que haría un sax de verdad. No me había tocado ver esta peculiaridad. Un tono festivo y todos brincan con los “OH-hey-hop, Oh-hey-hop’s”. Impresionante cómo se mueve la gente.

“Eleanor Rigby”!!!!!!!! El Omnilife es una sola voz. Sublime. Nuevamente Wickens se destaca con los impresionantísimos arreglos de sintetizadores que suenan como si el cuarteto de cuerdas estuviera ahí tocando a todo drama. A dos manos se las ingenia para tocar cada detalle como si fuese el Revolver. La gente estalla con el coro “Ahhhh look at all that lonely people”. A esas Alturas estoy casi afónico y rara vez alcanzo esas notas, pero me sorprendo a mi mismo alcanzándola con facilidad. Exquisita, sin adjetivos para describir la sensación de euforia. La gente vuelve a ovacionar con los “Paul, Paul, Paul, Paul”.

Retoma la guitarra. No, el banjo. NO! es el Ukulele. Saben lo que significa! En el estadio todos lo sabemos, se hace un silencio solemne mientras Paul dice “Le dedico esta rola a mi amigo George” y comienza con “Something” a su peculiar estilo hawaiiano. Íntima y delicada, más rápida que la original, pero causa la misma conmoción, como si George de repente se hiciera presente. Todos cantan sin perder una sola nota. Tras el primer coro, entra el resto de la instrumentación para el requinto, más cercano al estilo original de la rola, y mientras Rusty Anderson se discute con el exquisito solo, Paul cambia a una guitarra acústica para continuar con la canción, ya más pausada y fiel al Abbey Road. Increíble, una especie de energía eléctrica se siente en todo el estadio. Al fondo se ven imágenes de Paul y George de la época del White Album y el Abbey Road. El estadio casi se cae “Thank you, George”, y voltea al cielo. Y la ovación también se va hasta allá. “This is a good night here tonight”

Continuamos con “Things We Said Today”, con ese guitarreo acústico agridulce que combina tonos mayores y menores. Le agregan algunos arreglos eléctricos y de teclados para modernizarla un poco, aunque conservando su esencia. Paul ya toca de nuevo con su Hofner Violin. Al final dice “Aprendí un pocou de españolen Liverpool cuando tenía once añous. Voy a practicar: tres conejos en un árbol tocando el tambour, que no, que sí, que lo digo you” y la carcajada general. Este tipo te habla con una familiaridad impresionante. Si de por sí su música lo ha convertido en un miembro más de la familia de millones, la manera en que te habla es como si efectivamente lo conocieras de toda la vida.

Luego una de las más esperadas de la noche. “Band On The Run”, con toda su magnificencia. Inicia con esa sección tranquila, con el riff ácido al que responde el tambaleante sintetizador. Con esta me acuerdo de Linda. Aparecen imágenes del disco y de la época al fondo. Luego el solo de sintetizador al estilo Keith Emerson y el puente “If I ever get out of here…”, para después desatar un infierno con la explosión hacia la parte más rockera. Todos saltan, todos brincan. Es una fiesta inmensa en la que no hay una sola persona que no cante el pegajoso coro. “Band on the ruuuuuuuuuuun, band on the run!” Un gran solo slide. Orgásmica. Paul baila celebrando la recepción de la rola. Es todo sonrisas, y se nota que también se estaá diviertiendo enormidades tocando.  

“For he next song I’d like you to sing along”. Arrancan con el ritmo calypso de “Obladi-Oblada”, muy rítmica, con la gente llevando el ritmo con las palmas. Esperen! Está entrando más gente al escenario. Es? Sí! Es un mariachi completo! Esto se va a caer del delirio. Tocan con él para éxtasis de la gente. Hacen las secciones de metales que corresponden a la canción, que suenan particularmente bien en los puentes. Es un mariachi completo, con trompetas, guitarras, guitarrones, vihuelas, violines, etc.  Qué detallazo. Para los que no lo saben, Guadalajara es la capital mundial del Mariachi, al haber surgido en Jalisco y darle identidad a todo México. Que enormísimo detalle de Paul, de verdad. Quizá los arreglos no fueron los mejores, pero el hecho de que adapte cosas tan particulares de cada lugar es verdaderamente inapreciable. Otra lagrimita de felicidad. Paul agradece de mano uno a uno de los músicos y los presenta como “Mariachi Evolución”.

 

 

 

    

 

Sigue “Back In The U.S.S.R.”, más potente y más rocker que la original. Una ya clásica en los conciertos de Paul, con escenas rusas y del ’68 en la pantalla del fondo. Todos bailan al ritmo del rockanrolito y corean los divertidísimos “uuuuh’s”. Ovación. Paul cambia a la Gibson Les Paul. Luego durante un buen rato hace que el publico lo sigamos: “Ea” dice – “Ea” respondemos” “Eoeoeo…” – “Eoeoeo…” y así, al más puro estilo de Mercury. 

Arranca con el precioso riff de “I’ve Got A Feeling”, una de mis favoritas del Let It Be. Rusty hace la parte vocal que le corresponde a John y de repente viene la sección en que se entrelazan las dos voces, cada quien con una melodía distinta. Orgásmica, hacen un despliegue de energía volcánico en los crescendos, que Laboriel construye meticulosamente desde las baquetas. Con ésta, recuerdo a JuanFra, otro compañero de Moby Dick con quien solía hacer esa misma combinación en esta rola, quien actualmente está en Chicago y a quien se le echó de menos hoy. También se extraña a John en sus partes, pero la rola sigue sonando colosal. Alargan bastante la coda, aún más rocker. Al final por fin se queja del calor “moucho calor” y retoma el bajo Hofner.

Comienza a sonar un suave guitarreo, melódico, rítmico. Lo he oído, pero tardo en reconocerlo, sólo hasta que entra el piano con las dramáticas notas que rematan el primer círculo. “A Day In The Life”!!!!!!!!!!!!! Ni siquiera pueden imaginar la sensación que recorre el estadio cuando Sir Paul comienza con el “I read the news today , oh boy!” Imágenes de John y Paul al fondo, desde las más remotas hasta el Let It Be. Ni siquiera puedo cantar. Me quedo en una especie de Nirvana catatónico, y no sé si es sudor o alguna lágrima que recorre mi mejilla. Una constelación de celulares ilumina el estadio, creando una atmósfera fluorescente de miles de luciérnagas que intentan retener el momento en video. Al igual que hace rato se apareció George, ahora es Lennon es quien ronda  por acá, uniendo 40 mil almas con su música. “I’d Love To Turn Youuuuuu Ohohohohohn…” El sintetizador logra emular las 4 orquestas del crescendo, hasta que la tensión se rompe con la (ahora si) parte de Paul “Woke up, get out of bed, drag a  comb across my head”. Viene ahora el puente que une la sección de Paul de regreso con la de John. Increíble. Es un éxtasis, un orgasmo musical que nadie se esperaba. Ya ha valido el concierto con creces.

En lugar de regresar a la parte “4,000 holes in Blackburn Lancashire”, Paul hace un giro y cambia sin transición “A Day In The Life” a “Give Peace a Chance”. No canta los engorrosos versos, se va directo al himno universal que son los coros. Una y otra vez, como un mantra, y todos repetimos “All we are saying, is give peace a chance” creando un impactante coro que grita a todo pulmón, como si quisiéramos que ese grito llegara a quienes tienen a México tan golpeado con la violencia. Llega un punto en que la música se calla por completo y seguimos cantando, seguimos rogando “Give peace a chance”. Incluso Paul se queda como espectador mudo, impresionado. No sé cuánto tiempo se extiende este momento, pero es otro de los más conmovedores. Estamos en la parte climática de la noche.

Paul se coloca de Nuevo detrás del piano pintado todos psicodélico. Inicia con “Let It Be”.El público estalla al reconocer las primeras notas y cantamos de principio a fin. Ya hace buen rato que el concierto no da un respiro. Puros temazos. La sensación que se crea con esta canción es indescriptible. Un gran requinto, y de nuevo todos nos unimos al estribillo, con los celulares en alto. Realmente una parte muy emotiva en el concierto.

Sin dar un solo respiro, Paul continúa al piano e inicia con las primeras notas de “Live & Let Die”. When you were young and your heart, was an open book… you used to say live and let y live” y todos contestamos con el coro en falsetto: “You know you did, you know you did, you know you did”. Se va creando la tensión hasta que llegamos a la parte rocker, en la que se crea un verdadero pandemónium con la potencia que agarran las guitarras y la sincronización con juegos pirotécnicos en la parte de atrás del estadio. El cielo se ilumina con cada “Live and let die, let die” que canta Paul, para delirio nuestro. Esto se va a caer, el nivel de energía que alcanza la banda es verdaderamente increíble. Como si estuvieran con la firme intensión de demostrar que la rola es suya y no de Guns, y ciertamente Paul demuestra ser el dueño absoluto de la canción. Los fuegos artificiales siguen estallando sobre nosotros y parece que el estadio se va a caer de tanta felicidad. Increíble. La coda es incendiaria, literalmente. La intensidad de esta canción en vivo le da tres vueltas a la de estudio, y es una firme candidata a la mejor rola de la noche. Éxtasis total. Al final coreamos un “Ole, ole ole oleeeeeeeeeeeeee, sir Paul, sir Paul…”

Sir Paul disfruta, claro. Y espera a que baje apenas la ovación para seguir desde el piano “Hey Jude”, posiblemente sea la canción más esperada por todos. El griterío aumenta un instante para después sumar todas las voces a la de Macca. Yo estoy ya afónico, pero también canto, y con otro nudo en la garganta al acordarme de mi hijo de tres años, que debe estar dormido, pero que ya se sabe todo el primer verso de “Hey Jude” en inglés, y tocando al mismo tiempo la batería del Rock Band. Y de mi hija de dos meses, que me regaló su más hermosa sonrisa un par de días antes cuando le estaba cantando la misma rola. “take a sad sooooooooong, and make it better…”. Todos con las manos arriba. Los que no con celulares guardando el momento, las suben simplemente para llevar el ritmo de derecha a izquierda. “Remember to let her under your heart…” llegamos a la climática coda, que alargan a placer. “Ahora las chicas” dice Paul. “No se dejen chicos”, “los de este lado, los del otro” y así se va alargando lo que parece un segundo o una eternidad, con y sin instrumentos, con el público entregado totalmente a ese tipo que hace ya 50 años revolucionó la música y que sigue entregado en cuerpo y alma a ella.

La ovación dura al menos unos 3 minutos. “Ole, ole ole oleeeeeeeeeeeeee, sir Paul, sir Paul…”. Se pasea por todo el escenario agradeciendo y se despide por primera vez. El enorme escenario queda en un azul suspensivo. Nadie se mueve de su lugar, mientras continúan los “olés”. No se hace mucho del rogar. Unos 3 minutos después regresa con una enorme bandera de México que ondea de un extremo a otro del escenario. Es un divo y lo sabe. Nos tiene en la palma. Se recuesta sobre el piano. Retumban los gritos de “México, México”


 

Para el primer Encore, se vuelve a sentar al piano e inicia con “Lady Madonna”. En la pantalla del fondo aparecen imágenes de mujeres icónicas de toda la historia. Todos hacemos los graciosísimos “papapaáaaaaaaaa, parapapapaaa” de los puentes. El nivel sigue al límite y esto es una fiesta. “gracias Señoras y señores” y retoma el bajo.

Sin más respiro comienzan con “Day Tripper” para continuar con Rock & Roll. Ya no me queda voz. Tremenda canción con tremendo Riff. Se escalonan a la perfección en las voces, haciendo notar que Paul no sólo se fijó en la calidad instrumental de sus músicos, sino también en su gran talento vocal. Esto es un manicomio.

Y sin dar tregua, se sigue con “Get Back”, con ese riff galopante de bajo/batería y las explosiones que hacen las guitarras tras cada verso. Increíble. Grandes solos, ligeramente cambiados y más largos. La canción llega ala parte del falso final. La banda se detiene y Paul pregunta desafiante: “You wanna get back?”, y la rola se reenciende de manera incendiaria para ocasionar un éxtasis total. Al terminar hace otra vez equilibrio con su bajo y lo lanza al aire para que alguien lo recoja. Se reúne con sus músicos al centro y hace una caravana antes de salir nuevamente.

Se retiran sólo por un par de minutos en el que no paramos de ovacionar. Una sección del estadio empieza a corear “Yesterday, Yesterday” y de pronto es todo el Omnilife con la misma petición. Regresa sólo Paul para el segundo Encore. El escenario se reenciende con un griterío y se ve a Paul acompañado únicamente por una guitarra acústica.

Sin más preámbulo, se decide a complacernos con “Yesterday”, quizá su más icónica composición. Wickens hace un soberbio arreglo de sintetizador ejecutando a la perfección la delicadeza de la sección de cuerdas. Todos cantan, y  pesar de la tranquilidad de la balada, se siente una poderosa energía recorriéndonos a todos los presentes. “Want some more?” – Pregunta. “Yeah!” rugimos.

Continúa con “I Saw Her Standing There”. Todos cantan y bailan. Cascadas de luz inundan el estadio desde las torres encima del scenario. La toca igual al disco, y es entonces cuando caigo en cuenta que esta canción tiene ya 50 años. 50 años!!!!!! Y sigue tan fresca y llena de Punch. Todos se divierten y ríen al tocar y se nota que los músicos también están disfrutando del concierto. Paul cumplirá 70 el próximo mes. 70 años y sigue brincando como adolescente, con la voz intacta después de 3 horas. Es increíble.

Vuelve al piano y dice muy solemne “Es hora de partir” a lo que el público contesta con un contundente “NOOOOOOO”. “Sí, es hora de partir” – “Nooooooo” - “Tenemos que irnos” y comienza a agradecer a todo su staff, al que está detrás y bajo el escenario en sonido, iluminación, los roadies, etc. Para terminar agradeciendo al público con una gran reverencia, y finalmente a su banda, que se lleva también un gran reconocimiento de la gente. Comienza entonces con las notas melancólicas de “Golden Slumbers/Carry That Weight” y toda su magnificencia. “once there was a way, to get back homeward…” Indescriptible. Todos coreamos la sección de “Carry That Weight” y viene el momento culminante, en el que Abe hace un soberbio solo de batería. No sigue precisamente el original de Ringo, conserva la estructura, pero le mete de su cocecha y lo alarga un poco, sonando majestuoso. Luego viene la sección de los solos, en la que Paul ya está con una guitarra y se combina con Rusty, también extendiéndose y modificándolo un poco. Cierran con ese epitafio Beatle que lo resume todo: “And in the end, the love you take, is equal to the love you make”. Increíble, orgásmica, tremenda.

Un concierto épico, de 3 horas de duración y 40 canciones que recorren 50 años. Superó mis expectativas, con mucho. Estuvo cargado de sorpresas, de grandes detalles de Paul, de una tremenda emotividad, y a partir de la segunda mitad, la energía que se sintió no decayó un segundo, al contrario, fue creciendo hasta tener varios momentos climáticos. Paul se lució con detalles durante todo el concierto, mostrándose platicador, ameno, y complaciente, y creo que nosotros nos aseguramos de hacerle saber que Guadalajara también es su casa. Saldó con creces esa deuda que tenía con el público tapatío, aunque realmente Paul no le debe nada a nadie, al contrario, son enormidades lo que el Rock y el mundo le debemos a él. Por ello sigo sin explicarme cómo es que saca tanta energía, cómo es que toca el doble de tiempo que bandas o músicos con la mitad de su edad y cómo es que tienen a estas alturas uno de los espectáculos más impresionantes del planeta. Cómo se detiene a entender a cada público al que se presenta y presentar este tipo de detalles, igual en Moscú que en Brasil o Sudáfrica. Además se sintió la presencia Beatle por un momento. Quizá esa sea la deuda que está saldando. No para con nosotros, sino para con la historia, para con ese fatídico Abril de 1970, para con John y con George. Ya no los podemos escuchar juntos a los 4, pero sin duda, Paul se está esforzando, con toda el alma, de que no los extrañemos tanto.


En cualquier caso, la historia lo ha perdonado. No nos debes nada Paul. Al contrario, gracias por este Viaje Mágico y Misterioso.

Paul se desbarata en agradecimientos. El público es recíproco. Un cañón de confeti. Paul desaparece y se encienden las luces. Dream is over. No aún no. Al salir por los túneles, todo mundo camina extasiado, satisfecho, con una sonrisa de oreja a oreja. Comenzamos a cantar la coda de “Hey Jude” mientras salimos. “Naaaaa, nana narananáaaaaaa”

 

Setlist del Concierto On The Run Tour 2012 de Paul McCartney, sábado 5 de Mayo, Estadio Omnilife, Guadalajara:


1- Magical Mystery Tour (Beatles)
2- Junior's Farm (Wings song)
3- All My Loving (Beatles)
4- Jet (Wings song)
5- Drive My Car (Beatles)
6- Sing the Changes (The Fireman song)
7- The Night Before (Beatles)
8- Let Me Roll It (Wings song)
9- Foxy Lady (The Jimi Hendrix Experience cover)
10- Paperback Writer (Beatles)
11- The Long and Winding Road (Beatles)
12- Nineteen Hundred and Eighty-Five (Wings song)
13- My Valentine 
14- Maybe I'm Amazed 
15- I've Just Seen a Face (Beatles)
16- Hope of Deliverance 
17- And I Love Her (Beatles)
18- Blackbird (Beatles)
19- Here Today 
20- Dance Tonight 
21- Every Night 
22- Mrs. Vandebilt (Wings song)
23- Eleanor Rigby (Beatles)
24- Something (Beatles)
25- Things We Said Today (Beatles)
26- Band on the Run (Wings song)
27- Ob-La-Di, Ob-La-Da (Beatles, con mariachi) 
28- Back in the U.S.S.R. (Beatles)
29- I've Got a Feeling (Beatles)
30- A Day in the Life (Beatles)
31- Give Peace a Chance (John Lennon)
32- Let It Be (Beatles)
33- Live and Let Die (Wings song)
34- Hey Jude (Beatles)

Encore:
35- Lady Madonna (Beatles)
36- Day Tripper (Beatles)
37- Get Back (Beatles)

Encore 2:
38- Yesterday (Beatles)
39- I Saw Her Standing There (Beatles)
40- Golden Slumbers/Carry That Weight/The End (Beatles)

Encore:
35- Lady Madonna (Beatles)
36- Day Tripper (Beatles)
37- Get Back (Beatles)

El mejor concierto al que he ido hasta la fecha. Quizá técnica y visualmente fue mejor el de la gira Dark Side of the Moon de Waters, pero Paul demostró que no necesita gran parafernalia ni tecnología para dar un conciertazo, sino una entrega absoluta al público. Faltaron rolas con las que nos hubiéramos podido extender hasta el amanecer: “Off The Ground”, “Uncle Albert”, “Michelle”, “Monkberry Moon Delight”, “My Love”, “We Can Work It Out”, “C’mon People”, pero creo que la única que me pesó realmente no haber oído en vivo fue “Helter Skelter”. Por lo demás, fue una noche absolutamente memorable. Quiero agradecer a mi hermosa Hiz, que hizo un gran sacrificio para que yo pudiera ir. Gracias!

Por Corvan

8/May/2012

 

 

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