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EL HOMBRE DEL TRAJE GRIS (Joaquín Sabina, 1988)

Artista: Joaquín Sabina (B)

Fecha de Grabación: 1988

Fecha de Lanzamiento: 1988, ESP

Discográfica: BMG / Ariola

Productor: Pancho Varona, Antonio García de Diego, Luis Fernández Soria y Joaquín Sabina

Calificación: 8

   

 

 

 

 

 

Era: Trova y Cantautores (1970-???)

Subgénero: Trova y Cantautores

Mejor Canción: Quién Me Ha Robado El Mes De Abril?

Canciones: 1) Eva Tomando el Sol; 2) Besos en la Frente; 3) Quién Me Ha Robado El Mes De Abril?; 4) Una de Romanos; 5) Juegos de Azar; 6) Locos de Atar; 7) Nacidos Para Perder; 8) Peligro de Incendio; 9) ¡Al Ladrón, Al Ladrón!;  10) Cuando Aprieta el Frío) 11) Los Perros del Amanecer; 12) Rap del Optimista.

 

Con este disco Joaquín Sabina cambia todo y nada. Musicalmente El Hombre Del Traje Gris sigue la misma línea evolutiva del Juez y Parte, y Hotel, Dulce Hotel. Siguen las baterías con ecos, los sintetizadores, algunos bajos slapeados, y esos vicios ochenteros. Líricamente Sabina se adentra más en el personaje que creó en el disco anterior, misógino, irónico, y cada vez más oscuro. Este es un álbum pesimista, donde más que enfocarse en atacar la figura femenina, parece centrarse en una autocrítica, en cierto derrotismo amargo. Quién Me Ha Robado El Mes de Abril? es una de sus mejores baladas, donde destila tristeza y cansancio. En los siguientes discos comenzaría a agregar más canciones en este tenor (A mis Cuarenta y Diez, Tan Joven y Tan Viejo…), quizá con mayor ironía, pero la madre de este otro subgénero sabiniano está aquí. Los cambios son muy sutiles, y de alguna forma incluso se podría considerar esta como una trilogía desperdigada de Sabina, en la que va afinando detalles lentamente, pero con instrumentación y letras no muy distintas.

Qué cambió? Un par de cosas, una de la mano con la otra. La primera es la incorporación de  Antonio García de Diego al equipo de Sabina. García de Diego es un multiinstrumentalista de Toledo, que ya tenía un gran recorrido, armando bandas propias a inicios de los 70’s, agregando guitarras en las grabaciones de Triana (ni más ni menos!!!) y que además de colaborar con Joaquín, sería en distintos momentos pieza clave en el sonido de Miguel Ríos, Victor Manuel y Ana Belén, Serrat o Estopa. De ahí que las guitarras comiencen a tener mayor presencia a partir de este disco. Además de dominar la guitarra eléctrica (con esos licks rockeros), teclados y armónica, era productor y compositor, coescribiendo la gran mayoría de temas de los próximos discos de Sabina.

Joaquín logró pues, armar por fin la columna vertebral que necesitaba. Si alguna vez tuvo una banda, fueron precisamente Pancho Varona y Antonio García de Diego, que más que músicos de soporte, se convirtieron en su mano derecha e izquierda, daban el detallado musical a las ideas que traía el ubetense al estudio, refinándolas y dándole por fin un toque distintivo, más elegante, conformando un tremendo equipo entre los tres.

Gracias a la conformación de este equipo, cambió otra cosa. Sabina ganó en confianza. El éxito de ventas del Hotel Dulce Hotel le fue dando mayor libertad para desarrollar ese personaje en que se iba convirtiendo, esa especie de parodia de sí mismo, cada vez menos político y cada vez más misógino. Dejó de intentar de componer para el gran público mainstream y de intentar sonar como músico de la OTI para darse gusto a sí mismo, con matices arrabaleros, y de esta forma, curiosamente, terminaría conquistando no sólo España, sino América. Aquí aún le falta para llegar al nivel que alcanzaría en los 90’s, pero con este último disco de esa tripleta ochentera, terminaría de reunir los ingredientes que le faltaban.

Para componer este disco, Joaquín se recluyó en el Monasterio de El Paular, en Madrid (Ja! Sabina en un monasterio!). También algunas fueron escritas en Madeira, Las Palmas; y según el propio autor, "ciertos bares de Madrid de cuyo nombre no quiero acordarme", que supongo es como nacían la gran mayoría de sus temas, al calor del whisky. En este disco aún se apoya más en Pancho Varona como coescritor, pero poco a poco el equipo se iría volviendo cada vez más democrático. Es además, más largo. Mientras Juez y Parte tiene 10 temas y Hotel Dulce Hotel tiene 9, aquí la versión de CD (el primero en el catálogo de Sabina en lanzarse en este formato), tendría 12. Aunque por cuestiones de espacio, en la versión de cassette se eliminaron “Juegos de Azar” y “Locos de Atar”, y en acetato, se eliminó además de éstas 2 “Cuando Aprieta el Frío”.

 

El disco arranca con “Eva Tomando el Sol”, un tema que inicia con un sintetizador que da paso a una guitarra muy cargada de eco, con fuertes aires new waveros. La misma voz del Flaco pareciera salir de una de esas albercas techadas. Pero dejando de lado la forma, la canción es buena, algo lenta, pero con una letra mordaz. A Sabina le encanta hacer referencias bíblicas, de la que no duda en burlarse. Ésta es una de las más evidentes, en la que hace una narración moderna de Adán y Eva, en la que ambos viven en un departamento y a ella le gusta tomar el sol desnuda en el balcón, para deleite de los vecinos varones. Pero las cosas se complican cuando una víbora (esposa de uno de esos vecinos) monta un escándalo, un policía-ángel los echa y los lleva ante un juez-dios a que dicte sentencia. La melodía es semilenta, con vaivenes, con una batería que parece electrónica. El estribillo es más lento y melódico “Eva tomando el sol, bendito descontrol”, pero aunque toda la ambientación está fechadísima, Sabina la arma con la aguda letra y su peculiar fraseo. 

Sigue “Besos en la Frente”, un tema mucho más rockero. De inicio abren las guitarras, una sofocada y otra chisporroteando licks, mientras la batería arma tensión con los contras. El tema revienta al :45 con todos los instrumentos entrando en ritmo. Los R&R de Sabina usualmente tienen más aires de Miguel Ríos que de Chuck Berry. Pero aún así, raramente suenan genéricos y suelen ser divertidos. Este viene siendo el “Whole Lotta Rosie” de Sabina, hablando de una chica fea, a la que nadie hace caso en las fiestas, y que se queda con los besos guardados: “Invisible entre la gente, Condenada a ser decente”. Sabina hace gala de su maestría lírica, y lo que parecía ser de inicio una crítica a juzgar el exterior de las personas, da un vuelco, cuando él, o el personaje que narra, se aprovecha de la situación… “Y aunque me ha dejado marcado como un mapa, de arañazos en la espalda, nunca hallé tanto calor como bajo su falda”. La canción termina siendo una divertida sátira, y la crítica queda, aunque muy velada. Al 2:15 tenemos un solo de guitarra, y los metales ya a toda marcha, la canción se ha vuelto una fiesta, con un pegajosísimo estribillo. 

“Quién Me Ha Robado El Mes De Abril?” es de los temas mayúsculos de Sabina, fuerte candidata a estar en el top ten de su enorme catálogo. Es una de sus mejores melodías, agridulces, adictivas, y muy de la mano con la letra, que de nuevo lleva un rol estelar. La guitarra acústica hace una gran Intro, con una especie de riff slide melancólico, enlazándose a un piano que lagrimea notas. En los versos la instrumentación es minimalista, subiendo de a poco, y reventando hasta el 2:25, con un redoble de batería, antes de un breve solo de guitarra. La letra es desoladora. No recuerdo donde leí o si imaginé que está inspirada en su padre, al menos la primer estrofa, donde viene la línea que titula el disco. “El Hombre Del Traje Gris” es el uniforme militar acaso? Los militares, de la época en que estuvo encuartelado? O es una mera alusión a todos los oficinistas, hoy llamados “godínez”? La primera parte pues habla de esa vida gris que se va en la rutina de un hombre. Cada verso es contundente y casi matemático, aunque fluye cada línea con gran naturalidad. Viene luego el enigmático estribillo:

 

“Quién me ha robado el mes de abril?

Cómo pudo sucederme a mí?”

 

Que viene siendo el equivalente al Unicornio Azul de Silvio. Sabina canta con una melancolía abrumadora, mientras los sintetizadores emulan unos chelos al fondo. La segunda estrofa cambia de personaje:

 

“La chica de bup casi todas las asignaturas suspendió,

El curso que preñada aquél chaval la dejó”

 

las imágenes, una a una, son desoladoras, llenas de soledad e impotencia.  

 

“Quién me ha robado el mes de abril?

Lo guardaba en el cajón,

Donde guardo el corazón”

 

La última estrofa habla del marido de su madre… su padre, su padrastro?

 

“En el último tren se marchó

Con una peluquera

Veinte años menor”

 

Tras cada estrofa, cada personaje realiza una acción que remite al título y al estribillo. Simplemente genial. Parece sencillo, pero cada palabra está calculada, sin perder su tremenda emotividad. Ahora, Qué es el mes de Abril? Una de las grandes incógnitas. Algunos dicen que es el mes en que fue reclutado en el ejército y que por ello lo considera perdido. Para otros simplemente es una metáfora del mes más colorido y luminoso del año con las ganas de vivir, con el sentido mismo de la vida… Un gran tema, cargado de melancolía y poesía, que si estás desprevenido, te puede apachurrar el corazón. Incluso, en un mal día, te puedes encontrar tarareando sin querer el pegajoso estribillo. 

El gran inicio decae un poco con “Una de Romanos”, que no es terrible, pero es más promedio y genérica. La melodía es buena, pero tras un rato es algo repetitiva y machacona. La batería electrónica y en general toda la instrumentación suena más ochentera que nunca. La letra es melancólica. Sabina recuerda su niñez y adolescencia, esa época de Franco y las aventuras para entrar al cine. Supongo que a ver películas de romanos de ésas de los 50’s, de ahí el título. El chiste es que cuenta sus primeros escarceos amorosos en la oscuridad, cuidándose de los acomodadores o chaperones, aprendiendo, en ese último rezago de ingenuidad infantil, explorando el mundo pre-internet. La frase con que cierra está genial. En fin, la letra es evocativa y muy ingeniosa, pero la instrumentación es demasiado fechada. 

Luego está “Juegos de Azar”, que arranca con un piano muy dramático, para dar pie luego a una melodía algo forzada, y que también se vuelve un poco machacona. Esta es de los temas que sí parecen muy complacientes, al menos la música, como sacada delos 40 principales. Esa especie de puente recurrente con que remata cada estrofa “al juego del amoooooor.” O “Amaneciooooooó”, me parecen nefastos. Un sax juguetea aquí y allá. La letra habla sobe encuentros casuales con una chica, de quien no sabe su nombre ni dirección, y con quien se topa 3 veces por azares del destino. 

Llega “Locos de Atar”, un rocker, con fuerte presencia de guitarras  con distorsión y licks. Una melodía pegajosa. Aquí Sabina habla de esos amores pasajeros que ameritan encerrones de días enteros, trabajando en ese personaje. Aún así, tiene versos de antología, como esos con los que abre: “Estábamos en lo mejor, cuando sonó el despertador, como un jarro de agua fría”. El estribillo es la mejor parte, con una melodía intoxicante, guitarras haciendo tremendas escalas cargadas de overdrive, un pianito machacando atinadamente la misma nota al fondo… Al 2:45 viene un solo casi vanhaleniano, a cargo de John Parsons en este track. Con todo y que la letra no es de mis favoritas, la melodía asesina, y ese gran trabajo de guitarra, me parece que alcanzan para pintarla de rojo.

Después viene “Nacidos Para Perder”, de tintes más acústicos y autobiográficos. Inicia con un gran arreglo de piano. Luego un cálido guitarreo suena mientras Joaquín inicia los primeros versos:

“Soy del color de tu porvenir

Me dijo el hombre del traje gris

no eres mi tipo le contesté

Y aquella tarde aprendí a correr” 

Este tema habla sobre su breve estancia en el ejército. El hombre del traje gris, que repite en este tema, es ahora claramente el ejército, en donde nunca estuvo a gusto, y donde incluso se casó para poder salir de permiso unos días porque estaba harto. Las guitarras eléctricas se van incorporando, cada vez con mayor presencia. “Tras las montañas estaba el mar, La noche, el vértigo, la ciudad” canta, en referencia a su autoexilio en Londres tras poner una bomba Molotov en un banco. Y aunque habla con cierta sorna y sarcasmo, resalta su nostalgia por la Patria cuando dice “Devuélveme al camino del sur, Al país de la niñez”. No es un tema espectacular, pero en general es bueno. Acaso esta vez hubiera sonado mejor conservando la base acústica, sin tanta guitarra eléctrica sobresaturando. 

Llega “Peligro de Incendio”, que no sé si es un Charleston o un Twist… Una intro con fuerte carga de metales, una buena sección rítmica. Este es uno de esos temas en los que Sabina hace listas interminables, pero además le hace al gracioso. No estoy en contra de ninguna, pero combinadas simplemente no resulta. Hay versos buenos, pero con tanta vertiginosidad, se pierden. Al final termina como una salsa. En fin, no todas las canciones pueden funcionar igual de bien. 

Sigue ¡Al Ladrón, Al Ladrón!, mucho más pausada. Casi letárgica, contrastando con el espídico ritmo de la anterior. Los sintetizadores satinados dominan la canción. Sabina narra la historia de un otrora ladrón que hacía de su oficio un arte, y que ahora ha decaído. A pesar de la lírica interesante, la melodía es floja, y se intenta compensar con arreglos de metales que saturan la canción y no logran sacarle ese aire somnoliento. 

Enseguida tenemos “Cuando Aprieta el Frío”, con un bandoleón que trata de dar un aire francés. La melodía es buena, y me gustan los juegos tonales, pero después de un rato se vuelve algo repetitiva. La letra es en segunda persona, hablándole a un viajero y pidiéndole que le cuente a su amada que la extraña. Me recuerda a algún tema de Dylan, pero no sé cuál… 

Después de un par de temas tranquilos, “Los Perros del Amanecer” retoma las guitarras cargadísimas de distorsión, que resalta desde el primer acorde. La melodía es de las mejores del disco, pero suena vagamente conocida... La letra es otra lista, pero esta vez en lugar de jugar al cómico, vuelve a los temas pesimistas, enlistando un montón de momentos oscuros. Uno se queda esperando saber qué pasa a esa hora, pero nunca lo dice. Quizá es mejor, dejando ese suspenso. La canción es buena, pero hay un gusanillo que dice que ya se ha escuchado algo similar… al :45, cuando canta “A la hora de apostar, a la hora de rezar”, con esa entonación, no queda duda de que hay bastante influencia de “Bad” de U2. Cierto, la musicalización es muy distinta, pero casi toda la línea melódica es sospechosamente parecida. Salvo este detalle, que me impide marcarla en rojo, la instrumentación es colosal, uno de los temas más pesados del Flaco, con un bajeo descomunal y una batería que no le pide nada a Larry Mullen Jr. 

El disco cierra con “Rap del Optimista”. Por qué??? Por qué a Sabina se le ocurre que puede hacer rap? Es decir, si no es con la guía de Manu Chao, mejor ni lo intentes, Flaco! Suena a alguna canción de los RHCP de sus primeros discos, pero sin un buen bajeo. La letra, esta vez me disculpo porque ni siquiera me he molestado en intentar descifrarla. El fraseo es inteligible, pero se supone que hace alusión a un montón de canciones populares. Un pésimo cierre, de ésos temas en que intenta sonar chistoso y sólo se escucha el aire y pasa una bola de hierbas desérticas…

 

En fin. El Hombre de Traje Gris quizá no presenta demasiadas diferencias estilísticas respecto a sus predecesores. Incluso se podría considerar como el cierre de una trilogía. Sin embargo, en fondo, Sabina ganó en confianza, parece más suelto al momento de componer, enfocándose a las letras y melodías y dejando que Varona y García de Diego vistan las canciones de forma adecuada. Aún falta perfeccionar este modelo, pero aquí ya están las bases que darían a Joaquín más libertad, y que le permitirían ir haciendo cada vez mejores discos en los 90’s. No es el mejor Sabina, pero este disco sería fundamental para llegar a serlo. Tampoco es un álbum perfecto, está muy fechado e incluso tiene un par de tropiezos feos, pero en general, Sabina se nota cada vez más seguro, y cuando hace temas buenos, lo hace a lo grande. Por cierto, es curioso que en los 80’s, mientras Silvio Rodríguez mostraba una marcada curva descendente, Joaquín Sabina, al contrario, iba en un lento ascenso…

 

 

Por Corvan

24/Ago/2016

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