La Caverna
Rock & Letras
WHEN DAY AND DREAM UNITE (Dream Theater (1989)
Artista: Dream Theater (C)
Fecha de Grabación: Jul – Ago ’88
Fecha de Lanzamiento: 6 de Marzo de 1989
Discográfica: Mechanic/MCA Records
Productor: Terry Date y Dream Theater
Calificación: 7
Era: Metal (1970-???)
Progresivo (1968-???)
Subgénero: Metal Progresivo
Mejor Canción: Ytse Jam... pero de lejos!
Canciones: 1) A Fortune In Lies; 2) Status Seeker; 3) Ytse Jam; 4) The Killing Hand; 5) Light Fuse And Get Away; 6) Afterlife; 7) The Ones Who Help To Set The Sun; 8) Only A Matter Of Time.
Estos tipos pueden hacer lo que quieran. Son magos y maestros, cuyo único pecado es que a veces son demasiado pretenciosos. Por lo demás, es la banda más perfecta del universo.
Pero el primer disco es muy malito… Le había dado la vuelta porque en este debut de Dream Theater suena con mucho ímpetu, muchas ganas y todo, pero muy desordenado, queriendo demostrar que son los mejores del universo cuando aún les faltaba la madurez, la cohesión y los años para serlo realmente. Suenan a cualquier grupo de metal genérico con un buen nivel técnico. Una muralla de sonido muy forzada. Cuando lo escucho me deja esa sensación de “Ah, bueno, chido eh? Mucha suerte y que les vaya bonito”. Además, aún no estaba LaBrie en la voz, y si bien es el punto flaco del grupo, es bastante mejor que Charlie Dominici, quien era vocalista en este debut. Me pregunto si, de haber seguido con Dominici, si hubieran alcanzado el poderío y el éxito (al menos en status) que gozan hoy en día. Y Kevin Moore tampoco es mi tecladista favorito de la banda. Muchos culpan a Dominici de lo feo del disco, pero la verdad es que como banda aún estaban un poco verdes, y el nivel de producción también es bastante regular. Pero a partir de este debut flojo irían creciendo con cada disco, al grado que es imposible decir cuál es su mejor trabajo, a veces yéndose más por el lado progresivo, luego dando más prioridad al sonido metalero en el siguiente disco, de repente preocupándose por sonar un poco más accesibles, a veces en un perfecto equilibrio, pero casi siempre impresionantes.
Este es de los discos más metaleros. Las influencias de Metallica e Iron Maiden son evidentes. El despliegue de artillería y virtuosismo ya se empieza anotar, pero en este disco aún va más de la mano de las complejidades del metal y de los extensos solos están más inspirados en las mencionadas influencias, y no en las progresiones de Genesis o Crimson o Floyd.
Entre los Pros de este disco es que John Petrucci y Mike Portnoy ya están a su máximo nivel. Es decir, aún mejorarán en sus siguientes álbumes, pero aquí ya están a un nivel entre los mejores de sus instrumentos, y su virtuosismo ya es innegable. Ambos se echan el álbum al hombro y entre los dos lo salvan un poco con las monstruosas partes instrumentales, que sin duda son los mejores momentos del álbum ante el mediano desempeño de Dominici. Por eso quizá “Ytse Jam” es la mejor rola por mucho, jajajaja.
Con todo, ya se nota el germen de Dream Theater, aunque a un nivel muy novel. Al siguiente disco darán un tremendo estirón con una obra perfecta que tiene todo lo que aquí le falta, pero ya tenemos al menos riffs poderosos, cambios de tiempos, y solos con la firma de Petrucci y Portnoy. John Myung tampoco lo hace mal, aunque en él se nota más la falta de nivel, y por momentos parece que se queda atrás y le falta aire en su intento por alcanzar a Mike y John. Con todo y se anima a algunos solos imponentes a mitad de las rolas, y se nota también el potencial de su actual nivel, entre los mejores instrumentistas de bajo de la historia. Kevin Moore, por su parte, no es muy rápido, y en definitiva no es mi tecladista favorito del grupo, pero tiene sus momentos, como en “the Ones Who Help To Set The Sun”. Aún as´pi, junto con Dominici, es el eslabón débil de la banda y de este debut.
La producción no ayuda mucho. Muy ochentera, los instrumentos suenan apelmazados y evita que luzcan más, y los gritos forzadísimos de Charlie están a muy alto volumen, evidenciando aún más su bajo desempeño y echando a perder el esfuerzo de sus compañeros. Las letras tampoco son muy buenas. No es que Dream Theater se volvieran después unos Dylan Metalprogresivos, pero algunas de las letras suenan muy débiles en comparación a las que desarrollarían después. Aquí están muy de la mano con las melodías débiles y el aire ochentero en general que tiene el disco. Esto hace que el debut de Dream Theater sea bien intencionado, pero más bien tirándole a mediocre, con muchos puntos a mejorar.
Lo bueno es que a partir de aquí todo sería hacia arriba, no tardarían nada en aprender de sus errores, mejorando considerablemente no sólo con la incorporación vocal de James LaBrie, sino en la composición y estructuración de las rolas, además de que Myung alcanzaría en nivel a sus compañeros.
El disco abre con todo. “A Fortune In Lies” es un track rapidísimo y potentísimo y realmente complejo que deja con la boca abierta por momentos. Pero es rebuscadísimo, y en ciertos fragmentes suenan a una banda de Power Metal promedio, como en la rimbombante entrada, con todo y el tritono de la guitarra. La banda está DEMASIADO ansiosa de mostrar sus cualidades, y cambian ritmos, hacen solos de metralleta, redobles velocísimos, pero sin ningún orden ni sentido. Solo para pantallar. Y ese el problema. Dominici por su parte no desentona, pero su voz parece más adecuada para rock que para metal. Bueno, la intro dura 1:20 y es tal vez lo mejor de la rola. La melodía vocal es débil y nada memorable. Luego vienen una serie de cambios de ritmo sin demasiado sentido, donde hay apantallantes duelos entre Petrucci y Moore. Myung apenas se escucha y Portnoy aprovecha cualquier oportunidad para darle 5 o 6 vueltas a toda su batería. Posiblemente sea la canción no instrumental más progresiva del álbum, pero desorganizada. Ya aprenderán a usar su habilidades de manera adecuada, pero aquí parecen demasiado ansiosos por mostrarse y no lo hacen de la mejor manera.
“Status Seeker” es una de las peores del disco. La intro de teclado parece entrada de noticiero sensacionalista de los 80’s. La canción en sí parece un pop rock genérico de cualquier banda de Glam Metal más o menos decente (vaya término). La voz de Dominici es nefasta al inicio y el riff principal de guitarra también parece muy simplón para Petrucci. Y el requinto del 2:30 es también muy vulgar. Portnoy y Myung son los únicos que se salvan de la quema, pero el bajo suena con muy poco volumen, no sólo en esta rola, sino en todo el disco, y apenas se distingue en los solos. El colmo es cuando la banda se pone a hacerle coros a Charlie al 3:25 al mas puro estilo de Poison. La canción sería un sencillo, lo cual demuestra que tenía una intensión más bien comercial. Desgraciadamente a nadie le gustó un Pop disfrazado de Metal Prog y el sencillo fracasó miserablemente.
“Ytse Jam” es con mucho la mejor canción del álbum. El track más pesado, el más progresivo, y donde el grupo atina a escalonarse en la creación de riffs, en las progresiones y en los solos, con transiciones más inteligentes, para que esta vez la canción se escuche con más orden y sentido. Por lo mismo, los instrumentos destacan más en lo individual. El riff con que inician tiene un aura majestuosa y malévola, y cuando entra la guitarra uno se queda estupefacto ante la potencia y el prefecto tritono de Petrucci. Al :55 cambian a otro riff a una sola voz entre teclados y guitarra, con ciertos tintes orientales, que progresa al 1:15 dejando la figura de los teclados pero permitiendo un solo de guitarra. En este fragmento sigan también a Myung que hace un espectacular solo. Al 1:50 la banda regresa a la figura principal y comienzan a insertar deliciosas variaciones, y a pesar de que Petrucci lleva la mano casi toda la rola, hay un espectacular solo de Moore al 2:50 mientras Portnoy se convierte en pulpo. En realidad la sección rítmica es espectacular, haciendo solos prácticamente toda la canción, pero sin sonar abrumadora, de manera que permiten que guitarra y teclado destaquen. Un solo de Mike al 3:50 inicia un fragmento de parones y arrancones grandilocuentes. El resto sigue siendo una cátedra instrumental, sin sonar falsamente diabólica como muchos grupos metaleros, pero con suficiente “oscuridad”. Finalmente regresan a la figura principal para terminar la canción espectacularmente casi al minuto 6. No. No es un Jam, es una canción perfectamente estructurada y sincronizada, una obra de arte en cuanto a composición, y que aún hoy día siguen usando en conciertos para deleite del público. Del primer disco es la que nos acerca al nivel que alcanzaría la banda en sus posteriores discos. Hay que agradecerle a Charlie Dominici su estupenda labor, jajajajaja. La canción además daría nombre a la disquera de la banda años después. La primer obra maestra de Dream Theater, sin duda alguna, y un presagio de las alturas a las que llegarán.
Sigue “The Killing Hand”, que es una suite de casi 9 minutos dividida en varios fragmentos. El primero se llama "The Observance", e inicia con unas guitarras acústica muy tranquila, casi medieval, haciendo arreglos muy agradables y relajantes con delicados arpegios. Poco después del medio minuto, la guitarra se carga de una pesadísima distorsión y rompe el ensueño con un riff brutal, que nos indica que el segundo fragmento, "Ancient Renewal", ha iniciado. Aquí Dominici entra con la voz, la batería suena entrecortada y la banda se centra en entretejer una compleja atmósfera, muy angustiante por momentos. La tensión se rompe al 2:45 cuando el grupo regresa a un ritmo sólido y Moore hace la figura principal con un teclado muy dramático. La tercera parte, llamada "The Stray Seed" inicia al minuto 3 y se nota por los power chords y el ritmo más salvaje y agresivo, con furiosos remates de guitarra y con los teclados dando cohesión. Al 4:50 la canción se acelera brutalmente con una intrincada figura de guitarra y bajo para la parte llamada "Thorns". Aquí Charlie, que había sonado bien, se siente ya bastante forzado, pero alcanza tonos altísimos a los que no estoy seguro que LaBrie llegue. Al 5:40 Petrucci arranca con una metralla para poco después cederle la estafeta a Moore, para un impresionantísimo solo de teclado que nos lleva a un poderoso clímax y luego una aciaga calma. La coda, que inicia al 7:45 se llama "Exodus", regresando a una intrincada complejidad y llevándose Portnoy las palmas en esta ultima sección. Aún suena un tanto forzada y no al nivel realmente que mostrarán a mediados de los 90’s, pero si es de las destacadas del disco por su compleja estructura e impecable ejecución y por la dificultad de ejecución de algunas secciones.
“Light Fuse And Get Away” mantiene un buen nivel aunque no tan impactante como las dos previas. La canción es un collage de influencias progresivas entretejidas con metal. La atmósfera que logran con la larga intro es majestuosa por instantes (sobre todo antes del cambio de ritmo), patrocinada por Kevin. La canción logra la ambientación más lúgubre, Portnoy hace gala del doble bombo y en general, el nivel técnico está fuera del alcance de los mortales comunes y corrientes como nosotros. Además hay un solo de teclado al 4:30, más tranquilo y atmosférico que me recuerda mucho a Rick Wright. Sin embargo nuevamente se le nota cierta inmadurez a la banda, no en ejecución, sino en seguir fanfarroneando e insertar cambios de ritmo y complicar la canción y la estructura sin otro motivo que el de exhibirse. Los cambios lucen forzados a diferencia de las dos joyitas anteriores. No es mala del todo, casi merece estar en rojo, pero se queda un poco abajo en nivel y fluidez.
Con “Afterlife” regresan a un sonido de banda promedio de metal ochentero. La guitarra inicia con un sonido crujiente y Kevin da un sonido demasiado synth pop con sus teclados. Charlie también suena a cualquier vocalista X de los ochentas. Nop. La canción está excesivamente fechada, muy cargada de eco, y de nuevo es sólo la sección rítmica la única que se salva. Además los coros son demasiado comerciales y los solos no son nada del otro mundo, intentando ser más impresionistas que inteligentes. Posiblemente la peor canción del disco.
Luego está “The Ones Who Help To Set The Sun”, también un track flojón, que inicia con efectos de tormenta. El inicio es bueno, muy atmosférico, en el que Kevin parece sumergirnos directo en una película de suspenso, y para cuando empieza un sonido más aflautado, ya nos tiene totalmente intrigados. Los arreglos de teclado son buenos, muy relajantes. Se vuelve a escuchar la tormenta al 2:45 y este pedazo onírico patrocinado por Moore se rompe para un ataque sónico con una batería muy marcada. La melodía vocal de alguna manera nunca me ha parecido que encaja con el ambiente casi bélico. Aún así, el efecto que logra la poderosa guitarra con el riff entrecortado me parece que vale la pena como para no marcarla entre las más débiles, pero en sí la canción da muestra de la poca capacidad melódica de Dominici, que nunca encuentra la manera de encajar con sus compañeros.
Finalmente, “Only A Matter Of Time” cierra el disco con más pena que gloria. Es un hermano gemelo de “Afterlife”, misma melodía, mismo espíritu, mismo desorden, misma producción ochentera. Podrían haberlas puesto pegadas y decir que eran una suite y nadie hubiera notado que son piezas distintas. Igualmente olvidable.
En fin. Pensé que sería peor. Originalmente estaba decidido a colgarle un 6, pero las tres rolitas de en medio son bastante buenas, siendo una de ellas sobresaliente e incluso adelantada a su tiempo. “Ytse Jam” no suena en absoluto grabada en el ’88. Pero salvo esa triada de canciones, el disco ofrece poca calidad. Sí: mucho ímpetu, mucha técnica, pero no están bien organizadas, no está pensado fríamente y las ganas y buenas intenciones del grupo no están bien direccionadas. Por otra parte, la producción de Terry Date también deja mucho qué desear. Típico de finales de los ochentas, donde todo es una masa confusa, la batería suena excesiva y en cambio el bajo apenas se escucha, además de que está cargadísimo de eco y eso empeora la masa amorfa de sonidos. Finalmente, es el único disco a la fecha sin un track de más de 10 minutos. Y Bien visto, es no está mal dado el nivel de la banda en ese momento, pero es el sello DT.
Si estás empezando a descubrir a Dream Theater no recomiendo empezar por aquí; mejor vete directo al Images And Words o al Falling Into Infinity. Si esos discos te vuelan la tapa de los sesos, como es de esperar, entonces solo irás buscando el resto de la discografía, y quizá cuando quedes absolutamente fascinado por la maestría y potencia de la banda, podrás regresar a este soso debut y encontrarle las partes nutritivas. De cualquier modo, para los fans del grupo es una escucha obligada para encontrar los orígenes de la banda aún inmadura y buscando definir su sonido. Y técnicamente, nunca está de más seguir las maravillas de John Petrucci, John Myung, Mike Portnoy, y en este caso, Kevin Moore, que en sus peores días, en sus peores borracheras, siguen dando cátedra de virtuosismo y pateándole el trasero a cualquiera.
Por cierto, esta será de las pocas bandas que compartan etiqueta de género, ya que me es imposible dejar de considerarlos tanto en Prog como en Metal.
Por Corvan
10/Dic/2010
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