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RIDE THE LIGHTNING (Metallica, 1984)

Artista: Metallica (C)
Fecha de Grabación: Feb – Mar 1984
Fecha de Lanzamiento: 30 de Septiembre de 1984
Discográfica: Megaforce Records / Elektra
Productor: Flemming Resmussen
Calificación: 

 

Era: Metal (1970-???)

Subgénero: Trash

Mejor Canción: For Whom The Bell Tolls

Canciones: 1) Fight Fire With Fire; 2) Ride the Lightning; 3) For Whom The Bell Tolls; 4) Fade to Black; 5) Trapped Under Ice; 6) Escape; 7) Creeping Death; 8) The Call of Ktulu.

 

Hay consenso casi universal en que este es un paso gigante no sólo para Metallica, sino para el Trash y el Metal. Yo diría que es un paso enorme, y por ello le doy un punto más que el disco debut. Si bien el Kill ‘Em All es el debut y el que sentaría los cimientos del Trash, el Ride The Lightning es donde se inicia la gran evolución de la banda, se le nota una mayor madurez y un riesgo endemoniado al momento de la elaboración musical. Pongamos esta comparación: Judas Priest había ya creado un sonido poderoso, lleno de distorsión y energía capaz de patear traseros a diestra y siniestra, sin embargo le faltaba elaboración musical, mayor riesgo y complejidad; Iron Maiden, en cambio, había tratado de integrar el metal al ámbito artístico, sin llegar al Prog, había buscado estructuras más rimbombantes, pero de alguna manera le faltaba punch y el “último paso” para que fuera un sonido redondo y abrumador. Metallica logra en este disco combinar ese punch de aplanadora de Judas Priest con intensidad e inteligencia artística de Iron, haciendo una combinación explosiva.

El Trash ya no evolucionaría demasiado después de este disco. Es cierto que el “And Justice… “ y el “Master of the Puppets” alcanzan la perfección que le falta a este álbum, pero ya no cambian demasiado en la fórmula que Metallica ha alcanzado aquí, simplemente es un perfeccionamiento técnico y mantener el pico durante unos años.

A la banda, pues, le sirvió dos cosas: una fue la madurez que les dio el estar constantemente de gira por toda la costa oeste, puliendo habilidades, conociendo otras bandas, aprendiendo a complacer a distintos públicos y compenetrándose como grupo. La segunda es la distancia que marcan con la influencia de Dave Mustaine, aunque él reclamó varios riffs y solos contenidos en el disco y es mencionado en los créditos de 2 canciones. El resultado es que se alejan de las letras inmaduras y adolescentosas de desmadre y sin dirección alguna. No es que las letras del álbum (y en general de la carrera de Metallica) sean demasiado profundas, pero ya no suenan a una banda genérica que escribe cualquier babosada. De hecho, comienzan con una idea semiconceptual que seguirán en los siguientes 2 o 3 discos. No es que sea un disco a la Tommy, pero las canciones giran todas en torno a un tema común, que es la muerte: “Fade To Black” trata sobre el suicidio; “Ride The Lightning” es sobre morir frito en la silla eléctrica; “Fight Fire With Fire” trata de la guerra nuclear que aún era un temor omnipresente en 1984 con las tensiones de la Guerra Fría; “For Whom The Bell Tolls” está basada en el libro de Hemingway sobre la Guerra Civil española (un libro exquisito por cierto, uno de mis favoritos de cualquier escritor estadounidense) y refleja la muerte en la guerra; “Creeping Death” tiene referencias al Éxodo, hablando de la esclavitud de los judíos y las plagas bíblicas; “Trapped Under Ice” lo dice todo en el título; y “The Call of Ktulu” que es un homenaje a H.P. Lovecraft y a su literatura de terror psicótico-fantástico, fuertemente ligado a la muerte y a seres demoníacos (disfrutable si estás en el mood correcto, nunca se me había ocurrido leerlo con metal de fondo, jeje). Dos referencias literarias en 8 canciones, tres si contamos la Biblia, nada mal para unos muchachos que apenas un año antes no hablaban sino de fiesta, alcohol y desmadre!!

Sin embargo la evolución no es solamente lírica, sino que los avances en el plano musical son notables. Esta segunda entrega trae consigo todos los puntos positivos del Kill ‘Em All: potencia, velocidad, distorsión, brutalidad, negrura, solos de metralla, más distorsión... Pero ofrece más que su predecesor, ya que contiene los inicios de esas piezas multipartes, casi sinfónicas por la diversidad de ritmos y riffs, rayando el progresivo, como la magistral “Call of Ktulu” que además es una pieza instrumental, o “For Whom The Bell Tolls”. Y además la banda se arriesga a presentar una de las primeras (si no es que la primera) Power Ballad del género, “Fade To Black” de la que tomarán elementos para posteriores piezas. Es decir, si bien no tuvieron miedo en acelerar a niveles impresionantes el metal, tampoco tuvieron miedo en bajarle el tiempo, usar Power Chords y hacer baladas negras que hubieran podido encasillarlos como cursis. No pasó así, y las Power Ballads de Metallica son algunos de sus mejores y más amargos temas a lo largo de su discografía, aunque otros grupos que intentaron imitarlos no pudieron evitar sonar melosos. Finalmente los avances creativos también se notan, ya que en este disco comienza a hacerse ofensivo que una rola de Metallica tenga menos de tres riffs o tres solos.

Lo malo es la producción apestosa de Resmussen. Las guitarras suenan bien, sobre todo en las partes más cristalinas de “Fade To Black”, pero de ahí en más, no sé quien le dijo que sabía depurar sonidos: las baterías parecen cacerolas baratas, el bajo apenas se escucha en la mayor parte del disco y la voz está horriblemente sobreprocesada siendo que James ya tenía un mayor dominio vocal y estaba perfeccionando su estilo. Ya no gruñía como en el debut, sino que canta aquí con ese raro estilo de pulmón-garganta, por lo que no era necesario meterle más efectos para oscurecerle la voz.

 

El álbum abre con “Fight Fire With Fire”, que inicia con una breve intro acústica muy medievalesca, cuya única intensión es marcar distancia con el disco anterior. La canción entra en forma hasta el :40 con unos de los más tremendos y rápidos riffs de Trash jamás logrados. Usualmente cuando las bandas hacen riffs de trash lo único que piensan es en hacerlos lo más rápidos posibles, sin molestarse en hacerlos memorables. En este caso, además de la velocidad de relámpago, el riff es adictivo, perfectamente bien logrado, y en base a esa metralleta, se van agregando estructuras distintas, nuevos riffs, como el del coro al 1:44, o solos incendiarios como el del 2:35, con una velocidad casi imposible, o con un sonido más limpio y el tritono clásico de Hammet al minuto 3, con una secuencia de un riff nuevo entre ambos, sin bajar un solo ápice de intensidad. No es mi canción favorita de Metallica, pero no se puede negar el poder que contiene esta pieza. Un espectacular inicio, que termina con el sonido de la explosión nuclear de la que hablan las letras.

Sigue “Ride The Lighting” que da título al disco. Al los 15 segundos ya pasaron de una intro apocalítptica con un riff mas o menos limpio a otro riff mucho más denso, distorsionado y rítmico, sobre el que se asentarán los versos. La canción no es tan rápida, la mayor parte va en un medio tiempo, y de alguna manera se cuidan de agregarle más ganchos sin caer en lo comercial. La batería en el principio suena a una avalancha, y el solo de Kirk al 2:50 es impresionante, uno de los mejores de la discografía entera de Metallica, logrando esa sensación de electricidad, de electrocutamiento cuidando esta vez más la técnica que la velocidad, salvo en la coda, cuando se desboca totalmente. Otra vez encajan quién sabe cuantos riffs y cambios de ritmo que logran que la canción se vaya tornando cada vez más interesante, una montaña rusa conectada a una caja de fusibles. Como ya mencioné, las letras hablan sobre morir en la silla eléctrica. No me meteré demasiado a fondo en las letras de Metallica, ya que no son la octava maravilla sin ser tampoco estúpidas. Lo que me llama la atención es una frase del coro: “Oh God, Please Help Me”, que recuerda casi palabra por palabra a Black Sabbath en su disco debut.

Continúa “For Whom The Bell Tolls”. Para no hacerla larga, esta es mi canción favorita de Metallica de todos los tiempos. Así de Plano. La rola inicia con unas campanas fúnebres, muy al estilo de “Hell Bells”. Después está la intro, que parece un campo en pleno bombardeo, borom-borom BOOOOOOM!. No, no es Kirk Hammet con su guitarra, es Cliff Burton con su bajo distorsionadísimo y con un wha wha haciendo ese efecto oscuro de notas alargadas y alternando con los agudos de su bajo. Neta. La parte de la intro la escribió Cliff antes de ingresar a Metallica. Yo no tengo distorsionador, pero esta es además la rola de Metallica que más disfruto tocar, ya que el bajo es el que le da esa negrura a toda la canción. Ulrich también luce impresionante a pesar de la ecualización. Al :57 la intro cambia de riff a uno más salvaje, primitivo y agresivo. El riff descendente es muy sencillo, pero nunca antes se había escuchado uno tan poderoso, oscuro y maligno. El tiempo de la rola es más bien lento, sin ser una balada, pero tiene una atmósfera majestuosa, sobrecogedora. La guitarra de Kirk va haciendo arreglos que suenan a ráfagas de metralla en pleno campo de batalla y las letras son quizá las mejores de James. Aunque son una impresión del libro de Hemingway, del que ya dije, tengo bastante aprecio, recoge de una manera exquisita la atmósfera cargada de pesimismo, dolor, frustración, ruptura e impotencia del final del libro, y la música logra llevar de la mano con todas estas sensaciones, agregando efectos bélicos que recuerdan algunos episodios de la novela. La canción en total tendrá unos 6 o 7 riffs distintos, y si bien el principal es un poco primario, no deja de tener un gran poder. La rola en sí es avasalladora, con solos ligeramente más simples, pero la construcción de la misma está hecha con la mayor inteligencia que Metallica desplegará en su carrera. 

“Fade To Black” es una sorpresa en el disco, inaugurando las Power Ballads en el Trash. Una melodía acústica arpegiada, con una excelente voz de Hetfield, uy una producción distinta a las demás rolas, que permite distiguir cada arpegio de la guitarra acústica de Jams (él dice que grabarla fue un infierno porque no se podía dar elmás mínimo error). La intro suena un poco country-western, y los entonces muchachos sabían del risgo que corrían al grabarla, ya que su público no estaba acostumbrado a estos sonidos. El arpegio se va volviendo más complejo hasta que al minuto 2 Kirk entra con todo el poder de sus pedales, insertando un riff colosal para agregar potencia a la rola. Después viene un pequeño solo a tres dedos, íntimo y cobijado por la secuencia acústica del principio, que a partir de ahí se irá alternando con diversas secciones cada vez más pesadas. El solo de Kirk hacia el final va de menos a más, terminando de manera orgásmica y llevando poco a poco la rola a una intensidad insospechada. Las letras son sobre el suicidio, escritas después de una pequeña depresión después de haber sido corridos de casa de su manager tras acabarse todo el alcohol del lugar. James las considera sin embargo personales y después diría que recibió cartas de jóvenes diciendo que les ayudó a superar situaciones depresivas. De cualquier forma, es una gran canción, quizá la mejor rola suicida de todos los tiempos (Kurt, tómala). Lo único malo es el rápido Fade Out con que termina, ya rozando el minuto 7, que parece un final muy soso y que arruina el intensísimo solo. Otra de las clásicas eternas de la banda.

Después de un inicio tan trepidante, hay un ligero bajón. No en cuanto a velocidad y potencia, que de hecho suben, sino en cuanto a inteligencia y construcción. “Trapped Under Ice” regresa a la esencia rapidísima del Trash, pero pierde en la cuidadosa construcción de las rolas anteriores, y Metallica por momentos suena otra vez a una banda del montón tratando de sonar lo más distorsionados, ruidosos y malotes posible. Es la rola más débil del álbum, aunque el término sonará raro en una canción con tanta potencia.

“Escape” es el sexto track, y contrasta por ser más ligera, coqueteando más con el pop, sobre todo con ese pegajosísimo coro. Los versos también están llenos de ganchos, pero la guitarra con efecto de chugga-chugga suena bien. La rola no está del todo mal, e incluso el solo está bien confeccionado y me gustan las sirenas de alarma sonando al fondo hacia el final, pero me suena un poco al giro comercial que darán a partir de los Loads y no parece encajar demasiado en el disco.

Sigue “Creeping Death”, un tributo al libro del Éxodo, con otro riff de trash para volverse loco, y que demuestra que la velocidad no está peleada con la inteligencia. El riff es pegajoso, pero oscuro a la vez. Las letras narran la plaga de la muerte de los primogénitos egipcios desde la perspectiva del ángel de la muerte, y la idea salió cuando estaban los cuatro viendo la película de los 10 mandamientos y en la parte de las plagas Cliff exclamó “Wow, it´s like a creeping death”. A los demás les gustó la frase y se pusieron a componer. Las secuencias de riffs están muy bien hechas, hay un buen solo, y la parte del “Die!”, con el bombo de Lars sonando al fin del mundo, es simplemente colosal. Es ligeramente repetitiva en el coro, que ya al final da la sensación de que le sobran 1 o 2 minutos. 

El cierre del disco corre a cargo de la instrumental “The Call of Ktulu”, de nueve minutos de duración. En la canción van creando tensión, generando explosiones, bajando ritmo, construyéndola muy meticulosamente, y rayando casi en lo progresivo. Tiene un inicio casi inocente, acústico, pero con matices muy amargos en las notas, y en base a ese arpegio construyen progresiones y riffs más intensos y ya con distorsión. Al 3:45 ya hay suficiente tensión para que el riff se convierta en un solo sin previo aviso. Kirk se convierte en una avispa, lanzando infinidad de notas calculadas, cambiando el tiempo a uno más rítmico, siempre al borde de una explosión definitiva que nunca se da. Después regresan a los Power Chords, tritonos, y demás experimentación. No es la mejor rola instrumental de Metallica, pero es un gran intento instrumental, que suena muy cool, ruidosa, y con esa mezcla de ballada amarga con acordes pesadísimos que dominan tan bien. Quizá si durara un par de minutos menos sería un poco más disfrutable, pero no está nada mal, y me atrevo incluso a marcarla como uno de los puntos fuertes del disco.

 

En fin, un gran disco por donde se le vea, que empujó al trash de ser un género medio improvisado y sin demasiada dirección, a ser una música más elaborada, demostrando que la intensidad y el poder no están sólo en la cantidad de notas por segundo, sino en la manera en que se colocan y los tiempos en que se colocan. Un paso respecto al Kill ‘Em All, mucho más maduro, y es quizá el disco más accesible y melódico de Metallica en los 80’s, aunque no por eso menos maravilloso y pesado. Se queda ligeramente corto con la maestría alcanzada en el “And Justice For All” y el “Master of the Puppets”, pero aún así es tremendo álbum, recomendable sobre todo si conociste a Metallica por MTV y quieres conocer la verdadera cara de la banda en los 80’s. Para mí, ésta es la cara del Metal.

Por Corvan 

31/Ene/2010

Letras de El Traductor de Rock

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