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MELLON COLLIE AND THE INFINITE SADNESS (Smashing Pumpkins, 1995)

Artista: Smashing Pumpkins (D+)

Fecha de Grabación: Mar – Ago 1995

Fecha de Lanzamiento: 24 de Octubre de 1995, USA

Discográfica: Virgin Records

Productor: Alan Moulder, Billy Corgan & Flood

Calificación: 9 (DISCO ICÓNICO)

 

Era: Alternativo II: La Gran Explosión (1990-1999)

Subgénero: Alternativo 

Mejor Canción: 1979, o Tonight Tonight, o Bullet with Butterfly Wings, o Zero, o Thirty-Three …

Canciones: DISCO 1: 1) Mellon Collie and the Infinite Sadness; 2) Tonight, Tonight; 3) Jellybelly; 4) Zero; 5) Here Is No Why; 6) Bullet with Butterfly Wings; 7) To Forgive; 8) Fuck You (An Ode to No One); 9) Love; 10) Cupid de Locke; 11) Galapogos; 12) Muzzle; 13) Porcelina of the Vast Oceans; 14) Take Me Down.

 

DISCO 2: 15) Where Boys Fear to Tread; 16) Bodies; 17) Thirty-Three; 18) In the Arms of Sleep; 19) 1979; 20) Tales of a Scorched Earth; 21) Thru the Eyes of Ruby; 22) Stumbleine; 23) Х.Y.U.; 24) We Only Come Out at Night; 25) Beautiful; 26) Lily (My One and Only); 27) By Starlight; 28) Farewell and Goodnight.

Después del Nevermind, este debe ser el disco estadounidense más influyente de todos los 90’s. El Nevermind realmente no me pegó. Recuerdo que ni siquiera creí la muerte de Cobain, no porque fuera un fan en estado de negación, sino porque en realidad estuve un año convencido de que era un truco publicitario. Supongo que era aún muy joven y además el ’91 y ’92 me la pasé muy ocupado descubriendo los 60’s. Pero el Mellon Collie si me llegó como un mazazo, ya en una época en la que me había convertido en un melómano irremediable. Bueno, no todo el álbum, pero un buen puñado de sus canciones que escuchaba en el radio o a través de los videos en MTV que veía en casa de amigos. 1979 puede ser considerado el himno absoluto de 1996, que fue cuando el álbum estalló y acaparó por completo los espacios. Sin ser yo un fan de Corgan y compañía, si debo reconocer que es uno de esos discos llenos de recuerdos, que dejan huella en una generación.

Por otro lado, Cortázar decía que hay libros que son para leer de día y otros para leer de noche. Lo mismo podría aplicar a los discos, y Corgan quiso reflejar esto dedicando un disco al día (Dawn to Dusk) y otro a la noche (Twilight to Starlight). La verdad es que todos los temas me suenan rabiosos/melancólicos y con un aura nocturna, adormecida, con ese coraje impotente que lo caracteriza. Un disco con lindos temitas oníricos, y tremendos rockers pesadillescos. Es decir, a mi me suena enteramente nocturno, y pudiera decir que incluso el disco 1 me parece más oscuro que el segundo.  Y si me preguntan, además erraron en los títulos: éste debió llamarse Siamese Dream por eso de ser un doble y nocturno, y el Siamese debió ser Mellon Collie, por eso de la infinita tristeza que transmite de forma más efectiva.

La cuestión con los discos dobles es que generalmente las bandas los lanzan una vez que han alcanzado el pináculo de sus carreras, después de un Icónico o Must Have. Es como su autopremio en el que se permiten experimentar y hacer lo que quieran, ya que tienen margen de error después de un disco de éxito. En este caso, a pesar de que el Siamese Dream fue un buen disco, tampoco fue precisamente un hitazo. Fue un riesgo enorme, en el que Corgan decidió a lanzarse con todo por un disco épico, ambicioso, que lo pusiera en las páginas doradas del Rock. Un gran riesgo, porque no tenían margen de error, no eran una banda consagrada aún. La ambición contenida en el disco es obvia, pero en su mayoría, estuvo compensada con tremendos temas que alternan agresividad y tranquilidad. El mismo Corgan dijo que se había basado en el White Album. Y siendo honestos, creo que es lo más cercano a un White Album de los 90’s, en el sentido de que abarca un montón de géneros, estilos e influencias: Están los sonidos de los Pixies, Sonic Youth, de The Cure, de Jane’s Addiction, RHCP... Jimmy diría que se basó en Judas Priest para el demoledor riff de “Zero”. Hay baladas, orquestas, Metal, Grunge, Noise, Trash, Dream Pop, Shoegazing, Alternativo, Punk, Avant Garde (?) una canción de cuna, detalles psicodélicos… Hay canciones como “To Forgive”, con una sola guitarra, y excentricidades como “Thru The Eyes Of Ruby” con 70 guitarras sobrepuestas. Por variedad no nos podemos quejar, básicamente es un catálogo de los sonidos de mitad de los 90’s, y quizá por ello es de los discos más representativos de la época.

Desde que comenzaron a trabajar en él, la banda tenía claro que sería un álbum doble. Corgan había comenzado a componer justo después de la gira de un año del Siamese, y a pesar de que les fue bien con dicho álbum y habían obtenido buenas críticas, Billy quería algo gigantesco. Desde Siamese tenían para un doble, pero se supone que no usaron ninguno de los descartes, sino material nuevo. También querían un sonido distinto, por lo que le dieron las gracias a Butch Vig, quien les había producido los primeros dos discos. En su lugar, entraron Flood y Alan Moulder. Flood los sacó de su zona de confort. Empezaron a grabar en Marzo del ’95, pero en el lugar de ensayo de la banda en lugar de entrar directo a estudio. De estas sesiones quedó la base rítmica, para tratar de dar un sonido más potente y en directo. Flood también hizo que usaran distintos estudios para trabajar por separado, lo cual permitió que fluyeran más las ideas de James y D’arcy, ya que el aspecto creativo antes había sido acaparado por Billy. El disco pues, es mucho más democrático, y eso influyó en la cantidad de estilos y detalles que tiene. De 57 canciones consideradas como material de trabajo para las sesiones, originalmente se consideraron 32 para integrar el disco (se imaginan?), pero gracias al cielo cortaron 4. Muchos de los descartes se regrabaron para los Machinas.

El proceso fue, pues, mucho más relajado y armónico que el Siamese, en el que D’arcy estuvo a punto de renunciar porque Billy había regrabado todas las partes de bajo al considerarla incompetente. En el Mellon Collie, Billy tomó en cuenta opiniones y la banda se unió sabiendo que estaban trabajando en algo muy grande. Iha y Chamberlin suenan potentes, y pueden ser verdaderamente destructivos (en el buen sentido) pero también saben cuándo bajar la intensidad en función de la canción, a diferencia de otros guitarristas y batacos iluminados que quieren ser siempre el centro de atención. D’arcy tiene un poco más de libertad, y aunque no es Jaco Pastorious, de repente se despega de James para hacer buenos riffs que se echan toda la canción encima.

El detalle es que, como todo álbum doble, está el riesgo de que difícilmente todo el material sea consistente. Hay muchas canciones que definirían la segunda mitad de los 90’s, himnos de una generación, y estoy convencido de que un buen Greatest Hits de los Pumpkins podría tener un 75 u 80% de temas del Mellon Collie. Sin embargo es demasiado largo, y hay también una buena cantidad de relleno, en ocasiones del malo. Algunos temas no aportan nada y se nota que simplemente ocupan espacio. Pudo ser quizá el mejor disco (de un solo CD) de la década, pero en más de 2 horas, se vuelve pesado, demasiado denso, demasiado pretencioso.  

 

Disco 1 - Dawn to Dusk

El disco abre con “Mellon Collie and the Infinite Sadness” que titula el álbum. Un lindo instrumental, sin guitarra ni batería, solo piano y cuerdas en el cierre. En los discos previos habían iniciado con tremendas bombas, pero aquí Billy prefirió crear una atmósfera inicial diferente con esta pieza de piano suave. El tema es un puñado de acordes arpegiados, creando un mood muy tranquilo, un poco triste y reflexivo que conduce perfectamente a “Tonight Tonight”. No es un abomba pero sirve para abrir y como Intro a la siguiente rola.

El album abre propiamente con “Tonight, Tonight”, en la que contrasta el minimalismo del track anterior con la bombástica orquesta de 30 instrumentos que se une a los Pumpkins. Se nota la intensión de hacer un disco diferente, más épico. Tras la hermosa y dramática Intro (me encanta ese sutil guitarreo de fondo), bajamos intensidad y nos quedamos con unos arpegios de James para que Billy arranque con los versos: “Time, is never time at all, You can never ever leave, without leaving a piece of youth…”. La canción crece en intensidad en los puentes, con la orquesta tomando un rol protagónico y Jimmy haciendo espectaculares redobles. Desde ya, Chamberlin demuestra que no necesariamente debe ser un tremendo rocker para mostrar su técnica. Incluso cundo debe ser discreto suena muy bien, dando dinamismo y apoyando a Billy, que con sus gemidos nasales, logra esas pequeñas cúspides. La letra es bella. Sigue con cierto dejo de melancolía apropia de la Generación X de la que se volvería ícono, pero con bastante optimismo y esperanza para Corgan. Es cierto, es un tema pretencioso, pero logra su intensión con el precioso y espectacular arreglo de cuerdas, la letra y la emotividad de vocal. Uno de los puntos claves, no solo del disco, sino de todos los 90’s.

Continuamos con “Jellybelly”, que contrasta fuertemente con la dulzura del track previo. Aquí crean una potentísima muralla sónica que nos recuerda porqué de repente los catalogaban como una banda Grunge. Aquí James incluso cambió la afinación de su guitarra bajando la primer cuerda para lograr la llamada “Afinación de Grunge”. Crea buenos riffs y es muy dinámica, aunque no es de mis favoritas. Chamberlin no da un solo respiro y se vuelve un verdadero pulpo, mostrando porqué fue considerado de los grandes batacos de los 90’s.

Con “Zero”, retoman un nivel brutal. Ese riff es de los más oscuros, tóxicos, violentos, fascinantes y pegajosos de la historia, y no importa cuántas veces lo haya escuchado, siempre es como una bofetada sónica. James Iha describió la canción como algo que podría haber escrito Judas Priest. Las dos guitarras (en realidad hicieron overdubs para conjugar 6) y el bajo se entrelazan para hacer un ambiente espeso, gótico y futurista a la vez. La batería colosal. El requinto es rarísimo, arrancando muy melódico en un tritono, y tras un parón, terminando como un panal de abejas furibundas, haciendo disonancias. Los cambios de ritmo (que faltaron en “Jellybelly”) son espectaculares, resaltando cuando todos paran para que Corgan escupa “Emptiness is loneliness, and loneliness is cleanliness” y un cierre cada vez más potente y apocalíptico. La letra… bueno es Corgan con sus aires de divo oscuro, pero se le perdona porque aquí quedan a la perfección. Uno de los mejores momentos del Rock Alternativo… Ever! Y verlos tocándola en el Homerpalooza en uno de los más memorables episodios de los Simpsons fue épico!

Continuamos con “Here Is No Why”, más rítmica, con un riff alegre y chisporroteante tras la descarga de adrenalina del track previo. El disco comienza a volverse más lento aquí. Billy canta con ese estilo nasal. Los versos son pegajosos, pero el coro es más débil… es decir, intentan hacerlo más potente, y Jimmy lo logra con una velocidad increíble, pero resulta menos memorable. Lo mejor sin duda es el solo, no muy técnico ni rápido, pero agradable y vibrante. La rola está bien escrita, y a pesar de que Billy termina gritando, no deja de tener cierto aire dulce. La letra es sobre lo terriblemente difícil y tormentoso que es ser un rockstar… Pobre Corgan, y eso que aún no era realmente famoso. No es mala, pero tampoco es de los puntos más brillantes del álbum.

Afortunadamente vuelven a la carga con “Bullet With Butterfly Wings”, otro rolonón que hace imposible decidir sobre cuál es la mejor del disco. Arrancando con esa simple pero memorable línea de bajo a cargo de D’arcy, junto con Jimmy llevando el tiempo con el bombo. Corgan entra con una seguridad aplastante: “The world is a vampire, sent to drain”. Va cambiando la inflexión de la voz para agregar más y más angustia, mientras Jimmy también va agregando más tensión con los fills, hasta que explota todo en ese volcán “Despite all my rage, I am still just a rat in a cage”. Así de súbito como explotó el coro, volvemos al mediotiempo. Guitarras cuchilleantes, un magistral manejo de la tarola con detiempos, y un nuevo apocalipsis. Recuerda un poco el estilo de los Pixies con los versos tranquilos y estribillos potentísimos. Al 2:25 se vuelven aún más salvajes con esa especie de requinto que deriva en el puente. Y en medio del pandemónium, todos callan de golpe y queda nuevamente Billy, casi a capella, apenas con un arpegio durante algunas vueltas para reventar de nuevo con todo. La letra es nuevamente sobe lo horrible que es ser rockstar, pero resaltan líneas honestas como “But can you fake it, for just one more show?”, que dan cuenta que a esas alturas ya estaban cansados. Hay quien dice que es un tributo a Cobain, pero también es bien sabido que Billy y Kurt se detestaban. Sí, es algo repetitiva, pero es una verdadera joya; la dinámica y los constantes cambios de ritmo hacen que los 4:18 resulten poco.

“To Forgive” da otro respiro, creando una melodía lenta y hermosa. Una buena pieza acústica, con armonías agridulces y una melodía algo deprimente. Tiene algunos buenos arreglos de sintetizador, y cuerdas ya al final, y me gusta cómo inicia D’arcy, despegándose del punteo. Quizá es demasiado larga, el coro es triste y apático. Relleno inofensivo, que sin embargo sirve para no asfixiar con puros temas densos.

No hay problema con ese tipo de temas, que sin ser brillantes ni memorables, tampoco son ofensivos. Sin embargo, la primer metida de pata con ganas viene con “Fuck You (An Ode to No One)”. El título lo dice todo. La letra es la de un niño emberrinchado y creyéndose la última cocacola del desierto y mandando a la mierda a todos y a todo. Y la música son los Smashing tratando de hacer Trash. Sip, Chamberlin suena despampanante, pero en este caso, a pesar del esfuerzo de D’arcy y James, no hay un riff verdaderamente creativo y memorable que enganche con la batería y justifique ese derroche de energía. Para acabarla, Billy canta como si estuviera a punto de escupir un pulmón. Y para rematar, nos ilusiona con un falso final al 3:30, pero regresan y terminan extendiendo hasta casi 5 minutos. Un relleno malo, de los que hacen que el disco resulte excesivo.

Continuamos con “Love”, una canción algo subestimada de los Pumpkins. Usan una secuencia simple de acordes, pero muy melódica, con las guitarras cargadas de efectos, un bajeo profundo, y la misma voz en lo-fi, dando un aire bizarro. El coro es aún más melódico “Love, love, it's who you know”, con los puentes previos también en gran nivel. Un distorsionadísimo requinto (a dos guitarras?) sonando como motosierra, para después dejar a James dando un efecto aéreo el resto de la rola. Me encanta el final donde se ralentiza y termina con la pulverización al azar de los instrumentos.

“Cupid de Locke” es un lindo Dream Pop, con un montón de arreglos. Le agregaron arpas para darle ese aire de ensueño e incluso trae sonidos de saleros, tijeras y no sé cuántas cosas más. Me gusta en general el aire de ensueño que tiene, no muy lejano a “She’s Leaving Home”, y la gran línea de bajo de D’arcy. Pero en realidad la melodía es débil y es algo repetitiva, aunque disfrazada con los arreglos. Y la letra es endiabladamente cursi. Corgan puede ser oscuro cuando quiere, pero también puede llegar a extremos muy melosos, sobre todo en la parte recitada del final.

“Galapogos” continua con esta seguidilla de temas más tranquilos del primer CD. Una canción a guitarra limpia. Billy hace una interpretación emocional y desesperada. Los suaves guitarreos acústicos que caracterizan algunas rolas de los Pumpkins para luego hacer arpegios jazzys. Un puente hermoso y la inserción orquestal a mitad de la rola. Incluso la letra me gusta, muy nostálgica. Hacia el final entra la distorsión para un cierre un poco más potente. Es un tema bello, y eventualmente la podría marcar en rojo. El único pero es que evidentemente es una versión menor o inicial de “1979”.

Con “Muzzle” volvemos a canciones más rockers, aunque esta vez con mucha carga pop. La melodía y la letra va entre lo esperanzador y lo deprimente: “Can a taste of love be so wrong, As all things must surely have to end, And great loves will one day have to part”. Supongo que sobre aceptar pérdidas? Unas especie de “All Things Must Pass” alternative, jeje. Capas de guitarras y un extraordinario despliegue de Chamberlin, que no deja un solo espacio mas que cuando Billy se queda cantando prácticamente solo. A pesar de haber sido lanzada como single, se queda un poco corta respecto a las grandes rolas del álbum. Aún así es de las letras más decentes de Corgan.

Enseguida tenemos “Porcelina of the Vast Oceans”, un tema épico de más de 9 minutos. Inicia con un silencio y un lentísimo fade in de arpegios y flashes de platillos. La banda se centra durante la Intro de 2:10 en crear una atmósfera de ensueño, aletargada y dulce, para entrar en forma con distorsión y una demoledora batería. Luego un nuevo cambio de ritmo, lento, con un tamboreo con el que entra Billy casi susurrando la melodía. Los arreglos funcionan muy bien, con algunos tintes psicodélicos, y las partes potentes con el gran riff sirven para que la duración no sea del todo agobiante. Billy aquí conjuga muy bien los tiempos en la composición: lento-potente-más lento. Letras surrealistas con un montón de metáforas que no estoy seguro de a dónde llevan, pero con algunas buenas imágenes: “With seashell hissing lullabyes, And whispers fathomed deep inside my own, Hidden thoughts and alibis, My secret thoughts come alive, Without a care in this whole world”. Una de las canciones más largas de los pumpkins, pero con un armado y detallado perfecto que justifican su duración.

El disco Dawn to Dusk Cierra con “Take Me Down”. En este track tenemos a James Iha cantando. Un tema lentísimo, con una base acústica, medio jazzy, guitarras haciendo arreglos dulces como de canción de cuna. Me gusta como sube de intensidad en el puente para llegar al precioso coro. No es tampoco una canción demasiado memorable, pero es relativamente buena para ser escrita enteramente por James. Un dulce Lullaby para ver cómo se oculta el sol.

Disco 2: Twilight to Starlight

El lado nocturno inicia con “Where Boys Fear to Tread”. Las van guitarras haciendo unas disonancias abstractas y la batería jugando con destiempos para una intro bizarra, pero que va creando tensión hasta cargar el riff principal y reventar como una aplanadora. Tiene un aire denso, de Heavy Metal, pero a la vez experimental, por momentos sofocantes con los extraños efectos de guitarra de fondo. La letra es totalmente incoherente, y Billy reconocería que la armó casi al azar. No lo hubiera imaginado! El riff es potentísimo y muy bueno, pero no tiene muchas variantes y termina volviéndose arenoso y repetitivo, muy repetitivo… MUY repetitivo.

“Bodies” no cambia demasiado esa dinámica. Pareciera que utilizaron la misma tónica y simplemente la aceleraron muchísimo. Al menos esa línea y la forma en que la canta Billy es épica: “Love is suicide!!!”. Aquí manejan un poco más el cambio de tiempos para dar más estructura a la canción. Aunque también es algo repetitiva, no es tan agobiante como la anterior, y la letra ya tiene más sentido. De repente Billy empieza a gritar como histérico. No me fascina cuando lo hace, pero aquí encaja y se justifica de alguna forma. Al menos mejora un poco respecto al track previo.

Afortunadamente llega “Thirty-Three”, una de las canciones más bellas de los Smashing. Su tono lento, con los guitarreos suaves y el teclado haciendo ese riff de notas escalonadas, que en conjunto logran una atmósfera de ensueño encantador. Ah, y los slides de Iha resonando como sitares, cual ráfagas de sueños cruzando el subconsiente. Corgan hace una interpretación vocal sobresaliente, sincera, emotiva y conmovedora, sin abusar de ese molesto tono nasal, sino forzando un poco la garganta sin gritar, tratando de sonar algo más natural. Laletra es preciosa, quizá la mejor de Corgan: “Tomorrow's just an excuse away, So I pull my collar up and face the cold, on my own, The earth laughs beneath my heavy feet, At the blasphemy in my old jangly walk”. Toda la letra es poética, bella, y casi filosófica, contrastando con el usual humor negro de Billy. Se supone que esta fue la primer canción escrita para el disco, justo cuando terminaron el tour del Siamese. Billy diría que vio una adivina y le dijo que su vida cambiaría cuando llegara a los 33 años. Curiosamente el anuncio de la ruptura de  los Pumkins lo alcanzaría a precisamente a los 33. Luego bromearía diciendo que haría 66 y 99, pero por el momento era todo. El tema es simplemente precioso, con una melodía monumental, tierna sin ser cursi, y quizá la letra menos pretenciosa de Corgan. Más de una ocasión la he considerado mi favorita de la banda. Sin duda uno de los puntos fuertes del segundo disco. “I'll make the effort, love can last forever”.

Luego tenemos “In the Arms of Sleep”, otra pieza acústica, mucho más oscura, con un zumbido constante de fondo (es un moog o una guitarra?). Una canción sobre la soledad y el deseo de amor, cantada de forma desesperada. Mi único problema la sección media donde Billy empieza a chirriar las letras. Una melodía oscura, que deja entrever cierta esperanza. Es como un sueño al borde de la pesadilla. No una canción increíble, pero tampoco es precisamente relleno.

Viene otra de las grandes joyas, del disco, de la banda y de la década. “1979” podría contender a himno generacional de haber tenido otro tipo de estribillo. Escucharla me remonta en automático al lluvioso verano del ’96, en el que traía mi guitarra a todas partes, colgada a mi espalda. Con esta canción de fondo fue que hicimos el sorteo para ver a quien le tocaba cada instrumento. Me tocó el bajo, y esta monumental línea de D’arcy me llenó de esperanza y felicidad por lo que me depararan las 4 cuerdas. Y heme aquí, casi 20 años después, escuchando al mundo a través del bajo. Esta canción estoy seguro que trae memorias a todos los que estuvimos ahí, cuando la radiaban mañana tarde y noche. Incluso aromas. En fin. Qué la hace tan especial? Ni siquiera podría decirlo! En serio. Es un tema simplísimo, con ese riff escalonado de bajo, el guitarreo cálido, las voces de fondo, el beat agradable. Billy canta melancólico sobre la niñez despreocupada de finales de los 70’s, siempre corriendo en esa vida que iba despacio, con sus pequeñas tragedias… tiene una poesía muy básica, pero hermosa, que no sé si en cierta forma inspiraría a Win Butler para algunos temas. El estribillo es simplemente mágico, luchando contra toda métrica, pero sonando maravilloso, lluvioso, nostálgico: “And IIIIIIIIIIII don't eeeeeeeeven care, to shake these zipper blues, And we don't know, Just where our bones will reeeeeeeeeeeest, To dust I guess, Forgotten and absorbed into the earth… below”. Fue la “última” canción escrita para el MCATIS, y por un momento ni siquiera pensaron que funcionaría y pensaron en descartarla. A la larga sería la canción más exitosa y emblemática de la banda. Entrecomillé “ultima” porque en realidad fue la primer canción que escribió Billy Corgan. A los 12 años. En 1979…

Después llega “Tales of a Scorched Earth”, que de golpe y porrazo, destruye ese gran sabor de boca de “1979”. No podría haber dos tracks más opuestos. Se va a los límites de Alternativo y Trash, Corgan grita de una forma ininteligible

, la guitarra se vuelve un taladro, y la mezcla ni siquiera ayuda a apreciar la capacidad de Jimmy, ya que la batería es una masa pastosa. Un tema entre pesado y experimental horrible. Horriiiiiiiiiiiiiiiiible!

Después de ese incomprensible caos llega “Through The Eyes of Ruby”, recuperando el mood agradable y tranquilo. Iha continua con ese phaser con efecto etéreo. En los coros Billy cambia una octava bajando el tono y regresando luego a uno medio. Luego las guitarras se vuelven más pesadas, de forma ya algo predecible. Una rola decente, por momentos linda y con esas escalas de tonos como mejor argumento; pero nada fuera de este mundo, y se alarga demasiado, pasando de los 7:30.

“Stumbeline” es otra linda canción, sólo Billy y una guitarra acústica, con un arpegio nocturno. Billy canta apenas susurrando, como una canción de cuna. El disco 2 se empieza a llenar de temitas lindos, pero poco memorables, y que simplemente van ocupando minutos y más minutos de forma innecesaria.

Luego tenemos “X.Y.U”, un intento de hacer una canción épica de metal experimental. El riff incisivo logra funcionar, como un aguijón atacando una y otra vez. Corgan nuevamente grita cargado de furia. No soy fan de este tipo de rolas, pero funciona mucho mejor que otras rolas cuasimetaleras del disco. La tensión se mantiene al límite. Al minuto 3 bajan considerablemente el ritmo, manteniendo el riff aletargado. Quizá funciona hasta aquí como un tema oscuro y el último clímax emocional del disco, pero se van alargando eternidades sin necesidad de, en un jam incoherente, en el que incluso el solo no tiene pies ni cabeza.

“We Only Come Out at Night” está llena de efectos y música electrónica, con una especie de loop que se termina volviendo enfadoso. Pero al menos es distinta, con ciertos aires retros en la melodía, parecida lejanamente al Music Hall que hacía Macca a mediados de los 60’s, incluyendo los falsettos. Cascadas de notas con efecto de clavicordio, más un piano juguetón y un cierto aire cómico, o cínico. Tampoco es de los puntos fuertes.

“Beautiful” mantiene al aire experimental y relativamente abstracto, con guitarras al revés. El piano va sirviendo de guía con esas notas cristalinas y medio orientales. D’arcy canta junto con Billy, sin armonizar, simplemente en octavas distintas. La letra, bueno, cursi, y repetitiva.  Los efectos le dan ese aire oníricio, y acaso lo mejor sea ese puente-requinto harrisoniano. Sip linda.

Luego tenemos “Lily (My One and Only)”, dedicada aaaaaaaaa… Lily, la gatita de Corgan. Continuando aún más marcadamente con el aire retro y beatlesco del anterior. Si Paul le pudo dedicar una canción a su perra Martha, porque Billy no puede hacer lo mismo a su felina? Una canción infantil, ligera, divertida y… adivinan? Si, si linda, otra canción linda.

Nos seguimos con “By Starlight”, que no tiene nada que ver con la de Muse. Esta es una canción de amor muy suave y hermosa. Comienza con un efecto fade-in gran soñador, y ese humor surrealista fluye a lo largo de la canción, con la guitarra haciendo efectos aflautados al fondo. La melodía es bella, y las letras mejoran. El coro es mas lento y difuso que los versos, y da cierta impresión de estar inacabado. Es un bello tema, y creo que destacaría más si no hubiera ese puñado de temitas “Lindos” que en realidad nada aportan. En dado caso, este es el mejor de ellos, y sirve casi de epílogo al álbum.

El disco termina con “Farewell and Goodnight”, con un suave tamboreo, guitarra acústica, un wha y un discreto bajeo marcando tonos. Los cuatro miembros cantan aquí, la primera parte son Billy y James; luego en la segunda parte se alternan D’arcy y Jimmy, y finalmente Billy regresa y cierran todos. Todos cantan esta canción de cuna, cerrando esa vaga idea conceptual del álbum. Me gusta en particular la parte solista del piano hacia el final, desvaneciéndose, metafóricamente, con los primeros rayos de sol. Y bueno, retomando la influencia del White Album, no se puede evitar la referencia al tema cantado por Ringo… En sí me parece un final bello y perfecto para la saga, y si hubieran tenido que recortar a un solo disco, este sería necesario para el cierre.

 

En fin, un gran disco. A los que estuvimos ahí, nos marcó. No hay duda del genio de Billy, ni del talento de la alineación original de los Pumpkins. Buscaron hacer un disco ambicioso y épico y sin duda lo lograron. Hay al menos 7 temas gigantescos que formarían parte del Soundtrack de vida de muchos, y de los cuales es imposible decidirse por uno como el mejor. La variedad del álbum es enorme. El problema es que se sobrepasaron en su ambición y el disco resulta demasiado largo. Aunque hay variedad en estilos y modos y en general los van alternando, ya hacia el segundo disco se notan los rellenos de temas dulces que se opacan unos a otros. Y por otro lado, los temas densos mantienen un estilo algo similar, y quizá hubieran alcanzado a funcionar cortándolos a la mitad, ya que se extienden demasiado.

El disco en si es muy bueno, y las joyas que trae son invaluables. Pero por su duración y altibajos es imposible darle una calificación perfecta. No insisitiré con el "si hubiera sido un solo CD..." Con todo, es un disco entrañable para mi y para una generación entera, una cúspide del Rock Alternativo y sin duda la cima creativa de los Smashing Pummkins, que alcanzarían la luna no sólo en el video de “Tonight, Tonight” convirtiéndose en LA banda del ‘96, para casi de inmediato caer al infierno por los problemas de drogas, muerte, cambios de alineación y el indomable ego de Billy. Un disco Icónico de los 90’s. 

Por Corvan 

20/Jun/2014

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