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MAPAS (Vetusta Morla, 2011)

Artista: Vetusta Morla (D+)

Fecha de Grabación: 2010 - 2011 

Fecha de Lanzamiento: 6 de Mayo 2011

Discográfica: Pequeño Salto Mortal 

Productor: Javibu Carretero / Manuel Colmenero 

Calificación:  9

 

Era: Rock En Ñ: La Dispersión 

Mejor Canción: Los Días Raros

 

Canciones: 1) Los Días  Raros; 2) Lo Que Te Hace Grande; 3) En El Río; 4) Baldosas Amarillas; 5) Boca En La Tierra; 6) El Hombre Del Saco; 7) Maldita Dulzura; 8) Cenas Ajenas; 9) Mapas; 10) Canción De Vuelta; 11) Escudo Humano; 12) Mi Suerte

  

Vetusta Morla había tardado casi una década en publicar su primer disco y para eso tuvieron que montarse su propia discográfica puesto que nadie apostaba por ellos. El boca a boca les había creado una buena reputación en la escena Indie nacional y sus conciertos llenaban fácilmente los locales en los que tocaban... pero parecía que nada de esto era suficiente para que alguien les diese una oportunidad. Sin embargo, la publicación del intenso Un Día en el Mundo unido a un acertadísimo uso de las redes sociales y de las nuevas tecnologías en general convirtió a la banda en una auténtica bola de nieve de crecimiento descontrolado. No llegaron a ocupar los puestos altos de las listas de ventas y su música no sonó en ninguna de las principales emisoras pero de alguna manera lograron que el nombre de Vetusta Morla sonase les sonase a todos. Los vídeos musicales de Un Día en el Mundo y del alternativo Otro Día en el Mundo fueron virales en YouTube y su hit Copenhague amenazaba con convertirse en el nuevo himno generacional. Todo el mundo hablaba de la intensidad de sus conciertos y arrasaban allá donde les llevaba una extensa gira de dos años que apenas les dejó tiempo para preparar su siguiente trabajo. 

No hubo campañas publicitarias ni hicieron falta. Para cuando Vetusta Morla anunció la publicación de su segundo disco todos los focos, grandes y pequeños, ya apuntaban hacia ellos. Las consecuencias de esta inaudita atención mediática no se hicieron esperar: quiénes en el pasado encumbraban a VMorla renegaron de ellos incluso antes de sonar los primeros compases de Mapas. En el Indie hay mucho postureo y a veces es incómodo alabar un producto del que todo el mundo ha oído hablar. Siempre será más cool hablar de Maga o de Standstill que también suenan muy bien y cuyos nombres no son tan conocidos para el gran público. A fin de cuentas, el seguidismo del Mainstream y el snoobismo musical no se diferencian tanto: Ambos consideran la repercusión mediática como un factor a considerar a la hora de hacer una valoración.

En general, Mapas es un disco continuista respecto a Un día en el Mundo. Mantiene sus ideas básicas y quizás las lleva un poco más allá. Nuevamente nos encontramos con los Vetusta Morla como creadores de texturas, con las capas de sonido sobre capas de sonido, con la letras crípticas, con las melodías intimistas que se intensifican hasta la épica caótica. Sellos de identidad que siempre han hecho de sus conciertos un espectáculo infalible. Como novedad, Mapas comienza a meter un mensaje más político y social sobre la cotidianidad precedente aunque el cambio de enfoque aún es sutil. En el futuro La Deriva se hará mucho más evidente. 

Sin embargo Mapas carece de la inmediatez de Un Día en el Mundo y pierde frescura respecto a su predecesor. Algo lógico si tenemos en cuenta que el debut se publicó después de casi una década de trabajo y perfeccionamiento mientras que su continuación se gestó en apenas un año. Mapas tiene muchas aristas sin pulir y hay muchas cosas que se hubiesen hecho de otra manera de contar con el tiempo suficiente. Quizás en la parte instrumental se note menos puesto que el muro de sonido que crean en cada tema es lo suficientemente robusto para tapar cualquier carencia, pero en las letras si que surgen algunas lagunas. Sus textos siguen creando pasajes potentes, con gran fuerza visual pero de vez en cuando nos encontramos con un “nos destapamos en la intimidad con la punta de un zapato” o con ese “tipo con el pijama a rayas al que han hecho rehén las musarañas”que resulten demasiado inocentes entre tanta crudeza descarnada. 

Creo además que la elección de Lo que te hace grande y de En el río como temas de adelanto del álbum fue un error que llevó a muchos a afrontar la primera escucha con cierto pesimismo. Luego el disco no resulta el desastre que muchos se temían (nos temíamos) y, por el contrario, logra mantener el nivel con su puñado de buenos momentos.

 

 

El esperadísimo Mapas abre con Los Días Raros. No creo que haya canción que resuma mejor el sonido de Vetusta Morla. Comienza delicada pero sin llegar a caer en la ñoñería en ningún momento. Los teclados montan la intro con una guitarra muteada marcando la rítmica. El Pucho más frágil presenta el disco como un paquete cerrado de contenido desconocido: "Ábrelo... ábrelo despacio." Bajo, timbal y finalmente batería. Los instrumentos van uniéndose a la melodía uno a uno y ésta empieza a ganar en complejidad y ritmo a partir de progresiones descendentes, transportándonos desde la dulzura inicial hasta desembocar en el intenso estribillo. Ahí, con la adrenalina subiendo, la canción se detiene súbitamente hasta el silencio. Luego de unos segundos surge el bajo percutiendo machaconamente la misma nota, reseteando estados de ánimo, y a él se unen nuevamente los teclados y a continuación el resto de instrumentos y poco a poco el ritmo vuelve a intensificarse. La canción hace una serie de reflexiones personales de carácter general y nos va hablando de afrontar nuevos proyectos, de inevitables tropezones en la vida y de un futuro completamente incierto pero de repente todo ha tomado un cariz más político y termina nombrando a la sociedad actual como “el traje nuevo del emperador”, como si todo fuese una gran estafa de la que nadie se atreve a hablar. Un motón de recortes sociales y de libertades justificados como un mal necesarios en favor del bien común, como si sin carbón no hubiese Reyes Magos. Y a estas alturas la canción ya no es inténsa si no épica y Pucho ya se limita a jugar a enmarañar coreando un simple o-o-oh! Y todo termina en un apoteósico y absoluto caos destinado a violentar multitudes con El Indio como gurú espiritual. Un auténtico trancazo que bien podría ser considerada como la mejor rola de la banda hasta la fecha.

Lo Que Te Hace Grande retoma el tono más mundano de Un día en el mundo. Los pequeños detalles vuelven a ser los más importantes. Los retos personales y la capacidad de las adversidades cotidianas vuelve a protagonizar la grandilocuencia de un mensaje que en esta ocasión no se ve acompañada por la épica musical acostumbrada y al final todo suena extrañamente plano e insustancial. Un cliché que se sustenta en un arpegio espejado por un coro poco convincente y en un tremendo muro de sonido que permite que la canción, como casi toda la obra de Vetusta, gane muchos enteros en los directos.

En El Río es el tema más cañero del disco. Referencias al mito de Aracne para explicar su visión del arte y del proceso creativo. La incertidumbre del artista al abandonar su obra a su suerte en una cesta en la orilla esperando que el público y la crítica la recojan. El Indio sigue impresionando con sus baquetas pero todo lo demás pese a sonar muy elaborado, no consigue enganchar y, aunque realmente no podamos decir que sea mala, si que parece de los momentos menos brillantes de Mapas.

Con Baldosas Amarillas regresa la melancolía. El Mago de Oz y Buñuel sirven como referencia para hablarnos del deseo, de cómo siempre deseamos lo que no tenemos, convencidos de que el lado oscuro de la luna, por el simple hecho de ser desconocido, es el mejor de los lados, subestimando lo que tenemos en nuestras manos, de como a veces arriesgamos todo persiguiendo quimeras. Tampoco entra en mis favoritas. Forzada en exceso, llegando a lo melodramático, y con esa combinación de Rhodes y piano eléctrico que me chirría, todo me suena extremedamente estridente aunque me encanta la parte instrumental casi al final.

Vetusta Morla es épica y estribillos que amenazan con convertirse en himnos coreados a gritos y Boca En La Tierra viene a recordárnoslo. El disco recupera interés y vuelve a reclamar la atención. Comienza recordando a Rey Sol con esas guitarras que nos retrotraen a la época gloriosa del New Wave pero luego resulta mucho más pegadiza y llega a convertirse en uno de los puntos fuertes del disco y en un momento emotivo de cada concierto. La letra nos transmite la melancolía por aquello que apuntaba al éxito y terminó fracasando por nuestros miedos. Estamos marcados por nuestros recuerdos y a veces nos aferramos tanto a ellos que nos impiden despegar y retomar nuestras vidas, siempre con la esperanza de que lleguen segundas oportunidades.

El Hombre Del Saco es la canción más ambiciosa del álbum y también la más política. El Indio impone un ritmo tribal trepidante como centro del universo y alrededor de él orbita Galván con su guitarra y todos los demás golpeando unos palos dando a la rola un carácter percutivo aún más marcado. Luego todos retoman su instrumento habitual y Pucho entona contra la ambición desmedida, las desigualdades económicas, los intereses de las políticas de los gobiernos, la manipulación de unos medios de comunicación convertidos en instrumentos de adoctrinamiento, el capitalismo crudo y sin límites con el crecimiento económico hacia el infinito como objetivo,… solo falta que alguien llene el saco por ellos. Luego Pucho juega con ese "¡Tómalo! ¡Tómalo!" que genera una gran dosis de feedback en los directos para desembocar todo en una espectacular batucada. Alguien puede tachar a El Hombre del Saco de populista o incluso de oportunista, pero yo aplaudo que decidan involucrarse y tomar partido ante los problemas sociales y la lucha de clases. Si echamos la vista hacia atrás y recordamos Woodstock y el Summer Of Love y todo cuanto aconteció a finales de los 60s o vemos la rabia y el descontento que transmitía el Punk en los 70s, no encontramos un equivalente actual. La música permanece pasiva ante la situación que vivimos así que ya solo por la contundencia de su mensaje dan ganas de teñir al Hombre del Saco de Rojo, pero si además la hemos escuchado en directo no queda otro remedio.

Maldita Dulzura es un delicadeza acústica en 3x4 que hubiese quedado preciosa a dos voces. Guitarra y ukelele trenzan una ensoñación en la que dos personas de personalidades opuestas se echan en cara reproches mutuos. Uno es más tremendista y tiene la sensación de que están desperdiciando el tiempo juntos. La otra es más serena y replica que vemos problemas donde no los hay y que tiempo precisamente es lo que tenemos para arreglar nuestras diferencias. Es una de las canciones que ha logrado más aceptación entre el público y también es de las preferidas de la propia banda. Sin duda es un punto muy fuerte del disco. En directo gana ritmo, desaparece el ukelele y El Indio aparca las escobillas y retoma las baquetas.

Si acudimos a la recurrente y cansina comparación con Radiohead, creo que Cenas Ajenas tiene las guitarras que más recuerdan al estilo del Greenwood de los primeros discos. Posiblemente las letras de esta canción sean las más literales de toda la discografía de Vetusta Morla. El niño contempla por la ventana las cotidianidad nocturna de sus vecinos. Discusiones, cenas ante el televisor, conversaciones insustanciales, y el niño decide que él no será así, que será distinto a todos ellos. Pero ese mismo niño, al crecer y mirar por la misma ventana ve las cosas desde otra perspectiva. Musarañas aparte, la canción tiene una fuerza poética tremenda (ese “hacer trinchera ante la ventana”lo perdona todo). En su momento pasó bastante desapercibida pero se me antoja como una joyita oculta.

Mapas es lo más cercano a un tema bailable que ha publicado Vetusta Morla. La canción abre con el arpegio de Guillermo al que se le une la batería marcando un ritmo trepidante. Al 0:18 Buglieto toma el mando por primera vez que yo recuerde con un bajeo glorioso y contundente y Pucho entra en escena hablándonos de perder el miedo a las tomas de decisiones y catalogando el error propio como un elemento clave de aprendizaje. En torno al 2:45 hay un falso final en el que todo se ralentiza hasta apagarse. Pero entonces resurje el riff del bajo y sostiene la rola durante un buen rato hasta que todos los demás instrumentos regresan para entonar la coda final. Realmente no es que Mapas sea memorable pero en este momento del disco, entre tanta delicada ensoñación poética, viene bien un tema así de vertiginoso.

Canción De Vuelta abre frágil y relenta con los teclados reclamando su cuota de protagonismo. Pucho nos habla del final de un viaje y de las dificultades para describir con palabras los paisajes que tanto nos han impresionado. La canción gana un poco ritmo a medida que se van uniendo los instrumentos tejiendo su nueva telaraña de sonidos pero manteníendose en la calma. A pesar de toda su complejidad sonora, Canción de Vuelta resulta un tanto intrascendente dentro de Mapas.

Escudo Humano nos devuelve las guitarras eléctricas y la percusión contundente, Rock noventero con riff arpegiado que nos habla de camaradería, de esa amistad que da la cara en los momentos más complicados proporcionándonos una red de seguridad. A pesar de que el estribillo tiene gancho y resulta muy efectista, Escudo Humano resulta un tanto ingenua entre tanta cruda y despiadada realidad.

El disco se cierra con cierta redundancia con Mi Suerte que nos vuelve a hablar de tomar decisiones y del futuro incierto, añadiendo el azar como ingrediente novedoso. Galván abre percutiendo con molesta obsesión una única nota. El muro de sonido va construyéndose ladrillo a ladrillo hasta que finalmente al entrar el bajo la melodía se asienta y cesa el fastidioso punteo. Sin embargo algo falla con la métrica. Pucho, que ha estado brillante a lo largo de todo el disco -memorable en ocasiones- se encuentra de repente tratando de encajar sus líneas alargando vocales articialmente, con silencios antinaturales e incómodos, como si de piezas de distintos puzzles se tratasen como si las estrofas hubiesen sido compuestas para una melodía distinta.

 

El bajón final deja un regusto amargo pero la valoración general es que estamos ante un muy buen disco, solo un peldaño inferior a la gran obra maestra que resultó Un Día en el Mundo y, sin duda, en el escalafón superior del actual panorama musical latino.

En cuanto al debate entre haters y fanboys, Mapas provocó que se radicalizasen aún más las posturas. El exito de Vetusta Morla no hacía más que crecer e incluso se permitían el lujo de captar seguidores en caladeros hasta ahora vetados para el Indie. El aumento exponencial del feedback del que se alimenta la tortuga amenaza con convertirla en una bestia descomunal. El mejor resumen de toda esta estúpida polémica se lo escuché a Los Directivos en su bizarra La Tortura: "¿Qué coño hacen Vetusta Morla encabezando festivales de moda? En mis tiempos no pasaba esto. Lo Indie era lo Indie y el resto era el resto."

 

por marlaior.

11/Ago/2015

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