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CAFÉ TACUBA (Álbum, 1992)

Artista: Café Tacuba (C)
Fecha de Grabación: 1992
Fecha de Lanzamiento: 1992, México
Discográfica: Warner Music
Productor: Gustavo Santaolalla
Calificación: 
8

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: 90's Rock En Ñ: La Era de Oro

Subgénero: Alternativo

Mejor Canción: Uff! Las cuatro de rojo son excelentes…

Canciones: 1) Noche Oscura; 2) Las Batallas; 3) Las Persianas; 4) Raratonga; 5) María; 6) Cometer Suicidio; 7) Chica Banda; 8) El Catrín; 9) Labios Jaguar; 10) Pinche Juan; 11) Debajo del Mar; 12) la Zonaja; 13) Bar Tacuba. 

Debo confesar que este es mi disco favorito de Café Tacuba. No es que sea el mejor de su discografía; es casi universalmente reconocido que el RE es uno de los mejores discos en español de todos los tiempos, y no tengo empacho en reconocer que musicalmente le da tres vueltas a este debut… pero simplemente toda la música contenida aquí está llena de recuerdos e imágenes de inicios de secundaria, de un campamento inolvidable donde nos despertaban con este disco, de memorias de ésas épocas en donde todo era muy fácil y el mundo apenas se abría a mis ojos y oídos. Además fue el primer cassette original de una banda en español que compré. Así pues, este disco está impregnado de sensaciones y olores; no sé si ustedes les pase con algún otro álbum pero para mí este es el que define ese lejano y grandioso 1992, mi adolescencia temprana, y quizá por ello le tengo más cariño que al RE.

Pero bueno, antes de asustarlos con más sentimentalismos y nostalgias, no le voy a dar un 10 inmerecido ni voy a decir que es el mejor disco de los Tacubos. Nop. Es un gran debut, un disco muy suelto, desenfadado, descarado, honesto, divertido, emotivo, melancólico, con partes profundas, buenas letras, algunas un tanto malas o tontas, y en general es un disco logrado con pocos recursos y mucho talento, que sería a la larga la carta de presentación de ese sonido tan amplio pero peculiar que genera Café Tacuba. Pero tiene sus fallas y muestra aún signos de inmadurez con relación a los trabajos posteriores de los Tacubos

En el disco se notan carencias. La primera que brinca al oído es la batería. Cafeta aún no grababa sus temas con una batería real en estudio, y aquí Meme se encarga de las percusiones a través de sus teclados, sintetizadores y secuenciadores. En realidad, es quien lleva la dirección de la banda en el aspecto musical en todo el álbum. Café Tacuba siempre se ha caracterizado por ser una de las bandas más democráticas del planeta, y no se le podría llamar propiamente “virtuoso” a ninguno de sus integrantes, pero en este combo todos aportan sus ideas, sus influencias y sus conocimientos musicales para dar una totalidad impresionante. Aunque generalmente se dice que Joselo y Meme son los genios musicales, me parece que aquí el trabajo de teclados es fundamental para redondear el sonido, pero sin opacar a ninguno de los demás. Rubén por su parte, define aquí su peculiar estilo vocal, que es posiblemente la única particularidad en el sonido de la banda.

En fin, los Cafetos para cuando lanzaron este disco debut ya llevaban algunos 3 o 4 años en los círculos underground del D.F. abriéndose paso poco a poco para convertirse en una banda de tremenda convocatoria. De manera muy semejante a Caifanes con el concierto de Miguel Mateos, Café Tacuba fue el encargado de abrirle a Mano Negra, una banda que vivía sus mejores momentos, y se dice que no se vio una banda telonera, sino un igual que prendió a la gente tanto o más que la banda estelar. La gente coreaba las canciones sin que hubiera un LP en el mercado, lo que es quizá el mayor reconocimiento que pueda existir para un grupo que recién inicia.

Los Cafetos sin duda deben agradecer a Caifanes por abrir el mercado mexicano para el resto de las grandes bandas de este periodo dorado del rock en español. El lanzamiento de este debut coincidió con una de las épocas culminantes de los Caifos, cuando estaban en plena gira de "El Silencio" y la banda se comenzaba a resquebrajar. Creo que ya lo comenté: donde los Caifos logran insertar elementos de la música tradicional mexicana a una base de rock, Cafeta hace canciones y letras totalmente de una base popular, con aroma de barrio, cercana a la gente, y le da apenas un matiz de rock. Esta es la gran diferencia entre estas dos bandas. Cafeta además nunca hizo letras sociales, o al menos no en un sentido directo, sin hacer que yo recuerde, referencias directas a política o ecología u otros temas que los comprometieran, Y sin embargo, sus letras se consideran sociales o “populares” debido a que es un lenguaje de la gente, de los chavos que iban a los taquines de atoxxico o de la prepa 23, los que dicen “pinche Juan” sin que tengan que persignarse, los que leían la revista raratonga en el metro o los que leyeron el libro “Las Batallas Del Desierto”, de José Emilio Pacheco. Los Cafetos critican a base de retratar realidades, no de emitir opiniones, y hablan un lenguaje que llega a cualquier mexicano (no sé si a cualquier latinoamericano). La banda además bien puede hacer un ska que se vuelve una invitación al slam en los conciertos, que una balada que perfectamente se puede programar en los 40 principales y hacer suspirar a niñas fresas, aunque esta no sea su intención.

Los Cafetos hacen música por el gusto y placer de hacerla, sin ponerse límites ni etiquetas ni estereotiparse a pesar de tener éxito en algún estilo, y por eso la música suena desenfadada, sin un compromiso mas allá del de presentar un trabajo artístico de calidad. Es por lo mismo descarado, y burlón, ya que la banda no se toma en serio en el sentido en que, por ejemplo, Cerati lo hace con Soda… Vamos, el vocalista aparece en este álbum como “Pinche Juan”! El álbum es honesto ya que no tiene nada del pretensionismo de Caifanes, y refleja a través de historias a una sociedad fragmentada, dividida y decadente, de múltiples colores, pero no emiten juicios ni los exigen. Son meros retratistas; Los Cafetos dicen las cosas como son y en este debut se les escapan algunos pecadillos líricos, algunas letras demasiado inocentes o de desmadre. Es divertido por la manera anecdótica de algunas canciones, que además llevan un ritmo festivo y cercano a veces al Ska. Es emotivo y melancólico en algunas baladas como María y Las Batallas; y finalmente, roza profundidades y menciones sociales disfrazadas de guasa en canciones como La Zonaja, Bar Tacuba y Cometer Suicidio.

Este debut tiene la singularidad (no sé si ventaja o desventaja) de no contar con un baterista en estudio. En la gira, tras el enorme éxito de ventas, los acompañaría Luis Ledezma (creo), pero originalmente las canciones eran interpretadas SIN batería en los conciertos antes del disco. Además muchos de los temas fueron grabados con contrabajo por Quique, lo cual le da un sonido muy particular al de por si ya peculiar sonido de este grupo. Me encanta el sonido, un tanto parco, con batería electrónica, contrabajo, teclados que por momentos suenan ochenteros y un sin fin de ritmos y arreglos que hasta ese momento habían estado excluidos del ámbito del rock… pero no creo el sonido raro y escueto fuera por falta de producción o de recursos, sino porque posiblemente así lo planearon y otro sonido en el disco lo hubiera echado a perder.

El disco abre con "Noche Oscura". El ritmo de una batería sintetizada da pie al arreglo de teclado de Meme en el cual se basa toda la canción. Un buen ritmo para empezar, sin ser demasiado lento ni demasiado desenfrenado. La voz nasal de Rubén comienza a cantar con ese sello que lo definirá hasta ahora. La letra también es muy adecuada para abrir el primer disco de Tacuba: habla de los ámbitos nocturnos en el DF, le Plaza Garibaldi y sus mariachis, de la música underground, de alcohol y decadencia, todo esto sin usar un tono de jactancia ni de sermón. El puente es un poco flojo (“Algo va a suceder…”) pero en sí el tema es aceptable y no pretende ser uno de los platos fuertes. Joselo hace un requinto agradable aunque nada del otro mundo al 2:25, mostrando ya algunas cualidades a la guitarra mientras Meme va haciendo adornos y dotando de amplitud la canción con su teclado. Me agrada la manera en que se acelera el ritmo al minuto 3, usando los mismos tonos de los versos, pero haciendo que la canción cobre más fluidez y evitando hacerla cansada para acabar en un ambiente totalmente festivo. Nada mal para empezar.

A continuación viene una gran seguidilla de canciones impresionantes, que en realidad son las que hacen grande este disco. Es difícil encontrar cuatro canciones de tan buena manufactura hiladas en un disco, sobre todo en español.

“Las Batallas” abre con un magistral arreglo de guitarra de Joselo, con algunas influencias al requinto de los tríos latinoamericanos de los cincuentas. La canción es una balada melódica, suave, muy bien llevada, de gran atmósfera y con armonías vocales muy bien logradas. Rubén suena aquí más natural y menos nasal, encajando perfectamente con el estilo de la canción por la manera en que maneja los tonos y el sentimiento en la voz. La canción está inspirada en el libro “Las Batallas Del Desierto” de José Emilio Pacheco. Siento reconocer que no lo he leído, a pesar de que la canción siempre me ha intrigado, pero esto nos demuestra que los Cafetos suelen inspirarse en escenas literarias para construir sus letras. La canción en general está llena de melancolía, desde el pianito que va dando acordes a cada cambio de tono, hasta la guitarra que sigue sonando a requinto de trío. La canción nos deja con una interrogante sobre la historia… Qué pasó? Qué hizo Carlos? Qué hizo Mariana? El puente está hecho con versos textuales de un poema del libro: “Por alto que este el cielo en el mundo / Por hondo que es el mar profundo / No habrá una barrera en el mundo / Que mi amor profundo no rompa por ti…” esta vez logrando encajarlo muy bien en la canción. Un clásico de Café Tacuba, sin duda alguna, y del rock en español.

La tercera canción es “Las Persianas” donde las letras oscuras y melancólicas contrastan con el ritmazo de la rola. La intro con esa guitarra como chistosa está ya en nuestro inconsciente colectivo junto con ese “Uaaagh” de Rubén, antes de entrar de lleno la batería. Joselo lleva en parte la responsabilidad de marcar con la guitarra el ritmo desenfrenado y alocado, con algunos aires a música norteña, mientras que Meme va logrando arreglos deliciosos, incluyendo un solo de acordeón al 1:45, que milagrosamente encaja perfecto en la canción tras un falso final. Líricamente es una delicia. Es una letra adolorida, profunda, que nuevamente deja más preguntas que respuestas retumbando en la mente ante la contraposición de los tonos mayores y alegres de la música. Al 2:10 inicia la coda con Rubén gritando Woh Woh Woh Woooh WHOOOOOOO!!!!! y el resto de la banda respondiendo a coro hasta que la canción termina abruptamente con otro intento de guácara semejante al del principio.

Viene luego “Raratonga” en donde hacen un genial juego de palabras, dando la ilusión de que “Raratonga” se trata de una mujer, una prostituta que termina asesinada. El riff de teclado que hace Meme es tremendo, con sonido de marimba, llevando la canción de arriba abajo, con constantes cambios de ritmo y dando sensación de una montaña rusa. La canción tiene un gran ritmo, pero para no hacerla pesada, los músicos se la ingenian para hacer constantes cambios que le dan mucho dinamismo sin perder una pizca de unidad. Me encanta ese momento en que la canción casi se vuelve un silencio al 1:40 y los instrumentos se van incorporando uno a uno, como si se susurraran entre ellos; o la escalera de tonos al 1:20 en que se crea una gran tensión musical. La canción se va volando en tres minutos, que es el tiempo perfecto para no volverse pretensioso con los juegos de ritmo ni cortarla innecesariamente. Una obra perfecta que crea engaños líricos, ya que como muchos saben, Raratonga era una revista de cómics medio underground que se publicaba a finales de los ochentas en el DF y que salía a la venta los martes, pero fue finalmente descontinuada. La letra cambia por completo sabiendo esto, pero los músicos logran con los juegos de palabras un engaño perfecto. Quien diga que Cafeta son letristas superficiales o malos, realmente no saben lo que dicen.

La quinta canción es “María” una bellísima balada donde Joselo vuelve a mostrar su genio a la guitarra. No necesita una velocidad de rayo para tratar la guitarra de manera perfecta, haciendo los sonidos justos y precisos para crear grandes arreglos en las canciones. Meme esta vez se limita a hacer fondos y atmósferas, mientras Quique hace un buen contrabajeo, discreto pero preciso. Es mi imaginación o Quique suena con muy poco volumen en todo el álbum??? Como sea, la canción irradia tristeza desde los primeros tonos de guitarra, y las letras esta vez van acordes al ritmo suave y nostálgico, dando nuevamente una falsa ilusión de que María se trata de una mujer a la que ya se le fueron los buenos tiempos y recorre la ciudad de noche: “Y se nubla la vista María / Porque duele recordar / Que los besos negados María / Nunca más regresarán…” haciendo aquí un pequeño puente vocal que se une a un solo de teclado muy minimalista. La banda nuevamente usa una gran variedad de recursos para no hacer una canción lineal, sino que juegan con silencios, cambios sutiles de ritmo, puentes y arreglos que dan vida y una atmósfera muy peculiar a la canción. Cuando suponemos que se trata de una anciana que recorre las calles de la ciudad, Rubén nos da una vuelta de tuerca y revela: “Roba besos y vida a la gente / Mientras ella yace en un cajón”. Un final inesperado que golpea el cerebro como un mazazo, y que nos viene a traer una lectura de La Llorona mucho mejor lograda, conmovedora y sorpresiva que la que nos presentaría Caifanes un año después. Una canción de grandes sin duda, y que nos demuestra que estos tipos no eran unos improvisados.

El disco se cae ligeramente después de esta seguidilla de canciones. "Cometer Suicidio" es una rola muy divertida, con un teclado muy mono y psicodélico, que no deja de tener aires de organito de feria. La canción es básicamente de desmadre, con letras muy curiosas que pueden sonar superficiales y de completa chacota, pero que no dejan de ser una crítica a todos aquéllos que viven constantemente “queriendo suicidarse”, es decir, amagando y amenazando con que lo hacen pero "curiosamente" nunca lo logran. La canción es entretenida y juega con ritmos cercanos al swing, por ejemplo. En cualquier caso no es una canción ofensiva y dura menos de 3 minutos.

Después está “Chica Banda”, donde Rubén exhibe un lenguaje popular que se manejaba entre los punks que asistían a las tocadas underground. Las letras además hacen constante referencia a las raíces indígenas, desde el lugar de nacimiento de sus padres hasta el nacimiento de la líder de los sexmolcajetes-punk en La Gran Tenochtitlán. Aquí lo rescatable es la combinación de lenguajes populares y la cantidad de imágenes y referencias que hace, bandas que son de culto underground hoy día como Atoxxico o Rebelde Punk y los arreglos de teclado que utiliza Meme a lo largo de toda la canción.

La octava rola es “El Catrín” una canción muy ligera y que me agrada bastante. Es un retrato del pasado inmediato de México a través de un viejo que sigue viviendo a la usanza de mediados de siglo, con todo y bastón y bombín. Referencia directa además a la lotería, tradición netamente mexicana. La canción está nuevamente llena de imágenes y hace la alusión de un pasado no muy lejano que se traslapa con la caótica actualidad de la Ciudad de México. Musicalmente es quizá la más débil del disco después de “Pinche Juan” o "Labios Jaguar", ya que utilizan menos recursos, apenas línea de versos y puente, y el riff de teclado tampoco cambia demasiado por lo que aquí si se alcanza a sentir un tanto repetitiva.

Viene después “Labios Jaguar”, que en lo personal es la que menos me gusta del álbum. Entiendo la intención de los Cafetos, pero me parece que exageran en el nacionalismo. Es una crítica a las clases sociales pero a mi punto de vista muy mal manejada y que pierde en el sentido para quedar un una canción de desmadre que casi raya en xenofobia contra los caucásicos. Además, musicalmente es nefasta.

"Pinche Juan" es una espídica canción de apenas poco más de medio minuto. Increíble que en ese lapso puedan meter una intro (1,2,3,4!!!), un minisolo de teclado, versos estructurados y un final bien definido. En realidad es una canción de puro desmadre, uno de los mencionados “deslices” de la banda aún verde en algunos aspectos, pero es también un homenaje punk bastante divertido y que además definió a esta banda durante sus presentaciones en vivo, al grado que a Rubén Albarrán se le quedó el mote de “Pinche Juan” y así apareció en los créditos de este disco, iniciando así su manía de cambiarse de nombre como se cambia de calzones.

La décimo primer canción es "Debajo del Mar", donde ocurre lo contrario a “El Catrín”. Las letras son de lo más regulares, cayendo incluso en lugares comunes, aunque las armonías musicales son un poco más interesantes por los cambios, el guitarreo de Joselo, los juegos de teclados de Meme y una gran labor al contrabajo de Quique. No es tampoco la mejor canción en cuanto a musicalización, pero escuchen por ejemplo esa parte al 1:50 donde todos los instrumentos comienzan a hacer solos al mismo tiempo. Al menos es la única canción que propiamente es una balada de amor.

Después está “La Zonaja” otra canción con un ritmo entre ska y norteño, teclados con sonidos de acordeón y guitarreo feroz durante toda la canción. Me imagino que es de las favoritas para el slam en los conciertos de la banda. La armonía vocal es interesante y nuevamente entretejen sube y bajas. Líricamente está muy bien construida. Habla de un burdel y la sensación de vida y diversión que se mezcla con una soledad que aplasta: “Es una nostalgia, un morir muy joven / un olor a antro del cual nunca puedo yo escapar”.

El álbum cierra con otra gran canción, “Bar Tacuba” que habla del lugar que dio nombre a la banda. La combinación musical entre teclados y guitarra es magistral, escalonándose y cediéndose el lugar para pequeños solos y arreglos. Nuevamente tiene tintes melancólicos en las letras en medio de un ritmo rápido, aunque la orquestación y requintos concuerdan con el tinte sombrío de las letras. Sin ser lo mejor del repertorio de Tacuba en cuanto a letras, logra su cometido con palabras sencillas, teniendo mucho mejor éxito que, por ejemplo, la patética “Perdido en un Bar” de Maná. Un gran cierre de disco que casi llega al nivel de esas cuatro canciones al inicio del disco. Además me parece acertado dejarla al final, recordando y resumiendo el sonido de esta banda.

 

Antes de este disco, Café Tacuba era una de las bandas más poderosas de la escena underground en el DF y ya tenía presencia en otras ciudades. Después de este homónimo, la banda se colocó a la punta del rock nacional junto con bandas como Caifanes, Maldita Vecindad, Fobia, y Maná que aún era una banda de rock en esos días. Faltaría aún el RE para consagrarse como un monstruo a nivel latinoamericano y dejar una huella indeleble en el rock, considerándose actualmente la mejor banda de rock en español en activo. Un inicio con el pie derecho. A pesar de ligeros tropiezos, se nota una banda madura, con enormes músicos que dirigen sus individualidades hacia una meta común, situación que raramente perdura en una banda con varios genios musicales. Música inteligente, llena de sonidos y referencias mexicanas, pero con espíritu universal. Letras directas que navegan entre lo anecdótico y lo profundo, con un lenguaje de pueblo, sin pretensiones ni metáforas rebuscadas… ¿Qué más puede pedir una banda que recién comienza? Este disco es infaltable. No se dejen engañar por el 8, sigue siendo bastante disfrutable.

  

Por Corvan  

18/Feb/2009

 

 

 

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