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BETWEEN THE BUTTONS (Rolling Stones, 1967)

Artista: The Rolling Stones (A) 

Fecha de Grabación: Ago –Dic ‘66

Fecha de Lanzamiento: 20 de Enero de 1967, UK

Discográfica: Decca/London

Productor: Andrew Loog Oldham

Calificación: 

 

 

Categoría: La Psicodelia (1966-1969) 

Subgénero: La Psicodelia

Mejor Canción: Ruby Tuesday, con Let’s Spend the Night Together pisándole los talones.

Canciones: 1) Let's Spend The Night Together; 2) Yesterday's Papers; 3) Ruby Tuesday; 4) Connection; 5) She Smiled Sweetly; 6) Cool Calm And Collected; 7) All Sold Out; 8) My Obsession; 9) Who's Been Sleeping Here; 10) Complicated; 11) Miss Amanda Jones; 12) Something Happened To Me Yesterday

Estaba decidido a ponerle un 8 a este disco, pero la verdad es que es demasiado bueno para ello. Tampoco es que sea de las obras cumbre de los Stones, pero es un álbum muy menospreciado, con rolas antológicas como “Let’s Spend The Night Together” y “Ruby Tuesday”, que sobresalen por mucho; pero además otro puñado de canciones de gran calidad y que generalmente la gente ignora de manera monumental. Y es que hasta los mismos Stones menospreciaron este disco, y poco después de su lanzamiento se quejarían que el sonido no resultó ser el que buscaban. Evidentemente dista de ser una obra maestra como el Aftermath de los mismos Stones, o como el Revolver, el Pet Sounds, el Blonde on Blonde o… bueno, me siguen? El caso es que el sonido de los Stones se nutrió de todos estos álbumes para sacar uno muy rico y variado, con un montón de joyitas pop y pasando por géneros que van desde el Rock barroco, tintes de Psicodelia, Music Hall, Folk y potentes rockers, con Brian y Keith echándose encima el peso musical, tocando una gran diversidad de instrumentos, mientras que Mick aportaba con letras enormes, que van desde la última de esa serie de rolas de desprecio dedicadas a su ex, hasta sublimes canciones de amor inspiradas en su nueva musa, Marianne Faithful.

Definitivamente el momento personal y emocional de los Stones influyó bastante en este disco. Creo que en ningún otro álbum, las féminas fueron tan fundamentales como inspiración; en ningún otro disco, los líderes, (Keith, Mick y Brian) estuvieron en un mejor momento personal, con pareja estable, motivados, lo cual se reflejó en una explosión creativa enorme y en un trabajo en equipo que en poco tiempo se comenzaría a desbalancear por múltiples problemas. El Between The Buttons es pues, la calma que precede la tormenta, y por ello quizá esa belleza extraña, un tanto salvaje, el punto medio exacto entre la etapa inicial y clásica de los Stones.

Después de la tremenda gira del Aftermath, que según muchos, fue la mejor y más feroz gira de los Rolling Stones en sus ya casi 50 años de andar rodando, los chicos terminaron exhaustos. La gira terminó el 7 de Octubre y significó el fin de los Stones como banda de Rythm & Blues, como los habíamos conocido hasta entonces. Ya jamás volverían a interpretar los feroces rockanrolitos en escenario, y a partir de entonces se agudizaría su transformación hacia una banda más madura y poderosa. Durante ese tiempo, Mick consolidó su amistad con Marianne Faithful, una bellísima cantante para quien habían compuesto originalmente “As Tears Go By”. Keith Richards seguía en una relación muy estable con Linda Keith, mientras que Brian Jones se mantenía con la glamorosa Anita Pallenberg como motor. Esa relación no era de lo más sana, eran un tanto sadomasoquistas y tenían peleas de campeonato a mitad de los clubes o en restaurantes, pero después de tumbarse dientes, rajarse la cara, arrancarse mutuamente los rubios cabellos y sangrarse la nariz, terminaban besándose como si nada. Así que era algo “normal”, por así decirlo, y Anita se convirtió en un pilar impresionante en ésta, la mejor época de Brian. Un año después, cuando lo traicionó por Keith, Jones se desmoronaría y jamás se recuperaría, pero no nos adelantemos. Mick iba en picada en su relación con Chrissie Shrimpton, su novia ya de algún tiempo. El Aftermath había estado dedicado a ella, con toda su rabia y desdén, y letras de ruptura y desprecio. Sin embargo seguían oficialmente juntos a pesar de la desgastada relación. A ella había dedicado algunas de sus canciones más duras, como “Stupid Girl”, “Under My Thumb” o “Out of Time” y la última de esta serie fue “Yesterday Papers”, particularmente cruel y abrasiva. En paralelo, comenzó a seducir a Marianne Faithful, entonces aún casada con John Dunbar.

En Noviembre la banda se metió a los Olimpic Studios de Londres y comenzaron a trabajar en el nuevo material. “Papers” tenía una letra aún más cruel que la que conocemos, y Chrissie llegó a escucharla, por lo que quedó devastada. Por esas fechas, la banda fue a un concierto de Cream, en el que un joven negro zurdo, con acento estadounidense, le pidió oportunidad a Eric Clapton de tocar una canción. Clapton accedió, el tipo se presentó como Jimi Hendrix, de Seattle y cambió para siempre la manera de tocar guitarra. Eric abandonó el escenario con cierto aire de humillación y reverencia, dejando que Hendrix terminara el show. Keith Richards también salió pasmado.

Poco después Hendrix empezaría a asistir a esas fiestas que eran las sesiones de grabación de los Stones. No tocó en ellas, pero se notan ya los primeros atisbos de influencia en Richards, como en el solo con feedback de “Yesterday Papers” o en los densos arreglos de “All Sold Out”. Brian se dio cuenta de que quién tenía a su lado a Keith era quien tenía el dominio del grupo, por lo que aprovechó que Mick andaba alelado con Faithful para acaparar a Richards y tomar el control creativo del disco. Es por ello que el álbum es tan colorido y se nota la mano de Jones en la instrumentación y adornos, experimentando nuevamente con flautas, dulcimer, órgano, marimba, piano, etc.). Para este disco, además, Nicky Hopkins haría sus primeras colaboraciones con los Rolling, y posteriormente el mítico sesionista se convertiría en pieza clave para su sonido en futuros discos. A Ian Stewart, por cierto, no le agradó pero nadita la presencia de Hopkins,y con el ánimo bajo, comenzó a tomar drogas como Brian y Keith, ya metidos de lleno en el LSD (Mick, para sorpresa, era muy mojigato en esas fechas y aun no probaba drogas duras). Otro asistente constante era Tara Browne, un joven socialité londinense que resumía el espíritu del Swinging London de la época. De hecho, muchos aún le atribuyen a él que Londres se volviera la capital mundial esos primeros años de los 60’s. Tara tenía amistad con todos los Stones, e incluso con los Beatles (Lennon le dedicó A Day In the Life), pero era particularmente camarada de Brian, la verdadera cara externa de los Rolling hacia la sociedad. El 17 de Diciembre, Tara Browne murió en un choque al pasarse un semáforo en rojo. Su novia, Suki Potier, salió ilesa del accidente, y posteriormente sería quien consolaría a Brian tras la traición de Anita.

El 19 de Diciembre, Mick haría pública su ruptura con Chrissie y al día siguiente Marianne Faithful se mudó con él, iniciando el más tórrido romance en la vida de Jagger. Marianne lo inspiraría como nueva musa, y si el Aftermath estaba lleno de ruptura, odio y desprecio y significó la caída de Chrissie, el nuevo disco era una balada dulce hacia su nueva mujer, el ascenso de Marianne. A ella le compuso “She Smiled Sweetly”, que sería la primer canción que escribió solo, y la cual se supone es su primer canción de amor verdadero y no de mera calentura. En esas sesiones grabaron también “Dendelion” una preciosa balada psicodélica que saldría sólo como sencillo, y que también tiene ciertas referencias a Chrissie.

Por su parte, Keith también estuvo experimentando con nuevos sonidos e instrumentos de la mano de Brian. Guiado por Jones, adquirió confianza y se animó a crear su primer riff que no tenía base en guitarra, sino en teclado. La canción terminaría siendo “Let’s Spend The Night Together”, y en ella el mismo Keith toca también el bajo, ya que Wyman era incapaz de crear ese sonido crocante que él quería. Además Keith comenzaría otra canción en base piano, originalmente una oda para su querida Linda. Brian se involucró en ese proyecto le agregó el resto de la instrumentación, embelleciéndola y llevándola a otra galaxia con una flauta dulce con tonos de un búho ululando. Esta pieza la guardaron celosamente, tentativamente llamada “Title 8”. Después involucraron a Bill para ponerle un contrapunto de violonchelo. Como nadie dominaba el instrumento, Bill digitaba y Keith tocaba el arco. Finalmente el mismo Bill tocó el chelo, pero punteado al estilo jazz, para dar un sonido más barroco, en lo que sería su primer grabación sin su bajo eléctrico. La canción, por supuesto, terminó siendo “Ruby Tuesday” y las letras se metieron hasta el final, haciendo una mezcla de canción de amor con un dulcísimo réquiem a su fallecido amigo. Por eso es exhala tanta tristeza y belleza a la vez. Y quizá por ello me sigue pareciendo la canción con mejor letra de todo el catálogo de los Stones. Finalmente, el disco tiene la primera canción de Keith compartiendo la voz líder junto a Mick en “Connection”, el primer paso para después animarse a cantar solo algunas estrofas de “Something Happened To Me Yesterday”.

Brian por su parte, quedó devastado por la muerte de Browne y después de las sesiones, se sumió en una gran depresión. Se puso tan mal que prefirió no pasar Navidad en Londres y se fue con Anita a París, donde el 24 los alcanzaron Keith y Linda. En algún punto de las primeras horas del 25 de Diciembre, Keith lo vio tan mal que le dijo “Chico, tu no vas a llegar a los 30”. Brian bajó la vista y dijo “Lo sé”, en lo que sería una de las primeras y extrañas premoniciones de su prematura muerte.

Para finales de año, Chrissie Shrimpton intentó suicidarse ante la humillación pública que significaría para ella el que “Yesterday Papers” viera la luz. No lo logró, y le terminó mandando a Mick la cuenta del hospital, la cual Jagger se negó a pagar.

Una mañana helada de diciembre, Gererd Mankowite se llevó al grupo a Primrose Hill para las fotos de portada. Todos iban con abrigos, y Brian con bufanda calada hasta las orejas y bien drogado, con mirada perdida y ojos rojos, que a decir del fotógrafo, fue a propósito para robar cámara. El efecto difuminado se logró con una untada de vaselina alrededor de la lente, para una de las portadas (y fotos en general) que más me gustan de los Rolling Stones. El título del disco es una genialidad de esas que le ocurrirían más bien a Ringo Starr. Resulta que Charly Watts hizo una caricatura para la contraportada. Cuando lo entregó, Andrew Loog Oldham le preguntó cuál sería el nombre del disco, a lo que Watts respondíó “Between the Buttons” que es un término británico para “Está en veremos”. Oldham nunca pescó que el título aún estaba en discusión, y así el disco terminó llamándose así, aunque nadie puso objeción.

Este sería además el último disco en forma en el que Oldham se mantendría como productor y manager de los Stones. En las presentaciones estadounidenses que hicieron en enero del ’67, los productores del Ed Sullivan Show (Ed Sullivan se tuvo que tragar sus palabras de un año antes cuando dijo al aire que los Stones volverían sobre su cadáver), presionaron para que cambiaran la letra de “Let’s Spend the Night Together”. Andrew no opuso mucha resistencia y los Rolling terminaron cantando “Let’s Spend Some Time Together”, lo cual dejó furioso a Mick. Jagger le quitaría el control a Oldham en los siguientes meses, hasta sacarlo por completo del grupo. Este sería el último disco que sería manoseado por la disquera no sólo para hacer dos versiones distintas para USA y Reino Unido, sino para hacerle otro bastardo americano llamado Flowers. Después los Rolling se asegurarían de obtener el control absoluto de su propio material. En todos los sentidos, por donde se vea, el Between the Buttons es el fin de una era y el principio de otra.

 

El disco abre con “Let’s Spend The Night Together”, con una formación atípica: Un espectacular Jack Nietzche al piano, Brian Jones en el etéreo teclado que sirve de pegamento a toda la rola, Keith haciendo las guitarras y el tremendo bajeo, quizá el más cool de toda la discografía stoniana, Charly a la batería con ese beat espléndido y unos remates de medalla de oro, Mick cantando y Keith en los coros de soporte. Me parece que es la primera de muchas en las que Bill Wyman brilla por su ausencia. Esta es una señora canción. No sé porqué, pero siempre me pareció que era una canción de Keith, que describe su personalidad y lleva su firma a pesar de no tener una guitarra destacada; y efectivamente, hace poco comprobé que casi toda la canción es de autoría de Richards. La rola es perfecta, un rocker furioso con el bajo brincando como nunca se había escuchado hasta entonces, una especie de “Twist & Shout” de los Stones por esa vibra fresca y divertida, y por ese diálogo de voz principal gritando con los coros contestando. Además muestra cierta influencia del Pet Sounds en el puente del 1:40 y en el complejo arreglo armónico de voces, en los que el mismo Jagger y Keith grabaron varias pistas para contestar a la voz líder, que luce implacable, violenta, con una energía inaudita incluso para Jagger, que había comenzado cierto pique con Roger Daltrey. La diferencia es que esta es original de la banda, no un cover como “Twist & Shout”. Y es mucho más madura, ese órgano de Brian es alucinante y da ciertos matices psicodélicos. Del poco trabajo de guitarra, Keith hace unos pequeños remates, como al 2:35, que también encajan de manera celestial. En fin, esta es una canción que requiere de un trabajo en conjunto impresionante, una obra ya de avanzada para lo que sería el exótico y colorido 1967 y que refleja una pérdida de esa “inocencia” de los primeros años de los 60’s. De hecho, la letra es bastante explícita, una oda al sexo oral en la que uno no puede dejar de imaginarse la lengua supuestamente diseñada por Warhol. La misma letra causó censura en USA, aunque ello no impidió que el single, con “Ruby Tuesday” en la cara B, llegara al #1. Es un ejemplo de canción pop hecha perfección, con el manejo exacto de las voces, la construcción de tensión y a la que no se falta ni sobra una sola nota. Un paso adelante para los Rolling y una manera impresionante de arrancar el disco.

 

Seguimos con “Yesterday's Papers”, que tiene una entrada apocalíptica con un bajo profundo y oscuro, para después arrancar con una melodía aún más psicodélica. La instrumentación es muy rara, con Brian haciendo tanto los arreglos de marimba como el clavicordio, los cuales le dan una atmósfera lisérgica, onírica y brillante. Bill ahora se encarga del bajeo, vibrante, casi negro, en tonos bajísimos que contrastan con el resto de las música. Charle hace un tamboreo exótico, casi sólo con las baquetas. Keith participa discretamente con un requinto muy sencillo al 1:07 que es de una nota y unos cuantos segundos pero con una carga de fuzz que denota ya influencia hendrixiana. E inmediatamente después se une a los coros haciendo una pequeña parte solista a la que contesta Mick. La melodía vocal es ágil y pegajosa, y es imposible no terminar cantando ese estribillo misógino junto a Jagger. La letra, por cierto, estaba dedicada a Crissie Shripmton, y la canción provocó su intentó de suicidio. Jagger no se disculpó y ni siquiera pagó los gastos médicos, pero se dice que alcanzó a detener la impresión del disco para suavizar un poco la letra… Imagínense cómo era la original! Una buena canción, experimental y psicodélica para acabar con el ciclo de canciones de chicas estúpidas que comenzaran durante el ’66.

 

El disco sigue a gran nivel con otra de las gemas de la discografía de los Stones. Lo voy a decir con todas sus íes: “Ruby Tuesday” es la mejor balada que jamás grabaron. La belleza barroca de la canción, la exquisita delicadeza con que tejen los instrumentos, la preciosísima melodía, dan en conjunto muestra de que los Stones se estaban convirtiendo en maestros del Pop. Ni siquiera Brian Wilson y sus Beach Boys tienen una joya que se acerque: pegajosa, inmaculada, que deja sin aliento y dan la sensación de que el rock ha dado un salto al nivel del Arte. Así de plano. Además la letra es, a mi gusto, las más hermosa, profunda y filosófica de su inmenso catálogo. Una mezcla de reverencia amorosa de Keith a su mujer y un réquiem a su difunto amigo Tara Browne, logran algunos de los versos más impactantes: “Don't question why she needs to be so free, She'll tell you it's the only way to be” o “There's no time to lose, I heard her say, Catch your dreams before they slip away”. En realidad toda la letra es exquisita, llena de simbolismos y de una poesía que da cuenta de su admiración por Dylan. Ésta es de las pocas ocasiones en que los Stones logran ese nivel lírico, cercanos al nivel de su maestro. Musicalmente es bastante más simple de lo que parece, con Brian con una flauta casí mítica, medieval, de una tristeza infinita con esos tonos de lechuza. Realmente tremendo considerando que aprendió a usarla un par de días antes y que es quien le da realmente la personalidad a la canción. Wyman toca el contrabajo después del intento fallido de agregarle chelos por sí mismos. Keith toca el piano. Charly entra con redobles y ritmo sólo en los estribillos, dejando los versos libres de batería. Y Mick canta, con el resto de la banda (excepto Bill) haciendo coros. Según Marianne Faithful, fue Brian quien llegó con el esqueleto de la canción, aunque jamás lo acreditaron como autor. Mick insiste en que él le puso toda la letra, aunque la mayoría de las versiones lo desmienten. Como sea, estamos ante una de las obras cumbres del Rock, la primera de las muchas piezas que integran el Olimpo de ese 1967. Ninguna balada de los Stones, ni “Angie”, ni “Beast of Burden”, ni “Wild Horses” alcanzarían de nuevo este nivel de perfección. Definitivamente la edición británica perdió más de la mitad de su peso sin “Let’s Spend The Night Together” ni “Ruby Tuesday”.

Sigue “Connection” en la que Richards y Jagger comparten la voz principal, logrando armonías complejas y destacadas. Se trata un rocker de Keith, sobre la frustración de estar atorados en los aeropuertos esperando vuelos durante las giras. El ritmo es desenfadado y fresco, aunque por momentos repiten demasiado el título y las rimas, como inspection, inyection, etc. Aún así la melodía es infecciosa, y uno no puede evitar sumarse al par de voces. Keith además hace un sobresaliente trabajo de guitarra, insertando adornos, mientras Nicky Hopkins le mete un teclado soleado y juguetón y Watts una batería a la Bo Diddley. Como curiosidad, la letra contiene los siguientes versos: “My bags they get a very close inspection, I wonder why it is that they suspect on, They're dying to add me to their collection, And I don't know, If they'll let me go”. Esto fue apenas unos meses antes de que los Stones se involucraran con problemas por drogas, debido a una campaña de la prensa y a que la policía les hizo una redada en la casa de campo de Keith. Ese día curiosamente, fue la primera vez que Mick probó el LSD porque le preocupaba mucho su imagen en los medios. Lo irónico es que esos versos serían una escena común en cada aeropuerto que pisara Keith durante los siguientes 12 o 15 años. Buena canción, desenfadada y fresca, por no decir visionaria.

Luego está la gentil “She Smiled Sweetly”, una balada de Mick a su preciosa Marianne. Esta canción tiene mucha influencia de Dylan, siendo la primer canción que escribió sin ayuda alguna, y evidentemente la primera de amor sincero. La melodía vocal es simple, pero es bella, con un Mick cantando casi al borde de las lágrimas. Keith toca el órgano con una solemnidad casi eclesiástica, pero demostrando que estaba tomando confianza impulsado por Brian para tomar instrumentos que no eran comunes para él. Nicky Hopkins se encarga de los arreglos de piano de la segunda mitad mientras Charly lleva un suave ritmo de vals. La canción es linda y muy bien lograda, y Marianne debió sentirse verdaderamente halagada por su trovador, a pesar de que la melodía es una vaga copia de “Just Like A Woman”.

Enseguida tenemos “Cool Calm and Collected”, un piano de Nick Hopkins haciendo boogie. Después de la divertida intro cambian a un ritmo ragtime con mandolinas, un contrabajo (nuevamente) muy dinámico y juguetón, un solo de trompeta de Brian (no deja de sorprenderme), una batería jazzera para hacer en conjunto una pieza extraña, una especie de sátira británica, más cercana al estilo de los Kinks. Por cierto aquí hacen un juego curioso al hacer versos rápidos y el estribillo apagando casi por completo la instrumentación y dejando a Mick cantando el título. Hacia el final la canción se va acelerando, y todos parecen ir a toda máquina en un boogie, en el que Brian da cátedra de armónica. Es una canción de Music Hall un poco boba, pero logran mezclar muchos sonidos e influencias y al final es un collage experimental divertido en la que se puede adivinar al grupo desternillándose de risa.

El lado B abre con “All Sold Out”, con dos guitarras entretejidas en las que ya también se nota cierta influencia germinal de Hendrix. Al minuto 1 hay un solo un poco desordenado mientras cantan esos “Hey, hey!” a manera de ganchos. Al 1:55 encontramos un pequeño solo de bajo para cerrar en un fade out que parece precipitado. En sí la canción no destaca mucho, pero incluso sin esforzarse, logran canciones pegajosas y detalladas.

"My Obsession” es otra joyita escondida, con un ritmo de vaivén conducido por el bajo con fuzz, con una batería sombría que se lleva la canción, y extraordinarios arrancones y apagones que van marcando la pauta. El riff a guitarra y bajo me parece de gran calidad, al nivel de cualquiera de los grandes temas del Aftermath. La banda además hace complejas armonías vocales, con constantes cambios, alargando las últimas sílabas de las estrofas, apagando la canción por completo y luego regresando a través de Watts. Hopkins de nuevo tiene un papel destacado con un piano revoltoso y cristalino. La letra es oscura, excediéndose en la rima y otra vez con referencias sexuales muy explícitas para la época; hacia la mitad, en el solo de piano, hacen un gancho perfecto con los “Uhhh. Babyyyy, Uhhh Babyyy” en falsette. Una de las canciones más menospreciadas y olvidadas del disco.

Después llega “Who’s Been Sleeping Here?”, una canción de base acústica que es una especie de tributo a los temas desgarbados de Dylan con su The Band (entonces aún Hawks), con pianos, armónicas muy agudas, e incluso Mick intentando cantar en el estilo del buen Bob. Mucho Folk, que se nota que no es el fuerte de los Stones, pero salen bien librados en esta especie de improvisación en la que cada quien hace lo que quiere sobre el esqueleto. Incluso Richards se anima a un buen solo al 2:25. La letra es una queja directa de Mick a Marianne, quien también era famosa por su ajetreada vida sexual. Tal para cual, jajajaja. Lo curioso es que se estaba quejando con ella mientras Marianne, oficialmente, aún era la señora de Dunbar.

Luego está “Complicated”, con versos marcados, ritmo acelerado y un gran bajeo de Bill, que se lleva la rola a mi gusto. Las guitarras también destacan, con riffs entre los versos, cargados de fuzz punzante a más no poder, como era la moda a fines del ’66 e inicios del ‘67. Charlie también brilla con ese tamboreo marcado y aumentando el ritmo para la coda, haciendo casi casi su primer solo de batería. Es otra canción dedicada a Marianne, retratándola como una chica muy compleja, pero que a fin de cuentas vale la pena: “She’s very educated, she doesn’t give a damn”. En serio que lo traía por las nubes!

La musa se hace de nuevo presente en “Miss Amanda Jones”, con una enorme explosión de poder pop. Es un rockanrolito a la Chuck Berry acelerado y trasladado al ’67. Keith se siente confiado en su territorio, haciendo un gran despliegue de técnica con licks y arreglos a lo largo de toda la rola. Es divertida y corta, pero de alguna manera me parece que no encaja en esta etapa de transición de los Stones, y por lo mismo, sin ser mala, me parece el punto más flaco del disco.

El álbum cierra con “Something Happened To Me”, una broma de los Stones en la que se burlan de los policías que ya les empezaban a dar problemas, y de paso de la música jazz tradicional hacia el final. Es una especie de ensayo general del Satanic Majesties. Con Ian Stewart regresando a los teclados, silbidos desenfadados, Keith cantando algunos versos totalmente solo por primera vez en un disco, y Brian tocando el sax. Dios, hay algún instrumento que este hombre no haga? El cierre es caótico y divertidísimo, con Mick agradeciendo y despidiéndose con marcado acento británico, para dejar en claro el sentido de parodia, por si alguien no lo había notado. A muchos no les gusta, pero la canción es pegajosísima como chicle y como broma a mi me parece que funciona de maravilla.

Muy buen disco. El segundo paso de esa etapa de transición o intermedia de los Rolling Stones conformada por el Aftermath, ele Between the Buttons y el Satanic, para ya después instalarse en su etapa clásica o de madurez con el Beggar’s. El buen estado de ánimo personal y la química de conjunto se notan a leguas, siendo uno de los discos más coloridos a pesar de que los tonos menores predominan. Además Keith y Brian hacen gala de su creatividad, animándose a tocar lo que se les ponga enfrente, y haciéndolo con maestría. Un disco muy menospreciado. Aunque no fue un fracaso, se quedó corto en ventas, previsiblemente por la cantidad de discos de calidad que acababan de salir, por la oferta de álbumes de los Rolling en tan corto tiempo (Aftermath, el Got Live if yuo Want It, el compilatorio High Tide & Green Grass, y poco después el bastardo Flowers), y porque los dos temas más fuertes, “Let´s Spend The Night Together” y “Ruby Tuesday” salieron como sencillo, y deben ser dos de las mejore 10 canciones del grupo. Aún así, el disco es una joyita olvidada de mediados de los 60’s, con perfectas melodías pop que no se te irán de la cabeza en un buen rato y que demuestran que los Stones no eran sólo un grupo de R&B, sino que le podían competir a los Beach Boys y a los Beatles en su propio territorio. No es un 10 perfecto ni un Must Have, pero es absolutamente recomendable. Si me preguntan, lo escucho con bastante más frecuencia que el inflado Exile…

Por Corvan

20/May/2011

Letras de El Traductor De Rock

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