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SOME GREAT REWARD (Depeche Mode, 1984)

Artista: Depeche Mode (C)

Fecha de Grabación: Ene - Ago ‘84

Fecha de Lanzamiento: 24 de Septiembre de 1984, UK

Discográfica: Mute

Productor: Depeche Mode, Gareth Jones, Daniel Miller

Calificación: 8

 

Era: New Wave (1976-???)

Subgénero: New Wave (1976-1990)

Mejor Canción: Blasphemous Rumours o People Are People

Canciones: 1) Something To Do; 2) Lie To Me; 3) People Are People; 4) It Doesn't Matter; 5) Stories Of Old; 6) Somebody; 7) Master And Servant; 8) If You Want; 9) Blasphemous Rumours.

 

El Some Great Reward de Depeche Mode mantiene la racha de un disco por año que la banda se impuso desde su debut. Sería el último en este sentido, ya que el álbum les abrió las puertas de USA con una enorme gira que les obligaría a tomarse su tiempo antes del siguiente disco. Suena fechado, mucho, pero después de todo, es un disco electrónico de mediados de los 80’s, qué esperaban??? No puedo sino pensar que en su momento fue un sonido de otro planeta, innovador, y que sentaría las bases para los sonidos electrónicos modernos, y si no me creen, pregúntenle a Trent Reznor. Cierto, por esas fechas todo mundo tocaba música sintetizada, pero la mayoría era música chicle. Y también es cierto que hubo precursores en el ámbito electrónico, desde Kraftwerk a Brian Eno… pero sin demeritarlos, creo que con el Some Great Reward fue que las bandas al fin se dieron cuenta de que podían hacer música de calidad y a la vez ser exitosos comercialmente. Al menos, Depeche Mode lo hizo, y aquí podemos encontrar por fin ese sonido que los llevaría a ser una banda grande.

 

Aquí ya están los ingredientes y al fin, un estilo propio, en el que mezclan electrónico, goth e industrial. Falta pulirlo, pero definitivamente es donde empieza la etapa clásica de la banda y se dejan de las experimentaciones y búsqueda de identidad de sus primeros 3 años.

La banda se mudó a Berlín, donde se llevó a cabo la preparación y grabación del nuevo disco, de nuevo bajo la producción de Daniel Miller. A decir de David Gahan, fueron a Berlín porque Londres era muy aburrida y no había nada qué hacer. Curiosamente, encontraron bastante inspiración en las grises calles de Berlín, entonces aún dividida. En particular, Martin Gore sería quien más impacto tuvo de esta ciudad. Por entonces se encontraba en una etapa autodestructiva, que también influyó en la decisión de la banda para alejarse de Londres. Pero en Alemania, Martin encontró el lugar ideal para destramparse en los clubes nocturnos, donde no sólo se maravilló con el submundo de música electrónica e industrial germana, sino que encontró puertas abiertas para experimentar con el sadomasoquismo que narra en “Master And Servant”. De alguna forma, la escena de Berlín le ayudaría a crecer como letrista, tocando temas más profundos y oscuros mientras seguía con su espiral autodestructiva. Además en Alemania, igual que los Beatles 24 años antes, encontrarían una nueva imagen para lucir ante su público, y dejaron de lado las ropas coloridas y elegantes para empezar a usar cuero, gabardinas negras, maquillaje pálido, y en general una estética más gótica, con la que saltarían a la fama.

Al entrar al estudio, el tenso y brumoso Berlín de los 80’s se filtró en las notas y terminaría por definir el sonido distintivo de Depeche Mode. El álbum es mucho más oscuro y depresivo que cualquier cosa que hayan hecho. Pero cada integrante parece dar una nueva perspectiva; cada detalle está muy bien cuidado, y ya no se centran sólo en la elaboración de atmósferas y texturas, sino en cada pequeño sonido que contribuye a éstas. Mientras que los discos anteriores, muchas canciones sirven de música de fondo a la que no prestas demasiada atención, aquí desde la primer nota, el álbum te obliga a prestar atención y ver qué rayos ocurre entre tantas capas. El disco no suena a unos chicos jugando con sintetizadores, sino a 4 tipos que dominan sus instrumentos, saben perfectamente lo que hacen, y además lo hacen sonar elegante, artístico, oscuro y vanguardista, lejos de los sonidos vacíos de la mayoría de sus contemporáneos.

Depeche Mode alcanza pues la madurez en este álbum: Martin Gore ya ha asumido por completo el liderazgo tras la salida de Carke, y se nota seguro como compositor y letrista. Alan Wilder, el mago de los efectos y erudito musical, por fin se siente con la confianza para aportar todo su potencial, y se nota en la cantidad de detalles, sobre todo en los complejos beats industriales que guían todo el álbum. Dave Gahan sigue creciendo como cantante, y quizá no es la mejor interpretación vocal de su carrera, pero es de lejos, la mejor hasta esa fecha, dominando mejor su voz de barítono y agregando cada vez más ganchos melódicos. Vocalmente también es el disco donde Gahan define su estilo actual.

El disco arranca con “Something To Do”, que de entrada, muestra un cambio en los sonidos de los discos previos. Tras un par de segundos de sonidos extraños, como de radio desfasada, entra un beat sólido y un bajeo abstracto y estresante. Los sintetizadores tienen un pequeño crujido metálico, y pareciera que estuvieran en una fábrica golpeando tubos frenéticamente. Dave entra con una fórmula nueva, haciendo versos lentos en los que alarga las sílabas, contrastando con el ritmo furioso, para luego ir casi a la velocidad de la luz en los estribillos, con esos pegadizos  “Is-there-something-to-do, is-there-something-to-do, is-there-something-to-doooooooUUUuuu?”. Empieza aquí a agregar ganchos, pequeñas inflexiones y a dominar ese estilo tan particular, mientras que la letra habla de lo aburrido que se había vuelto para ellos estar en Londres, aunque pudiera ligarse al Construction Time como una crítica al desempleo que imperaba en Inglaterra por entonces. Los puentes son extraños rompiendo el tiempo y el tono con sintetizadores con sonidos de metales, agregando un efecto bizarro. Dura 3:45, pero está llena de detalles que aportan a la atmósfera paranoica y de cierta sensación de urgencia, como ese cierre que preparan apenas un segundo antes de que la rola termine (casi) de golpe. Un buen tema, pero acaso demasiado abstracto, casi robótico.

Sigue “Lie To Me”, donde los sintetizadores suenan más suaves. Aunque se siente un tema sofisticado (sobre todo en la entrada, en que el sintetizador de la intro, el bajo y el de melodía aflautada van entrando en partes), y se nota la mano de Wilder en los detalles, la melodía de Gahan no es tan fuerte, con versos algo flojos, y no tan alejados del New Romantic, pero con influencias Góticas. La percusión destaca, con un montón de líneas a seguir. La letra pudiera parecer banal. Pero Gore explora el tema de la infidelidad haciendo un juego de palabras entre Lie y Lay. La penúltima línea daría título al disco. La idea es buena, pero da la sensación de que les faltó trabajarla más.

“People Are People” sería uno de los singles, un punto fuerte del disco y básicamente, el tema que les abrió las puertas de Estados Unidos y del estrellato. Arranca con un beat duro con destiempos, a cargo de Alan Wilder, por el cual más tarde culparía al tema de ser demasiado comercial y hasta bailable… bueno, si no quieres un hit, no le pongas un ritmo que se pueda bailar en una discotheque! El tema es impecable, incluso con el intrincado ritmo, como ya mencionaba, se puede bailar, y es endiabladamente pegajoso. Dave se va directamente al estribillo, con una letra que es una especie de crítica social contra la discriminación, con Gore haciendo coros. El primer verso tiene bastante resonancia, sobre todo porque sigue vigente más de 30 años después:

 

So we're different colours

And we're different creeds

And different people have different needs

It's obvious you hate me

Though I've done nothing wrong

I've never even met you so what could I have done

 

En el estribillo del 2:15 es Martin quien lleva el lead vocal, y seguirá alternándose con Gahan. Aquí no es tanto la cantidad de efectos, sino lo bien manejado que está el intrincado beat, lleno de tonalidades acampanadas. Además de la pegajosa melodía, están esos “oooom ooom OOhm!” de los puentes, con efectos procesados, y que son un ejemplo de la maestría que estaban adquiriendo con los ganchos. El tema sería un trancazo en USA y les abriría las puertas para su primer gira americana, siendo además la punta de lanza del LP. Sin embargo la canción terminaría convirtiéndose en el “Creep” de Depeche Mode, volviéndose un himno de la comunidad gay, de los comerciales de las olimpiadas de 1984 en Alemania,  hartándolos y obligándolos a banearla de sus conciertos desde 1988.

Después llega “It Doesn't Matter”, la primera de las canciones que hacen cierto balance pausado al tono oscuro y pesimista del álbum. Es también el primero de los dos temas en que Martin Gore lleva el vocal lead, aunque de forma muy similar a Gahan, de forma que oídos inexpertos apenas notarán diferencia. Además desencaja con el estilo oscuro del álbum y de las letras. Para empezar, no tiene una base rítmica en forma, sino que ese efecto está muy bien cuidado con el sintetizador cargado de eco (es arpegiador?), en una delicadísima coordinación con otro sintetizador más sutil y satinado, y ese con efecto de chelo que hace la vez de bajo. Y en segunda, la letra es inusualmente optimista. Es un tema de amor, aunque da la impresión de que es un amor no correspondido y ya roto, Gore hace un gran poema, brillante y lleno de esperanza. Sería uno de los últimos temas de Synth-Pop de Depeche Mode, en donde sobresale el tremendo cuidado a cada detalle y textura.

“Stories of Old” cierra el lado A del LP. Es un tema más rítmico, pero aún de los temas calmados del disco. Dave entra casi a capella, con sintetizadores apenas creando texturas satinadas de fondo. La siguiente vuelta entra un fuerte bajeo y sintetizadores que van creando tensión hasta que revienta el ritmo. Dave canta manera desesperada, casi sexual por momentos. Y es que la letra es una crítica a la vida en pareja, comparándola con los príncipes seductores que prometen amor eterno y tras el primer revolcón se desaparecen. Salvo eso, bueno, es de las menos memorables del disco.

Sigue “Somebody”, uno de los temas emblemáticos del disco, el single final que saliera como Doble A junto con “Blasphemous Rumours”. La balada por excelencia de Depeche, cantada por Martin Gore, prácticamente a puro piano, siendo, creo, la primera vez que se salen del patrón electrónico y hacen algo más orgánico. No faltan los efectos de fondo, los sonidos fantasmales de la intro y outro, conversaciones lejanas, niños jugando, que aportan a la atmósfera melancólica. Martin canta a corazón abierto. Dave es el vocalista principal por algo, pero francamente no sé si hubiera podido hacerlo mejor, ya que Martin realmente luce conmovedor, a punto de romperse. Muchos la toman como una canción de amor y la dedican en bodas incluso, siendo que es un canto angustiante de la soledad que vivía en esos momentos, es un grito de auxilio: “I don't want to be tied, To anyone's strings, I'm carefully trying to steer clear, Of those things”. La melodía es preciosa, el arreglo de piano, minimalista. Se convertiría en un trancazo comercial y una de las más pedidas hasta la fecha en los conciertos. Como dato, corre la leyenda urbana de que Martin la grabó totalmente desnudo… bueno, eso dice algo de lo confesional de la canción, no?

Continuamos con “Master And Servant”, otro de los grandes temas de la banda, y uno de los que causarían polémica. Y es que aquí Gore tocaba un tema aún tabú como el sadomasoquismo. Aunque Martin trataría de desviar la atención justificando que era una metáfora de los fuertes sobre los débiles, creo que ni su madre se la creyó. Martin estaba en una fase de experimentación sexual, y los clubes rojos de Berlín supongo que no lo hicieron sentar cabeza. El tema, pues, habla del sadomasoquismo (desde sus iniciales), aunque desde una perspectiva consensuada. Esto no impidió que la rola fuera baneada en un montón de estaciones de USA, y que los sectores más conservadores se les fueran al cuello (aunado a las vestimentas de cuero que acababan de adquirir que reforzaban dicha imagen), pero aún así se coló al top 50 y al top 10 de UK. Musicalmente inicia muy abstracta, con mucha influencia de Kraftwerk. La canción tiene distintos beats, todos secos, robóticos, que se alternan de gran manera, además de sonidos que emulan cadenas y latigazos. Al frente suenan montón de sampleos adelantados a su tiempo. Dave luce en distintas melodías y agrega montón de ganchos, desde ese “It's a lot -  It's a lot- It's a lot- It's a lot like life” con que comienza, a los gritos de “Come on…” como burlándose o restándole importancia al tema.

Llega “If You Want”, tema de Wilder, en el que se nota que el perfeccionista autor cuidó mucho más los efectos y la experimentación de los beats. La melodía no es mala, de hecho empieza oscura y casi religiosa. Sin embargo, cuando las cajas de ritmos y loops entran a toda máquina, la melodía se mantiene casi igual, durante toda la canción. Aunque la instrumentación industrial es impecable, la melodía y la letra suenan flojas a comparación del resto del disco, y esta vez los 4:40 parecen demasiado largos. No sé si Wilder se percataría de sus traspiés compositivos, ya que creo que este sería el último de los 3 temas que escribió para Depeche, enfocándose desde entonces a sus labores de minucioso arreglista y productor no oficial.

Afortunadamente cerramos con “Blasphemous Rumours”, que haría palidecer la polémica creada con “Master And Servant”. Los sectores más conservadores se persignaban y exigían la hoguera para estos mozalbetes atrevidos… La canción es una joya, desde esos sonidos maquinales con que inicia, junto con esa especie de ráfagas y objetos cayendo que posteriormente cobran su razón de ser. El beat en destiempos, metálico, abrasivo, con sintetizadores ácidos haciendo densas oleadas al fondo. Dave canta sobre una chica de 16 años, que intenta suicidarse cortándose las venas, pero falla. Luego nos lanza ese envolvente y pegajoso estribillo: “I don't want to start any blasphemous rumours, But I think that God's got a sick sense of humour, And when I die, I expect to find him laughing”, con una melodía que se te pega por semanas y que hace cantar a estadios enteros. En los siguientes versos, Gahan narra como la chica renace, a partir de su experiencia se enamora de la vida, se vuelve ferviente cristiana, hasta que a los 18 años un carro que la deja en un hospital, encadenada a un respirador, hasta su muerte, unos días después. Entonces se explican los sonidos maquinales de la intro y la larga outro, emulando los sonidos de hospital y el respirador, y no puedo evitar maravillarme por lo endiabladamente astutos que son estos tipos. Es curioso no sólo que pareciera ser un tema para levantar estadios, como si vaticinaran lo que se les venía encima, sino que además parece encadenarse líricamente con el tema central del siguiente disco, el Black Celebration, de la misma forma que el track inicial parece linkearse con el Construction Time Again. Simple coincidencia?

En fin, el disco de inicio, no es de fácil escucha. Es denso, muy industrial, con algunos sonidos muy fechados y de entrada quizá no le encuentren lo maravilloso. Pero va creciendo con cada oída, conforme vamos notando la tremenda cantidad de detalles tanto sonoros como líricos. Definitivamente Depeche Mode había completado aquí su transformación y estaba a años luz de sus contemporáneos. El álbum aún no es perfecto, pero todos los temas tienen algo interesante, no hay ningún relleno, y a partir de aquí sería simplemente pulir su estilo y ese delicado balance que al fin habían encontrado para ir por la cuasi imposible misión de conquistar a las grandes masas del Rock con su arte electrónico. Retomando el título, el esfuerzo y dedicación a este disco les traería sin duda una gran y merecida recompensa.

Por Corvan 

28/Oct/2016

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