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TÚ EN TU CASA, NOSOTROS EN LA HOGUERA - ROCK TRANSGRESIVO (Extremoduro, 1989/1994)

Artista: Extremoduro (D+)

Fecha de Grabación: 1989 para ambas versiones

Fecha de Lanzamiento: 1989 en su primera versión, 1994 en su versión definitiva

Discográfica:Avispa (1989), DRO (1994)

Productor: Extremoduro (1989), Extremoduro, Iñaki Antón (1994)

Calificación: 9

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: 90's Rock En Ñ: La Era de Oro

Mejor Canción: Jesucristo García

Canciones: 1) Extremaydura; 2) Emparedado; 3) Decidí; 4) Romperás; 5) Adiós Abanico Que Llegó El Aire; 6)  Arrebato; 7) Jesucristo García; 8) La Hoguera; 9) Te Juzgarán Sólo Por Tus Errores (Yo No); 10) Caballero Andante (¡No me Dejes Asíii!)

  

Sacar adelante una banda de Rock en la Extremadura de 1987 era una auténtica proeza. Roberto Iniesta se topó de bruces con esa realidad cuando formó Extremoduro junto a Kaíto (bajo) y William (batería). Aquella era (es) una región con un eterno retraso económico respecto del resto del país, el desempleo siempre estaba en cotas muy elevadas y los jóvenes se veían forzados a buscar oportunidades en otros lugares. Era muy complicado que ante una población tan envejecida y con un marcado gusto por el folclore popular como era la extremeña, una banda como Extremoduro encontrase mucha aceptación. Robe se dio cuenta muy pronto que no iban a encontrar muchos apoyos y que para progresar debían buscar sus propios sistemas de financiación. Los problemas que encontraban para actuar y subsistir llevaron muy temprano al primero de los numerosos cambios de formación en la banda. Robe se quedó solo y buscó nuevos músicos que encontró con Salo y Luis “Von Fanta”, que venían de una veterana banda local llamada Los Dogos.

En el momento de fundar Extremoduro, Robe regentaba un bar y antes había realizado trabajos como chapista en el taller de su padre y vendiendo golosinas en una furgoneta a la puerta de un colegio. Aquello no era para él. El as que se sacó de la manga para financiarse fue una primitiva versión de crowdfunding al venderles a los clientes del bar unos vales a 1000 pesetas (6€ al cambio) que podrían ser canjeables en el futuro por una copia del primer disco que lograse grabar la banda. Incluso envió algunos de esos vales a varias instituciones que directamente le ignoraron. Bueno, la Casa de la Reina tuvo la cortesía de contestarle: aquello no era un hospicio para músicos. Lo cierto es que poner mil pelas en las manos de alguien como aquel Robe del '87, con una evidente y fuerte adicción a las drogas, a cambio de una copia de un improbable álbum, era un auténtico acto de Fe pero aún así logró vender 250 de aquellas papeletas. Era suficiente pasta para irse a Madrid y grabar una maqueta.

Se llamó Rock Transgresivo que era un término que se habían inventado para describir su estilo. Aquella maqueta supuso un paso de gigante en su camino. Para empezar, les proporcionó una actuación en televisión en el mítico y anarquista programa Plastic. Para ese evento tenían una consigna muy clara: tenían que salir y provocar al público, en la línea de sus admirados Sex Pistols. Cuando la banda salió a escena para interpretar Jesucristo García en obligado playback, Robe apareció vestido únicamente con una sábana y con una cadena modo de corona de espinas. Al final del show, Kaito (ataviado con un tricornio de la Guardia Civil) escenificaba un ejecución poniendo de rodillas a aquel Cristo de pacotilla y pegándole un tiro en la nuca. Cosas del Robe, ya sabéis. Aquello era excesivo y la actuación no se emitió en Plastic si no en una versión del programa para los contenidos más polémicos que se emitía en la televisión catalana.

El siguiente paso de Extremoduro fue presentar Rock Transgresivo a un concurso de maquetas en cuyo jurado se encontraba Pablo Carbonell (Los Toreros Muertos). “Yo voy a votar por los punkies esos, que me han gustado mucho”, dijo el autor de Mi Agüita Amarilla. Extremoduro no ganó el concurso (quedaron terceros) pero consiguieron buenos instrumentos y, sobre todo, llamaron la atención de una modestísima discográfica llamada Avispa (bajo cuyo sello publicaron icónicas bandas del Heavy Metal español de los '80s como Barón Rojo, Saratoga o Muro) que les ofreció un contrato para grabar un disco. Aquel contrato dejaba a la banda a cargo de todos los gastos de grabación, gastos que ascendían a 250mil pesetas, la misma cantidad que les había costado grabar la maqueta. Por supuesto, no disponían de ese dinero pero firmaron igual. Eran unas condiciones muy abusivas pero estaban tan apretados que hubiesen firmado cualquier papel que les pusiesen delante.

Un buen amigo de Robe les prestó el dinero que les hacía falta (tardarían años en devolvérselo) y el disco se grabó y se publicó bajo el título de Tú En Tu Casa, Nosotros En La Hoguera. A menudo Robe lo describe como un álbum grabado con muchas prisas y pocos medios. Es cierto que el sonido es sucio y deficiente como punk en un garaje y la producción sencillamente es horrorosa, pero contiene un puñado de canciones que son auténticos himnos para los fans de la banda y para toda una generación de desarraigados que se engancharon a su música. Como detalle, en el reverso de la caja estaban escritos los nombres de todos aquellos que habían colaborado para la financiación de la maqueta. Sin ninguna promoción y con una corta tirada de apena 1000 copias, estaba claro que el alcance del disco no iba a ser muy notorio pero le sirvió a la banda para expandir su nombre más allá de los límites comarcales de Palencia.

Años más tarde, y ya estamos hablando de 1994, el panorama era bien distinto. Extremoduro tenía ya cuatro discos en la calle y formaban parte de la nómina de la discográfica independiente más importante del país. Tras más cambios en la formación, de los que grabaron Tú En Tu Casa sólo quedaba Robe. Estaban en una etapa bastante alocada: con los bolsillos llenos de dinero por primera vez, se descontrolaron por completo. En ese año no tenían ni ganas ni ideas para un disco nuevo y Robe estaba enfrascado para un proyecto paralelo llamado Pedrá para el que no encontraba discográfica. Así que, cuando ese año entraron en el estudio fue para aprovechar los recursos técnicos y económicos de los que disponían ahora y relanzar su disco debut. Como mantenían una amarga polémica y muchas rencillas con Avispa, usaron la maqueta original para remezclarla y regrabar algunas pistas. Le añadieron tres nuevas canciones en formato acústico (brillantes en sus versos pero algo indigestas en lo melódico) y descartaron una de las que aparecía en el tracklist de Tú En Tu Casa: Amor Castúo. El disco recuperó el nombre de Rock Transgresivo y esta vez, con sus himnos en la versión que todo el mundo conoce, sí tuvo una buena repercusión a nivel nacional y sirvió para preparar el terreno para que tras el anticomercial y subestimadísimo Pedrá, la banda alcanzase el Olimpo con Agila. 

Pero ésa es otra historia.

 

(Esta reseña toma como referencia las versiones de las canciones y el orden del tracklist de Rock Transgresivo que es la versión del disco más extendida)

Rock Transgresivo arranca tensando la cuerda al máximo con Extremaydura. Una voz anuncia: “Toma primera. Extrema Y Dura”. Una pandereta comienza a sonar mientras alguien reclama una palangana y suelta tremendo eructo. ¡Y luego Rock!. Bueno, Rock no. No al menos de momento. La canción se divide en dos partes y en esta primera parte con tambores, panderetas, castañuelas, algún tipo de flauta y demás miscelánea folclórica, Robe inicia recitando unos versos de Rafa Gallego (diseñador de la portada de Tú En Tu Casa) y los dispara contra la falta de oportunidades que sufren los jóvenes en la región que los obligó a ellos a ponerse en manos de especuladores del negocio musical.

Desde que tu no me quieres

yo quiero a los animales

y al animal que más quiero

es al buitre carroñero

Luego la trolada sube de nivel al incluir un pieza tradicional llamada “El Pollo”

Yo fui quien te quitó el pollo-o...

Intuyo que la intención es bien sarcástica. Si Extremoduro se dedicase a este tipo de música ni hubiesen sido menospreciados ni vetados ni tendrían problemas en conseguir subvenciones.

Por fin, las guitarras distorsionadas cambian el formato en torno al 1:15 con un riff arpegiado y un solo blusero, muy lento y muy simple pero majestuoso. Robe sigue arremetiendo contra la situación de desamparo que vive su tierra, siempre a la cola del país en cuanto a economía y progreso.

Hizo el mundo en siete días

Extremaydura al octavo

a ver qué coño salía

y ese día no había jiñado

En ese momento revienta canción con el Cagó Dios en Cáceres y en Badajoz. Luego más quejas contra los pantanos del Franquismo y las centrales nucleares de la Transición y nuevamente contra la falta de futuro y la migración forzosa en busca de oportunidades. Pero entre las ruinas Robe encuentra algo positivo con la que iluminar tanta tiniebla:

¡Extremaydura! Tus mujeres nos la ponen...

Extremaydura fue un puñetazo en el estómago del gobierno extremeño que hizo ver que la canción no era crítica contra ellos si no un ataque contra toda la región. Si hasta entonces Extremoduro no eran muy bien recibidos, a partir de aquí los vetos se hicieron ya sin disimulo alguno. Por contra, los fans convirtieron las bellotas radioactivas en todo un símbolo que serigrafió camisetas y llenó de grafittis muros, paredes y monumentos a lo largo de toda la región.

 

El final abrupto de Extremaydura se funde con los primeros rasgeos flamencos de Emparededado. “Vamo' allá” dice el Robe con mucha sorna y poco duende. Al 0:15 la secuencia de acordes limpios termina dejando en suspenso un último rasgueo sobre el que se activa la distorsión. Luego de unos segundos de tensión la guitarra y el bajo dibujan un riff contundente y la canción se vuelve todo lo pegadiza que puede sonar una canción de Extremoduro. Robe canta sobre esfuerzos y sacrificios personales, sobre forjar nuestro propio destino arriesgándonos y emprendiendo proyectos propios, de dejar de poner excusas y no esperar más por ese momento apropiado que nunca llegará. Evidentemente, y como la mayor parte del disco, tiene un claro cariz autoreivindicativo. Sin duda Robe se liberó con Rock Transgresivo.

En el puente las guitarras se toman un breve respiro y se salen de la escena. Un bajo saltarín asume un instante de protagonismo en el que repite un obsesivo riff de cuatro notas.

Soy yo el guionista de mi única novela

y siempre gano y me caso con la buena

Pero ahí reaparecen las guitarras palm-muteando una línea de powerchords mientras el señor Iniesta continúa con sus juegos de palabras adentrándose ya en el estribillo:

Me va perder... no encontrar mi papel.

Emparedado, subido en los tejados

O no lo entiendo ¡o lo entiendo demasiado!

O tengo todo o todo se me va.

La canción se acelera y llegan los coros metiendo comentarios a los versos de Robe

Me quiero perder, ahora soñaré

(¡No estoy durmiendo! ¡No estoy durmiendo!)

Este es mi papel, por fin lo encontré

(¡No hay hay nada escrito! ¡No hay hay nada escrito!)

Sigue un buen solo clásico y melódico que no desentona con el resto de la canción (lo siento, pero entre remezclas del disco original, remezclas de la maqueta, y regrabaciones de pistas y con tanto baile de formación me es imposible saber quien toca qué cosa). Luego la canción se reinicia. Cambia la letra de los dos primeros versos pero de ahí al final se repite todo palabra por palabra, nota por nota.

 

El final también repentino de Emparedado se une chapuceramente con el inicio de Decidí que arranca con el dramático Va a subir la marea... ¡y se lo va a llevar TODO!, que con los años se ha convertido en una especie de eslogan para los fans.

El principio de la canción no acaba de convencerme, con demasiado vacío entre estrofas que quedan muy deslavazadas. Robe, tío, en serio, AHÍ FALTA ALGO. De hecho, tras el Date prisa que ya está aquí si que aparece un coro soltando un casi ininteligible Es un comando de la Guardia Civil que solo aparece en Rock Transgresivo. Esa frase no se escucha ni en la maqueta ni en el disco original aunque si que se cantaba en los primerísimos conciertos de la banda y aquí deja claro que el hueco entre estrofas podía y debería haberse rellenado con algo. Afortunadamente el estribillo levanta la rola con Robe haciéndose él mismo los coros y completando sus propias frases. Uno de mis momentos favoritos de Rock Transgresivo.

(¡Decidí!) aprender a hacerme yo la maleta para poder vivir

(¡Hoy lloré!) Se me habrá metido un poco de arena. Eso no es para mí.

(¡Me inventé!) mil maneras de perder la cabeza. Es más sencillo así.

(¡Comprendí!) y ahora vivo en un castillo de arena. Mi reino es para tí.

A pesar de los vacíos del principio, la canción es un temazo fresco e inmediato. Buenas letras que hablan de superar momentos convulsos, de romper con el pasado y de empezar a valerse por uno mismo. En lo instrumental no decae y los solos, aunque breves, son brillantes y encajan a la perfección. Todo un clásico de la banda.

 

Romperás logra mantener el gran nivel. Inicia con riff amable, casi Pop, inesperado para los Extremoduro. Con el canal más limpio, liberado del overdrive uno llegaría a asociarlo a Los Rodríguez o a bandas de esa estilo. Pero toda posible confusión se termina con esa voz quebrada que tiene el Robe que parece surgir del más sucio y oscuro callejón para preguntarte si no llevas encima unas monedas para prestarle.

Romperás con tu voz

mil silencios que habitan en cada rincón

Y olvidar de un tirón

todo el tiempo que paso esperando tu amor.

El estribillo es pegadizo como chicle, de los que luego no logras sacártelos de la cabeza en semanas. Este chicle se repite un buen puñado de veces cambiando la letra de cada vez. Sólo en el cierre se canta dos veces inalterable:

Tu mirada ¡qué chorrada!

cómo quieres que cuente estrellas

si hace tiempo me lo invento

soy el amo del firmamento

metido en mi disfraz de hombre normal.

Toda historia de amor (cualquier tipo de amor) nos obliga a ponernos un disfraz. ¿No lo encuentran brillante?

 

Adiós Abanico Que Llegó el Aire es la primera de las tres canciones que añade Rock Transgresivo respecto de Tú En Tu Casa y que le aportan una dosis de sonido acústico y de carácter intimista del que carecía la versión primitiva del disco. Es cierto que es una rola con una cadencia extraña y que a mi me costó años cogerle el gusto pero a día de hoy está entre mis favoritas. En mi cabeza está teñida de rojo y si no lo está también en sus pantallas es porque me doy cuenta de que es una canción sólo valorable por fanáticos de Extremoduro.

De principio suena una guitarra preciosista y cristalina pero en seguida cambia su arpegio delicado por un rasgueo intenso y muteado. Hay un cierta aroma de locura a lo largo de toda la canción intensificado por la estridencias de la segunda voz en el estribillo y por la guitarra eléctrica que suena de fondo a lo largo de todo el track. La letra muestra la oscuridad de esa etapa de desenfreno de Robe que la banda suele llamar La Época Del Caos de la que ya hablaremos en las reseñas de Deltoya y de Donde Están Mis Amigos. Robe habla aquí de lo dañinas que son algunas obsesiones y de como no podemos de dejar de aferrarnos a ellas. Me gusta especialmente la sutileza de esa referencia a una fidelidad que no es correspondida.

voy caminando, y pienso en no pisar ni una amapola

ella, entretanto, duerme casi casi siempre sola.

A largo de toda la discografía de Extremoduro y de sus proyectos paralelos Iniesta recurre frecuentemente a metáforas referentes al sol y la luna, las flores, el viento, la primavera,... Por ejemplo, en sus letras las amapolas suelen representar mujeres.

 

A continuación llega el espectacular y hardrockero Arrebato con su intermitente cadencia intercalando un afilado y espectacular riff hardrockero con un trepidante ritmo que te patea el trasero y te deja tirado. Un rolón, aunque aquí quizás prefiera el carácter que le aportan la crudeza y las imperfecciones de la versión del Tú En Tu Casa. Robe canta agresivo espejando el cambiante ritmo de la guitarra. La canción habla del resentimiento y de la desconfianza cuando te han abandonado. Una canción muy básica en cuanto a estructura y letra pero capaz de poner a mil las pulsaciones. Muy subestimada.

 

Después de la sobredosis de adrenalina de Arrebato suena por fin la oscura intro arpegiada de Jesucristo García, gran himno de los botellones en los años '90s y culpable directo de que muchos se enganchasen a Extremoduro.

Mientras se repite la secuencia de arpegios Robe recita una especie de prólogo

El 30 de abril Jesucristo García bajó de los cielos pidiendo amnistía.

No, yo no soy Jesucristo García, a mi no vienen a verme los enfermos.

A mi viene a verme la gente sana... ¡y los pongo a todos ciegos!

Al 0:35 el arpegio se detiene y la canción se sostiene durante un instante sobre el eco de un acorde del órgano. Un lentísimo bending alivia la tensión creada e inicia un increíble solo blusero que apenas sobrepasa los 20 segundos pero que por si solo ya es un treendo baladón. Finalmente, en torno al minuto, entra de verdad el Robe con sus versos más míticos mientras la guitarra comienza una nueva secuencia de acordes arpegiados.

Concreté la fecha de mi muerte con Satán.

Le engañé y ahora no hay quien me pare ya los pies

Al 1:40 los arpegios se detienen y tras una pausa la guitarra se carga de distorsión y acelera la canción a base de powerchords. Robe aprovecha para cantar el célebre puente con mayor agresividad.

Nací un buen día, mi madre no era virgen.

No vino el rey, tampoco me importó.

Hago milagros, convierto el agua en vino

Me resucito si me hago un canutito

Soy Evaristo, el rey de la baraja

Vivo entre rejas, antes era chapista

Los mercaderes ocuparon mi templo

y me aplicaron ley antiterrorista

De seguido entra ese estribillo nacido para ser cantado a gritos constituyendo uno de los momentos culminantes de cada concierto de Extremoduro

Cuánto más necesito para ser Dios... Dios... ¡Dios!

Cuánto más necesito convencer.

Luego se produce un nuevo parón y surge otra vez el lento bending para iniciar otro solo tan magnífico y majestuoso como el anterior. Entonces entra el Robe para continuar con su relato con tintes autobiográficos. De ahí hasta el final se repite el requinto acelerado del puente y el estribillo desbocado. Y como colofón, ya con la banda guardando sus instrumentos, Robe se despide con ese eterno Y resucité al tercer día, en psiquiátrico que en realidad es un fragmento recortado con machete de unos versos que recita en algunos conciertos y que dicen

No consigo recordar como pude llegar desde la orilla hasta mar adentro.

¡Ah si! ¡Ya lo recuerdo!,

He muerto en el naufragio de tu barco de guerra traicionero

y resucité al tercer día en el psiquiátrico.

Absurdo invento.

Aunque dure poco más de cuatro minutos y medio, Jesucristo García es la canción más larga del disco. Son cuatro minutos y medio de pura historia del rock español.

 

Al rebufo de semejante clásico llega La Hoguera que consigue mantener bien altas las revoluciones. Potente y distorsionado guitarreo con el que la banda vuelve a reivindicar sus riesgos y esfuerzos mientras otros deciden acomodarse en sus casas buscando la tranquilidad de una vida insustancial. ¿Es cosa mía? ¿No les viene a la cabeza -salvando las distancias- el No Surprise del Ok Computer?

La Hoguera va cambiando de melodías cada vez más pegadizas aunque luego, sorprendentemente, el estribillo resulta menos menos chicloso y más austero de lo que esperaríamos y se dedica a repetir aquel Tú en tu casa, nosotros en la hoguera que en el '89 puso nombre a su debut discográfico.

Me estoy dando cuenta de que de no existir Jesucristo García tendría serios problemas para elegir la mejor canción. ¿Con cuál se quedarían ustedes?

 

Cierran el disco otros dos temas acústicos añadidos en Rock Transgresivo. El primero de ellos, Te Juzgarán Sólo Por Tus Errores (Yo No), inicia con un extraño rasgueo con dejes flamencos y unas voces haciendo aún más extraños coros. Al 0:40 el rasgueo se normaliza y Robe aprovecha para recitar, más que cantar, un poema espeluznante que incluye fragmentos extraídos de Las Soledades Del Muro, de Marcos Ana, preso político durante el franquismo y uno de los poetas fetiche de Robe.

Su herida golpead de vez en cuando;

no dejadla jamás que cicatrice.

Que arroje sangre fresca su dolor

y eterno viva en su raíz el llanto.

Si se arranca a volar, gritadle a voces

su culpa: ¡qué recuerde!

No hay perdón para el penitente. Estremecedora de principio a fin. La locura invade la monotonía del recluso que al final tiene que interrumpir su relato

yo aprendo como aguilucho,

vuelo a un mundo imaginario...

(No puedo seguir: escucho los pasos del funcionario)

Como pasaba con Adiós Abanico, la letra es brutal pero en lo musical sólo enganchará a los más acérrimos seguidores de Extremoduro. Dolorosamente, es demasiado extraña para teñirla de rojo. Afortunadamente, resulta llo suficientemente evocadora e hipnótica para no tener que teñirla de azul.

 

El cierre del disco se produce a lomos del track que más cuesta digerir. Como con los otros añadidos acústicos de Rock Transgresivo, el punto fuerte de Caballero Andante (No me dejes asíii!) reside en su escalofriante letra que es un collage de versos de Juan de Mairena (personaje tras el que en la realidad se escondía Antonio Machado), de Manolo Chinato (inspirador del proyecto Entrechinato Y Tú del que tendremos que hablar algún día) y del propio Robe.

El problema es que ya apenas hay musicalidad. El jam es mero atrezzo con poca melodía que rascar y solo hacia la parte final encontramos fragmentos con cierto ritmo. Rescatamos del naufragio sonoro el cierre con esa superposición de pistas con Robe recitando una y otra vez aquello de ni tú ni yo ni perro que nos ladre, ni el calor del sol.

Por lo demás, absolutamente prescindible.

 

Algo más de un año después de la publicación de Tú En Tu Casa, Nosotros En La Hoguera Extremoduro ya tenía listas para ser grabadas las canciones que compondrían Somos Unos Animales pero entonces las cosas se torcieron con Avispa por criterios económicos y la banda rompió su contrato y firmó por otro sello independiente: Área Recreativa. Entonces surgió una agria polémica cuando Avispa comenzó a publicar una serie de discos con tomas descartadas de Tú En Tu Casa, primeras versiones de las canciones de Somos Unos Animales, directos y conversaciones distendidas de la banda en el estudio durante descansos entre grabaciones. Durante años Robe trato de comprar los derechos de aquel material que no dudaba en calificar de “mierda”. Lograría vaciarse los bolsillos y comprar el catálogo de sus propias canciones allá por el año 1998. El lado oscuro de la industria musical. Ya saben, es el buitre carroñero.

Por marlaior

31/Mar/2016

 

 

 

 

 

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