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ALL THINGS MUST PASS (George Harrison, 1970)

Artista: George Harrison (D+)
Fecha de Grabación: May – Sep –‘70
Fecha de Lanzamiento: 27 de Noviembre del de 1970, UK
Discográfica: Apple
Productor: George Harrison & Phil Spector

Calificación: 10 (MUST HAVE, DISCO ICÓNICO)
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era: La Gran Transición (1970-1980+)

Subgénero: La Gran Transición 70's

Mejor Canción: My Sweet Lord, o Wah-Wah, o All Things Must Pass, o If Not for You o... o… o…

Canciones:

Disco 1: 1) I'd Have You Anytime; 2) My Sweet Lord; 3) Wah-Wah; 4) Isn't It A Pity (Version 1); 5) What Is Life; 6) If Not For You; 7) Behind That Locked Door; 8) Let It Down; 9) Run Of The Mill.

Disco 2: 10) Beware Of Darkness; 11) Apple Scruffs; 12) Ballad Of Sir Frankie Crisp (Let It Roll); 13) Awaiting On You All; 14) All Things Must Pass; 15) I Dig Love; 16) Art Of Dying; 17) Isn't It A Pity (Version 2); 18) Hear Me Lord.

Disco 3: 19) Out Of The Blue; 20) It's Johnny's Birthday; 21) Plug Me In; 22) I Remember Jeep; 23) Thanks For The Pepperoni.

Bonus Tracks 2001: 24) I Live For You; 25) Beware of Darkness (Acoustic version); 26) Let It Down (Acoustic Version); 27) What Is Life (Early version); 28) My Sweet Lord (2000).

Este es uno de los discos más hermosos que he escuchado. Sin duda el mejor trabajo de un Exbeatle, superando al Plastic Ono Band y el Imagine de John, y el Band On The Run de Paul. Fue su catarsis después de tantos años de estar bajo la sombra de Lennon/McCartney, la sociedad compositora por excelencia del cuarteto. Muchas de las canciones de este disco fueron escritas desde el ’66, pero rechazadas por John y Paul, quienes las consideraban de un nivel inferior. Pues tómenla! En cuanto George se liberó del yunque llamado Beatles, lanzó no uno, ni dos, sino TRES grandes discos con todos estos temas descartados y unas nuevas composiciones y unos jams con los amigos. El primer álbum triple de un artista en solitario que no era ni compilación ni en vivo. Bueno, podríamos considerarlo un “Greatest Hits” de Harrison si quisiéramos, no? Después de todo no hay rellenos! En palabras del mismo George: "I didn't have many tunes on Beatles records, so doing an album like All Things Must Pass was like going to the bathroom and letting it out”. Jajajaja!

Así que nuestro Beatle introspectivo hizo un disco Redondo, con todo lo que tenía guardado, y lo cual nos da tres placas con todo: canciones espirituales que realmente están inspiradas en sus creencias pero que no suenan sermoneadoras, ni forzadas como de alguna manera me parecían sus experimentaciones hindúes con los Beatles; tenemos buenos Rockers con grandes murallas de sonido patrocinadas por el señor Phil Spector, hay adorables temitas acústicos y muy minimalistas; Un cover de Dylan y otro coescrito con él, un par de canciones que nos muestran que también tenía su sentido del humor y finalmente, jams de primer nivel. Sólo le faltó salsa! George a mi parecer se demostró a sí mismo más que a John o a Paul o al mundo entero, su capacidad como músico y compositor al hacer un disco tan extenso y de tan gran nivel, sin rellenos. Ya lo he dicho, hacer un disco doble es arriesgadísimo, porque generalmente la banda llega crecida de algún buen disco previo y suele meter la pata con un álbum muy pretencioso y cargado de relleno. Son contados los buenos discos dobles. El debutar como solista con un triple de verdad hubiera sido casi un suicidio de no ser por la inmensa cantidad de temas de buen nivel que George tenía en el tintero, esperando su turno. Y no desaprovechó la ocasión: aún hoy día el All Things Must Pass debe ser uno de los discos más queridos por la crítica y los fans. Y quizá el menos pretencioso de la historia.

Por cierto, me parece curiosa la percepción que la crítica hace de este disco. Generalmente lo tienen en muy alta consideración, como uno de los mejores álbumes jamás hechos, inspirado, muy completo y doble. Doble? Pero si tiene 3 discos de acetato!!! O su equivalente en la reedición en CD doble… Casi todos se esfuerzan en ignorar y hacer a un lado el tercer disco, llamado Apple Jam porque evidentemente es un palomazo en estudio de George con varios de sus amigos. El ignorar esta tercera parte y considerar el All Things Must Pass un álbum doble me parece casi un sacrilegio. Cierto, el Apple Jam no es más que Harrison requinteando con el resto de sus amigos apoyándolo, aparentemente sin nada escrito, sin una línea y dirección. Pero alguna vez se han puesto a escuchar a detalle? Este debe ser el disco de jams más apantallante de la historia. En los temas, está Clapton haciendo chillar su guitarra como el Guitar Hero que aún era, mano a mano con George; tenemos junto a Eric, el germen de la banda que conformaría bajo el nombre de Derek & The Dominoes (excepto a Duanne); está Klauss Voorman en el bajo, Alan White quien después sería bataco de Yes; Badfinger entero en las guitarras rítmicas; Billy Preston y Ringo entre los viejos amigos; Pete Drake en la Steel Guitar; Gary Brooker y Gary Wright, además de Phil Collins en batería y percusiones; Carl Radle, Alan Whitlock, Dave Mason, Bobby Keys al sax, Jim Price en trompeta, y “Mr. Wall of Sound” Phil Spector mezclando todos los ingredientes en la producción. No me pueden negar que es apantallante. Digo, sólo en Woodstock se vieron más estrellas juntas! Sólo faltaron John y Paul, que estaban demasiado ocupados despedazándose mutuamente. Las atmósferas de estos jams son colosales, con los instrumentos entretejiéndose cómo si llevaran años juntos. Es cierto, se nota que es improvisación, pero es del más alto nivel, con grandes requintos y duelos entre George y Eric, con temas dramáticos y sube y bajas climáticos. El único defecto quizá es que algunos sean muy largos, pero si estas piezas hubieran sido más cortas y con alguna letra, esos críticos hubieran muerto en un orgasmo musical. Como músico, entiendo de las delicias de improvisar; así es como generalmente nacen todas las obras de arte… A mí me encanta el último disco, y no creo que demerite ni un ápice considerar el All Things Must Pass como un triple y no un doble, como hacen los críticos que en su vida han tomado un instrumento. No. Triple; repitan conmigo: TRI-PLE!

El álbum es fascinante de principio a fin. Esta cargado de una gran espiritualidad y paz interior que realmente inspiran. El mejor momento creativo de George sin duda, ya que ante, con los Beatles, y unos 4 o 5 años después, sus composiciones serían más religiosas que espirituales. Aquí no hay sermones, hay una tremenda alegría por la vida, paz, humildad, un gran entusiasmo, un regocijo que se contagia tema por tema y que contrasta enormidades con los debuts solistas más pesimistas de John y Paul. Además es un disco sencillo en el aspecto de que no es nada conceptual, nada rimbombante, nada pretencioso, pero tiene cierto aire majestuoso. Ni siquiera intenta enjaretarte esa mencionada espiritualidad, simplemente te la contagia o inspira, y es inevitable terminar cantando hare krishnas al final de “My Sweet Lord”. Por otro lado, Harrison luce magnífico y da una cachetada con guante blanco a sus excompañeros, aunque estoy segurísimo que no era su intensión. Muchos dicen que “All Things Must Pass” e “Isn’t It A Pity” son reproches a la ruptura de los Fab Four, pero la primera fue escrita en el ’69 y la segunda fue del ’66, descartada en las sesiones del Revolver! Además aquí muestra un dominio melódico vocal, que está al menos a la altura de McCartney. Usa una enorme cantidad de ganchos y tiene un dominio magnífico de su voz, luciéndola y haciendo líneas melódicas formidables. Y por otro lado maneja un gran nivel lírico, sencillo y al a vez profundo, directo, capaz de hacer himnos transgeneracionales, al menos al nivel de Lennon! Y de pasada hace un par de temas cómicos en “It’s Johnny’s Birthday” y “I Dig Love” al más puro estilo del buen Ringo.

Phil Spector fue el productor. George se quejaría después de que quedó demasiado sobreproducido y con exceso de eco a su gusto, pero qué esperaba del Mr. Wall of Sound??? De cualquier forma la producción no le sienta mal. La enorme carga de eco contribuye a esa sensación cálida, etérea y espiritual que sirve como pegamento a todo el álbum. De repente si hay muros de sonido colosales como en “Wah-Wah” pero no le sientan del todo mal. Y a las canciones minimalistas al menos no las arruinó con arreglos orquestales tipo “The Long And Winding Road”. De alguna forma supieron complementarse ambos en la labor de producción y dejar el disco en un buen equilibrio. Sería un enorme trancazo a pesar de que evidentemente era más caro que los acetatos sencillos. Y llegó al #1 de las listas por varias semanas, y a la larga alcanzaría 6 platinos, siendo de los pocos discos, ya no digo triples, sino dobles, en toda la historia del Rock, en lograrlo. En su momento opacó los discos de sus excompañeros, que jamás se lo hubieran imaginado.

El disco abre con “I’d Have You Anytime” con esa guitarra increíble que estuvo a cargo de Clapton, pero se le nota algo del estilo agudo y minimalista del Exbeatle. El tema lo coescribió Harrison con su amigo Bob Dylan, con letras magníficas, que logran una inspirada canción de amor. La melodía es preciosa, encadenándose con ese arrullo de la guitarra. George empieza tímidamente, muy emotivo,  para luego tomar más confianza en los coros que suben de intensidad y tienen un poco más de guitarra, pero es básicamente la voz la que va dando las pautas. Una canción sutil, inspirada, en la que todo funciona para crear una atmósfera íntima, delicada, y que se siente muy sincera… Definitivamente Patti Boyd tenía algo que inspiraba algunas de las mejores canciones de la historia, y no necesariamente del mismo compositor. Gran inicio!

Luego viene el himno por excelencia “My Sweet Lord”, con ese guitarreo acústico ya por todos conocido y el riff agudo y punzante de slide, que debe ser uno de los más reconocibles del planeta. Desde esa entrada sencilla la canción te agarra para no soltarte, e inicia con ese lento crescendo hasta no terminar con una fiesta espiritual de tintes épicos. Al rasgueo se van incorporando poco a poco más instrumentos. George arranca con los versos cantados con una devoción y un delicioso tonito rasposo alrededor del :30, junto con un órgano sutil y solemne que viene a resaltar esa aura espiritual. Uno sabe que no está fingiendo cuando canta esos puentes “I really want to know you, I really want to go with you…”, y para los siguientes versos entra un coro gospeliano con los primeros Aleluyas. Luego George se mantiene repitiendo los “I really want to see you” al 1:45 para subir un tono mientras que con el cambio se incorpora la batería y un pandero, regresan los coros angelicales con los Aleluyas y Hare Krishnas, y de repente estamos en ese encantador festival de ensueño, que si así de entusiastas y sinceras fueran las misas, no me las perdía cada domingo! Al 2:40 repite la figura de la entrada en la guitarra y viene la extensa coda con diversos mantras, con los teclados aterciopelados al fondo a cargo de Billy Preston. Fue escrita en 1969, reflejando evidentemente la espiritualidad de George, su fe, su intensidad religiosa. Realmente es conmovedor y la canción te mueve, y no terminas cantando un singalong porque sea pegajosa. Bueno, lo es, pero uno termina cantando la coda porque Harrison logra transmitir con su voz y su guitarra esa devoción, y realmente es inevitable sentirlo y empaparte. Yo creo que la muerte de George en 2001 fue mucho menos traumática que la de John no sólo por las circunstancias, sino porque todos sabíamos que estaba en paz consigo mismo, que veía la muerte como un retorno, que ésta era una oración más que un canto, y que jamás la interpretó sin sentir lo que decía. “My Sweet Lord” es un himno en toda la extensión de la palabra, enorme, monumental, al menos del tamaño de “Imagine”. El mayor legado que nos dejaría George como solista, y cuyo mensaje trasciende el ámbito musical para dar un mensaje mucho, pero mucho más profundo. La polémica sobre el plagio de “He’s So Fine” de las Chiffons no existe. No hay polémica porque George aceptó plagio inconsciente, pero le querían sacar una fortuna, y a la larga el pleito se arregló cuando George compró los derechos de “He’s So Fine”. Sí; la influencia es innegable, pero como decía, el resultado final trascendió totalmente lo musical para una obra mucho, pero mucho más grande. Zeppelin robaría más descaradamente, de manera impune.

Seguimos con el majestuoso inicio de disco con “Wah-Wah”, donde se nota más la enorme muralla musical patrocinada por Spector. El riff inicial es delicioso, colosal,  cargado de wah, precisamente. Iniciando una guitarra en agudos y luego adhiriéndose Clapton una octava más abajo para crear un doble riff espejeado. Al :15 entra un tecladito y un redoble que dan pie para que inicie el rtimo y se agregue también el bajo y sabrá Spector cuántas guitarras más. Todo está llenísimo de eco, y por momento parece que hubieran metido a 40 o 50 músicos en una cueva y hubieran grabado así, en un océano instrumental. Tras los estribillos tenemos unos puentes con secciones de vientos y remates de minisolos, que no sé si son de Eric o de George. Al 3:05 inicia el solo más en forma, con las dos guitarras entrelazándose de manera espectacular, mientras el bajo hace también figuras increíbles al fondo. Luego regresan los vientos, la guitarra se torna slide y casi un minuto después George retoma los versos, pero este minuto instrumental es verdaderamente épico y orgásmico. Las letras son muy curiosas. Recuerdan cuando en 1969, para las sesiones del Let It Be, con cámaras para el documental y todo, George se pelea con Paul y le dice que va a tocar lo que Paul le diga que toque y luego se larga? Bueno, durante esa semana que “dejó de ser beatle”, George escribió esta canción, refiriéndose con “Wah-Wah” a la estrellitis y fama y divez que se había apoderado de Paul (y de John) y que lo tenía tan harto y fastidiado. “I don’t want no wah-wah”. George reniega de esa vida, fama y poder que le había dado la beatlemanía: “You made me such a big star,  Being there at the right time, Cheaper than a dime…” palabras fuertes! Gran tema, contendiente a las mejores del disco, y que ni el maremoto creado por Spector logra arruinar.

Luego tenemos “Isn’t It A Pity” (Version 1), una hermosísima balada escrita por George en 1966, pero rechazada por John para el Revolver y para el White Album. Y pensar que pudo reemplazar a “Revolution #9”… Inicia con un suave rasgueo acústico y un delicado piano, con George cantando los primeros versos con una tristeza sobrecogedora. Luego se va agregando más y más instrumentación, panderos, batería, teclados, y parece que una orquesta entera. La canción sube y sube en dramatismo hasta ese climático y maestral solo slide al 2:20, que estruja el corazón. Aunque muchos supusieron que la letra era una dedicatoria a sus excompañeros, es más bien un canto universal, a la manera en que nos encerramos en nuestra burbuja y causamos daño a otros sin pensar: “But how do i explain, When not too many people, Can see we're all the same, And because of all their tears, Your eyes can't hope to see, The beauty that surrounds them…”. No es un reproche a los Beatles, sino al mundo entero, pero no deja de haber un dejo de esperanza al fondo, en la colosal coda, que en ese muro sónico no deja de tener algo cálido y confortante. Una canción hermosísima, épica, de más de 7 minutos, que saldría como cara B del “My Sweet Lord” y vendría a redondear la espectacular e impecable cara A del primer disco del All Things Must Pass.

Seguimos con “What Is Life”, otra Buena canción, pero que esta vez si se ve un poco perjudicada por ese sonido bombástico de Spector, lleno de metales y un aire de carnaval que no sé si le sienta del todo bien. La rola entra con un riff de guitarra con el fuzz a todo, recordando el sonido de George en la época de Rubber Soul. Luego el bajo espejea la línea de guitarra, para la tercera vuelta hay un guitarreo frenético y para la cierta entra una tremenda sección de metales ya en ritmo con la batería. La melodía vocal es exquisita y pegajosa, y uno se puede pasar semanas cantando el hermoso coro, que Phil se encarga que suene colosal con una orquesta entera. La letra es perfecta, nuevamente haciendo un equilibrio perfecto entre una canción de amor y una búsqueda de paz interior, con una sencillez y naturalidad que Paul debe haberse puesto verde cuando la oyó... Por eso me parece que el arreglo de producción es demasiado rebuscado para lo que pretendía expresar George. No la iba a marcar en rojo, pero la verdad también es hermosa, y ultimadamente George no tiene la culpa (toda) de la metida de pata de Spector. Además que debe ser una de las 4 o 5 canciones más conocidas de Harrison.

Seguimos con “If Not For You”, un cover de Bob Dylan, que me hace confirmer que Dylan siempre se escucha major en otras voces. Jajaja. La verdad es que parece una original, George se la adueña y la canta con una seguridad y maestría que mucho tiempo pensé que era Bob el que hacía el cover. Es una canción brillante, colorida, con una vestimenta exacta de teclados hammond, guitarras slide y steel, e incluso armónicas al final, lo cual es la única semblanza dylanesca que le dejan. Harrison se adueña de la canción y la convierte a su estilo en una pieza de colección fresca, soleada, que obliga a poner una sonrisa de oreja a oreja. La letra, como casi todas las de Dylan, son perfectas, esta vez sencilla, casi humilde (por eso parece de George) pero poética y con gran carga emocional, que el exbeatle se encarga de dar credibilidad con el sentimiento con que la canta. Hermosa, hermosísima canción. En el concierto de Bangladesh, en uno de los momentos más emotivos, ambas figuras la cantaron a dúo. Se dan cuenta que ya llevamos 6 canciones de altísimo nivel, sin reproche alguno?

El inicio casi divino y perfecto del disco acaba con “Behind That Locked Door”. No es que sea  mala, es una linda balada al estilo country, pero ya no alcanza el nivel de ninguna de las anteriores. Aun así es un buen respiro, con un aura apacible y campirana, un gran trabajo de slide con wah y melodías muy tranquilas, como en vaivén, que causan un estado casi hipnótico de la mano con la instrumentación somnolienta. No es mala, al contrario, pero ya no es como para destacarse.

Luego está “Let It Down”, otra joya impresionante, en la que conjugan el minimalismo delicado gentil y climáticos picos con orquestaciones tremendas y apocalípticas. De hecho inicia con todo, una potencia inusitada con una batería que parece de Bonzo Bonham, las guitarras chillando feroces (me parece que es Clapton) y una sección de vientos que ruge, para una combinación inusitadamente poderosa para el espiritual George. Al :25 bajan la intensidad drásticamente y quedan unos sintetizadores y un hermoso piano para que Harrison entre con una voz delicadísima a hacer esos versos que parecen de cristal.  En los coros recobran esa furia enorme, con todos los músicos sonando como si en verdad se les fuera la vida en ello; hasta el mismo George elimina esa aura de yogi para sonar también furioso mientras grita el título de la rola. Las letras en general son magníficas, y es otra de las que es imposible saber si van a Patti o a Vishnu: “While you look so sweetly and divine, I can feel you here, I see your eyes are busy kissing mine, and I do, I do”. Posiblemente es una mezcla de ambas, jeje. Lo cierto es que logra versos conmovedores, con un nivel poético de primer nivel. Otra gran canción, y sorprendente por esa dualidad de suavidad y gentileza con un poder casi brutal.

“Run of the Mill” es otra canción linda, con buenas melodías. Esta construida con una base acústica y ese como riff de trompetas que se van repitiendo toda la canción. Es linda, me gusta, pero es muy simple, básicamente no hay puente y todo el encanto recae en la manera en que George va manejando el duro fraseo entre las mareas de trompetas. La letra esta vez es más filosófica y tendiente a sus creencias hindúes, pero nuevamente sin sonar sermoneador. Simplemente nos recuerda constantemente: “It’s you that decides”. Me gusta y es un buen cierre para el primer disco, pero está ligeramente por debajo de las de primer nivel.

El segundo álbum abre con “Beware of Darkness”, otro hermosísimo tema espiritual, con letras profundas y cautivantes, con una melodía exquisita y una instrumentación soberbia. Nuevamente las guitarras de George y Clapton se van entretejiendo para crear atmósferas majestuosas sin sonar soberbias. No sé cómo lo hace George, pero suena colosal y humilde al mismo tiempo. No creo que nadie jamás haya igualado ese sonido. Alrededor del 2:30 tenemos un pequeño pero sentido solo de slide de primer nivel. Y las letras, insisto en que le compiten a las mejores de Lennon, sólo que a diferencia de la rabia que transmite John, aquí hay una paz, una advertencia sin amenaza, un algo que es diametralmente opuesto a esa lengua filosa del Sr. Ono. Gran canción.

Luego tenemos “Apple Scruffs”, una canción simplísima, ligera, nada seria, en la que George canta sobre la “Pelusa de Manzana”, como llamaban a las fans (no groupies) que prácticamente acampaban afuera de Apple con la esperanza de platicar o tomarse una foto con alguno de los Beatles. Es muy simple, apenas dos acordes con mínimas variantes y una armónica jugueteando. Es parte del sentido del humor de George, del tipo que ya había demostrado con algunos temas del White Album, para que vean que no sólo tenía una faceta seria y trascendente.

Enseguida tenemos “Ballad Of Sir Frankie Crisp (Let It Roll)”, otra canción muy básica, con Buena melodía y un pianito y teclados muy monos, pero sin mucho más. La canción es linda, etérea, pero carente de recursos, y si acaso vale la pena por la hermosa combinación que logran esas guitarras lejanas y los pianos durante la intro-puente. Ah, y la escalita descendente al final de los versos. Es algo muy sencillo, pero absolutamente bello. Hay algo barroco, algo Procolharumiano en los sonidos… la letra es una especie de tributo a Sir Frankie Crisp, quien era un lord en la época Vitoriana y que fue dueño de la mansión llamada Friar Park en la que vivía Harrison en ese tiempo. Spector intentó convencerlo de que la canción era bella pero la letra evitaba su potencial comercial, pero George se mantuvo firme y la letra quedó como la había planeado originalmente.

Sigue “Awaiting On You All”, una piecita pop, quizá más del estilo de las Chiffons que el mismo “My Sweet Lord”. Es una pieza ligera, divertida, que muestra a George jugando a ser Paul con melodías adictivas y lights, aunque en las letras esta vez si se nota más aguerrido en su crítica a la Iglesia, en la que no se tienta el corazón. No es mala, pero tampoco es de las sobresalientes, y la producción es terrible. El exceso de instrumentación para algo tan simple y la carga de eco es tal, que prácticamente sepultan la voz. No es mala, pero quizá es de las mas flojas.

Con “All Things Must Pass” regresa al máximo nivel. Esta es otra excelsa balada, que los Beatles palomearon para las sesiones de Get Back, pero nunca grabaron formalmente. Aquí está su primer aversión de estudio, con un gran piano llevando la canción, teclados aterciopelados cubriendo el fondo, guitarras slide  haciendo sonidos como de gaviotas, y una sección de vientos que esta vez funciona muy bien al no aplastar el resto de instrumentación. Las melodías nuevamente son brillantes y los coros, sobre todo, son adictivos. Todo suena muy equilibrado, logrando una atmósfera encantadora, como de una brillante y gloriosa mañana. Las letras no son un reproche a la ruptura, aunque muchas de las canciones del disco parecen serlo. Es más bien un canto de esperanza, de no depender de lo material y pasajero: “All things must pass, None of life's strings can last”. Suena más que resignada, comfortante, y si no era una referencia a la disolución del cuarteto, se nota que su filosofía no lo iba a dejar meterse en una depresión o en una guerra de palabas con sus excompañeros.

Luego tenemos “I Dig Love” otra broma kármica de Harrison. No es más que un jugueteo con cuatro tonos, haciendo escalas ascendentes y descendentes. Luego hace también juegos de palabras y tiene algunos slides sencillos pero buenos. Juraría que es Ringo en la batería, que suena muy bien, pero la verdad no estoy seguro. En fin, es inofensiva, y otra muestra del sentido del humor de George.

Con “The Art of Dying” siempre me parece más que estoy oyendo una canción de Clapton y sus Dominoes. Lo más probable es que la guitarra sea de Eric y que la banda de soporte sean efectivamente lo que después conformaría Slowhand como los Dominoes para su siguiente proyecto. La apertura es espectacular con la guitarra llena de wah y distorsión, y luego la impresionante sección de vientos y un bajeo colosal. La línea del bajo durante los versos es super cool, y George esta vez suena oscuro y casi amenazante. El trabajo de guitarra en general es para babear, con un gran riff en el puente del 1:40 y el falso final al 2:10 para iniciar de nuevo la espectacular secuencia de la intro y un requinto incendiario, que definitivamente debe ser Clapton. Una letra igualmente oscura, esta vez con referencias a la muerte y la reencarnación, con líneas sobrecogedoras como “As nothing in this life that I've been trying, Could equal or surpass the art of dying, Do you believe me?” Gran canción, que se sale un poco del estándar de George, pero que sorprende para bien.

Luego está “Isn’t It A Pity (versión 2)”, que es más lenta, minimalista y atmosférica que la original del primer disco, aunque en la sección media también le agregan el arreglo orquestal, con todo y un solo de flauta. Dura unos 3 minutos menos que la versión 1 al no tener la extensa coda. También es linda, pero no se compara al magnificencia de la otra.

Enseguida tenemos “Hear Me Lord”, con otra atmósfera Claptoniana, que no me deja de recordar las mutuas influencias que tuvieron, como la rola “In The Presence of the Lord”. Un buen trabajo de piano de Preston. Letras muy espirituales, con una coda gospeliana y la guitarra vibrando de fondo hacia el final. Es buena, pero también queda un poco por debajo de las destacables.

 

Después de esta canción seguimos con el tercer disco, que como les mencionaba, se llama “Apple Jam” haciendo un juego de palabras con “improvisación” y “mermelada”. Ja! Las canciones son jams de la más alta calidad, con los diferentes músicos luciéndose en lo que saben hacer y creando una muralla sónica impresionante, sobreponiendo o escalonándose con solos de gran nivel.

 

Arrancan con “Out Of The Blue” y una de las guitarras más distorsionadas del disco. Esta es una de las piezas más largas, con más de 11 minutos, pero de verdad que vale la pena el viaje mágico-cósmico-músical con el excelso trabajo de cada uno. A mí incluso me parece que esta pieza es tan buena que amerita ponerla en rojo con grandes guitarras, teclados y solos de sax. Sólo cierren los ojos y déjense llevar por esta montaña rusa musical.

Luego está “It’s Johnny’s Birthday” que es una payasada basada en “Congratulations”, con el grupo emulando una atmósfera de feria y Spector jugando con las velocidades de la cinta, hasta terminar cantando como las ardillitas. Dura menos de un minuto, por lo que la broma resulta inofensiva.

“Plug Me In” es otro jam mas rocker y desordenado, basado en la línea de bajo y sobre la cual se agregan los demás instrumentos. Divertido, rápido y fresco. Se puede sentir a los músicos divirtiéndose de lo lindo, sobre todo George y Eric, alternándose por momentos con las guitarras. Ah, y no olvidemos a Dave Mason de Traffic, son 3 guitarras líderes aquí! Y dura poco más de 3 minutos, por lo que no resulta tan pesada.

“I Remember Jeep” tiene un riff principal sobre el que se asienta el resto de los instrumentos, incluyendo ese desaforado pianito boogie de Preston. Escuchan esa batería bombástica, con una maestría digna de un pulpo como Ginger Baker? Ah, pues es porque ES Ginger Baker. Al bajo tenemos a Klaus Voorman intentando jugar con las escalas. La guitarra no se sale demasiado de su patrón, pero suena bien. Luego le empiezan agregar sonidos estelares dignos de Pink Floyd y el jam. Es algo desordenado, y sí, 8 minutos son excesivos, pero escuchar los 8 brazos de Baker es una delicia, aunque sea palomeando a lo loco.

Y cerramos con “Thanks for the Pepperoni”, que captura una atmosfera de Rockabilly, rindiendo homenaje a los precursores del R&R de los 50’s, incluyendo una intro ala “Roll Over Beethoven” y el pianito que evoca a Jerry Lee Lewis en su estado más salvaje. Mason se incorpora de nuevo al estelar de 3 guitarras y en general el jam es muy divertido y con un soberbio trabajo de guitarra.

Con esto finalizamos la edición original de 1970. Pero por si no tuvieron suficiente, la edición de CD remasterizado del 2001 tiene algunos temas y versiones alternas que no alcanzaron a entrar en el disco triple original.

“I Live For You”, una hermosísima balada, con ciertos aire country y una formidable guitarra a cargo de Peter Drake. George la retomó para el relanzamiento y la trabajó con su hijo Dhani durante el 2001, agregándole una nueva batería, coros y detallados para esta versión final. Simplemente hermosa, no entiendo cómo le pareció que desentonaba con el disco original.

“Beware of Darkness” en su versión “Anthology” jajaja. Es el esqueleto acústico de la versión definitiva del disco, dando una impresión de unplugged como lo hicieran con varios de los temas que nacieron en la India y que terminarían formando el White Album. Increíble la intensidad y vibra que George puede darle sólo con una guitarra y voz. No queda muy detrás de la versión maquillada de Spector. De hecho, en ocasiones me gusta más.

“Let It Down” también en su versión acústica, con buenos arreglitos de la segunda guitarra, y que resalata la parte del crescendo en que George canta el título.

“What Is Life” en una versión previa ala definitivo, aunque se parece bastante. Esta toma no tiene voz y se aprecia mejor el trabajo instrumental. Uno sabe que la aprecia cuando se encuentra a si misma cantándola en lugar de Harrison, jajajaja.

Finalmente, y por esta sí que vale tener la nueva edición, está “My Sweet Lord (2000)” con un arreglo totalmente nuevo, incluso la voz la grabó en su totalidad en el 2000, y ya se le nota un poco mermada la garganta. El riff es el mismo, pero con efectos más de sitar, y un sonido más cristalino y puro. Me gusta bastante, y esta fue la versión que se convirtió un trancazo mundial cuando nuestro George murió pocos meses después. Era un visionario. Este fue su último legado, y definitivamente su voz desde el Nirvana al que llegó fue totalmente reconfortante al mundo que lo lloraba. Recuerdo que se me inundaban los ojos cada que empezaban los primeros acordes de esta versión, pero luego me decía: “Pero si es lo último que él quería, mejor sonrío y canto a todo pulmón con él”. Este es su legado, esta es la paz que quería para nosotros.

 

En fin, un disco triple increíble, de un gran mood, que no se hace pesado, salvo tal vez en Apple Jam si no están acostumbrados a vivir esas improvisaciones. Como él mismo dijo, fue dejar salir todo lo que tenía guardado de la época de los Beatles y demostrarse a sí mismo de lo que era capaz de hacer. Y bueno, quedó probado que era otro genio eclipsado, pero con la misma capacidad que sus contrapartes en el aspecto compositivo. Y quizá en lo vocal no tenga el nivel de John o Paul, pero al menos aquí se los lleva con la emotividad que canta. Un disco sincero, espiritual, o mejor dicho filosófico. Es muy profundo en el aspecto lírico, pero a la vez es humilde. No busca enjaretarnos ninguna creencia o religión, sino hacernos vivir a través de la música lo que George vivía con su ideología. Y hacerlo sin sonar pedante es realmente muy difícil.

El álbum es hermoso, sincero, de fácil escucha y con una cantidad de canciones de gran nivel que muchas bandas en todo su catálogo jamás alcanzarían. Sin duda el mejor disco de un Beatle solista. El único problema acaso es que Harrison sentó un precedente tan alto y tan perfecto, que jamás lo igualaría y terminaría opacando sus propios discos posteriores. Sobra decirlo: Un Must Have!

Por Corvan 

7/Nov/2011

 

 

 

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