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AL FINAL DE ESTE VIAJE (Silvio Rodríguez, 1978)

Artista: Silvio Rodríguez (A)
Fecha de Grabación: 1978
Fecha de Lanzamiento: 1978, CUB
Discográfica: EGREM
Productor: Pedro Orlando
Calificación:
10 (MUST HAVE)

 

Era: Trova y Cantautores (1970-???)

Subgénero: Trova y Cantautores 

Mejor Canción: Usté escoja, todas son excelentes!

Canciones: ) Canción del Elegido; 2) La Familia, La Propiedad Privada y el Amor; 3) Ojalá; 4) La Era Está Pariendo un Corazón; 5) Resumen de Noticias; 6) Debo Partirme en Dos; 7) Óleo de una Mujer con Sombrero; 8) Aunque No Esté De Moda; 9) Qué Se Puede Hacer Con El Amor; 10) Al Final De Este Viaje.

 

No se puede dar una calificación más alta a este disco porque no la hay. Siendo Silvio uno de los poquísimos músicos que clasifico como A y teniendo un disco absolutamente perfecto, este se convierte en un trabajo fuera de serie y absolutamente imprescindible, uno de los mejores discos no recopilatorios de la historia. Diría que es el mejor disco del cubano, pero el “Silvio” de 1992 para mí está prácticamente a la par.

Para los que no están muy familiarizados con Silvio, este viene siendo su equivalente al “Blonde On Blonde” de Bob Dylan, con la ligera diferencia de que Rodríguez, además, hace una gala magistral en ejecución de guitarra y canto, ámbitos donde Dylan está en pañales en comparación. Si, ya me estoy esperando las mentadas, pero es la pura verdad. Y si no lo conocen, pues es el mejor disco para empezar a adentrarse en la inmortal obra de este gran músico.

Para los que sí lo conocemos, podríamos irnos con la finta y creer que es un “Grandes Éxitos”. Lo es en cierta forma ya que casi todas las canciones se han vuelto en clásicos imprescindibles, son de las más conocidas del cantautor, las más queridas por los fans y básicas en sus conciertos. Además fueron escritas en un lapso de 10 años, muchas cuando estaba en ese mítico viaje en el “Playa Girón”, pero que no había tenido oportunidad de grabar hasta ese momento. Pero no es un recopilatorio de discos anteriores, sino un disco de estudio inédito (salvo 3 temas que se editaron antes en España), y uno de los pocos donde Silvio aparece solo con su guitarra, mostrando una técnica que lo coloca entre los mejores guitarristas acústicos del mundo, y eso es lo que lo hace un disco enorme. Me explico: Paco de Lucia y Ottmar Liebert pueden ser mejores guitarristas clásicos, pero les sería imposible cantar, o intentar siquiera meterle letras a sus ejecuciones. Bob Dylan es reconocido como uno de los mejores letristas que existen, e incluso logra algunas buenas melodías, pero respecto a canto, su voz nasal no es precisamente hermosa. No es que la de Silvio sea angelical, pero alcanza tonos altísimos y maneja una delicadeza casi siempre al borde del quiebre, imposibles para Mr. Zimmerman y para el 90% de los mortales. Y por otro lado la técnica en la guitarra del buen Bob es muy burda y arcaica a comparación de los complejísimos arreglos de los que es capaz Silvio.

Si conjugamos una lírica digna de colocarlo entre los grandes poetas del siglo XX, unos arreglos de guitarra rapidísimos, complicadísimos y muy creativos, y además le metemos una voz educada, no precisamente celestial, pero alcanzando tonos a los que muy pocos llegan, todo esto hecho por un solo hombre… pues tenemos que reconocer que estamos ante uno de los músicos más completos de la historia. Así de simple. Y este es uno de sus mejores trabajos.

Además, el hecho de que sea un disco tan desnudo hace que resalte más. Aquí es Silvio y su guitarra. Silvio y su poesía. Silvio y su canto. Y nada más. No hay pianos ni fastuosas orquestaciones en absoluto. Vaya, ni siquiera alguien que toque un pandero o un cascabel. Y no es que los arreglos de otros discos estén mal, es imposible pensar en la belleza de “En el Claro de la Luna” sin ese dramático piano, pero aquí parece que las canciones son perfectas como están, cada nota, cada arpegio, cada guitarreo se bastan para vestir las canciones de manera detallada. Silvio no requiere de nadie más para crear uno de los mejores discos de la historia, y eso es algo que ninguna otra persona sobre la faz de la tierra puede presumir.

Así, este segundo disco oficial (tercero si contamos el Cuando Digo Futuro, que sólo se lanzó en España), es más minimalista, pero a la vez más complejo en cuanto a la tremenda técnica de guitarra, y es el disco que más resalta las virtudes y maestría de Silvio con las 6 cuerdas. El hecho de prescindir de otros músicos, a diferencia de su debut, quizá fue influenciado por el viaje en 1976, enlistado en las Brigadas internacionalistas cubanas a la Guerra Civil de Angola. A ese viaje fue junto a Vicente Feliú, mientras que Pablo Milanés no pudo acompañarlos por problemas administrativos. Silvio y Vicente no combatieron propiamente, sino que fueron a dar apoyo moral a los soldados con su música, hecho que después retrataría en “La Guitarra del Joven Soldado”. Aunque no estuvieron fuera de peligro, e incluso en un par de ocasiones estuvieron cerca de la muerte en emboscadas. El caso es que este hecho demuestra que Rodríguez no era un mero hablador, sino que verdaderamente estaba comprometido con sus ideas y sus letras. Además, el que estuviera varios meses tocando la guitarra junto a Feliú, pero sin sus compañeros multiinstrumentistas del EGREM, supongo que le dieron la confianza necesaria para terminar de grabar un disco sin ayuda alguna.

Y a pesar de ser únicamente el autor con su guitarra, es capaz de crear por sí mismo una diversidad increíble de arreglos, texturas, estados de ánimo, llevándonos desde la anecdótica “Óleo de Una Mujer Con Sombrero”, la dramática “Ojalá”, la esperanzadora “Al Final De Este Viaje”, la durísima “La Familia, La Propiedad Privada…”. Todas estas canciones no sólo siguen vigentes y pareciera que fueron escritas ayer, sino que lo más sorprendente es que valen para todo Latinoamérica, y acaso a todo el mundo, haciendo un canto universal y absoluto. Por eso no me canso de oírlo, y debiera ser una escucha obligada para todo ser humano que se digne de serlo.

 

El disco abre con “Canción del Elegido” que acaso sea la canción que menos me gusta del disco. El arpegio es muy dulce, dando un efecto ascendente y descendente, más complejo de lo que parece. La letra es un tanto ambigua, y muchas veces se ha dicho que habla del Ché o de Fidel, pero el mismo Silvio después aclararía que está dedicada a Abel Santamaría, hermano de Haydeé Santamaría, quien fuera presidenta de La Casa De Las Américas. Haydeé en parte fue responsable de esa generación de oro en todos los ámbitos artísticos y culturales en la Cuba de los 70’s. Abel fue compañero de Fidel Castro en el asalto al Cuartel de Moncada. Aunque no es de mis favoritas (no sé exactamente porqué no me convence), reconozco que tiene una construcción lírica hermosa, sutil, muy acorde a los arpegios, y retratando escenas más bien duras y referentes a las batallas que enfrentó Abel con metáforas delicadas y suaves. Pero insisto, no es de mis favoritas.

Sigue “La Familia, La Propiedad Privada y el Amor”, que es unas de las canciones de Silvio que deben estar en mi top 10 for ever, y por un tiempo incluso fue mi preferida. La primera parte entra un tanto discreta, con arpegios rápidos y una voz suave, pero construyendo una gran tensión… “Cuando se hayan dos balas sobre un campo de guerra…”, luego entra a un puente donde aumenta el dramatismo “Que prediga el amor…” donde Silvio demuestra que no se necesita una banda entera para llevar una canción al límite, y de inmediato la hace reventar con ese excelso coro “Tuuuuú, tenias lazos blancos en la piel…”, alcanzando tonos casi imposibles en cada “tú” y haciendo a estas alturas un guitarreo ya frenético. La canción tiene constantes cambios, y para cuando regresa a los versos, Silvio ya perdió la delicadeza arpegiada con que abre la canción, y la mantiene en un dramatismo delicioso. Líricamente es uno de los trabajos más bellos de Rodríguez, un retrato de la humanidad, quizá su canción más universal y a la vez personal, ya que comenta una gran cantidad de escenas con las que uno se puede identificar de mil maneras “Tu, tenías precio puesto desde ayer…” “Tu, sentada sobre el miedo de correr…” “Qué diría Dios, si amas sin la Iglesia y sin la ley…” Impresionante la manera en que conjuga tal cantidad de imágenes, símbolos de la historia, haciendo de paso una crítica feroz a la guerra de Vietnam, a los tabúes de la Iglesia, el divorcio, el amor juvenil… Esta es de las pocas canciones de Silvio que podía tocar yo solo, bajándola uno o dos tonos, y en ocasiones realmente me llegaba a conmover demasiado interpretándola.

El disco continúa con “Ojalá” que es tal vez la canción más famosa de Silvio. A pesar de estar archirequemada, y de que en el último concierto al que fui, el cantautor la interpretó prácticamente como diciendo “ahí les va para que no estén moliendo toda la noche”, no se puede negar su grandeza. La figura del arpegio que va disminuyendo en la última cuerda es ya mítico, un excelso trabajo de guitarra que requiere una gran velocidad y técnica, conjugando ese arpegio endemoniado con un guitarreo que va tomando cada vez más intensidad, haciendo las transiciones con una gentileza sorprendente. La canción inicia casi como un susurro en tono muy alto, con la voz al límite y a punto de romperse, de pronto se vuelve un canto rabioso y casi agresivo. Y todo con una sola guitarra. La letra siempre ha generado debate sobre a quién va dirigida, por su contenido críptico. Muchos decían que iba a la dictadura chilena; muchos afirman que los versos “A tu viejo gobierno / de difuntos y flores” eran una referencia a México por la dictadura priísta y el culto a los muertos. Yo siempre pensé que era de esas canciones de doble filo, una canción política disfrazada de amor que podía ir dirigida incluso a Fidel. La verdad es que “Ojalá” es una canción de amor sin dobles intensiones dedicada a una tal Emilia, el primer amor de Silvio, a quien conoció a los 18 años cuando él estaba en el ejército. Emilia era cubana, no mexicana por lo que la frase de “A tu viejo gobierno / de difuntos y flores” debió haber sido a alguna confidencia personal que sólo ellos conocen y no una referencia al priísmo mexicano. Lo de la dedicatoria a Pinochet también se descarta ya que la letra fue escrita mucho antes del golpe de estado que lo llevó al poder. En fin, gran canción sin duda. Un poco sobrevalorada a mi gusto, y que eclipsa joyas aún más grandes, pero no por ello deja de ser una pieza inmortal en cuanto a música, ejecución y letra y es una de las que el público jamás le perdona en los conciertos.

Después llega “La Era Está Pariendo un Corazón”, canción que escribió al día siguiente de la muerte del Ché Guevara, el 8 de Octubre de 1967. El Ché influyó muchísimo en toda esa generación de jóvenes cubanos, y sin duda la noticia de su asesinato fue resentida por todos ellos, pero particularmente por Silvio, quien le hizo varias canciones. Aunque de manera más velada, y más que ser un canto de guerra como “Fusil Contra Fusil” se trata de un réquiem dolido y emotivo que fue hecho originalmente para un colectivo de Casa de las Américas. La lírica críptica está llena de hermosas imágenes, una tras otra, haciendo un poema conmovedor en la que el mundo entero se retuerce de dolor al perder a un hombre de tal tamaño, que se fue a luchar por patrias que no eran las suyas, dejando las comodidades de “la casa y el sillón”. La voz va creando una cierta tensión hasta que revienta en la luminosidad de ese espectacular y pegajoso coro, que siempre resulta de los más coreados en los conciertos. La música es sencilla en apariencia, pero crea una atmósfera majestuosa que no podría quedar más ad hoc. Así va creando grandes arreglos y desplegando creativos recursos, desde las cuerdas que puntea-jala al inicio hasta el frenético guitarreo de los coros que suena velado bajo la voz y parece sencillo a simple oída, pero esos guitarreos con destiempos son dificilísimos de ejecutar cuando se canta a la vez, y con un bajeo que yo diría que es de alguien más, pero no me sorprendería que fuera él mismo. Enorme, enorme.

Con estas cuatro canciones que abren el disco terminan las que fueron editadas en el Cuando Digo Futuro, lanzado en España y casi imposible de encontrar hoy en día, siendo “La Familia, la Propiedad Privada y el Amor” la única de ellas que no se incluyó en dicha placa.

Sigue “Resumen de Noticias”, una canción más personal, donde Silvio se da el lujo de criticar a sus críticos y desnudarse como figura pública que ya era en Cuba. De paso aprovecha para hacer sutilmente una autocrítica, y darle algunas cachetadas con guante blanco al régimen y los presos políticos. Algunas frases son de antología: “Aunque se dice que me sobran enemigos, todo mundo me escucha, bien quedo cuando canto”. La guitarra suena muy básica, esta vez no hay adornos ni arpegios, simplemente la rasguea de un amanera simplista, pero esa manera básica resalta la crudeza lírica. La palabra para definir esta canción sin duda es Ironía. Y demuestra que también es maestro en ella.

Continuamos con “Debo Partirme en Dos”, que hace honor a su nombre. Esta canción la escuché por primera vez en un recopilado y no le prestaba demasiada atención al inicio. Lo único que me quedaba retumbando era ese pegajosísimo estribillo de “Te quierooooo mi amor, no me dejes soloooo” y la primer impresión es que era una canción de amor. Pero poniendo atención a la letra resulta ser una canción de amor metida en una crítica rabiosa a sus seguidores. O mejor dicho, ese pedazo melosísimo es una sátira que le funciona a Silvio para decir que no va a caer en esos clichés y prefiere las canciones de guerra, las canciones que hacen pensar, lo que tiene contenido y sustancia, a pesar de que ello no le traiga “favores de chicas bonitas”. Esta es su declaración a la petición de sus seguidores de partirse en dos temas, unos los que prefieren sus canciones de amor, y otros los que prefieren la lengua afilada y la poesía política, concluyendo con que jamás va a volver a hacer canciones huecas y melosas. Por supuesto que no cumpliría esa promesa, pero las canciones de amor de Silvio trascienden los clichés, y a partir de entonces generalmente se volverían en canciones realmente profundas. Musicalmente es muy curiosa. La parte melosa lleva un arpegio simplón e igualmente pegajoso que el estribillo. Pero el resto es más oscura y compleja, con un ritmo colérico en partes, con un puentes con excelsos bajeos como al 1:40 y básicamente una multiparte con cambios y destiempos. Pero esta canción no sólo incluye multipartes, sino que, de hecho, la canción se divide en dos canciones distintas encajadas para lograr el propósito del autor. Lo cual demuestra que además este tipo es exageradamente astuto.

Después llega la archifamosa “Óleo de Mujer con Sombrero” que prueba lo que les comentaba de la canción anterior. Esta rola es una canción de amor que se sale de lo común, y que además forma parte de una trilogía de canciones pictóricas, aunque las otras dos nunca fueron lanzadas. Silvio nunca ha dado una interpretación a la canción, pero menciona a Chagall como autor del cuadro. El pintor no tiene ningún cuadro con ese título, pero tiene numerosos cuadros de bodas, y en Cuba “sombrero” también se interpreta como marido. Una interpretación que no es mía, pero con la que concuerdo basado en esto es que Silvio se enamoró de una mujer comprometida que nunca se atrevió a corresponderle: “Los amores cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan allí”. Esa mujer no lo amó por cobardía, según Silvio, y él mismo se confiesa “No bueno”. Al final revela que “Entonces lloraba por mí, y ahora lloro por verla morir”, haciendo una analogía entre la boda y la muerte definitiva de ese amor imposible. En fin, una interpretación que insisto, no es mía, pero me cuadra un poco entre lo anecdótico de la rola. La guitarra nuevamente se esfuerza al máximo con arpegios raudos y nada sencillos, sobre todo cuando se intenta cantar en un tono tan alto y por la carga emocional que debió tener. No es de mis favoritas personales, pero entiendo perfectamente que los estadios se la exijan a Silvio en cada presentación. La duda que queda al aire es: Cómo serían las otras dos canciones de temas pictóricos?

Enseguida está “Aunque No Esté De Moda”, otra canción de amor, de desamor, o quizá de un amor más intelectual que cayó en la rutina y en la que pide volver al salvajismo, al ímpetu del enamoramiento. La lírica nuevamente pasa de una crudeza que duele a una delicadeza sublime. Y la guitarra va siguiendo esos cambios de manera excelsa, resaltando cada estado de ánimo, siendo una extensión de la voz y las letras como pocas veces. Esta canción contiene una de los versos que más nos mueven a Hiz y a mí: “Te quiero salvar, haciendo revolución desde tu cuerpo de cristal”. Ese verso, ese verso es infinito... Y en lo personal hay otro que me mueve mucho y que seguido me encuentro tarareando sin pensarlo: “Algo nos está pasando, ayer apreté el interruptor de encender la luz y encendí el sol”, lo cual interpreto como el no dejarse atrapar en la rutina, el seguir dejándose sorprender por las cosas comunes, aunque no esté de moda. Rodríguez otra vez atrapa con la diversidad de cambios y recursos que usa, metiendo ganchos con los cambios de ritmo, la letra, la manera en que resalta versos y palabras. Este es un poema universal, no sé si al amor, si al desamor, si a la soledad en pareja, pero al final ese “algo nos está pasando” deja un hoyo enorme en el estómago.

Viene luego “Qué Se Puede Hacer Con El Amor”, que es tan burda en guitarra que hasta yo la pudo tocar, pero igual, la tengo que bajar de tono para alcanzar la voz. Esta es otra de las que más me llegan y que considero entre mis favoritas aunque no esté considerada entre los clásicos. La intro es muy rítmica y luminosa, y se irá repitiendo a manera de coro a lo largo de la canción, siendo este quizá el único punto débil de la canción, ya que si llega a sonar un poco cansino a la tercer repetición. Pero los versos son tremendo, llevándonos de esa alegría del intr-coro a una cierta oscuridad o tono pesimista, encajándole cada vez más sonidos más luminosos y cargados de esperanza hasta rematar ligándolo con el coro sin que la transición suene brusca. La lírica es para levantarle un monumento, y me gusta casi tanto como “La Familia…” El primer verso comienza en la Habana, y retrata un amor infantil. Lo increíble es como em´pieza en ese tono desolado y mientras va haciendo una transición lenta hacia la parte rítmica y alegre, las letras también van dando una mayor esperanza, van llevando a esos amores hacia un “no me importa el resto del mundo si tengo un amor”, que a fin de cuentas es el tema de la canción. La segunda estrofa empieza en España, hablando de dos amantes a los que no les importa las acusaciones de la Iglesia por su amor ilícito. El último representa al mundo, y es quizá uno de los más impresionantes y ciertamente universales de Silvio:

 

“El mundo, día de un año,

cuantos amantes se dan la mano

sin ver distancias

ni cercas, ni mares, ni largos años

frente a los prejuicios se ven hermosos

y dicen que al fin

nunca llegan tarde

para que un amor los haga dichosos

y así dan cuenta de un buen amor."

La guitarra, como ya mencionaba, es más burda, pero el guitarreo es complicado, y en sí la conjunción de todo, letra, voz, guitarra, logran vaivenes deliciosos creación de tensión, cambios de tonos sombríos a explosiones jubilosas, y en sí, la construcción general de esta canción es una verdadera obra de arte.

“Al Final De Este Viaje” no podía ser más adecuada para cerrar el álbum. Aquí Silvio regresa a un delicadísimo trabajo de guitarra, intercalando rápidos arpegios y arañas espectaculares con un ritmazo que le va dando fluidez a toda la canción, contrastando con el tiempo semilento con que canta la mayor parte. La guitarra vale la canción por sí misma, y recomiendo ir escuchando primero el instrumento detenidamente, disfrutarlo, dejarse sorprender por la cantidad de recursos que usa este hombre y no distraerse con la letra. Después den otra oída enfocándose al trabajo lírico, que en el álbum va cerrando con pinceladas de esperanza después de tener momentos más bien pesimistas, o más bien realistas. Aquí no se pierde el realismo, pero Silvio enfrenta a la muerte “al final de este viaje) con bravura, y sin miedo, pues lo hecho en vida debe bastar para hacer historia y ver a la muerte de frente y sin miedo. En cierta forma es otro homenaje al Che Guevara “Al final de este viaje en la vida quedarán nuestros cuerpos tendidos al sol como sábanas blancas después del amor”.

 

Un disco gigantesco en todo sentido. Si su debut ya merecía un 10, éste lo reafirma como músico-genio, y es el disco que lo catapultó a ser una figura de culto en toda Latinoamérica filtrándose poco a poco en todos los países y generándole una legión de fans que ha durado varias generaciones. Estas canciones siguen siendo de las más queridas por la gente, y el público sigue esperando ver a Silvio sólo con su guitarra, sin más músicos, tal cual aparece en este disco. Es difícil que un grupo logre una obra tan perfecta en todos sentidos, sin un solo relleno, y donde prácticamente todas las canciones deberían estar marcadas en rojo por la construcción tan detallada de cada una. Además de que el disco, a pesar de haber sido compuesto en un lapso de 10 años, logra cierta unidad, teniendo la humanidad como tema central, y por ello sigue siendo tan vigente, sonando tan fresco como el día en que fue lanzado. Es difícil que un grupo haga algo tan perfecto, pero en este caso es obra de un solo hombre, lo cual tiene más mérito.

En fin, esto no es rock, es trova, pero como ya había dicho, están emparentados por su esencia revolucionaria, y este disco no podía serlo más. Ya para terminar, el “Al Final De Este Viaje” no sólo es uno de los discos que más admiro y respeto, es quizá de los que más amo y que más me han dejado escucha tras escucha. Un Patrimonio Histórico… Un Must Have, y mi más grande recomendación para todos ustedes.

 

 

Por Corvan 

7/Jun/2010

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