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AVALANCHA (Héroes Del Silencio, 1995)

Artista: Héroes del Silencio (C+)

Fecha de Grabación: 1995

Fecha de Lanzamiento: Septiembre de 1995, ESP

Discográfica: EMI

Productor: Andrew Jackson & Bob Ezrin

Calificación: 9 (DISCO ICÓNICO)

Era: 90's Rock En Ñ: La Era de Oro

Subgénero: 90's Rock En Ñ: La Era de Oro

Mejor Canción: Opio y poco atrás, Iberia Sumergida

Canciones: 1) Derivas; 2) ¡Rueda, Fortuna!; 3) Deshacer el Mundo; 4) Iberia Sumergida; 5) Avalancha; 6) En Brazos del a Fiebre; 7) Parasiempre; 8) La Chispa Adecuada; 9) Días de Borrasca (Víspera de Resplandores); 10) Morir Todavía; 11) Opio; 12) La Espuma de Venus.

 

Este disco fue un trancazo enorme, al menos de éste lado del Atlántico, haciendo total honor a su nombre. Los primeros dos discos de Héroes habían tardado en prender por acá, pero por fin El Espíritu del Vino comenzó a filtrarse rola por rola. Para 1994 Héroes del Silencio ya sonaba en la radio comercial de Rock, y por entonces había un montón de buenas estaciones del género por todos lados, ya que había música de buena calidad para aventar. Así, cuando salió este álbum, Latinoamérica ya estaba endiosada con Héroes del Silencio, con una cantidad de temas que, al menos en México, sólo los hacía comparables con Soda Stereo y Caifanes. Y si a eso sumamos que “La Chispa Adecuada” se programó incluso en estaciones usualmente románticas y melosas que rara vez pasaban Rock, bueno, tenemos un disco que cimbró al continente. No sé realmente la reacción que tuvo en España, allá ya eran LA banda, y tenían ya un fuerte impacto en gran parte de Europa, pero en América fue EL disco de Héroes, el que nos llevó a sus primeros álbumes. Recuerdo que de pronto todas sus canciones de todos sus discos pasaban mañana, tarde y noche.

Al menos de este lado del charco, es y sigue siendo el disco más famoso y emblemático de la banda. Que sea el mejor es otra cosa. Yo en lo personal prefiero los dos previos. Me pasa algo curioso con algunos discos que resultan ser emblemáticos. Casi nunca resultan ser mis favoritos, pero seguido sucede que traen mi canción favorita de la banda. En el Peppers, “A Day In The Life”; en el The Wall, “Comfortably Numb”, en el LZ III (que no es el favorito de la mayoría), “Since I’ve Been Loving You” y así. Ojo, que no estoy comparando a Héroes con estas bandas, simplemente estoy tratando de decir que no es mi disco favorito, pero trae mi canción favorita de la banda. Y no; no es “La Chispa Adecuada”, sino “Opio”.

La cuestión es que suena a Héroes, pero a la vez suena distinto. Entiendo a los que dicen que este es su disco favorito del grupo: es el más rockero; tiene una producción mucho más definida, con productores de talla mundial como Andrew Jackson y Bob Ezrin (quien trabajó con Floyd, Alice Cooper, Peter Gabriel y Lou Reed, por nombrar algunos), que le dan un sonido aún vigente, lejano de la producción ochentera de los discos previos; Valdivia se vuelca a la escuela Hardrockera de los 70’s y hay riffs para aventar; hay ciertas influencias Grunge, es el álbum más potente; Tiene esa explosividad que nos quedábamos esperando en los discos previos.

Peeeeeeeero, (siempre hay un pero), a pesar que trae algunas de las mejores canciones del catálogo de Héroes, hay algo que cambia, y no precisamente para bien. No sabría definirlo. Las canciones funcionan a la perfección individualmente, pero no se siente un disco tan consistente, hay algunas canciones que coquetean más francamente con el pop, algunas que se sienten ligeramente sobreproducidas, y otras simplemente muy medianas a pesar de la furia… Si les quitas las capas y capas de guitarras y fuzz, algunos son simples temas pop. No sé, la producción suena demasiado norteamericana, muy Grungera, y se pierde ese toque Iberoamericano, algo fuera de lugar. Quién te entiende Corvan? En discos previos pedías a gritos que dejaran los ecos cristalinos y metieran a fondo el overdrive, y ahora que lo hacen te quejas de ello? Si ya sé. Simplemente creo que no se puede suplir el talento compositivo con decibeles, y “Días de Borrasca” es un claro ejemplo. Suena a Soundgarden, no a Héroes del Silencio.

A eso le sumamos la incorporación oficial de Alan Boguslavsky, que a pesar de ser mi paisano, no estoy seguro de que encaje en el formato de Héroes. Una segunda guitarra da soporte y libertad total a Juan para lucirse, pero por momentos satura demasiado. De-ma-sia-do! Además de que creo que fue un punto de discordia al interior del grupo, no por su carácter, sino por generar desencuentro entre Juan y Enrique, que se disputaban como nunca el control creativo. El Avalancha tomó además a Héroes en un mal momento personal. Fue grabado en Londres y Los Ángeles, manteniendo al grupo lejos de sus familias. Se supone que en este lapso, Bunbury tuvo un fuerte rompimiento amoroso con Benedetta Mazzini (descrito dolorosamente en “La Chispa Adecuada”), y se sumió aún más en las drogas fuertes. El rumor es que por estas fechas empezó con la heroína. Esto supuestamente haría que los choques con Juan por el control creativo se hicieran más frecuentes y más fuertes. La fama y las drogas harían que Enrique perdiera algo de piso. Letras más crípticas, que algunos acusan de ser plagios directos de los poetas malditos, y una imagen sospechosamente semejante a la de Jim Morrison, imitando las danzas chamánicas y trasladándolas a poses de torero, el peinado, gestos, los pantalones de piel…

Creo que ESE es el punto de retroceso en este disco. La banda pierde humildad, y eso se siente en el álbum. Se alejan un poco de su esencia, y hacen un disco algo pretencioso, copiando imagen y sonido de otras bandas, añadiendo más guitarras y sacrificando su propio estilo en el camino. No por eso es un mal disco, y no se les puede culpar tampoco por no estancarse en una misma fórmula, pero en mi personal punto de vista, no está a la altura de las dos joyas previas. No tiene esa espontaneidad y frescura. Algo en las notas suena forzado, artificial.

El disco abre con “Derivas”, un enigmático track de menos de un minuto, con sonidos de fondo, pero es básicamente Valdivia jugando con 3 o 4 acordes muy lentos y atascados de un delay y tremo, que intenta sonar místico, supongo. Es corto, es inofensivo realmente. Pero ya habían intentado temas cortos con mejores resultados como “El Refugio Interior” o “Bendecida II”. Aquí, como digo, son 3 o 4 tonos lentísimos, por lo que realmente no se puede decir que sea experimental. Y tampoco sirve de Intro a “¡Rueda, Fortuna!” ya que son diametralmente opuestas. No es malo, pero no tiene función alguna, por lo que queda como simple relleno. La pudieron haber ligado como intro de cualquier otra canción pero parece agregada simplemente para aumentar el tracklist.

Se imaginan el trancazo que hubiera sido que el disco arrancara directamente con el rugido de “¡Rueda, Fortuna!” ? Quizá la función de “Derivas” era precisamente evitarnos un infarto con este pateatraseros. “¡Rueda, Fortuna!” es un track potentísimo, salvajísimo, al más puro estilo de la escuela clásica del Hard Rock, que hubiera estado genial para abrir el disco a la Zeppelin. Power Chords, un riff demoledor que recuerda a Ritchie Blackmore, una batería apocalíptica, un bajeo incisivo, y una voz profunda con un fraseo extraño y rabioso, sin importar la métrica ni las rimas. Algo en la voz de Enrique recuerda a Morrison, no les parece? El puente es más melódico y pegajoso, rematando con el estribillo y ese grito de puma repitiendo el título a todo pulmón. No dan descanso, no dan respiro ni tregua. Al 2:50 Juan Valdivia se discute con un gran solo que está en la frontera entre el Hard Rock y el Metal, mejorando con cada nota, hasta que regresamos al coro y terminamos con las guitarras haciendo feedback. Letras retóricas, a manera de preguntas filosóficas sin respuesta, destacando a mi gusto la línea con la que abre: “¿Acaso no todo tiempo futuro será mucho mejor?”. Un pedazo de canción, cuyos únicos detalles son esa especie de desorganización métrica en los primeros versos (suena muy forzada) y no ser la primera del disco.

Continuamos con “Deshacer el Mundo”, otra buena canción, con los típicos punteos a dueto entre Valdivia y Cardiel. Aquí se nota ya la guitarra de Boguslavsky; de hecho son 3, una punteando, otra con un sonido crujiente de fondo, y una más haciendo esporádicas incursiones con tremo y arreglitos blueseros, y que estalla en el coro con un buen slide. Bunbury hace un espectacular manejo de tensión, llevando la intensidad en base a pura voz, y reventando en los estribillos, nuevamente mucho más melódicos y pegajosos “Te he dicho que no-miiires atráaaaaaas, porque el cieeelo no es tuyooOOoo”, en el que además hay espectaculares overdubs de no sé cuántas voces bunburianas. Al 2:40 tenemos el quiebre instrumental con una cascada de notas, cambio de tiempos y regresamos rápido a los versos cuando se antojaba uno de esos solos capaces de romperte el alma. Bueno, llega un poco después, al 3:20, y es impresionante, aunque me parece que se pierde el momento adecuado. Aún así, Juan hace tremendas escalas por todo el brazo de su guitarra con un solo fuerte y emotivo, que refleja la misma furia de la voz, en uno de los mejores requintos de su vida. Letras demasiado crípticas, que pueden significar mil cosas, pero que logran buenas imágenes. Recuerdan a Baudeliere… o a Morrison. Entiendo si incluso me dicen que es su favorita del disco, y la combinación de guitarras es impecable, pero, no sé, este es un ejemplo de las que me parecen un poco pretenciosas, un poco pop en su estructura...

“Iberia Sumergida” arranca con Juan experimentando con ruidos de su guitarra a la Hendrix. Queda la guitarra rugiendo como un motor de motocicleta acelerando, y luego ese tamboreo primitivo de Andreu. La armónica interpretada por Enrique aumenta esa sensación antigua y desoladora, para entrar poco después con el riff principal, salvaje, mítico, haciendo un diálogo con la armónica para una de las Intros más espectaculares de Héroes. El beat se acelera para cambiar el riff a uno más fluido, y la voz entra por fin al 1:30 “Amanecíiii con los puños enterrados…” La rabia de Bunbury se percibe desde la primer nota, una canción furiosa contra la corrupción de España que se había destapado en esas fechas. “Iberia Sumergida” es una metáfora a una España en crisis por los pésimos manejos del gobierno, mostrando la impotencia: “Y la venganza es un trasto tan inútil…” La vas a rescatar para estas fechas Enrique? El estribillo es enorme, enorme, contagioso, imposible de no unirse a ese grito de guerra “Este es mi sitio y esta es mi espina…” Un grito rebelde, de dolor, un reconocer que tu país está en una crisis enorme, pero la amas a pesar de ello y no saldrás huyendo a otro lado…  Me suena tan conocido y familiar, no sólo por lo que pasa actualmente en la Madre Patria, sino porque es también el pan de cada día en México, y me atrevo a decir que en la mayoría de Latinoamérica. Compartimos esa espina: “Y conozco cuál es tu camino, de memoria, descreo de la razón de la mayoría, y sus abrazos propietarios”. Instrumentalmente es perfecta, no se puede describir la potencia y rabia que generan los instrumentos, es algo que hay que oír y dejar que se te filtre en la piel. Una canción épica, monumental, que debe estar entre mis 5 o 6 favoritas de la banda, de las mejores del Rock en Español, y una letra que no sólo mantiene su vigencia, sino que trasciende fronteras y océanos...

Siguiendo en plan grande, tenemos “Avalancha”, con otro riff elegante y potente, incendiario, que de nuevo recuerda la vieja escuela del Hard Rock. Después de la intro majestuosa y que rinde honor a su nombre, entran los versos, más pausados en un medio tiempo, bajando la intensidad, y en el cual el bajeo de Joaquín es el que luce tras la voz de Enrique, entre los Power Chords, que van retumbando lentos y espesos. La letra arranca con una línea de antología: “La locura nunca tuvo maestro…”. De nuevo hay una sensación de enojo, de protesta, aunque la letra es más críptica y no estoy seguro si esta vez es política, o una simple queja al conformismo, a la rutina. El coro es demoledor, simplemente el título de la canción y el disco, gritado de manera alargada, hecho específicamente para los estadios. De hecho el mismo Bunbury sobrepone un montón de voces que ya de por sí suponen una invitación al singalong para el infeccioso coro. Al 3:25 se repite la potente intro, y van construyendo de nuevo la tensión, elevando la potencia con los grandes redobles de Andreu (aquí se nota más el avance de la producción, la batería suena profunda, sin los ecos de los discos previos). Una coda apocalíptica, con Enrique repitiendo esos “Avalanchaaaaaaaaaaaaaaaaaaa”’s una y otra vez, mientras al fondo suena una especie de coro de sonidos alternativos (suena muy pearljamiano) y para cerrar con el riff de la intro. Ufff! Otra de las grandes de Héroes!

Enseguida está la primer balada, “En Brazos de la Fiebre”, para dar un poco de equilibrio y bajar algo la intensidad del disco. Que arranca con una guitarra acústica, con ese sonido limpio de las cuerdas de nylon. Al fondo una guitarra eléctrica sin efecto alguno va haciendo rasgueos en contrapunto. Enrique canta con un fraseo rítmico, más calmado, recordando sus mejores trabajos ya como solista. Para el estribillo entra la batería con un ritmo tranquilo, con los platillos cascabeleando dulcemente, y una guitarra empieza a hacer slides agridulces. Letras aún más crípticas, que bien vistas pudiera ser la primer letra de Bunbury a la heroína, (como “Encadenado a Ti”, ya de solista), pero no estoy seguro. Ya hacia el 3:20 entra una guitarra más oscura y potente, haciendo un requinto sombrío que se alarga hasta la nota sostenida con que termina la canción.

“Parasiempre” es un tema más rápido, con un riff machacón y de corte más alternativo, con reminiscencias grungeras. Para la segunda estrofa se escuchan unos susurros de Enrique en tono malévolo. El problema es que los susurros están ecualizados muy alto y distraen mucho de la línea principal, opacándola un poco. El Estribillo es bueno, pegajoso, simple, básicamente repitiendo el título. No me fascina. Lo más interesante acaso sería esa especie de presagio, que titularía la última gira de la banda antes de la ruptura… “Parasiempre, no hay nada parasiempreeeeeeee…”

Continuamos con “La Chispa Adecuada” una hermosísima balada que inicia con notas hindús de sitar chisporroteando, para luego dar paso a un precioso arpegio de guitarra acústica con cuerdas metálicas, que creo que ya es parte del subconsciente Iberoamericano. La guitarra parece soltar una lágrima con cada nota, y es uno de los riffs sobresalientes de Valdivia, que generalmente no se toma en cuenta por no ser tan potente, pero es quizá su riff más hermoso y complejo, que comprende los 4 tiempos completos. Grabaciones y loops lejanos. El sitar sigue apareciendo al fondo, haciendo su sonido de vía láctea eventualmente. Enrique inicia con los místicos versos, cantados con una emotividad que rompe el corazón, haciendo hermosas y complejas metáforas sobre el desencuentro, el rompimiento, la búsqueda de un consuelo en medio de la desolación tras la ruptura con Benedetta Mazzini. Viene el puente, donde entra la sección rítmica, y regresamos otra vez a los versos, para después irnos ahora sí directo al coro, que suene donde suene, siempre obliga a más de una voz a sumarse: “No sé distinguir entre besos y raíces, no sé distinguir lo complicado de lo simple...” para después irnos al que quizá sea mi verso favorito de todos los que ha escrito Enrique Ortiz de Landázuri Yzarduy “Y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar”. Uff. Se podría escribir una tesis de esta línea, del título. Cuál es “La Chispa” que hace que las cosas ardan? La combinación vocal e instrumental, la emotividad, la tristeza, la impotencia, la rabia en esa apocalíptica coda que contrasta con el inicio tranquilo… todo es perfecto. Creo que lo que más me mueve es la sinceridad. Aquí Enrique no tiene poses, está cantando por sí mismo, y se siente, te contagia sus sentimientos, te puede llegar a romper, y más de uno habrá chillado cantando esta canción en una borrachera. No, a pesar de ello no es mi canción favorita de Héroes. El problema es quizá la sobreexposición que ha sufrido. Esta canción no sólo salió en estaciones de Rock, sino en las de pop, en las románticas, en todos lados! Mañana, tarde y noche. Me la tuve que aprender en guitarra porque me la pedían en mi etapa trovera en los Cafés. Así que terminé harto de ella durante mucho tiempo. Aún un poco, pero sería injusto no reconocerla como la rolototota que es y no marcarla en rojo. Otro problema es que me recuerda un poco a “Stairway to Heaven”, estrictamente en el sentido de la sobrexposición y en el formato, empezando con un complejo círculo acústico y tranquilo, y terminando con una coda brutal, capaz de partir al mundo. Supongo que precisamente por eso Juan evitó un requinto.

“Días de Borrasca” inicia con sonidos orientales, una flauta hipnotizándonos antes de que caiga la cascada de notas en arpegio, con cierta carga de eco, recordando el sonido anterior del grupo, hasta que Cardiel entra con un malévolo bajeo, crea una rápida tensión, y Andreu remata cuando la batería entra con un ritmo endiablado. Una intro demoledora. Hasta aquí queda la canción. Bunbury canta con una melodía floja y con una entonación terrible, que hace que no se lee entienda nada. Guitarrazos y más guitarrazos, que esta vez me recuerda más al Glam metal de los 80’s. La combinación de guitarras esta vez me parece más efectista que efectiva, tratando de suplir la creatividad con distorsión. No es tampoco mala, pero sí me parece algo promedio respecto al inicio del disco.

Luego está “Morir Todavía”, aún peor. Este es el peor tema completo del disco, sonando demasiado débil, melodía floja y demasiado pop. Las guitarras cero imaginativas, simplemente soltando power chords a lo loco, y hasta Enrique canta con cierta desgana. Acaso Pedro Andreu hace una buena labor, pero me parece uno de los temas que evitan el 10 del disco.

Afortunadamente sigue “Opio”, una canción que fue creciendo y creciendo hasta convertirse en mi favorita for ever and ever de la banda. Una rola en medio tiempo, con la que regresan al a simplicidad compositiva, armando una estructura sencilla, pero magnificente, con cambios tonales muy melódicos, y otro riff de antología, complejo, lento, pero más potente, con cierta oscuridad, y no atino a saber si Valdivia logra ese tremendo efecto usando un tritono o sobreponiendo guitarras con Daniel. No sé, pero tiene un aire remoto, frío, místico, maligno y majestuoso. Siguiendo las comparativas con Zeppelin, me causa el mismo efecto que el de “No Quarter”. Y luego la voz. Uff y recontrauff! Esa impostación en medio tono y otra ligeramente desfasada en una octava más grave me vuela la cabeza. Versos oscurísimos, donde bajan la intensidad, y empiezan esas imágenes extrañísimas, que uno no atina a saber si se refieren a las drogas o si se refiere a algo más, ya que Bunbury nunca habla directamente de algo, al menos en esta etapa. La canción fluye deliciosamente, como humo de leche, con las guitarras crujiendo y el bajeo retumbando como metrónomo,  hasta llegar al enorme estribillo, y esa otra línea enorme que quedó para la eternidad: “Las cosas más triviales se vuelven fundamentales…” nuevamente con varias voces de Enrique sobrepuestas, creando como oleadas, para luego irnos al riff que se extiende ligeramente con adornos, formando una especie de requinto. La canción va jugando con intensidades, sin reventar realmente, manteniendo una tensión constante, exquisita. Las guitarras se entretejen en los versos y la voz parece unirse al juego con ese efecto oscuro. Un pequeño break instrumental al 3:50 en que Juan se queda sosteniendo la rola con arpegios llenos de eco, un segundo de silencio y regresamos: “esquirlas de aire, arcano indescifrable…” cerrando con pinceladas hindús en las últimas líneas, antes de irnos a la coda con un estribillo más hasta que se va diluyendo en un fade out. Es una canción perfecta, exquisita, que combina claroscuros, sencillez en la estructura, gran melodía, armonías muy cuidadas en los oberdubs, tremendo manejo de tensión y una guitarra cuidada hasta el más mínimo detalle. Y quizá lo enigmático de la letra la embellezca aún más, con esa cantidad de imágenes que significan todo y nada. Para mi la pieza cumbre de Héroes del Silencio, su Canto del Cisne.

Cerramos con “La Espuma de Venus”, una balada atmosférica, con predominio de sintetizadores. El resto de la instrumentación es discreta, una guitarra pinteando notas tímidamente, el bajo marcando los cambios de tono y una batería adormilada, haciendo una gran primera parte. Me gusta esta sección lenta, llena de melancolía, y con guitarras que recuerdan a Gilmour. Al 2:50 el teclado hace un arreglo raro, un redoble, y pareciera que el cielo escampara. Cambian a tonos mayores, meten un beat y se van a un estribillo muy comercial y alegre que echa a perder esa trabajada melancolía que habían construido meticulosamente. Luego regresan a la estructura inicial, pero el coro ya hizo su labor destructiva. La letra es relativamente buena. En ocasiones algo cursi. Pero es en sí un cierre decente para el disco, que nos deja con una grabación de voces lejanas, como una mujer hablando por teléfono algo indescifrable...

Un gran disco. Tiene algunas de las mejores rolas de Héroes, fue el de mayor éxito comercial y el de mejor producción, que lo mantienen aún con un sonido vigente. Juan Valdivia se destapa por fin con todo su potencial en la guitarra, logrando algunos de sus mejores riffs y sus mejores requintos, sonando más potente, con mucha mayor distorsión, más cercano a la escuela setentera que a los arpegios y punteos llenos de eco de los ochentas. Entiendo los que digan que éste es su disco favorito del grupo, y no se los voy a rebatir. A mi punto de vista, así como hay muchos grandes temas, sobre todo en la primera mitad, también hay canciones medianas e incluso por debajo del promedio, sonando muy pop, aunque vestidas con mucha distorsión y letras crípticas para hacerlas sonar cool.

Creo que esa es la gran diferencia. Si al Senderos de Traición y El Espíritu del Vino, le metes más distorsión y mejoras ligeramente la producción, como hicieron en la última gira y en la última reunión, explotas el potencial de las canciones, las mejoras aún más, pero en sí ya son excelentes como están, están perfectamente bien compuestas y armadas. Si al Avalancha le quitas la cuidada producción y las toneladas de distorsión, muchas de las estructuras de las canciones no dan el ancho. Las marcadas en rojo podrían ser tocadas con un pianito playschool y seguirían siendo buenas, pero el resto del disco tiene altibajos. Con todo y es un gran disco, eso nadie lo niega. Tras el tremendo éxito, la banda se metería en un gigantesco tour que los desgastaría aún más, y culminaría con el intempestivo rompimiento de la banda, sin dar mayores explicaciones, dejando un mito, y un enorme hueco en el mundo del Rock en Español que nadie ha podido llenar, ni siquiera Bunbury como solista. Un clamor silencioso de millones de fans durante 10 años los obligó a volver, a reunirse para un último tour en 2007 para despedirse como era debido, con apenas unas cuentas fechas. Una reunión definitiva se antoja imposible, además de inútil. Podría empañar el mito de estos Héroes de Leyenda...

Por Corvan 

9/Nov/2012

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