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Coming Up (Suede, 1996)

Artista: Suede (D+)

Fecha de Grabación: Dic ’95 – Jun ‘96

Fecha de Lanzamiento: 2 de Noviembre de 1996, UK

Discográfica: Nude

Productor: Ed Buller

Calificación: 9.5 (DISCO ICÓNICO)

Era: Brit Rock (1991-???)

Subgénero: Brit Rock (1991-1998)

Mejor Canción: Trash, o Beautiful Ones, o She, o…

Canciones: 1) Trash; 2) Filmstar; 3) Lazy; 4) By The Sea; 5) She; 6) Beautiful Ones; 7) Starcrazy; 8) Picnic by the Motorway; 9) The Chemistry Between Us; 10) Saturday Night.

Y bien, tras el Dog Man Star, Bret Anderson apenas se estaba curando de la indigestión llamada Justine Frischmann, cuando se le vino otra llamada Bernard Butler. Como ya vimos, su contraparte creativa en la banda terminó largándolos (o lo largaron, aún no está claro) en plenas sesiones del segundo disco. A pesar de que el Dog Man Star recibió buenas críticas y a posteriori sería aclamado como un disco de culto, su temática oscura y la densidad de sonidos, dio por resultado un tremendo fracaso comercial. Por si fuera poco, 1994-95 fueron acaparados por la guerra mediática entre Blur y Oasis, mientras que Elastica y Pulp también dominaban los charts. Es decir, todos parecían estar disfrutando de la ola del Brit Pop, menos sus creadores…

Anderson terminaría aceptando que dejar que se fuera Butler fue la mayor estupidez de su vida. Pero lo cierto es que la banda estaba quebrada, y en estudio era imposible trabajar juntos. La mayoría dio por muerto a Suede. Sin embargo, en algún punto Brett recobró energía y decidió rearmar lo que sería una segunda versión de la banda. Inició el proceso de selección de un nuevo guitarrista y se supone que audicionaron a más de 500 aspirantes. Ninguno de ellos capaz de llenar el hueco de Butler, a quien la prensa británica ya consideraba un genio de las 6 cuerdas. El destino metió su cuchara. Richard Oakes, un fan de diecisiete años, mandó un casette con grabaciones suyas interpretando rolas de Suede al club de fans, sin mucha esperanza. Richard no sólo grabó las partes de guitarra, sino todos los instrumentos. En el club de fans debió gustar bastante la cinta, ya que de algún modo se lo hicieron llegar a Mat Osman. Anderson llegó al departamento de Mat precisamente cuando estaba escuchando ese casette, y lo primero que pensó es que era un demo antiguo del cuarteto. En realidad, prácticamente esa fue la audición de Oakes, quien fue contactado de inmediato. Cuando los conoció en persona, no se intimidó, sino que tocó lo mejor que pudo. Su seguridad fue clave “Creo que puedo aportar bastante a la banda”. Era el primero que escuchaban con el que podían seguir adelante sin perder su sonido. Le llamaron al día siguiente para integrarse a la banda, para pasmo del muchacho, que los veía como unos dioses. 

El tecladista Neil Codling fue el último en integrarse a la nueva alineación, a finales de 1995, ya que el grupo consideraba que las canciones que estaban comenzando a escribir para el nuevo disco necesitarían teclados. Su adhesión al grupo fue más ordinaria, al ser primo de Simon Gilbert, el baterista. La nueva alineación sería básicamente una nueva banda, con un sonido algo distinto, y que tendría que comenzar prácticamente desde cero tras los dos años perdidos. Pero por otro lado, tenían poco que perder. La partida de Butler y el fracaso comercial del Dog Man Star habían dejado a la banda sin mucho crédito y nadie se hacía demasiadas expectativas.

Anderson sí que las tenía, y para empezar, tenía muy claro que iba a hacer un polo opuesto al Dog Man Star con su nuevo álbum. Quería un disco lleno de éxitos, temas más digeribles, 10 potenciales sencillos brillantes y pegajosos, de forma que se encerró por días a escuchar temas de 3 minutos de T. Rex y David Bowie y bandas de los 60’s para nutrirse de ideas.

Bernard Butler despreciaría a su reemplazo adolescente llamándolo “un clon sin talento”. Sin embargo, Richard pronto empezaría a demostrar que no sólo era capaz de copiar las intrincadas estructuras de Butler, sino de crear sus propias genialidades. La primer muestra fue “Together”, escrita por Oakes, y que saldría como Doble A junto con “New Generation”, a inicios del ’95, y en la que ya muestra una poderosa guitarra. Neil Codling, por su parte, estaba contemplado para ser músico de soporte, pero encajó de maravilla en la banda. “Es una canción de Suede encarnada”, diría Brett. Además,  empezó a contribuir con los teclados, con las palmas, haciendo coros, de forma que pronto se ganó un puesto fijo, regresando a la formación de quinteto que no tenían desde la salida de Justine. Su primera aparición en público fue en Enero del ’96, en una tocada para el club de fans.

Las sesiones de grabación iniciaron en Diciembre del ’95, con su productor de cabecera, Ed Buller. El disco inició con el nombre de trabajo Old People Make Me Sick, y desde el inicio, Buller entendió lo que los chicos querían, así que estuvo muy involucrado agregando esos parones y arrancones, las palmas, agregando lalalás… Además, Buller aceptaría que la razón por la que el Coming Up suena tan bien es porque se involucró al mínimo en el proceso de mezcla, haciéndolo sólo en dos canciones. Dave Bascombe sería el encargado de mezlcar las otras 8, lo cual trajo oídos frescos, subiendo el sonido de la guitarra y sintetizadores, mucho eco en la voz, y ocultando un poco la sección rítmica, lo cual le dio más frescura en su momento, pero hoy hace que suene ligeramente fechado… Ehrr… nunca lo había pensado realmente, pero sí, los 90’s también tienen un sonido peculiar, y este disco es una muestra de ello.

La banda, pues, estaba totalmente enfocada en hacer un disco corto y lleno de joyas pop. “Just Ten Hits”, era el lema de trabajo. Fue además bastante democrático. Mientras que los dos discos previos fueron liderados por Anderson y Butler, dejando poca opinión a Osman y a Gilbert, aquí Anderson permitió que todos colaboraran. Las letras también se volvieron más directas, aunque sin dejar del todo la oscuridad e ironía de Anderson. Es como si hubieran dicho: Nosotros inventamos este género, vamos a enseñarles a estos idiotas como se hace. Así pues, está lleno de pasajes descriptivos de la decadente juventud británica. Mientras que Pulp gritaba que los inadaptados son unos perdedores, para Anderson los marginados o rebeldes que no iban con la corriente eran los ganadores. Aclarando un poco, Jarvis Cocker también defiende a los marginados, pero lo hace desde una perspectiva satírica y material: "We want your homes, we want your lives, we want the things you won't allows us", mientras que Anderson lo hace desde una perspectiva más individual.

Las primeras canciones fueron “Lazy” y “By The Sea”, que eran temas que estaban escritos de años atrás. La leyenda urbana dice que Mat Osman llegó a casa de Richard Oakes a jugarle una broma. Tocó la puerta y cuando apareció, le dijo sin más “Si no nos escribes un sencillo que llegue al top ten, te voy a dejar una pierna muerta”. Oakes no durmió toda la noche trabajando en riffs, y llegó al día siguiente con una canción cuyo nombre de trabajo sería “Dead Leg”. El tema derivaría en “Beautiful Ones”, que sería uno de los más grandes éxitos de la banda, por lo que afortunadamente, Mat no tuvo que cumplir su amenaza.

El disco les tomó 9 meses en estudio, pero contrario a la insoportable tensión que vivieron con el Dog Man Star, dirían que fue un tiempo muy divertido, con sesiones relajadas. Incluso los ejecutivos de Nude estaban entusiasmados! Así, completaron 10 temas de tremenda calidad, pegajosos, brillantes, llenos de ganchos, increíbles melodías, con letras más alegres e irónicas. Para el título, Brett quería algo que reflejara el momento, algo a la “Lázaro”, que mostrara el regreso de entre los muertos. Una tarde estaba en su sofá viendo Sky News y salieron las palabras “Coming Up” parpadeando en colores brillantes. Era simplemente perfecto…

El disco fue una aplanadora y se fue directo al número uno de las listas británicas. Nadie los vio venir. Pronto vendería medio millón de discos en Reino Unido, más que sus dos discos previos juntos. Se fueron de gira por el norte de Europa y pronto el disco era un trancazo mundial, vendiendo 2 millones de copias y con “Trash” como uno de los temas del verano del ’97. El disco lanzaría 5 sencillos de éxito. La mitad de sus temas! No sólo habían regresado, sino que lo habían hecho con más fuerza que antes. El único lugar del planeta en que el disco no vendió, fue en Estados Unidos, que estaba aún embobado con Blur, Oasis, y una canadiense que en ese momento la rompía, llamada Alanis Morissette. A la fecha, el Coming Up ha vendido en USA la ridícula cantidad de 60,000 discos, pero a nivel global, sería el álbum que finalmente encumbraría a Suede y los colocaría con el tiempo como uno de los pilares indiscutibles del Brit Rock.

El disco arranca con “Trash”. Desde el primer segundo uno se da cuenta del radical cambio de dirección de Suede hacia un pop glamoroso, con ese disonante pero encantador riff de guitarra y teclados etéreos dominando, de manera agridulce, y creando el primero de los muchos ganchos que se prenderán de tu cerebro por semanas. La canción, coescrita por Anderson y Oakes, comenzó con el nombre de trabajo de “Pisspot”. Aún siendo un demo, uno de los directivos de Nude se paseó por el estudio y quedó impresionado, por lo que de inmediato llevó el cassette a que lo escucharan en la cúpula de la disquera: “Tienen que escuchar esto”. La melodía de Brett es simplemente celestial. Es una combinación de Marc Bolan con David Bowie noventerizada y cargadísima de energía: “Maybe, maybe it's the clothes we wear, The tasteless bracelets and the dye in our hair”. Cada inflexión está cuidadosamente calculada, el tono nasal, los falsettos, todo crea un verdadero parque de diversiones melódico de principio a fin: “But we're trAAAaaaAAAsh, you and me…” simplemente intoxicante, y la manera en que remata los estribillos en agudos: “It's in everything we dOOOOoooooOOO...” dejando un breve silencio antes de reventar de nuevo von el riff y el siguiente verso. Ni Macca pudo haberlo hecho mejor. Si Oakes ha hecho espectaculares arañitas toda la canción, al 2:20 hace un sencillo pero espectacular solo, sosteniendo notas con un gran sentido melódico, para irnos enseguida a otro estribillo. Las letras hablan de esas personas que no encajan en ningún lado, que no siguen moda y son considerados “basura” por los tipos populares. Lo hace con imágenes mucho más directas y brillantes. En particular la de “Cellophane sounds” me encanta. A la vez parece regresar al anglocentrismo del Brit Pop. No hace una referencia en especial, pero en general todo tiene un aura londinense, una niebla cargada de neón, sólo que mucho más dinámica y glamorosa que antes, aunque es fácil identificarse. La canción es muy simple, pero poderosa, mágica, envolvente. Es de esas maravillas que una sola vez que escuchas, no puedes olvidar nunca, y que te pone de buenas a pesar de tener matices agridulces. Quizá no es la mejor rola de Suede, pero es la que más significado tiene para mí, ya que es capaz de transportarme directo a 1997. Sería atinadamente el primer single del disco, el de mayor éxito del grupo en su historia, y la punta de lanza que le abrió paso al álbum a la cima. Además en vivo es una canción masiva. Brett detiene a la banda a mitad de la canción, grita: “What we are”, levanta el micrófono, y el estadio lleno ruge: “TRAAAaaaAAASH!”

Sigue “Filmstar”, que arranca con una batería bombástica de Gilbert. Oakes agrega un poderoso riff descendiente, y crean una atmósfera más cargada y densa, semilenta. Es básicamente la antítesis de “Trash”, musical y líricamente. Brett entra cantando con ena melodía entrecortada y pegajosa, en subeybajas. El estribillo mantiene el ritmo lento, pero Codling le da un efecto de brillo psicodélico:

What to believe in, it's impossible to say?

What to believe in when they change your name,

wash your brain, play the game again, yeah, yeah, yeah

Aquí hablan del extremo opuesto del primer track, criticando la vida de las estrellas, su vida glamorosa y vacía. Una pedrada a los Gallagher y Albarn? También tiene ganchos al por mayor, como el Puente al 1:40, con el bajeo elástico de Osman y esos “Auuuuu’s” La canción es una muestra de que a pesar de que siguen haciendo temas más tendientes al pop, Brett no deja el tono ácido y crítico en las letras. Sería el 5to single del disco, llegando al número 9 de los charts, con lo cual todos los sencillos se colaron al menos al top ten.

Luego tenemos “Lazy” con un medio tiempo y una atmósfera perezosa, en el buen sentido, haciendo juego con las letras. Oakes hace una gran intro, terminando con una nota alargada que deja todo en suspenso, hasta que entran con ese ritmo juguetón y semilento. Anderson se sigue mostrando como un maestro de la melodía, con la voz nasal y cargada de eco. Richard aquí va replicando con su guitarra la línea vocal, pero agregando notas aquí y allá a placer, mientras el bajeo saltarín queda un poco oculto en la mezcla. Brett aprovecha para crear pinceladas de la efervescente clase media británica de mediados de los 90’s, lanzando sus dardos entre líneas irónicas: “Barking mad kids, lonely dads, who drug it up to give it some meaning”, mientras que en el estribillo se deslinda de todo eso y lanza como mantra que solo quiere tirar la flojera. Quién en su adolescencia no se identificaba con esto? Al minuto 2 Richard hace una especie de riff-solo con mucha distorsión mientras escuchamos de fondo unos coros muy T.rexianos. Lazy era de los temas que tenían guardados desde la época del debut, y sería otro de los singles del Coming Up.

“By The Sea” es una preciosa balada, también desempolvada del ’92. Arranca con un piano melancólico y notas adoloridas de guitarra al fondo. Brett básicamente arma la primera parte de la canción con su emotiva interpretación, con voz menos nasal, pero igual llena de eco. Siempre parece estar cantando en una cueva, lo que le da una dimensión etérea a todo el álbum. Al 1:30 entra el resto de la banda, de manera discreta, dejando que teclados y voz sean las figuras. Este tema fue el responsable de que Neil Codling se integrara al grupo, ya que fue de las primeras que empezaron a trabajar y Brett tenía claro que iba a ser una balada con base piano. Neil hizo un papel sublime con ese elegante y emotivo piano que le ganó un lugar fijo. No sé si son las letras originales del ’92 o Brett las retrabajó, pero parecieran estar dedicadas a Justine y a Bernard:

She can walk out anytime, anytime she wants to walk out, that's fine,

She can walk out anytime, anytime she feels that life has passed her by,

And when I start my new life I won't touch the ground,

I'm gonna try hard this time not to touch the ground

Cambiando el “She” por “He” en la segunda vuelta. Para la coda logran un espectacular crescendo, y cierra con Anderson repitiendo “it's by the sea we'll breed… into the sea we'll bleed”

Cambiamos el mood radicalmente con “She”, que arranca con una batería machacona, una guitarra incisiva y esos fabulosos ganchos desde el inicio “Uhh –Uhh UHHH”. Es un tema lento, pero se siente majestuoso, con las guitarras saturando, unos teclados con efecto de violín dramáticos, esa manera en que Anderson canta cada “SheeEEEeee” y los La, la la´s de fondo. La guitarra es espectacular aquí, sobre todo en los estribillos, donde remata con un efecto de sierra haciendo un exquisito vibratto el último instante. Pero sin duda Codling se lleva las palmas con esos teclados a la James Bond, que sobresalen al final, mientras el resto de los instrumentos se difuminan. Es uno de mis temas favoritos del disco y me parece increíble que se dieran el lujo de no lanzarlo como sencillo.

Viene enseguida “Beautiful Ones”, el tema por el que Richard salvó una pierna. Ja! Ya en serio, las arañitas que hace al inicio y el efecto que le carga a la guitarra son muestra de que no era un simple imitador de Butler. Lo que hace este chico de 17 años en esta rola es espectacular, y bien podría haber sido un tema instrumental sin perder su fuerza. Pero Anderson agrega otra de sus melodías tóxicas, cantando de manera entrecortada en los versos y dando una cátedra de ganchos. En los estribillos cambia de golpe el ritmo vocal a uno más pausado, alternando La la la lá’s. Luego viene un puente al minuto 2, donde agrega ooo ohh, falsettos, gritos histéricos, na-na’s, wo-who’s, hacen parones y arrancones, y cierran con la coda entera con los pegajosos la la la la’s y la guitarra espejeando la melodía. Es una verdadera maestría de cómo hacer un tema pop de menos de 4 minutos. La letra es un irónico y despiadado ataque a la generación que comenzaba a caer en el consumismo, pero entre líneas alcanzo a  ver también críticas a la música electrónica que comenzaba a cobrar fuerza por esas  épocas: “High on diesel and gasoline, psycho for drum machine, shaking their bits to the hits.” Sería el segundo single del disco, llegando al #8 de las listas.

Continuamos con “Starcrazy” que tiene una incendiaria intro de guitarra y en la que Gilbert se discute en la batería con todos los recursos que usa. Sin embargo el tema nos muy fuerte. La melodía es más plana y hay menos ganchos. Incluso el estribillo no es TAN pegajoso. Me gusta como lo remata Brett en falsetto mientras Richard hace esas pequeñas disonancias en guitarra. Sin embargo me parece que no es tan fuerte como los otros temas y que el disco cae ligeramente a partir de aquí.

Después de esta saturación de guitarras, se agradece que venga otra balada. “Picnic by the Motorway” le baja a los decibeles, la voz entra apenas con una guitarra acústica muy al fondo, y sonidos de olas. “I'm so sorry to hear about the news…” canta melancólicamente. Al minuto, Gilbert da un tarolazo y marca la pauta para que entre toda la banda, creando una atmósfera de ensueño, con la agridulce guitarra punteando durante los versos y cambiando a arpegios en los estribillos. Al 2:25 viene un puente con un conmovedor teclado. La canción es linda, pero es demasiado larga, llegando casi a los 5 minutos, por lo que al final comienza a sonar algo repetitiva.

“The Chemistry Between Us” mejora tras el pequeño bache. Una Hermosa balada, donde nuevamente los arreglos de cuerdas en teclado llevan un papel clave. Brett hace una gran melodía que colma de ganchos y recursos. Oakes esta vez suena más discreto con un guitarreo, pero hace un soberbio solo al 4:15. La letra es muy rara:

Oh, Class A, Class B, is that the only chemistry?

Oh, Class A, Class B, is that the only chemistry between us?

Dice el estribillo. Anderson tendría que aclarar que es sobre el vacío que crean las drogas, al juntarse con gente con la que no tiene nada en común, salvo el colocarse con químicos. La canción es hermosa, pero se extiende por más de 7 minutos, volviéndola algo excesiva. Pudieron cortar tras el solo, o recortar un par de minutos en la parte media si querían conservar la hermosa coda de cuerdas.

El disco cierra con “Saturday Night”, una linda balada con más recursos que el track anterior. Los arpegios de entrada son preciosos, y de nuevo se enfocan en crear una atmósfera de ensueño, con una melodía muy pegadiza. Habla desde la perspectiva de un chico que ve a su novia, cansada tras la semana en la oficina y la rutina, y haciendo planeas para salir la noche del sábado para divertirse un poco. El estribillo es simple, pero como azúcar para el oído: “Oh, whatever makes her happy on a Saturday night”. Para la coda vuelven los típicos recursos del Brit Pop, con “Ohhh’s” y “la la lá’s” mientras el disco se difumina. Sería el tercer single del álbum, que alcanzaría el #6.

En fin. El disco no alcanza en la segunda mitad el nivel de la primera. Quizá le faltó distribuir un poco mejor las canciones, no dejar la mayoría de las baladas al final y aprovechar la potencia y dinamismo de los temas que abarcan el inicio. Con todo, no hay relleno en sí, y es un disco impresionante, que muestra que se puede hacer pop no sólo inteligente, sino brillante. Suede se convertiría en el grupo a seguir durante ese año, acaparando la atención de los medios y encabezando festivales por todas partes. En sí el Coming Up sería una especie de manifiesto en más de un sentido: “No estamos muertos”, “Nosotros lo inventamos y nosotros les vamos a enseñar cómo hacerlo”, y “No necesitamos a Butler para hacerla en grande.” Y vaya que la hicieron! El disco sería el primer encuentro para muchos que estaban muy jóvenes cuando lanzaron en debut o que no conocían el Dog Man Star al haber recibido tan poco aire. Las radios se llenarían de los temas de Suede, y “Trash” se convertiría en el Soundtrack de la vida de muchos jóvenes durante ese verano del ’97. Yo incluido. Quizá no sea tan profundo como el Dog Man Star, pero es la muestra de que una misma banda podía dar giros de 180 grados y seguir sonando genial. Por ello, es aún considerado como parte de esa trilogía inicial infaltable de Suede.

 

Por Corvan

12/May/2017

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