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JOAQUÍN SABINA, Gira Lo Niego Todo (2018)

Febrero 10, 2018

Auditorio Telmex, Guadalajara, Jal

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es curioso que, siendo Joaquín Sabina el artista que más veces he visto en vivo (4, empatado con Silvio), no tuviera una reseña de concierto. Debo mencionar que en cada vez ha sido muy diferente, desde la primera vez en el pequeño Teatro Galerías, presentando su Dímelo en la Calle de manera muy minimalista, íntimo y Folk, con apenas las guitarras y arreglos de sus dos inseparables compañeros musicales. O en la explanada de la FIL, siendo el evento estelar, con un escenario y un público mucho más grande, pero sin presentar disco, con tiempo reducido y enfocándose en sus más grandes éxitos. Esta vez fue diferente. Presentaba un disco nuevo, el escenario era el Auditorio Telmex, con capacidad para 8,000 personas, y presentó un espectáculo más elaborado, con mayor producción y mucho más rockero. Ésa es una de las cualidades de Sabina, que puede adaptarse con total naturalidad al foro, puede ser un trovador guitarra en mano o convertirse en Rockstar. Ningún escenario le queda ni chico ni grande.

 

Antes de continuar con el concierto, es necesario detenerme un poco con sus 2 más recientes discos. Uno es el Lo Niego Todo, lanzado en 2017. Creo que ya lo había mencionado en las recomendaciones del año, pero sin ahondar demasiado, debo decir que entre más lo escucho, más me gusta, y no sólo es uno de los mejores discos del 2017, sino que está al menos al nivel del Dímelo en la Calle, del ya lejano 2002. No falta algún tema flojo, pero trae muchos de gran nivel que no dudo que pronto sean nuevos clásicos. El otro es el en vivo, 500 Noches Para una Crisis, lanzado en 2015 y grabado en Luna Park, Buenos Aires, por la gira del mismo nombre con la que conmemoraba los 15 años del 19 Días y 500 Noches. El plus es que trae una versión libre (MUY libre) de “It Aint Me” de Dylan, con la que le rinde tributo al Nobel del Rock. He estado escuchando estos discos bastante no porque iba a ir al concierto, sino porque es de lo mejor con lo que me he topado recientemente. Sabina no hizo muchos cambios en esta gira, es casi la misma alineación, un sonido y producción similar y un setlist y dinámica semejantes, aunque enfocándose en su nuevo álbum en lugar de su obra maestra, claro.

 

El concierto comenzó a las 9:15. De entrada, se veía en el escenario mucha mayor producción, con una pantalla gigante abarcando todo el fondo del escenario, y otras dos laterales. Había muchísimos instrumentos acomodados a lo largo del escenario, lo cual anticipaba que no iba a ser nada minimalista. El Auditorio estaría a un 85% de su capacidad, con algunos huecos, pero hay que notar que ésta era su segunda parada en Guadalajara en esta gira. En el sonido de fondo se escuchó una versión instrumental de “Y Nos Dieron las Diez” y al terminar se apagaron las luces.

 

La noche dio inicio con “Cuando Era Más Joven”, del Juez y Parte. Un tema en medio tiempo que me llamó la atención que fuera su selección para iniciar, siendo que no es parte del nuevo disco, y tampoco es precisamente un clásico. Lo entiendo por la letra, y la cuestión de la edad, que siempre ha sido un tema sensible para Joaquín. El escenario estaba iluminado con tonos morados y azules, y Sabina se encontraba sentado al centro del escenario, con camisa negra, saco gris, pantalón morado, sombrero blanco, y una preciosa electroacústica negra con mica blanca en espiral. La banda estaba alineada de la siguiente manera, de izquierda a derecha viendo de frente: Un guitarrista que al principio creí que era García de Diego, hasta que ubiqué a éste al otro extremo. Pedro Barceló, con quien había tocado en tiempos de Vicerversa, en la batería. Una bajista guapísima que no estuvo en la gira anterior. Mara Barros en los coros. Luego el mismo Joaquín al centro, seguido por Panchito Varona en la guitarra rítmica. Enseguida estaba un pelón en falda escocesa que se encargaba del sax y otros instrumentos de viento, y finalmente a los teclados, Antonio García de Diego.

 

Sin hacer pausa la banda siguió con la magnífica melodía de “Lo Niego Todo”, tema titular del disco y la gira. Las melancólicas notas de teclado empezaron a gotear y Sabina inició con ese conteo de todas las cosas que no es. En la pantalla gigante aparecían fotos de periódicos con titulares de acuerdo a las líneas que iba cantando. La gente gritó en la parte del “Dylan Español” y para mi sorpresa, muchísimos corearon el pegajoso estribillo, lo cual demuestra que no sólo a mí me gustó el tema.

 

Al terminar, tras la primer ovación de la noche, Sabina sonrió y saludó: “Buenas noches, Guadalajara”. Explicó que le daba gusto estar aquí, y que quizá muchos ya sabíamos que había tenido que cancelar el concierto en Querétaro 2 días atrás “por una gripa del diablo, pero éste no me lo pierdo por nada”. “Lo peor que puede pasar, además de lo que ya ha pasado (refiriéndose a pequeños problemas de audio en la primer canción), es que cante un poquito DESABINADO.” Risas y plausos del público. Aprovechó además para anunciar que en dos días llegaba a su cumpleaños #69, y qué mejor que hacerlo en una ciudad que le gustaba tanto. Empezaron entonces con “Quién Más, Quién Menos”. El guitarrista misterioso se sentó con una Steel Guitar en las piernas y comenzó con melancólicos slides que se intercalaban con las delicadas notas de piano. El pelón de falda tomó un acordeón para darle un aura afrancesada a la canción, lenta, pero intensa. Hacia el final, la gente se unió a los coros de “Nara nará’s”.

 

Continuaron la presentación del nuevo álbum con “No Tan Deprisa”, en la que Barceló lució más con ese beat más movido y el guitarrista desconocido continúo con su catedra de slide con el Steel Guitar. Para ésta, Joaquín salió con una guitarra acústica en color natural. La canción tiene muy buen mood, alegre y desenfadado y todo mundo celebró la línea “Un tren con mexicanos y 4 notas”. No pude evitar comentarle a mi esposa que los estribillos se parecían mucho a los de la preciosa “Rosa de Lima”.

 

El inicio de “Lágrimas de Mármol” fue el más celebrado hasta el momento, con todo mundo coreando la línea melódica. Y es que este sería el primer sencillo del disco y junto con el tema titular, pinta para convertirse en clásico. El guitarrista misterioso tomó una preciosa Gretsch color cereza con mucho fuzz, que hacía crujir con reminiscencias a Richards, dándole un sonido muy potente a la canción. Todo el auditorio gritó a una voz ese fantástico estribillo: “Superviviente, sí, ¡maldita sea! Nunca me cansaré de celebrarlo” y al final fue aplaudida durante un buen rato.

 

Siguió “Sin Pena ni Gloria”, otro tema que inicia muy rockero con un riff ascendente, para después armar los versos con un mood acústico, mientras Sabina va lanzando sus dardos poéticos. Otra gran canción, aunque en el estribillo algunos versos juegan con líneas similares a las de “Contigo”.

 

Para la siguiente canción, Joaquín comentó que la había escrito por una línea que le regaló Gabriel García Márquez, en una de las últimas conversaciones que tuvo con el Gabo antes de su muerte, con la que inicia la canción. Tras decidir robársela, de ahí surgió el resto de la canción. “Las Noches de Domingo Acaban Mal” es un Rock & Roll fresco, cargado de energía y contagioso. La guitarra sigue haciendo licks rollingstonianos, pero aquí la estrella es el sax, con los estupendos solos y el show que se monta al tocar con tal intensidad, armando una verdadera fiesta. Comienzo a pensar que no tendría problema alguno en que tocaran todo el disco. Hasta el momento no tengo queja en absoluto, pero esta sería la última canción del álbum que tocarían esa noche.

 

El recorrido por la nostalgia inicia con “Donde Habita el Olvido”, del 19 Días y 500 Noches. En este tema, García de Diego deja los teclados para llevar la guitarra líder. Sabina toca una electroacústica totalmente negra, mientras va armando lentamente los versos, y la instrumentación minimalista crea esa sensación desolada. Él y Mara cantan a dueto en los estribillos, y el sax luce para redondear esa atmósfera nocturna y tristona.

 

Al terminar, Joaquín menciona que a muchos artistas no les gustan las giras porque extrañan a sus familias, pero en su caso no pasa porque sus músicos son su familia. “Si alguno de ellos canta alguna de las canciones, no les extrañe, ya que es porque las escribieron conmigo, así que son tan suyas como mías”. A continuación procedió a presentar a la banda y a despejarme varias dudas. Empezó por el “guitarrista misterioso” que cambiaba de instrumento en cada canción y aportaba un sonido más rockero y afilado, quien resultó ser Jaime Asúa; luego presentó a Pedro Barceló, a quien conocía desde la época de Viceversa, pero habían vuelto a coincidir no hace mucho; prosiguió con la bajista argentina, Laura Gómez Palma, diciendo “Cada gira intentamos tener un nuevo músico para que inyecte ideas nuevas, y a Laura la conocimos en Argentina en la gira anterior y la convencimos de sumarse”. Panchito Varona y Antonio García de Diego se llevaron sus ovaciones, ya que la gente sabe que son los brazos de Sabina desde hace muchos años. Mi esposa aprovecho para soltar la puntada “Ese es el matrimonio más largo que ha tenido” que nos sacó carcajadas a todos alrededor. Posteriormente presentó a José Miguel Sagaste en el sax, y comentó que estaba muy emocionado porque había escuchado que los antiguos aztecas usaban faldones, por lo que se había traído falda escocesa. Mientras tanto, el pelón payaseaba con un oboe debajo de su falda, y Joaquín se apresuró a aclarar “por cierto, Miguel no usa ropa interior”. El dejar a Mara Barros al final no fue falta de caballerosidad, sino para comentar que hacía años que el resto del grupo la estaban calentando: “No como ustedes creéis… bueno sí, pero más bien para que grabara su propio disco, y al final lo ha hecho. Intenté mantenerme al margen porque este es un proyecto suyo, pero al final le he escrito una canción que le he pedido que interprete esta noche.” De ésta forma, Mara interpretó “Hace Tiempo Que”, un bellísimo tema, muy jazzie, donde despliega esa poderosa y seductora voz, con aires lejanos a “La Canción de las Noches Perdidas”.

 

Posteriormente, Panchito Varona cambió su acústica por una Telecaster color hueso, se plantó frente al micrófono con su barba blanca, y comenzó con la potentísima intro de “La del Pirata Cojo”. Es increíble lo mucho que lo quiere la gente, que no paró de cantar durante toda la rola e hizo cimbrar el auditorio con el coro: “Pero si me dan a elegir, de entre todas las vidas yo escojo…”. Al fondo las pantallas mostraban una calavera con 2 espadas cruzadas rodeadas de fuego y aproveché para tomar video para mi hijo, ya que es de sus canciones favoritas. Varona recibió el cariño de la gente con los brazos al cielo mientras Sabina volvía al escenario.

 

Siguió con “Una canción para la Magdalena”, en la que García de Diego hizo esos elegantes y tristes arreglos de piano, y básicamente entre él y Sabina hacen todo el tema en un precioso diálogo. Es una de las mejores canciones del ubetense, no sólo por el tema espinoso que aún hace rasgarse las vestiduras a los extremistas religiosos que en su momento pedían su excomunión (como si le importara), sino por la cantidad de versos de antología. Desde ése “Ya no juegas  a las damas, ni con tu mujer”, “en casa de María de Magdala, las malas compañías son las mejores” o el estribillo que cantó a dueto con Mara: “Dueña de un corazón tan de cinco estrellas, Que hasta el hijo de un Dios, una vez que la vio, se fue con ella”. Tremenda ovación.

 

Continuaron con “Por el Boulevard de los Sueños Rotos”, que no sé si sea tan querida en otros lados, pero aquí en México es el punto climático de todos sus conciertos, y creo que es la única que ha tocado todas las veces que le he visto. Joaquín volvió a decir lo mucho que estaba agradecido con México, y que ésta canción era para su amiga Chabela Vargas, que aunque había nacido en Puerto Rico, había dejado claro que los mexicanos nacían donde les daba la chingada gana. Amagó con la intro un par de veces, hasta que decidió mejor cambiar de guitarra y empezaron con el tema, mientras al fondo salían imágenes de Jose Alfredo Jiménez. Sagaste le daba ese aire bohemio con el acordeón. Joaquín cantaba con Mara y un coro de 8,000 voces que casi se quedan afónicas. Mientras terminaba la canción, en la pantalla apareció una foto en blanco y negro, con su dedicatoria y firma: “Te amo Joaquín, tu amiga, Chabela”. El primer nudo en la garganta.

 

Regresaron los tonos morados y quedaron solos en el escenario Mara y Joaquín para la sublime interpretación de “Y Sin Embargo te Quiero / Y Sin Embargo”. Mara Barros, que traía el cabello mucho más corto que en otras giras, hizo gala de su voz, con este poema crepuscular que parecía insuperable, casi a capella, apenas con unas notas de piano. Olga San Román había hecho la primer versión en el en vivo Nos Sobran los Motivos, y a partir de ahí estos dos temas van junto con pegado. La interpretación de Mara en esos tres minutos dejan la piel chinita, cantando con una emoción e intensidad que cimbraba el espectacular y elocuente silencio del auditorio. Es un poema precioso escrito desde la perspectiva femenina, con un conmovedor estribillo:

 

“Te quiero más que a mis ojos,

Te quiero más que a mi vida,

Más que al aire que respiro

Y más que a la madre mía.”

 

Me encanta la forma en que cierra, dejando puntos suspensivos con el “Te Quiero” silente como una bofetada. Sabina tardó mucho en encontrar alguien que hiciera honor a la versión del Nos Sobran Los Motivos, pero esta versión creo que incluso la supera. De reojo, vi a mi esposa enjugándose una lágrima.

La canción se liga con “Y Sin Embargo”, que Sabina toca con su acústica negra y algo de más instrumentación. Esta canción apareció en el Yo Mi Me Contigo, del ’96, y sin embargo (ja!) pareciera ser el complemento perfecto, la respuesta a esa nota amarga de amor desde la perspectiva masculina. El matrimonio es eso, no siempre es miel, pero siempre está ese “Sin Embargo” que es más fuerte que todo lo malo que pueda pasar. La guitarra de García de Diego lloriquea. Viene ese gran verso que mi esposa dice que nos resume tan bien:

 

“Y cuando vuelves hay fiesta en la cocina

Y baile sin orquesta

Y ramos de rosas, con espinas

Pero dos no es igual que uno más uno

Y el lunes, al café del desayuno, vuelve la guerra fría”

 

El público canta y lleva el ritmo con las palmas en el estribillo, y al final la banda calla y sólo el público canta por unos instantes para cerrar con una gran ovación.

 

Para la siguiente canción, El Flaco hizo una intro explicando que no tenía idea de lo que decía, pero quería dedicarla a una amiga, porque sin haberla escrito para ella, ahora la describía muy bien. “Peces de Ciudad” es la joya del Dímelo en la Calle, y debo reconocer que yo tampoco tengo idea de qué va, pero desde la primera vez que la escuché, me hipnotizó por su melodía, por esa especie de aura de devastación entre su poesía críptica y los juegos tonales. Las referencias marinas, la manera en que inicia, con apenas una guitarra, como se van sumando voces, piano y guitarras para ese lento crescendo. Es una de mis canciones favoritas de Sabina, y la primera vez que la escuché en vivo fue por el 2003 cuando venía presentando el disco en lugares muy chicos, tras haberse recuperado de su marichalazo. Hacia la mitad entró la batería, y los tonos azules del escenario dieron paso tonos rosados, como si estuviera amaneciendo. El oboe revoloteaba entre los estribillos. Hasta entonces había aguantado estoicamente, pero llegó ese verso y me desarmó:

 

“En Comala comprendí

que al lugar donde has sido feliz

no debieras tratar de volver”

 

Y bueno, cuestiones personales, pero me recuerda el pueblo de mi madre, que fue el bastión de mi infancia y hoy luce irreconociblemente comercial, y por otro lado el año que pasé en la Sierra Tarahumara y que nunca me atreví a regresar. La canción entera es una joya, evocativa, triste y eterna.

 

Sabina cambió de guitarra y comenzó con la Intro ranchera de “19 Días y 500 Noches”, dejando mucho espacio entre las notas al principio, para luego rematar e iniciar con ese rasgueo juguetón y las primeras líneas: “lo Nuestro Duró, lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”. Esta canción es una joya, con otra notable labor de Mara, subiendo de intensidad hasta llegar a un beat medio, pero muy festivo, y cargado con líneas de antología, desde el “Dijo hola y adiós” hasta otra de ésas que debe estar entre el top 10 de genialidades del ubetense:

 

“No pido perdón,

¿para qué? si me va a perdonar

porque ya no le importa...”

 

Es además una cátedra del inimitable estilo vocal de Sabina. Al igual que Dylan, no tiene una voz hermosa, pero es un maestro de los tiempos, esos detalles de espacios y silencios, de fraseos inimitables que hacen que, al contrario del Nobel, sus canciones suenen raras y fuera de lugar en voces de otros. La canción terminó con todo mundo de pie ovacionando.

 

La siguiente canción empezó con las notas tristonas de piano que dan pauta a “A La Orilla de la Chimenea”, otro de esos temas enormes, de sus mejores baladas. El tema resultó conmovedor, y jugando con los tiempos, y logrando que todos cantáramos a una voz los estribillos. Vino otra de mis estrofas favoritas:

 

“puedo ponerme digno y decir

toma mi dirección cuando te hartes de amores baratos

de un rato me llamas”

 

Que siendo más joven llegué a dedicar. Panchito hizo el breve pero sentido requinto, para terminar con esa sensación inconclusa, nuevamente sin cerrar la frase…

 

Para la siguiente canción, Joaquín se puso anecdótico y contó sobre su exilio en Londres por “sus travesuras contra un banco”, que impidió que regresara hasta que murió Franco “Y tardó en morirse el cabrón”. Contó cómo había llegado a Londres con la idea de ser trovador, y tocaba en el metro y en cafés canciones de José Alfredo y Violeta Parra para sobrevivir, pero el aura de la ciudad le hizo absorber el Rock. Cuando al fin volvió a España, “regresé con una pierna en el Rock y otra en la Trova”, y empezó a formar su banda que ensayaba al lado de una llamada Alarma, que no pegó fuera de España pero que en el país se volvió de culto con apenas dos discos. “Yo los escuchaba y no quería ser el cantante, quería ser el guitarrista. Hoy tengo el honor de compartir el escenario con él.” Jaime Asúa agradeció y comentó que de todo el catálogo de Sabina, se había decidió por rescatar el Rock & Roll de “Seis de la Mañana”. La cantó con mucho ímpetu y el sax lució con sus solos, pero el tono festivo de la rola no logró contagiar demasiado.

 

Después regresó Joaquín con su guitarra negra para iniciar “Noches de Boda” con su aire ranchero y su enorme listado de preciosas metáforas. El acordeón trata de complementar ese aire de mariachi, mientras García de Diego hace los delicados requintos. El foro estalla con los estribillos en ritmo de vals: “Que todas las noches sean noches de boda, que todas las lunas sean lunas de miel”. Al final, sin hacer pausa, se ligaron con la línea de acordeón de “Y Nos Dieron Las Diez”, saltándose media canción para irse directo a la parte de “Nos Dijimos Adiós, Ojalá que volvamos a vernos”, manteniendo ese aire de mariachi. Para el estribillo simplemente nos lanzó una mirada, como diciendo “ya saben que hacer” dejándonos cantar a todo pulmón.

 

Luego retomó la guitarra de mica blanca y empezó a dar guitarrazos, esta vez parado, recorriendo el escenario y alternándose con Asúa. La batería dio la pauta y entró la banda entera con un ritmo de rock demoledor. Comenzaba “Princesa” otro de los temas que más me gustan y que han ido tomando su lugar en el catálogo sabinense con el tiempo. “Entre la cirrosis y la sobredosis, Andas siempre muñeca…”.  Los años no pasan en vano, y dejó que la banda cantara el estribillo para recitarla a destiempo en un tono más bajo. Asúa seguía luciendo con su Gretsch y haciendo licks a la Keith Richards. La rola terminó en una fiesta total, con todo mundo parado y coreando “Ahora es demasiado tarde princesa, búscate otro perro que te ladre, princesa!”. Extendieron lo más posible las últimas notas antes de dejar los instrumentos y salir del escenario.

 

Las luces bajaron de intensidad y comenzaron los típicos palmeos rítmicos, luego los “Olé olé olé’s”, y los “oooootra, ooootra”. No se hicieron del rogar demasiado. No podía faltar el momento de Antonio García de Diego, que sentado frente al teclado, empuñó una guitarra española en color natural y empezó con “Tan Joven y Tan Viejo”, haciendo los arpegios y dulces notas, mientras seguía la complicada métrica de la canción. El público guardaba silencio respetuoso y aplaudía en cada pausa. Hacia el final salió Joaquín para cantar las últimas estrofas y cerrar a dos voces con ese “Tan joven y tan viejo, like a rolling stone”, que tan bien los describe.

 

La segunda canción del encore fue “Contigo”. Debo confesarles que esta es mi canción favorita del inmenso catálogo del español. Intro en piano, una guitarra alternando tristes rasgueos con arpegios y esa melodía agridulce. Si “Something” es para mi la mayor canción de amor en inglés, “Contigo” es su par en español. Francamente no entiendo cómo hay gente ociosa que la tacha de machista. Es uno de los más grandes poemas de amor, en el que se niega a renunciar a sí mismo, a dejar de hacer las cosas que le gustan o hacer las que no para satisfacer a alguien más. Es un “Éste soy yo, así te enamoraste de mí, no busques cambiarme, y no buscaré cambiarte”. En particular la línea “Yo No quiero comerme una manzana, dos veces por semana, sin ganas de comer” que creo que pocos le encuentran el doble sentido, es genial. Sin embargo, el estribillo da un giro: No quiero ni ofrezco cosas banales, sino morir por ti, y que mueras por mí. El clarinete adornaba de manera elegante, Mara hacía segundas voces de manera exquisita, y por segunda vez en la noche, no pude evitar los ojos llorosos con ese cadente coro:

 

“Y morirme contigo si te matas

Y matarme contigo si te mueres

Porque el amor cuando no muere mata

Porque amores que matan nunca mueren”

 

Si mi esposa me dedica “Y Sin Embargo”, yo le dedico “Contigo”.

 

El concierto cerró con “Pastillas para no Soñar”, que es muy divertida, y que aprovechó para dedicarle a José José, vieja gloria de la canción mexicana que ese fin de semana estaba hospitalizado. Joaquín salió con un par de platillos que aprovechaba para hacer sonar al ritmo. Sagaste cambió el sax por un clarinete, y básicamente la canción no es precisamente de las más queridas, pero sirvió para cerrar la noche con el auditorio hecho un circo, con la gente de pie y llevando el ritmo mientras la banda payaseaba hacia el final. Los músicos pasaron al frente, Joaquín lanzó un gracias, hicieron caravana, se tomaron fotos y salieron, mientras el sonido local sonaba (con “La Canción de los Buenos Borrachos”) y las luces se prendían, dando finalizado el concierto.

 

El setlist completo fue:

 

  1. Cuando era más joven

  2. Lo niego todo

  3. Quien más, quien menos

  4. No tan deprisa

  5. Lágrimas de mármol

  6. Sin pena ni gloria

  7. Las noches de domingo acaban mal

  8. Donde habita el olvido

  9. Hace tiempo que no (Mara Barros)

  10. La del pirata cojo

  11. Una canción para la Magdalena

  12. Por el boulevard de los sueños rotos

  13. Y sin embargo te quiero / Y sin embargo

  14. Peces de ciudad

  15. 19 días y 500 noches

  16. A la orilla de la chimenea

  17. Seis de la mañana

  18. Noches de boda / Y nos dieron las diez

  19. Princesa

Encore:

  1. Tan joven y tan viejo

  2. Contigo

  3. Pastillas para no soñar

 

Faltaron muchas clásicas (“Pero Qué Hermosas Eran”, “Quién Me Ha Robado el Mes de Abril”, Ruido", o  “Conductores Suicidas”, pero en general salí feliz con las más de dos horas. Me hubiera gustado también que tocara “Ese No Soy Yo” que es su versión de “It Ain’t Me”, pero en definitiva superó mis expectativas. Hubo de todo: temas nuevos, clásicos, temas movidos, momentos emotivos, y tiempo de lucimiento para cada miembro de la banda. Además se ve que le queda mucha, mucha cuerda, y no creo ni por asomo que sea su gira de despedida. Espero pues, que no sea la última vez que lo veo, en especial con esta gran banda que ha logrado armar y que le da mucha mayor intensidad. La gira va terminando en América, pero si tienen oportunidad aún de verlo en España para el cierre, NO pierdan la oportunidad.

 

Por Corvan

14/feb/2018

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