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HUGH LAURIE, Gira 2014

Junio 11, 2014

Teatro Diana, Guadalajara, Jal

Ni siquiera sé cómo empezar. De hecho, ni siquiera sé que estoy escribiendo. Es decir, una reseña de concierto de un actor? Una reseña de concierto cuando no tengo Intro ni Discos de estudio reseñados? Ayer me disponía a disfrutar simple y sencillamente del concierto, sin intención de tomar nota ni nada. Iba de civil, por decirlo de algún modo. Pero he disfrutado tanto y he quedado con tan grato sabor de boca, que me parece que un mero comentario en Facebook sería demasiado ingrato de mi parte para uno de los mejores conciertos a los que he ido.

Creo que todos conocimos a Hugh Laurie por su tremendo papel en House. Debe ser una de mis 5 series favoritas de todos los tiempos, y será difícil deslindar al personaje del actor, del humano, o en este caso, del músico. Y creo que también casi todos escuchamos su primer disco, el Let Them Talk, por el morbo de escuchar a Dr. House en su faceta de músico. Ya había dado esos atisbos de melómano a través de la serie, con su tremenda colección de guitarras que aprovechaba para presumir de vez en cuando, o pequeñas notas en el piano que en un principio uno asumía que estaban truqueadas y tocaba alguien más.

Debo decir que el Let Them Talk me dejó noqueado la primera vez que lo oí, a finales del 2011. Una perfecta mezcla de Jazz-Blues, o Blues-Jazz, una verdadera cátedra del género en su etapa inicial, con un estilo minimalista que realmente transporta a los 20’s o 30’s, cuando las fronteras entre ambos géneros no estaban tan definidas. Laurie podrá no ser la mejor voz del universo, pero canta con una pasión inusitada que compensa todo. Se nota a leguas no sólo que ama el Blues, sino que tiene un profundo conocimiento de él. Conoce desde  Jelly Roll Morton, a quien se atribuye la creación del Jazz, hasta leyendas contemporáneas como Dr. John, que colaboraron con su debut.

Ayer me vinieron a la mente muchas ideas mientras viajaba con la música. Primero, que no hay nada como el Blues germinal, ese que huele a Mississippi, a Nueva Orleans, una música básica, pero muy rica y nutritiva. Segundo, que es increíble que sea un británico el que nos lleve a redescubrir todo este tesoro oculto, al que hoy en día tenemos mucho más fácil acceso por la tecnología. Tercero, que no es la primera vez que pasa. En los 60’s, las bandas de R&B británicas fueron a la vez puente para descubrir a todos estos genios a través de un sonido más blanco. Lo que me llevó al cuarto punto, que los grandes bluesmen blancos como Clapton, Beck, J.J. Cale, Winter, Vaughan, Alvin Lee y demás, son considerados dioses. No hay nada mejor que el Blues Blanco… excepto el Blues Negro! En este caso, resalta que Laurie haga versiones negras de los temas, muy cercanas a los originales y no a las reinterpretaciones más accesibles.

El Let Them Talk fue un disco que la rompió por su enorme calidad, frescura y falta de pretensiones. Qué puede hacer un actor que ya no puede llegar más alto? Pues lo que le dé la gana. Perderse en proyectos comerciales en Hollywood, darse vida de padrote, etc. Laurie escogió hacer lo que más quería: toca música. Ayer en una de sus primeras interacciones con el público nos preguntó si nos sorprendía oír a un actor cantando. En realidad no. En México es muy común. Lo excepcional es que sea un gran actor, ganador de Emmys y Golden Globes, y además sea aún mejor músico. Aquí cualquier idiota brinca de un ámbito al otro con resultados lastimeros en ambos, cobijados por las estúpidas televisoras que idiotizan al país. Es realmente sobresaliente ver a alguien que la rompe en las dos. Y se agradece. Por eso, creo que los 2,300 almas que abarrotamos ayer el Diana no teníamos duda. No íbamos a ver un sketch de House, sino a escuchar lo que Laurie, el músico, ya nos había dado a probar en sus dos discos: Música de la más alta calidad, de esa que es difícil encontrar hoy en día.

Por otro lado, a pesar de que regresa a las bases y que son puros covers, la selección en sus dos discos es exquisita. En lo personal, me gusta más el Let Them Talk (qué título tan atinado!) del 2011, que el Didn’t It Rain del 2013. Del debut sobresalen las tremendísimas versiones que hace de “St. James Infirmary”, que no sé si sea mi versión favorita, pero debe estar cerca de la cima entre el trillón de covers que existen. You “Don't Know My Mind"  es otro pedazo de canción, más cercano al Bluegrass, con banjo y un intoxicante coro. “Battle of Jericho" es otro temazo, de la época esclavista, que me pone la piel chinita por el gigantesco crescendo y el violín gitano dominando.      "After You've Gone”, otro antiquísimo Blues con la participación de Dr. John al piano.  Y “Baby, Please Make a Change”, que en el álbum canta nada más y nada menos que Tom Jones. Estos temas sobresalen, pero en general el disco no tiene un solo desperdicio. Es un verdadero viaje en el tiempo, con mucha clase, respetando el estilo original de la época. Para desconectar el teléfono y sentarse a escucharlo con los ojos cerrados y una botella de tinto. La crítica especializada diría que no le pedía nada a los grandes intérpretes contemporáneos. Yo debo aceptar que no tenga tanto conocimiento de los géneros, pero ese es otro mérito, que te deja una necesidad de buscar en esas raíces, en los autores originales y las versiones de ese periodo dorado de los 20’s a los 40’s.

El Didn’t It Rain del 2013 es también excelente, aunque pierde el factor sorpresa y lo entrañable del primero. A diferencia del primero, donde hay distintos músicos invitados, en el Didn’t It Rain se comienza a rodear en varios temas (no sé si ya en todos) de la Copper Bottom Band, que ignoro si se armó específicamente para el proyecto o ya existía, ya ahondaré en ellos. El disco es acaso más pausado y abarca más géneros, incluyendo una enormísima versión de “El Choclo”, ese supertango cantado de manera magistral por Gaby Moreno en español y por Hugh en inglés. La versión se llama aquí “Kiss Of Fire” por el Cover de Armstrong en la que se basa la parte cantada por Laurie. A mi gusto, la mejor del disco. Laurie permite más participación de las chicas de la Copper Bottom, la misma Gaby que le da un aire muy retro, de los 20’s a sus interpretaciones, y Sister Jean McClain, quien aporta esa voz profunda y negra del Blues clásico, (la única capaz de llenar los zapatos de Bessie Smith, según el mismo Hugh dijo ayer). Ella destaca en la crudísima y brutal “Send Me to The ‘lectric Chair”. “Wild Honey” es otro de los temas fuertes, más movidos, cantada por Laurie y con los espectaculares coros de las chicas. La banda de 7 miembros le da un sonido más amplio, en el que sigue destacando el piano de Laurie, pero quizá más cercano al Dixieland y las viejas orquestas de New Orleans de los 20’s. “Evening” aporta la parte tranquila en el que el piano luce a todo. Y “Didn’t It Rain” cantada por las chicas es más cercano al Charleston, con un gran aire festivo. “I Hate A Man Like You”, con una amargura descomunal en la voz de Sister Jean destaca al final con arreglos minimalistas de Vocal Blues. El mítico Taj Mahal, ese mismo que apareciera en el Rock & Roll Cirkus de los Rolling Stones robándose el show, participa en la guitarra en estudio, aunque al parecer no fue parte del Tour.

                      

El concierto de ayer fue entrañable por muchas razones. Para empezar, Hugh Laurie cumplía 55 años, y la mayoría lo sabíamos. La banda abrió con un Charleston instrumental y Hugh apareció bailando a la mitad intentando animar a la gente. El público tapatío tenemos fama de ser los más difíciles del mundo. Si no nos gusta el espectáculo lo hacemos notar desde el primer instante. En los 90’s muchas bandas evitaban su paso por la ciudad por ese motivo. La gente tardo unos instantes en reaccionar. Tras el tema, dijo "Guadalajara, Guadalajara. Estoy muy contento de estar aquí...es todo mi español (risas). Soy un idiota inglés".  Comenzó bromeando y agradeciendo al público, y tras un par de minutos, ya tenía al teatro entero rendido a sus pies. Se nota que trae un guión, pero también que estudia a detalle cada ciudad, los localismos, y logró crear de inmediato empatía con su peculiar humor británico. “I’m gonna start talking in English. If someone does not understand, maybe you can ask to the person sitting next to you to translate. Of course, not during the songs. This may be the start of a friendship. Or a relationship. Or a marriage and children and grandchildren! Who knows?”. También improvisaba antes los gritos  entre canción y canción: “I love youuuu” - “Well, text me!”

Presentó a la Copper Blues Band como la mejor banda del mundo, todos ataviados con ropa de los 20’s. Y debo reconocer que son tremendos músicos. Todos y cada uno tuvieron su momento de lucimiento, no de manera forzada, sino como parte de las mismas canciones, o las chicas llevando el lead vocal en varias rolas. Sister Jean tiene una de las voces más potentes que he escuchado, y Gaby Moreno es un verdadero estuche de monerías: además de que tiene una voz preciosa, que va de una potencia que uno no explica de una chica tan menuda (y linda, hay que reconocerlo), hasta una delicadeza poética, con un vibratto y dulzura que remite a las divas de principios de siglo, como en “The Weed Smokers Dream”, en la que logró que el mundo desapareciera unos instantes para quedar solo esa voz en medio de luces moradas. La chica también se colgó la guitarra eléctrica, algo parecido a una vihuela, bailó Charleston, e incluso bailó tango con Laurie en el espectacular dueto de “Kiss of Fire”. Jay Bellerose es un metrónomo en la batería, elegante, preciso, insertando complicados tresillos, llevando las canciones del minimalismo absoluto marcando simplemente con las baquetas, a estallidos cataclísmicos que ya quisieran los reyes del metal. Kevin Breit en la guitarra, multinstrumentalista , pues además de hacer exquisitos arreglos y solos de blues con una Telecaster y con Steel guitar, también se cambiaba a la mandolina, al Hammond o al acordeón sin mayor problema. David Piltch tocó el contrabajo, dando una tremenda profundidad a los temas y luciendo en un espectacular solo de unos 5 minutos, que fue creciendo y creciendo hasta poner a bailar por sí solo a todo el teatro. Lo que me llevó a pensar que no sólo se necesita un bajo para armar una fiesta; también se necesita un buen bajista! El combo lo completa Vincent Henry, mayormente en sax, pero cambiando a trompeta y otros instrumentos de viento; y Elizabeth Lea en el trombón, quien se lucía con espectaculares y alegres arreglos. La banda es realmente increíble, y todos lucían sin sonar forzados, sin exigir los reflectores.

Desde la primer rola en forma, Laurie nos pidió que ayudáramos con los coros de “Let The Good Times Roll”, seguida por "You Don't Know My Mind". Apenas iba la tercer canción cuando Laurie preguntó si sabíamos que día era. Como si hubiéramos ensayado, surgió un enorme coro cantándole el Happy Birthday. Risas, agradecimientos, bromas, anécdotas, y por supuesto canciones que sonaban mucho muy superiores en vivo a las de por sí ya excelsas versiones de estudio. Tras una hora, Hugh se disponía a hacer un brindis con nosotros (ya le habían llevado los tequilas y todo), cuando un mariachi entero entró por la puerta principal. Hugh no sabía que pasaba mientras todos nos uníamos cantando las mañanitas tapatías. Saludó uno a uno a los mariachis y se deshizo en agradecimientos, recordando el detalle el resto de la noche. Tras ello, tocó “Evening” solo al piano, asegurando que era la primera vez que lo hacía.

Noche continuó con "I Hate A Man Like You", “Lazy River”, “Changes”, “Wild Honey”. Las chicas nos pusieron a bailar con  "Let Them Talk". La mejor de la noche sin duda fue “St James Infirmary” con una dramática intro extendida de unos 7 minutos, con ese lucimiento del contrabajo llevando la línea, y empezando básicamente de la nada hasta llegar a una serie de orgasmos sónicos increíbles para el género.  Unas dos terceras partes del show fue del material de los discos, pero otra tercera parte fue de otros temas, como el Bossa Nova  “Bona Sera” con tintes jazzies, y R&R con “You Never Can Tell” que se hiciera famosa por el baile de Travolta y Turman en Pulp Fiction. Incluso se dio tiempo para insertar una parte del “Cileito Lindo” a mitad de una canción, sabiendo lo que significa ese segundo himno nacional para nosotros.

Cuando salió, no se hizo mucho del rogar. Regresó con una playera de la Selección Mexicana y deseó suerte a nuestro equipo en el mundial. Recordé entonces que es británico y no estadounidense. Yo ya lo esperaba por los comentarios del concierto en el DF. Sin embargo, para el segundo encore regresó con una playera de los Leones Negros, un equipo de futbol muy querido en la ciudad perteneciente a la Universidad Estatal, y que recién ascendió a Primera División; un gran detalle, que da cuenta de cuánto estudia al público local.

Hugh Laurie y la Copper Blues Band salieron ovacionados de pie. Quiero pensar que él también se fue con un buen sabor de boca del público tapatío, que tiene fama de cruel, cierto, pero también de ser el más entregado cuando el artista se lo merece. Sin darnos cuenta, se habían ido 3 horas de música de la más alta calidad. Brindó nuevamente con tequila y continuó agradeciendo por lo del “Mariachi thing. Tomorrow I’ll think it was a dream”.

Un gran, épico concierto, uno de los que más he disfrutado en mi vida. Aún no sé dónde voy a colgar esto, pero no me podía permitir pasarlo por alto y no compartir esta exquisita experiencia con ustedes. Me voy con la gran tarea de descubrir más de las raíces del Blues y el Jazz. Si no tienen los discos de Hugh Laurie, son verdaderamente infaltables y los recomiendo ampliamente. Creo que aunque no estén muy familiarizados con el género, los va a sorprender y los va a dejar con esa necesidad de más. Por otro lado, me quedo con una gran sensación y esperanza al escuchar esta calidad de música, aunado a mi reciente descubrimiento de esos mozalbetes de 17 años llamados The Strypes haciendo R&B del más grueso calibre: El futuro de la música definitivamente está en el pasado…

 

Por Corvan 

12/Jun/2014

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