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MOTHER'S MILK (Red Hot Chili Peppers, 1989)

Artista: Red Hot Chili Peppers (C)

Fecha de Grabación: Nov ‘88 - Mar ‘89

Fecha de Lanzamiento: 8 de Agosto de 1989, USA

Discográfica: EMI

Productor: Michael Beinhom

Calificación: 9

Era: Los Nebulosos 80's (1980-1989)

Subgénero: Alternativo

Mejor Canción: Higher Ground o Knock Me Down

Canciones: 1) Good Time Boys; 2) Higher Ground; 3) Subway To Venus; 4) Magic Johnson; 5) Nobody Weird Like Me; 6) Knock Me Down; 7) Taste The Pain; 8) Stone Cold Bush; 9) Fire; 10) Pretty Little Ditty; 11) Punk Rock Classic; 12) Sexy Mexican Maid; 13) Johnny, Kick a Hole In The Sky.

 

Para la cuarta temporada de la sitcom que eran en los 80’s los RCHP, los productores decidieron darle un giro al más puro estilo G.R.R. Martin. Uno más dramático, con cambios en el elenco y con tintes de superación personal que nos hiciera llorar con nuestros héroes, para al final verlos renacer y hacernos sentir orgullosos de ellos. Nadie esperaba que el show tuviera tan espectacular levantón en ratings y calidad, llegando a convertirse en uno de los favoritos de los 90’s que ya se asomaban.

Básicamente el Mother’s Milk es cuando los Red Hot Chili Peppers dejan de hacer música con la cabeza chica y empiezan a hacer música con la cabeza grande. La frase no es mía, pero parafraseo una intraducible de algún crítico en inglés. Y no podría estar más de acuerdo! Los oímos crecer a lo largo de los años desde que eran unos cuasidescerebrados que se atrevían a sacrilegar una portada de culto con unos calcetines. Pero algún día tenían que madurar si querían realmente trascender. Qué le pasó a los Peppers para que su sonido cambiara tanto? Bueno, la mayoría ya lo sabemos: Tuvieron que aprender a base de dolor.

Dejamos a la banda celebrando el relativo éxito del Uplift Mojo Party Plan, que sin ser una joya, ya les había significado un avance, tanto en estilo como en ventas. Las críticas no habían sido malas, y la banda se enfrascó en un tour europeo a inicios de 1988. Ya vimos cómo la grabación del Mojo Party fue caótica por los problemas de drogas de Kiedis y Slovak. La verdad es que la banda estaba más preocupada por Anthony, ya que Slovak era más discreto con su adicción, por decirlo de algún modo. Pero las sesiones fueron terribles y antes de iniciar la gira, Kiedis y Slovak acordaron dejar la heroína y apoyarse mutuamente. La gira fue terrorífica con los síntomas de abstinencia, particularmente para Hillel, ya que Anthony se había sometido a rehabilitación no hacía mucho. La abstinencia hizo que su interpretación de guitarra decayera notablemente, a tal grado que tuvo un colapso nervioso a mitad de un concierto, dejando a los demás tocando sin él. DeWayne “Blackbird” McKnight lo reemplazó algunos shows. Slovak se reincorporaría con nuevos bríos, y Kiedis sospecharía que no estaba limpio del todo.

Al regresar a casa, Hillel no quiso saber nada de nadie, en particular de Anthony. Se aisló por completó y se resistió a pedir ayuda médica. El 24 de Junio le llamó a su hermano, diciéndole que tenía problemas para mantenerse limpio, pero que no quería volver a la heroína. Kiedis y Flea trataron de contactarlo sin éxito. Tras preocuparse y ponerse de acuerdo con su familia, el 27 de Junio de 1988 hicieron que la policía tumbara la puerta de su departamento, para encontrarlo muerto. La autopsia reveló lo que ya todos sabían: sobredosis de heroína.

El Mojo Party se convirtió en un sepelio. La muerte de Hillel fue un golpe durísimo para todos, pero en particular para Anthony, quien no fue al funeral y se volvió a inyectar heroína. Diría que esos días fueron como una sensación irreal, de pesadilla, que no lograba digerir. Posiblemente hubiera seguido los mismos pasos. Para acabarla, Jack Irons tampoco pudo asimilar la muerte de su amigo y abandonó la banda, sumido en una tremenda depresión, pero con cierto instinto de autoconservación. Jack se recuperaría para convertirse en el batería de Pearl Jam, The Wall Flowers y de Joe Strummer. Posiblemente Kiedis hubiera seguido el mismo destino que Slovak y los RHCP no hubieran sido sino una pequeñísima banda estrafalaria de los 80’s que aparecen en los programas de rarezas, pero un amigo convenció a Kiedis de visitar la tumba y ahí se prometió entrar de nuevo a rehabilitación. Esta vez duraría limpio 5 años.

Sin guitarrista ni baterista, Flea y Kiedis decidieron continuar con lo que Slovak había “ayudado a construir.” Tras un tiempo para asimilar las cosas, decidieron rearmar los RHCP y convocaron a Blackbird McKnight, que ya les había ayudado en guitarras en la gira europea, y en batería a D.H. Peligro, quien había sido parte de los Dead Kennedys. Lo mejor que llegó a hacer en su corta estancia en la banda, fue presentarles a un amigo suyo, un guitarrista deciochoañero que era un fan acérrimo de la banda y que también había quedado devastado con la muerte de su ídolo. Su nombre, John, y su apellido, Frusciante.

Flea quedó impresionado no sólo por su habilidad con la guitarra, sino por el conocimiento del repertorio de los Peppers, ya que lo hacía mejor que el mismo McKnigth. Dewayne ya tenía problemas con Kiedis. Una noche tuvieron una pelea y amenazó con quemarle la casa, dándoles el pretexto que necesitaban para despedirlo. Así, el jovencísimo John Frusciante, aún con cabello corto y pinta de que no mataba una mosca, entraría a la alineación. La banda comenzó a ensayar y a componer temas para un nuevo disco. Hicieron una pequeña gira, y para Noviembre, quedó claro que el punk de Peligro no encajaba con los sonidos funk de la banda y el potente rock del nuevo chico. Lo corrieron, colocaron un anuncio, y audicionaron el puesto de batería.

Un tipo, llamado Chad Smith, fue uno de los últimos en llegar a las audiciones. En un inicio se resistió a ir, ya que era un baterista de metal, pero al final pensó “qué más da”. Chad los dejó babeando, en particular a Flea, que pensó que podría al fin armar una sección rítmica colosal con él. Kiedis estaba algo renuente por su facha de hairmetalero, pero al final eso no fue impedimento para llegar a un consenso. Chad Smith se unió a los RHCP en Noviembre de 1988, dos semanas antes de entrar al estudio a grabar el nuevo disco. Tras cambios constantes de alineación, muertes, drogas, y muchos problemas, los Red Hot Chili Peppers por fin encontraban su alineación clásica con la que alcanzarían la gloria.

 

El Mother’s Milk, es pues un disco adolorido, con dedicatoria a Hillel Slovak y en el que Kiedis logra sonar más profundo y despojarse, al menos en parte, de sus letras de chicas, y parrandas. Entrarían primero a una fase de ensayo frenético al que llamaron “Hully Gully Sessions”, para tratar de acoplarse lo más posible y desarrollar las canciones, ya que no tendrían tiempo para una gira, que generalmente sirve para acoplar a los nuevos integrantes. Evidentemente una gira no fue necesaria. Chad y John se acoplaron como si llevaran años. Smith y Flea parecen leerse la mente a pesar de sus estilos distintos, y conformaron desde inicio una de las secciones rítmicas más poderosas de la historia del rock, si no es que la más. Frusciante, a pesar de su juventud, fue el toque de profesionalismo que carecían Flea y Kiedis. John era un erudito de la música, por lo que trajo a la banda conocimientos formales sobre composición, melodías, armonías, tiempos y estructuras, que le dieron a la banda el sonido profesional que le hacía falta. John tenía influencias en el Hard Rock y el metal de los 70’s, pero podía imitar cualquier estilo, y aunque aquí de repente parece apegarse demasiado al de Slovak, por momentos se suelta en un estilo que reconoceremos más adelante como su marca, como en “Pretty Little Ditty”. El problema es que el productor, Michael Beinhom, hizo lo que cualquiera de nosotros hubiera hecho: vio a un niño prodigio y trató de sacarle el máximo provecho, pero exageró un poco tratando de darle excesivo protagonismo, mucha distorsión, efectos, e innecesarias capas que en ocasiones aplastan a los demás instrumentos. La banda no tuvo problemas durante las grabaciones formales, que iniciaron en Febrero, pero si chocaron con Beinhom, que presionaba en particular a John, y buscaba de manera obsesiva un single de éxito. Frusciante quedaría tan molesto por su sonido, que por mucho tiempo se negó a tocar alguna canción del mismo. Chad por su lado, por fin representa un batería capaz de hacer par con un genio como Flea. Mucho más rítmico, pero a la vez más poderoso por sus raíces metaleras, preciso con sus fills y a veces pirotécnico, Smith vino a ser el engrane perfecto entre el Funk y el HardRock de su guitarrista y bajista, respectivamente. Y Kiedis suena más maduro, más melódico, dejando de lado (no del todo) el fastidioso rap, y con una actitud demoledora. En fin, se nota a leguas la química entre los integrantes.

 

El disco arranca con “Good Time Boys”, en la que de entrada tenemos a Flea slapeando, nada raro, pero una guitarra haciendo feedback al fondo y otra chisporroteando al frente… Una guitarra tratando de quitarle protagonismo a Flea? Sí, y al :12 entra la batería y Frusciante se discute con un enorme riff, muy hardrockero y de tintes Aerosmithianos. Un remate de bajo al :30 da entrada a Anthony, que rapea pero de forma bastante más melódica y pegajosa, hablando de lo genial que es estar en una banda de funk y en general de su ehm… filosofía. Pero es imposible no unirse al pegajoso estribillo, en el que todos cantan a coro: “Good, good time boys, make me feel good - Give me good times, Hey yeaaaaah, yeah, yeah!” Sin que sea la mejor canción del mundo, se nota un cambio enorme en la banda, evolucionando notablemente su sonido, sonando compenetrados, y por primera vez, con el bajo dejando el rol estelar a pesar del gran diálogo que entablan Flea y Frusciante. Lo que nunca he entendido es porque enjaretan 3 pedazos de canciones distintas al 2:50, justo cuando John está a punto de lanzar su minisolo. Mucho tiempo pensé que mi disco estaba dañado o algo. Es decir, entiendo que fueran canciones que les gustaban o sus ídolos, pero esto corta por completo la canción. En fin, si omitimos estos 10 segundos, es un temazo que podría haber sido un clásico, pero a final de cuentas, casi la arruina. Como curiosidad, Jack Sherman, antiguo guitarrista de la banda, tendría un “cameo”, aportando en los coros.

Y hablando de clásicos, seguimos con “Higher Ground”, lanzada originalmente por Stevie Wonder en 1973. La rola inicia con esa línea de bajo pateatraseros que es de las que se mencionan cuando Flea aparece en los primeros lugares de las listas de bajistas, para luego dar lugar a un frenético galopeo sobre el que John hace su magia, con efectos casi metaleros. Por momentos hay al menos 2 o 3 guitarras, una de ellas haciendo un efecto de wah grave y elástico sobre el final de cada verso. De alguna manera mantienen el estilo de la original, pero con la sección rítmica haciendo todo al doble de tiempo, convirtiéndola en una ráfaga poderosísima. Kiedis no cambia demasiado la melodía, añadiendo mucha de su actitud, y reventando el estribillo con toda la banda (y casi todo el equipo de producción) uniéndose en un festivo coro. Chequen los fills de Chad, con los que mete tensión y prepara los cambios entre verso y verso. Anthony escogió este cover por sus letras y por lo que significaban para él en ese momento particular: “I'm so darn glad, He let me try it again, 'Cause my last time on earth I lived a whole world of sin. I'm so glad that I know more than I knew then. Gonna keep on tryin' till I reach the highest ground.” Básicamente un manifiesto, una promesa de que sobreviviría, un juramento a Hillel de que sería una mejor persona. La banda se siente como una unidad perfecta, que definirían como un “Positive Mental Octopus” que daría nombre al posterior tour. Al final, no sé si es Kiedis quien recita algunos versos y menciona a Stevie, justo antes de acelerarse los últimos segundos para volver a sus raíces Punk. La intención era que Wonder participara en el video, pero declinó. Con todo, fue el primer single del disco y una de las razones de su éxito.

Viene luego “Subway To Venus”, regresando más a ese Funk desfachatado, pero con una trompeta que por momentos le roba cámaras a la teatral interpretación vocal de Kiedis. Lo curioso es que Flea fue quien tocó la trompeta. Bueno, además de la enorme línea de bajo, muy funky y revoloteando por todo el brazo. John de nuevo con al menos dos guitarras, entrelazándolas quizá de manera innecesaria para un tema como éste, aunque su volumen no es tan alto, salvo en el solo, en el que concuerdo con John, es demasiado bad ass para un tema funk. Chad descomunal, atacando su batería como si estuviera en una banda de Trash. Recuerda más la actitud y estilo de los discos previos, pero a pesar de que aquí pasa sin pena ni gloria, podría estar entre las mejores de toda la discografía previa.

“Magic Johnson” decae aún más, siendo un  relleno molesto del disco, y volviendo a esas especies de bromas adolescentes del debut o Freakey Stiley. Supongo que intenta ser un tributo al basquetbolista, pero no se entiende nada, no hay melodía, y acaso lo único rescatable sea el impresionante despliegue de Chad.

“Nobody Weird Like Me” los regresa al nivel ascendente en general del disco. Otra intro de bajo y un ritmo trepidante, que baja con Power Chords en el estribillo. John hace un efecto robótico con su guitarra mientras Flea slapea como si se le fuera la vida en ello. Si dejamos de lado los chillidos de orangután, Anthony hace una de sus primeras interpretaciones casi limpias, sonando cada vez más alternativo. La canción sonaba bien hasta el 2:30, pero luego se sobreproduce con explosiones y feedback, que si bien no arruinan la canción, parecen innecesarias. Lo mejor viene para la coda, que parece una canción totalmente distinta, nuevamente con acordes lentos, pero efectos orientales y psicodélicos que daban para más. Bueno, el título es apropiado, es una canción rara, pero creo que esta vez para bien.

El mejor tema original del disco es sin duda “Knock Me Down”, donde a pesar de que la guitarra es la protagónica absoluta, se muestra además un gran despliegue instrumental de todos y la gran compenetración que habían logrado en tan poco tiempo. Kiedis sorprende con sus letras más maduras hasta ese momento, haciendo referencia a Hillel, y en general a la amistad: “Pain's part of life don't hide behind your false pride, It's a lie your lieeeee.” La melodía es pegajosa, ágil, con un estribillo intenso: “If you see me getting mighty, If you see me getting high, Knock me down, I'm not bigger than life…” con los slapeos resonando, y nuevamente con una voz limpia. De hecho es Frusciante. La canción estaba pensada como dueto entre él y Kiedis, pero en la mezcla por accidente se elevó el volumen de Frusiante y es su voz la que más destaca. La de él y la de Vicki Calhoun, que hace unos coros que recuerdan vagamente a Merry Clayton en “Gimme Shelter”. La canción es más compleja de lo que parece. Surgió en las sesiones Hully Gully, cuando John aún se sentía tímido de participar en el proceso creativo. Anthony y Flea lo tomaron del hombro, lo miraron fijamente y le dijeron que ahora era parte de la banda y tenía plena libertad, incluso obligación de opinar. Ya con esta confianza, salió con los impresionantes arreglos, aportó a los puentes, cambios de tono, las armonías, y en general, casi armó la canción. No sólo es con “Higher Ground” la mejor canción del disco, sino que es la que mejor representa el cambio estilístico que la banda estaba sufriendo. Este tema no es Punk en absoluto, no es Funk, no hay atisbos de rap. Es Rock, Rock Alternativo, algo que no les habíamos escuchado. El puente al 1:50, en el que un requinto sublime da paso a un arreglo de teclado y la banda parece, en efecto, un solo monstruo de 8 brazos, es quizá el mejor momento musical de 1989, cerrando con John repitiendo “It's so lonely when you don't even know yourself”. Una composición muy minuciosa y bien ejecutada, que señala la dirección que tomaría la banda el siguiente disco, y en general, la siguiente década.

“Taste The Pain” suena muy bien, con una escala descendente de bajo muy cool, hasta que te das cuenta que suena sospechosamente muy parecida a “If You Want Me to Stay”, de Sly & The Family Stone, que la banda había versionado antes. Incluso la melodía de los versos parece sacada de Sly. John juega con el Wah metálico mientras que Chad lleva un ritmo suave hasta que revienta con los platillos para el estribillo, más funk y rapeado. Apenas se entiende lo que canta Kiedis con una melodía atropellada, pero los demás hacen excelentes coros al fondo. La canción se va llenando de efectos. Unos chelos le dan un aire siniestro antes del segundo estribillo. Hacia la mitad tenemos un excelente solo de trompeta (de nuevo Flea), que también rememora a Sly, tras lo cual John hace algunas escalas con mucha distorsión para volver a agregar notas psicodélicas con el wah. La batería aquí fue grabada antes de que entrara Chad, por lo que es ejecutada por Philip “Fish” Fisher. Sería el tercer single de la banda, sonando algo más “seca”. Como dato, tras el disco, los RHCP empezarían a llenar estadios en USA, pero cuando volaron a Inglaterra, se sorprendieron de que nadie los pelaba. No fue sino hasta que “Taste The Pain” se lanzó como tercer sencillo, que en Inglaterra ganaron reconocimiento. Así que esta canción les abrió las puertas de Europa.

Continuamos con “Stone Cold Bush”, donde regresan a ese estilo rapeado casi ininteligible, pero con estribillos melódicos, lentos y pegajosos. No me fascina, pero aquí podemos hacer una comparación exacta entre lo que hacían el Freaky Styley y ahora, porque este tema lleva la misma aura. Sin embargo se nota ya el cambio con Frusciante, que arma un incisivo riff con wha que no cansa. Al 1:25 Flea se discute con un pequeño solo que da pie a un requinto que quizá hubiera quedado en algún disco de Megadeth, y que nos hace entender por qué quedó tan molesto con su sonido en el álbum. La letra habla sobre la prostitución, no propiamente como una crítica social, pero tampoco de forma festiva o ligera.

Viene luego el segundo cover, “Fire”. No aporta nada, simple y sencillamente porque es la misma grabación que habían lanzado dos años atrás como lado B de “Fight Like a Brave. Es decir, aquí aún están Slovak e Irons. Supongo que les querían rendir algún tributo o algo, pero saben que hubiera sido realmente interesante? Escucharla con Chad y John.

El único tema instrumental es “Pretty Little Ditty”, que es el único tema en el que no obligaron a Frusciante a hacer overdubs con capas innecesarias. Básicamente es un tema de John, en el que nos muestra en apenas minuto y medio, sus diversas técnicas y estilos, que le iremos conociendo mejor. Desde el rasgue raudo en que se combina con el slapeo, a uno más pausado y contemplativo. Pero la mejor parte es cuando cambia el efecto a su guitarra al :35 y hace ese bellísimo requinto, ya con todo su sello, mientras Flea va agregando una atinada trompeta, que milagrosamente no sólo no desentona, sino resalta el trabajo de John. Los arpegios se vuelven rápidos y Chad entra con un ritmo marcial hacia el final. Un tema bellísimo, cuyo único problema es que es demasiado corto.

“Punk Rock Classic” viene a dar al traste con esa sensación de ensueño y éxtasis en que habíamos quedado con el track anterior. Y pues es eso. Todos los clichés del Punk, pero escupidos a una velocidad incomprensible. John intenta hacer un requinto puerco y punketo, pero suena fatal. E incluso Chad, aunque lleva enorme velocidad, el Punk no es lo suyo. Lo único salvable acaso sea quitarnos el pendiente de si John podía tocar el riff de “Sweet Child of Mine”. A pesar de que dura apenas 1:45, la verdad es que parece al menos del doble.

“Sexy Mexican Maid” me gusta, aunque no lo crean. Tratan de continuar su tendencia de meter un tema sexoso en cada disco, y aunque en los anteriores fracasan miserablemente, ésta no se me hace tan mala. Me agrada el ritmo semilento que da Chad, acentuado con una maracas. Flea hace una estupenda y compleja línea circular, y John sigue esforzándose por esconderse, hasta el puente al 1:30, donde todos los reflectores apuntan a él, mientras hace un solo ad hoc para strip tease. Anthony canta con cadencia, con voz limpia y sin tanta teatralidad. No es una joya, pero para ser una de sus bromas, esta vez les salió bastante mejor.

El disco cierra con “Johnny, Kick a Hole In The Sky”, con una intro muy rara, gente cantando “Star Spangled Banner” unos segundos, fuera de tono. Luego entra esa brutal línea de bajo, que queda resonando unos segundos antes de que entren todos los demás con una actitud pateatraseros. Kiedis canta como si fuera dueño del mundo. Hay que notar que mejoró bastante en este disco, y cuando no rapea o está sobreactuado, lo hace muy bien. Los ganchos de esta canción son irresistibles: “ I I I I I… I I I I I… I CRY!… I CRY!” los coros femeninos que le responden en algunos versos son también una buena inclusión. Frusciante juega con el wah en una guitarra y un riff rasgueado de manera rapidísima en agudos. Flea se despega de la línea para hacer escalas descendientes y algunos slapeos. En fin, la rola funciona en muchos sentidos, sin llegar a ser un clásico, pero un buen cierre, con mucha actitud, y mostrando la química en la banda.

 

En fin, el Mother’s Milk vendría a ser el disco con el giro más espectacular en la carrera de los Peppers, siendo una especie de puente entre sus tres primeros álbumes y su etapa de gloria en los 90’s. No está exento de rellenos y metidas de pata, y la producción por momentos es excesiva. Es un poco largo, pero en general, mucho, pero mucho más disfrutable que los anteriores, dando visos del estratosférico nivel que estos cuatro podrían alcanzar pronto.

Los Red Hot Chili Peppers, que recién habían afrontado la pérdida de la mitad de sus miembros y cuyo futuro parecía desolador, supieron sobreponerse y levantarse de una forma que hasta en los dramas televisivos hubiera parecido exagerado. El disco, sobra decir, fue un trancazo, y el cuarteto pronto se encontró encabezando festivales, y a inicios de los 90’s, empezaron a llenar estadios. Su gran acierto en este disco, fue la gran amalgama entre distintos géneros que llevó a eso que en los siguientes años llamaríamos Rock Alternativo. Los 80’s pues, fueron para los RHCP una etapa de aprendizaje. Pero los 90’s serían su década, y empezaron tomando el mundo con este disco.

Por cierto, chulada de portada! Qué gran diferencia respecto al Abbey Road EP!!!

Por Corvan

20/Nov/2015

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